LÍNEA DE ACCIÓN
OFICINAS DE PROTECCIÓN DE DERECHOS
COMUNA DE MELIPILLA
REGIÓN METROPOLITANA
ABRIL 2009
Bases Técnicas
Oficinas de Protección de Derechos
ÍNDICE
I. PRESENTACIÓN 3
II. OBJETIVOS 7
V. SOBRE EL PRESUPUESTO 18
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I. Presentación
Asimismo, en sus disposiciones transitorias señala que Sename durante los primeros tres años
de vigencia de la Ley, desarrollará los llamados a licitación, la selección de proyectos y el
consiguiente pago de la subvención de acuerdo a los valores fijados por la Ley. En cuanto al
proceso de instalación de la oferta programática de Sename contenida en las cuatro líneas de
acción, éste se ha llevado a cabo de manera gradual y progresiva, en la siguiente forma: año
2005, para la Línea Centros Residenciales; el año 2006, para la Línea Oficinas de Protección de
Derechos y; el año 2007, para las demás Líneas de Acción1.
La Ley de Subvenciones define a las OPD como una “instancias ambulatorias de carácter
local destinadas a realizar acciones encaminadas a brindar protección integral a los
derechos de niños, niñas y adolescentes, a contribuir a la generación de las condiciones
que favorezcan una cultura de reconocimiento de los derechos de la infancia”.
En el afán de Sename de seguir apoyando a los gobiernos locales en la instalación del enfoque
de derecho y de los sistemas locales de protección de derechos, es que el presente concurso
tiene como fin ampliar la oferta actual de OPD a nivel nacional.
Si bien la puesta en marcha de las OPD en el marco de la Reforma del Sename, comienza en el
año 2001 como una experiencia piloto que consistió en la instalación de 6 Oficinas de
Protección de Derechos del niño, niña y adolescente. A partir de los procesos de evaluación,
análisis y licitación, se le imprime un nuevo énfasis estratégico a las OPD. Lo anterior, debido
a que se visualizó la necesidad de contar con Políticas Locales de Infancia que otorgaran el
marco de referencia para integrar el enfoque de derecho en las distintas acciones que se
realizan en el ámbito local.
1
Artículo 3º, Disposiciones Transitorias, Ley de Subvenciones 20.032. Dichas líneas de acción son Diagnóstico y Programas.
2
Este proyecto fue ejecutado por ACHNU – PRODENI y Sename, en las regiones de Valparaíso, del Bío Bío y Metropolitana. Las
comunas con OPD seleccionadas fueron: Valparaíso, San Antonio, Quillota, Los Andes, La Ligua, Petorca, Cabildo, Concepción,
Talcahuano, San Carlos, Cañete, Lota, Coronel, Independencia, Quilicura, Maipú, Lo Prado, Pudahuel, Quinta Normal, San
Bernardo, La Granja, La Pintana y San Miguel.
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Los principales aprendizajes obtenidos de dicho proyecto, dicen relación con los procesos
de participación infantil y la elaboración de planes locales de infancia, destacando:
• La necesidad de una participación más inclusiva de niños y niñas: La participación
infantil supone colaborar, aportar y cooperar para el progreso común, así como generar
en los niños, niñas y jóvenes confianza en sí mismos y un principio de iniciativa.
Además, la participación infantil ubica a los niños y niñas como sujetos sociales con la
capacidad de expresar sus opiniones y decisiones en los asuntos que les competen
directamente en la familia, la escuela y la sociedad en general. Por el contrario, el
proyecto constató que las OPD “trabajan por el niño y niña, pero sin ellos y ellas”3. Lo
anterior significa, que aún persisten ciertas prácticas donde se visualiza al niño/a como
menos capaz, evidenciando un trato cotidiano desde los problemas y no desde las
capacidades y la promoción.
