En 1958, a los veintidós años, Mario Vargas Llosa, concluía sus estudios en la
Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, con la presentación de la tesis Bases para una
interpretación de Rubén Darío. Trabajo académico que tiene el
propósito de mostrar a partir de la biografía, las lecturas y el contexto
sociohistórico, la conformación del escritor nicaragüense. En el año 2001,
el Instituto de Investigaciones Humanísticas de la citada Facultad, publicó
la tesis con la que el ahora, nuestro primer Premio Nobel de Literatura,
optó el Grado de Bachiller en Humanidades. En la presentación del libro,
realizada en la Feria Internacional del Libro, el 2 de julio de aquel año,
participé con estos breves apuntes, reproducidos posteriormente en
la Revista de cultura La casa de cartón II época N° 24, pp. 36.37
APUNTES SOBRE LA TESIS BASES PARA UNA INTERPRETACIÓN DE RUBÉN
DARÍO DE MARIO VARGAS LLOSA
La pregunta que viene a la mente ante un texto como el que presentamos es
hasta qué punto todo lo que escribe un creador es una variante de su
ejercicio literario. O, en todo caso, una extensión de sus preocupaciones
artísticas más personales y permanentes. Digo esto no sólo porque la prosa
del autor seduce desde un inicio sino porque en la interpretación de Rubén
Darío, sustentada por el joven Vargas Llosa asoma ya el tema de los
demonios personales referidos al joven poeta nicaragüense y la forma en
la que luego éste afirma su soberanía individual a través de su obra.
Aquí es justo destacar la precisión del título y su correspondencia con los
propósitos de “esclarecer la índole de la vocación del gran poeta
centroamericano, las circunstancias en que ella nació, los factores que
contribuyeron a darle una fisonomía particular y los que determinaron la
formación de su personalidad literaria”. No es el estudio de los hallazgos
más maduros de poeta de Azul. Lo que interesa al autor es fijar la mirada
en los disparadores de la iniciación artística ya se trate de experiencias
vividas o lecturas e imitaciones realizadas. La relación vida y obra es el
eje de esta observación puntual orientada a remarcar la forma en la que
luego se asume la autonomía de la obra artística.
Es notoria la importancia que Vargas Llosa reconoce en el dato biográfico de
Darío niño confrontado con la verdad de su nacimiento y el conocimiento
tardío de su madre biológica circunstancia que, inevitablemente, trae el
recuerdo de la propia circunstancia del narrador peruano respecto a su
padre.
Encontramos además otros paralelos como el Darío adolescente escritor prolífico
por encargo. Mario Vargas Llosa , según relata en El Pez en el agua, en el
colegio militar Leoncio Prado escribe cartas de amor por encargo,
novelitas , “en juego o por encargo porque me divertía y con ellas me
costeaba el vicio de fumar”.
Hablando de Rubén Darío y el choque que le produce el contacto con sus
condiscípulos menos sensibles, escribe “A los zopencos de brazos
musculosos… los vencerá en cierta forma los humillará entregándose a una
actividad diferente que lo distinguirá y lo elevará por sobre el resto. Darío
empieza a escribir”. En su texto autobiográfico Vargas Llosa recuerda que
ante la brutalidad de las relaciones entre cadetes del Colegio Militar él
encuentra en su capacidad de escribir la forma de marcar las distancias.
Curiosamente en ambos escritores, una figura familiar será soporte emocional y
propiciará contacto con la lectura. El Tío Lucho, en el caso de Vargas
Llosa, y el tío de Rubén, el coronel que lo cría y le proporciona los
primeros libros.
De otro lado, la literatura como acto compensatorio ante una realidad deficiente
devendrá en una de las reflexiones más persistentes de Vargas Llosa
maduro. EnLa verdad de las mentiras reitera que – en el caso de la
ficción novelada- “bulle una inconformidad, late un deseo” porque “los
hombres no están contentos con su suerte y casi todos quisieran una vida
distinta de la que viven”. En la conclusión cuarta de su tesis universitaria,
muchos años antes, el joven Vargas Llosa había escrito: “La vocación
literaria de Darío tuvo, en su origen, un carácter compensatorio. Un drama
familiar se le revela sorpresivamente en la niñez, arroja a Darío en la
soledad y en ella descubre en sí mismo, una aptitud para escribir a la que
se entrega totalmente porque lo ayuda a soportar y mantener esa
soledad.”
