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Curia General
Roma, 2017
Edición Privada
Índice
2. DECRETOS...................................................................................................................... 17
2.1. Decreto 1. Compañeros en una misión de Reconciliación y de Justicia .................... 19
2.2. Decreto 2. Un gobierno renovado para una misión renovada .................................... 27
4. DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA.............................................................. 51
4.1. Papa Francisco. Discurso a los miembros de la 36ª Congregación General .............. 53
4.2. Papa Francisco. Diálogo con los miembros de la 36ª Congregación General
4.3. Palabras de agradecimiento al P. Adolfo Nicolás, S.J. .............................................. 69
4.4. Homilía del P. Bruno Cadoré, O.P. ............................................................................ 73
4.5. Homilía del P. James E. Grummer, S.J....................................................................... 75
4.6. Homilía del P. Arturo Sosa, S.J. Misa de acción de gracias. ...................................... 77
4.7. Homilía del P. Arturo Sosa, S.J. Misa de Clausura .................................................... 79
4.8. CG 36: Lista de los participantes ................................................................................ 81
Congregación General 36ª: promulgación de los
decretos
2017/01
A TODA LA COMPAÑÍA
Sólo confirmando que tenemos puesta toda nuestra esperanza en el Señor estaremos en
capacidad de buscar y hallar su voluntad para ponerla por obra, como testigos del amor de Dios
a todos los seres humanos. María, nuestra Madre, y su esposo José mostraron a los sencillos de
corazón la maravillosa revelación de Dios en Jesús, el recién nacido por obra del Espíritu Santo.
A ellos pidamos que nos muestren a su Hijo y abramos nuestro corazón a esta maravillosa
revelación para ponernos enteramente a su servicio.
4
PROEMIO HISTÓRICO
Introducción histórica
Conferencia eligieron a su vez a un Hermano entre los propuestos por las Congregaciones
Provinciales. Resultaron hermanos Electores Ian Cribb (ASL) por CAP-Asia Pacífico, Stephen
Power (BRI) por EUR-Europa, Thomas Vaz (BOM por JCS-Asia Meridional, Guy J.
Consolmagno (MAR) por JCU-Canadá y EE.UU., James Edema (AOR) por JES-África y
Madagascar, así como Eudson Ramos (BRA) por PAL-América Latina.
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PROEMIO HISTÓRICO
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PROEMIO HISTÓRICO
de que la Compañía pueda contar con el liderazgo que necesita para servir a la Iglesia. Una vez
que éste hubo abandonado el aula, Gabriel Ignacio Rodríguez (COL) informó sobre el parecer
de los Asistentes ad providentiam en lo tocante a la salud del P. Nicolás, y el Vicario invitó a
los Electores a formular las preguntas que se estimaran oportunas. Puesto que ninguno suscitó
otros puntos sobre las razones en pro o contra de la renuncia presentada, la Congregación se
concedió un breve momento de oración antes de proceder a la votación secreta con papeletas,
por medio de la cual se aceptó su renuncia. Cuando el P. Nicolás regresó al aula, fue recibido
con una larga y sonora ovación por parte de los presentes puestos en pie, mostrando de este
modo su gratitud por el servicio que había prestado a la Compañía. A continuación el P.
Federico Lombardi (ITA) expresó su agradecimiento al P. Nicolás en nombre de toda la
Congregación y de la Compañía, entregándole como regalo un icono diseñado por Marko
Rupnik (SVN). El P. Nicolás agradeció por su parte a la Congregación y a toda la Compañía
el afecto y el apoyo recibidos durante el transcurso de su mandado; con lo que llegó a su fin
una sesión histórica que conmovió hondamente a todos los que en ella participaron.
Durante la primera sesión de la tarde, el Vicario informó a la Congregación que el
Santo Padre había enviado su bendición para la Congregación y para la elección de un nuevo
P. General, y que el Papa Francisco tenía intención de reunirse con los Miembros de la
Congregación el 24 de octubre. La Congregación aprobó a continuación la propuesta del
Vicario para que Lisbert D’Souza (BOM), Asistente Regional de Asia Meridional y Asistente
ad providentiam, pronunciara una exhortación el día de la Elección. El Vicario entonces dedicó
algunos minutos para explicar que, al menos en 10 diferentes ocasiones, a lo largo de los días
siguientes, algunos debates prepararían a los Electores para el discernimiento que constituye el
corazón de la Congregación. Estos debates, en 20 grupos pequeños, permitieron familiarizarse
con los materiales preparados para la Congregación (especialmente el documento De statu
Societatis), disponerse a la elección del Secretario de la Congregación y de sus ayudantes, y
conocerse mutuamente en mayor profundidad. La conversación en grupos permitió la
presentación de los miembros entre sí, el conocimiento del movimiento de espíritus suscitado
por los materiales en estudio, y la localización de temas importantes que merecían ulterior
consideración por parte de todos.
Más tarde, durante la misma sesión, en nombre de la Diputación sobre el estado de la
Compañía, Agbonkhianmeghe Orobator (AOR) expuso cómo se había preparado del informe,
los temas principales que abordaba, así como algunas sugerencias para su uso en los debates.
Finalmente, tras una breve pausa, los Miembros de la Congregación se dividieron en 20 grupos
pequeños para revisar la Relatio prævia y las Llamadas.
A lo largo de los tres días siguientes, aunque tuvieron lugar en el aula varias
presentaciones de importancia, la Congregación trató sus asuntos principalmente en grupos
pequeños. En estos grupos se debatió la situación actual del mundo, la situación presente de la
Iglesia, la promoción de vocaciones y la formación, la misión universal de la Compañía en una
sociedad global, la situación de la vida comunitaria, el liderazgo como servicio, la
colaboración, y los desafíos que tendrá que afrontar la Compañía en los próximos diez años.
En una sesión de la tarde, el moderador de la comisión sobre Renovación de la Vida y Misión
de la Compañía, Francis Gonsalves (GUJ), explicó el modo cómo la comisión había llevado a
cabo su labor, presentando a continuación la versión más reciente de un posible decreto. La
tarde siguiente, el moderador de la comisión sobre el Gobierno al Servicio de una Misión
Renovada, Miguel Cruzado (PER), presentó de modo semejante una visión general del
documento a su cargo.
Tras la oración de la mañana del cuarto día de la Congregación, 6 de octubre, el
Vicario notificó que algunos Electores habían solicitado que se pospusiera la fecha de la
elección, propuesta inicialmente para el 11 de octubre. Mencionó hasta qué punto era
importante examinar las mociones de cada uno en pro y contra de retrasarla. Tras un breve
10
PROEMIO HISTÓRICO
tiempo de oración y después de haberse tomado juntos en trabajo de examinar las razones a
favor y en contra de la propuesta, los Electores decidieron por enorme mayoría que la
murmuratio comenzaría el lunes 10 de octubre. Los Electores pasaron entonces a reunirse en
grupos pequeños para discutir el documento De Statu.
En la sesión plenaria de primera hora de la tarde, los Electores pudieron formular
preguntas sobre el informe De statu. El P. Orobator (AOR), moderador de la diputación,
organizó las respuestas. Durante la última sesión del día, cuatro redactores de los pequeños
grupos - Francis Xavier Periyanayagam (MDU), José Ignacio Garcia (ESP), Paulin Manwelo
(ACE) y Thomas D. Stegman (WIS) - hicieron un resumen sobre los desafíos que habría de
afrontar la Compañía en los próximos diez años. Los Electores pudieron hacer comentarios y
presentar sus reflexiones hasta el momento de la interrupción, para ir a celebrar la eucaristía en
diversos idiomas.
El 7 de octubre, quinto día de la Congregación, todos sus miembros atravesaron en
peregrinación la Puerta Santa con ocasión del jubileo extraordinario de la Misericordia, y
concelebraron la eucaristía en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro. Bienvenido
Nebres (PHI), el más antiguo en Compañía de todos los congregados, presidió y predicó en una
tranquila y madrugadora ceremonia mientras en el exterior diluviaba. Tras la oración de la
mañana habitual en el aula, los congregados se reunieron en grupos por Asistencias con el
propósito de preparar dos ternas: una para la elección del Secretario de la Congregación, y la
otra para la elección de sus Ayudantes.
Durante la primera sesión de la tarde, el Procurador General de la Compañía, Benoît
Malvaux (BML), explicó los cambios más importantes en la Fórmula introducidos por
iniciativa de la CG 35 en su decreto 5, núm. 2-4. Hechas algunas aclaraciones, los miembros
de la Congregación aprobaron por unanimidad la revisión de la Fórmula para la Congregación
General. El Vicario explicó a continuación las razones por las que los Asistentes ad
providentiam y la Comisión Coordinadora habían considerado que los cambios introducidos
en la Norma Complementaria 326 no respondían a los requisitos que hubieran hecho necesario
debatir el asunto antes de la Elección del P. General. Nadie hizo una representación ante esta
decisión. Tras un breve debate, los Electores confirmaron la composición de la Comisión
Coordinadora.
En la última sesión de la jornada, los Electores se reunieron para la votación
electrónica secreta en la que elegirían el Secretario de la Congregación y sus Ayudantes.
Resultaron elegidos Luis Orlando Torres (UCS) como Secretario de la Congregación, Agnelo
Mascarenhas (GOA) como primer Ayudante y Francisco Javier Álvarez de los Mozos (ESP)
como segundo Ayudante. Tras una breve oración de acción de gracias por el hecho de que las
Asistencias hubieran propuesto tantos y tan excelentes candidatos con independencia de su
origen, la Congregación levantó su sesión para celebrar la eucaristía en diversos idiomas.
Tras la oración inicial de la sexta jornada de Congregación, el P. Grummer anunció
que la Comisión Coordinadora había decidido como método para la aprobación de las actas de
la Congregación (FCG 32), la designación de tres Electores con tal misión: Jean-Marc Biron
(GLC), Nicolas Standaert (CHN) y Scott Santarosa (CFN) revisarían las actas de cada día y las
aprobarían en nombre de todos los congregados. El Vicario pidió a continuación a Francois-
Xavier Dumortier (GAL), a Francisco Javier Álvarez de los Mozos (ESP) y a Devadoss
Mudiappasamy (MDU) que narraran su experiencia personal en el proceso de recoger
información, murmuratio, antes de la elección del P. General. Otros Electores que también
habían asistido a anteriores Congregaciones Generales añadieron pequeñas observaciones que
ayudaron a los presentes a entender mejor cómo proceder.
Después de una breve pausa, el P. Grummer leyó los nombres de quienes integraron
la comisión de ambitu. Además del Vicario, debía estar en ella el Elector más antiguo en
11
PROEMIO HISTÓRICO
Compañía de cada Asistencia: Paramasivam Stanislaus Amalraj (JCS), Jorge Cela Carvajal
(ALS), John K. Guiney (EOC), Michael Lewis (AFR), Federico Lombardi (EMR), Anto Lozuk
(ECO), Bienvenido F. Nebres (ASP) y Alfonso Carlos Palacio Larrauri (ALM). A continuación
presentó algunos puntos para la reflexión y la oración antes de dar comienzo a la fase de la
Elección. Estos puntos permitieron un examen de la primera semana de la Congregación para
que los Electores pudieran reconocer en profundidad las gracias recibidas. Después de celebrar
la Eucaristía en los grupos lingüísticos, los Electores disfrutaron un día y medio de reposo.
de enmienda antes de aprobar la versión final del decreto Compañeros en una misión de
reconciliación y justicia.
Haciendo memoria de la experiencia de los primeros compañeros en Venecia,
mientras discernían qué hacer, cuando la situación política desbarató sus planes de marchar a
Jerusalén, la Congregación puso de relieve que las comunidades de la Compañía deben tener
en nuestros días unas características que les hagan capaces de discernimiento apostólico en
común. Es así como los miembros de nuestras comunidades, encendidos en la pasión de dar
testimonio del Evangelio, podrán participar en la misión de Cristo Reconciliador, como lo
señala San Pablo en 2 Corintios 5,18. De este modo todos los ministerios y obras de la
Compañía tendrán un renovado fervor para servir a la reconciliación con Dios, de la humanidad
entre sí y de ésta con la creación.
pequeños y personal – hábilmente organizada por Pablo José Alonso Vicente (ESP), Mark A.
Ravizza CFN) y Antonio F. Moreno (PHI) - ayudó a todos a agradecer las bendiciones recibidas
a lo largo de los dos últimos años y a formular sugerencias sobre posibles mejoras que se
podrían introducir en futuras Congregaciones.
Aunque cualquier miembro podría haber presentado intercesiones pidiendo a la
Congregación que introdujeran cambios estimados necesarios en los decretos, nadie lo hizo.
En consecuencia, y tras el tiempo de la oración matinal, que fue más prolongado en esta última
mañana, la Congregación determinó que el P. General y los Asistentes ad providentiam podían
firmar las actas finales de la Congregación. Así mismo, la Congregación determinó que el P.
