La libertad de expresión es un elemento crítico para democracia, el desarrollo y
el diálogo. La libertad de expresión es un derecho universal que todo el mundo debe gozar. Todos tienen derecho a la libertas de opinión y de expresión; éste incluye el derecho a mantener una opinión sin inferencias y a buscar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio de difusión sin limitaciones de frontera, tal como los estable la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Los diversos ordenes jurídicos sostienen que la colisión con la libertad de expresión, el derechos de información y la protección de datos personales están sustentados en los Derechos Universales, así como también en la Carta Magna de nuestra país el cual deja claro que somos libre de manifestar ideas siempre y cuando no se ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros así como también es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas a través de cualquier medio de acuerdo a los artículos 6 y 7 constitucional. 8.5 COLISIÓN CON LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y EL DERECHO DE INFORMACIÓN.PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES. La UNESCO, es la única agencia dentro del Sistema de las Naciones Unidas con el mandato de promover la libertad de expresión y su corolario, la libertad de prensa, es la agencia líder en promover, defender, monitorear y preconizar la libertad de expresión y la libertad de prensa como un derecho humano fundamental. La UNESCO destaca la independencia y el pluralismo de los medios de comunicación como un componente esencial en el proceso de la democracia. El derecho a la información ha sido reconocido como un derecho humano fundamental por diversos ordenamientos internacionales: la Declaración Universal de los Derechos Humanos, La Declaración americana de Derechos y Deberes del Hombre, El Pacto Internacional de derechos Civiles y Políticos y la Convención americana de Derechos Humanos, entre otros, por su parte nuestra Constitución., en el artículo 6º establece que: “a la información será garantizada por el Estado” y artículo 7 la libertad de difundir opiniones. Convención Americana sobre Derechos Humanos CAPÍTULO II DERECHOS CIVILES Y POLITICOS Artículo 13 Libertad de Pensamiento y de Expresión 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección. 2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a. el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o bien la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas. 3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones. 4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2. 5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional. La Declaración americana de Derechos y Deberes del Hombre Capítulo I DERECHOS …………………………………………………………………………………………. Artículo IV. Toda persona tiene derecho a la libertad de investigación, de opinión y de expresión y difusión del pensamiento por cualquier medio.
¿Qué comprende la liberta de expresión para la comisión de Derechos
humanos? Toda persona tiene derechos a la libertas de pensamiento y expresión. Este comprende las libertas de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas tecnologías de la información, el cual no puede estar sujeto a censuras previas sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley. No se puede restringir el derecho de expresión por los medios indirectos, como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos; de frecuencias radioeléctricas; de enseres y aparatos usados en la difusión de información; mediante la utilización del derecho penal o por cualquier medios encaminado a impedir la comunicación de ideas y opiniones: De acuerdo al art 6 y el artículo 7 constitucional el derecho a la libertad de expresión de difundir opiniones, información e ideas a través de cualquier medio, es uno de los derechos humanos que todo mexicano debe gozar, es por eso que ello que haremos un análisis de estos artículos: El Artículo 6 constitucional establece que "La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el Estado". El principio general es la libertad: todos somos libres de expresar nuestras opiniones y pareceres. Los límites constitucionales señalados en el mismo artículo 6 son: la moral, los derechos de tercero, el orden público o la comisión de algún delito. La tesis sobre las limitaciones a los derechos del artículo 6 la Suprema Corte ha sostenido lo siguiente: El derecho a la información consagrado en la última parte del artículo 6o. de la Constitución Federal no es absoluto, sino que, como toda garantía, se halla sujeto a limitaciones o excepciones que se sustentan, fundamentalmente, en la protección de la seguridad nacional y en el respeto tanto a los intereses de la sociedad como a los derechos de los gobernados, limitaciones que, incluso, han dado origen a la figura jurídica del secreto de información que se conoce en la doctrina como "reserva de información" o "secreto burocrático". En estas condiciones, al encontrarse obligado el Estado, como sujeto pasivo de la citada garantía, a velar por dichos intereses, con apego a las normas constitucionales y legales, el mencionado derecho no puede ser garantizado indiscriminadamente, sino que el respeto a su ejercicio encuentra excepciones que lo regulan y a su vez lo garantizan, en atención