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Eduardo Restrepo
Retos actuales de las ciencias sociales en América Latina
Resumen
Las transformaciones de las ciencias sociales en
los países de América Latina en los últimos tres o
cuatro lustros han implicado dimensiones tecno-
lógicas y generacionales y se han sucedido en el
marco de mayores incidencias de unas políticas de
ciencia y tecnología abiertamente productivistas
y del posicionamiento del modelo gerencial de la
universidad-empresa. En este artículo se exami-
nan estas transformaciones para sugerir una serie
de retos a los que nos enfrentamos si el propósito
es el de unas ciencias sociales críticamente contex-
tuales y relevantes políticamente.
Palabras clave
Políticas de ciencia y tecnología, academización,
cambios generacionales, politización,
universidad-empresa.
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mediaciones nº15 ISSN 1692-5688 julio-diciembre 2015
Abstract Resumo
The transformation of social sciences in Latin Ame- As transformações das ciências sociais nos paí-
rican countries in the last three or four lustrums ses da América Latina nas últimas três ou quatro
has involved technological and generational di- lustros envolveram dimensões tecnológicas e
mensions as it has happened in the context of geracionais assim como no contexto de maiores
most incidences of science and technology policies incidências de políticas de ciência e tecnologia
openly productive, and the positioning of the ma- abertamente produtivistas e do posicionamento do
nagement model from the university-company. In modelo gerencial da universidade-empresa. Neste
this article these transformations are examined to artigo essas transformações são investigadas para
suggest a number of challenges that we face if the sugerir uma série de desafios que enfrentamos se
purpose from the social sciences is critically con- o objetivo é o de umas ciências sociais criticamen-
textualized and politically relevant. te contextuais e relevantes politicamente.
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la investigación, apropiación y circulación de las fundaciones y ONG. Muchos de estos jóvenes son
ciencias sociales, sino que también devienen en im- financiados y viven con sus padres, y ven en sus es-
portantes temáticas de estudio. Nuevas temáticas tudios fundamentalmente una opción profesional
que abren todo un nuevo continente, el de la ciber- de la cual puedan derivar su sustento económico.
cutlura, el de las redes sociales, pero también viejas Las discusiones éticas o políticas sobre el queha-
temáticas que pueden ser pensadas desde otros án- cer y razón de ser de las ciencias sociales, que eran
gulos, como las identidades, las corporalidades, las candentes hasta hace unos años, ahora son vistas
espacialidades. con cierta extrañeza o con franco aburrimiento
por muchos de los jóvenes estudiantes. Pensar su
Abrir-reestructurar las ciencias sociales tiene que labor orientada hacia el mercado o hacia el estado
tomar seriamente en consideración la manera no es un asunto que los conflictúe, sino más bien el
como nuestras prácticas más cotidianas se han visto horizonte de sus deseos. Esto contrasta con una o
atravesadas por la creciente dependencia de estas dos décadas atrás donde la elección de estudiar una
tecnologías. Nuevas sujeciones, otros amarres de disciplina en ciencias sociales estaba inspirada en
las geopolíticas, pero también cambios sustancia- criterios muy distintos, entre los cuales eran pre-
les en qué significaría hoy el lugar de enunciación, ponderantes los intereses políticos o humanísticos
la marcación de lugar, asociadas a las competen- (por llamarlos de alguna forma).
cias-dependencias tecnológicas deben ser conside-
radas. No basta con abrir-reestructurar las ciencias Con respecto a los practicantes más visibles en el
sociales quedándose en un plano epistemológico; establecimiento académico y en otros escenarios
hay que considerar seriamente la dimensión de las del desempeño disciplinar, también se han susci-
prácticas que constituyen las ciencias sociales, y en tado transformaciones sustanciales en los últimos
esta dimensión las transformaciones tecnológicas tres lustros. Uno de los más visibles es que la ge-
no pueden dejarse de lado. neración que experimentó unas ciencias sociales
críticas en las décadas de los setenta y ochenta se
Una segunda transformación es la generacional. ha ido jubilando o ha ido cediendo paso a colegas
Esta transformación no solo se evidencia en el perfil más jóvenes formados en la década del noventa o la
del grueso de los estudiantes que hoy se involucran primera del dos mil, que han obtenido sus titulacio-
en estudiar ciencias sociales, sino también en los nes de postgrado a menudo en academias metro-
relevos generacionales que se están sucediendo en politanas. Este relevo generacional también es de
sus practicantes tanto en la academia como en los estilo y de ethos, dándosele más prioridad a unas
otros ámbitos de la práctica profesional. Hace dos disciplinas cada vez más academizadas en lo que se
décadas, el perfil predominante de los estudiantes refiere al establecimiento universitario y, sorpren-
de las carreras de ciencias sociales era muy dife- dentemente, mucho más dóciles a las múltiples de-
rente de quienes hoy se encuentran matriculados. mandas del mercado y de la gubernamentalización
de la existencia de la vida social.