General podía introducir las correcciones que estimara necesarias “según la mente de la
Congregación y con el voto deliberativo de aquellos padres de la Curia General que tienen
derecho a la Congregación por razón del cargo” (FCG 140 §4, 2°). A continuación el P. General
y el P. Torres dieron las gracias a los miembros de la Congregación y a todos aquellos cuyas
oraciones y cuyo trabajo habían ayudado de diversos modos a su buen desarrollo. Finalmente,
los miembros dieron por terminado su trabajo y votaron levantar definitivamente la sesión,
entonando el Te Deum en acción de gracias por tantas bendiciones recibidas.
Los miembros de la Congregación, los jesuitas de Roma y numerosos amigos de la
Compañía de Jesús se reunieron en la iglesia de San Ignacio a las 16:00 para celebrar una
Eucaristía de acción de gracias y cantar juntos el Te Deum. El P. General en su homilía insistió
en la necesidad del discernimiento en solidaridad con los demás, especialmente con los pobres,
mientras la Compañía discurre por el mundo para para proclamar el Evangelio. Textos en latín,
italiano, español, inglés, polaco, portugués, rumano, japonés, francés, cingalés y árabe, junto
con rituales congoleños e indios, hicieron visible en esta Eucaristía la universalidad de la
Iglesia. A continuación, se celebró una recepción en la Universidad Gregoriana.
Concluyó así la trigésima sexta Congregación General de la Compañía de Jesús el 12
de noviembre de 2016, al término de 35 días de trabajo.
(Original: inglés)
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DECRETOS
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DECRETO 1:
COMPAÑEROS EN UNA MISIÓN DE RECONCILIACIÓN Y DE JUSTICIA
Decreto 1
Compañeros en una misión
de Reconciliación y de Justicia
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo,
y nos encomendó el ministerio de la reconciliación. (2 Cor., 5:18)
1
Romanos 8, 22.
2
Laudato si’, 139
3
EE.EE. [236].
4
Cf. GC 35, D. 3, “Desafíos para nuestra misión hoy”. Con estas palabras la CG 35 ampliaba el mensaje
de la CG 32, D. 4, n. 2. “La misión de la Compañía de Jesús hoy es el servicio de la fe, del que la
promoción de la justicia constituye una exigencia absoluta, en cuanto forma parte de la reconciliación de
los hombres exigida por la reconciliación de ellos mismos con Dios”.
5
P Adolfo Nicolás, “Respuesta a las cartas Ex Officio de 2014,” Acta Romana Societatis Iesu Vol. XXV
(2014): 1039-1045.
6
Cf. Evangelii Gaudium, 226-230, 239-258 y Misericordiae Vultus.
7
Salmo 85,8
19
DECRETO 1:
COMPAÑEROS EN UNA MISIÓN DE RECONCILIACIÓN Y DE JUSTICIA
reconocernos pecadores que, por la misericordia de Dios, somos llamados a ser compañeros de
Jesús y “colaboradores de Dios” 8.
4. No somos los primeros en buscar luz para conocer a qué nos llama Dios. La historia
de los primeros compañeros en Venecia 9 representa una imagen poderosa y un paso importante
en la formación de la Compañía. Los compañeros vieron en aquella ocasión cómo se frustraban
sus planes de marchar a Tierra Santa. Esto les llevó a discernir más profundamente lo que el
Señor quería de ellos. ¿A dónde los estaba guiando el Espíritu? A medida que discernían cómo
dar nueva orientación a su vida, se reafirmaban más en lo que ya habían experimentado como
fuente de vida: compartir una vida en común como amigos en el Señor; estar muy cercanos a
los pobres; predicar con gozo el Evangelio.
5. Eran sacerdotes a la vez instruidos y pobres. Para los primeros compañeros, vida y
misión, radicadas en una comunidad de discernimiento, estaban profundamente
interrelacionadas. Nosotros, jesuitas de hoy - sacerdotes, hermanos y miembros en formación
- que compartimos la misma misión, estamos llamados a un estilo de vida semejante. Porque
nos mueve el amor a Cristo, cuando reflexionamos y oramos sobre cada uno de estos elementos,
experimentamos la íntima unidad que existe entre vida, misión y comunidad de discernimiento.
6. Esta Congregación General encuentra consolación y gozo al retornar a estas raíces,
en una visión integral de quiénes somos, así como al reconocer que son muchos los que, como
nosotros, son llamados a trabajar con Cristo. Volvamos, pues, ahora a nuestras raíces: primero
a la comunidad de discernimiento, posteriormente a nuestra vida de fe, y por fin a la misión
que brota de ambas. También la vida en pobreza y la cercanía a los pobres de los Primeros
Compañeros en Venecia tienen que marcar nuestras vidas 10. Aquella pobreza que genera
creatividad y nos protege de lo que limita nuestra disponibilidad para responder a la llamada
de Dios. Una pobreza que nos mueve continuamente a reflexionar sobre cómo podemos vivir
más simplemente con menos. En nuestra oración suplicamos poder entrar cada vez más
hondamente en aquella gran tradición mística que nos legaron nuestros Primeros Padres, que
supone siempre una gracia, pero siempre también un desafío. En último término, pedimos con
insistencia la gracia de saber cómo podemos tomar parte en el gran ministerio de la
reconciliación, sabiendo que, como nos recuerda el Papa Francisco, nuestra respuesta quedará
siempre incompleta 11.
8
1 Corintios 3,9
9
Autobiografía 93-95
10
NC, 143, 159-160. La pobreza es para nosotros madre (Constituciones, 287) y muro (Constituciones,
553).
11
Entrevista al Papa Francisco, Civiltà Cattolica 2013 III: 449-477.
12
Constituciones, 813.
20
DECRETO 1:
COMPAÑEROS EN UNA MISIÓN DE RECONCILIACIÓN Y DE JUSTICIA
13
CG 35, D. 4
14
GG 35, D. 2, n. 19 y D. 3, n. 41 y P. Peter-Hans Kolvenbach, “Sobre la vida de comunidad”, nn. 2
and 10, Acta Romana Societatis Iesu, Vol. XXII (1998): 279-280, 288. Cf. NC, 314-330
15
Cf. Evangelii Gaudium, n. 198.
21
DECRETO 1:
COMPAÑEROS EN UNA MISIÓN DE RECONCILIACIÓN Y DE JUSTICIA
Qohelet, “la sabiduría del pobre se desprecia y nadie hace caso de sus consejos” 16. Junto a los
pobres podemos aprender lo que significan esperanza y valentía.
16. En nuestras comunidades y ministerios escuchamos la llamada a redescubrir la
hospitalidad para con los extranjeros, los jóvenes, los pobres y los que padecen persecución.
El mismo Cristo es maestro de esta hospitalidad.
16
Eclesiastés 9,16.
17
Alocución del Papa Francisco a la GC 36, 24 de octubre de 2016.
18
Fórmula del Instituto (1550), 1.
19
Constituciones, 813.
20
CG 35, D 5, n. 29.
21
Alocución del Papa Francisco a la CG 36, 24 de octubre de 2016.
22
Alocución del Papa Francisco a la CG 36, 24 de octubre de 2016.
23
Cf. Mateo, 25, 31-46.
22
DECRETO 1:
COMPAÑEROS EN UNA MISIÓN DE RECONCILIACIÓN Y DE JUSTICIA
24
P. Adolfo Nicolás, “Convocatoria de la Congregación General 36,” Acta Romana Societatis Iesu,
Volumen XXV (2014): 1098.
25
CG 35, D. 3
26
Evangelii Gaudium, 1
27
Cf. Amoris Laetitia, 296-306.
23
DECRETO 1:
COMPAÑEROS EN UNA MISIÓN DE RECONCILIACIÓN Y DE JUSTICIA
estudios deben asumir el acompañamiento de los pueblos, desde lo más profundo de sus
tradiciones espirituales.
28
CG 35, D. 2, n. 20.
29
Laudato si’, 139.
30
“Por una economía global justa: construir sociedades sostenibles e inclusivas” Promotio Iustitiae 121.
24
DECRETO 1:
COMPAÑEROS EN UNA MISIÓN DE RECONCILIACIÓN Y DE JUSTICIA
Los jesuitas estamos llamados a prestar ayuda en la sanación de un mundo herido 31,
promoviendo una nueva forma de producción y de consumo que coloque la creación en el
centro.
31
“Sanar un mundo herido” Promotio Iustitiae 106.
32
Ejercicios Espirituales, [233].
33
Fórmula del Instituto (1550), 1: “Y también manifiéstese preparado para reconciliar a los
desavenidos”.
34
Padre Adolfo Nicolás, “Carta sobre la formación académica de los nuestros”, Acta Romana Societatis
Iesu, Vol.XXV (2014): 933.
25
DECRETO 1:
COMPAÑEROS EN UNA MISIÓN DE RECONCILIACIÓN Y DE JUSTICIA
la Compañía por medio de redes. Las redes internacionales e inter-sectoriales son una
oportunidad para reforzar nuestra identidad, pues nos hacen compartir recursos y compromisos
a nivel local, para así servir juntos a una misión universal.
36. La colaboración con otros es la única manera que tiene la Compañía de realizar la
misión que se le ha encomendado. Esta asociación en la misión incluye a aquellos que profesan
como nosotros la fe cristiana, a los que pertenecen a religiones diferentes y a mujeres y hombres
de buena voluntad que, como nosotros, desean colaborar en la obra reconciliadora de Cristo.
En palabras del P. General Arturo Sosa, los jesuitas “están llamados a la misión de Jesucristo,
que no nos pertenece en exclusiva, sino que compartimos con muchos hombres y mujeres
consagrados al servicio de los demás” 35.
37. En todo lo que hacemos deseamos seguir al Papa Francisco, que nos urge a
promover dinámicas de transformación personal y social. “Se trata de privilegiar las acciones
que generan dinamismos nuevos en la sociedad” 36. El discernimiento orante debería ser nuestro
modo habitual de acercarnos a la realidad, cuando queremos transformarla.
38. Conscientes de la urgencia del momento presente y de la necesidad de implicar a
toda la Compañía y sus obras en la respuesta a estas llamadas, la Congregación pide al P.
General que, trabajando en estrecha unión con las Conferencias y las Provincias, defina con
claridad objetivos y directrices para nuestra vida apostólica actual.
Conclusión
39. Desde Venecia, Ignacio y sus compañeros se trasladaron a Roma, para dar forma
allí al cuerpo apostólico de la Compañía y desarrollar una extraordinaria actividad misionera.
Lo hicieron bajo el Romano Pontífice, que confirmó su carisma. Esta Congregación General
ha experimentado, de forma semejante, la gracia de ser confirmada, apoyada y enviada por el
Papa Francisco. El Santo Padre ha subrayado que no podemos conformarnos con el statu quo
de nuestros ministerios. Nos ha impulsado una vez más al magis, a “ese plus” que llevó “a
Ignacio a iniciar procesos, a acompañarlos y a evaluar su real incidencia en la vida de las
personas” 37.
40. En la fe, sabemos que, a pesar de las dificultades y problemas de nuestro tiempo,
Dios no cesa de trabajar por la salvación de todos los pueblos y aun de toda la creación.
Creemos que Dios continúa su obra de “reconciliar el mundo consigo en Cristo” 38. Escuchamos
la urgente llamada a unirnos al Señor en la atención a los más necesitados y a extender la
misericordia de Dios allá donde la injusticia, el sufrimiento y la desesperación parecen
desbaratar el plan divino. Pedimos el valor y la libertad de tener “la audacia de lo
‘improbable’”, en nuestra respuesta a la llamada de Dios “con la humildad de quien sabe que,
en este servicio en el que los seres humanos comprometemos toda nuestra energía, ‘todo
depende de Dios’” 39. “Mirad, ¡éste es el tiempo favorable, éste el día de salvación!” 40.
(Original: inglés)
35
Homilía del Padre General Arturo Sosa, 15 de octubre de 2016
36
Evangelii Gaudium, 223.
37
Alocución del Papa Francisco a la CG 36, 24 de octubre de 2016. Cf. Evangelii Gaudium 223: “Darle
prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios”.
38
2 Corintios 5, 19.
39
Homilía del P. Bruno Cadoré, O.P. en la Misa de apertura de la CG 36.
40
2 Corintios 6, 2
26
DECRETO 2: UN GOBIERNO RENOVADO PARA UNA MISIÓN RENOVADA
Decreto 2
Un gobierno renovado para una misión renovada
Introducción
1. La misión apostólica está en el mismo corazón de la Compañía. Desde sus primeros
días, el discernimiento ha guiado el desarrollo del gobierno para un mejor servicio y apoyo a
la misión de la Compañía, la Missio Dei. El gobierno, en la Compañía, es personal, espiritual
y apostólico. Cada Congregación General es fuente de inspiración que guía el desarrollo del
gobierno en apoyo de la misión, según vayan cambiando las circunstancias, y la atención a las
personas comprometidas en esa misión del modo más apropiado a los tiempos.
