Una lectura de Las tierras arrasadas nos sumió en un lugar en el que la línea que
diferencia a los humanos con las mercancías se desdibuja; un lugar donde esa
escisión que marca un abismo entre algo que podríamos llamar <<nuestra
naturaleza propiamente humana>> y aquello que nace de nuestras manos, de
nuestra producción, desaparece.
Si para el joven no hay placer más vivo que descubrir y hacer suyo el
pensamiento puro, descubrir bajo la luz de los astros brillantes que alumbran el
mundo las ideas que emanan de él —la patria, la verdad, la libertad, la humanidad,
el hombre, etcétera—, hasta quedar hipnotizado, ¿cómo es entonces que el
hombre maduro, a diferencia del joven, toma al mundo como es sin ver por todas
partes mal que corregir, ni entuertos que enderezar?, ¿cómo es que el joven
abandona su estado infantil para darle paso a la siguiente etapa de su vida como
hombre maduro?
- La patria dice: que se tumben sobre el suelo –añade Epitafio él también gritando y
fingiendo, con los brazos, una deferencia.
“la producción del fantasma, la constitución del efecto fantasma, no es simplemente una
espiritualización, ni siquiera la autonomización del espíritu, de la idea o del pensamiento,
tal y como se produce por excelencia en el idealismo hegeliano. […] No hay fantasma, no
hay nunca devenir-espectro del espíritu sin, al menos, una apariencia de carne, en un
3
Max Stirner, El Único y su propiedad, pág., 59.
espacio de visibilidad invisible, como des-aparecer de una aparición. Para que haya
fantasma es preciso un retorno al cuerpo, pero un cuerpo más abstracto que nunca” 4.
1.- Las ideas y conceptos se desgajan de su substrato —del sujeto ético—, primer
momento del proceso.
3.- Tercer momento del proceso de producción: las ideas no vuelven al cuerpo vivo
del que son arrancadas, sino que, encarnada en una segunda (tercera, cuarta o
quinta) naturaleza —a la que eludía Hegel en cuanto a la relación entre la ética y
la costumbre— es que se desgajan más ideas y pensamientos; pero ya no de un
cuerpo-vivo, sino que, a partir de un cuerpo-artefactual; en definitiva, en un cuerpo
protético del cual se desgajarán nuevas ideas para continuar, hasta el infinito, este
proceso.
5
Martin Heidegger, La constitución onto-teo-lógica de la metafísica, pág., 4.
6
Martin Heidegger, La constitución onto-teo-lógica de la metafísica, pág., 1.
7
Reiner Schürmann, De la constitución de uno mismo como sujeto anárquico.
“No debí haberlo intentado… No debí nunca haberme ido…
Y pensar que yo creía que sí podría… por pendejo… por no
Creer que no se puede… que uno sale siempre derrotado…
Que lo derrota a uno este sitio… que lo derrotan siempre
A uno estas gentes… convirtiéndolo en perro…
Un animal pues solamente.”
Así, en las tierras arrasadas, los seres humanos son reducidos a la expresión más
mínima de ellos mismos, para satisfacer las <<pulsiones naturales humanas>> de
otras gentes que viven en las tierras arrasadas.
8
G. W. Hegel, Principios de la filosofía del derecho, agregado al § 46: “En la propiedad mi voluntad es
personal, pero la persona es un esto, la propiedad será por lo tanto lo personal de esta voluntad. Puesto que
por medio de la propiedad le doy existencia a mi voluntad, la propiedad debe tener la determinación de que
algo sea mío. Ésta es la importante doctrina de la necesidad de la propiedad privada. Si bien admite
excepciones por parte del Estado, éste es el único que puede hacerlas, aunque con frecuencia, especialmente
en nuestro tipo, ha restaurado la propiedad privada. Así muchos Estados han clausurado monasterios con
razón, pues una comunidad no tiene el mismo derecho de propiedad que la persona”.
son dadas (a la <<donación>> misma>>), y a su vez, nos revelaría la intersección
de estrategias de discurso y de poder que la constituyen como una <<red
epocal>>.
“Justo entonces, el graznido de una urraca, como le pasa casi siempre que una urraca lo
sorprende, conduce a Lacarota al solar de aquella casa en que naciera y en la que todo
pareció ser felicidad por varios años: esos años en los que él y sus hermanos no hicieron
otra cosa que jugar bajo un cielo interminable.