• Para generar planes locales de infancia, se requiere necesariamente, la participación de
todos lo actores comunales, pero fundamentalmente la voluntad política y compromiso
de las autoridades locales con el fin de generar consensos en los ordenamientos
programáticos y propósitos globales, líneas de acción y establecer responsabilidades,
metas, tiempos y recursos.
Cuando se hace referencia de la “participación de todos los actores comunitarios”
hablamos de todos sin excluir a los niños y niñas. La evidencia ha demostrado que
muchos planes locales no han incorporado la participación de niños/as o la participación
de éstos ha sido difícil debido a voluntades políticas como a barreras culturales
impuestas por otros actores de la comunidad.
El estudio señala que para generar y hacer viable una política de infancia a escala comunal
se requiere, a lo menos, un nivel mínimo de claridad en los contenidos de ésta, mecanismos
para su construcción —lo conceptual, metodológico y programático—; cierto grado de
legitimidad y autonomía del gobierno local para plantear políticas que interpreten las
necesidades de su población; una institucionalidad normativa y jurídica adecuada; y por
último, recursos suficientes para asegurar inversiones dirigidas a la población infantil, lo que
se traduce en la inclusión de este segmento de población entre las prioridades
presupuestarias del gobierno local.
Por lo anterior, sólo “un programa, no puede por sí mismo y en sí mismo avanzar hacia un
sistema local de protección de derechos” si su condición de oficina —su ubicación formal—
no traspasa los límites administrativos que la constituyen. La dimensión política, en este
caso, se vuelve un requisito sin el cual no se puede regular, normar, orientar e impactar
localmente al conjunto de las instituciones —sobre todo estatales— en lo que se ha
denominado la responsabilización de la garantía de los derechos de los niños/as y
adolescentes de cada comuna en particular y del país en general.
“Si efectivamente existe el compromiso para que la infancia ejerza sus derechos y se
asumen las responsabilidades particulares en este objetivo, se debe avanzar hacia alianzas
técnicas y políticas que permitan acordar y adherir a un concepto ampliado sobre la infancia
que considere su importancia para el conjunto de la sociedad y eso requiere un esfuerzo
que las OPD no pueden asumir en solitario”.
3
Informe Final Proyecto “Planes Locales de Infancia y Adolescencia con Participación Ciudadana e Infantil” ACHNU – PRODENI,
2008.
4
El estudio fue adjudicado a la Organización No Gubernamental Corporación de Educación y Desarrollo Social- CIDPA, el cual fue
desarrollado entre los meses de diciembre del 2006 y noviembre del año 2007.
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Durante el año 2007 y producto del mandato emanado de la Presidenta Bachelet en cuanto
a “generar redes a nivel local que puedan coordinar oportunamente la información que
proviene de la policía, del Sename y el Municipio”, se llamó a licitación para desarrollar un
modelo intersectorial para la alerta temprana de vulneración de derechos de la infancia-
adolescencia, en el espacio comunal a través de una metodología de investigación acción.
Los resultados de este estudio fueron incorporados en la modalidad Programas de
Prevención Comunitaria, licitados en el año 2008. Aspectos concluyentes del estudio, son:
• Los niños y niñas, deben ser actores claves en los procesos que los involucran, a través
de su participación en el proceso, diseño y ejecución de las acciones asociadas. Lo
anterior implica un desafío en lo referido a las estrategias metodológicas que los equipos
de trabajo utilizan, ya que niños, niñas y adolescentes, demandan formas de trabajo
creativas que logren sorprenderlos y motivarlos a participar.
• Si bien se visualiza el rol protagónico de la comunidad, existe por una parte, una escasa
participación activa en la detección precoz de vulneraciones de derechos, y por otra, la
red institucional, si bien tiene instalado en el discurso la importancia de esta
participación, no ha implementado mecanismos que la faciliten.