2. La CG 35 formuló recomendaciones útiles para orientar el gobierno de la Compañía,
de las cuales muchas han sido implementadas. Al revisar los avances realizados, la CG 36
señala varios aspectos que necesitan más atención y clarificación. En primer lugar, la CG 36
desea fomentar importantes rasgos de nuestro modo de proceder que son relevantes hoy. En
segundo lugar, la Congregación reconoce las vías de renovación que se han emprendido en el
gobierno de la Compañía, a diversos niveles, desde la CG 35. En tercer lugar, la CG 36 formula
clarificaciones y recomendaciones para el continuo discernimiento apostólico y planificación.
1
CG 35, D. 3, n. 43.
2
Papa Francisco. Discurso a la CG36, 24 de octubre de 2016.
3
Cfr. P. Adolfo Nicolás. CG 36, la llamada del Rey Eternal: una meditación (2015/15: 3 de octubre de
2015).
4
Cfr. P. Adolfo Nicolás. “CP70. De statu S.J.” Acta romana Societatis Iesu XXV, 2 (2012) p. 535.
27
DECRETO 2: UN GOBIERNO RENOVADO PARA UNA MISIÓN RENOVADA
política, religión), la práctica del discernimiento es un don que podemos ofrecer a otros. Si
vivimos el discernimiento podremos transmitir su práctica a los demás. Cuando se comparte,
en espíritu de discernimiento, se llega a una perspectiva común. Formar colaboradores para la
misión significa, en primer lugar, que nosotros estemos formados para el discernimiento.
6. Colaboración: la CG 35 declaró que “la colaboración en la misión… expresa nuestra
verdadera identidad como miembros de la Iglesia, la complementariedad de nuestras diversas
vocaciones a la santidad, nuestra mutua responsabilidad por la misión de Cristo, nuestro deseo
de unirnos a las personas de buena voluntad en el servicio de la familia humana y la llegada
del Reino de Dios”5. La CG 34 había pedido ya que “Todos los colaboradores en la obra
deberían ejercer la corresponsabilidad y comprometerse en el proceso de discernimiento y toma
de decisiones compartida, cuando sea oportuno”6. La CG 36 reconoce el papel decisivo de
quienes colaboran en la vitalidad de la misión actual de la Compañía y expresa su gratitud a
todos cuantos contribuyen y desempeñan papeles significativos en el servicio de sus obras y
ministerios. Nuestra misión se hace más profunda y nuestro servicio se hace más amplio a
través de la colaboración entre todas las personas con las que trabajamos, especialmente
aquellas inspiradas por la espiritualidad ignaciana.
7. Aun constatando avances notables en la colaboración a lo largo y ancho de la
Compañía, reconocemos que siguen existiendo obstáculos. Algunos pueden venir de nuestra
falta de imaginación y valentía; otros pueden originarse en inhibiciones impuestas por los
contextos sociales o incluso en prácticas habituales del clero local. Una dificultad especial
podría provenir de la falta de una genuina colaboración entre jesuitas - individuos,
instituciones, comunidades, Provincias o Conferencias. Necesitamos un discernimiento
inclusivo y una continua planificación y evaluación de nuestros esfuerzos para superar los
obstáculos y para que se normalice la participación de los colaboradores en la misión, en los
diversos niveles de actividad apostólica y en el gobierno de la Compañía. Es importante así
mismo discernir a qué proyectos, iniciativas o actividades, emprendidas por otros, podríamos
ofrecer nuestro apoyo, sea éste humano, técnico, intelectual o económico.
8. Trabajo en red: la colaboración lleva naturalmente a la cooperación a través de las
redes. Las nuevas tecnologías de la comunicación crean formas de organización que hacen más
fácil la colaboración. Hacen posible que se movilicen aquellos recursos humanos y materiales
que sostienen la misión y logran superar las fronteras nacionales y los límites de Provincias y
Regiones. El trabajo en red, que tan frecuentemente se menciona en los documentos de nuestras
recientes Congregaciones Generales, se construye cuando se comparte una misma visión y
presupone una cultura de la generosidad, abierta a la colaboración con otros y el deseo de
celebrar sus logros. Las redes dependen también de personas que sean capaces de aportar su
visión y su liderazgo para una misión en colaboración. El trabajo en red, cuando está bien
concebido, establece un sano equilibrio entre la autoridad y la iniciativa local. Fortalece las
posibilidades de cada lugar concreto y fomenta una sana subsidiariedad, asegurando al mismo
tiempo que la misión adquiera un sentido unitario desde una autoridad central. Logra que la
voz de cada lugar se haga oír con más prontitud y rapidez.
9. Los órganos de gobierno de la Compañía ya están favoreciendo el establecimiento
de redes. Dependiendo de su alcance y escala, son los Provinciales, las Conferencias o la Curia
General los que facilitan, fomentan, acompañan y evalúan las redes internacionales e
intersectoriales. En las redes de la Compañía se entrecruzan la creatividad y la iniciativa
propias del trabajo en red, con la autoridad que confía la misión. Las redes logran unir la
dimensión “horizontal” con la “vertical” de nuestras obras y nuestro gobierno. El trabajo en
5
CG 35, D. 6, n. 30.
6
CG 34, D. 14, n. 13.
28
DECRETO 2: UN GOBIERNO RENOVADO PARA UNA MISIÓN RENOVADA
red refleja también el actual movimiento hacia una mayor sinodalidad que promovió el
Vaticano II.
29
DECRETO 2: UN GOBIERNO RENOVADO PARA UNA MISIÓN RENOVADA
Recomendaciones
Al Padre General y al gobierno central
14. La CG 36 pide al P. General que revise el proceso - iniciado por la CG 34 7 y
proseguido por el P. Peter-Hans Kolvenbach 8 - de evaluar cómo se llevan adelante nuestras
actuales preferencias apostólicas y que proponga, si fuere oportuno, otras nuevas. El
discernimiento de tales preferencias debería contar con la más amplia participación posible de
toda la Compañía, así como de quienes están involucrados con nosotros en nuestra misión. Con
tal fin, como lo indica la CG 35 9, el P. General y el Consejo deben establecer procedimientos
para evaluar los complejos y largos procesos de planificación apostólica a todos los niveles y
promover el uso continuo del discernimiento y de la planificación.
15. La CG 36 insta al P. General a que lleve a término la revisión integral del gobierno
central de la Compañía, pedida por la CG 35 10 e iniciada por el P. Adolfo Nicolás. En particular,
esta revisión debería situar varios elementos de gobierno en su relación con el P. General, su
Consejo, los Asistentes Regionales, los Secretarios Sectoriales, los Presidentes de
Conferencias, los Superiores Mayores y los Superiores locales, concretando las competencias
de cada uno, la complementariedad de sus roles en el servicio de la misión de la Compañía y
en su relación con la persona y gobierno del Padre General. Dicho proceso debe incluir la
elaboración de una estrategia de comunicación, tal como indicaba el Decreto 5 11. Para esta
revisión, en línea con lo que proponía la CG 35, se anima al P. General a que “haga uso del
mejor asesoramiento profesional disponible dentro y fuera de la Compañía” 12.
16. La CG 36 pide al P. General que estudie el gobierno de las redes de la Compañía y
otros tipos de obras que sobrepasan la extensión de una Provincia o una Conferencia. Así como
se ha promovido el trabajo en red para potenciar la colaboración dentro y fuera de la
Compañía 13, es necesario reflexionar sobre cómo y desde qué nivel puede la Compañía ejercer
su gobierno sobre las redes jesuíticas. Del mismo modo, la Compañía debería desarrollar
modelos de gobierno apropiados para aquellas obras que tienen carácter global en su misión y
servicio.
17. La CG 36 pide al P. General que revise y evalúe los procesos de reestructuración
de Provincias y Regiones ya acometidos, de modo que pueda aplicar lo aprendido a otros
procesos de reconfiguración presentes y futuros.
18. La CG 36 afirma que, teniendo en cuenta nuestro compromiso con la pobreza,
diversas estrategias financieras, oportunidades e implicaciones deben tomarse en consideración
en la planificación apostólica y en la toma de decisiones a todos los niveles de gobierno en la
Compañía. El Ecónomo y otras personas cualificadas y competentes deben prestar su ayuda en
dicho proceso. En este contexto, la CG 36 pide al P. General que realice la revisión de los
Estatutos de la pobreza religiosa en la Compañía de Jesús y de la Instrucción sobre la
7
CG 34, D. 21, n. 28.
8
Cfr. P.-H. KOLVENBACH, S. I., “Souhaits de Noël et de Nouvel An : Nos préférences apostoliques” (1
de enero de 2003), AR 23,1 (2003) 31-36.
9
CG 35, D. 3, n. 40.
10
CG 35, D. 5, nn. 9-14.
11
CG 35, D. 5, n. 13.
12
CG 35, D. 5, n. 14.
13
CG 34, D. 21, nn. 13-14 y CG 35, D. 6, n. 29.
30
DECRETO 2: UN GOBIERNO RENOVADO PARA UNA MISIÓN RENOVADA
14
CG 35, D. 5, n. 14
15
CG 35, D. 5, nn. 17-23.
16
CG 35, D. 5, n. 20 c.
17
Acta romana Societatis Iesu XXII, 3 (1998) pp. 383-391.
18
CG 35, D. 6, n. 29.
31
DECRETO 2: UN GOBIERNO RENOVADO PARA UNA MISIÓN RENOVADA
participación laical en la Iglesia requiere una mayor reflexión y acción en lo que toca a la
colaboración. El Padre General debe estar informado sobre las estrategias que se siguen, y
aprobar la actualización de las “Orientaciones”.
Al gobierno provincial y regional
22. La CG 36 pide a los Superiores Mayores para asegurar que el discernimiento y la
planificación apostólica en sus Provincias o Regiones esté en consonancia con las preferencias
apostólicas de la Compañía y con el discernimiento y la planificación apostólica de la
Conferencia a la que pertenecen, de modo que las preferencias de misión que establece la
Compañía universal se tengan en cuenta en las obras de sus Provincias y Regiones 19. El
discernimiento y las decisiones que toman los Superiores Mayores sobre las obras de su
Provincia o Región, deben tener en cuenta el influjo que ejercen sobre la flexibilidad y
movilidad necesarias para la misión universal de la Compañía, especialmente dentro de sus
Conferencias. Un compromiso de este tipo da más capacidad al P. General para llevar adelante
la misión global, y refuerza la corresponsabilidad de los Superiores Mayores en el servicio de
la misión universal de la Compañía.
23. La CG 36 insta a los Superiores Mayores a promover entre los jesuitas a nivel local
la integración de vida y misión, en el contexto de la disminución del número de jesuitas, del
aumento del compromiso de otras personas y del crecimiento de la vitalidad apostólica. Los
Superiores Mayores deben insistir en la formación de jesuitas que sean capaces de crecer en
esta cambiante realidad. También se anima a los Superiores Mayores a crear y apoyar
dinámicas que cimienten la unión entre jesuitas, fortalezcan la relación entre éstos y
colaboradores, fomenten la animación apostólica y promuevan iniciativas de colaboración
intersectorial. Estas iniciativas podrían incluir reuniones de Superiores de una misma ciudad o
zona, redes o plataformas apostólicas, comisiones de ministerios u otras estructuras de
acompañamiento mutuo. A la vez, la CG 36 hace un llamamiento a los Superiores Mayores
para apoyar los procesos que generan libertad para dejar obras que ya no son sostenibles o
esenciales para nuestra misión, y para clarificar las relaciones jurídicas que existen con obras
que han pasado a ser más de carácter ignaciano que jesuita. 20
24. La CG 36 pide a los Superiores Mayores que aseguren que la primera
responsabilidad de un Superior local es animar la comunidad de jesuitas que se la ha confiado 21.
Para implementar apropiadamente la NC 351 22 es clave proporcionar una adecuada formación
a los Superiores locales y darles una carga de actividades apostólicas manejable.
Al gobierno local
25. La CG 35 declaró que “el buen hacer del Superior local es esencial para que la
comunidad jesuita tenga vitalidad apostólica” 23. El liderazgo apostólico del Superior local está
condicionado hoy por la importancia que se dé a la promoción del discernimiento, la
colaboración y el trabajo en red. La CG 36 insta a los Superiores locales a que ejerzan su
servicio a las comunidades desde esas tres perspectivas, de modo que éstas se promuevan a
todos los niveles de la misión: local, provincial, de conferencia y universal.
26. La CG 36 invita a los Superiores y Directores de obra, así como a todos los jesuitas
y colaboradores en la misión, a promover profundos hábitos de oración y discernimiento como
19
CG 35, D. 5, n. 20, c.3.
20
CG 35, D. 5, n. 20, c.3.
21
Cfr. Norma complementaria 351.
22
CG 35, D. 5, n. 38.
23
Cf. CG 35, D. 5, n. 33.
32
DECRETO 2: UN GOBIERNO RENOVADO PARA UNA MISIÓN RENOVADA
(Original: inglés)
24
Papa Francisco, Alocución a la GC 36
25
Ibíd.