Luego, un día cualquiera, empezaron los años del encierro: podían Epitafio y sus
hermanos salir sólo un rato cada día. Y luego cada tantos días un rato, acompañados por
su padre o su madre.
Al final los niños ya no pudieron salir de casa nunca: algo acechaba sin que Epitafio
entendiera qué era. Epitafio: este hombre que quiere ir a descansar ahora a la casa que un
día fue matadero y que por eso apura a Mausoleo sobre las piedras color sangre”.
En el corazón del matadero, mientras tanto, los muchachos que obedecen a Lacarota
siguen castigando a los hombres y mujeres que vinieron de otras tierras.
Vemos aquí, como la voz narrativa nos presenta aquel lugar en donde creció
Epitafio. Lo sugerente de aquel lugar es cómo pasó de ser su hogar (lo más
propio) en un lugar asfixiante. El cómo el matadero pasó a ser una categoría ética
de Epitafio que se exterioriza tanto en él como en los entes que dispone.
Así, la pregunta del sujeto ético, <<¿qué debo hacer?>>, es una pregunta que
presupone demasiada autonomía, a saber, la autonomía de darse a sí mismo una
ley moral obligatoriamente universal. Pero esta aporía respecto al sujeto ético se
9
Reiner Schürmann, De la constitución de uno mismo como sujeto anárquico.
10
Antagonism & Practical History, Bestias de carga: Un intento de replantearse la separación entre liberación
animal y las políticas comunistas, pág.8.
remite al carácter propio de la meditación que éste realiza. La meditación implica a
un sujeto móvil, y modificable por el efecto de los acontecimientos discursivos que
se producen en la <<red epocal>> en que se encuentra.
Por este motivo, al dar un paso hacia atrás y hacer de la metafísica un problema,
es que llevaremos a cabo, en un primer momento, una meditación; en cuanto ésta
implica una reflexión sobre la esencia de lo ente así como una decisión sobre la
esencia de la verdad.
Siendo que este fundamento domina por completo todos los fenómenos que
caracterizan dicha era, y viceversa. De esta manera, quien sepa meditar puede
reconocer en estos fenómenos el fundamento metafísico de su era, de su <<red
epocal>>. Por ello podemos definir a la meditación como “el valor de convertir la
verdad de nuestros propios principios y el espacio de nuestras propias metas en
aquello que más precisa ser cuestionado”12.
11
Martin Heidegger, La constitución onto-teo-lógica de la metafísica, pág., 1.
12
Martin Heidegger, La constitución onto-teo-lógica de la metafísica, pág., 1.
¿Qué sería, finalmente, aquello que nos cuestionaremos al meditar? Ya no sería
en las palabras de Mausoleo en donde reconoceremos esta decisión, sino en sus
acciones:
“Los [los cigarrillos los] dejé en la camioneta, recuerda Lacarota luego de un momento y
está a punto de volverse hacia la puerta: si no lo hace es solamente porque siente como
propia a energía que ahora emana del grandote: esta corriente casi eléctrica que da voz al
nuevo idioma con que se habla Mausoleo, que sorprende a los hombres aferrados a sus
armas y que aterra a los que fueron secuestrados en el claro Ojo de Hierba.”
-…
- soy la suerte y soy la patria –suma Lacarota cuando llega mausoleo a su lado, y
señalando una silla añade -: siéntate y observa lo que viene… eso también tendrás
que hacerlo.
“(…) esta emoción, tan nueva en él como el impulso que lo hizo arremeter contra la
niña, y como esa voz que le habló antes en la sala, se convirtieron en convicción
cuando, recargándose de nuevo en su puerta, Mausoleo siente que se vuelven sus
temores puro orgullo: es él quien hoy vigila a los hombres y mujeres que además
de que no pueden esperar nada del cielo no debieran esperar nada tampoco de
esta tierra.”
-Tú irás ahí dentro –interrumpe Epitafio nuevamente a Mausoleo, y señalando uno
de los cuartos donde están sus hombres encerrando a los que vienen de otras
patrias finaliza-: vas a cuidarlos… no dejarás que hagan ahí ruido… no los quiero
estar oyendo”.
Bibliografía:
- Antagonism & Practical History, Bestias de carga: un intento de
replantearse la separación entre la liberación animal y las políticas
comunistas. Disponible en: http://libcom.org/library/beats-burden-
antagonism-practical-history.php
- Foucault, M., Historia de la sexualidad”, Vol. II: el uso de los placeres, Siglo
XXI editores.