a la materia a que se refiera. La seguridad nacional, tienen normas que restringen el acceso a la información en esta materia, en razón de que su conocimiento público puede generar daños a los intereses nacionales y, por el otro, sancionan la inobservancia de esa reserva; por lo que hace al interés social, se cuenta con normas que tienden a proteger la averiguación de los delitos, la salud y la moral públicas, mientras que por lo que respecta a la protección de la persona existen normas que protegen el derecho a la vida o a la privacidad de los gobernados. Novena Época, Pleno, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: XI, Abril de 2000, Tesis: P. LX/2000, Página: 74. De este último criterio –reciente, por cierto- llaman la atención varios aspectos. Uno de ellos es que la Corte inventa limitaciones que no se encuentran en el texto constitucional; tal es el caso de los "intereses nacionales" o el "interés social". Si los Ministros hubieran leído a Ronald Dworkin se habrían enterado de que los derechos fundamentales son, justamente, triunfos frente a la mayoría, por lo que contra ellos no es posible invocar ningún tipo de interés suprapersonal para limitarlos, a menos que dicho interés esté recogido en una norma del mismo rango que la que establece el derecho, o que dicha limitación sea esencial para preservar otro derecho fundamental. Artículo 7 constitucional recoge la libertad de imprenta en los siguientes términos: "Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquiera materia. Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública. En ningún caso podrá secuestrarse la imprenta como instrumento del delito. "Las leyes orgánicas dictarán cuantas disposiciones sean necesarias para evitar que so pretexto de las denuncias por delitos de prensa, sean encarcelados los expendedores, 'papeleros', operarios y demás empleados del establecimiento de donde haya salido el escrito denunciado, a menos que se demuestre previamente la responsabilidad de aquellos.” Vale la pena subrayar que la publicación a la que se refiere la primera parte del artículo 7 puede hacerse bajo cualquier soporte que permita integrar y transmitir textos, incluyendo los de tipo informático o electromagnético. Esto significa, entre En la ley Sobre Delitos de Imprenta, en su artículo 2 Constituye un delito al ataque a la moral I.- Toda manifestación de palabra, por escrito, o por cualquier otro de los medios de que habla la fracción I del artículo anterior, con la que se defiendan o disculpen, aconsejen o propaguen públicamente los vicios, faltas o delitos, o se haga la apología de ellos o de sus autores; II.- Toda manifestación verificada con discursos, gritos, cantos, exhibiciones o representaciones o por cualquier otro medio de los enumerados en la fracción I del artículo 2o. con la cual se ultraje u ofenda públicamente al pudor, a la decencia, o a las buenas costumbres o se excite a la prostitución o a la práctica de actos licenciosos o impúdicos, teniéndose como tales todos aquéllos que, en el concepto público, estén calificados de contrarios al pudor; III.- Toda distribución, venta o exposición al público, de cualquiera manera que se haga, de escritos, folletos, impresos, canciones, grabados, libros, imágenes, anuncios, tarjetas u otros papeles o figuras, pinturas, dibujos o litografiados de carácter obsceno o que representen actos lúbricos.
DAÑO MORAL. PUBLICACIONES PERIODÍSTICAS QUE LO CAUSAN. El
artículo 1916 del Código Civil para el Distrito Federal en Materia Común, y para toda la República en Materia Federal, dispone que por daño moral se entiende la alteración profunda que la víctima sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, reputación, honor, vida privada, configuración y aspectos físicos, o bien en la consideración que de sí misma tienen los demás, producida por un hecho ilícito. Los medios de comunicación impresa están obligados a corroborar la veracidad de las notas informativas que pretendan publicar; es decir, deben verificar que aquello que van a hacer del conocimiento público se apegue a la realidad, para estar en aptitud de publicar una información objetiva y veraz, y no afectar el honor y reputación de las personas, causándoles un demérito en su prestigio. Ya que es una limitante a la libertad de expresión, prevista en los numerales 6o. y 7o. de la Constitución Federal; en consecuencia, dichos medios deben ajustar a la verdad sus notas informativas, cuidando además los términos que emplean al redactarlas, atendiendo a que no debe ser justificante que quien hace una publicación ignore el significado jurídico del término empleado, puesto que el desconocimiento de la ley no puede servir de excusa. Álvaro Rodríguez Bereijo afirma que, "Lo que el requisito de veracidad supone es que el informador tiene un especial deber de comprobar la realidad de los hechos mediante las oportunas averiguaciones y empleando la diligencia exigible a un profesional. Puede que la información resulte errónea, lo que obviamente no puede excluirse totalmente... Información veraz significa, pues, información comprobada o contrastada según los cánones de la profesionalidad informativa". Para complementar el régimen constitucional de la libertad de imprenta, debe mencionarse que el artículo 20, apartado A, fracción VI dispone que: "En todo caso