• Vinculado a lo anterior, es necesaria la existencia de un correlato entre las políticas
públicas y las distintas realidades territoriales. En ese sentido, es necesario incluir los
saberes que la comunidad ha desarrollado con el fin de nutrir los procesos. Es aquí
donde los equipos (en su rol de intermediarios locales) deben ser capaces de traducir
los lineamientos de las políticas públicas y de sus propios proyectos, a los habitantes de
las distintas realidades territoriales, adecuando de manera pertinente y oportuna los
conocimientos y acciones.
• Es necesario continuar incorporando el enfoque de derechos en distintos sectores e ir
avanzado en un lenguaje común que ayude a permear las planificaciones de cada
sector.
• Urge continuar dotando de herramientas de crianza a los padres y familias, de modo que
en la socialización primaria se incorporen patrones relacionales basados en el buen
trato.
• Es necesario, continuar fortaleciendo en el mundo escolar (socialización secundaria), las
prácticas democráticas entre toda la comunidad educativa.
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Este punto fue recogido de la exposición de Carlos Haefner (SUBDERE) en el Lanzamiento del Estudio Modelo de Gestión para el
Desarrollo de un Sistema Local de Protección de Derechos y de la Sra. Nora Donoso (MINSAL) en la presentación de los resultados
del Proyecto Construyendo Ciudadanía financiado por la Unión Europea.
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Considerando todos los antecedentes antes expuestos, los que han develado aciertos y
desafíos en el proceso de implementación y ejecución de las Oficinas de Protección de
Derechos, se evidencia la necesidad de remirar el modelo OPD y hacer algunas modificaciones
a éste con el fin de incorporar los aprendizajes de los años de desarrollo en los distintos
territorios nacionales.
II. Objetivos
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9
Al menos debe contar con la participación Dirección de Desarrollo Comunitario, Departamentos de Salud y Educación,
organizaciones comunitarias, otras organizaciones públicas y privadas vinculadas a infancia y adolescencia, niños, niñas y
adolescentes.
10
Resultado solo para aquellas OPD donde el PLADECO se actualiza durante el periodo de ejecución del proyecto 2009-2012.
11
Este diagnóstico participativo debe contener a lo menos, las problemáticas y las potencialidades presentes en el territorio,
considerando para ello fuentes secundarias y primarias.
12
Se entenderá por sistematización: la recuperación de la experiencia en la práctica (de la práctica), como producción de
conocimiento y como forma de empoderar a los sujetos sociales de la práctica. Asimismo, la metodología a utilizar debe considerar
a los usuarios/as (niños/as, adolescentes, adultos responsables, familias, actores locales, etc.), los contextos, la intencionalidad, los
referentes (conceptuales, políticos y culturales), contenidos y resultados. Dicho documento debe ser realizado por personas que
participan o colaboran de la experiencia de trabajo OPD, quienes se formulan preguntas y están interesadas en comprender y
mejorar la práctica.
13
Se entenderá por derivación asistida que los profesionales contactarán al niño/a y/o adolescente y su familias con la instancia en
la cual deberán ser atendidos, trabajarán con ellos la motivación, con el propósito de recibir esta intervención y además la OPD se
asegurará de que el/la niño/a y/o su familia, reciba la atención.
14
Deberá priorizarse en estas coordinaciones los proyectos de Prevención Comunitaria (PPC), Proyectos de Proyectos de
Intervención Breve para la Prevención Focalizada (PIB) y Proyectos de Intervención Especializada (PIE), en caso de estar
presentes en el territorio.
15
Cuando se alude a iniciativas de participación, nos estamos refiriendo a aquellas que promueven el involucramiento de los
niños/as, las familias y la comunidad, en la planificación, ejecución y evaluación de la acción.
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• Todos/as los niños, niñas, adolescentes participantes y sus familias que lo requieran,
deberán ser contactados con los programas sociales existentes en el municipio y en el
territorio.
