El doctor en Antropología Social Gustavo Blázquez relata cómo y por qué desarrolló una
investigación sobre los bailes de cuarteto en la ciudad de Córdoba, y de qué manera esas
“reuniones danzantes” animadas por una orquesta constituyen una forma de diversión para
los jóvenes, una importante industria cultural y, sobre todo, una práctica que organiza el
encuentro (hetero)sexual, dividiendo estrictamente a los sujetos en hombres y mujeres.
El disco es una de las diversas mercancías que, desde la década del ’40, produce la industria del
cuarteto.
Luego de concluidos los cursos del doctorado en Antropología Social que cursaba en la Universidad
Federal de Río de Janeiro, comencé a construir un trabajo etnográfico focalizado en los bailes de
Cuarteto, un tipo de reuniones danzantes animadas por una música producida en vivo por unas
orquestas llamadas, precisamente, Cuartetos.
Estos bailes son la forma predilecta de divertimento de los jóvenes y adolescentes de los sectores
populares en la ciudad de Córdoba y forman parte de una importante industria cultural de base local
que produce diversas mercancías -discos, programas televisivos y radiales, imágenes, canciones,
revistas, souvenirs- relacionadas con un género musical denominado Cuarteto.
La investigación diseñada buscó tomar contacto “de primera mano” con la práctica de la danza en los
bailes de Cuarteto, considerados por quienes habitan en Argentina como un fenómeno típicamente
cordobés. Esta práctica, supuestamente tan propia de los cordobeses, es sin embargo más imaginada
que conocida por los sectores burgueses e ilustrados de la ciudad mediterránea que, con algunas
excepciones, no se han interesado por esta música/danza originada a principio de los años ’40.
Estos grupos sociales, lejos de identificarse con el Cuarteto, procuran ubicarse a una prudencial
distancia con el objetivo de distinguirse de lo que para ellos significa una música sin valor artístico y
propio del (mal) gusto de los sectores populares a quienes denominan, utilizando categorías raciales
para indicar las diferencias sociales, negros.
La producción académica referida al Cuarteto es escasa e ignora al género sexual como dimensión
analítica. Este silencio me resultó bastante significativo, más aún cuando el baile de Cuarteto se
presenta explícitamente como un tipo de danza social que organiza intencionadamente el encuentro
(hetero)sexual y para lo cual divide estrictamente (no sólo) a través de la coreografía a los sujetos en
hombres y mujeres.
Esta falta de atención a la danza y al género quizá resultaba más significativa dado que tanto la práctica
de la danza cuanto el género definido como una práctica se articulaban con algunos de los problemas
teóricos que me preocupaban y que estaba interesado en llevar al campo: ¿Cómo, es decir a través de
qué medios, se (re)producen socialmente los sujetos como sujetos de género? ¿Cuáles son los procesos
sociales por medio de los cuales los adolescentes devienen hombres o mujeres diferenciados anatómica,
psicológica, social y eróticamente? ¿Cómo en este devenir los sujetos se sujetan a un régimen de
“heterosexualidad obligatoria”? ¿Cuáles son las imágenes y los estereotipos por medio de los cuales se
construyen las masculinidades y feminidades hegemónicas? ¿Qué otras formas de sujetos sexuados
aparecen como (im)posibles? ¿Qué tipo de “tecnologías del yo” son capaces de formar sujetos que se
reconozcan separados genéricamente como hombres y mujeres y unidos a través del vínculo
heterosexual? En síntesis, ¿cómo se realizan a través de las performances los diferentes procesos
políticos y poéticos de sujeción a un régimen binario de división sexual, dominación masculina y
hegemonía heterosexual?
Para responder estas cuestiones y otras que se generaron durante el propio proceso de investigación,
comencé a frecuentar los bailes, asistir a reuniones de diferentes clubes de fans, escuchar las radios que
publicitaban los bailes, comprar discos y conocer nuevos amigos y amigas con quienes compartíamos
las noches de los fines de semana. Posteriormente trabajé con una orquesta a la que visitaba en su
oficina comercial y durante sus ensayos y a la cual acompañé en algunas giras por el interior provincial
y provincias vecinas.
De este modo, a partir de un trabajo de campo realizado entre agosto de 2000 y mayo 2002, la
investigación describió:
* El proceso histórico de formación de un género de música popular urbana llamado Cuarteto al cual se
le adjudica -erróneamente- un origen rural y el cual dice sintetizar las tradiciones hispánicas e italianas
de los inmigrantes llegados desde finales del siglo XIX a las pampas argentinas. Esta historia oficial,
plagada de olvidos como la participación femenina, fue consagrada en una ceremonia parlamentaria que
estableció al 4 de Junio como el Día del Cuarteto y al Cuarteto como “música popular de Córdoba”.
* Los modos a través de los cuales se producen los espectáculos públicos llamados bailes. Para ello, el
trabajo indagó las relaciones que mantienen los productores y vendedores de los bienes y servicios
necesarios para la realización de los bailes y en especial las formas de relación entre los artistas al
interior de las orquestas. En este estudio resultó importante el análisis de las formas de participación
subordinada de las mujeres -y de los hombres homosexuales- y de las explicaciones elaboradas por los
hombres heterosexuales. Este trabajo permitió describir las políticas y las poéticas de la producción del
género artístico Cuarteto y de la diferencia genérica que reproducen la dominación masculina y dotan de
inteligibilidad a los silencios de la historia oficializada.
* Los modos de ir y estar en el baile, así como los modos de moverse de acuerdo a determinadas
figuras coreográficas que organizan las prácticas de modo tal que al mismo tiempo que (re)crean la
diferencia genérica (masculino/femenino) como una mímesis de las diferencias sexuales
conceptualizadas de manera binaria (macho/hembra) instituyen la heterosexualidad como forma
hegemónica de relación social/sexual.
* Las categorías clasificatorias o estereotipos mediante los cuales trabaja el discurso discriminatorio
utilizado por los jóvenes y adolescentes que pagan un ingreso para disfrutar de estas formas de danza
social con el objetivo de describir jerárquicamente tanto su experiencia social, genérica y etaria como la
de los otros.
Así podrían responderse algunas cuestiones pendientes como ¿qué lugar ocupan los sentimientos, y en
especial el amor (hetero)
Gustavo Blázquez
FFyH (UNC)