33
DECRETO 2: UN GOBIERNO RENOVADO PARA UNA MISIÓN RENOVADA
34
OTROS DOCUMENTOS
35
OTROS DOCUMENTOS
37
OTROS DOCUMENTOS
1
Ejercicios Espirituales [97]
1. 2
“… y también por me parecer que Compañía de Jesús quiere dizir Compañía de amor y conformidad de ánimos
…” Francisco Javier, carta a Ignacio (12 de enero de 1549) § 5 (MHSI, Carta 70, p. 8).
2. 3
“Después en Malaca me dieron muchas cartas de Roma y de Portugal, con las quales tanta consolatión recebí
y recibo [todas las vezes que las leo,] y son tantas las vezes que las leío, que me parece que estoí yo allá, o
vosotros, charíssimos Hermanos, acá do yo estoí, y si no corporalmente, saltem in spíritu.” Francisco Javier,
carta a sus compañeros de Europa (10 de noviembre de 1545) § 2 (MHSI MX I, Carta 52, p. 300)
4
Una lista completa de los asesinados desde 1974 se puede encontrar en Promotio Iustitiae 117
38
OTROS DOCUMENTOS
5
Paulo VI. Mensaje para la celebración del Día de la Paz, 1º de enero de 1972, AAS 63 (1971), 868.
6
I Juan 3: 20.
39
OTROS DOCUMENTOS
tenemos más armas que las de nuestra amistad. Ella es la defensa contra la dinámica de la
violencia. La amistad nos reúne como amigos en el Señor y nos llama a amar y a servir en toda
ocasión, unidos a tantos amigos con los que colaboramos, celebramos y proclamamos el
Evangelio. Aun en los momentos en que afrontamos grandes desafíos y aparentes derrotas,
seguimos soñando con ayudar a recrear un mundo diferente, porque hemos conocido “a Aquel
que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir
o pensar” 7. Por eso nos mantenemos firmes, “calzados los pies con el celo por el Evangelio de
la paz” 8.
7
Efesios 3: 20.
8
Efesios 6: 15.
9
Lucas 12: 49, 20.
40
OTROS DOCUMENTOS
(Original: inglés)
41
OTROS DOCUMENTOS
La CG 36 pide al Padre General que, junto con los Superiores Mayores y las
Conferencias, continúe trabajando sobre la forma de promover, dentro de las comunidades y
ministerios de la Compañía, una cultura coherente de protección y seguridad de los menores,
en consonancia con las sugerencias de la Congregación en cuanto a formación, vida
comunitaria, ministerios y gobierno.
La Congregación General encarga y autoriza al Padre General para llevar a cabo una
revisión de las Fórmulas, aprobar su revisión y comunicar a la Compañía las Fórmulas
revisadas, después de consultar a los Superiores Mayores y de recibir la aprobación del Consejo
General por voto deliberativo. Esta revisión debe estar completada dentro del año siguiente al
término de la CG 36.
(Original: inglés)
43
OTROS DOCUMENTOS
(Original: inglés)
1
Derogado por la CG XXXVI (porque las censuras, en el Código de derecho canónico del 1983 y en
el Código de cánones de las Iglesias orientales del 1990, ya no afectan al derecho de elegir).
2
Derogado por la CG XXXVI (porque las censuras, en el Código de derecho canónico del 1983 y en
el Código de cánones de las Iglesias orientales del 1990, ya no afectan al derecho de elegir).
45
OTROS DOCUMENTOS
(Original: inglés)
1
Cf. P.IX c.1 [719].
2
Cf. CIC 187-189; Cf. CCEO 967-971.
3
Coll. D. 260 § 1 (CG. XXXI d. 41 n.2 §1).
4
Coll. D. 260 § 4 (CG. XXXI d. 41 n.2 §4).
5
Cf. CIC 187-189; Cf. CCEO 967-971.
6
Coll. D. 260 § 5 (CG. XXXI d. 41 n.2 §5).
47
OTROS DOCUMENTOS
El Prepósito General convoque cada seis años, más o menos, a partir de la última
Congregación General, una reunión de todos los Superiores Mayores para tratar sobre el estado,
problemas e iniciativas de la Compañía universal y la colaboración supraprovincial e
internacional.
(Original: inglés)
49
DOCUMENTACIÓN
COMPLEMENTARIA
51
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Nota del editor: Se ofrece el texto pronunciado por el Santo Padre. Al texto
preparado se han añadido (en cursiva y entre corchetes [ ]) las palabras
pronunciadas espontáneamente en la Aula.
1
PABLO VI, Discorso in occasione della 32ª Congregazione Generale della Compagnia di Gesù. 3 de
diciembre de 1974. [“Así, así sea, hermanos e hijos. Adelante, in nomine Domini. Caminemos juntos, libres,
obedientes, unidos en el amor de Cristo, para la mayor gloria de Dios”. (Congregación General XXXII de la
Compañía de Jesús, Madrid, 1975). (Nota del editor)]
2
JUAN PABLO II, Discurso a los participantes en la 33ª Congregación General de la Compañía de
Jesús. 2 de septiembre de 1983.
3
BENEDICTO XVI, Discurso a los participantes en la 35ª Congregación General de la Compañía de
Jesús. 21 de febrero de 2008.
4
FRANCISCO, Homilía en la Iglesia del Gesù. 3 de enero de 2014.
5
MNadal V 364-365.
53
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
“ignora el estado de las cosas de la Compañía, que están in fieri, fuera de lo necesario (y)
substancial” 6. Me gusta tanto esta manera de ver de Ignacio a las cosas en devenir, haciéndose,
fuera de lo substancial. Porque saca a la Compañía de todas las parálisis y la libra de tantas
veleidades.
La Fórmula del Instituto es lo “necesario y substancial” que debemos tener todos los
días ante los ojos, después de mirar a Dios nuestro Señor: “El modo de ser del Instituto, que es
camino hacia Él”. Lo fue para los primeros compañeros, y previeron que lo fuera “para los que
nos sigan por este camino”. Así, tanto la pobreza, como la obediencia, o el hecho de no estar
obligados a cosas como rezar en coro, no son ni exigencias ni privilegios, sino ayudas que
hacen a la movilidad de la Compañía, al estar disponibles “para correr por la vía de Cristo
Nuestro Señor. (Co 582) teniendo, gracias al voto de obediencia al Papa, una “más cierta
dirección del Espíritu Santo” (Fórmula Instituto 3). En la Fórmula está la intuición de Ignacio,
y su sustancialidad es lo que permite que las Constituciones hagan hincapié en tener siempre
en cuenta “los lugares, tiempos y personas”, y que todas las reglas sean ayudas -tanto cuanto-
para cosas concretas.
El caminar, para Ignacio, no es un mero ir y andar, sino que se traduce en algo
cualitativo: es aprovechamiento y progreso, es ir adelante, es hacer algo en favor de los otros.
Así lo expresan las dos Fórmulas del Instituto aprobadas por Paulo III (1540) y Julio III (1550),
cuando centran la ocupación de la Compañía en la fe -en su defensa y propagación- y en la vida
y doctrina de las personas. Aquí Ignacio y los primeros compañeros usan la palabra
aprovechamiento (ad profectum 7, cfr. Fil 1, 12 y 25), que es la que da el criterio práctico de
discernimiento propio de nuestra espiritualidad, [lo que más aprovecha].
El aprovechamiento no es individualista, es común: “El fin de esta Compañía es, no
solamente atender a la salvación y perfección de las ánimas propias con la gracia divina, mas
con la misma, intensamente procurar de ayudar a la salvación y perfección de las de los
prójimos” (Ex 1,2). Y, si para algún lado se inclinaba la balanza en el corazón de Ignacio, era
hacia la ayuda de los prójimos; tanto es así, que se enojaba si le decían que la razón de que
alguno se quedara en la Compañía era “para que así salvara su ánima. Ignacio no quería gente
que, siendo buena para sí, no se hallara en ella aptitud para el servicio del prójimo” (Aicardo I
punto 10 pág. 41).
El aprovechamiento es en todo. La fórmula de Ignacio expresa una tensión: “no
solamente… sino…”; y este esquema mental de unir tensiones -la salvación y perfección
propia, y la salvación y perfección del prójimo- desde el ámbito superior de la Gracia, es propio
de la Compañía. [Esquema que se va repitiendo siempre: esquema mental de unir tensiones.]
La armonización de ésta y de todas las tensiones (contemplación y acción, fe y justicia, carisma
e institución, comunidad y misión…) no se da mediante formulaciones abstractas, sino que se
logra a lo largo del tiempo mediante eso que Fabro llamaba “nuestro modo de proceder” 8.
Caminando y “progresando” en el seguimiento del Señor, la Compañía va armonizando las
tensiones que contienen y producen, inevitablemente, la diversidad de gente que convoca y las
misiones que recibe.
6
IGNACIO DE LOYOLA, Carta 51, A Francisco de Borja, julio de 1549, 17 N. 9. Cfr. M. A. FIORITO
y A. SWINNEN, “La Fórmula del Instituto de la Compañía de Jesús (introducción y versión castellana)”,
Stromata, julio-diciembre 1977-nº 3/4, 259-260.
7
“Ad profectum animarum in vita et doctrina Christiana” in Monumenta Ignatiana, Constitutiones T. I
(MHSI), Roma, 1934, 26 y 376; cfr. Constituzioni della Compagnia di Gesù annotate dalla CG 34 e Norme
complementari, Roma, ADP, 1995, 32-33.
8
Cfr. MF. 50, 69, 111, 114, etc.
54
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
9
Cfr. MNadal V, 310.
55
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
al descubrir esta distinta valencia entre alegrías duraderas y alegrías pasajeras (Autobiog. 8).
El tiempo será lo que le da la clave para reconocer la acción del Espíritu. [Una de las
expresiones de la alegría profunda es el sentido del humor. Y creo que es una gracia de Dios
que tenemos. A mi entender la actitud humana más cercana a la gracia divina es el sentido del
humor].
En los Ejercicios, el “progreso” en la vida espiritual se da en la consolación: es el “ir de
bien en mejor subiendo” y también “todo aumento de fe, esperanza y caridad y toda leticia
interna (EE 316). Este servicio de la alegría fue lo que llevó a los primeros compañeros a decidir
no disolver, sino instituir la compañía que se brindaban y compartían espontáneamente, y cuya
característica era la alegría que les daba rezar juntos, salir a misionar juntos y volver a reunirse,
a imitación de la vida que llevaban el Señor y sus apóstoles. Esta alegría del anuncio explícito
del Evangelio -mediante la predicación de la fe y la práctica de la justicia y la misericordia- es
lo que lleva a la Compañía a salir a todas las periferias. El jesuita es un servidor de la alegría
del evangelio, tanto cuando trabaja artesanalmente conversando y dando los ejercicios
espirituales a una sola persona, ayudándola a encontrar ese “lugar interior de dónde le viene la
fuerza del Espíritu que lo guía, lo libera y lo renueva” 10, como cuando trabaja estructuralmente
organizando obras de formación, de misericordia, de reflexión, que son expansión institucional
de ese punto de inflexión donde se da el quiebre de la voluntad propia y entra a actuar el
Espíritu. Bien decía M[ichel de] Certeau: los Ejercicios son “el método apostólico por
excelencia”, ya que posibilitan el “retomo al corazón, principio de una docilidad al Espíritu
que despierta e impulsa al ejercitante a una fidelidad personal a Dios” 11.
2.- Dejarnos conmover por el Señor puesto en Cruz
Siempre se puede dar un paso más en el dejarnos conmover por el Señor puesto en cruz,
por Él en persona y por Él presente en tantos hermanos nuestros que sufren - ¡la gran mayoría
de la humanidad! El Padre Arrupe decía que allí donde hay un dolor, allí está la Compañía [o
al menos, tiene que estar].
El Jubileo de la Misericordia es un tiempo oportuno para reflexionar sobre los servicios
de la misericordia. Lo digo en plural, porque la misericordia no es una palabra abstracta, sino
un estilo de vida que antepone a la palabra los gestos concretos que tocan la carne del prójimo
y se institucionalizan en obras de misericordia. Para los que hacemos los Ejercicios, esta gracia
por la que Jesús nos manda que nos asemejemos al Padre (cfr. Lc 6, 36), comienza con ese
coloquio de misericordia que es la expansión del coloquio con el Señor puesto en cruz por mis
pecados. Todo el segundo ejercicio es un coloquio lleno de sentimientos de vergüenza,
confusión, dolor y lágrimas agradecidas, viendo quién soy yo -disminuyéndome- y quién es
Dios -engrandeciéndolo-, “que me ha dado vida hasta ahora”, quién es Jesús, colgado en la
cruz por mí (EE 61 y anteriores). El modo como Ignacio vive y formula su experiencia de la
misericordia es de mucho provecho personal y apostólico, y requiere una aguda y sostenida
experiencia de discernimiento. Decía nuestro padre a Borja: “Yo, para mí me persuado, que
antes y después soy todo impedimento; y de esto siento mayor contentamiento y gozo espiritual
en el Señor nuestro, por no poder atribuir a mí cosa alguna que buena parezca” 12. Ignacio vive,
pues de la pura misericordia de Dios hasta en las cosas más pequeñas de su vida y de su persona.
