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JUN

Mario Sanoja Obediente-Iraida Vargas-Arenas: Reflexiones sobre


la guerra del imperio USA Contra Venezuela

El Comité Dominicano de Solidaridad con la Revolución Bolivariana encendiendo luces de la


verdad del crimen que ocasiona la burguesía oligárquica e imperialista en Venezuela comparte
este artículo de dos cientistas sociales de la tierra del Comandante Chávez, ellos son:
Iraida Vargas-Arenas, doctora en historia y geografía, Universidad Complutense de Madrid,
profesora titular UCV, investigadora nacional nivel IV y el profesor Mario Sanoja Obediente,
quién es doctor en antropología, profesor titular jubilado de la Universidad Central Venezolana -
UCV-, también es investigador nacional nivel IV Conacit e individuo de número de la Academia
Nacional de la Historia de Venezuela. Agradecemos a la antropóloga dominicana Glenis Tavarez
por hacernos llegar éste importante material que le compartió para su distribución el Dr. Sanoja.

"El desabastecimiento de los productos de primera


necesidad no es un problema de la producción, es una estrategia inducida artificialmente
por la empresa privada; ello se refleja en una tasa de desempleados baja, un 7%, lo cual
indica que hay un alto porcentaje de personas que gozan de puestos de trabajo. No
podemos hablar de una baja en la producción que influya en las crisis, ya que el
desabastecimiento es selectivo, enfocado hacia el acaparamiento de aquellos productos
relacionados con la higiene personal y el cuidado de los niños (jabones, champú,
desodorantes, toallas sanitarias, pañales, etc.), alimentos de consumo diario como pastas,
café, arroz, azúcar, leche líquida o en polvo, mantequilla, margarina, aceite comestible,
etc."

Mario Sanoja Obediente-Iraida Vargas-Arenas (')


Los Estados Unidos
adelantan contra Venezuela una nueva versión de las guerras de conquista que han forjado
para apoderarse de países claves de su periferia que le adversan, para mantener así
hegemonía política y económica sobre los mismos. Dichas guerras, siempre comienzan con
una fase de guerra mediática internacional y nacional que tiene como objetivo
ablandar psicológicamente la conciencia y los principios del pueblo considerado como
enemigo. Si ello no resulta en una situación política favorable creada por la intervención de
grupos apátridas internos cómplices de la ofensiva imperial, entonces hay que pasar a la
fase de intervención militar. Después de los fiascos políticos producidos por sus
intervenciones militares en Irak, Libia y Siria, los Estados Unidos prefieren armar y
financiar a los grupos políticos, usualmente de derecha, que le sirven de cómplices para
lograr sus objetivos imperiales de dominación.

La Guerra Mediática

Para desmontar la adulteración maliciosa de la verdad que subyace a la guerra mediática


internacional y nacional contra Venezuela, es necesario que el público sea capaz de analizar
la avalancha de oscuras y retorcidas noticias e informaciones sobre Venezuela y la
Revolución Bolivariana, que conozca las motivaciones reales que tienen las transnacionales
que conforman el núcleo duro del imperio estadounidense que hoy quiere volver a
apoderarse y colonizar a Venezuela.

Venezuela, desde inicios del siglo XX, ha sido y es la joya de la Corona Imperial de los
Estados Unidos: reservas petroleras por más de 250 millones de barriles, cuantiosas
reservas de gas, oro, hierro, bauxita, coltan, uranio y demás recursos, así como una
posición geoestratégica y geopolítica de primera magnitud en el mar mediterráneo caribeño
que conforma el primer anillo defensivo sur oriental de los Estados Unidos. Por volver a
apoderarse de Venezuela, el Comando Sur está dispuesto a hacer la guerra, a matar lo que
sea y a quien sea, tal como ya asesinaron al comandante Hugo Chávez

Para desplegar urbi et orbi su ofensiva, el cartel internacional de medios de prensa escrita o
televisiva y de redes sociales ha desatado una feroz ofensiva contra mi pequeño país. No
pasa un día sin que hasta órganos ingleses de prensa digital supuestamente
serios como The Guardian o La Jornada de México reproduzcan el cotilleo político
antivenezolano que ha sido previamente rebotado desde la prensa española que forma el
nido de huevos de la serpiente. Uno tiene la impresión que se trata de publicidad pagada
por personas u organismos de la derecha internacional, esto es, lo que los periodistas
venezolanos denominan “caliche”, noticias sin ninguna profundidad de contenido que en
condiciones normales dichos diarios no se habrían tomado la molestia de reproducir
ni comentar.