serán juzgados por un jurado los delitos cometidos por medio de la prensa contra el orden público o la seguridad exterior e interior de la Nación". La Ley de Imprenta vigente hasta nuestros días entró en vigor el 15 de abril de 1917. Para ese entonces habitaban el país poco más de 15 millones de personas; casi cinco millones en las ciudades y once en las áreas rurales. No habían carreteras y los caminos se encontraban en muy mal estado, sobre todo durante la temporada de lluvias. Los adultos no sabían leer ni escribir; tampoco la mayoría de niños. No existían partidos políticos de alcance nacional, tal como los conocemos actualmente. No había televisión. Los periódicos circulaban poco, infinitamente menos de lo que lo hacen en la actualidad, que ya es decir. Era otro México, muy distinto al que podemos. La Ley de Imprenta no tiene vida ni entre sus destinatarios (los que se dedican, de una u otra manera, a los medios impresos de comunicación, aunque no solamente ellos) ni entre las autoridades (tanto la mayoría de los ministerios públicos como la de los jueces de este país simplemente no la conocen). En las escuelas y facultades de derecho no se estudia en ninguna materia en particular; si acaso, se hace alguna mención breve sobre su existencia en las clases dedicadas al estudio de los derechos fundamentales. Nada más. Cuando se analizan los contenidos concretos de la Ley se observa su inadecuación profunda a cualquier tipo de sistema político mínimamente democrático. La Ley emplea términos que provocarían sonrojo de sólo oír que pudieran estar incluidos en una norma de rango legislativo: las ofensas al pudor, a la decencia y a las buenas costumbres, realizadas en algún medio impreso o verbalmente se consideran como "ataques a la moral". La Ley contiene aspectos claramente contrarios al texto constitucional y a varios tratados internacionales en materia de derechos humanos; así por ejemplo, considera como ataque al orden o a la paz pública: "Toda publicación prohibida por la ley o por la autoridad por causa de interés público, o hecha antes de que la ley permita darla a conocer al público". También existe una sanción de uno a once meses de arresto y multa de cincuenta a quinientos pesos al que injurie a alguna "Nación amiga, a los jefes de ellas, o a sus representantes acreditados en el País" (artículo 33 fracción VIII). A las "Naciones enemigas" se les puede injuriar libremente. A la luz de lo anterior, parece urgente expedir una nueva ley de imprenta. La expedición de esa nueva ley debe enmarcarse en una estrategia de más largo alcance que genere un marco jurídico moderno para los medios, para los lectores, radioescuchas o televidentes y para las autoridades. En dicho marco jurídico deben incluirse aspectos tan obvios como el derecho de rectificación, las reglas para la publicidad gubernamental, la cláusula de conciencia de los comunicadores, el secreto profesional de los mismos, el acceso y publicación de la información generada desde los órganos públicos o por personas que utilicen fondos públicos, etcétera. La democracia mexicana es una criatura muy frágil, los medios juegan en la preservación de la democracia un papel esencial. Por ello deben estar sujetos a reglas claras. La información que transmiten, las posibilidades de generación de un mayor pluralismo social y la promoción de una opinión pública alerta y crítica no es algo menor dentro de los valores democráticos de un país. Por eso debemos ser muy exigentes con nuestros representantes populares al momento de demandar que se legisle a la brevedad en estos temas (dejando atrás regulaciones arcaicas como la Ley de Imprenta que ya se ha comentado) y que la nueva regulación se ajuste a los parámetros internacionales o a los que ya existen en los Estados más democráticos. CONCLUSIÓN
La libertad de expresión y el derecho de información es un derecho fundamental
del ser humano que parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y es en nuestra Constitución Política De Los Estados Unidos Mexicanos donde podemos hacer valer nuestro Estado de Derecho expresar como personas ideas siempre y cuando no ataquemos a la moral de los derechos de terceros, así como también accesar z información plural y oportuna; buscar y difundir información ya que el Estado es el responsable de garantiza ese derecho. La libertad de difundir opiniones, información e ideas a través de los diferentes medios debe ser de manera respetuosa y sin dañar la integridad moral de tercero con la finalidad de no causar daños moral, ninguna ley debe estar por encima de los establecido en el orden jurídico tanto nacional como internacional, ya que estas solo buscan que las personas gocen de los Derechos humanas y sus Garantías. REFERENCIA BIBLIOGRAFÍCA
Libertad de Expresión, Convención Americana de los Derechos Humanos.
Recuperado el 12 de junio de 2018 de http://www.cndh.org.mx/Derecho_Libertad_Expresion
Concepto de Persona, Convención Americana de los Derechos Humanos.
Recuperado el 11 de junio de 2018 de http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/Derechos%20Humanos/D1BIS.pdf
Tesis I.10º.C.15 C Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, t. XIII, mayo de 2001, P.1119 http://www.cirt.com.mx/pdf/legislacion/JURISPRUDENCIAS%20EN%20MATERIA%20DE%20RA DIODIFUSION%20Y%20LIBERTAD%20DE%20EXP.pdf