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RESEÑA SOBRE INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

Cap. 4: Naturaleza y organización de las actitudes

Natalia Moreno Muñoz- 1522276

Docente: Germán Eduardo Perdomo

Curso: Psicología Social I

UNIVERSIDAD DEL VALLE

22 de noviembre del 2017


Naturaleza y organización de las actitudes

Ficha bibliográfica: Ibáñez, T. (2011) Introducción a la psicología social. Barcelona, España.

Editorial UOC.

El documento que me encargaré de reseñar es el cuarto capítulo, Naturaleza y organización de las


actitudes, de la obra Introducción a la Psicología Social de Tomás Ibáñez, que pertenece a la
disciplina de la psicología social. Los capítulos de este libro están escritos por diferentes autores e
Ibañez se encargó de la coordinación. Este libro se publicó por primera vez en el año 2004.

Para comenzar, quiero mencionar quienes son las autoras del capítulo cuatro. Una de ellas es
Cristina Pallí Moguilod, licenciada en psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona y
magíster en psicología social. La otra autora es Luz María Martínez, doctora en psicología social
también de la misma universidad. El director de la obra, Tomás Ibáñez, también doctor en
psicología social de la Universidad de Barcelona, que por medio de esta disciplina se ha propuesto
reconceptualizar algunos problemas a los que esta se enfrenta, tratando de unir lo natural con lo
social.

En este capítulo se habla de las actitudes, que es uno de los temas clásicos de la psicología social
ya que entender las actitudes también permite estudiar y actuar sobre las relaciones, los valores
culturales, el orden social, entre otras cosas. En este capítulo se va a analizar cómo se forman las
actitudes, cuál es su función en la creación de nuestras ideas, pensamientos y acciones, además de
ver como juega su papel el contexto social. Se comienza con las nociones más clásicas de actitud
hasta llegar a las definiciones más recientes. La definición básica que presentan las autoras de
actitud es las que se refiere a esta como una disposición de ánimo, esta es la que se puede encontrar
en los diccionarios y en el sentido común, pero para la psicología social tiene un significado
diferente, que permite entender la relación entre lo que la gente piensa, siente, dice y hace. Esto
precisamente lleva a pensar el concepto como una predisposición a comportarnos de una
determinada manera antes una situación u objeto social.

En el principio de su estudio, las actitudes representaron la posibilidad de explicación del


comportamiento humano como racional y lógico, esto le dio a la psicología social la oportunidad
de constituirse como una disciplina científica. Pero además de esto, las actitudes resultaban
atractivas por su influencia y control sobre las acciones, que resultaba útil para “mejorar la
sociedad”, ya que si se modificaba una actitud, se podría modificar una conducta.

En los dos primeros apartados se brinda una definición de actitud y los enfoques que se han usado
para realizar una conceptualización, se expone que la mejor manera para aproximarse es
conociendo la historia, llena de acuerdos y desacuerdos. De esta manera, lo primero que se
menciona es un estudio sobre la vida cotidiana de campesinos polacos y norteamericanos,
realizado por William I. Thomas y Florian Znaniecki, entre 1918 y 1920 y a partir del cual
formulan que las actitudes son un proceso interno individual que determina la actividad posible o
real del individuo en el mundo social. Luego, Leon Thurstone intenta medir las actitudes y crea la
primera escala en 1929. Después en 1935, Gordon W. Allport, reformula el concepto y plantea que
las actitudes son estados de disposicion mental y nerviosa, organizados mediante la experiencia,
que ejercen un influjo directivo o dinámico en la respuesta del individuo a toda clase de objetos y
situaciones. De todas maneras, a pesar de la gran diversidad de definicones de actitud que
surgieron, se debe tener en cuenta que es un constructo teórico que permite explicar el vínculo
entre ciertos objetos sociales y el comportamiento de la gente hacia ellos, por lo tanto, el
comportamiento queda anclado a la estabibilidad de las disposiciones de la persona.

Luego las autoras mencionan la gran cantidad de enfoques que hay para estudiar las actitudes y
entre ellos mencionan que uno de los modelos que explica los componentes de las actitudes, lo
hace en tres dimensiones: cognitivo (ideas o conocimiento sobre algo), evaluativo (sentimientos
positivos o negativos) y conductual (predisposición a actuar de alguna manera). La gran mayoría
de enfoques se han generado a partir de investigaciones cuyo fin era indagar en cómo cambian las
actitudes en situaciones concretas. Uno de los enfoques es el postulado por Hovland, quien
sostiene que las actitudes se aprenden y mantienen de acuerdo a los refuerzos que recibe y la
importancia de la fuente. Otro enfoque, es el funcional, el cual propone que las actitudes sirven a
las necesidades de una persona, para camibiar de actitud es necesario que la nueva supla las
necesidades que cubría la anterior. El tercer enfoque es el de la consistencia, el cual dice que las
actitudes se corresponden con los conocimientos y los afectos, si se afecta uno se afectan los
demás.
Después se hace diferenciación de otros conceptos como el de opinión, creencia o hábito. En el
caso de la opinión, puede haber confusión, pero esta es una verbalización que surge a partir de la
actitud o de la actitud en desarrollo. En cuanto a la necedidad de medir las actitudes para dar un
carácter cientifico a su estudio, después de la escala de Thurstone, se proponen otras escalas, la de
Guttman, la de Likert y la de Osgood. Estas escalas se componen de afirmaciones que deben ser
evaluadas en función de la inclinación positiva o negativa que se tenga hacia ellas.

En el tercer apartado se plantea el cambio de actitudes. Se puede ver desde dos puntos: el
conductista, que le da importancia a los factores del entorno y el cognitivo, que tiene en cuenta los
procesos mentales. En 1957, León Festinger formuló la teoría de la disonancia cognitiva, según la
cual si dos o más pensamientos, ideas, creencias, no son coherentes entre sí, se tiende a generar
un estado negativo que conlleva al cambio de actitud. También se menciona que la actitud se
cambia cuando las ideas no se siguen de las acciones, se piensa teniendo en cuenta lo que se hace
y se busca justificar de alguna manera algo cuando se ha realizado en contradicción con las
creencias.

Finalmente se realiza una revisión de las críticas que ha recibido el concepto de actitud y las nuevas
definiciones que se desprenden de una nueva conceptualización a partir del lenguaje y los valores
ideológicos, en este sentido, la actitud toma un papel de compromiso u orientación discursiva
hacia un objeto. Las actitudes son afirmaciones que emergen en las interacciones cotidianas, se
configuran en ellas y se cargan de valores y pautas culturales que guían dichas interacciones.

Me parece que el recorrido que hace el capítulo cuatro es importante para comprender que se
debería volver a una visión de las actitudes desde una perspectiva que una lo social con lo
individual y no se quede simplemente son lo segundo, ya que de esta forma se limita a un solo
factor y teniendo en cuenta que somos seres sociales, se hace necesario también tener en cuenta
cómo los demás intervienen en una gran cantidad de elementos de nuestras vidas, entro ellos las
acciones que se han desprendido muchas veces de una cierta actitud. Pensando esto, se puede
utilizar una actitud como como una forma de integración a los grupos, evitando conflictos internos
como la ansiedad que causa el no ser visto como parte de un entorno social determinado.

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