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Kierkegaard fue un prolífico filósofo y teólogo danés del siglo XIX.

Se le considera el
padre del Existencialismo, por hacer filosofía de la condición de la existencia humana, por
centrar su filosofía en el individuo y la subjetividad, en la libertad y la responsabilidad, en
la desesperación y la angustia, temas que retomarían Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre
y otros filósofos del siglo XX. Criticó con dureza el hegelianismo de su época y lo que él
llamó formalidades vacías de la Iglesia danesa.

Gran parte de su obra trata de cuestiones religiosas: la naturaleza de la fe cristiana, la


institución de la Iglesia, la ética cristiana y las emociones y sentimientos que
experimentan los individuos al enfrentarse a las elecciones que plantea la vida. En una
primera etapa escribió bajo varios seudónimos con los que presentaba los puntos de vista
de estos mediante un complejo diálogo. Acostumbró a dejar al lector la tarea de descubrir
el significado de sus escritos porque, según sus palabras, «la tarea debe hacerse difícil,
pues solo la dificultad inspira a los nobles de corazón».

Ha sido catalogado como existencialista, neo ortodoxo, posmodernista, humanista e


individualista, entre otras cosas.3 Sobrepasando los límites de la filosofía, la teología, la
psicología y la literatura, Kierkegaard es considerado una importante e influyente figura
del pensamiento contemporáneo.

Pensamiento

«Recibí una impresión memorable de la aparición de Kierkegaard, la cual encontré casi


cómica. Él tenía entonces veintitrés años; había algo bastante irregular en su aspecto
general y tenía un extraño peinado. Su pelo rubio se alzaba casi seis pulgadas por encima
de su frente, en una cresta alborotada que le daba una imagen desconcertante». — Hans
Brøchner recordando la impresión causada por Søren Kierkegaard en la boda de Peter
Kierkegaard en 1836.19 Imagen: Søren Kierkegaard en el coffee-house, dibujo al óleo de
Christian Olavius, 1843

Kierkegaard ha sido considerado filósofo, teólogo, padre del existencialismo, crítico


literario, humorista, psicólogo y poeta. Dos de sus ideas más conocidas son la
«subjetividad» y el «salto de fe». El salto de fe es su concepción de cómo un individuo
cree en Dios, o cómo una persona actúa en el amor. No es una decisión racional, ya que
trasciende la racionalidad en favor de algo más extraordinario: la fe. Además consideraba
que tener fe era al mismo tiempo tener dudas. Así, por ejemplo, para tener verdadera fe
en Dios, uno también tendría que dudar de su existencia; la duda es la parte racional del
pensamiento de la persona, sin ella la fe no tendría una sustancia real. La duda es un
elemento esencial de la fe, un fundamento. Dicho de otro modo, creer o tener fe en que
Dios existe sin haber dudado nunca de tal existencia no sería una fe que mereciera la
pena tener. Por ejemplo, no requiere fe el creer que un lápiz o una mesa existen, puesto
que uno los puede ver y tocar. Del mismo modo, creer o tener fe en Dios es saber que no
hay un acceso perceptual ni de ningún otro tipo a él, y aun así tener fe.
Kierkegaard también resaltó la importancia del yo, así como la relación entre el yo y el
mundo, fundamentado en la reflexión y la introspección del yo. Argumentó en Apostilla
conclusiva no científica a las «Migajas filosóficas» que «subjetividad es verdad» y «verdad
es subjetividad». Esto tiene que ver con la distinción entre lo que es objetivamente cierto y
la relación subjetiva de un individuo (como la indiferencia o el compromiso) con esa
verdad. La gente que en algún sentido cree las mismas cosas, puede tener relaciones
bastante distintas con esas creencias. Dos individuos pueden creer que hay mucha gente
pobre que necesita ayuda, pero puede que este conocimiento solo lleve a uno de ellos a
ayudar a los pobres.

