Florescano y Plumb

Plumb investiga cómo el pasado fue usado a lo largo de la historia para legitimar las
instituciones y el gobierno del presente.

El pasado tiene como función servir como ideología, orientando la evolución de la sociedad,
dando sentido y planteando un destino común. El pasado legaliza el presente, y oculta el
proceso de transformación social.

Los mitos, las genealogías, la religión, todas fueron formas en las que el pasado sirvió para
legitimar el presente.

Para Florescano, la función tradicional de la Historia fue siempre la de dotar a la sociedad de

un pasado común, una identidad de grupo. Al mismo tiempo, el historiador se confronta con
otras formas culturales que enriquecen la visión de la sociedad a la que pertenece, volviendo
relativo el valor de las creencias absolutas.

Recordemos que para Plumb, el historiador debe desentrañar la verdad científica a partir de
un pasado que es mistificación, estrategia de los sectores de poder para legitimar su accionar.
Florescano reconoce al historiador la tarea de esclarecimiento de la verdad histórica, también
admite que el pasado ha provisto siempre arquetipos que influyeron e influyen en la
imaginación de las generaciones del presente.

Desde los mitos antiguos, los relatos heroicos, luego el cristianismo y el humanismo
contribuyeron a la función legitimadora de la sociedad. Florescano plantea que, a pesar de
esta legitimación que cumplía el pasado, también existían usos alternativos del mismo como
sucedió en Latinoamérica con la creación de mitos nacionales como forma de resistencia
frente al colonialismo europeo.

El historiador fue mejorando sus técnicas y refinando sus fuentes, recurriendo a otras ciencias;
así, se volvió un crítico de los mitos y los relatos heroicos y religiosos. Asimismo, la
historiografía se fue haciendo más específica y especializada.

Al mismo tiempo que Florescano defiende la apertura a los métodos y teorías de otras
ciencias, también critica la adhesión a modelos y teorías que considera demasiado limitantes
(según él el marxismo, estructuralismo, o funcionalismo).