• Cuando se detecte una vulneración de derechos, ésta debe ser abordada y derivada en
forma asistida a las instancias pertinentes cuando sea posible, lo cual no implica que el
niño/a o adolescente deje de participar del proyecto OPD, es más, dicha participación se
puede constituir en un aporte a su proceso de resignificación de la experiencia vivida. En
este caso, ambos equipos deberán coordinarse para que el niño/a y su familia reciba una
intervención integral, evitando la sobre-intervención.
Los derechos humanos se basan en el respeto a la dignidad y al valor de cada persona como
individuo y como miembro de una comunidad, de un grupo o de la sociedad en su conjunto.
Estos valores incluyen la calidad de vida a la cual todos tienen derecho, independientemente de
su edad, género, raza, religión, nacionalidad o de cualquier otra índole. La responsabilidad de
garantizar el respeto, la protección y el cumplimiento de estos derechos reposa inicialmente en
los gobiernos nacionales, pero también atañe a todos los actores de la sociedad, desde las
instituciones internacionales hasta los miembros individuales de las familias y la comunidad.
En este marco, el accionar de la OPD deberá situar al niño/a como sujeto de derechos y actor
social, reconocer a los padres y familias como los primeros responsables del cuidado y guía de
los/as niños/as, mantener una visión integral sobre los derechos del niño mientras se
seleccionan estrategias y se toman acciones específicas, establecer metas en lo que se refiere
al cumplimiento pleno de derechos, usar enfoques participativos y de empoderamiento en
particular en lo que se refiere a los niños/as, formar asociaciones y alianzas para promover los
derechos del niño y emplear una perspectiva integral que exija una respuesta multisectorial.
Finalmente, si los niños, niñas y adolescentes son poseedores de derechos y tienen la facultad
legal de gozar de garantías sobre éstos, entonces es esencial identificar a aquellos que actúan
como garantes de dichos derechos responsabilizándolos por su cumplimiento. A pesar de que
usualmente se considera a los gobiernos como los garantes principales e, indudablemente, es
su obligación garantizar los mencionados derechos, otros miembros de la sociedad – tanto
individuos como grupos – detentan también dicha responsabilidad.
El enfoque de género es una forma de observar, analizar e intervenir, en una realidad social
determinada, tomando en consideración dichas construcciones culturales, en vistas de
identificar su incidencia en las vulneraciones de derechos que afectan a niños/as y
adolescentes o su aporte para la definición de áreas de promoción.
De igual manera, deben considerar la incorporación de este enfoque en los informes de avance
e incluir, en el informe de evaluación anual, un análisis de género sobre la base del trabajo
desarrollado a lo largo de un año, que permita dar cuenta, por una parte, de la relación entre el
16
La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño tienen sus sustentos en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos.
17
“Análisis de Género: Guía para la elaboración de políticas públicas” Servicio Nacional de la Mujer. Santiago de Chile 1998, página
7. Esta publicación fue posible gracias a la Oficina de la Condición de la Mujer de Canadá que autorizó su traducción y reproducción
como un documento de trabajo para el SERNAM.
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tipo de derecho vulnerado, la gravedad del daño y el sexo de las personas afectadas,
evidenciando los diversos cambios experimentados, y por otra, facilite el análisis de
experiencias de promoción y prevención a la luz de la categoría de género.
18
Acuñamos el término necesidades prácticas y estratégicas, utilizado por el enfoque de género. Entenderemos por necesidades
estratégicas de niños y niñas, aquellas relacionadas con su participación en la sociedad o aquellas que tienden a generar cambios
culturales en la forma de relacionarse con la infancia. Por su parte, las necesidades prácticas son aquellas relacionadas con las
necesidades básicas o que requieren una pronta solución (acceso a salud, educación, a programas especializados, u otras).
19
En Ponencia “La Interculturalidad en la Educación Básica”, presentada en el contexto de la 2ª Reunión del Comité
Intergubernamental del Proyecto Regional de Educación para América Latina y el Caribe (PRELAC-UNESCO). Santiago, Chile 11 al
13 de mayo 2006.