Aunque las ciencias sociales siguen, en muchos
aspectos, siendo marginales en la economía de En suma, preocupaciones sobre la geopolítica del
los prestigios que opera en el grueso del imagi- conocimiento, las políticas de la teoría o el compro-
nario social, sí ha habido un cambio en cuanto a miso suenan distantes, poco seductores, cuando no
las expectativas de quienes se matriculan en estas absolutamente inconmensurables con los intereses
disciplinas. Los jóvenes llegan y se gradúan con la y móviles que interpelan en términos generales a
esperanza de que con sus estudios obtendrán un la generación de estudiantes y practicantes de las
trabajo con el estado, las empresas o el sector de las ciencias sociales. Así que si el propósito es abrir o
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reestructurar las ciencias sociales en América La- entidades donde se adelanta investigación han pre-
tina uno no puede darse el lujo de desconocer que sionado indirecta o directamente a los profesores e
hoy el grueso de la generación de estudiantes y investigadores para que su labor responda a la lógi-
practicantes son, a menudo, interpelados por unas ca de medición establecida por Colciencias, que ha
expectativas y horizontes de profesionalización entronizado la cienciometría. Se ha desatado una
que en el mejor de los casos se muestran indiferen- especie de ansiedad de la clasificación por estar en
tes, cuando no abiertamente reacios, a considerar las mejores posiciones, con números de grupos de
los constreñimientos e implicaciones de lo que apa- investigación en A+ o porque sus revistas sean in-
rece ante sus ojos y reproducen en sus prácticas dexadas y reconocidas. Todo esto aún opera dentro
como ideales de las ciencias sociales. de la lógica de recompensas simbólicas que, depen-
diendo de las universidades o entidades de investi-
La tercera transformación es la referida a los efec- gación, se pueden traducir o no en bonificaciones
tos de las políticas de ciencia y tecnología agencia- o escalonamiento. En mucho se mantiene el meca-
das por las entidades estatales. Hubo una vez un nismo de la “carita feliz”, la recompensa simbólica,
tiempo donde las prácticas de los profesores uni- dado que Colciencias normatiza y mide pero no fi-
versitarios y los investigadores en las ciencias so- nancia realmente la investigación ni a los investiga-
ciales en general no estaban atravesadas por las dores en el país.2
normatividades y por los efectos de las políticas de
ciencia y tecnología que impulsan las entidades es- Para legitimar las tecnologías normalizantes de las
tatales en nuestros países; y esos tiempos, así a mu- prácticas de los académicos e investigadores, la bu-
chos les parezcan remotos y extraños, existieron en rocracia en Colciencias ha apelado a un discurso de
países como Colombia hasta hace solo un par de dé- la eficiencia, productividad, calidad, competitivi-
cadas atrás. Quienes hemos habitado los escenarios dad e internacionalización. Los imaginarios y su-
académicos desde hace al menos veinte años, tene- puestos de este discurso son grotescamente obvios:
mos una perspectiva diferente sobre lo que hoy “internacionalización”, por ejemplo, es plegarse
parece imponerse como un hecho naturalizado: irreflexivamente a una particular geopolítica del
hubo una época en la cual no imperaban los cvlacs conocimiento donde unos centros, lenguajes, mo-
y gruplacs,1 sin la obsesión por revistas indexadas dalidades de argumentación, formas de visibiliza-
en ISI o Scopus, sin la regulación, por la burocracia ción y audibilidad son dominantes. Como lo hemos
académica, de los procesos de investigación, defini- trabajado para el caso concreto de la antropología,
dos desde proyectos y medidos en resultados como esto supone reproducir ciertas políticas de la igno-
publicaciones. rancia, perpetuar unos silenciamientos y asime-
trías (Ribeiro y Escobar, 2008; Restrepo, 2012).