En cualquier caso, Kierkegaard discute principalmente la subjetividad en relación con los


asuntos religiosos. Como ya se ha mencionado, argumenta que la duda es un elemento
de la fe y que es imposible conseguir ninguna certeza objetiva acerca de doctrinas
religiosas tales como la existencia de Dios o la vida de Jesucristo. Lo máximo que uno
puede esperar sería la conclusión de que es probable que las doctrinas religiosas sean
ciertas, pero si una persona creyera estas doctrinas solo en el grado en que es probable
que sean ciertas, él o ella en absoluto sería verdaderamente religioso. La fe consiste en la
relación subjetiva de total compromiso con tales doctrinas.

Kierkegaard y el cristianismo

Kierkegaard arremetió contra las instituciones cristianas en sus últimos años. Sentía que
el estado confesional establecido era perjudicial para los individuos.

Como se ha mencionado anteriormente, Kierkegaard mantuvo, en los últimos años de su


vida, un ataque continuado contra todo lo relacionado con el cristianismo, o la cristiandad
como entidad política. En el siglo XIX, la mayoría de daneses ciudadanos de Dinamarca
eran necesariamente miembros de la Iglesia del Pueblo Danés. Kierkegaard sintió que
este estado confesional era inaceptable y pervertía el verdadero significado de la
cristiandad.18 Los puntos principales de su ataque incluían:

Las congregaciones de la Iglesia no tienen sentido: La idea de las congregaciones hace


que los individuos sean como niños, ya que los cristianos son reacios a tomar la iniciativa
a la hora de asumir la responsabilidad de su propia relación con Dios. Kierkegaard resaltó
que «el cristianismo es el individuo, aquí, el propio individuo».

El cristianismo se había secularizado y politizado: Puesto que la iglesia estaba controlada


por el estado, Kierkegaard creyó que la misión burocrática del estado era aumentar el
número de miembros y supervisar el bienestar de estos. Más miembros significaría más
poder para el clero: un ideal corrupto. Esta misión parecería contraria a la verdadera
doctrina cristiana, que destaca la importancia del individuo, no del conjunto.8

El cristianismo se convierte en una religión vacía: De esta manera, la estructura de estado


confesional es ofensiva y perjudicial para los individuos, puesto que cada uno de ellos se
ha convertido en «cristiano» sin saber lo que ello significa. También es perjudicial para la
propia religión, puesto que reduce el cristianismo a una tradición de moda a la que se
adhieren «creyentes» que no creen.

Si la iglesia es «libre» con respecto al estado, todo está bien. Puedo adaptarme a esa
situación inmediatamente. Pero si la iglesia va a emanciparse del estado, entonces debo
preguntar: ¿Cómo?, ¿de qué manera? Un movimiento religioso debe ser llevado
religiosamente, ¡si no es una vergüenza! Consecuentemente, la emancipación debe
suceder mediante el martirio, sangriento o no. El precio de compra es la actitud espiritual.
Pero aquellos que desean emancipar la iglesia por medios seculares y mundanos (i.e. sin
martirio), han introducido una concepción de tolerancia totalmente consonante con la del
mundo entero, donde la tolerancia es igual a la indiferencia, y esa es la peor ofensa que
se puede hacer al cristianismo. ... la doctrina de la iglesia establecida y su organización
están muy bien. Oh, pero entonces nuestras vidas: creedme, son desdichadas.

Diarios

La portada de la primera edición en inglés de Los diarios, editada por Alexander Dru en
1938.

Los diarios de Kierkegaard son esenciales para comprenderle a él y su obra.Él escribió en


sus diarios cerca de 7000 páginas que describían sucesos clave, meditaciones,
pensamientos sobre su trabajo y observaciones de cada día. La colección completa de los
diarios en danés ha sido editada y publicada en volúmenes consistentes en
encuadernaciones, incluyendo índices. La primera edición en inglés de los diarios fue
editada por Alexander Dru en 1938.