Otra idea sumamente sugerente es la capacidad de la cultura criolla
latinoamericana de integrar armoniosamente las influencias, de asimilarlo
todo e imponerle un sello propio, como señala en Contra viento y marea
(1985) donde cita a Darío “oscuro nicaragüense que comenzó imitando a
los simbolistas franceses y terminó revolucionando la poesía en lengua
española”. Darío y Borges “recrean el lenguaje luego de la asimilación de
lo diverso occidental”, volverá a mencionar en un artículo dedicado a las
ficciones de Borges,1988 y recogido en el libro antes citado. Esto trae a la
memoria el discurso que pronunció nuestro narrador al recibir el Premio
Príncipe de Asturias, en 1986, dedicado a exaltar a El Lunarejo.
Parte medular de la tesis universitaria Mario Vargas Llosa es también el tema de
los avatares de un autor en su relación tanto con el hecho literario como
con el entorno, por ello analiza la postura de Rubén Darío frente a las
propuestas del naturalismo, de imitación en una primera instancia con el
influjo de sus lecturas de Zola y las experiencias en Valparaíso; luego de
aversión, para al final adoptar una posición más tolerante al punto que
llega a encomiar algunas de la ideas y actitudes de Emil Zola. En Darío
permanece el impacto de Zola en una relación ambivalente de aceptación
y cuestionamiento. Sin embargo, afirma Vargas Llosa, Darío opta – a
diferencia del naturalismo y el realismo – por la fidelidad a la literatura
entendida “como una exclusiva elaboración artificial, desinteresada de
toda finalidad ética y social que se plasma en Azul” Una de las
conclusiones del estudio.
Llegamos a otro de los persistentes temas vargasllosianos: El artista frente a la
realidad y la autonomía de la obra de arte. Vargas Llosa la llama
“elección como escritor”: “Para evadirse el poeta tiene armas suficientes:
la imaginación y el lenguaje. Mediante aquella inventa otra realidad, que
antepone a ésta… es una realidad que vivimos, es una realidad mágica”,
dice en su tesis. Esta idea recorre la obra de Vargas Llosa La verdad de
las mentiras.
“El poeta se sirve para evadirse, sobre todo, fundamentalmente, del lenguaje. En
la medida que este instrumento sea más imperceptible, se haga notar
menos la realidad será más vívida y notoria”. En el arte lo más
importante, será para él (Darío) siempre el estilo, no el asunto”, precisa
en el trabajo que comentamos.
Por todo esto, para el joven graduando, “La grandeza de Darío no está sólo en
aquel universo musical y mágico, en aquellos personajes fabulosos y en las
armonías admirables que constituyen sus obras sino en aquella honradez
consigo mismo, como hombre y como escritor, impartiendo un sentido a su
literatura. Es esta elección inicial la que da sentido y grandeza a su obra,
además de su talento”.
Demás está repetir que el estilo de Vargas Llosa, su profundo compromiso con el
lenguaje, transita el trabajo que, sin menoscabo del rigor académico, nos
atrapa de inmediato – como siempre – con su prosa subyugante.
Sonia Luz Carrillo.Feria Internacional del Libro.
San Borja, Lima, 2001
g1
globoesporte
gshow
famosos & etc
vídeos
MINHA CONTA
E-MAIL
ENTRAR
›
menu
BOA VIAGEM
COMPARTILHAR
BUSCAR
PUBLICIDADE
EM DESTAQUE
BOA VIAGEM
Primeira Guerra...
na Europa...
turistas a...
possível deixar...
15 anos com...
POR DAVID BLANCO BONILLA, EFE
08/09/2008 0:00 / ATUALIZADO 04/08/2015 10:10
PUBLICIDADE
preferida do escritor.
PUBLICIDADE
- Com o guia, a idéia é tornar esta
receptivo.
estabelecimentos da Promperu.