En Colombia, por ejemplo, estas transformaciones
se han ido posicionando lentamente. La clasifica- Poco se discuten los criterios desde los cuáles se
ción de los grupos de investigación y el registro de mide, qué se mide, quién mide y para qué se mide.
la producción de los académicos en sus cvlacs son
medidas que han sido incorporadas por cada vez
2 Esto contrasta con los modelos del Conicet en Argentina o
más universidades e investigadores. Las diferentes del Conacyt en México, que cuentan con reales programas de
burocracias académicas de universidades y otras financiación (no simplemente con convocatorias a becas o a
la financiación de ciertos proyectos). Tal vez el ejemplo más
extremo es el de Chile, donde el Conicyt ha introducido un
mecanismo de pago en dinero a las universidades por artículo
1 Estos son los nombres que la entidad estatal en Colombia publicado en revistas indexadas en ISI o Scopus, lo que ha
(Colciencias) le da a la estandarización de las hojas de hecho que las universidades establezcan modalidades de
vida de los académicos y de los grupos de investigación, presión-incentivación a sus profesores e investigadores para
respectivamente. que orienten sus labores hacia la publicación de estos artículos.
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Así, la investigación se ha convertido en una acti-
vidad fuertemente regulada y estructurada por de-
He argumentado que se puede identificar una se-
mandas de la burocracia académica. Para solicitar
rie de transformaciones en los tres o cuatro últimos
recursos o descarga de tiempo, el investigador se
lustros que han significado cambios importantes de
ve compelido a operar dentro de una serie de re-
querimientos de ritmos y productos fijados por las
burocracias universitarias. Las consultorías se im- 3 El proceso de privatización de las universidades públicas
no hay que entenderlo simplemente desde la perspectiva
ponen cada vez más como el escenario de la investi- de dónde provienen los recursos para su funcionamiento y
gación, lo que la subsume a los intereses de quienes quiénes pueden acceder a sus programas; también hay que
considerar el modelo mismo de universidad, del para qué, el
contratan. cómo y el hacia dónde que se expresa en prácticas como el
posicionamiento del modelo gerencial comentado.
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los términos en los cuales se despliega el campo de productividad y competitividad que marcan fuer-
las ciencias sociales en distintos países de América temente a las ciencias sociales en los últimos lus-
Latina. A partir de este panorama, nos encontra- tros han reforzado la figura del autor-individuo y
mos ante una serie de retos si lo que buscamos es cierta idea de los derechos intelectuales que con-
potenciar unas ciencias sociales críticamente con- cibe al conocimiento como una mercancía. Apos-
textuales y relevantes políticamente. tarle al trabajo colectivo y colaborativo en ciencias
sociales, pareciera ser hoy una práctica que puede
El primer reto consiste en reorientar nuestra labor cuestionar la lógica del productivismo, debido a
a partir de la profundización de los diálogos sur- que los ritmos, prioridades y logros que tiende a
sur. El colonialismo intelectual que se ha afianzado involucrar este tipo de trabajo, contrastan con las
en las últimas décadas al tomar como referentes lógicas de la acumulación productivista. Igualmen-
privilegiados a los autores, conceptualizaciones y te, se hace cada vez más importante desnaturalizar
estilos académicos euro-estadounidenses, requiere la concepción de los resultados del conocimiento
ser revertido por un giro en los términos de la con- como propiedad privada —a la que solo se puede
versación, al igual que en las genealogías intelec- acceder si se tiene cómo pagar—, que se produce
tuales e interlocutores que nos interpelan y consti- en un escenario de competencia donde se premia el
tuyen (Santos, 2009). egoísmo y la apropiación individualizada, sancio-
nada mediante la figura del copyright. Hay que ex-
El reto de profundizar los diálogos sur-sur no se en- plorar los alcances y límites de otras modalidades
tiende como una apelación chovinista ni como un de propiedad intelectual como el creative commons
auto-orientalismo que supone un privilegio episté- y el copyleft, sin ser ingenuos con respecto a las sor-
mico a las márgenes y lugares históricamente sub- prendentes habilidades del mercado y los intereses
alternizados; este reto lo entiendo más en la línea empresariales de cooptar iniciativas que se presen-
del historiador subalternista Dipesh Chakrabarty tan como alternativas.