Sus diarios revelaron muchas facetas distintas de Kierkegaard y de su obra, y ayudaron a


entender muchas de sus ideas. El estilo de sus diarios es de los más elegantes y poéticos
de todos sus escritos. Kierkegaard dio importancia a sus diarios e incluso alguna vez
escribió que eran el confidente en el que más confiaba:

Sus diarios son también la fuente de muchos de los aforismos que se han adjudicado a
Kierkegaard. El siguiente pasaje es quizás el aforismo más citado de los diarios de
Kierkegaard y una cita clave del existencialismo: «El asunto es encontrar una verdad que
sea cierta para mí, encontrar la idea por la cual yo sea capaz de vivir y de morir». Fue
escrita el 1 de agosto de 1835.8

Aunque sus diarios aclaran algunos aspectos de su vida y de su obra, Kierkegaard tomó
la precaución de no revelar demasiado. Cambios bruscos de pensamiento, escritos
repetidos y expresiones inusuales son algunas de las muchas tácticas que utiliza para
hacer que el lector pierda la pista. Consecuentemente, hay interpretaciones muy variadas
de sus diarios. Sin embargo, Kierkegaard no dudó acerca de la importancia que sus
diarios tendrían en el futuro. En 1849 escribió:

Sólo un hombre muerto puede dominar la situación de Dinamarca. La amoralidad, la


envidia, el chismorreo y la mediocridad abundan en todas partes. Si muriera ahora el
efecto de mi vida sería excepcional; muchas de las cosas que simplemente he anotado
descuidadamente en los Diarios cobrarían gran importancia y tendrían una gran
influencia; en tal situación la gente se habría reconciliado conmigo y sería capaz de
otorgarme lo que fue, y es, mi derecho.

Críticas

Dos de los críticos de Kierkegaard más conocidos del siglo XX son Theodor Adorno y
Emmanuel Lévinas. Filósofos ateos como Jean-Paul Sartre y agnósticos como Martin
Heidegger apoyaron en términos generales los puntos de vista de Kierkegaard, aunque
criticaron y rechazaron sus opiniones religiosas.

La interpretación que hace Adorno de la filosofía de Kierkegaard no ha sido fiel a las


intenciones del filósofo. Un crítico de Adorno dice que su libro Kierkegaard: Construcción
de la estética es «el libro más irresponsable nunca escrito sobre Kierkegaard», porque
Adorno toma los seudónimos de Kierkegaard literalmente y construye una filosofía entera
sobre el autor que le hace parecer incoherente e ininteligible. Esto es como confundir a
William Shakespeare con Otelo y a Dostoyevski con Raskolnikov.Otro crítico dice que
«Adorno se encuentra lejos de las traducciones e interpretaciones más creíbles que
tenemos hoy en día de las obras de Kierkegaard».

El ataque principal de Levinas a Kierkegaard se centra en sus etapas éticas y religiosas,


especialmente en Temor y temblor. Levinas critica el «salto de fe» diciendo que esta
suspensión de lo ético y salto a lo religioso es un tipo de violencia.

Influencia y recepción

Las obras de Kierkegaard no estuvieron ampliamente disponibles hasta varias décadas


después de su muerte. En los años inmediatamente posteriores a esta, la Iglesia del
Pueblo Danés, una institución de gran importancia en aquella época, rechazó su obra e
instó a otros daneses a hacer lo mismo. Además, la oscuridad de la lengua danesa, en
comparación con el alemán, el francés y el inglés, hizo casi imposible que Kierkegaard
tuviera lectores no daneses.

