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Filosofía Antigua

La historia de la filosofía comienza con el pensamiento griego que tiene sus antecedentes en el la ciencia y la
mitología oriental prefilosófica. Los filósofos griegos afirmaban que ciencias como la astronomía, la
geometría y la aritmética llegaron a Grecia luego de haber sido cultivadas por los caldeos y los egipcios.

La ciencia desarrollada por los sabios orientales tenía más una finalidad práctica que especulativa. Esto impidió
que alcanzaran el desarrollo que luego alcanzó entre los griegos; descubierta la herramienta el problema
desaparece (el “cielo” estaba en función del destino del hombre, se lo observaba y describía no para conocerlo y
comprenderlo sino para adivinar y prever el destino de los hombres). Cuando se cultiva un saber como mero
instrumento para alcanzar objetivos ajenos a él mismo, ese saber deja de progresar cuando esos objetivos son
alcanzados.

Los griegos, a partir de su herencia cultural, elevaron la reflexión científica a una jerarquía en cuya cima se
hallaba el pensamiento filosófico y cuyo instrumento específico es la razón.

La actitud filosófica
Filosofía = amor al saber. El primero en llamarse filósofo fue Pitágoras. Dijo que solo los dioses podían ser
sabios consideró que quienes buscaban la verdad no eran sabios sino amantes de la sabiduría.

Aristóteles sostuvo que la maravilla (el asombro) ha sido siempre la causa por la cual los hombres comenzaron
a filosofar. Platón afirma que la maravilla o el asombro son estados de ánimos característicos del filósofo,
porque son el principio de la filosofía. En el origen de toda actitud filosófica está la capacidad de
admirarse. La filosofía es una forma de esperar lo inesperado. Quien no es capaz de asombrarse no reconoce
su propia ignorancia y siempre será pobre con relación a una comprensión total del universo y de nuestra propia
existencia. El asombro es el reconocimiento de esa indigencia, y hacemos filosofía para superar esa pobreza
esencial del saber humano.

También se puede filosofar por otras causas; las situaciones límites, que nos llevan a pensar en nuestro destino
y en el sentido del universo. A veces, no siempre, la filosofía se presenta como una vía de escape, pero también
el arte, la ciencia o la religión pueden servirle al hombre para salir de la encrucijada; pero no siempre es posible
hallar una salida, en cuyo caso los hombres suelen dejarse arrastrar por la indiferencia. No hay situaciones
límites en algunos momentos de la vida; la vida en su totalidad es una situación límite porque la vida es el
límite de la muerte. En lo cotidiano, no en otra cosa, está lo inesperado. Todo nos maravilla y nos asombra
porque, a pesar de su aparente nimiedad, es grandioso y admirable. En lo efímero está la eternidad porque lo
efímero es para siempre.

La filosofía presocrática (antes de Sócrates)


Se preocuparon principalmente por la naturaleza y el universo (por eso también llamados naturalistas, físicos o
cosmólogos). Buscaron un arjé (principio) de todas las cosas. Según Aristóteles investigaron “de donde salen
todos los seres y de donde proviene todo lo que se produce y a donde va a parar toda destrucción”.

Todos los presocráticos tienen en común la búsqueda de un substrato permanente capaz de persistir por
debajo de los cambios y transformaciones a los que se hallan sujetos los seres inmersos en el devenir. Las cosas
sufren modificaciones constantes, todo nace y muere, y vuelve a nacer y a morir (devenir). Pero el devenir no
podría existir si algo no permaneciera por debajo de los cambios. Lo perdurable es el principio universal que le
da origen a las cosas. Este principio estaba en su origen temporal y en la misma constitución presente. El arjé de
los presocráticos se denomina causa material; para descubrir lo es necesario dejar a un lado la apariencia
material de cada cosa en particular porque la materia sensible de cada cosa no es la materia imperceptible de
todas las cosas. Para descubrir esta última es necesario penetrar en las capas más profundas del ser y hallar algo
que no sea propio y exclusivo de cada cosa sino común a todas, algo más allá de los sentidos. Aristóteles
pensaba que ese arjé era material, pero en todo caso sería una materia transfísica. Materia que, además de entrar
en la constitución de las cosas también sea principio de orden y unidad, ya que las cosas se presentan como
formando parte de un todo con cierta armonía, no están aisladas sino unidas por el arjé.