20
Convención ratificada por el Estado de Chile en agosto del 2008.
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los demás”21. Esta definición pone en el centro a este grupo objetivo en el sentido de que debe
ser visibilizado como personas que aportan; ya no es un problema de salud y rehabilitación
radicado en sí mismos, si no un imperativo de equidad social que debe resolverse incorporando
a los niños/as y adolescentes con necesidades especiales (NE) en igualdad de condiciones con
los demás a la vida en sociedad, por ende la responsabilidad de la inclusión ya no es sólo del
sujeto discapacitado/a si no que está basada en una comunidad que lo protege.
3.1.6. Territorialidad
Implica conocer las condiciones físicas, sociales, económicas y culturales que se presentan en
un territorio determinado, visualizando las principales vulneraciones de derecho y las
oportunidades de promoción del tema infancia, para coordinar y potenciar los recursos
disponibles, resolver necesidades y promover mejores posibilidades de desarrollo para la
infancia y adolescencia.
21
Preámbulo, inciso e). Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
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Por otro lado, pueden acceder a la OPD, a través de acciones que ésta realiza, conforme a la
planificación elaborada para tal efecto, sobre la base de algún diagnóstico. También se accede
a través de las demandas que los propios niños/as y sus familias soliciten o que los distintos
sectores y/o comunidad realice. Para estos efectos entenderemos como comunidad en un
sentido amplio que incluye a hombre y mujeres que se desempeñan o interactúan en colegios,
consultorios, municipio, empresas y organizaciones que trabajan en el territorio, entre otros
actores vinculados al ámbito local.
Se espera que a través de este componente, se desarrollen y/o potencien, al menos, 5 ámbitos,
entre los cuales se destacan: gestiones en torno a una política local, desarrollo de redes,
promoción de un lenguaje común y generación de información, participación infantil, familiar y
comunitaria y promoción de las competencias parentales.
Cabe destacar que todos estos ámbitos, se interrelacionan, potencian y retroalimentan unos a
otros, a través de un intercambio continuo. Por ejemplo, el trabajo que se realice en el
desarrollo de redes, o aquellas acciones que se emprendan para potenciar una política local,
son importantes para generar lenguajes comunes, y a la vez éstos debieran constituirse en las
bases teórico-prácticas, para potenciar las acciones de red y la elaboración de una política
local.
Lo mismo ocurre con la participación infantil, familiar y comunitaria, puesto que le otorga mayor
legitimidad a la política y su vez va generando una mayor autonomía para la detección de
situaciones de vulneración y la promoción de los derechos de niños y niñas en espacios
microterritoriales.
Se espera también que el desarrollo de los cinco ámbitos que a continuación se mencionan,
sean objeto de seguimiento y monitoreo continuo por parte del equipo OPD, de manera que se
puedan evaluar los alcances y dificultades en el logro de los objetivos anuales y proponer
acciones remediales. En este sentido, contribuye una planificación estratégica, por lo menos a
tres años, lo que permite ordenar las prioridades conforme a las características territoriales,
retroalimentar las prácticas y fortalecer el avance de SLPD.
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a. Gestiones en torno a una política local de infancia: esto implica generar acciones para
incentivar, construir y elaborar una política local de infancia, con la participación de distintos
actores locales, que se base en un diagnóstico participativo, que contribuya a la generación
e implementación de planes de infancia y que se exprese preferentemente en los
instrumentos de gestión municipal.