El primer académico que prestó atención a Kierkegaard fue su compatriota Georges


Brandes, quien publicó en alemán y en danés. Brandes dio las primeras conferencias
sobre Kierkegaard y ayudó a que el resto de Europa conociese al filósofo. En 1877
Brandes publicó el primer libro sobre la filosofía y la vida de Kierkegaard. El dramaturgo
Henrik Ibsen se interesó por Kierkegaard y presentó su obra al resto de Escandinavia. En
la década de 1870 empezaron a aparecer traducciones alemanas independientes de
algunas de las obras de Kierkegaard, pero las traducciones académicas de partes
completas de su obra tuvieron que esperar hasta la década de 1910. Estas traducciones
hicieron posible que Kierkegaard comenzara a ejercer una enorme influencia en autores y
pensadores alemanes, franceses e ingleses durante el siglo XX.
En los años 30 aparecieron las primeras traducciones académicas al inglés,43 de
Alexander Dru, David F. Swenson, Douglas V. Steere y Walter Lowrie, gracias al editor
Charles Williams de la Oxford University Press. La segunda y actualmente muy
consultada traducción al inglés fue publicada por la Princeton University Press en los 70,
80 y 90, bajo la supervisión de Howard V. Hong y Edna H. Hong. Una tercera traducción
oficial, bajo el patrocinio del Søren Kierkegaard Research Center, ocupará 55 volúmenes
y se espera que esté completada poco después de 2009.44

Muchos filósofos y teólogos del siglo XX tomaron muchos conceptos de Kierkegaard,


incluyendo las nociones de angustia, desesperación y la importancia del individuo. Su
fama como filósofo creció enormemente en los años 30, en gran parte debido a que el
ascendente movimiento existencialista le señalaba como precursor, aunque hoy en día es
considerado un importante e influyente pensador por derecho propio.Kierkegaard es
conmemorado como profesor en el Calendario de los Santos de la Iglesia Luterana, el día
11 de noviembre.

Algunos de los filósofos y teólogos influenciados por Kierkegaard son: Hans Urs von
Balthasar, Karl Barth, Simone de Beauvoir, Niels Bohr, Dietrich Bonhoeffer, Emil Brunner,
Martin Buber, Rudolf Bultmann, Albert Camus, Martin Heidegger, Abraham Joshua
Heschel, Karl Jaspers, Gabriel Marcel, Maurice Merleau-Ponty, Reinhold Niebuhr, Franz
Rosenzweig, Jean-Paul Sartre, Carl Schmitt, Joseph Soloveitchik, Paul Tillich y Miguel de
Unamuno y filosóficamente toda la Generación del 98. El anarquismo epistemológico de
Paul Feyerabend estuvo inspirado en la idea de Kierkegaard de subjetividad como verdad.
Ludwig Wittgenstein estuvo muy influenciado por Kierkegaard, hacia el que demostró su
respeto6 y del cual declaró: «Es demasiado profundo para mí. Me desconcierta, sin lograr
los buenos efectos que lograría en almas más profundas». Karl Popper se refirió a
Kierkegaard como «el gran reformador de la ética cristiana, el que mostró la moralidad
oficial cristiana de su tiempo como hipocresía anticristiana y antihumanitaria».

Filósofos contemporáneos como Emmanuel Lévinas, Hans-Georg Gadamer, Jacques


Derrida, Jürgen Habermas, Alasdair MacIntyre y Richard Rorty, aunque han sido a veces
muy críticos, también han adaptado algunos de los puntos de vista de Kierkegaard. Jerry
Fodor ha escrito que Kierkegaard «fue un maestro y jugaba fuera de la liga en la que
jugamos el resto de nosotros [filósofos]».

Kierkegaard también tuvo una considerable influencia en la literatura del siglo XX. Algunos
de los autores en los que más influyó fueron W. H. Auden, Jorge Luis Borges, Hermann
Hesse, Franz Kafka, David Lodge, Flannery O'Connor, Walker Percy, Rainer Maria Rilke y
John Updike.

Kierkegaard también tuvo una profunda influencia en la psicología y se puede considerar


el fundador de la psicología cristiana53 y de la terapia y la psicología existenciales. Entre
los psicólogos y terapeutas existencialistas (a menudo llamados «humanistas») se
encontraban Ludwig Binswanger, Viktor Frankl, Erich Fromm, Carl Rogers y Rollo May.
May basó su libro El significado de la ansiedad en El concepto de ansiedad, de
Kierkegaard. La obra de Kierkegaard Dos épocas ofrece una interesante crítica a la
modernidad.

