Ahora, entraremos a la Zona Poética que nos ofrece el autor y nos muestra su
existencialismo, sus experiencias de amores y desamores los cuales se reflejan en un
cúmulo de ideas, de estilos lingüísticos y literarios.
“Designio”
A vuestra merced pongo lo que soy
y, si quiere, también lo que fui.
Acomodo en su gabinete mis triunfos y soledades,
alguna alegría acometida con lágrimas vertidas;
pero no me pida que le entregue mi dolor.
“Poeta de la Cama”
¿Acaso seré un amante poeta de cama?
Mis pies de palo sujetan mi cuerpo echado.
Por las sábanas, discurren las letras que escribo.
Acojo mis lágrimas en dos tristes almohadas.
Me abrigo con mantas de sueños en versos.
La musa encantadora duerme y me acompaña
y es la noche mi mejor inspiradora.
Sí… No cabe duda. Soy un amante poeta de cama.
Por la mañanas, me despierto y tócame trabajar
dejando a mi poesía sola y abandonada
como quien deja llorando a su amada.
Poemas de la Soledad:
El poema “Háblame con tu silencio” que se refiere a un tórrido romance con su
musa inspiradora de una noche sin luna romántica más bien en “mi luz artificial, mi
cándido reflejo de hadas”.
Anochece.
Vuelvo a tenerte junto a mí, convirtiéndote en mi luz artificial, mi cándido
reflejo de hada;
acudo a tu abrigo y te pido que calles; ni murmures ni sonrías; que me
entretengas en el silencio,
ese vozarrón que desnuda tu alma con cada apagado grito; que me hables con
tu mudez,
compañera de lágrima; porque sé que aún me amas en lo más indómito de este
sueño;
así me olvides al amanecer y retomes, entre palabras y conductas públicas, el
negarme.
El “amante poeta de la cama” le solicita silencio a su musa para fundir los corazones
como crisol en fuego lento de la pasión nocturna.
* Hay ciertas paradojas sugerentes: “que me entretengas en el silencio,/ ese vozarrón que
desnuda tu alma con cada apagado grito; que me hables con tu mudez,/ compañera de
lágrima…”.
* Son imágenes sensuales y sensoriales: “Vuelvo a tenerte junto a mí, convirtiéndote en
mi luz artificial…acudo a tu abrigo…desnuda tu alma con cada apagado grito…”.
* También, el poeta muy bien usa la función del lenguaje que es la apelativa: “te pido que
te calles…”, “que me entretengas…”, “que me hables….”.
El final es muy conmovedor: “así me olvides al amanecer y retomes, entre
palabras y conductas públicas, el negarme”.
El trovador tiene una vida de deleite sensorial que sugiere una vida apasionada,
dedicado a la exaltación de lo sensual; tal como el cazador disfrutaba el desnudo de la diosa
Diana en la fontana…o el episodio del relato desgarrador de dos almas que saciaron su
pasión de amantes Francesca y Paolo y sufren en el quinto infierno de Dante Alighieri.
¿El poeta no sufrirá el desdén de su amada al día siguiente?