La campaña de desprestigio de la prensa internacional es orquestada y amplificada


vergonzosamente incluso por el impresentable Secretario General de la Organización de
Estados Americanos, el tristemente célebre Luis Almagro, coludido de manera impúdica
con los sectores más reaccionarios de la derecha venezolana (alias Mesa de la Unidad
Democrática); dicho funcionario saltó sobre las disposiciones estatutarias de la OEA
para intentar aplicar a mi país la llamada Carta Democrática Interamericana y justificar así
una intervención militar. Este hecho, unido a la campaña de odio mediático, intenta
preparar la opinión pública mundial y nacional para una posible intervención bélica en
Venezuela al estilo de Libia, Irak y Afghanistán, o como la cobarde aventura de invadir
países latino-caribeños inermes como República Dominicana , Haití, Panamá y Grenada.
Felizmente, gracias a la solidaridad sincera de la mayoría de las naciones sudamericanas, el
intento fue derrotado, acordándose, por el contrario una resolución que saluda el diálogo
entre el gobierno y la oposición que se está llevando a cabo bajo la guía de UNASUR.

La Guerra Económica Petrolera


La parte económica de esta guerra general contra Venezuela, tiene como primer objetivo
quebrar la industria petrolera de los países que son considerados como una amenaza a la
hegemonía imperial de los Estados Unidos y provocar el colapso de las finanzas de los
estados que son aliados políticos y económicos de Venezuela. Para provocar el colapso de
los precios mundiales del petróleo, los Estados Unidos, cuyas reservas de petróleo regular
estaban a punto de agotarse, desarrollaron la tecnología llamada “fracking”, mediante la
cual se rompen los estratos de la corteza terrestre para llegar a los depósitos profundos de
gas y petróleo. El uso de esta tecnología requiere monumentales inversiones para producir
un petroleo y un gas muy caros; dicha producción, que es altamente
contaminante, produce daños irreversibles tanto en el ambiente natural (aguas, aire, suelos,
biota en general) así como enfermedades en las personas producto de la intoxicación
ambiental. Otra grave consecuencia es la fractura de las capa geológicas profundas, lo cual
ocasiona movimientos sísmicos regulares que podrían llegar a ser letales para la existencia
de las poblaciones locales. Pero los Estados Unidos, para lograr el objetivo, no ha vacilado
en pagar ese alto costo económico y social para volver a convertirse en exportador de
petróleo y gas y, de esa manera, hacer bajar los precios mundiales del petróleo y el
gas, derrumbar la economía de Rusia, Venezuela e Irán y de paso la su odiado compinche
de fechorías, Arabia Saudita, financista del ataque a las Torres Gemelas (¡Remember
September Eleven !).

El Frente Interno: la Guerra Económica


El elemento estructural de la actual economía venezolana es el dominio del capitalismo
rentista sobre la economía venezolana: la burguesía venezolana es básicamente
importadora o ensambladora de productos; no genera renta a la nación salvo los impuestos,
pero capta a su vez buena parte de la renta petrolera que pertenece a todos los venezolanos.
Si invirtiera en Venezuela el 10% de sus capitales colocados en el exterior, podrían
resolver fácilmente su necesidad de divisas. Contrariamente a las normas del capitalismo
productivo, acostumbran maximizar sus ganancias a través de la distribución, no de la
producción. Ello ocurre así desde por lo menos mediados del siglo XVIII: desde siempre en
Venezuela ha dominado el capital comercial sobre el industrial, carácter que se agravó con
la imposición del modelo petrolero y la cultura petrolera orientando la actividad económica
privada hacia el desarrollo de una burguesía importadora, más interesada utilizar medios
cada vez más sutiles, como la corrupción de empresarios y funcionarios del gobierno, para
ampliar cada vez más la captación de la renta petrolera: estos dólares luego se sacan del
país para ser depositados en la banca extranjera e invertidos en negocios especulativos en el
exterior.

Es un caso bien documentado que durante el primer período de Carlos Andrés Pérez, el
exagerado endeudamiento del país se llevó a cabo con base a capitales extraídos
fraudulentamente del país por la burguesía venezolana que regresaron bajo la forma de
empréstitos privados, que luego el gobierno adeco de Jaime Lusinchi acumuló a la deuda
nacional para ser pagados, por supuesto con los dólares producidos por el estado
venezolano vía la renta petrolera.