Kierkegaard también es considerado un importante precursor del posmodernismo.En la


cultura popular ha sido el sujeto de programas de radio y televisión; en 1984, un
documental de seis partes presentado por Don Cupitt centró una de ellas en Kierkegaard,
mientras que en Jueves Santo de 2008 Kierkegaard fue el tema de discusión del
programa de la BBC Radio 4 presentado por Melvyn Bragg, In Our Time. También en la
obra Tiempo Mexicano del escritor mexicano Carlos Fuentes se hace referencia a
Kierkegaard, en el primer capítulo titulado Kierkegaard en la Zona Rosa.

El inicio de la época contemporánea:

Suele considerarse que la llamada época contemporánea comienza en 1789, con la


revolución francesa, que provoco la caída del antiguo régimen existente en Europa y abrió
el camino a nuevas formas de organización política y social.

Además de la revolución francesa y de la transformación intelectual otros dos


acontecimientos fundamentales, contribuyeron al surgimiento de la civilización
contemporánea; el primero de ellos fue la revolución de las colonias inglesas de la
América del norte, de la que resulto un país independiente, los ESTADOS UNIDOS de
régimen republicano y federal, y el segundo, la revolución de las colonias de ESPAÑA y
PORTUGAL, cuyo triunfo provocó el surgimiento de varios estados independientes; estos
adoptaron régimen republicano.

Junto con la revolución norteamericana, la francesa, y la iberoamericana se produjo la


"revolución maquinista".

Europa

La vida económica:

La industria estaba entorpecida con ordenaciones y reglamentaciones, se prohibía el


tráfico de distintos artículos como cereales que debían consumirse en el lugar de
producción; se aplicaban derechos de aduana que en muchos casos anulaban el
intercambio. Los negociantes y los industriales pedían reformas, solicitaban la eliminación
de los obstáculos y el establecimiento de la libertad económica. Hasta 1789 la economía
de Francia era la más aceptable de Europa.

La Vida Social:

Al comenzar la revolución, en la sociedad se distinguían tres órdenes o clases:

* El clero

* La nobleza
* El tercer estado.

El clero era una de las clases sociales privilegiadas, ejercía una real influencia, no pagaba
impuestos, pero hacía donativos a la corona. En el clero había dos categorías: el alto y el
bajo Clero. El primero, reclutado en la nobleza, cobraba grandes rentas y administraba
importantes propiedades, el bajo clero poseía escasos recursos y llevaba una vida
miserable.

La nobleza era el otro sector privilegiado, pues poseían tierras de semejante importancia y
sólo pagaban impuestos en casos especiales. En el tercer estado se distinguen distintas
categorías, la superior era la burguesía y la inferior la constituían los obreros y
campesinos.

La Vida Política:

La organización política de Francia era monárquica, el rey comandaba los ejércitos,


determinaba los gastos y fijaba los impuestos, distinguía a los funcionarios y dirigía la
administración. Los más importantes funcionarios eran los ministros o consejeros, que
residían junto al rey y además dirigía la administración de justicia, se usaba el tormento
para lograr la confesión de los acusados a quienes se juzgaba en secreto. La libertad
individual estaba amenazada por la policía.

Ideas económicas

El afán reformador hizo surgir las dos principales escuelas de economistas: la de los
fisiócratas y la de los liberales. La fisiocracia tuvo por dirigentes a los franceses Quesnay
y Gournay, y sostuvo que Dios había establecido leyes naturales y perfectas, que
regulaban toda la economía, la que por ello debía disfrutar de libertad. Agregó que la
verdadera fuente de riqueza era la tierra (agricultura y minería), en tanto Quesnay sostuvo
las mismas ideas y agregó que otra fuente importante era la industria.

Las ideas de los fisiócratas se popularizaron rápidamente en Europa, y aún fueron


aplicadas en algunos países por monarcas progresistas. El liberalismo surgió, como
ideología de la burguesía, directamente relacionado al pensamiento del siglo XVIII y a la
revolución francesa.

