1.1 Lenguaje y evolución. 1.2 Base dinámica de conocimientos 1.3
Habilidades técnicas y procedimentales 1.4 Juicio clínico. 1.5 Bibliografía. __________________________________________________________________
La fonoaudiología es una disciplina profesional relacionada con las ciencias de la
salud, la psicología y la lingüística aplicada.
También conocida como logopedia o terapia del lenguaje está orientada a
prevenir, evaluar, diagnosticar y tratar personas que presenten alteraciones al momento de comunicarse y o alimentarse.
El término logopedia proviene de los términos griegos logos 'palabra' y paideia
'educación de niños' que podrían traducirse como educación de la palabra.
El término fonoaudiología es más común en América del Sur, y se refiere a la
palabra griega φωνή phōnḗ 'voz, sonido' y la palabra latina audīre en griego también se encuentra αὐδή audḗ 'relato hablado, sonido, grito' de la misma raíz.
1.1 Lenguaje y evolución.
Lenguaje: Es la parte cognitiva. Es entender lo que estamos hablando y a la otra
persona. Entonces podemos estar hablando muy bien pronunciando pero no diciendo nada coherente, o al revés, se puede estar diciendo un discurso bien armado pero cuando nos toca decirlo en otro idioma (inglés) y no tenemos la pronunciación perfecta nuestra habla en ese momento va a estar alterada.
Evolución: Se basa en
Interacción con otras personas.
Interacción con el medio ambiente.
1.2 Base dinámica de conocimientos
El primer ingrediente de la experticia fonoaudiológica es un fondo activo de datos,
información y conocimientos que permiten, por una parte, la descripción y la explicación del comportamiento comunicativo humano y de las formas en que éste se puede alterar y, por otra, la identificación de principios y estrategias La profesión de fonoaudiología conducentes a la modificación de dicho comportamiento. Los datos, la información y los conocimientos son generados, adaptados y publicados por los miembros investigadores de la colectividad fonoaudiológica, de acuerdo con los estatutos de las comunidades profesionales y científicas universales. Pero el conocimiento fonoaudiológico no debe ser visualizado como un bloque estático. En realidad, este conocimiento, como el de cualquier otra área, se define mejor en términos de una confrontación, un diálogo permanente entre construcciones o hipótesis teóricas y los datos o evidencia empírica que generan los procesos de investigación. El diálogo entre estos dos niveles es un mandamiento de la ciencia interesada en la comprensión de realidades físicas, biológicas y sociales. Dicho de otra manera, el conocimiento fonoaudiológico no está constituido exclusivamente por especulaciones o hipótesis de naturaleza abstracta. Cualquier visualización teórica, o sea, cualquier explicación sobre los fenómenos comunicativos humanos debe someterse a las pruebas de la realidad, a través de procesos de investigación. En otras palabras, cuando hablamos de conocimiento, nos referimos a una dinámica entre suposiciones teóricas y su investigación en el plano de la realidad tangible. A continuación se amplían las definiciones de estas dos nociones fundamentales. Una teoría se define como un conjunto de supuestos, conceptos y definiciones relacionados, que exponen una visión sistemática de los fenómenos al especificar conexiones entre variables, con el propósito de explicar, predecir o comprender los fenómenos de la realidad. Por ejemplo, a la fonoaudiología le corresponde proponer hipótesis, o sea suposiciones muy serias, que respondan, al menos parcialmente, preguntas como las siguientes: ¿ existen regularidades en las formas como los niños con deficiencias específicas del lenguaje confunden u omiten los morfemas gramaticales ?; ¿cuál es la naturaleza del comportamiento neurofisiológico del habla tartamudeada?; ¿cómo se explican los micro actos físicos y fisiológicos involucrados en los cambios de frecuencia de vibración de las cuerdas vocales, o sea, en los cambios del tono de la voz?; o ¿de qué manera influyen en la calidad y en la velocidad del desarrollo del lenguaje, si es que influyen, las maneras como los padres les hablan a sus hijos entre los cero y los cinco años? Y así, muchísimos otros interrogantes. Los procesos requeridos para responder estas preguntas son empresas complejas de largo plazo. Estos interrogantes no se pueden contestar en un solo movimiento. Se necesita el engranaje entre las imaginaciones sensatas de los investigadores y un alto número de micro-verificaciones en la realidad. Las suposiciones de los investigadores, expresadas en relaciones y lenguajes abstractos, constituyen las teorías. Por otra parte, investigación es el proceso de búsqueda de respuestas específicas a preguntas específicas, de una manera organizada, objetiva y confiable. Cada experiencia particular de investigación constituye un fogueo de algún aspecto de una teoría. Este fogueo es lo que se llama contrastación empírica o, como se denominó arriba, micro verificaciones de la realidad tangible. Se requiere un gran volumen de tales contrastaciones para “otorgarle la visa” a una hipótesis o teoría, es decir, para que se pueda afirmar que no se trata de meras fantasías del teórico. Cada investigación individual corresponde a una de las fichas de un rompecabezas teórico y entra a enriquecer el volumen de información que se ha ido acumulando para responder preguntas sobre diferentes aspectos de la comunicación humana y sus desórdenes. El conocimiento de cualquier realidad es, por definición, complejo y por tanto, difícil de aprehender y comprender. Estas condiciones aplican, como es obvio, al conocimiento fonoaudiológico sobre la comunicación y sus desórdenes y le imprimen el carácter de interdisciplinar a este saber. Es obvio que para describir y explicar estos fenómenos humanos son indispensables conceptos de otras disciplinas como la física, la fisiología, la lingüística, la filosofía y la psicología, entre otras. Pero aceptar la pluralidad del conocimiento fonoaudiológico no equivale a negarle una identidad y un grado suficiente de autonomía. En su empeño por comprender y explicar la complejidad de la comunicación humana alterada, los científicos de la fonoaudiología recontextualizan diversos saberes disciplinarios y los integran a sus propios modelos interpretativos con el propósito de generar conocimiento original sobre la comunicación normal y alterada, de forma que permita derivar, en el menor tiempo posible, aplicaciones descriptivas, diagnósticas, terapéuticas y tecnológicas que contribuyan, en último término, a mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidades comunicativas. Sin duda, la fonoaudiología ha cumplido con esta responsabilidad ética como ciencia aplicada del comportamiento humano.