Aquella burguesía rentista y su brazo político, los partidos de la derecha venezolana


(Acción Democrática, Copei, Primero Justicia, Voluntad Popular, Bandera Roja, etc.) no le
perdonan a la Revolución Bolivariana haber logrado reducir significativamente los índices
de pobreza, eliminado el analfabetismo y haber propiciado un salto cualitativo y
cuantitativo extraordinario en el nivel de vida de la población venezolana mediante
mecanismos justos y democráticos para la redistribución de la renta petrolera, estimulando
la creación de comunas y consejos comunales donde domina la propiedad social sobre la
propiedad capitalista, rasgo esencial para la construcción de una forma no monopólica de la
producción.

Luego de la desaparición física del Presidente Hugo Chávez, la inflación inducida comenzó
a aumentar por encima del 180% mientras la tasa monetaria (salarios y sueldos) llegaba a
aumentar a un ritmo anual acelerado, hecho que se materializó, por ejemplo, en la
creación el dólar negro o paralelo que dirige los procesos especulativos que opera la
burguesía en el intercambio comercial. Otro aspecto perverso de esta manipulación
económica es el aumento del riesgo país inducido por las casas aseguradoras
internacionales que se apoyan en los índices especulativos subjetivos creados por la
burguesía venezolana que sirven para construir una falsa imagen de país sumido en una
profunda crisis humanitaria y estrechar cada vez más el cerco económico y financiero
internacional contra Venezuela.

El objetivo central de aquella conspiración económica contra nuestro país es lograr revertir
los logros sociales obtenidos por la Revolución Bolivariana, sobre la base de una
democracia protagónica y participativa. Esto es lo que constituye una amenaza inusual para
la seguridad nacional de países como los Estados Unidos o la España de Rajoy, donde el
99% los ciudadanos y ciudadanos viven sometidos al arbitrio de los designios del 1% de la
población rica que los explota de forma inmisericorde.
RD/Tienda La Sirena, harina PAN que esconden al pueblo empresarios en Venezuela se
observan en cantidades industriales en supermercados de Sto.Dgo.Foto: Dr. Eddy Fernández

El actor material de la conspiración económica en el frente interno es, como vemos, la


derecha venezolana (MUD, empresarios, comerciantes, empresas transnacionales, el partido
Conferencia Episcopal, etc.) aliada local de los Estados Unidos. Después de 17 años de
ofensiva mediática, de una larga campaña psicológica y cultural basada en inocular valores
negativos como el miedo al futuro, la derecha logró afectar la autoestima de un sector del
pueblo chavista acostumbrado a una vida sin sobresaltos económicos. La desaparición
física del Comandante Hugo Chávez aumentó la pérdida de autoestima y confianza en el
futuro de la Revolución Bolivariana; con base a este hecho, la derecha
logró desmoralizar y atraer un sector del voto chavista prometiéndole resolver el
desabastecimiento selectivo de bienes de consumo y medicinas y la inflación inducida que
ellos mismos provocan, el día posterior a la elección si votaban por ellos en la elecciones
parlamentarias. Esta oferta engañosa y la compra pública de votos, les permitió asaltar la
Asamblea Nacional el 6 de Diciembre de 2015, mediante la compra de votos bajo el lema
malinchero de: no tendrán Patria, pero tendrán Harina Pan (harina de maíz precocida
fabricada por el grupo económico Polar, de Lorenzo Mendoza, para confeccionar el pan de
arepa, ingrediente de la dieta básica de los venezolanos).

La derecha, utilizando como órgano subversivo la Asamblea Nacional, se propuso como


meta derrocar al Presidente Maduro en un plazo no mayor de seis meses, plazo que finaliza
el 5 Junio 2016, tratando de coincidir con las primarias presidenciales en Estados Unidos.
Los dirigentes de la derecha, una vez colapsado el gobierno de Maduro, supuestamente
viajarían a Washington para presentar al Congreso de USA y al presidente Obama los
despojos de la Revolución Bolivariana, como ya hizo la derecha argentina y también la
brasileña, y demostrar así que el pago de millones de dólares que sus partidos han
recibido hasta el presente de los gobiernos de Estados Unidos y España y la ayuda logística
concedida por la oligarquía colombiana, no había sido una inversión a fondo perdido. Pero
el cumplimiento de aquel acto de sumisión se ha complicado: la candidata demócrata
Hilaria está perdiendo terreno frente al candidato antisistema Bernie Sanders y el
republicano Donald Trump amenaza con alzarse con el primer lugar en la carrera
presidencial empujando a los Estados Unidos, si ganase, a una posición internacional
aislacionista donde nosotros, los latinoamericnos “marrones” (Bush dixtit) no tenemos
mucho que buscar. Por otro lado, la conspiración urdida por la derecha venezolana
conjuntamente con el Secretario de la OEA, Mr. Almagro para aplicar a Venezuela la carta
democrática y abrir la puerta a la intervención militar extranjera en nuestro país, fracasó
estruendosamente: la mayoría de las naciones latino-caribeñas apoyaron, por el contrario el
diálogo político entre el gobierno bolivariano y la oposición derechista que tiene lugar con
el acompañamiento de UNASUR.