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Filósofos presocráticos
 Tales de Mileto: pregunta ¿qué son las cosas? Responde “el agua o lo húmedo”. Todas las cosas están
llenas de alma, o sea, animadas, con lo que la materia podría reducirse a un principio vital.
 Anaximandro de Mileto: discípulo de Tales. Sostiene que el principio y elemento primordial de todos
los seres es lo indeterminado (apeiron), que es indestructible.
 Anaximenes de Mileto: Discípulo de Anaximandro. También afirma que el principio primordial
subyacente y único es infinito pero no indeterminado sino determinado, y concluye que es el aire.
 Pitágoras: el principio ya no es físico sino que, estudiando las matemáticas, creyeron que su principio es
el de todas las cosas porque los números tienen mucha semejanza con los seres y los fenómenos. Toda
la naturaleza está hecha de números y los números son los primeros en la naturaleza.
 Parménides: es el filósofo del Ser porque descubre y enuncia las leyes de unidad, inmutabilidad y
eternidad del ser. El ser es inengendrado e indestructible, todo completo, único en su especie e inmóvil y
sin término. El ser excluye al no-ser; el ser es y el no ser no es.
 Heráclito: filósofo del devenir, “todo fluye”, pero por debajo de ese fluir constante hay algo que
impregna todas las cosas, permanece único e idéntico a sí mismo y le confiere unidad, orden y
permanencia a ese devenir (fuego). No podemos sumergirnos dos veces en el mismo río porque ni el río
ni nosotros somos los mismos, pero sin un principio de unidad y permanencia solo el caos subsistiría.
 Empédocles: toma de Parménides el principio de la eternidad e indestructibilidad del ser.
 Leucipo y Demócrito: atomistas, conciben al átomo (indivisible) al igual que el Ser de Parménides. El
Ser es compacto y sin fisuras pero no es uno sino que son infinitos en multiplicidad e invisibles por la
pequeñez de las masas (átomos). Aunque son inmóviles e inmutables se mueven en el vacío, originando
con el movimiento el nacimiento y la destrucción de todos los seres.
 Anaxagoras: llamó homeomerías a las partículas invisibles que eran el principio constitutivo de los
seres y Nous o espíritu, el que ordena todas las cosas, las que deberán ser, las que fueron y no son las
que son ahora.

Sofistas y Sócrates
Los sofistas aparecen en el surgimiento de la democracia en las distintas ciudades estado. Esto trajo como
consecuencia que la palabra se convirtiese en un instrumento de poder que, bien manejado, hacía poderoso a
quien la utilizaba. Se preocuparon fundamentalmente por los problemas éticos, jurídicos y políticos o, en otros
términos, por el hombre en función de las necesidades y exigencias sociales del momento. Esta exigencia los
llevó a relativizar los conocimientos porque la verdad, al estar en función de lo político y el poder, era la
verdad de cada uno. Las palabras, entonces, quedaron impregnadas de esa ambigüedad propia del discurso
político, cuya finalidad era convencer a otros que la opinión que se defiende es la verdadera.

Sócrates se opone a este relativismo y ve en el conocimiento de lo verdadero la condición de toda sabiduría y


virtud. Para Sócrates la verdad es universal y se obtiene por el concepto que es la representación de la esencia
de la cosa y se puede expresar por la definición. El conocimiento es sobre lo universal, lo permanente; lo
individual y mudable nos brinda un conocimiento relativo y variable, pero la verdad no es mudable porque no
es individual sino universal. Sócrates llega a ese conocimiento por su método de indagación: la Mayéutica (dar
a luz). Logra por dicho método interrogando a su interlocutor que este mismo arribe al conocimiento buscado.
El método consiste en interrogar al otro interlocutor simulando ignorancia sobre el tema que se trata. Es la
ironía socrática. Luego se instala un diálogo entre los interlocutores y se llega a la verdad que se está buscando.

Sócrates puso las leyes por encima del capricho de los gobernantes de turno. Cuando se lo acusó de corromper
a la juventud se defendió diciendo que no solo no había corrompido a los jóvenes sino que había contribuido a
su educación. Entonces le exigió al estado ateniense una pensión para el resto de su vida por los servicios que
había prestado. Sus jueces lo condenaron a muerte aunque estaban convencidos que intentaría huir y así evitar
la pena pero durante toda su vida había defendido la verdad y la justicia; había sido condenado a muerte y
debía aceptar la pena. Con esta actitud se convierte en un defensor del derecho positivo porque la ley es
soberana y positiva y para Sócrates está por encima de cualquier otro derecho.