En aquellos territorios en los cuales ya exista una política instalada y validada por distintos
actores, es importante monitorear su implementación y desarrollo, a través de la promoción
y ejecución de planes integrados de infancia u otros instrumentos, enmarcados en la política
propuesta.
c. Promoción de un lenguaje común: es importante que la OPD avance, junto con otros
actores locales, en el manejo de conceptos comunes basados en la Convención de los
derechos del Niño/a, en el conocimiento de las lógicas discursivas y prácticas en torno a la
infancia existentes en el territorio, en la definición de acciones que respondan a la
perspectiva de derecho, entre otros aspectos. Todo lo anterior, permitirá visualizar el grado
de conocimiento que presenta el territorio, en torno al enfoque de derecho y su utilización,
identificando sectores y actores con los que se requiera un mayor trabajo al respecto. Para
ello la construcción de diagnósticos, el intercambio de información, la realización de cuentas
públicas y el fomento de un lenguaje enmarcado en la Convención, es fundamental. Esto
22
A las presentes Bases se adjunta Listado a nivel nacional de Niños y Niñas que Trabajan, según los datos obtenidos del Sistema
Estadístico de la Ficha de Protección Social – Mideplan. Anexo Nº6
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permitirá aunar criterios de intervención y definir ámbitos de trabajo con vistas a generar
prácticas comunes y compartidas, en las que se potencie el ejercicio de los derechos.
La generación de espacios adecuados de participación, que les permitan a los niños, niñas
y adolescentes ir adquiriendo mayor grado de autonomía en el ejercicio de sus derechos
ciudadanos, conforme con su desarrollo evolutivo, tendría como efecto un mayor
conocimiento de sus derechos y de los mecanismos existentes para ejercerlos, tanto en los
casos en que éstos se encuentren vulnerados, como en aquellas situaciones que se
requiera un mayor incentivo en la promoción de distintos ámbitos de desarrollo infanto-
juvenil. Esto, junto con una mayor participación de la familia y la comunidad debería traer
como efectos, una pronta detección y disminución de las situaciones de vulneración
ocurridas en el barrio y por otra, la gestación de ideas y actividades de promoción de los
derechos que permitan avanzar en solución de las necesidades estratégicas de niños y
niñas.
23
De acuerdo a lo que señala Jorge Barudy en su libro “Los Buenos tratos a la Infancia” (2005) se entenderá por Competencias
Parentales las “capacidades prácticas de los padres, madres y/o adultos/as responsables para cuidar, proteger y educar a sus hijos
e hijas, y asegurarles un desarrollo sano en un ambiente nutricio. Investigaciones recientes nos muestran que los buenos tratos y la
atención a las necesidades del desarrollo propias de la infancia y de la adolescencia protegen del stress, de las dificultades
cotidianas y de los trastornos del desarrollo que eventualmente se pudieran presentar”.
24
Familia entendida como “Todo grupo social, unido por vínculos de consanguinidad, filiación (biológica o adoptiva) y de alianzas,
incluyendo las uniones de hecho cuando son estables. Es por ello, que se es miembro de una familia, en la medida que se es padre
o madre, esposo o esposa, hijo o hija, abuelo o abuela, tío o tía, etc.”, Comisión Nacional de la Familia, Sernam (1994).
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Es pertinente aclarar, que el modelo OPD está diseñado para atender principalmente
vulneraciones de derecho asociadas a la baja complejidad25, entendida esta última como la
presencia de situaciones y/o conductas que se constituyen en señales de alerta a considerar,
pero que no provocan un daño evidente en niños/as y adolescentes en lo que al ejercicio de sus
derechos se refiere.
En cuanto a la población convenida para este Componente, ésta debe ser el 8% del total
señalado en el Convenio. Lo anterior, con el fin de mantener un número adecuado de
atenciones simultáneas y no sobre cargar a los equipos.
b. Análisis Situacional: tiene como objetivo determinar el o los derechos vulnerados, el grado
de la vulneración, el nivel de riesgo en que se encuentra el niño/a, y la identificación de sus
necesidades diferenciadas por género, así como de los recursos con los que se cuenta para
superar la vulneración de derechos (puede ser a nivel individual, familiar y de contexto) para
definir las acciones a seguir, sean éstas una atención por parte de la OPD o la derivación a
un organismo especializado de la red, tanto sectorial como del Sename. Cuando se detecte
una situación de vulneración constitutiva de delito, se deberán realizar las acciones
tendientes a interrumpir dicha situación y a gestionar las medidas legales pertinentes,
poniendo a disposición de los tribunales los antecedentes correspondientes, como también
dar el máximo de información a los adultos responsables del proceso que vivirán, así como
la sintomatología asociada y las acciones que deben realizar con el niño o niña.