En el campo político, el liberalismo niega los privilegios tradicionales de la monarquía y la


aristocracia, y afirma que considera derechos internos al hombre, tales como las
libertades de expresión, prensa, reunión y asociación. Deposita confianza en leyes y
defiende por consiguiente, el constitucionalismo. Los liberales defendían la monarquía
constitucional y el sufragio restringido.

El triunfo del liberalismo no se obtuvo por medios pacíficos. El liberalismo heredó del
pensamiento de Adam Smith, era todo lo contrario a lo que se opusiera a la libertad
económica.
Causas de la Revolución Francesa

Las causas substanciales de la revolución francesa fueron, en primer término las


arbitrariedades y abuso del antiguo régimen, y en segundo lugar la acción de los filósofos
enciclopedistas, quienes difundieron un anhelo irresistible de reformas.

Las causas ocasionales fueron la debilidad de carácter del nuevo rey Luis XVI y
agudización de la crisis financiera que determinó la convocatoria de los estados grales. de
1789.

Imperio Napoleónico:

Mientras la mala situación económica y política de FRANCIA continuaba el ejército


francés sumaba grandes éxitos. Ante esta situación SIEYES, miembro del directorio
contacto con un prestigioso general, NAPOLEÓN BONAPARTE, para que éste asumiera
la dirección de un golpe de estado. NAPOLEÓN logró acabar con el desorden interior. En
exterior, obligo a AUSTRIA a firmar la paz de LUNERVILLE en 1801. AUSTRIA tuvo que
reconocer al río RHIN como su frontera con FRANCIA y la hegemonía francesa en
ITALIA. Firmó la paz con INGLATERRA; el prestigio de Napoleón creció y se proclamó
emperador de FRANCIA.

El fin del Imperio

En 1812 se inicia el declive del imperio Napoleónico. La derrota de los Arapiles, en


España y los contactos del Zar Alejandro con SUECIA y TURQUÍA obligaron a Napoleón
a emprender una gran empresa que le devolviera su prestigio la gran campaña de Rusia.
Los últimos adversarios del emperador, Rusia, Austria, Prusia y Suecia le derrotaron en
Leipzig en 1813.

Congreso de Viena:

Derrotado Napoleón, las naciones vencedoras deseaban implantar un sistema de


seguridad colectiva sometiendo la vida internacional a un derecho que no fuera el de la
fuerza. El nuevo orden político lo definirían cinco potencias: Inglaterra, Francia, Rusia,
Austria y Prusia.

La revolución de 1830

Se ejercía una política autoritaria que culminó durante el ministerio de Polignac cuando se
decretaron unas ordenanzas por las cuales se suprimía la libertad de prensa, se disolvía
la cámara y se restringía aún más la Ley Electoral. Se ofreció entonces la corona a Luis
Felipe y se promulgó

Una nueva constitución que garantizaba la monarquía constitucional, el sufragio


restringido, las libertades individuales y laicización del estado.
Edad Contemporánea es el nombre con el que se designa al periodo histórico
comprendido entre la Revolución francesa y la actualidad. Comprende un total de 227
años, entre 1789 y el presente. En este período, la humanidad experimentó una transición
demográfica, concluida para las sociedades más avanzadas (el llamado primer mundo) y
aún en curso para la mayor parte (los países subdesarrollados y los países recientemente
industrializados), que ha llevado su crecimiento más allá de los límites que le imponía
históricamente la naturaleza, consiguiendo la generalización del consumo de todo tipo de
productos, servicios y recursos naturales que han elevado para una gran parte de los
seres humanos su nivel de vida de una forma antes insospechada, pero que han
agudizado las desigualdades sociales y espaciales y dejan planteadas para el futuro
próximo graves incertidumbres medioambientales.