(2008), para quien el pensamiento europeo es indis-
pensable pero insuficiente para comprender ade- Cierta manera de entender la interdisciplinariedad
cuadamente a las sociedades modernas coloniales constituye un tercer reto que enfrentan las cien-
como la India pero también a la misma Europa. De cias sociales en países como el nuestro. En gran
ahí su contundente planteamiento de la urgencia parte apuntalada por la burocracia académica, que
de provincializar a Europa. busca reducir costos de operación, y en asocio al
socavamiento de los pregrados, una errática con-
Profundizar los diálogos sur-sur requiere de esta cepción de la interdisciplinariedad se ha impues-
provincialización de Europa, pero no se limita a to en no pocas universidades. De unos programas
eso. Al mismo tiempo, hay que tomar en serio in- de formación estructurados en la apropiación de
terlocutores que conversan en otros lenguajes, que las tradiciones y estilos disciplinarios, hoy los es-
suponen diferentes estilos intelectuales. Dejarse tudiantes se encuentran los cuatro o cinco prime-
contaminar por su indisciplina, por su indocilidad, ros semestres (cuando no más) recibiendo básica-
por lo herético de ritmos que no se pliegan a los mente cursos de diferentes disciplinas desde una
imperativos de la productividad. narrativa celebratoria de la interdisciplinariedad.
Esto abarata los costos de los programas, pues un
Un segundo reto, en ciertos sentidos asociado al profesor se encarga de muchos más estudiantes; no
primero, se refiere al posicionamiento del trabajo obstante, es realmente una muy mala estrategia de
colectivo y colaborativo, así como al socavamien- interdisciplinarización, porque cada profesor sigue
to del fetichismo del copyright. Los discursos de la hablando desde sus lugares disciplinarios mien-
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tras que los estudiantes no cuentan con insumos de la utopía, de la preocupación de un para qué y
sólidos ni de la disciplina a la que se matricularon para quiénes que se articule con fuerzas y movili-
y de la cual serán futuros profesionales ni de las zaciones políticas reales, puede ser una tarea poco
otras disciplinas que caen como un chaparrón del seductora para un sector de los académicos que,
cielo. La interdisciplinariedad no es un punto de por razones que no se pueden examinar aquí, se
partida sino de llegada. Es un horizonte de proble- identifican con el actual orden de las ciencias so-
matización de certezas disciplinarias. Puede haber ciales en nuestros países. También es una propues-
descentramientos y auténticos diálogos cuando se ta poco atractiva para estudiantes cuyo propósito
cuenta con puntos que descentrar y lugares desde existencial es conseguir un ‘buen’ trabajo, sin ma-
los cuales dialogar.4 Sin esto, lo que hay es una in- yores preocupaciones éticas o políticas más allá de
terdisciplinaridad cosmética basada en una floja o su bienestar económico y social inmediato. El peso
nula formación disciplinaria. de la inercia del establecimiento académico, como
se ha ido sedimentando en los últimos lustros, con-
Mi argumento no es la reificación de las disciplinas jugado con la abierta resistencia de sus guardianes,
para apelar a un patriotismo disciplinario ni la ne- hace titánico revertir la tendencia de unas ciencias
gación de la relevancia de la interdisciplinariedad; sociales engolosinadas con dispositivos de recom-
es más, en nociones como las de transdisciplinarie- pensa inmediatos del productivismo y de su instru-
dad e indisciplinariedad se pueden articular perti- mentalización en el mercado y en la afinación de
nentes procesos que permitan potenciar unas cien- las tecnologías de sometimiento. No obstante, este
cias sociales críticamente contextuales y relevantes es precisamente uno de los retos que hoy enfrenta-
políticamente. Simplemente quiero indicar que la mos: la transformación de la imaginación teórica e
manera cómo se entiende la interdisciplinariedad histórica que articule la labor de las ciencias socia-
por las burocracias académicas no es acertada por les a producir, compartir y contrastar conocimien-
los efectos socavantes en la formación de las na- tos críticamente contextuales y relevantes política-
cientes generaciones, por lo que uno de los retos mente.
pasa por tomarse en serio las disciplinas en aras de
ir más allá de ellas.
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