Las acciones para lograr el análisis situacional involucran entrevistas con el niño/a, adulto/s
responsable/s, adulto significativo, visitas domiciliarias o las que se estimen pertinentes
dependiendo de la complejidad de la situación. Esta etapa debe tener un promedio de
duración de dos meses.
Dentro de las metodologías sugeridas, se espera el trabajo grupal con el fin de generar
aprendizajes colectivos y entrenar a las familias, adultos responsables y niños/as y
adolescentes en fortalecer sus recursos y utilizar sus redes como soporte, compartiendo
espacios comunes de trabajo.
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e. Egreso: se refiere a aquellos niños, niñas y/o adolescentes que fueron efectivamente
derivados, o cumplieron los objetivos propuestos en el plan de intervención familiar y
comunitario, en el caso de que se hayan resuelto directamente en la OPD. En el minuto en
que se determina el egreso, es importante realizar un cierre con el niño/a, la familia y otros
actores que hayan estado involucrados, en donde se expliciten los avances, las dificultades
y los temas a fortalecer, además de recoger los aprendizajes, percepciones de la familia y
los niños/as durante el proceso.
En aquellos casos en que un niño/a o adolescente lleve 3 meses ingresado/a a la OPD
y no se haya realizado ningún contacto con el/ella, su familia o adulto significativo, o
bien éstos han sido fallidos, pero que de acuerdo a antecedentes recopilados a través
de otras fuentes se puede constatar que hay condiciones mínimas de protección,
deberá discutirse la situación con el/la supervisor/a respectivo/a.
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La OPD dispondrá de un equipo básico para realizar su labor, el cual podrá variar en el número
de integrantes y jornada de trabajo en razón de las características del territorio que abarca y la
disponibilidad de recursos profesionales del Municipio.
En el caso de las OPD asociativas, se deberá explicitar la jornada de trabajo que semanalmente
deberá cumplir el equipo en cada comuna.
Relación contractual
Se espera que como una buena práctica laboral se propenda a la estabilidad laboral del recurso
humano, considerando que el desarrollo vincular con los/as usuarios/as es de alto impacto en la
intervención.
Coordinador/a: profesional del área de las ciencias sociales, con conocimientos y experiencia
en el trabajo con niños, niñas, adolescentes y familias, en trabajo intersectorial, con un buen
manejo en gestión, y conducción de equipo y con conocimientos y habilidades para promover
acciones de distintos actores en pro de favorecer la integración de sistemas locales de
protección de derechos, a través de incentivar la complementariedad. Deberá promover en el
equipo de trabajo, una mirada de gestión territorial Este/a profesional debe estar a jornada
completa.
Trabajador/a o Asistente Social: debe poseer una alta motivación para el trabajo en el área,
conocimiento y experiencia en infancia, tanto en graves vulneraciones de derecho (maltrato
infantil, abuso sexual), como en la promoción y prevención de dichas vulneraciones a través de
un trabajo intersectorial y comunitario. Por su parte, también deberá contar con habilidades para
la resolución de conflictos y capacidad para trabajar de manera interdisciplinaria, con una
mirada integral.