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Platón: nació en Atenas en el seno de una familia aristocrática. Fue discípulo de Sócrates y maestro de
Aristóteles. Funda la Academia (institución dedicada a la enseñanza) y muere en Atenas.
La doctrina platónica tiene la virtud de plantear los problemas de tal modo que las mismas respuestas se
constituyen a la vez en problemas que exigen nuevas y ulteriores reflexiones. Influencias:
Sócrates (necesidad de estudiar lo universal, el concepto, la idea esencial de las cosas),
Los pitagóricos (por la trasmigración de las almas y la substancialidad de los números),
Heráclito (no concuerda con su concepción del devenir) y Parménides (hay una realidad aparente: la que nos
muestran los sentidos y se conoce por la opinión, y la verdadera: que puede ser aprehendida por la inteligencia
y conocida por la ciencia).

Las ideas son entes reales capaces de subsistir por sí mismas, independientes de las mentes que las piensan.
El método dialéctico, específico del sistema platónico, consiste en suponer lo que ocurriría si una proposición
dada, considerada verdadera, fuese negada. Platón recurre, en muchos de sus diálogos, a este tipo de
argumentación.

La realidad son las ideas. Estas se encuentran en un mundo ideal separado del mundo sensible, son reales
porque no se corrompen y permanecen inalterables porque son eternas. Podemos acceder a ellas porque nuestra
alma, que ha existido en ese mundo antes de entrar en el cuerpo puede, correctamente educada, recordar lo que
vio en él. El alma conoce cuando recuerda lo que vio en el mundo de la verdad (reminiscencia). Las cosas de
este mundo sensible son las sombras de las ideas, pero operan como estímulos que despiertan en nosotros el
recuerdo de los modelos ideales de los que son copias.
La ciencia (episteme) es el conocimiento que tenemos del mundo inteligible. Por un lado está el conocimiento
discursivo o dianoético que consiste en razonar a partir de las figuras visibles, y por encima de éste está la
intuición intelectual o nóesis, que permite al alma intuir las ideas directamente. Esta es la forma superior de
conocimiento, el que constituye la verdadera episteme. El conocimiento de las cosas sensibles no es más que
opinión y está basado en conjeturas, en la imaginación o en la fe.

Alegoría de la caverna: describe un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su
nacimiento por cadenas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo sin poder nunca girar la cabeza. Detrás de
ellos se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada
de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la
iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver. Estos hombres encadenados consideran como
verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas
todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.
Si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva
realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de
apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de
la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc.
identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver
directamente el Sol. La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para "liberar" a sus antiguos
compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al
verse ahora cegado por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a
sus antiguos compañeros hacia la luz, éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad.

Prisioneros: hombres que viven en este mundo, esclavos de los sentidos y del cuerpo; sabio: el que logra
liberarse de las cadenas que lo sujeta a este mundo y logra salir a la superficie donde puede ver el sol (idea del
bien) por medio del conocimiento. Los prisioneros creen que las sombras son cosas reales, viven engañados
porque no conocen la verdadera realidad que está afuera. Cuando uno logra salir se siente perdido y confundido
pero poco a poco se va acostumbrando y ve las cosas como son, las ideas.
Cuando el sabio intenta volver para contarles a los demás lo que vio pueden tratarlo de loco o querer matarlo (lo
que pasó con Sócrates)

Metafísica (ontología): La realidad son las ideas, las cosas del mundo sensible son una copia de aquellas y han
sido modeladas por un Demiurgo (Dios) que ha tomado por arquetipos a las ideas. Estas son los modelos que
le permiten a ese Demiurgo dar forma a la materia, que es el constitutivo básico del mundo sensible. Las cosas
son como imitaciones de las ideas y las ideas están presentes en las cosas.

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Las ideas, así como el alma que las contempla, poseen vida y movimiento. Hay ideas incompatibles entre si, los
opuestos (frío-calor) pero otras cumplen la función de enlace, como las de ser, uno todo. La ciencia capaz de
establecer correctamente los enlaces y conexiones entre las ideas es la dialéctica, que nos permite saber cuales
unen y cuales desunen, y cuales son las ideas de especies superiores y cual la idea suprema.
Las ideas más importantes, para Platón, son cinco: ser, reposo, movimiento, idéntico y distinto. La idea
suprema es el Bien, al que llama Sol del mundo inteligible, que impregna todas las otras. También, en una
última etapa, identifica a las ideas con lo números, que son inteligibles, no sensibles.

Antropología y ética: la antropología está estrechamente ligada con la ética ya que mientras la antropología
estudia al hombre tal cual es, la ética se ocupa del deber ser, considera al hombre en función de la perfección.
El alma es la esencia del hombre; el hombre es, en última instancia, su propia alma, de origen divino semejante
a las ideas. Aprender es recordar, porque es preciso haber aprendido antes lo que se recuerda en el presente, y
eso no sería posible si nuestra alma no hubiese vivido en otro lugar antes de que hubiese entrado en esta forma
de hombre.
El alma puede pecar porque responde a la teoría de las tres facultades: la razón, la pasión y el apetito. A cada
una le corresponde un tipo de alma.
Alma racional, De la cabeza Alma pasional, del pecho Alma concupiscible o apetitiva, del
Domina por medio del Sede de virtudes guerreras vientre, sujeta a los deseos
conocimiento y la ciencia No siempre se deja dominar por el sensibles.
Virtud: sabiduría alma racional y a veces se deja Virtud: temperancia
engañar por la opinión
Virtud: valor o coraje
La virtud es el esfuerzo que realiza el alma por purificarse, y cada alma lo hace de una manera distinta. Las tres
virtudes se equilibran mutuamente y deben convivir en armonía. La falta de armonía es la consecuencia de la
rebelión y la insubordinación de las almas inferiores, y es necesario el cultivo de una cuarta virtud, la justicia
para que reine la armonía entre todas. Esta armonía implica la tranquilidad y la felicidad de quien la posee, todo
lo contrario sucede con quien practica la injusticia, que es causa de infelicidad.
Para alcanzar la justicia el hombre debe amar las cosas bellas y luego buscar en ellas la belleza de las ideas y
así contemplar la belleza en sí.
La virtud es una lucha y una meta a la que aspira el alma, para alcanzarla será necesario conocer las ideas del
mundo suprasensible, pero también es necesario querer, o sea conquistarla por el esfuerzo de nuestra voluntad.

La política: La idea de política se corresponde con la de hombre, elitista. Está dividido en clases o estratos
sociales; cada uno se corresponde con cada una de las almas y sus virtudes.
La función del estado es educar y procurar el bien para cada ciudadano, tiene una tarea ética que es logara la
elevación moral de los ciudadanos. Por eso debe mantener el mismo orden jerárquico que en el alma.
La clase superior es la de los que dirigen, los filósofos, y su virtud la sabiduría. Le siguen los guerreros cuya
virtud es el coraje y finalmente están los artesanos a los que les corresponde la virtud de la templanza. Si
ninguna clase se subleva imperará la justicia.

Platón tratará de darle una respuesta satisfactoria a la antinomia entre lo uno y lo múltiple, el ser y el devenir.
El ideal científico de Platón lo llevará a buscar un saber perfecto y acabado, universal y objetivo. Para ello
separa, en primer lugar, la razón y los sentidos. Solo la primera puede darnos conocimientos verdaderos.
Luego coloca la idea, el ser, fuera del devenir y se desentiende de este porque lo considera ilusorio. El mundo
inteligible acabará por convertirse en la única realidad, y el mundo sensible quedará reducido a una mera
apariencia, la sombra confusa del primero. Ya no habrá dos realidades, el mundo es uno solo; el cosmos
noéticós. De este modo la contradicción entre lo uno y lo múltiple quedará aparentemente resuelta a favor del
primer extremo, suprimiendo simplemente al segundo.

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Aristóteles: nació en Estagira en 384 AC. A los 18 años entra en la Academia de Platón. Funda una escuela
semejante en Asia Menor y luego en Atenas que se convierte en un centro de investigación científica.