El presupuesto nacional de Venezuela está calculado sobre una renta petrolera de


40US$ por barril. Los precios mundiales del petróleo Opep han subido hoy sobre 40
dólares el barril, alejando, de cierta manera, el punto de quiebre de la economía nacional y
complicando los planes bélicos internacionales del imperio contra Venezuela, contra Rusia
e Irán, fortaleciendo por el contrario el bloque geopolítico conformado por China. Rusia,
Irán y sus aliados, entre ellos Venezuela.

El fracaso del golpe diplomático experimentado por la derecha venezolana de la OEA como
ya expusimos, destinado a desconocer y suplantar las atribuciones del poder ejecutivo
venezolano, aunado a la fortaleza de la economía de Rusia, China e Irán y la solidaridad
sincera de muchos países latinoamericanos y del BRIC con Venezuela, alarga los plazos
fijados por la conspiración económica para conquistar a Venezuela, hecho el cual ya
comienza también a afectar las ganancias mundiales de las transnacionales petroleras del
imperio. Queda por ver cuáles acciones políticas tomará el ejecutivo bolivariano si la Corte
Suprema de Justicia acoge el recurso de amparo contra la Directiva de la Asamblea
Nacional y los diputados que votaron desconociendo y usurpando las funciones del poder
ejecutivo nacional: ¿aplicarles, como debería ser, el artículo 236, parágrafo 21 de la
Constitución Bolivariana que faculta al Presidente de la República para disolver la
Asamblea Nacional cuando sus actos atenten contra el orden constitucional?

Análisis de la Guerra Económica

El día 27 de Mayo de 2016 se celebró un extraordinario foro en la Escuela Venezolana de


Planificación Social, de la cual somos profesores, con la participación de destacados
especialistas como Pascualina Curcio, el ministro Ricardo Menéndez y Santiago Lazo. Las
exposiciones presentadas consideran que el año 2012, cuando se agrava la enfermedad del
Presidente Chávez, fue el punto de inflexión de la guerra económica. Desde 2012 -2013,
todas las variables económicas han mostrado un comportamiento atípico en relación con
las leyes económicas que se expresa en variables concretas.

La inflación se origina en los tipos de cambio que influyen sobre los precios; el 35% del
PIB está constituido por las importaciones que realizan empresas monopólicas a la tasa de
cambio del dólar negro o paralelo, no el oficial, lo cual influye sobre el nivel de las
reservas internacionales de Venezuela.

El desabastecimiento de los productos de primera necesidad no es un problema de la


producción, es una estrategia inducida artificialmente por la empresa privada; ello se refleja
en una tasa de desempleados baja, un 7%, lo cual indica que hay un alto porcentaje de
personas que gozan de puestos de trabajo. No podemos hablar de una baja en la producción
que influya en las crisis, ya que el desabastecimiento es selectivo, enfocado hacia el
acaparamiento de aquellos productos relacionados con la higiene personal y el cuidado de
los niños (jabones, champú, desodorantes, toallas sanitarias, pañales, etc.), alimentos de
consumo diario como pastas, café, arroz, azúcar, leche líquida o en polvo, mantequilla,
margarina, aceite comestible, etc.

La carencia de bienes utilizados para la higiene, por ejemplo, que son producidos por
empresas monopólicas transnacionales, se debe a un proceso inducido de mala distribución.
Este hecho, que analizaremos más adelante, genera un mercado paralelo dominado por la
buhonería controlada por la mafia llamada bachaqueros. Aunado a ello, observamos que lo
que genera el desabastecimiento no es el control de precios, el cual está muy por debajo de
la estructura de precios de año 2003, sino que aquel es selectivo e inducido para forzar la
contracción artificial de la oferta y la inflación, aumentando así un nivel de demanda que no
puede ser satisfecha a pesar de los aumentos sucesivos de salario que ha efectuado el
gobierno bolivariano. Otra estrategia perversa para fomentar el desabastecimiento es la
simplificación de la producción, lo cual se traduce en envasar el producto en
recipientes más grandes. Por ejemplo, en el caso de la margarina, de alto consumo por las
familias populares, se descontinuó la producción de barras individuales para favorecer el
empaque en envases más grandes; igual proceso ocurre con los jabones líquidos para fregar
la vajilla, los desinfectantes para lavar los pisos, etc., lo cual reduce la cantidad de unidades
producidas, que son vendidas más caras aumentando así la tasa de ganancia, pero dejando
a muchas familias sin poder consumir el producto.