Los acontecimientos de esta época se han visto marcados por transformaciones


aceleradas en la economía, la sociedad y la tecnología que han merecido el nombre de
Revolución industrial, al tiempo que se destruía la sociedad preindustrial y se construía
una sociedad de clases presidida por una burguesía que contempló el declive de sus
antagonistas tradicionales (los privilegiados) y el nacimiento y desarrollo de uno nuevo (el
movimiento obrero), en nombre del cual se plantearon distintas alternativas al capitalismo.
Más espectaculares fueron incluso las transformaciones políticas e ideológicas
(Revolución liberal, nacionalismo, totalitarismos); así como las mutaciones del mapa
político mundial y las mayores guerras conocidas por la humanidad.

La ciencia y la cultura entran en un periodo de extraordinario desarrollo y fecundidad;


mientras que el arte contemporáneo y la literatura contemporánea (liberados por el
romanticismo de las sujeciones académicas y abiertos a un público y un mercado cada
vez más amplios) se han visto sometidos al impacto de los nuevos medios de
comunicación de masas (tanto los escritos como los audiovisuales), lo que les provocó
una verdadera crisis de identidad que comenzó con el impresionismo y las vanguardias y
aún no se ha superado.

En cada uno de los planos principales del devenir histórico (económico, social y político),3
puede cuestionarse si la Edad Contemporánea es una superación de las fuerzas rectoras
de la modernidad o más bien significa el periodo en que triunfan y alcanzan todo su
potencial de desarrollo las fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna
se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía; y las entidades políticas que
lo hacían de forma paralela: la nación y el Estado.

La revolución de 1848

El reinado de Luis Felipe puede dividirse en dos periodos:

* Debió enfrentar a una poderosa oposición. Frecuentes revueltas y cambios de


ministerios.

* Afianzado su poder, entró a gobernar según sus propias miras. Gisut, su ministro se
opuso eficazmente a los republicanos y socialistas, sin embargo fue derribado por la
oposición. Su reemplazante Thiers, formo un ministerio de conciliación. El pueblo ya
excitado se lanzó a las calles y provocó la caída del rey.

IDEAS SOCIALISTAS, MARXISMO Y ANARQUISMO

Hacia 1830, reciben el nombre de socialistas los pensadores partidarios de reformar la


sociedad capitalista, a la vista de la miseria en que vive la mayoría de la población. Pero
el socialismo que defendían los pensadores de aquella época fue desbancado por la
ideología del filósofo judío alemán Marx quien en colaboración con Friedrich Engels,
elaboraría en el manifiesto comunista. Otra ideología y de gran influencia fue el
anarquismo. Su propagador el

Ruso Bakunin, consideraba necesaria la supresión del estado y defendía la total libertad
de los individuos dentro de una economía comunista.

Proceso de concentración industrial y financiera:

El capitalismo monopolista

Desde 1870, la industria deja de ser un sistema de pequeñas empresas independientes


para dar paso a los grandes conjuntos industriales y financieros.

La acumulación y concentración de capitales se acentuó en la década de los años 70


mediante fórmulas monopolistas:

* Los trusts: combinación por la cual un número restringido de grandes empresas


consiguen dominar un sector de la economía

* Los holdings: sociedades financieras que controlan a varias empresas por la adquisición
de la mayoría de sus acciones.

Medios de Pago: El patrón oro.

Mediante los billetes, las letras de cambio y los cheques, se extendió el uso del papel en
todas las transacciones en sustitución del metal. Pero, en sus diferentes formas, el papel
representaba siempre una cantidad real de oro o plata.

Hacia 1914, toda Europa, y la mayor parte del mundo había optado por el patrón oro (la
moneda de cada país tenía un peso fijo en oro).

El imperialismo de 1879 a 1914

En los albores del s. XX, los europeos (occidentales) eran los que obtenían beneficios, a
la par que antiguas civilizaciones se desintegraban. Este imperialismo va a diferir
económica y políticamente del colonialismo de épocas anteriores, pues las potencias
europeas van a penetrar ahora más profundamente en los países dependientes: invierten
capital, organizan minas fábricas y ferrocarriles.

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