PRESENTADO A:
NATALY CORREDOR TORRES
ELABORADO POR:
YEISON ANDRES VALENCIA A.
CODICO: 1111196934
GRUPO:
358032_30
La valoración ambiental se realiza en nuestro país desde los años setenta, cuando apareció el
Código de Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio Ambiente, pero su
implementación se da a partir de la expedición de la Ley 99 de 1993. Mediante este proceso de
licenciamiento ambiental se evalúan los posibles impactos que los proyectos, obras o actividades
puedan generar, constituyéndose en uno de los principales instrumentos de planificación
ambiental en Colombia, en el cual el Estado asume el papel de interventor en los procesos de
desarrollo, con el fin de garantizar no sólo el mejoramiento de la calidad de vida sino el adecuado
manejo del ambiente. A través de los años se han expedido diferentes pericias mediante las
cuales se han modificado las licencias ambientales.
Estos cambios han presentado dificultades puesto que su evaluación ha tenido una manifiesta
tendencia a flexibilizar los procesos de licenciamiento, disminuyendo las actividades y requisitos
necesarios para evaluar mejor los proyectos, poniendo en riesgo así su principal objeto que es la
preservación del ambiente.
Adicionalmente, la ley señala que los estudios de impacto ambiental son el instrumento básico
para la toma de decisiones respecto a la construcción de obras y actividades que afecten
significativamente el medio ambiente natural o artificial, y establece una obligatoriedad de
licencias ambientales en la ejecución de obras, implantación de industrias que puedan ser un
riesgo para el desarrollo natural de un territorio. Es por eso que en muchos casos se delimita y
se llega al punto de la prohibición, puesto que la principal forma de cuidar, controlar y preservar
es llegando a tales fines.
Evidentemente los términos para evaluar tanto del Diagnóstico Ambiental de Alternativas (DAA)
como del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) son actualmente menores y mediocres, con lo cual
las licencias ambientales son expedidas en corto tiempo. El procedimiento ha hecho que se
presente una disminución en la calidad de las evaluaciones ambientales, porque la premura de
tiempo para cumplir con las metas y los términos perentorios establecidos para otorgar la licencia
hace que los profesionales de evaluación no cuenten con la dedicación y el tiempo suficiente para
cumplir con estas tareas y, lo que es peor, con los recursos técnicos y de información necesarios
para poder adelantar una evaluación acorde con las necesidades del país. Adicionalmente, las
visitas técnicas o la visita de campo que se realiza a los proyectos, cuando se hacen, no cuentan
con el tiempo ni la dedicación previa suficiente para verificar la información.
El ambiente es de interés para todos e implica responsabilidades que deben ser asumidas y
tenidas en cuenta en los procesos para el otorgamiento de licencias ambientales, así como los
principios ambientales para evitar, disminuir o manejar lo máximo posible, las afectaciones y los
impactos que los proyectos, obras o actividades puedan generar. Los derechos no son solo para
que se garantice el desarrollo económico y empresarial, sino que tienen que ver con todos, por
eso la evaluación ambiental debe responder al principio de equidad y no se deben autorizar
proyectos sin realizar un verdadero estudio de las implicaciones sociales, culturales, económicas
y ambientales.