Y sentía que, cuanto más impedimento él ponía, con más bondad lo trataba el Señor: “Tanta
era la misericordia del Signore, e tanta la copia della soavita e dolcezza della grazia sua con
esso lui, che quante egli piu desiderava d’essere in questo modo gastigato, tanto piu benigno
era Iddio e con abbondanza maggiore spargeva sopra di lui i tesori della su infinita liberalita.
10
PIERRE FAVRE, Mémorial, Paris, Desclée, 1959; cfr. Introduction de M. de CERTEAU, pág. 74.
11
Ibíd. 76.
12
IGNACIO DE LOYOLA, Carta 26 a Francisco de Borja, fines de 1545.
56
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Laonde diceva, che egli credeva no vi essere nel mondo uomo, i cui queste due cose insieme,
tanto come in lui, concorressero; la prima mancare tanto a Dio e l’altra il ricevere tante e cosi
continue grazie dalla sua mano” 13. [Lo tomé en italiano porque no lo encontré en castellano].
Al formular Ignacio su experiencia de la misericordia en estos términos comparativos -
cuanto más sentía faltar al Señor, más se extendía Él en darle su gracia- libera la fuerza
vivificante de la misericordia que nosotros, muchas veces, diluimos con formulaciones
abstractas y condiciones legalistas. El Señor que nos mira con misericordia y nos elige, nos
envía a hacer llegar, con toda su eficacia, esa misma misericordia a los más pobres, a los
pecadores, a los sobrantes y crucificados del mundo actual que sufren la injusticia y la
violencia. Sólo si experimentamos esta fuerza sanadora en lo vivo de nuestras propias llagas
[llagas con nombres y apellidos], como personas y como cuerpo, perderemos el miedo a
dejamos conmover por la inmensidad del sufrimiento de nuestros hermanos, y nos lanzaremos
a caminar pacientemente con nuestros pueblos, aprendiendo de ellos el modo mejor de
ayudarlos y servirlos (Cfr. CG 32, d. 4 n. 50).
3.- Hacer el bien de buen espíritu, sintiendo con la Iglesia
Siempre se puede dar un paso adelante en hacer el bien de buen espíritu, sintiendo con
la Iglesia, como dice Ignacio. Es también propio de la Compañía el servicio del discernimiento
del modo como hacemos las cosas. Fabro lo formulaba pidiendo la gracia de “todo el bien que
pudiese realizar, pensar u organizar, se haga por el buen espíritu y no por el malo” 14. Esta gracia
de discernir, que no basta con pensar, hacer u organizar el bien, sino que hay que hacerlo de
buen espíritu, es lo que nos enraíza en la Iglesia, en la que el Espíritu actúa y reparte su
diversidad de carismas para el bien común. Fabro decía que, en muchas cosas, los que querían
reformar a la Iglesia tenían razón, pero que Dios no la quería corregir con sus modos [que ellos
proponían].
Es propio de la Compañía hacer las cosas sintiendo con la Iglesia. Hacer esto sin perder
la paz y con alegría, dados los pecados que vemos, tanto en nosotros como personas, como en
las estructuras que hemos creado, implica cargar la Cruz, experimentar la pobreza y las
humillaciones, ámbito en el que Ignacio nos anima a elegir entre soportarlas pacientemente o
desearlas 15. Allí donde la contradicción era más candente, Ignacio daba ejemplo de recogerse
en sí mismo, antes de hablar o actuar, para obrar de buen espíritu. Las reglas para sentir con la
Iglesia, no las leemos como instrucciones precisas sobre puntos controvertidos (alguno podría
resultar extemporáneo), sino ejemplos donde Ignacio invitaba en su tiempo a “hacer contra” al
espíritu anti-eclesial, inclinándose total y decididamente del lado de nuestra Madre, la Iglesia,
no para justificar una posición discutible, sino para abrir lugar a que el Espíritu actuara a su
tiempo.
El servicio del buen espíritu y del discernimiento nos hace ser hombres de Iglesia -no
clericalistas, sino eclesiales-, hombres “para los demás”, sin cosa propia que aísle, sino con
todo lo nuestro propio puesto en comunión y al servicio.
13
P. RIBADENEIRA, Vida di S. Ignazio di Loiola, Roma, La Civiltà Cattolica, 1863, 336. [(…) era tanta
la misericordia del Señor y la muchedumbre de la suavidad y dulzura de su gracia para con él, que cuanto más él
faltaba, y más deseaba ser él castigado de esa manera, tanto era el Señor más benigno, y con mayor abundancia
derramaba sobre él los tesoros de su infinita liberalidad. Y así decía, que creía que no había hombre en el mundo,
en quien concurriesen estas dos cosas juntas, tanto como en él. La primera, faltar tanto a Dios, y la otra, el recibir
tantas y tan continuas mercedes de su mano. (P. RIBADENEIRA, Vida de San Ignacio de Loyola, fundador de la
religión de la Compañía de Jesús, Barcelona, 1863, pág. 532-533.) (Nota del editor)]
14
PIERRE FAVRE, Mémorial cit. Nº 51.
15
Cfr. IGNACIO DE LOYOLA, Directorio Autógrafo 23.
57
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
(Original: español)
16
FRANCISCO, Homilía en la Iglesia del Gesù, 3 de enero de 2014.
58
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
El 24 de octubre de 2016 el Papa Francisco tuvo un encuentro con los jesuitas reunidos
en su Congregación General 36. Algunos minutos antes de las 9 am llegó a bordo de un
sencillo coche. Después de saludar al Padre General y a los otros que estaban esperándolo,
se dirigió al Aula de la Congregación, en la que fue recibido con un largo aplauso. Allí tuvo un
discurso. Tras una pausa, se abrió un espacio de diálogo franco y cordial con los miembros
de la Congregación, que le hicieron diversas preguntas espontáneas. El Papa no quiso que
fueran seleccionadas antes ni tampoco quiso conocerlas primero. Dio vida así a un encuentro
muy familiar que duró cerca de una hora y media. Al final, Francisco quiso saludar uno por
uno a todos los presentes. A continuación reproducimos las preguntas y respuestas. En el
aula, por sentido práctico, las preguntas se hicieron en grupos de tres. El texto que sigue
reproduce las respuestas del Pontífice en su integridad y, para comodidad de la lectura, separa
las preguntas, que han sido reproducidas de manera esencial. El texto mantiene el tono y el
significado de la conversación oral.
***
Santo Padre, Usted es un ejemplo viviente de audacia profética. Cómo hace para
comunicarla con tanta eficacia? ¿Cómo podemos hacerlo también nosotros?
El coraje no es solamente hacer ruido, sino saber hacerlo bien. Hace falta saber cuándo
hay que hacerlo y cómo hay que hacerlo. Y también antes que nada se debe discernir si se debe
hacer ruido o no. El coraje es constitutivo de toda acción apostólica. Y hoy hace falta más que
nunca tener coraje y audacia profética. Es necesaria una parresía aggiornada, la audacia
profética de no tener miedo 1. Es notable que esta haya sido la primera cosa que dijo san Juan
Pablo II cuando fue elegido papa: “No tengan miedo”. Recordó todos los problemas de los
países del este y la audacia le llevó a enfrentarlos todos.
¿Cuál es la audacia profética que se nos pide hoy? Sobre esto hay que hacer un
discernimiento y preguntarse dónde se debe encauzar esa audacia profética. Es una actitud que
nace del magis 2. Y el magis es parresía. El magis se funda sobre el Dios siempre Mayor. Y
entonces, mirando a ese Dios siempre Mayor, el discernimiento se profundiza y busca los
lugares donde encauzar la audacia. Creo que este es el trabajo de Uds. en esta
Congregación: discernir “dónde” tiene que encauzarse el magis, la audacia profética, la
parresía.
A veces, la audacia profética se une con la diplomacia, con un trabajo de
1
Parresía es una palabra griega frecuente en el texto griego del Nuevo Testamento. Indica el coraje y la
sinceridad del testimonio. Es una palabra muy usada en la tradición cristiana, sobre todo a los comienzos, incluso
como contraria a la hipocresía.
2
El magis (el más, lo más grande) en la tradición ignaciana viene de la célebre máxima “ad maiorem Dei
gloriam” (a la mayor gloria de Dios) y sintetiza un fuerte impulso espiritual. El obrar del jesuita se caracteriza por
este magis, tensión viva que nos recuerda cómo siempre es posible dar un paso adelante respecto a donde hemos
llegado, porque nuestro caminar está en consonancia con una manifestación siempre más explícita de la gloria de
Dios. Con el discernimiento de espíritus aprendemos a reconocer el bien que habita en cada situación y a elegir lo
que conduce al bien mayor.
59
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
convencimiento y al mismo tiempo con signos fuertes. Por ejemplo, la audacia profética está
llamada a combatir una corrupción muy difundida en algunos países, como es la de buscar la
reforma de la Constitución para permanecer en el poder, cuando terminan los períodos
constitucionales de un mandato. Creo que la Compañía, en su trabajo de enseñanza y de
sensibilización social, tiene que hacer un buen trabajo de audacia para convencer a todos de
que un País no puede crecer si no se respetan los fundamentos legales que el País mismo se
ha dado para la propia gobernabilidad futura.
Santo Padre, el modo en el que los colonizadores trataron a los pueblos indígenas ha
sido un problema serio. La apropiación de la tierra por parte de los colonizadores ha sido
un hecho grave cuyas repercusiones se sienten hoy. ¿Qué piensa al respecto?
En primer lugar, es necesario decir que hoy tenemos más conciencia de lo que significa
la riqueza de los pueblos indígenas, justo en la época en que, tanto política como culturalmente,
se los quiere anular siempre más, a través de la globalización concebida como una “esfera”,
una globalización donde todo se uniformiza. Entonces hoy, nuestra profecía, nuestra
conciencia, tiene que ir por el lado de la inculturación. Y nuestra figura de globalización no
tiene que ser la esfera, sino el poliedro. Me gusta la figura geométrica del poliedro porque es
una, pero tiene caras diferentes. Expresa cómo la unidad se hace conservando las identidades
de los pueblos, de las personas, de las culturas. Esa es la riqueza que hoy tendríamos que dar
al proceso de globalización, porque si no es uniformante y destructivo.
En el proceso de globalización uniformante y destructor entra la destrucción de las
culturas indígenas, que son en cambio lo que hay que recuperar. Y hay que recuperarlas con
la hermenéutica correcta, que nos facilita esta tarea. Una hermenéutica que no es la misma
que había en la época de la colonia. La hermenéutica de aquella época era la de buscar la
conversión de los pueblos, la de ensanchar la Iglesia…, y por lo tanto se anulaban las
independencias indígenas. Era una hermenéutica de tipo centralista, donde el imperio que
dominaba era el que de alguna manera imponía su fe y su cultura. Es comprensible que se
pensara así en aquella época, pero hoy es necesaria una hermenéutica radicalmente diferente.
Tenemos que interpretar las cosas de otra manera: valorando a cada pueblo, su cultura, su
lengua. Nos tiene que ayudar este proceso de inculturación, que fue cobrando cada vez mayor
importancia a partir del Vaticano II.
De todos modos, quiero hacer referencia a conatos de inculturación que hubo en los
primeros tiempos de las misiones. Tentativas que nacen de una experiencia como la de Pablo
con los “gentiles”. El Espíritu Santo le inculcó muy claro cómo había que inculturar el
Evangelio en los pueblos gentiles. La misma cosa se repite en la época de la expansión
misionera. Pensemos, por ejemplo, en la experiencia de Mateo Ricci y de Roberto de Nobili 3.
Fueron pioneros, pero una concepción hegemónica del centralismo romano frenó esa
experiencia, la detuvo. Impidió un diálogo en el que las culturas se respetaran. Y esto ocurrió
porque se interpretaban con una hermenéutica religiosa lo que eran costumbres sociales. El
respeto a los muertos, por ejemplo, se confundía con una idolatría. Aquí, las hermenéuticas
juegan un papel central. En este momento creo que es importante, con esta mayor conciencia que
tenemos respecto de los pueblos indígenas, apoyar la expresión, la cultura de cada uno de
ellos… y la misma evangelización, que toca también a la liturgia y llega hasta las expresiones
de culto. Y la Congregación para el culto divino acepta esto.
3
Los jesuitas Mateo Ricci (1552-1610) y Roberto de Nobili (1577-1656) fueron verdaderos pioneros.
Misione- ros en China y en India, respectivamente, buscaron adecuar el anuncio del Evangelio a la cultura y a los
cultos locales. Pero esto causó preocupación en algunos y en la Iglesia se alzaron voces contrarias al espíritu de
estos comportamientos, como si fueran una contaminación del mensaje cristiano.