El gobierno bolivariano ha otorgado a las transnacionales farmacéuticas que dominan el


mercado nacional, suficientes divisas para importar los insumos necesarios que garanticen
la producción de fármacos; sin embargo, continúa el desabastecimiento en fármacos
estratégicos tales como la medicinas para la hipertensión, la diabetes, calmantes, vitaminas,
etc. cuya ausencia de los anaqueles de las farmacias provoca sentimientos de angustia y
desesperanza. No hay disminución de ventas, tampoco de ganancias. Se producen
medicamentos, pero estos no aparecen en los anaqueles de las farmacias, ya que se
persigue forzar --por la vía de una oferta artificialmente deficiente-- el aumento constante
de la demanda no satisfecha.

En Venezuela el capital está demasiado concentrado (y cartelizado) en ciertos sectores de la


producción de insumos de consumo diario tales como pastas alimenticias, productos para
la higiene, para la limpieza, etc., lo cual no ocurre con la producción de rubros vegetales
que está en manos de una gran diversidad de unidades de producción que no están tan
concentradas. Ello nos lleva a concluir que en Venezuela el gobierno bolivariano debería
diseñar políticas económicas para promover la mediana y pequeña industria y facilitar la
desconcentración del capital, cuya hegemonía es el factor que determina la desigualdad
socioeconómica, clasista, entre los actores sociales.

Aspectos Socioculturales de la Guerra Económica

El objetivo central de la guerra económica es incentivar el sentimiento de frustración en la


vida cotidiana de los y las venezolanas, matar su esperanza en alcanzar un futuro más feliz
y mejor. Un factor importante para lograr aquel objetivo es el fomento de la inseguridad
personal, para lo cual, con la ayuda de los paramilitares colombianos de Álvaro Uribe
Vélez, la oposición ha dotado a la delincuencia venezolana de una estructura igualmente
paramilitar organizada en bandas delictivas regionales como la del tristemente celebre
delincuente alias Picure, dado de baja por las fuerzas de seguridad, lúgubre personaje que
luego resultó ser ficha política importante de un partido de la oposición de derecha (MUD).

¿Qué hacer?

a) Para hacer frente a esta ofensiva del imperio, sería recomendable crear una Misión o un
Ministerio de Guerra Económica que elabore, centralice y coordine transversalmente todas
las medidas que deben ser tomas en esta coyuntura histórica.

b) Modificar el patrón de la distribución de bienes de consumo; establecer menos distancia


entre el productor y el consumidor final.

c) Socializar al máximo la distribución de la renta petrolera.

d) Diversificación productiva que nos permita desconectar nuestra economía de la


economía capitalista neoliberal.

d) Diseñar y aplicar, a la brevedad posible, políticas culturales y mediáticas que tengan


como meta la recuperación de los valores positivos y la confianza en el futuro de la
Revolución Bolivariana, que se expresan en la cotidianidad.

e) Enfatizar la producción de programas educativos para la juventud que promuevan el


conocimiento de la historia social venezolana y el lugar que ocupan los diferentes actores
sociales en la lucha de clases que desató el capitalismo venezolano.

f) Enfatizar la producción y estandarización de los bienes escolares (uniformes, calzado,


cuadernos, libros y útiles en general) para bajar los costos de la escolaridad.

g) Consolidar y extender la economía comunal para cortar las líneas de abastecimiento del
capitalismo monopólico.

h) Terminar con el financiamiento del estado a la industria privada monopólica antipatriota.

i) Aplicar el arma impositiva a las ganancias provenientes de la especulación con la venta


de alimentos y de bienes esenciales para la higiene personal.

j) Cancelar la patente comercial de todos aquellos que infrinjan las leyes de la República
sobre fijación de precios.

k) Crear una corporación nacional o mixta que se ocupe de importar y distribuir los bienes
necesarios para el funcionamiento de la industria de ensamblaje de productos o de
producción de los bienes demandados por la sociedad venezolana.

Caracas, 4 de Junio de 2016.


Profesores Titulares Jubilados UCV.. y de la Escuela Venezolana de Planifición Social.
Publicado 6th June 2016 por Anonymous

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