Aristóteles rechaza la separación entre las ideas y las cosas porque no se puede explicar la realidad del mundo
natural a partir de ideas que están fuera de él ni se halla la solución entre lo uno y lo múltiple en el orden ideal.
La filosofía, para Aristóteles, tiene como objetivo encontrar la razón de los fenómenos que suceden en el
mundo sensible y tiene que buscarla en el interior de las cosas mismas y no en un supuesto mundo ideal que no
logra explicar los cambios de la naturaleza. Las ideas y lo sensible deben formar un todo indivisible porque las
cosas de este mundo están y existen, son los individuos compuestos de materia y forma los que constituyen la
verdadera realidad. La realidad concreta es el individuo. Pero el individuo no puede ser objeto de ciencia.
Puedo tocarlo, verlo, pero no inteligirlo. Para hacer esto sería necesario que en cada sustancia hubiese algo
susceptible de ser aprehendido intelectualmente, una esencia común a todos los hombres, algo que estando en
cada uno no sea, sin embargo, patrimonio exclusivo de cada uno. No puede ser empíricamente observable.
La inteligencia puede captarla y conocerla y con ello dar la base para la ciencia. La ciencia nos permite saber
lo que las cosas son en sí mismas. El conocimiento sensible solo nos permite conocer un aspecto de la realidad
(los individuos particulares), pero el conocimiento científico nos lleva hasta las esencias universales.
Los individuos son las sustancias primeras, las causas de los cambios y acciones, son el acto mismo del ser
(crecimiento, reproducción, movimiento, etc.) Pero los individuos son lo que son por las esencias, llamadas
también sustancias segundas, son lo que hace a cada individuo de una forma y no de otra. Esa forma (hombre,
perro, caballo) es específica, común a todos los individuos de una misma especie. A la vez las sustancias
primeras y las segundas, los individuos y las especies constituyen una única realidad. La esencia, por ser
universal, es la que conocemos intelectualmente.
Definir es decir lo que una cosa es; hombre: animal racional. Hacemos explícito el concepto, la representación
intelectual que tenemos de su esencia. Estas representaciones intelectuales de las esencias son también
universales y son la base sobre la cual se estructuran las ciencias.

Los conceptos por los que representamos la esencia podemos adquirirlos por dos procesos: 1. De orden
gnoseológico: abstracción / 2. De orden lógico: razonamiento. Por medio de la abstracción aprehendemos la
esencia de las cosas que se traduciría en la formulación de definiciones y leyes generales.
Aquello que se conoce a ciencia cierta no puede ser de otra manera de cómo se conoce, por lo que tiene que ser
forzosamente necesario todo lo que conocemos con saber apodíctico (demostrable, evidentemente cierto).
Demostrar es hacer ver lo que se quiere fundamentar en su fundamento mismo, en su esencia.

El proceso para conocer sería el siguiente: a partir de las sensaciones que provienen de los cinco sentidos la
mente, gracias a un sexto sentido llamado sentido común, forma una imagen del objeto, que no desaparece al
terminar la excitación producida por los estímulos sensoriales sino que permanece en nuestra conciencia. Este
proceso es común al hombre y a los animales. Es necesaria la intervención de una facultad específica del
hombre para captar las imágenes: el intelecto, que va a abstraer lo que tienen de inteligibles en las imágenes
sensibles. Este intelecto cumple dos funciones; intelecto pasivo: forma representaciones muy generales luego
de haber percibido muchos objetos semejantes (tener la representación de una casa luego de haber visto muchas
casas). El sentido común ha impreso la forma de la imagen sensible. Para que esa esencia sea conocida en acto
por el entendimiento es necesaria la intervención del intelecto activo que actúa como la luz, hace efectiva la
esencia ideal, el concepto, que estaba potencialmente en la representación del intelecto pasivo.

La metafísica: El Ser, por un lado, significa la esencia y la existencia individual; por otra la calidad, cantidad
y cada uno de los atributos de una especie semejante. Pero la esencia es el ser primero entre todos estos, como
que manifiesta la sustancia. Las otras manifestaciones (atributos) se llaman seres porque ellas son las
cantidades o las cualidades o las afecciones o algo semejante del ser así considerado. Ninguna de ellas puede
existir separada de la sustancia.
La sustancia es el individuo pero también es la esencia. Para Aristóteles la sustancia es: la esencia, lo universal
(el concepto), el género y el sujeto. El sujeto es de lo cual hablan los otros (accidentes) por lo que el sujeto es
la sustancia primera (Así, el color blanco no puede estar separado de la pared que colorea). Las cualidades
(accidentes) necesitan a un objeto que le sirva de soporte para poder existir efectivamente.

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Categorías: un hombre no dejará de ser lo que es por el hecho de no estar sentado o no tener ojos azules, pero
esto no quiere decir que pueda existir sin ningún rasgo accidental que lo caracterice. Las cosas son de algún
modo en la realidad, no podríamos imaginarlas si no existieran de algún modo. Estos modos reciben el nombre
de categorías, elementos y condiciones necesarias para concebir a lo real como real. En los juicios se habla del
sujeto con una cualidad o un estado. Las categorías, entonces, deben ser consideradas como los atributos de la
sustancia.

