Han sido demasiadas veces en que escucho por la calle junto a mis vecinos o cerca
de un grupo de trabajadores cuyos escenarios son bastante triviales y cotidianos, e
incluso sin ir muy lejos, cuando me encuentro en una reunión familiar con mis tíos y
abuelos; y me es inevitable escuchar las conversaciones, opiniones y posiciones
que estos tienen respecto a el “sistema de salud en Colombia”; si, entre comillas
porque ellos por falta de información, juzgan es al personal médico y demás
trabajadores de la salud como tal.
En primera instancia, creo que el mayor de los problemas que enfrenta el sistema
de salud colombiano, es la calidad de prestación de sus servicios, fila interminables
en las salas de urgencias, citas médicas que se programan ya sea por razones de
deficiencia económica y en algunos casos la falta de ética profesional, este
problema que se presenta en el sistema de salud colombiano, también vemos
cuando el paciente ya no tiene los medicamentos usan la llamada situación del
paseo de la muerte, la quiebra de sistema que recibe más dinero que cualquier otro
de manos del estado y la ambición más notable del ser humano de servir y sanar al
prójimo. La salud es un negocio y como tal hay que enfocarla y esto puede ser
consecuencia de los múltiples intentos del gobierno en optimizar resultados
minimizando costos, tergiversando así en el así el fin último del sistema de velar por
el bienestar de los ciudadanos, transformándola en un gran negocio donde sólo
aquellas personas que poseen altos ingresos; puedan gozar de mejor servicio
mientras que los de recursos más bajos estén en pésimas condiciones unos
considerablemente buenos recursos económicos y un poco de influencia, sean los
que puedan acceder sin ninguna clase de problema los mejores servicios que el
sistema puede ofrecer.