Psicólogo/a: debe poseer una alta motivación para el trabajo en el área, conocimiento y
experiencia en infancia, tanto en graves vulneraciones de derecho (maltrato infantil, abuso
sexual), como en la promoción y prevención de dichas vulneraciones. Por lo tanto deberá
manejar el ámbito clínico, pero también el comunitario. Deberá contar con habilidades para la
resolución de conflictos, la intervención en crisis y una mirada de gestión territorial.
legales, tanto sus principios como su estructura, (tribunales de familia, ley de responsabilidad
penal adolescente) y capacidad para promover acciones de protección y promoción de los
derechos infanto-juveniles en el territorio. Las horas profesionales de los/las abogados/as
deberán ser acordes con la población convenida y con la demanda prevista por la OPD, en su
territorio.
Para todas las personas que integren el equipo, se enfatiza en la relevancia de contar con la
experiencia mixta entre intervención y/o atención de casos y acciones del tipo comunitario.
Además se valorará positivamente, las habilidades comunicacionales que posea cada
integrante, en pos del buen trato, inter-equipo, actores locales y los/as usuarios/as de la OPD.
Personal administrativo: Toda OPD, deberá contar con una secretaria/o a tiempo completo,
cuyo perfil debe ser coherente con el tipo de tarea que se espera realice una OPD, es decir,
debe poseer habilidades para trabajar en equipos multidisciplinarios, sensibilidad para trabajar
con infanto-adolescentes vulnerados en sus derechos y con sus familias. Al mismo tiempo, se
deberá contar con horas de trabajo a definir en cada OPD, de una/o administrador contable.
Es relevante que tanto el o la coordinador/a, como el equipo profesional y técnico del proyecto
conozcan el contenido de la propuesta presentada a esta licitación -de ser adjudicada- y estén
al tanto de los lineamientos técnicos establecidos por Sename a la Línea OPD. Lo anterior, con
el objetivo de que se reconozcan las metas y actividades comprometidas, las estrategias
formuladas y las observaciones realizadas por Sename durante la evaluación ex – ante, si las
hubiera, incorporando los acuerdos operativos si procede.
V. Sobre el Presupuesto
Para efectos del financiamiento del proyecto, se requiere que el/los Municipio/s a lo menos
destine y mantenga un aporte no inferior al 25% del costo total anual de la OPD. Este aporte
puede corresponder a recursos humanos, infraestructura, equipamiento, movilización,
materiales de oficina, entre otros.
En el caso de las OPD asociativas, si bien Sename firma el convenio con un municipio que hace
de cabecera de la asociación, es responsabilidad de la totalidad de los Municipios asociados
financiar dicho 25%, que puede ser en recursos humanos, oficinas (sedes) en cada una de las
comunas, movilización, materiales de oficina, entre otros. Asimismo, al tratarse de comunas con
un alto porcentaje de población rural, cada Municipio debe asegurar la disponibilidad de
movilización para el traslado del equipo a terreno.
Se deberá explicitar el aporte que realizará el/los Municipio/s para el buen funcionamiento de la
OPD.
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En cuanto a las OPD asociativas, cada Municipio asociado deberá destinar un espacio
permanente de características similares a las mencionadas anteriormente, donde pueda
desempeñarse el profesional asentado en la comuna, el equipo OPD y sea un espacio
reconocido por la comunidad.
• Procesador Intel Pentium IV 2.8 MHZ, o equivalente, capacidad de disco duro no inferior a
40 GB, memoria RAM mínimo de 512 MB, unidades de disco de 3 ½ pulgada de alta
densidad y unidad de CD Rom (deseable Grabador de CD), (opciones de multimedia son
deseables por las características del software actual), deseable tarjeta de Red Fast Ethernet
10/100 Mbps, tarjeta fax-modem, Puertos USB 1.1 como mínimo.
• Impresora.
• Sistema operativo Windows 2000 o superior, programas Office 2000 Profesional (Access
incluido). Navegador Internet Explorer 6.0 o superior, Solución Antivirus, Visualizador de
archivos PDF.
• Conexión a Internet: ADSL mínima de 512 Kbps.
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