1.3 Habilidades técnicas y procedimentales
Se dijo que los constituyentes de la experticia se pueden aislar para propósitos de
análisis pero que en la realidad se activan de manera simultánea e integrada durante la prestación directa del servicio fonoaudiológico. Por tanto, las habilidades técnicas y procedimentales, segundo componente de la actuación experta, no pueden definirse como ejecuciones desmembradas del conocimiento científico sobre la naturaleza de la comunicación humana y sus desórdenes y sobre los modelos que permiten describir, explicar y modificar esos desórdenes. En otras palabras, la demostración de estas habilidades exige una comprensión profunda de la dialéctica entre lo teórico, lo investigativo y lo práctico. Dicho de otra manera, si el conocimiento teórico, llamado declarativo por la psicología cognoscitiva, no está integrado con el conocimiento práctico, también denominado procedimental, se cae en “un practicismo no consciente e incapaz de comprender y adaptarse, o en un teoricismo inútil y superpuesto a prácticas totalmente ajenas”. En tanto conjunto de habilidades, la dimensión técnico-procedimental se aprecia en el momento en que una fonoaudióloga se involucra en interacciones concretas con otras personas. Un profesional experto demuestra habilidades técnicas y procedimentales cuando sabe cómo conducir un proceso de evaluación diagnóstico de un desorden comunicativo y cuando sabe cómo adelantar un proceso de intervención terapéutica dirigido a modificar el comportamiento comunicativo de un individuo. La función profesional de evaluar y diagnosticar, la cual incluye, para propósitos de esta discusión, la realización de tamizajes, involucra una serie de eventos, entre los cuales los siguientes son decisivos: la selección y acopio de información sobre la persona que solicita el servicio fonoaudiológico; el conocimiento por primera vez de personas preocupadas por su comunicación o por la de alguno de sus familiares; la realización de entrevistas enfocadas a precisar el motivo de consulta de las personas y a obtener toda la información pertinente sobre las circunstancias pasadas y presentes que impactan la capacidad de comunicación de la persona consultante; la observación refinada de las variables que intervienen en la comunicación de una persona; la obtención de muestras representativas de habla y lenguaje; la utilización de protocolos de evaluación psicométrica; la utilización confiable de procedimientos descriptivos y perceptuales, lo mismo que de tecnología computarizada o de otra naturaleza para el registro y la medición cuantitativa de las dimensiones comunicativas y de la deglución; el reconocimiento de patrones que identifican categorías diagnósticas de los desórdenes de comunicación; la obtención de respuestas en el nivel máximo de ejecución de la persona evaluada (evaluación dinámica o terapia de ensayo); la emisión de pronósticos sobre el potencial de cambio; la toma de decisiones sobre la elegibilidad de la persona consultante para rehabilitación fonoaudiológica; la toma de decisiones sobre objetivos terapéuticos y la remisión a otros profesionales; el suministro de conclusiones diagnósticas al usuario y su familia; y la composición de informes diagnósticos escritos en diferentes versiones según el destinatario. La función terapéutica fonoaudiológica se cumple en secuencias de intercambios comunicativos finamente sintonizados e involucra acciones como las siguientes: expresar de manera explícita la relación entre los objetivos terapéuticos y la meta de comunicación funcional; crear y manipular contextos que faciliten la comunicación y la generalización de los comportamientos aprendidos; presentar instrucciones claras y concisas; ejemplificar comportamientos deseados; mantenerse en sintonía con las respuestas del usuario; evaluar las características de las respuestas a fin de tomar micro decisiones conducentes a mejorar las respuestas (retroalimentación), o sea, demostrar habilidad en la aplicación selectiva de información a las decisiones clínicas; capitalizar con acierto las iniciativas comunicativas del usuario; utilizar tecnología computarizada o de otra índole para el registro, la retroalimentación y el monitoreo de las respuestas; manejar de manera consciente y minuciosa el ritmo de trabajo y del micro tiempo en la interacción terapéutica; demostrar sensibilidad para tomar decisiones respecto a la organización y al grado de estructura de la interacción terapéutica; recomendar y utilizar sistemas de comunicación aumentativa y alternativa; y evaluar empíricamente los resultados de la intervención terapéutica para demostrar su eficacia o tomar decisiones sobre la continuación o terminación del tratamiento. Las habilidades técnicas y procedimentales que forman parte de la experticia fonoaudiológica se entienden pues como un conjunto de destrezas que utiliza el profesional durante las interacciones directas con personas que presentan discapacidades de comunicación. El uso de las destrezas se va combinando de una manera magistral, minuto a minuto, durante cada sesión de trabajo, con la intención de facilitar el aprendizaje comunicativo del usuario del servicio fonoaudiológico. Estas habilidades, como es lógico, se aprecian en lo que dice el profesional y en la manera cómo lo dice. También se pueden verificar en la sincronización de sus acciones respecto a las producciones del usuario y en la forma como utiliza diversos recursos de apoyo para facilitar las participaciones comunicativas de la persona a quien atiende.