Ser en acto y ser en potencia: una semilla es energía, un ser en acto, pero no es aún la planta plenamente
desarrollada, pero hay en ella una planta en potencia. El ser en acto coexiste con el ser en potencia que hay en
ella. Los seres existen pasando constantemente del acto a la potencia y viceversa. Cuando un ser está en acto no
es todavía lo que está en potencia de ser. Todos los seres sensibles son una composición de potencia y acto
porque las sustancias no son ideas simples e inmutables sino que están sujetas a modificaciones, producto de su
propio movimiento interno. Los individuos son seres compuestos de materia y forma. Esta es la razón por la
que cambian. La forma por sí misma es inalterable (es la forma inteligible, la esencia inmaterial de las cosas, no
la forma física) porque es universal y específica. Lo que cambia es la materia, común a todos los seres
compuestos, y no posee por si misma forma alguna. Ella es en potencia cualquier cosa porque puede adquirir
cualquier forma. Es un no-ser en acto todavía, es una posibilidad de ser. Solo cuando esa posibilidad se realiza
hay acto y hay ser.

Materia y forma: lo que hay actual en la sustancia es la forma, el elemento potencial es la materia. Hay una
materia común en todos los seres compuestos: la materia prima. Pero también hay una materia individual,
propia de cada sustancia en particular, y posee la forma del individuo, la materia segunda, signada y
cuantificada.
La materia prima es el sustrato común del que proceden todas las cosas del mundo corpóreo. Forma parte de
todos los sujetos y es lo que permanece por debajo de los cambios. Es indeterminada en sí misma porque ella
cambia al adquirir nuevas formas, es pura potencia, necesita de una forma para determinarse. No es perceptible
por los sentidos (percibimos a los individuos que ya tienen una forma), solo podemos concebirla deduciéndola
por analogía a partir de los cambios que observamos en el mundo corpóreo.
La forma es lo que limita y determina a los seres compuestos. Es lo que los hace ser lo que son. Para
Aristóteles la sustancia es el sujeto primero, la materia; en otro punto está la forma y en tercer lugar el conjunto
de la materia y la forma. El sujeto es lo que es en virtud de la forma. La materia es de lo que está hecho algo y
la forma es aquello por lo cual algo es lo que es.

La causa del ser:


 Causa material: explica de que están hechas las cosas
 Causa formal: explica qué es la cosa
 Causa eficiente: explica cómo se hace la cosa (si es un producto artificial)
 Causa final: explica para qué es la cosa.
Pueden reducirse a dos: la formal y la material.

La causa primera o acto puro: el conjunto de todos los seres (vivientes y no vivientes) forman el universo
aristotélico. Todos están compuestos de materia y forma, corruptibles y perecederos. Las sustancias del mundo
celeste, los astros, también tienen materia y forma, son eternos e incorruptibles. El universo es finito y ordenado
causalmente (todos tienen una causa que los produce, la causa eficiente) Pero esto no puede remontarse al
infinito, hay una causa primera que debe ser perfecta, eterna e incorruptible. No puede estar sujeta a cambios
(devenir) y debe ser pura, sin materia, ni potencia. Es llamado motor inmóvil o Dios, no tiene nada de
potencia, inteligencia pura que se tiene a si misma por objeto.

Ética y política: La ética de Aristóteles se denomina eudemonista porque la vida del hombre se orienta hacia la
felicidad (eudaimonía). La felicidad es la realización de la propia esencia racional, y las virtudes que posibilitan
esto se denominan dianoéticas (entre ellas la sabiduría). Las virtudes éticas son las que necesita el hombre para
vivir en sociedad, son el justo medio entre dos vicios (por defecto y por exceso): la generosidad será el justo
medio entre la avaricia y el despilfarro. Las virtudes éticas son producto de la educación .

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El hombre es un animal político, fuera del estado o la sociedad no existe o es un monstruo. El estado
aristotélico es gobernado de seis maneras, tres perfectas y tres corruptas. Las tres perfectas son: la monarquía
(gobierno de uno solo en beneficio de la sociedad), la aristocracia (el gobierno de los mejores en beneficio del
pueblo) y la república (o democracia, el gobierno de la mayoría en beneficio de todos) y las tres corruptas son
la tiranía (gobierno de uno en beneficio propio), oligarquía (gobierno de pocos en beneficio de si mismo) y
demagogia (gobierno de la plebe en beneficio de quienes tienen el poder). Admite la esclavitud, y considera que
hay esclavos por naturaleza (han nacido para obedecer) y esclavos por otras condiciones (convertidos en
esclavos como los prisioneros de guerra por ejemplo).
Las mujeres carecen de la condición de ciudadanas, los niños y los ancianos son ciudadanos a medias, unos
porque no tienen edad y otros porque ya han dejado de participar.

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