60
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Termino con un recuerdo que toca a la moral. Cuando era estudiante de teología se me
encargó ser bibliotecario. Revisando un texto mexicano de 1700 más o menos, sobre moral,
hecho con preguntas y respuestas, encontré que una de las preguntas era: “Si es pecado mortal
la unión sexual entre el español y la indígena”. Y la respuesta del moralista me hizo reír: “La
materia es grave, por lo tanto es pecado grave según la materia, pero dado que la consecuencia
de esto traería un cristiano más para agrandar el reino de Dios, no es tan grave como si fuera
en Europa”.
4
El Papa hace referencia a teorías y debates de los inicios del 1600 en los que estaban implicados también
jesuitas como Rodrigo de Arriaga.
5
Bernard Häring (1922-1998) religioso redentorista, fue un teólogo moralista alemán y uno de los
fundadores de la “Academia Alfonsiana”. Su obra tuvo un influjo significativo en la preparación y en el desarrollo
del Concilio Vaticano II.
61
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
En el campo moral hay que avanzar sin caer en el situacionalismo; pero por otro lado
hay que hacer surgir la gran riqueza contenida en la dimensión del discernimiento; lo cual es
propio de la gran escolástica. Cuando uno lee a Tomás o a san Buenaventura, se da cuenta de
que ellos afirman que el principio general vale para todos, pero - lo dicen explícitamente-, a
medida que se baja a los particulares la cuestión se diversifica y se dan muchos matices sin que
por eso cambie el principio. Ese método escolástico tiene su validez. Es el método moral que
usó el “Catecismo de la Iglesia Católica”. Y es el método que se utilizó en la última exhortación
apostólica Amoris Laetitia, después del discernimiento hecho por toda la Iglesia a través de los
dos Sínodos. La moral usada en Amoris Laetitia es tomista, pero del gran santo Tomás, no del
autor de los “puncta inflata”.
Es evidente que en el campo moral hay que proceder con rigor científico, y con amor a
la Iglesia y discernimiento. Hay ciertos puntos de la moral sobre los cuales solo en la oración
se puede tener la luz suficiente para poder seguir reflexionando teológicamente. Y en esto, me
permito repetirlo, y lo digo para toda la teología, se debe hacer “teología de rodillas”. No se
puede hacer teología sin oración. Esto es un punto clave. Y se tiene que hacer así.
En torno a la Compañía hay muchas leyendas: positivas, de los que nos quieren bien,
y una leyenda un poco negra por parte de quien no nos quiere. A Ud. que nos quiere y nos
conoce bien quiero preguntarle: ¿a qué cosas tendríamos que prestarle atención?
Para mí es un poco difícil responder, porque es necesario ver de dónde vienen las críticas.
Es un poco difícil porque, en mi situación y en el ambiente en que me muevo, las críticas a la
Compañía tienen prevalentemente un sabor de tipo restauracionista. O sea: son críticas que
sueñan una restauración, la de una Compañía que quizás ilusionó en un tiempo, porque ese era
su tiempo, pero que ya no ilusiona porque no es este el tiempo de Dios para la Compañía. Creo
que este tipo de argumentación es el que está detrás. Pero la Compañía en este punto a lo que
tiene que serle fiel es a lo que el Espíritu le dice.
Las críticas también dependen de quién las hace. Yo creo que a veces, hasta el más
malintencionado, puede hacer una crítica que me ayude. Creo que hay que escucharlas todas y
discernirlas. Y no cerrar la puerta a ninguna crítica, porque corremos el riesgo de habituarnos
a cerrar puertas. Y eso no es bueno. Después de un discernimiento se puede decir: esta crítica
no tiene ningún fundamento y descartarla. Pero tenemos que someter todo lo que vamos oyendo
de críticas a un discernimiento, yo diría, cotidiano, casero, pero siempre con buena voluntad,
con apertura de corazón y delante del Señor.
y con el carisma propio de la política. La política es una de las formas más altas de la caridad.
La gran política. Y en eso creo que las polarizaciones no ayudan. Por el contrario, lo que
ayuda en la política es el diálogo.
Me gustaría oírle decir cuándo se cumplirá la profecía de Isaías: “De sus espadas se
construirán arados…”. En mi continente, África, tenemos ya medios suficientes para matar
diez veces a cada uno de nosotros.
Trabajar por la paz es urgente. Dije, hace más de un año y medio, que estamos en la
tercera guerra mundial, a pedacitos. Ahora los pedacitos se están juntando cada vez más.
Estamos en guerra. No hay que ser ingenuos. El mundo está en guerra y las consecuencias las
pagan algunos países. Pensemos en Medio Oriente, en África: allí se da una situación de
continuas guerras. Guerras que se derivan de toda una historia de colonización y explotación.
Es cierto que hay países que tienen su independencia, pero muchas veces el país que les dio la
independencia se reservó el subsuelo para sí. África sigue siendo un objetivo de la explotación
por las riquezas que tiene. Incluso por parte de países que antes ni pensaban en este
continente. A África siempre se la mira desde la óptica de la explotación. Y claramente esto
provoca guerras.
Además, en algunos países se agrega el problema de la ideologización, que provoca
fracturas mayores. Creo que trabajar por la paz en esta coyuntura, además de ser una de las
bienaventuranzas, es prioritario. Cuándo llegará la paz… No sé si llegará antes de la venida del
Hijo del Hombre, pero sí sé, en cambio, que tenemos que trabajar por la paz lo más posible, ya
sea través de la política, a través de la convivencia y de tantas otras formas. Se puede. Se puede.
Con las actitudes cristianas que el Señor nos marca en el Evangelio, se puede hacer mucho, y
se hace mucho y se va adelante. A veces esto se paga a precios muy caros en la propia vida.
Pero se va delante de todas maneras. El martirio forma parte de nuestra vocación.
¿Nos podemos salvar solos? ¿Qué relación hay entre salvación comunitaria y salvación
personal?
Nadie se salva solo. Creo que este principio hay que mantenerlo muy claro: la salvación
es para el pueblo de Dios. Nadie se salva solo. El que pretende salvarse solo, a través de un
camino propio de cumplimiento, termina en ese adjetivo que Jesús usa tantas veces: hipócrita.
Termina en la hipocresía. Salvarse solo, pretender salvarse solo, en el sentido elitista de la
63
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
¿Desea el Papa Francisco una Compañía pobre para los pobres? ¿Qué consejo nos
da para caminar en esa dirección?
Creo que en este punto de la pobreza San Ignacio nos ha superado en grande. Cuando
leemos cómo concebía la pobreza y el voto que hace emitir de no cambiar la pobreza a no ser
para estrecharla más…, tenemos que reflexionar. Lo de San Ignacio no es solamente una actitud
ascética, como sería la de pellizcarme para que me duela más, sino que es un amor a la
pobreza como estilo de vida, como camino de salvación, camino eclesial, Porque para él, y
estas son dos palabras claves que usa, la pobreza es madre y muro. La pobreza engendra, es
madre, engendra vida espiritual, vida de santidad, vida apostólica. Y es muro, defiende. Cuán-
tos desastres eclesiales empezaron por falta de pobreza, incluso fuera de la Compañía, me re-
fiero a toda la Iglesia en general. Cuántos escándalos de los que lamentablemente me tengo
que enterar, por el lugar en que me encuentro, nacen del dinero. Creo que San Ignacio tuvo una
intuición muy grande. En la visión ignaciana de la pobreza tenemos una fuente de inspiración
para ayudarnos.
El clericalismo, que es uno de los males más serios que tiene la Iglesia, se aparta de la
64
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
pobreza. El clericalismo es rico. Y si no es rico en dinero, es rico en soberbia. Pero es rico: hay
en él un apego a la posesión. No se deja engendrar por la madre pobreza, no se deja custodiar
por el muro pobreza. El clericalismo es una de las formas de riqueza más graves que se sufre
hoy día en la Iglesia. Al menos en algunos lugares de la Iglesia. Hasta en las experiencias más
cotidianas. Una Iglesia pobre para los pobres es la del Evangelio, la del sermón de la montaña
del Evangelio de Mateo y la del sermón de la llanura del Evangelio de Lucas, como también
del “protocolo” según el cual seremos juzgados: Mateo 25. Creo que sobre esto el Evangelio
es muy claro y es necesario caminar en esta dirección. Pero yo insistiría también sobre el hecho
de que sería lindo que la Compañía pudiera ayudar a profundizar la visión de Ignacio sobre la
pobreza, porque yo creo que es una visión para toda la Iglesia. Algo que nos puede ayudar a
todos.
Ud. habló muy bien de la importancia que tiene la consolación. Al reflexionar al final
de cada día, ¿qué cosas le dan consuelo, y qué cosas le quitan el consuelo?
Estoy hablando en familia, así que puedo decirlo: yo más bien soy pesimista, ¡siempre!
No digo que sea depresivo, porque no es verdad. Pero sí que siempre tiendo a mirar la parte
que no funcionó. Así que para mí la consolación es el mejor antidepresivo que he encontrado.
La encuentro cuando me pongo delante del Señor, y dejo que El manifieste lo que ha hecho
durante el día. Cuando al final del día me percato de que soy conducido, cuando me percato
que pese a mis resistencias, hubo una conducción ahí, como una ola que me llevó adelante: eso
me consuela. Es como sentir: “Él está aquí”. Con respecto a mi pontificado me consuela sentir
interiormente: “Está bien. No fue una convergencia de votos los que me metieron en esta baile
sino que está Él metido allí”. Esto me consuela mucho. Y cuando noto las veces en que han
ganado mis resistencias, eso me pone mal y me lleva a pedir perdón. Es bastante frecuente
esto… Y me hace bien. Darse cuenta de que, como dice San Ignacio, uno es “todo
impedimento”, reconocer que uno tiene sus resistencias y que todos los días las ejercita y que a
veces las vence y a veces no. Esta experiencia a uno lo mantiene en su lugar, quietito. Esto
ayuda. Esta es mi experiencia personal, en los términos más simples posibles.
sobre la Evangelización, la fuerza de Evangelii Gaudium fue retomar esos dos documentos y
refrescarlos para volverlos a ofrecer en un plato nuevo. Evangelii Gaudium es el marco
apostólico de la Iglesia de hoy.
La Iglesia experimenta una caída de vocaciones, sobre todo en lugares en los que se
ha sido reticentes en promover las vocaciones locales
A mí me ha pasado en Buenos Aires, como Obispo, que curas muy buenos, más de una
vez, charlando decían: “En la parroquia tengo un laico que ‘vale oro’. Y me lo pintaban como
un laico de primera. Y luego me decían: “¿Qué le parece si lo hacemos diácono”? Este es el
problema: al laico que vale, lo hacemos diácono. Lo clericalizamos. En una carta que
recientemente envié al cardenal Ouellet, escribía que en América Latina, la única cosa que más o
menos se salvó del clericalismo es la piedad popular. Porque, como la piedad popular es una
de esas cosas “de la gente” en la que los curas no creían, los laicos fueron creativos. Quizás
haya sido necesario corregir algunas cosas, pero la piedad popular se salvó porque los curas no
se metieron. El clericalismo no deja crecer, no deja crecer la fuerza del bautismo. La gracia y la
fuerza evangelizadora de la expresión misionera la tiene la gracia del Bautismo. Y el
clericalismo disciplina mal esta gracia y da lugar a dependencias, que tienen a veces a pueblos
enteros en un estado de inmadurez muy grande. Me acuerdo de las peleas que hubo cuando,
siendo yo estudiante de teología o cura joven, aparecieron las comunidades eclesiales de base.
¿Por qué? Porque allí los laicos empezaron a tener un protagonismo un poco fuerte y los
primeros que se sentían inseguros eran algunos curas. Estoy generalizando demasiado, pero lo
hago a propósito: si caricaturizo el problema es porque el problema del clericalismo es muy
serio.
Con respecto a las vocaciones locales digo que la disminución vocacional se tratará en
el próximo Sínodo. Creo que las vocaciones existen, simplemente hay que saber cómo se las
propone y cómo se las atiende. Si el cura siempre está apurado, si está metido en mil cosas
administrativas, si no nos convencemos de que la dirección espiritual es un carisma no clerical
sino laical (que también puede desarrollar el cura), y si no metemos y convocamos a los laicos
en el discernimiento vocacional, es evidente que no vamos a tener vocaciones.
Los jóvenes necesitan ser escuchados; y los jóvenes cansan. Vienen siempre con las
mismas cosas y hay que escucharlos. Y claro, para eso hay que tener paciencia, estar sentados
y escuchar. Y también creatividad: para ponerlos a trabajar en cosas. Hoy, las “reuniones” de
siempre ya no tienen mucho sentido, no son fecundas. Hay que lanzar a los jóvenes a actividades
de tipo misionero, catequético, o de tipo social, eso hace mucho bien.
Una vez llegué a una parroquia de la periferia, en una Villa Miseria. El cura me había
dicho que estaba construyendo un salón de encuentros. Y como este cura también daba clases
en la universidad estatal, como ayudante de cátedra, había suscitado en chicos y chicas
entusiasmo y deseo de participar. Cuando yo les vi era un sábado y estaban trabajando de
albañiles: el ingeniero que dirigía todo era judío, una de las chicas era atea y el otro no sé qué
cosa, pero estaban unidos en un trabajo común. Eso va creando la pregunta: ¿Puedo hacer algo
yo por los demás y con los demás? A los jóvenes hay que ponerlos a trabajar y escucharlos.
Son las dos cosas que yo diría.
No promover vocaciones locales es un suicidio, es directamente esterilizar a una Iglesia,
la Iglesia es madre. No promover las vocaciones es una ligadura de trompas eclesial. Es no
dejar que esa madre tenga sus hijos. Y eso es grave.
66
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
***
El P. Arturo Sosa S. I., Prepósito General de la Compañía de Jesús, al final del diálogo
saludó al Papa con estas palabras: “Santo Padre, al fin de estas dos sesiones, en nombre de
todos los compañeros reunidos en la 36ª Congregación General, quiero agradecerle de
corazón su fraterna presencia entre nosotros y sus jugosos aportes... ¡gracias a Dios porque
se le fue la lengua! Gracias por su aporte a nuestro discernimiento.
Agradecemos habernos confirmado la invitación a vivir a fondo nuestro carisma,
caminando junto a la Iglesia y a tantos hombres y mujeres de buena voluntad, movidos por
la compasión, empeñados en consolar reconciliando, sensibles a discernir los signos de los
tiempos.
Caminar sin ceder a la tentación de quedarnos en alguno de los muchos recodos bonitos
que encontramos por el camino. Caminar movidos por la libertad de los hijos de Dios que nos
hace disponibles a ser enviados a cualquier parte, al encuentro de la humanidad sufriente,
siguiendo la dinámica de la encarnación del Señor Jesús, aliviando a tantos hermanos y
hermanas, como Él, puestos en cruz.
Caminaremos juntos, según el modo nuestro de proceder, sin disolver las tensiones
entre fe y justicia, diálogo y reconciliación, contemplación y acción… Camino que nos lleva al
encuentro profundo con la riqueza humana expresada en la variedad cultural. Seguiremos
nuestros esfuerzos de inculturación para poder anunciar mejor el evangelio y para que
resplandezca el rostro intercultural de nuestro Padre común.
Seguiremos fielmente su consejo de unirnos a su oración incesante para recibir la
consolación que haga de cada jesuita, y de todos los hombres y mujeres que compartimos la
misión de Cristo, servidores de la Alegre Noticia del Evangelio.
Con el corazón agradecido queremos ahora saludarlo personalmente.
(Original: italiano)
67
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Palabras de agradecimiento
al P. Adolfo Nicolás, S.J.
Querido Padre Adolfo:
Me han encargado que le dirija, en nombre de la Congregación General, y en cierto
modo de la entera Compañía de Jesús, unas palabras de agradecimiento, con ocasión del final
de su servicio como Prepósito General, tras haber sido aceptada su renuncia.
Se trata de una tarea que la Compañía le confió hace más de ocho años, el 19 de enero
de 2008, en esta misma Aula, con una elección de amplísima mayoría, que dejó satisfechos a
todos los participantes en la Congregación General 35, convencidos de que, al poner en sus
manos la guía de nuestra Compañía, habían hecho una elección acertada.
Hoy, cuando volvemos la vista a estos años transcurridos en los que usted ha sido
nuestro Padre General, damos gracias al Señor por tanto bien que en ellos ha brotado para
nosotros, para la Compañía de Jesús extendida por el mundo, para la Iglesia, y para todas
aquellas personas a las que se dirige nuestro servicio.
Gracias por su estilo personal. Todos los que le han conocido y han tenido contacto
con usted hablan de su cordialidad, de su espontaneidad y su sencillez de trato, de su
accesibilidad y su relación amigable con todos, ya fueran personas humildes o de alto rango.
Aquellos que han convivido a lo largo de estos años con usted en la Curia han quedado
impresionados por su mirada siempre sonriente, por su buen humor; no recuerdan haber visto
jamás en usted una expresión distante, sombría, tensa o, menos aún, irritada.
Su participación cordial en los encuentros que ha podido tener con las comunidades
le ha procurado el afecto y la familiaridad, la apertura y la confianza de todos los compañeros
jesuitas a lo largo y ancho del mundo. Todos han recibido aliento para su trabajo apostólico.
Ha sido usted un superior reconocido con simpatía y al que se ha experimentado cercano y
fraterno. Podemos decir, por qué no, que ha sido un superior amado.
Gracias por su capacidad para dar inspiración a nuestra vida religiosa y a nuestro
compromiso con la misión.
Nos ha recordado usted continuamente el horizonte universal de nuestra misión, más
allá de los estrechos límites regionales, nacionales o de las Provincias; y, nos ha invitado a
practicar una espiritualidad profunda, a evitar los peligros de la mediocridad y la
superficialidad. “Universalidad” y “profundidad” son dos conceptos que le hemos sentido
pronunciar con frecuencia y que no olvidaremos. Nos ha exhortado a no ser jesuitas
“distraídos”, sino a “sentir y gustar las cosas internamente”; a llegar hasta el centro de los
problemas, de los desafíos apostólicos de nuestro tiempo, haciendo uso de la inteligencia, del
estudio y del corazón y, así, mirar al mundo con los ojos de Dios, sabiendo compartir las
alegrías y las angustias, los interrogantes de nuestros hermanos y hermanas, acompañándoles
en la búsqueda y el descubrimiento de los signos de la presencia y de la voluntad de Dios, o de
los movimientos del Espíritu que se ocultan bajo la corteza de la superficie, de la apariencia
exterior de este mundo globalizado y frenético, marcado por la cultura digital.
Usted nos ha dado ejemplo de una sabiduría serena, expresada en homilías llenas de
imágenes y de propuestas para una reflexión profunda, de invitaciones a ser coherentes en
nuestra vida religiosa y a hacer concreta nuestra conversión cotidiana. Homilías que nacían de
su rica experiencia espiritual y de su vida apostólica, en las que no raramente se escuchaba el
eco de su misión en el inmenso horizonte de Asia.
69
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Estas características personales y este modo suyo de ser, en manera alguna dejan en
segundo plano su gran compromiso con la acción de gobierno, conforme a las expectativas que
la Compañía había manifestado durante la Congregación 35. En estos años, bajo su guía y con
su impulso, ha tenido lugar un gran trabajo de reestructuración de las Provincias en diversas
partes del mundo; con insistencia ha invitado a los Superiores Mayores a tener visión de futuro
y a discernir sobre el número, quizá demasiado elevado, de obras y ministerios existentes en el
territorio de su competencia; ha animado a las Conferencias de Provinciales y a sus Presidentes
a preocuparse en dar respuesta a aquellos retos que van más allá de los límites provinciales o
regionales.
La Curia general ha sido un banco de pruebas sumamente dinámico y creativo donde
se han experimentado nuevos modos de servir a la Compañía Universal. No ha sido el suyo un
estilo de gobierno individualista y centralizador, sino que ha tenido la habilidad de saber dejarse
ayudar, de implicar a sus más directos colaboradores en un trabajo común y corresponsable, en
equipo. Ha recurrido de modo frecuente y eficaz a grupos de trabajo y a comisiones, cuando
era preciso afrontar problemas complejos, constituir, reorganizar o promover los Secretariados
y los grupos que trataron del ecumenismo y el diálogo interreligioso, o la educación secundaria
y superior…
Se han reorganizado también el Archivo y el Instituto Histórico. La reestructuración
de los espacios de trabajo los ha hecho más acogedores y funcionales. Los edificios de la Curia
y de Via dei Penitenzieri han sido sometidos a completa renovación y la misma Aula en que
nos encontramos supone un digno coronamiento para todo este trabajo, llevado a cabo por su
equipo de gobierno.
Ha tenido a bien recordarnos que el apostolado intelectual debe seguir siendo una de
las características del servicio de la Compañía a la Iglesia y al mundo, y ha impulsado
eficazmente el compromiso contraído por toda nuestra Orden de mantener las instituciones y
las misiones que la Santa Sede le tiene confiadas en Roma, en bien de la Iglesia Universal.
Ha promovido usted entre nosotros la que podríamos llamar “cultura de la
responsabilidad”. La lengua inglesa gusta mucho de la palabra “accountability”: rendir cuentas,
responder de las tareas y la confianza que se ha depositado en cada uno. Vale esto para toda
responsabilidad, bien sea de apostolado o de gobierno.
En particular ha logrado usted que la Compañía haya llegado a estar bien pertrechada
para afrontar los casos graves en los que ha sido necesario intervenir o se ha visto necesario
hacerlo, como por ejemplo en el terreno de los abusos con menores, donde también nosotros,
como toda la comunidad eclesial, hemos tenido que recorrer un doloroso camino de respuesta
a los crímenes cometidos, camino de conversión y de purificación. Queda aún trecho por
recorrer si hemos de estar en primera línea en lo que toca a la prevención y protección de
menores, pero no cabe duda que se ha realizado ya un largo recorrido.
Hay también algunos otros aspectos de su actuación al frente de la Compañía que no
podemos olvidar.
Ha sido grande su esfuerzo y muchos sus viajes, primero para conocer la Compañía
universal, en particular aquellos lugares de los que tenía menos noticia antes de su elección;
después, para estar cercano y hacerse presente, para animar, participar y conocer todo de forma
más profunda. Ha escrito muchas cartas, ha pronunciado muchos discursos y tenido muchas
conversaciones, ha mantenido innumerables entrevistas en escucha disponible y atenta.
En las innumerables provincias que ha visitado - casi todas - y en los encuentros en
que ha participado, ha sido acogido siempre con gozo y gratitud, como fuente de inspiración y
consejo, tanto por jesuitas como por colaboradores y amigos nuestros. Se ha entregado siempre
sin reservas al servicio de la Compañía universal, y lo ha hecho generosamente y con alegría.
70
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
hecho con su característica y discreta sencillez, que ha evitado a la Compañía y a todos nosotros
cualquier tipo de embarazo por la novedad de la situación. La Compañía de Jesús ha seguido
poniéndose, como siempre, a disposición del Papa para ser enviada en misión, a la vez que
sentía con él, en tantos aspectos, esa sintonía espiritual que se deriva naturalmente de una
común identidad y espiritualidad religiosa, y que engendraba también, posteriormente, un
mayor afecto y el deseo de servir al Vicario de Cristo para el bien de la Iglesia y la humanidad.
Vivir la misión en una Iglesia y con una Iglesia “en salida”, es decir, llamada a
anunciar a Jesús y a servir en las fronteras y las periferias, sintiéndose en camino con el pueblo
de Dios, en solidaridad con los pobres y con todos los que sufren, buscando y reconociendo a
Dios presente y operante en todas las cosas hasta los confines del mundo y en las profundidades
de la historia… Evangelii gaudium, el gozo de anunciar el Evangelio; tal es la misión de la
Iglesia y de la Compañía en la Iglesia y en el mundo.
Querido Padre Adolfo, usted ha experimentado en su vida esta alegría a la que nos
invita nuestro hermano el Vicario de Cristo. Da prueba de ello su serena sabiduría. Gracias por
habernos guiado y acompañado hasta este día, y en este espíritu, como Cuerpo de la Compañía
de Jesús.
Gracias y buen camino. Que el Señor siga acompañándole siempre. También le
acompañará nuestra oración.
(Original: italiano)
72
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Homilía
P. Bruno Cadoré, O.P.
12, 11). «No apaguéis el Espíritu» (1Te 5, 19), «No lo contristéis» (Ef 4, 29). Probablemente
la principal tarea de una Congregación, como la que iniciáis hoy, consiste en buscar la audacia
de lo improbable en la fidelidad a la obra del Espíritu. Encontrar la fuerza y la creatividad de
la fidelidad en el soplo que nos llega del Espíritu y que nos conduce al encuentro y a la escucha
del otro, que abre en el corazón del hombre el manantial de la compasión, que consolide la
alianza indefectible con aquellos que nos han sido confiados. Pero la audacia de lo improbable
es realista, también, porque busca continuamente estar al unísono con Aquel de quien Pablo,
soportando sus sufrimientos, fue hecho heraldo, apóstol y doctor, Jesucristo, el Salvador, que
hizo lo improbable cuando destruyó la muerte e hizo brillar la vida y la inmortalidad por medio
del Evangelio (2Tm 1, 9-12). La audacia de la evangelización está orientada hacia el rostro del
Salvador, cuya voz busca hacer oír y cuyo misterio busca intuir. El misterio de esa voz es que
ella tiene como única pretensión la de afirmar que, en el afrontar humildemente el absurdo, la
vida dada puede abrir en este mundo el camino de un nuevo nacimiento a la vida.
Aumenta nuestra fe, pedían los apóstoles. Pero, ¿cómo surge esta súplica en ellos?
¿Cómo responderemos en nuestro tiempo a la necesidad urgente de vivir como hombres de fe,
contemplativos en acción, hombres cuya vida será realmente entregada por los demás?
Recordaréis que, en el Evangelio de Lucas, el pasaje que hoy hemos escuchado es la
continuación de una enseñanza de Jesús sobre la vida entre los hermanos. Es inevitable que
surjan escándalos, y debéis estar atentos para no llevar al pecado a uno sólo de estos pequeños.
A continuación, está la enseñanza sobre el perdón ininterrumpido concedido al hermano, una
vez, siete veces… Y ¡ahí aparece la súplica de los apóstoles! En el fondo, siempre es lo mismo:
como el Reino, lo improbable nunca está lejos de ti. Sí, por supuesto, es la búsqueda apasionada
de abrir en este mundo caminos para la sabiduría, caminos donde la palabra y los proyectos
humanos cobren sentido intentando construir un mundo hospitalario para el hombre. Pero
aquello que puede dar un fuego interior a esta búsqueda apasionada es la experiencia concreta,
a veces banal y con frecuencia difícil, del perdón. Es experiencia de sobreponerse a la ofensa
para dar, de nuevo, sin condiciones, la vida en abundancia. Esa experiencia que lleva a
descubrir que uno tiene en sí mismo una vida mucho más fuerte, mucho más bella, que la que
uno creía poseer, una vida que encuentra su verdad plena cuando se desprende de sí misma
para ofrecerse al otro. Experiencia de vida fraterna, cuyo testimonio es tan importante hoy.
Creo que no es gratuito si en el Evangelio de hoy, Jesús continúa con la evocación del simple
servidor. ¿De qué es exactamente servidor? De una mesa, mesa de pecadores, mesa de acogida
de todos donde están invitados ciegos y cojos, fariseos y publicanos, adúlteros y hombres de
bien. Ignacio, vuestro fundador, hacía esta oración: «Señor Jesús, enséñanos a ser generosos,
a amarte como lo mereces, a dar sin medida, a combatir sin temor a las heridas, a trabajar sin
buscar reposo, a gastarme sin esperar otra recompensa que el saber que estamos haciendo tu
Santa Voluntad» ¿No es esta una invitación, hoy todavía, a ponernos al servicio de esa mesa?
Mesa de Emaús, donde el simple servidor aprende su oficio dejándose guiar por su
primer compañero, Jesucristo, el Salvador.
¡Señor, aumenta nuestra fe!
(Original: francés)
74
DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Homilía
P. James E. Grummer, S.J.
San Ignacio no dejó casi nada escrito sobre el Espíritu Santo, si exceptuamos sus
apuntes personales durante la deliberación sobre la pobreza. Quizás le movía la prudencia, si
tenemos en cuenta que no faltaban entre sus contemporáneos quienes pensaban que su modo
de hablar y de actuar respiraba el aire de los alumbrados. De nuestras clases de historia en el
noviciado recordamos que éstos eran considerados herejes al pretender que poseían canales
directos para comunicarse con el Espíritu Santo y recibir revelaciones directas de su parte.
Juzgado por las apariencias, San Ignacio, a tenor de lo que él mismo escribe en 1545 al rey de
Portugal, había sido indagado por varios Inquisidores en al menos 8 procesos y había pasado
64 días en prisión, por sospecha de herejía.
Precisamente por ser tan escasas las referencias al Espíritu Santo que hace Ignacio en
sus escritos, las pocas citas que encontramos resultan de mayor valor. En los Ejercicios
Espirituales se refiere directamente al Espíritu Santo seis veces, y cinco de ellas son citas de la
Sagrada Escritura que aparecen en los puntos que se añaden al final como ayuda para meditar
los misterios de la vida de Cristo nuestro Señor. Uno de estos pasajes ofrece puntos para orar
sobre el pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar. Permítanme citarles esta mañana el
número 304, porque en los tres puntos que propone Ignacio podemos encontrar un poderoso
lente de aumento que nos permite contemplar al Espíritu Santo, cuya ayuda imploramos en esta
Eucaristía.
(1) “los discípulos estaban congregados (por el miedo a los judíos)”, (2) “se les
aparesció Jesús estando las puertas cerradas, y estando en medio dellos dice: ‘Paz con
vosotros’”, y (3) “les da el Spíritu Sancto diciéndoles: ‘Recebid el Spíritu Sancto; a aquellos
que perdonáredes los peccados, les serán perdonados’”. Se puede ver que el movimiento que
propone Ignacio en estos tres puntos es bastante sencillo: es el itinerario que va del miedo a la
alegría, del don a la misión; el itinerario a recorrer por cada jesuita y cada Congregación
General.
Se puede decir que lo que vamos a hacer hoy y en los próximos días está rodeado de un
cierto temor. Quizás tememos pasar el resto de nuestras vidas reunidos en pequeños grupos de
discusión o ¡sentados en el aula con nuestros auriculares! Seriamente hablando, puede ser que
los inquietantes desafíos descritos en el informe De Statu nos hayan colmado de temor;
problemas del corazón humano, de la Compañía de Jesús, de la Iglesia y del mundo de hoy,
pueden intimidarnos. Tal vez temamos pedir a uno de nosotros que asuma sobre sí el cargo de
General en representación de los demás, o quizás nos atemorice lo que el nuevo General pueda
decirnos sobre nuestro nuevo destino.
Sin embargo, nuestros miedos son tan numerosos como infecundos. Más substancial es
la alegría que acompaña a toda experiencia del Señor Resucitado, capaz de disipar cualquier
miedo que podamos sentir. Cuántas veces, en la vida y en el trabajo, hemos experimentado al
Señor Resucitado con sus manos heridas y su costado abierto, en el último de nuestros
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DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
(Original: inglés)
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DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Homilía
P. Arturo Sosa, S.J.
Misa de Acción de gracias
Iglesia del Gesù, Roma
15 de octubre de 2016
Lecturas: Eclo 39 : 6-10 (gr) ; Rom 15 : 2-7 ; 16, 17-18. 25-27 ; Mc 13: 33-37
Hace pocos días, en esta misma iglesia del Gesù, donde reposan los restos de San
Ignacio y de Pedro Arrupe, el P. Bruno Cadoré nos invitó a tener la audacia de lo improbable
como actitud propia de las personas que buscan testimoniar su fe en el complejo contexto actual
de la humanidad. Nos instaba a dejar atrás el miedo y a remar mar a dentro como actitud
necesaria para ser al mismo tiempo creativos y fieles durante la Congregación General.
Ciertamente, la audacia que necesitamos para ser servidores de la misión de Cristo Jesús
sólo puede brotar de la fe. Por eso nuestra mirada se dirige en primer lugar a Dios, porque uno
solo es vuestro Padre, el del cielo, como nos recuerda el texto del Evangelio que acabamos de
escuchar. Y como nos recuerda la Formula del Instituto, en el n.1: “Procure (el jesuita) tener
ante los ojos mientras viva, primero a Dios, y luego el modo de ser de su Instituto”. Más aún,
queremos poner todo nuestro corazón en sintonía con el Padre Misericordioso, con el Dios que
es solo Amor, el Principio y Fundamento nuestro. El corazón de cada uno de nosotros y también
el corazón del cuerpo de la Compañía.
Pidamos, pues, al Señor esta fe, para que podamos hacer nuestras, como Compañía de
Jesús, las palabras de María al responder a la extraordinaria llamada recibida: he aquí la sierva
del Señor, hágase en mí según tu palabra. Como Ignacio y los primeros compañeros, como
tantos hermanos nuestros que han militado y militan bajo el estandarte de la cruz, sirviendo
sólo al Señor y a su Iglesia, queremos también nosotros contribuir a cuanto hoy parece
imposible: una humanidad reconciliada en la justicia, que vive en paz en una casa común bien
cuidada, donde hay lugar para todos, porque todos nos reconocemos hermanos y hermanas,
hijos e hijas del mismo y único Padre.
Por eso nos reafirmamos en la convicción que tenía San Ignacio al escribir las
Constituciones: Porque la Compañía, que no se ha instituido con medios humanos, no puede
conservarse ni aumentar con ellos, sino con la mano omnipotente de Cristo Dios y Señor
Nuestro, es menester en Él solo poner la esperanza (Cons. 812).
Con la esperanza puesta en Dios y sólo en Él, la Congregación General continuará con
sus deliberaciones y contribuirá a la responsabilidad del buen gobierno y conservación y
aumento de todo el cuerpo de la Compañía (Cons. 719).
que compartimos la vida y misión con los compañeros. Al mismo tiempo es necesaria una
extraordinaria profundidad intelectual para pensar creativamente los diversos modos con los
que nuestro servicio a la misión de Cristo Jesús puede ser más eficaz, conforme a la tensión
creativa del magis ignaciano. Pensar para entender en profundidad el momento de la historia
humana que vivimos y para contribuir a la búsqueda de alternativas que intenten superar la
pobreza, la desigualdad, la opresión. Pensar para no dejar de proponer las preguntas pertinentes
a la teología y para profundizar la comprensión de la fe, que pedimos al Señor aumente en
nosotros.
En nuestro camino hacia una mayor colaboración, con la gracia de Dios, vamos a
encontrar siempre nuevos compañeros que hagan crecer el número, siempre mínimo por grande
que sea, de colaboradores, invitados con otros a formar parte de este cuerpo. No hay ninguna
duda acerca de la necesidad de aumentar nuestra oración y nuestro trabajo por las vocaciones
a la Compañía y de continuar el complejo compromiso de ofrecerles una formación que haga
de ellos verdaderos jesuitas, miembros de este cuerpo multicultural llamado a testimoniar la
riqueza de la interculturalidad como rostro de la humanidad, creada a imagen y semejanza de
Dios.
Apliquémonos, pues, el día de hoy, las palabras del apóstol Pablo: el Dios de la
perseverancia y de la consolación os conceda tener unos con otros los mismos sentimientos a
ejemplo de Cristo Jesús, para que con un solo corazón y una sola voz glorifiquen a Dios, Padre
de nuestro Señor Jesucristo (Rom 15, 5-6).
(Original: italiano)
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DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Homilía
P. Arturo Sosa, S.J.
Misa de Clausura de la Congregación General 36
Iglesia de Sant’Ignazio, Roma
12 de noviembre de 2016
Lecturas : 1 Jn 4, 7-16 ; Sal 144 ; Mc 16,15-20
juntos. Las desigualdades entre los pueblos y dentro de las naciones son el signo del mundo
que desprecia a la humanidad. La política, ese “arte” de negociar para poner el bien común por
encima de los intereses particulares sigue debilitándose ante nuestros ojos. Los intereses
particulares, de hecho, enmascarados bajo capa de nacionalismos, eligen gobernantes y toman
decisiones que detienen los procesos de integración y el actuar como ciudadanos del mundo.
La política no consigue convertirse en el modo humano de tomar decisiones razonables cuando
renuncia a invocar la imposición de los poderosos. El deseo profundo de las madres y de los
niños de todos los rincones del mundo de poder vivir una vida en paz, con relaciones fundadas
en la justicia, parece alejarse en medio de conflictos y guerras por motivos opuestos al amor
que nos puede hacer vivir.
Nuestro discernimiento nos lleva a ver este mundo con los ojos de los pobres y a
colaborar con ellos para hacer crecer la vida verdadera. Nos invita a ir a las periferias y a
intentar comprender cómo afrontar globalmente la totalidad de la crisis que impide las
condiciones mínimas de vida a la mayoría de la humanidad y pone en riesgo la vida sobre el
planeta Tierra, para abrir espacio a la Buena Nueva. Nuestro apostolado es, por lo tanto,
necesariamente intelectual. Los ojos misericordiosos que hemos adquirido al identificarnos con
Cristo en cruz nos permiten afrontar la comprensión de todo lo que oprime a los hombres y
mujeres de nuestro mundo. Los signos que acompañan nuestro anuncio del Evangelio son los
que corresponden a expulsar los demonios de las falsas comprensiones de la realidad. Por eso
aprendemos lenguas nuevas para comprender la vida de los distintos pueblos y para compartir
la Buena Nueva de la salvación para todos. Si abrimos nuestro corazón a la acción del Espíritu
Santo y nuestras mentes a la verdad del amor de Dios no beberemos el veneno de las ideologías
que justifican la opresión, la violencia entre los seres humanos y la explotación irracional de
las reservas naturales. Nuestra fe en Cristo muerto y resucitado nos permitirá contribuir, con
tantos otros hombres y mujeres de buena voluntad, a imponer las manos sobre este mundo
enfermo y colaborar en su curación.
Vayamos, pues, a predicar el Evangelio por todas partes, consolados por la experiencia
del amor de Dios que nos ha puesto juntos como compañeros de Jesús. Como a los primeros
Padres, el Señor nos ha sido propicio en Roma, y nos envía a todos los lugares del mundo y a
todas las culturas humanas. Vayamos confiados porque Él trabaja a nuestro lado y confirma
con signos inéditos nuestra vida y misión.
(Original: italiano)
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