1.4 Juicio clínico
El juicio clínico, tercer constituyente de la experticia, se refiere a la destreza que
debe exhibir el profesional de la fonoaudiología para tomar decisiones correctas. La legitimidad de esta entidad -el juicio clínico- se basa en el reconocimiento de que, ante todo, los profesionales son personas por naturaleza multidimensionales, quienes utilizan un sistema complejo de conocimientos y habilidades específicas para tomar decisiones que tienen el potencial de afectar significativamente las vidas de los usuarios a quienes les prestan un servicio. La realidad del juicio clínico también se fundamenta en el hecho de que durante los procesos de evaluación, diagnóstico y tratamiento de un desorden comunicativo se pueden presentar muy pocas circunstancias, si es que ocurren, rutinarias y predecibles. La mayoría de las situaciones plantean, en cambio, cursos de acción alternativos que deben ser identificados, jerarquizados y evaluados. Una sola decisión incorrecta puede bloquear otras decisiones que podrían ser las correctas o las más éticas y profesionalmente responsables. En cualquier caso, si para empezar no se identifican las opciones posibles, el desempeño no puede calificarse como experto. Por ejemplo, cuando una persona consulta porque no puede producir de manera correcta un sonido como la ese o la erre, un fonoaudiólogo no experto, negligente o desinformado puede pensar que se trata de una dificultad simple que sólo requiere el trabajo tradicional de enseñar la producción correcta del sonido según su punto y modo de articulación. Si ésta es la decisión del profesional, ni siquiera considerará la evaluación de otros sonidos con el propósito de optar por una de dos posibilidades diagnósticas: la alteración simple en la producción de un sonido o el desorden que compromete el uso de las reglas fonológicas que gobiernan la producción de una familia de sonidos. Si se trata de la segunda opción pero la fonoaudióloga toma el “camino del menor esfuerzo” trabajando como si se tratara de una desviación simple de articulación, no se obtendrán cambios, se desperdiciará tiempo, se perderá dinero y el usuario no terminará satisfecho. En este caso, el profesional habrá causado daño a una persona y en el proceso, la profesión de fonoaudiología perderá credibilidad ante la sociedad, representada ésta por el cliente y su familia y ante otros profesionales si se trata de una remisión, por ejemplo, de un educador o una psicóloga. Factores de muy diversa naturaleza se activan durante los procesos de toma de decisiones profesionales. Más que factores, en realidad se trata de una mezcla complicada de variables objetivas, situacionales, cognoscitivas, intuitivas, actitudinales y éticas que interactúan de forma dinámica mientras se van tomando las decisiones profesionales. En tanto proceso cognoscitivo complejo, el ejercicio del juicio clínico involucra procesos de razonamiento inductivo y deductivo; habilidades de pensamiento crítico; formación de hipótesis; emisión de juicios morales y valoraciones éticas; y el uso de la intuición informada. Requiere, sin excepción, una actitud científica de curiosidad y duda. En cualquier caso, los escenarios en los que se toman decisiones son siempre complejos, dinámicos y con algún grado de incertidumbre. 1.5 Bibliografía.
1. Cuervo, C. (1992). 25 Años de la Fonoaudiología en Colombia: Evaluación y Futuro. Arte y
Conocimiento, Nº 14-15, 55-64 2. Sánchez,R.J.D.(1995). Fundamentos conceptuales del sistema de seguridad social en salud. En Ministerio de Salud, Organización de los sistemas territoriales de seguridad social en salud en Colombia (p.6). Santa Fe de Bogotá: Autor 3. Cuervo, C.,Trujillo, A. y de Villate, M. (1996). Efectividad de la rehabilitación fisioterapéutica, ocupacional y fonoaudiológica: Un marco de referencia. Ocupación Humana, 6,3,11-28