A partir de lo trabajado, redactar una reflexión personal sobre la importancia que tiene estudiar filosofía
antigua en la actualidad. El trabajo debe tomar en consideración los textos trabajados, las clases y una
postura personal sobre el tema.
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Interlineado: 1.5
Abro el Word y la luz blanca me enceguece. Me pongo manos a la obra. Recuerdo como los pensadores
vistos hasta el momento intentaron explicar el origen de la filosofía en Grecia, Mársico apoyándose en los
sistemas que daban explicación a situaciones múltiples de maneras contradictorias, míticas y narrativas, que
dotaban de cierto sentido el día a día de los ciudadanos griegos a través del arte de sus transmisores de la
tradición, los poetas. Así se creía de manera politeísta en dioses de características pasionales humanas, y
reacciones de naturaleza similar frente a sacrificios en su nombre o, por el contrario, agravios. La fuerte idea
del destino (personificado en las Moiras, parecidas a las tres Brujas que pronostican el futuro de Macbeth
como rey) ordenaba sus días pero la multiplicidad de relatos los avasallaba en mayor medida. Mársico
también se refiere al cambio producido en la cultura clásica al utilizar un sistema de codificación más
específico que el silabario. De esta manera los griegos logran profundizar el razonamiento en aspectos
abstractos, siendo el abecedario la herramienta para plasmar las explicaciones narrativas (orales hasta el
momento) y las argumentativas, estás últimas con un cambio en la noción de valor de los elementos
explicativos, que nos dota de sentido abriendo el campo del pensamiernto aún más allá de la genealogía
divina, de la mano del logos, con punto de partida en lo que sabemos de Tales y su principio de las cosas.
Mársico aclara que las posibles explicaciones allegadas al comercio de por qué se prefirió el abecedario
como codificación utilizada no son concluyentes, y que mucho más tiene que ver esta predilección con la
necesidad griega de manejar un conjunto de símbolos más simples y concretos que llevaran a reflexiones
más profundas y del carácter que no se explica por medio de los sentidos, dejando estas elucubraciones
asentadas en volúmenes extensos. También pienso en Vernant y su concepto de la filosofía como hija de la
polis, del debate público y de los ciudadanos iguales frente al centro de poder. La democratización de la
palabra, de las voces y de la valoración de las opiniones presentes en sus escritos pintan el carácter de los
griegos mucho más valeroso y responsable que en su pasado de explicaciones puramente narrativas, donde
todas las acciones humanas eran excusadas de culpa alguna sobre el futuro del mundo ya que todo era
explicado por los caprichos divinos (deidades como chivos expiatorios según Guthrie). Y estos detalles me
parecen fundamentales para pensar a la filosofía antigua en la actualidad ya que sin ese origen que ésta tuvo
en una sociedad con creencias inestables y frágiles, con la invención de la reflexión teórica filosófica y la
práctica activa y política, como Vernant aprecia, con las características que luego los autores
contemporáneos le imprimen tras años de intenso estudio, no tendríamos como resultado a esta misma
civilización frágil actual que, miles de otoños después, sigue pensando en los griegos, mientras mastica
doritos, lee a Shakespeare, a Sacheri, a Liniers, Lorca y Cortazar, se comunica por whatsapp y asiste a una
marcha por la defensa de los derechos adquiridos por la comunidad educativa en Argentina, al tiempo que
disfruta de los hits de Chano, Manuel de Falla o Bach. El saber que nos concede la filosofía en general es un
arma de empoderamiento y responsabilidad ante los desafíos y decisiones tomadas, aspectos vitales a una
especie que busca el constante progreso, Hablando particularmente de la etapa clásica, creo que sin los
orígenes que esta materia nos hace conocer en cuanto al pensamiento griego no entenderíamos futuras
cátedras más que en un nivel superficial, no comprenderíamos a Dario Z por más pedagógico que intente ser
en su programa, y no podríamos enseñarle a nadie, ni a mi muñeco Willy (que no podría quejarse al
respecto), sobre el mundo de las ideas (aunque no sean todas ideales, como si lo sería repetir un verano
ocioso acostados a la sombra de un tilo mientras nos permitimos creer, aunque sea por un rato, en criaturas
sobrenaturales como Próspero de La tempestad o la Reina Mab de Romeo y Julieta).
Por otro lado, creo que es importante tener en cuenta la idea de “una escuela que enseñe a vivir” como
característica de la filosofía y, por qué no, del teatro. Esta empatía de ponerse en el lugar del otro en cuanto a
la zapatería ya discutida sería imposible si no se tomara a ese comportamiento como distintivo de un saber
vivir, de una sophrosyne (Vernant) con vigilancia permanente ante conductas egoístas o interesadas en el
ego, y no en un bien social, común, que debe ser siempre prioritario. Esto no significa que todo lo pensado
por los griegos deba ser tomado como modelo o verdad absoluta y transferible a cualquier tipo de marco
socio-cultural, como el clasicismo visto en el texto de Berti nos plantea. Pero creo que hay que tener claro
que el otro extremo que trabaja el autor, el historicismo (que piensa a cada reflexión como producto de su
tiempo, no aplicable a otra situación pues se caería en un anacronismo), tampoco es la respuesta que
necesitamos si buscamos una verdad, o si solo nos preguntamos por algún asunto. El remedio podría estar en
un equilibrio entre las dos posturas previas: el humanismo, la propuesta superadora de Enrico, que también
es la postura vital de experimentación de los sentimientos de Shakespeare. El talle del zapato también debe
tenerse en cuenta al ponérselo.
Creo, como conclusión, que Soares vió algo que se refleja en mi propia cabeza con respecto a la relación
entre las filosofías antigua y contemporánea. Aunque se diferencien en cuanto al intercambio dialógico de la
primera y la reflexión hacia el interior de la conciencia en la segunda, la filosofía contemporánea nunca será
independiente en cuanto a citas, críticas e intertextos que realizan sus autores de los fragmentos conocidos
de los pensadores clásicos. Por algo los griegos y los zapatos son origen y base de la filosofía, el teatro y el
caminar humano.
Fuentes: