(1) ETS Ing. Minas, C/. Ríos Rosas 21. 28003 Madrid.
E-mail: ricardoc@minas.upm.es
(2) Avda. de Mahía, 40, 3º C. 15220 Bertamirans, Ames (A Coruña).
E-mail: eduarmstrong@latinmail.com
(3) ETS Ing. Caminos, Canales y Puertos. Ciudad Universitaria. 28003 Madrid.
RESUMEN
En la Unidad de Moeche existen concentraciones sulfuradas cupríferas, poco documentadas y poco accesibles actualmente, que han sido
explotadas por Cu hasta los años 1960. Se trata de menas metamórficas (metamorfizadas, pero no metamorfogénicas, según las eviden-
cias observadas), diseminadas (en cloritoesquistos cuarzo-piríticos) o estratiformes (en niveles decimétricos a métricos). Las mineraliza-
ciones están fuertemente laminadas y deformadas por la orogenia hercínica; su génesis es pre-tectónica, aunque las frecuentes movili-
zaciones parciales por transferencia en disolución, ligada a fenómenos de presión-disolución prácticamente ubicuos, enmascaran en parte
los rasgos primarios. En cualquier caso, los cuerpos mineralizados muestran habitualmente una estructura concordante con la del enca-
jante, si bien el conjunto está invertido en Mina Piquitos II, y fallado y muy deformada en Mina Barqueira. El encajante corresponde, esen-
cialmente, a una serie meta-volcánica submarina (metabasitas representadas por cloritoesquistos, como tipo más frecuente), interpreta-
da según las ideas actuales como el techo de una serie ofiolítica, con una fuerte impronta de metamorfismo dinámico y una mineralogía
epizonal definida por proporciones variables de clorita, albita, actinolita (hornblenda), epidota/clinozoisita, esfena, anatasa, cuarzo, pirita
y, en el entorno de Mina Maruxa, estilpnomelana y magnetita. La mineralogía de las menas diseminadas y de los niveles masivos es aná-
loga y, en general, simple: pirita y calcopirita, con cantidades subordinadas a trazas de esfalerita, pirrotita, galena, magnetita, hematites,
linneita, marcasita, oro nativo, etc. La Petrografía de IF (Inclusiones Fluídas) muestra que, debido a la fuerte impronta de metamorfismo
dinámico, no se han preservado IF primarias (pre-metamórficas) medibles, sino sólo secundarias, sin-metamórficas, generalmente minús-
culas y alojadas en microfisuras de tensión sobre microclastos y lentículas de cuarzo, o bien aisladas en cristales de cuarzo metamórfico.
Los fluídos dominantes en estas IF son acuosos y densos (F~0,8), Lw, de salinidad moderada (~8% en peso NaCl equiv); no se ha consta-
tado la presencia de CO2 y las temperaturas de homogeneización total oscilan entre 200 y 225ºC. Estos fluídos caracterizan el metamor-
fismo dinámico, en condiciones epizonales (Pf y T~2/2,5 kb y 325/350ºC, estimación preliminar). La información geoquímica obtenida, tanto
por contenidos metálicos como por los valores isotópicos δ34S (-0,6 a +4,5‰, media +2,5‰), establece una clara afinidad con las concen-
traciones exhalativas o volcano-sedimentarias de sulfuros masivos (VMS), del tipo Cu-Zn de Lydon, análogas a las de Chipre (relaciona-
das con series ofiolíticas), lo que concuerda con la geología y mineralogía observadas, a pesar de la ubicua impronta metamórfica.
Palabras clave: Cabo Ortegal (Coruña), colisión hercínica, Moeche, ofiolitas, sulfuros masivos (tipo Chipre)
Several mines extracted copper until the 1960’s from disseminated ores and thin massive sulphide layers in the Moeche Unit, a strongly
deformed meta-volcanic sequence comprising mainly quartz-chlorite schists and mylonites, which defines the top of an ophiolitic sequen-
ce emplaced on the Iberian margin in Devonian times, as a result of the Variscan collision. The ores are metamorphosed and strongly
deformed under brittle conditions (for pyrite), but their textures are often apparently post-deformational, due to very common solution-
transfer processes; they are composed mostly of pyrite and chalcopyrite, with subordinate to trace amounts of sphalerite, pyrrhotite, gale-
na, magnetite, hematite, marcasite, linneite, native gold, etc. The geology, mineralogy, and geochemistry (including δ34S values of sulphi-
des from -0,6 to +4,5‰, mean +2,5‰) of the orebodies relate closely to VMS of the Cu-Zn (Cyprus) type, although their complex
post-mineralization history and the very strong dynamic metamorphic overprint due to variscan collisional tectonics may obscure some
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of the typical features: the stratigraphy is overturned in the Piquitos mine, and nearly vertical and strongly deformed in the Barqueira mine;
the stockwork is sheared and faulted; contact metamorphism is still superimposed in Maruxa mine, etc. Fluid inclusion studies on the
metamorphic fluids trapped in micro-fissures in quartz allow an insight into the epizonal metamorphic conditions (Pf~2/2,5 kb and
T~325/350ºC, preliminary estimates), in which dense (F~0,8), aqueous fluids with moderate salinities (~8 wt% NaCleq) have been involved,
and produced continuous pressure-solution mobilization of the ores, but only over very short distances.
Key words: Cabo Ortegal (NW Spain), Cyprus-type VMS deposits, Moeche, ophiolite, variscan collision
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particularmente criterios de grado metamórfico y correlación tentativa entre estas unidades y el marco
estructurales, aparte de la naturaleza y petrografía de general tectono-estratigráfico propuesto (Arenas et
los materiales. Estos criterios permiten definir las al., 2000: Guide to Pre-Conference Field Trip, in:
siguientes unidades en la zona (cf. fig. 1): Variscan-Appalachian Dynamics, 2000) para el con-
junto de los complejos máficos-ultramáficos de
Galicia Occidental, resultando (de base a techo,
Complejo de Cabo Ortegal según la posición que los autores estiman más
común en el apilamiento tectónico y prescindiendo
- Unidad Superior: rocas catazonales (que pueden del basamento o Autóctono Relativo):
estar serpentinizadas), cabalgantes sobre las
Marco General (Arenas et al., 2000) Unidades consideradas en este trabajo
demás (Arenas, 1983, 1988). Por no tener relación
con el objeto de la investigación, no se han estu- Unidades Basales Unidad de Somozas
diado aquí con detalle. Unidades Ofiolíticas U. Moeche, Serpentinitas y U. P. Escrita
- Unidad de Pena Escrita: Anfibolitas masivas, a
muro (tectónico) de la Unidad Superior y cabal- Unidades de Alta Temp. y Alta Presión Unidad Superior (Complejo Cabo Ortegal)
gantes, a su vez, sobre el Grupo Espasante- Unidades de Presión Intermedia -
Moeche.
Para los objetivos de este trabajo resulta aconseja-
- Grupo Espasante-Moeche, que comprende las
ble mantener la diferenciación entre las unidades de
siguientes unidades:
- Unidad de Moeche, constituída por cloritoes- Moeche, Pena Escrita y Serpentinitas del Grupo
quistos -generalmente metavolcanitas básicas Espasante-Moeche, ya que aun en la hipótesis de que
intensamente deformadas-, con intercalaciones todas puedan considerarse integrantes de unidades
de cloritoesquistos piríticos, a los que suelen ofiolíticas (diferenciables, no obstante, por el grado
estar espacialmente asociadas las mineraliza- metamórfico y otros criterios), sólo la primera tiene
ciones, y rocas metasedimentarias (metalutitas, importancia como metalotecto para las concentracio-
filitas y filonitas). Cabalgante sobre los metase- nes investigadas. La Unidad de Moeche, en el sentido
dimentos silúrico-devónicos. en que se ha definido en este trabajo, tampoco equi-
- Unidad de Somozas: conjunto heterogéneo de vale al Grupo Moeche del MAGNA (Hoja 7: Cedeira,
rocas meso-catazonales cabalgantes sobre el IGME, 1976), que lo incluía en el Silúrico Superior;
Silúrico, caracterizándose, tanto frente a éste asimismo, se le da un sentido más restringido que el
como frente a la Unidad de Moeche, por su utilizado anteriormente (Arenas, 1988), al segregar
mayor grado metamórfico, aunque a veces las litologías meso y catazonales de este autor
muestra retrometamorfismo. (Unidad de Somozas, en el presente trabajo).
- Serpentinitas, muy deformadas generalmente; Por otra parte, resulta todavía cuestionable la
no siempre es posible adjudicarlas con certeza interpretación tectonoestratigráfica de la Unidad de
a una u otra de las unidades precedentes. Somozas, que algunos autores consideran como un
Ocasionalmente pueden incorporar lentejones mélange tectónico, interpretación plausible si se tiene
carbonatados marmorizados. en cuenta su heterogeneidad petrológica y metamór-
fica. Dicha Unidad, insuficientemente investigada, no
ha sido objeto de atención prioritaria en este trabajo,
Autóctono Relativo por no tener ninguna relación visible con los metalo-
tectos estudiados, es decir, con los objetivos de la
- Silúrico-Devónico: dominado por una sucesión actual investigación.
metasedimentaria relativamente monótona (piza-
rras, filitas), con intercalaciones locales de meta-
volcanitas y algunos niveles cartografiables de Tectónica
meta-areniscas; se encuentra a muro (tectónico)
del Grupo Espasante-Moeche, del que está sepa- La estructura del conjunto, aunque puede ser muy
rado por una zona de pronunciado metamorfismo compleja localmente, está dominada por una esquis-
dinámico (metapelitas y metavolcanitas milo-
tosidad que buza suavemente al NO. En realidad se
níticas).
trata de una esquistosidad desarrollada en el
Devónico Superior durante el metamorfismo dinámi-
Correlaciones tectonoestratigráficas co epizonal y ligada a los cabalgamientos (S2, tradi-
cional Fase 2 hercínica), suficientemente bien desa-
Como referencia, se ha tratado de establecer una rrollada como para obliterar frecuentemente
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estructuras anteriores o producir una transposición el asomo oriental de las litologías de más alto grado
de las superficies de estratificación, que tienden a metamórfico del Complejo de Cabo Ortegal, que tie-
adaptarse a S2. nen un extenso desarrollo hacia el NO. De una mane-
Se han proyectado en falsilla de Schmidt los polos ra general esta Unidad agrupa una serie de rocas
de esquistosidades medidas en niveles meta-pelíticos metamórficas orto y paraderivadas, cuya principal
del Silúrico (Figura 2 a) y en la Unidad de Moeche en característica está definida por su grado de metamor-
la zona de más indicios (Figura 2 b). En la serie fismo meso y catazonal. Se trata de anfibolitas, gnei-
Silúrica, en donde únicamente ha actuado la orogenia ses, micaesquistos, serpentinitas, granulitas, eclogi-
Hercínica, se observa un máximo bien centrado con tas, etc. No se han diferenciado cartográficamente
orientación N 35ºE 40ºNO (los estereogramas corres- estas litologías por no estar relacionadas con las
pondientes a las zonas milonitizada y no milonitizada mineralizaciones objeto de este trabajo.
señaladas en la fig. 1 son similares, lo que sugiere
que la milonitización es un efecto local debido a
esfuerzos homoaxiales con los que producen la
esquistosidad principal). En la Unidad de Moeche el
diagrama es análogo, presentando un máximo en N
28ºE 38ºNO. La similitud estructural entre ambas uni-
dades sugiere historias de deformación análogas y,
en ambos casos, esencialmente determinadas por los
cabalgamientos hercínicos (Fase 2) o que, en todo
caso, si hubo deformaciones anteriores en la Unidad
de Moeche, han sido obliteradas o transpuestas por
los citados episodios de deformación.
Los cabalgamientos tienen una vergencia E (o
ESE), aunque los planos de cabalgamiento, al igual
que la esquistosidad S2, pueden estar plegados e
incluso verticalizados por episodios ulteriores de
deformación -convencionalmente designados como
la Fase 3 hercínica-, como ocurre en los contactos
meridionales del Grupo Espasante-Moeche con el
Autóctono Relativo (fig. 1, Corte I-I’). Esto se observa
también en la mina d’A Barqueira, mientras que en la
mina Piquito II la estructura, aparentemente simple,
está totalmente invertida (figs. 3 a 6).
En líneas generales, esta estructura se explica por
la situación del sector estudiado en el margen orien-
tal del Complejo de Cabo Ortegal, cabalgante sobre el
Autóctono Relativo (Martínez Catalán et al., op. cit.).
Unidades Cartografiadas
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nales han sido borradas. Aunque no están individua- clastos de anfíbol (hornblenda, actinolita) pre-exis-
lizadas cartográficamente, su frecuencia ha conduci- tentes. La plagioclasa (albita) es frecuente también en
do a considerar el conjunto de la Unidad de Moeche la matriz, ya sea en forma de microlitos probable-
como una lámina ultramilonítica, retrogradada mente relictos de metamorfismo de fondo oceánico
(Arenas, 1983, 1988) o bien como esquistos verdes (espilíticos), ya en microclastos en los tipos más
miloníticos (Sánchez Martínez et al., 2003). Existen, deformados; pero también se constata un desarrollo
además, afloramientos de serpentinitas, que se tratan sin-metamórfico de fenoblastos de albita, afectados o
aparte. no por la deformación milonítica (Lám. 2.1). La epido-
Para el objeto del presente trabajo, es pertinente ta/clinozoisita puede aparecer en finas bandas casi
diferenciar tres tipos litológicos, tal como se expresa monominerálicas (epidositas), pero más frecuente-
en la leyenda del Mapa Geológico: 1) esquistos ver- mente se encuentra diseminada, como pórfido- o
des y metavolcanitas; 2) metasedimentos filíticos; 3) micro-clastos. Esta paragénesis puede atribuirse a
clorito-esquistos cuarzo-piríticos. metamorfismo epizonal (dinámico) de una serie de
fondo oceánico previamente afectada por metamor-
fismo hidrotermal. Se requieren datos más precisos
Esquistos verdes y metavolcanitas (entre otros, composiciones micropuntuales de anfí-
boles y cloritas) para el esclarecimiento total de la
Constituyen el grupo más extenso y característico de evolución P-T-t y de la historia hidrotermal del con-
la Unidad, dentro del cual aparecen, como intercala- junto -investigación en curso-, aunque la microtermo-
ciones o bandas, los otros dos. También es el más metría de inclusiones fluidas aporta ya informaciones
variado. Comprende litologías generalmente ortode- preliminares de interés.
rivadas y de composición básica, metamorfizadas en
grado esquistos verdes, cuyos protolitos no siempre
pueden establecerse con certeza, aunque dominan Metasedimentos filíticos
basaltos espilitizados. Son frecuentes las paragénesis
espilíticas, generalmente afectadas por intensa defor- Comprenden filitas cuarzosas, feldespáticas, grafito-
mación: clorita, albita, epidota, actinolita, cuarzo, sas y metaconglomerados. Mica blanca y cuarzo son
esfena, anatasa/leucoxeno, como minerales más fre- componentes fundamentales, acompañados de canti-
cuentes; pueden aparecer también carbonatos, horn- dades variables de albita, clorita, grafito y, como
blenda, filosilicatos (biotita, sericita) y otros acceso- accesorios, biotita, turmalina, circón, apatito y mine-
rios. Existen, en el acantilado de la Playa de rales oxidados de Ti-Fe (esfena, leucoxeno, opacos...).
Espasante, intercalaciones de una espectacular La textura típica es granolepidoblástica fina, con
secuencia de fondo oceánico, con manifestaciones de micro-bandas alternantes de mica y cuarzo, pero no
lavas almohadilladas y brechas, metaandesitas basál- es raro que por efectos de la deformación derive a
ticas y diques metabasálticos (Arenas, 1988). Esta tipos filoníticos y similares, frecuentes en el entorno
de la Mina Piquito II. Los metaconglomerados contie-
secuencia está intensamente deformada, atravesada
nen grandes fragmentos líticos, de procedencia varia-
por bandas de cizalla miloníticas e intercalada con
da: lavas, areniscas, filitas cloríticas o sericíticas
otras litologías metamórficas (anfibolitas, esquistos
(metacineríticas?), gneises.
verdes, ortoneises y metasedimentos), pero su origen
puede reconocerse todavía con claridad.
Las texturas, a las que la abundancia y la orienta- Cloritoesquistos cuarzo-piríticos
ción de la clorita suelen imprimir su carácter esencial,
son en general lepidoblásticas (a veces grano- o Constituyen el tipo más directamente relacionado
nematoblásticas) a filoníticas, miloníticas o ultramilo- con las mineralizaciones sulfuradas objeto de estu-
níticas, con frecuencia microbandeadas, con porfido- dio, según se constata en las minas Piquitos y
clastos de plagioclasa, anfíbol y epidota, ocasional- Barqueira y en el indicio de Ponte Barbelas. Sin
mente también de sulfuros o cuarzo policristalino embargo, su relación con las litologías más comunes,
(hidrotermal, en las zonas mineralizadas). En general, del tipo designado como esquistos verdes y metaba-
la deformación de tipo dúctil, ligada a los cabalga- sitas, parece transicional, por lo que hay motivos para
mientos, impone su impronta y define la esquistosi- pensar en una evolución gradual, que en ciertas con-
dad dominante S2. La clorita puede estar recristaliza- diciones alcanzaría su diferenciación más extrema en
da y a veces es blastomilonítica. este tipo cuarzo-pirítico. Por ser el encajante normal
Es frecuente en algunas zonas la actinolita neofor- de las mineralizaciones aflorantes (Piquitos,
mada en la matriz, que puede coexistir con porfido- Barqueira, Ponte Barbelas), se describirá con éstas.
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rita, en los que se observan frecuentemente crenula- En la galería principal aparecen filonitas con nive-
ciones de fases tardías. Son muy frecuentes los len- les de cuarzo lenticular y niveles meta-arenosos con
tejones de cuarzo. Presentan sulfuros diseminados, potencias centimétricas a decimétricas, así como fili-
en ocasiones muy abundantes. Generalmente son tas feldespáticas. Los buzamientos son en toda la
cubos de pirita de hasta 1 cm de arista, distribuídos mina muy tendidos. Se observa una gran cantidad de
homogéneamente en la roca o formando lechos para- fallas, en general de gravedad, que desplazan los
lelos a la esquistosidad. Estos lechos pueden llegan a niveles. Al llegar al primer crucero, en el metro 137,
constituir extensos niveles de sulfuros masivos aparece en el techo de la galería un nivel de sulfuros
(como mínimo, del orden 104 m2 de superficie, con masivos con una potencia de hasta 30 cm, que sigue
potencias decimétricas, observados en la Mina un trazado bastante rectilíneo hasta el metro 149,
Piquito II; las referencias acerca de la Mina Maruxa donde es cortado por una falla (Lám. 1.2 y fig. 3,
hablan de niveles explotados del orden 105 m2 de Sección I). Por encima de este nivel hay esquistos
superficie, con potencias métricas, cf. PNAMPM, verdes de pátina gris azulada en mina (cloritoesquis-
1982). tos con pirita, en fig. 3), que incluyen cuerpos lenticu-
lares subhorizontales, de hasta 2 m de potencia, roji-
zos por oxidación debido a la gran abundancia de
Cartografía Geológica pirita, con sulfuros diseminados o en nivelillos masi-
vos centimétricos a decimétricos (cloritoesquistos
Por desgracia, el pésimo estado de conservación y las piríticos, en fig. 3); a veces las proporciones se invier-
labores de acondicionamiento rural -más bien arrasa- ten y son los primeros los que aparecen como relic-
miento de todo vestigio minero visible- realizadas en tos lenticulares en el interior de cuerpos tabulares de
los últimos años han hecho inaccesible una gran cloritosquistos piríticos (roca azul y roca roja, respec-
parte de la información, pero se han podido cartogra- tivamente, en lám.1.3). Estos últimos han sido explo-
fiar las labores todavía no del todo colapsadas tados por el método de cámaras y pilares en dos
(Piquito II, Barqueira y Ponte Barbelas); en el caso de grandes cámaras de 2 m de alto por 20 de ancho y 40
Mina Maruxa, sólo se han podido hacer observacio- de largo y de 2 x 20 x 30 metros. En el transversal del
nes en exterior y estudiar muestras de escombrera. fondo, cerca del pozo, existe una falla que pone en
(Ubicación: tabla 1 y fig.1) contacto las filitas con esquistos verdes y un nivel de
sulfuros masivos subyacente (fig. 3, Sección III). Por
encima aparecen niveles lenticulares de cloritoes-
Minas PIQUITOS quistos con sulfuros diseminados y nivelillos de sul-
furos masivos, explotados en el frente Sur.
Grupo situado en la ladera S del Pico Pena da Cabra, En resumen, una columna general para esta labor
al NE de Moeche. Se distinguen dos subgrupos: sería la representada en la Sección Estratigrafía
Piquito I y Piquito II. Aparente (fig. 3), donde aparecen, de muro a techo:
- Piquito I - Es un conjunto de labores inaccesibles, - Filitas, filonitas y meta-arenitas.
que consisten en una serie de trincheras y galerías - Sulfuros masivos en un nivel tabular de hasta 30
de escaso desarrollo, como indican los planos de cm de potencia.
labores antiguas consultados. Estas labores son - Esquistos verdes con impregnación irregular de
muy antiguas y en ellas no se ha podido acceder a sulfuros (cloritoesquistos con pirita).
la mineralización. - Cuerpos lenticulares de cloritoesquistos cuarzosos
- Piquito II - Es la labor más moderna y en mejor con abundantes sulfuros diseminados y sulfuros
estado de conservación, pues se abandonó a prin- masivos en niveles centimétricos (cloritoesquistos
cipios de los años 60. Consiste en una galería prin- piríticos).
cipal de 226 m de largo, de la que parten dos gale- Estas litologías se corresponden claramente con
rías transversales, en las que están las zonas de las cartografiadas en el exterior de la mina (fig. 1),
explotación. En el metro 200 hay un pozo a super- dentro de la Unidad de Moeche. El primero de estos
ficie. De acuerdo con los planos de labores con- niveles corresponde a los Metasedimentos filíticos y
sultados existe un nivel de explotación superior, al los tres siguientes se integran en la banda cartogra-
que se accede por este pozo, en la actualidad fiada como Cloritoesquistos cuarzo-piríticos. Es inte-
impracticable, por lo que dicho nivel no ha podido resante notar la ausencia, prácticamente total, de sul-
ser reconocido. Las galerías accesibles y su carto- furos en los metasedimentos de muro y la
grafía geológica se representan en las figuras 3 y 4. concordancia de éstos con el nivel de sulfuros masi-
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LEYENDA
Cloritoesquistos piríticos
Cloritoesquistos con pirita
Meta-pirita
Filitas, filonitas y meta-arenitas
Sección
Bocamina
Pozo
39 Muestra PMO-P-RC-39
03/8 Muestra 03/12/00/8
Zona explotada (cámaras y pilares)
Esquistosidad y buzamiento
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vos, aunque los contactos pueden estar milonitiza- se acuña y llega a desaparecer. El conjunto está muy
dos. Como se verá, esta serie estratigráfica, tal como fracturado y la roca presenta un aspecto cataclástico
se observa en Piquito II, está invertida. muy acusado, que se superpone a una intensa defor-
Se han tomado sistemáticamente (figs. 3 y 4) mación dúctil.
muestras para su estudio mineralógico, petrográfico En las galerías secundarias, situadas al SE de la
y geoquímico. De estas últimas (de 10 kg. cada una, principal, aparecen sendos cuerpos lenticulares,
en rozas verticales, sobre los cloritoesquistos; mues- aproximadamente paralelos al conjunto explotado en
tras del nivel completo en los sulfuros masivos) resul- la galería principal, de cloritoesquistos piríticos relati-
taron contenidos totales de hasta 1,65% Cu en el nivel vamente ricos y fuertemente deformados, encajados
de sulfuros masivos (tabla 2). en esquistos verdes con pirita diseminada, más
pobres en sulfuros.
Todo este conjunto aparece envuelto en esquistos
Minas d’ A Barqueira verdes más banales, estériles, de la Unidad de
Moeche. Éstos tienen, sin embargo, algunas peculia-
Situadas junto al pueblo del mismo nombre (Término
Municipal de Cerdido), consisten en una serie de
pozos verticales, realces y galerías, habitualmente
colapsadas, que por lo que se ve explotaron un
paquete, prácticamente vertical, de niveles de sulfu-
ros. La figura 5 muestra en esquema las galerías
todavía practicables, con su correspondiente carto-
grafía geológica y ubicación de muestras. Estas gale-
rías representarían sólo un 20% del total, según la
información disponible. La estructura es visible en la
sección I-I’ (figura 6).
El socavón o galería principal (GP, fig. 6), de 175 m
y realzada desde el metro 60 hasta casi el final, sigue
el trazado de una zona de falla subvertical, de rumbo
medio N 30ºE. Las frecuentes eflorescencias cuprífe-
ras (lám. 1.4) sugieren mayores leyes en cobre que en
Piquito II. Existen tres pozos a superficie y los realces,
en algunos lugares, llegan hasta la ladera del monte,
a 30 m de altura. De esta galería principal parten
transversales de escasa longitud y recortes de inves-
tigación, que atraviesan varias fallas y han descubier-
to zonas mineralizadas menores, con diseminaciones
LEYENDA
de pirita y calcopirita (lám. 1.4). Dichas labores han
Cloritoesquistos piríticos
dado lugar a dos galerías secundarias (G2 y G3, fig. 5)
Nivel rico en sulfuros masivos
sub-paralelas a la principal, que siguen sendos cuer- y diseminados
pos mineralizados, pero que no han tenido continui- Esquistos verdes
con sulfuros diseminados
dad en nuevos frentes de explotación.
Esquistos verdes estériles
El cuerpo mineralizado principal, cuyo trazado
Chimenea
coincide con el de la galería, es apenas visible, dado Coladero
el estado de las labores. Aparece como un nivel de Muestra
Contacto observado
sulfuros masivos verticalizado y fuertemente defor- Contacto supuesto
Sección
mado, con potencias decimétricas en algunas zonas, Falla/-supuesta y buzamiento
pero frecuentemente reducido a un paquete de nive-
Esquistosidad y buzamiento
lillos centimétricos, encajados en una zona de fractu-
ra de potencias métricas; se observan cuerpos irregu-
lares de sulfuros masivos de hasta 50 cm. En la zona
Fig. 5. Mina D’A Barqueira: Cartografía Geológica y Plano de
de mayor potencia, junto al pozo central, este paque- Labores
te explotado alcanza una potencia de 4 m., pero Fig. 5. Geological sketch-map and underground works of the
siguiendo la galería, hacia el NE y SO de dicho pozo, Barqueira mine
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Mina MARUXA
Tabla 2. Mineralizaciones sulfuradas (Mina Piquito II): resultados analíticos y parámetros geoquímicos
Table 2. Analytical results and geochemical data on sulfide ores from the Piquito II mine
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1.1 1.2
1.3 1.4
1.5 1.6
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Análisis estructural de los cuerpos mineralizados sin-metamórfica, que podría obliterar S0 o coincidir
con ella, por transposición. Los pliegues menores
Se ha procedido a un análisis comparativo de la geo- observados no se manifiestan en el estereograma.
metría del entorno y de los cuerpos mineralizados, Los dos sectores estudiados del nivel masivo -fig. 7 a
por sus implicaciones para la interpretación genética y b, se han medido contactos de muro o de techo del
del yacimiento. Como referencia general del entorno, nivel- no presentan diferencias significativas entre sí.
se parte de las proyecciones estereográficas ya dis- En lo esencial coinciden también con el estereograma
cutidas (fig. 2). de “S0” de las filitas inferiores (Figura 7 c); la disper-
sión ligeramente mayor que se observa en éste
podría explicarse simplemente por la menor compe-
Minas Piquitos tencia de estas rocas en comparación con el nivel pirí-
tico. Al reunir todas estas medidas en un solo este-
El único elemento estructural constante y manifiesto reograma S0 (Figura 7 d), se observa que se obtiene
es un plano de orientación media N 30ºE, 15-20ºO un resultado prácticamente equivalente al de las S
(máxima concentración de polos de 164 medidas: N (Figura 7 e) y S2 (fig. 7 f), si bien con una dispersión
30ºE, 19ºO). Ésta es, en líneas generales, la orienta- ligeramente mayor para S0, como corresponde a una
ción dominante de todos los contactos bien defini- transposición que no ha llegado a la obliteración total
dos, de la esquistosidad y del fino bandeado compo- de S0.
sicional paralelo a dicho plano. No se ven estructuras La geometría de los cuerpos masivos principales
plegadas a gran escala, pero sí apretados meso y excluye su origen por movilización metamórfica, por
micropliegues sobre bandas o lentículas de cuarzo y consideraciones espaciales evidentes: se trata de
de sulfuros, cuya superficie axial tiende a confundirse cuerpos tabulares extensos y continuos, esencial-
con dicho plano dominante. mente paralelos a la esquistosidad (comparar figs. 7
Se han medido las superficies siguientes en distin- d y 2 b) y, por tanto, precisamente en posición trans-
tos sectores de la mina, para su análisis en proyec- versal a la compatible con dicho origen (la de las
ción estereográfica: S0, hipotéticos planos de estratifi- vetas extensionales); esta geometría puede, en cam-
cación; S2, esquistosidad dominante; S, restantes bio, explicarse fácilmente mediante transposición
superficies, en las que suele coincidir la orientación tectónica de cuerpos preexistentes, concordantes con
de los filosilicatos y la del bandeado. S0. Se trata de cuerpos metamorfizados, no metamor-
Los estereogramas obtenidos -fig. 7, comparar d, e fogénicos. Otras observaciones (mineralógicas y tex-
y f- no muestran diferencias esenciales entre S0, S2 y turales, como se verá) lo corroboran.
S, lo que concuerda con la conclusión de que la única Teniendo en cuenta el ámbito geológico de los
superficie penetrativa que puede distinguirse sin protolitos (basaltos de fondo oceánico, cf.
lugar a dudas en la Unidad de Moeche es la esquisto- Petrología), estos resultados sugieren un origen vol-
sidad de segunda fase, S2, ligada a la milonitización cano-sedimentario de los niveles masivos de sulfuros
Lámina 1: 1.1. Único vestigio que subsiste de la Mina Maruxa: chimenea de la planta. Denso recubrimiento vegetal sobre los cloritoes-
quistos de la Unidad de Moeche; 1.2. Nivel subhorizontal de sulfuros masivos (a la altura de la mano), concordante sobre unidad de meta-
sedimentos filíticos, interrumpido por falla normal (señalada) que hace aparecer elevada, a la izquierda, dicha unidad metasedimentaria.
A techo del nivel pirítico masivo aparece la banda de cloritoesquistos cuarzo-piríticos (detalle en lám. 1.3.). Esta imagen muestra una sec-
ción completa de la estratigrafía (invertida) que puede observarse en la Mina Piquito II; 1.3. Cloritoesquistos cuarzo-piríticos de la Unidad
de Moeche en frente abandonado (a techo del nivel de sulfuros masivos de 1.2.): cuerpo masivo de color pardo-rojizo (roca roja rica en
pirita, parcialmente limonitizada: cloritoesquistos piríticos) con lentejón relicto oscuro (roca azul, rica en epidota y actinolita: cloritoes-
quistos con pirita); 1.4. Entramado de vetillas y segregaciones sulfuradas ricas en calcopirita (eflorescencias de azurita y crisocola) reple-
gadas (Fase 3, plano axial vertical) en cloritoesquistos piríticos, próximos a la falla de la galería principal. Mina A Barqueira; 1.5. Típico
aspecto de la mineralización sulfurada masiva, con orientación tectónica, microbrechificada (Mina Piquito II). Muestra de mano pulida lon-
gitud aproximada en torno a los 10 cm; 1.6. Típico aspecto de la mineralización sulfurada bandeada milonítica (Mina Maruxa). Muestra
de mano pulida, longitud aproximada en torno a los 10 cm
Plate 1: 1.1. Surroundings of Maruxa Mine: thick soil and vegetation cover on the Moeche chlorite schists; plant chimney, only visible rem-
nant of the mine; 1.2. Inverted stratigraphy in the Piquito II mine (from top to bottom): feeder zone, represented by chlorite-pyrite schists
(detail in 1.3), massive sulfide bed (hand level), and phyllitic metasediments; the normal fault pointed out cuts the whole section, letting
only the phyllites crop out to the left; 1.3. Quartz pyrite chlorite schists of the Moeche Unit, in the Piquito II mine, above the massive sul-
fide bed: mass of red rock (oxidized pyrite chlorite schist) with relict lenses of blue rock (pyrite bearing epidote actinolite chlorite schists);
1.4. Deformed and folded copper-rich stockwork (enhanced by secondary azurite and crysocolla) in pyrite chlorite schists, Barqueira Mine;
1.5. Polished handsample of typical Piquito II massive sulphide ore, showing microbrecciation and tectonic orientation (length of sample
about 10 cm); 1.6. Polished handsample of mylonitic banded massive sulphide ore from the Maruxa Mine (length of sample about 10 cm)
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Castroviejo, R. et al. 2004. Geología de las mineralizaciones de sulfuros masivos en los... Boletín Geológico y Minero, 115 (1): 3-34
Fig. 7. Orientaciones de la estratificación (S0), esquistosidad (S2) y otras superficies (S) en sulfuros masivos y encajante de la mina Piquito
II. Proyección estereográfica de polos en falsilla de Schmidt. Explicación y discusión en texto
Fig. 7. Orientation of bedding (S0), schistosity (S2) and other surfaces (S) in massive sulphides and host rocks, Piquito II mine.
Stereographic projection of poles in equal area net. See text for explanation and discussion
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Castroviejo, R. et al. 2004. Geología de las mineralizaciones de sulfuros masivos en los... Boletín Geológico y Minero, 115 (1): 3-34
Mina Barqueira
Mina Maruxa, Ponte Barbelas, Pena da Cabra y otros
Por sus condiciones de afloramiento y de seguridad, indicios
esta mina no ha podido ser investigada con el mismo
detalle que Piquito II. La galería sigue una fractura Las observaciones realizadas sobre las restantes
-más bien, zona de falla- de dirección N 30ºE y buza- manifestaciones sulfuradas reconocidas en la Unidad
miento 80º E a vertical, en cloritoesquistos similares a de Moeche se conforman al mismo modelo. En Mina
los de Piquito II, excepto en la mayor abundancia de Maruxa se observan masas laminadas al estilo de
anfíbol en Barqueira. Como en Piquito II, hay dos Piquito II e incluso más deformadas, con pliegues en
tipos de mineralizaciones sulfuradas (piríticas): masi- vaina del encajante esquistoso (Lámina 1.6), que evi-
vas y diseminadas. Las primeras forman cuerpos dencian un pronunciado carácter dúctil.
tabulares o lenticulares de potencias variables (10 a
50 cm), a veces cizallados o aparentemente boudina-
dos, que se disponen a lo largo de la zona de falla, Petrología
paralelamente al plano de ésta. Su aspecto recuerda,
en apariencia, al de un filón o serie de filones de piri- La Unidad de Moeche, encajante de las mineraliza-
ta paralelos o subverticales, pero no hay vestigios ni ciones, ha sido interpretada como integrante de una
de estructuras de relleno filoniano ni de alteraciones serie ofiolítica, metamorfizada y actualmente disloca-
específicas en el encajante. Las mineralizaciones da en diversos bloques (Arenas, 1988). Los esquistos
diseminadas no se diferencian en nada de las de cloríticos (metabasitas), típica litología de la unidad,
Piquito II. En síntesis, no se han observado otras dife- representan basaltos de fondo oceánico, de composi-
rencias entre las mineralizaciones de ambas minas ción tholeítica equivalente a N-MORB, pero con
que la distinta orientación de los cuerpos masivos y influencias de una corteza continental extremada-
las inherentes a las acciones tectónicas, aunque el mente atenuada (Sánchez Martínez et al., 2003). El
aspecto de ambas explotaciones -grandes realces, metamorfismo, superpuesto al hidrotermal de fondo
sobre la zona de falla subvertical, en A Barqueira; oceánico, se desarrollaría durante la colisión hercíni-
cámaras y pilares en Piquito II- sea totalmente distinto. ca (364 Ma, Dallmeyer et al., 1997), en unas condicio-
Por lo que respecta a la estructura, en conjunto, nes P-T estimadas en torno a 3 kb y 400ºC (Arenas,
podría resumirse en una geometría fuertemente lami- 1988), a partir de los siguientes datos (íbid.): el baró-
nada como la de Piquito II, pero, a diferencia de ésta, metro de Brown (1977) sugiere 2 Kb de presión, mien-
posteriormente deformada (tanto So, transpuesta, tras que el termobarómetro de Plyusnina (1982) indi-
como S2, figs. 5 y 6). Está verticalizada y brechificada ca 425ºC y 2,5 Kb y el solvus moscovita-paragonita
en la parte más rica, en la que el nivel sulfurado apa- (Eugster et al., 1972), 300 a 400ºC, siempre para los
rece reducido a jirones y afectado por movilizaciones esquistos miloníticos de la Unidad de Moeche o, en el
parciales. Falta la zona filítica, pero la zona de raíz o último caso, para las metapelitas y metabasitas. En
stockwerk -muro estratigráfico del yacimiento- está cualquier caso, hay coincidencia en el grado epizonal
representada, como en Piquito II, por metavolcanitas y en un metamorfismo de baja presión. Teniendo en
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nales no parece alterar el equilibrio mineralógico pre- Las texturas son masivas, a veces finas o incluso
viamente establecido, aunque actúan mecanismos de colomorfas relictas, pero frecuentemente recristaliza-
disolución por presión y de reprecipitación, es decir, das (meta-piritita) o brechificadas. En este último
de transferencia por disolución (solution-transfer, caso, puede aumentar la cantidad de ganga, como
Durney, 1972), los cuales llegan a ser generalizados cemento, a veces hasta proporciones considerables
en el caso de los sulfuros. Puede pensarse que las (próximas al 50%, localmente). Los contactos con el
asociaciones metamórficas pre-hercínicas sobrevivie- encajante se producen a través de salbandas milimé-
ron -al menos en parte- también durante este episo- tricas, frecuentemente tectonizadas, en las que puede
dio. En otras palabras, las diferenciaciones metamór- reconocerse una zona transicional, milonítica o bre-
ficas mencionadas, difíciles de explicar mediante un choide, con movilización parcial de sulfuros, entre el
metamorfismo regional isoquímico y de génesis tam- encajante y la meta-piritita. En casos extremos, la sal-
poco evidente por metamorfismo dinámico (es decir, banda se reduce a una fina banda arcillosa, muy
por procesos puramente mecánicos de diferencia- deleznable.
ción), apuntan a un protolito previamente diferencia- La pirita, componente esencial de las meta-piriti-
do. El metamorfismo de fondo oceánico, esencial- tas, suele mostrar anisotropía óptica anómala. Sus
mente metasomático, proporciona una explicación texturas más frecuentes son idio- a granoblásticas y
plausible. Según las investigaciones sobre sistemas cataclásticas; en este caso, no es raro que esté
actuales de dorsal oceánica (Mottl, 1983), con relacio- cementada y corroída por calcopirita o, más rara-
nes fluído-roca o WRR (Water-Rock Ratio) crecientes mente, por ganga. La cataclasis es un fenómeno ubi-
se producen, progresivamente, las asociaciones clori- cuo, que se traduce habitualmente en fragmentación
ta + epidota + albita + actinolita + cuarzo (WRR bajos), o brechificación, en distintos grados, de la masa pirí-
clorita + albita + cuarzo y clorita+cuarzo (WRR altos), tica (Lám. 2.3), la cual puede convertirse en auténticas
equivalentes a las aquí descritas. cataclasitas -luego más o menos recristalizadas- o,
En Maruxa, aun siendo dominantes los tipos des- localmente, deformarse por flujo cataclástico. Se
critos, existen litologías peculiares, muy ricas en hie- aprecian también frecuentes efectos de presión-diso-
rro pero no sulfuradas, sino oxidadas (magnetita y/o lución sobre los cristales o clastos de pirita, que pue-
hematites dominan sobre pirita o calcopirita), ban- den dar lugar a movilizaciones locales, mediante
deadas o no; casi siempre deformadas, a veces meta- transferencia por disolución (Durney, 1972). Estos
somáticas y granoblásticas, como las corneanas o fenómenos de deformación, que ocurren típicamente
esquistos de magnetita-estilpnomelana o de magne- en el dominio frágil para la pirita, se han observado
tita-calcopirita (Lám. 2.5). La formación de estas rocas actuando únicamente a pequeña escala y no alteran
con abundante estilpnomelana implica condiciones en lo esencial, a escala mesoscópica, la morfología
epizonales y un protolito muy rico en Fe y pobre en Al tabular del nivel pirítico, que se comporta como un
y Mg, previsible en condiciones exhalativas. estrato competente, con cizalla paralela a sus contac-
tos, concentrándose el movimiento sobre las salban-
das, más dúctiles, en las que se produce el mayor
Mineralogía, geoquímica, termobarometría y génesis contraste reológico y los posibles despegues. No obs-
de las formaciones sulfuradas tante, dicho nivel aparece, en ocasiones, truncado o
dislocado por fallas tardías (normales en Piquito II) En
Por su similitud, se tratarán conjuntamente todas las general, las deformaciones son más intensas y ubi-
minas e indicios, descritas según el modelo de cuas en la mina Barqueira, fuertemente afectada por
Piquito II, que muestra la serie litológica más comple- episodios tardíos.
ta y menos deformada, aunque se comentarán al final Calcopirita es un acompañante ubicuo de pirita,
algunas peculiaridades (Maruxa). aunque habitualmente accesorio o escaso. No obs-
El nivel masivo está constituído por una masa tante, puede llegar a ser abundante: de las medidas
estratiforme sulfurada, con potencias en torno a 15 a de composiciones modales, realizadas mediante aná-
50 cm y dimensiones laterales reconocidas del orden lisis digital de imagen, sobre muestras seleccionadas
del centenar de m, aunque pueden ser mayores. La en algunos frentes, resultan contenidos de calcopirita
composición es esencialmente pirítica, con cantida- de hasta el 30% del total de sulfuros. Se encuentra
des subordinadas de ganga silicatada (ocasionalmen- frecuentemente incluída en pirita; también interstiti-
te carbonatada); la relación ponderal sulfuros/ganga cal o como cemento, en las masas piríticas cristalinas
suele oscilar entre 80/20 y 90/10. En Mina Maruxa o brechificadas (Lám. 2.3); otras veces, diseminada,
magnetita y hematites son frecuentes. en lentículas o en microfisuras en la ganga. Cuando
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no está blindada en pirita o bloqueada en los espa- frágil-dúctil para pirita y esfalerita, pero sí para calco-
cios intersticiales de agregados piríticos rígidos, su pirita.
comportamiento es dúctil y puede movilizarse plásti- En el encajante cuarzo-pirítico, los sulfuros forman
camente. Recristaliza con facilidad y puede presentar ya sea diseminaciones en el sentido estricto (cristales
texturas granoblásticas, desarrolladas incluso en o agregados dispersos), ya cuerpos lenticulares
microlentículas deformadas. Esfalerita, acompañante (segregaciones o vetillas, en general intensamente
también frecuente, es sin embargo muy raramente deformadas, de dimensiones centimétricas a decimé-
abundante: los contenidos modales medidos por aná- tricas), igualmente dispersos y generalmente orienta-
lisis digital de imagen son habitualmente <0,1% y dos según la esquistosidad, es decir, replegados con
sólo en una muestra, con 4% modal, se acerca al planos axiales paralelos a la esquistosidad o trans-
rango de componente principal. Es de notar que puestos según dicho plano. Las diseminaciones, asi-
dicha muestra procede de la Mina Barqueira, la única mismo, se alinean paralelamente a la esquistosidad.
donde este mineral llega a abundar. Generalmente A escala mesoscópica (afloramiento en mina), el
forma pequeñas inclusiones en pirita -las de mayor contenido de sulfuros permite diferenciar empírica-
tamaño muestran a veces emulsión de calcopirita-, mente dos tipos en los cloritoesquistos cuarzo-piríti-
pero puede presentarse también intersticial y, a cos: roca roja (rica en pirita, con pátina pardo-rojiza
veces, en microclastos o en pequeños augen, en ban- por limonitización) y roca azul (más pobre en pirita,
das miloníticas o intensamente deformadas. por lo que domina el color oscuro del esquisto). Estas
Otros componentes habituales pero escasos son rocas han sido cartografiadas, respectivamente,
galena, pirrotita, magnetita, hematites, marcasita y, como cloritoesquistos piríticos y como cloritoesquis-
muy escasos (o en trazas), mackinawita, linneita, tos con pirita (cf. figs. 3 y 4). Su estudio microscópico
cubanita, oro nativo y plata nativa o electrum. Suelen muestra que la roca azul es rica en actinolita, epidota,
presentarse en pequeñas inclusiones en pirita o en albita, esfena, anatasa/leucoxeno y carbonato, ade-
calcopirita; el oro nativo, a veces, movilizado en más de clorita y cuarzo. La roja se compone esencial-
microfisuras. La pirrotita puede haber sido más fre- mente de clorita, cuarzo y pirita (calcopirita, esfaleri-
cuente de lo que parece, a juzgar por las texturas bir- ta, etc.), con los demás componentes citados
d’s eye (pirita, marcasita) encontradas. Como compo- subordinados a ausentes, lo que corresponde a una
nentes secundarios, de origen supergénico, se diferenciación metasomática más acusada del proto-
encuentran covellina y limonita frecuentes, calcosina lito, según se ha discutido.
escasa y, ocasionalmente, eflorescencias de malaqui- Las composiciones mineralógicas de las menas
ta, azurita, crisocola, calcita o yeso, que pueden ser son similares a las del nivel masivo. Existen genera-
abundantes. ciones pre-, sin- y post-deformación, caracterizadas
En resumen, se destacan los siguientes rasgos por texturas similares a las ya descritas. No obstante,
característicos del nivel masivo: mineralogía muy los fenómenos de presión-disolución y de transferen-
simple (pirita y calcopirita esencialmente, esfalerita cia por disolución (Lám. 2.4) son aquí mucho más
muy subordinada), aunque entre los minerales pre- ostensibles, favorecidos sin duda por el contraste
sentes como trazas haya algunos poco comunes; tex- mecánico entre el encajante, más dúctil, y la pirita,
turas con marcada impronta de un metamorfismo más rígida, así como por la mayor disponibilidad de
dinámico que afecta a una piritita previamente crista- fluídos acuosos en las litologías filosilicatadas.
lizada (poikilo- e idioblastos truncados) y que, a su En síntesis, por lo que respecta al encajante puede
vez, es parcialmente obliterado por episodios ulterio- decirse que: la concentración de sulfuros se relaciona
res de recristalización, en buena parte ligada a meca- con la diferenciación cuarzo clorítica; la mineraliza-
nismos de transferencia por disolución puntuales; ción sulfurada es pre-tectónica y está fuertemente
movilización metamórfica de los sulfuros por fenó- deformada; calcopirita tiene un comportamiento dúc-
menos de presión-disolución, frecuentes pero muy til, pirita y esfalerita reaccionan rígidamente y se
limitados en términos de distancia de transporte; deforman por cataclasis y por mecanismos de pre-
escasos vestigios de texturas primarias: únicamente sión - disolución - reprecipitación generalizados; los
fantasmas o relictos coloformes y de framboides par- fenómenos de movilización tienen un alcance muy
cialmente recristalizados, que sugieren un medio de limitado en el espacio; la geometría original, definida
deposición submarino y apuntan a una génesis vol- por diseminaciones y vetillas sobre un protolito
cano-sedimentaria; los mecanismos de deformación basáltico de fondo oceánico alterado, puede recono-
constatados en la meta-piritita sugieren que el meta- cerse todavía y corresponde, abstracción hecha de la
morfismo dinámico no llegó a superar la transición laminación tectónica, a la zona de raíz -stockwerk o
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stringer zone- característica de las concentraciones el 60%, excepto en la muestra de Maruxa (1,5%, con
de sulfuros masivos volcano-sedimentarios (VMS). 20% de hematites en su lugar).
En Mina Maruxa, la imposibilidad de observación Desde los puntos de vista minero y metalogenéti-
directa es una seria limitación para el estudio de estas co, debe advertirse que los contenidos (ponderales)
mineralizaciones, que se apoya únicamente en mues- de sulfuros son todavía más elevados, toda vez que la
tras de escombrera. Éstas, aunque escasas, son para- corrección por densidades reduce la proporción de
dójicamente las más singulares, dentro de un marco ganga aproximadamente a la mitad. No obstante,
general común con las otras mineralizaciones (estruc- estos análisis no representan el conjunto del yaci-
tura, encajante, morfología y tipología del yacimien- miento, que contiene sectores no económicos.
to, procesos de deformación, composición esencial Corresponden, más bien, a zonas bien mineralizadas,
de las fases sulfuradas, etc.). Son de notar las que por su riqueza han sido objeto de explotación
siguientes peculiaridades: la gran riqueza en magne- preferente.
tita y/o hematites, en algunas de las muestras estu-
diadas (sobre todo del encajante, con estilpnomela-
na); la frecuente presencia de linneita (esencialmente Consideraciones geotermométricas
cobaltífera, con Cu y Ni subordinados, según revelan
los análisis por Microsonda Electrónica; Lám. 2.6). Aunque entre las fases sulfuradas no se han encon-
Asimismo, el zonado (Ti-V) de hematites y la presen- trado asociaciones que, por sí mismas, puedan usar-
cia de rutilo anómalo catodolumioniscente (con Ca), se como termómetros geológicos -cubanita y pirroti-
confirmados por la misma técnica. Además, se obser- na son excesivamente escasas-, las observaciones
va una notable variedad textural, tanto para las fases texturales sí permiten obtener informaciones útiles al
sulfuradas como para el encajante: coexisten texturas respecto.
similares a las hasta ahora consideradas (esquistosas De los trabajos experimentales realizados sobre la
y cataclásticas a ultramiloníticas), con texturas grano- deformación de la pirita (Cox et al., 1981), se deduce
blásticas y decusadas o grano-diablásticas (Lám. 2.5), que, contra lo que tradicionalmente se pensaba
o bien metasomáticas, que indican procesos exclusi- (Atkinson, 1975), este mineral puede llegar a mostrar
vos de este yacimiento. En conjunto, los datos de un comportamiento dúctil, superado un cierto umbral
Maruxa sugieren episodios de metamorfismo de con- de presión y temperatura (transición frágil-dúctil de la
tacto -con composiciones y texturas similares a las de pirita). En las condiciones del experimento (Cox et al.,
algunas típicas menas de skarn-, superpuestos a los 1981), esta transición tiene lugar hacia los 450ºC. No
hasta ahora observados, responsables de la minerali- obstante, según reconocen los propios autores, en
zación de sulfuros masivos. condiciones naturales tiene que producirse a tempe-
raturas más bajas. Las elevadas presiones diferencia-
les y velocidades de deformación utilizadas (strain
Composiciones Modales rates del orden de 10-4 a 10-5 s-1, superiores en unos 10
órdenes de magnitud a las concebibles en condicio-
Se han seleccionado muestras representativas, en lo nes geológicas) no resultan realistas y obligan a una
posible, de las menas cupríferas de los tres grupos considerable reducción de dicha temperatura
mineros: Piquito II, A Barqueira y Maruxa. Una vez (Etheridge, 1983; Marshall & Gilligan, 1987). No se
segmentadas las fases minerales de interés (pirita, han publicado todavía resultados experimentales
calcopirita, esfalerita/hematites, ganga), se ha proce- definitivos que satisfagan condiciones análogas a las
dido a la adquisición sistemática (barrido) y, luego, a reales para dichas variables, pero los publicados
la cuantificación de las áreas respectivas, para obte- (McClay & Ellis, 1983 a y b) sitúan dicho umbral por
ner los correspondientes análisis modales (% volu- debajo de 400ºC o incluso en torno a 300ºC (a 4 Kb de
men), utilizando el programa de Análisis Digital de presión confinante). Recientes observaciones textura-
Imagen Aphelion, sobre equipo Leica Laborlux. les de detalle (p. ej., Boyle et al., 1998), con técnicas
Los análisis modales obtenidos (Castroviejo, 2001) como electron-backscatter diffraction o forescatter
muestran que se trata de menas ricas en calcopirita orientation-contrast imaging, confirman la realidad
en todos los casos, con contenidos modales de 12 a de estos mecanismos de deformación. En cualquier
20% en Piquito II, 9 a 13% en Barqueira y 18% en caso, es un hecho cierto que 450ºC representa un
Maruxa. Los valores de esfalerita son escasos techo que supera ampliamente el umbral más alto
(<0,5%), excepto en Barqueira -puede superar el 4%-, posible, en condiciones geológicas, para dicha
mientras que los de pirita suelen oscilar entre el 50 y transición.
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Por otra parte, experimentos análogos -Clark & dos sobre el nivel masivo y sobre el encajante cloríti-
Kelly, 1973; Kelly & Clark, 1975; Cox et al., 1981; Clark co con sulfuros diseminados de la Mina Piquito II, la
et al., 1977; Roscoe, 1975; Graf & Skinner, 1970; única en que todavía han sido posibles desmuestres
Stanton & Gorman, 1968, entre otros- con otros sul- con unas mínimas garantías de representatividad,
furos han permitido constatar comportamientos dife- proporcionan los datos básicos sobre los que se
renciales, también controlados por las condiciones de apoya la interpretación geoquímica de las mineraliza-
P y T. De ellos resulta que las curvas de umbral final ciones. Los resultados elaborados se presentan en la
de resistencia de calcopirita y esfalerita, gracias al tabla 2.
cambio de pendiente de la primera a partir de los La caracterización fundamental de las mineraliza-
200ºC, se cortan hacia los 325ºC (fig. 8, Marshall & ciones se apoya en los contenidos de metales comu-
Gilligan, 1987). Es decir, la calcopirita supera la tran- nes (no férreos, Cu, Zn y Pb), cuyas proporciones,
sición frágil-dúctil y se comporta plásticamente desde reflejadas en el diagrama ternario Cu-Zn-Pb (figura 9),
los 325ºC, mientras que la esfalerita mantiene todavía muestran una clara alineación a lo largo del eje Cu-Zn
un comportamiento frágil por encima de esta tempe- (grupo Zn-Cu de Lydon, 1988). Esta distribución es
ratura. Hay, a la derecha del punto de intersección idéntica a la que se observa, por ejemplo, en el con-
(fig. 8), un intervalo de temperaturas, por encima de junto de 90 yacimientos volcanogénicos de sulfuros
la curva Cp (calcopirita) y bajo la curva Sp (esfalerita), masivos del Abitibi Belt (Canadá) y de las
en el que el comportamiento de ambos minerales Caledónides de Noruega recopilados por dicho autor
mantiene esta diferencia, hasta sobrepasar la inter- (íbid.), como base para la definición del grupo. El
sección con la curva Sp, a partir de la cual también la claro predominio de Cu sobre Zn en Piquito sugiere
esfalerita sería dúctil. un parentesco con los depósitos del tipo Troodos
Teniendo en cuenta el comportamiento observado (Chipre) o antiguo “tipo Cu” (Hutchinson, 1973), hoy
para los tres sulfuros en este estudio -frágil para piri- incorporado a la clase Zn-Cu por Lydon (1988). Lo
ta y esfalerita, dúctil para calcopirita-, se puede dedu- mismo ocurre en los yacimientos de sulfuros masivos
cir que los dos primeros no han alcanzado la transi- análogos, aunque metamorfizados en más alto
ción frágil-dúctil, pero el tercero sí. En consecuencia, grado, del complejo de Órdenes, como Arinteiro y
puede estimarse un rango geotermométrico, para las Bama, Santiago de Compostela, con relaciones Cu/Zn
condiciones del metamorfismo dinámico, situado ~9,6 y contenidos de Pb prácticamente nulos (<5 ppb;
entre 325 y 350ºC. según datos de Williams, 1983).
Por otra parte, la distribución de frecuencias de los
cocientes Zn/Zn+Pb (figura 10) los afilia al tipo Cu-Zn
Geoquímica (Lydon, 1988), confirmando la caracterización prece-
dente, frente a yacimientos como los de la Faja
Los análisis químicos (Cu, Pb, Zn, Au, Ag, As) realiza- Pirítica Ibérica o los del grupo Kuroko (Japón), los
Lámina 2: Fotomicrografías con luz transmitida (LT) o reflejada (LR) de muestras de las minas Piquito II (P), Barqueira (B) y Maruxa (M).
2.1. Fenoblasto de albita, cuya generación metamórfica está atestiguada por las inclusiones de sericita paralelas a la esquistosidad exter-
na S2. Cloritoesquisto cuarzo-pirítico. P (LT, NX, obj. 20 X); 2.2. Idioblastos de pirita post-tectónica en ultramilonita cuarzo-clorítica. P (LT,
NX, estereomicroscopio, obj. 0,63 X); 2.3. Microclastos de pirita corroídos por calcopirita, en metapiritita cuprífera cataclástica. Blastesis
previa del idioblasto central evidenciada por zonado poikiloblástico relicto (inclusiones de calcopirita, esfalerita, magnetita), paralelo a las
caras cúbicas (100), las cuales se aprecian todavía en tres de los lados del grano, a pesar de la cataclasis y posterior corrosión. P (LR, Obj.
20 X, inmersión aceite, N//); 2.4. Blastesis de pirita post-tectónica (blanca), por disolución-precipitación, en ultramilonita clorítica cuarzo-
pirítica (masa gris): microclasto de pirita -contorno redondeado, con corona de inclusiones de ganga- como núcleo de cristalización del
idioblasto superior; diversos restos de pirita previa, porosa o con contornos irregulares corroídos, incluídos en el idioblasto inferior. P (LR,
Obj. 10X, N//); 2.5. Entramado, con textura decusada, de hematites (laminillas, color gris claro), con espacios intersticiales ocupados por
calcita (gris) y calcopirita (amarilla) granoblásticas. M (LR, Obj. 5X, N//); 2.6. Inclusión idiopoikiloblástica de linneíta (crema), con inclusio-
nes de galena y calcopirita y corrosión marginal, en masa granoblástica de calcopirita (amarilla). M (LR, Obj. 20X inmersión, N//)
Plate 2: Photomicrographs of ore and wall rock samples from the Piquito II (P), Barqueira (B), and Maruxa (M) mines. (TL or RL: transmit-
ted or reflected light, resp.; XP or PP.: crossed or parallel polars, resp; OM: objective magnification): 2.1. Albite phenoblast, with sericite
inclusions parallel to the S2 schistosity, in quartz-pyrite chlorite schist. P (TL, XP, OM 20 X); 2.2. Post-tectonic pyrite idioblasts in quartz-
chlorite ultramylonite. P (TL, XP, stereomicroscope, OM 0,63 X); 2.3. Pyrite microclasts corroded by chalcopyrite, in copper-rich cataclas-
tic metapyritite. Relict poikiloblastic zoning in central clast. P (RL, PP, OM 20 X, oil inmersión); 2.4. Post-tectonic pyrite idioblasts in quartz-
pyrite chlorite ultramylonite, grown by solution transfer and precipitation around older microclastic or corroded pyrite nuclei (upper and
lower idioblasts, resp.). P (RL, PP, OM 10X); 2.5. Undeformed hematite-chalcopyrite ore, with decussate texture: chalcopyrite and chalcite
crystallize in interstitial spaces between hematite plates. M (RL, PP, OM 5X); 2.6. Idiopoikiloblast of linneite (cream coloured, with galena
and chalcopyrite inclusions), partially corroded, in granoblastic groundmass of chalcopyrite. M (RL, PP, OM 20X, oil inmersión)
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2.1 2.2
2.3 2.4
2.5 2.6
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Discusión y génesis
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Fig. 13. Determinación de valores P y T de fluídos metamórficos, sobre isocoras representativas de Piquito II (P: inclusiones tipo HT, i, cf.
texto) y de Barqueira (B: inclusiones tipo HT), a partir de geobarómetro (2 Kb) y de geotermómetro (325-350ºC) independientes (cf. Texto).
La zona sombreada (coincidencia de valores) limita el rango estimado entre 2/2,5 Kb y 325-350º C. La curva Py representa el techo máxi-
mo para la transición frágil-dúctil de la pirita (Cox et al., 1981). Se muestra también el abanico de valores calculados para el gradiente geo-
térmico, resultando un rango probable entre 35 y 40ºC/km (valor geobárico supuesto: 25 MPa/km)
Fig. 13. Determination of P-T values for the metamorphic fluids, using isochores calculated from measures of fluid inclusions in samples
from the Piquito II and Barqueira mines, compared with independent geobarometric (2 kb) and geothermometric (325-350ºC) estimations,
as discussed in the text. The area for which both values fall together (shaded) corresponds to a P-T estimation of 2-2,5 kb and 325-350ºC.
The line labelled Py shows the uppermost limit of the brittle-ductile transition for pyrite (Cox et al., 1981). Possible values for the geo-
thermal gradient are also shown, the most likely ones lying between 35 and 40ºC/km, for a geobaric value assumed at 25 Mpa7/km. Piquito
II (isochores labelled P): fluid inclusions of the types HT, i; Barqueira (B): fluid inclusions of the type HT (see text for explanation)
refleja las dimensiones de las celdas convectivas teniendo en cuenta que los resultados de estos pro-
conocidas en dorsales actuales. cesos pueden ser mineralógicamente idénticos: clori-
No obstante, hay algunos aspectos que todavía ta, cuarzo, sulfuros, que precisamente abundan en las
deben ser explicados: zonas mineralizadas; la impronta final de metamorfis-
mo dinámico impide una diferenciación textural de
ambas generaciones. Por otra parte, algunas de las
El Stockwerk litologías más diferenciadas encontradas (p.ej. epido-
sitas, clorititas) han sido reconocidas en otros distri-
En primer lugar, no se han identificado con precisión tos VMS, particularmente ofiolíticos, como relictos de
las típicas zonas de alteración hidrotermal en la base hidrotermalitas (precisamente características de la
de los sulfuros masivos, aunque sí se observan pro- zona de raiz o feeder; Galley & Koski, 1999; Gibson et
bables vestigios de las mismas, como cloritoesquis- al., 1999). Todo ello permite suponer, con una base
tos piríticos (roca roja) o cuarzo-piríticos (roca azul), razonable3, que el stockwerk está representado por
con geometrías dislocadas o transpuestas. A ello se
añade una probable obliteración por el ubicuo y muy
pronunciado metamorfismo ulterior, sobre todo 3
A confirmar por estudios litogeoquímicos en curso.
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los actuales cloritoesquistos cuarzo-piríticos y que los dichos procesos parece haber sido poco relevante
sulfuros masivos de Piquito II o Barqueira, por ejem- cuantitativamente, pero en todo caso se trataría efec-
plo, habrán tenido un origen proximal. tivamente de concentraciones metamorfogénicas,
epigenéticas sobre las volcano-sedimentarias hasta
ahora discutidas.
Estratigrafía Dada la falta de datos cartográficos y la total
ausencia de afloramientos, no es posible establecer
Los datos petrológicos, mineralógicos y geoquímicos con precisión el origen de los eventos térmicos. Las
expuestos hasta el presente exigen un replantea- texturas indeformadas observadas sugieren episo-
miento de la estratigrafía aparente observada en dios tardíos, explicables por algún dique o cuerpo
Piquito II (fig. 3). En efecto, identificado el stockwerk intrusivo no aflorante. No obstante, tampoco puede
o zona de raíz como el nivel de cloritoesquistos situa- descartarse rotundamente la posibilidad de eventos
do a techo del nivel masivo, ha de pensarse que la previos, incluso en el fondo oceánico o en el gabro o
serie está invertida. Lo mismo se ha constatado en complejo de diques subyacentes, si se recuerda que
Sulitjelma (Boyle, 1987), distrito de origen análogo, la cizalla tiende a concentrarse en bandas estrechas,
en las Caledónides de Noruega. Por otra parte, sólo entre las cuales subsisten rocas menos deformadas.
así es explicable la posición de los metasedimentos
(filitas) a muro de dicho nivel. De esta forma adquie-
re coherencia el conjunto y, además, se explica por Conclusiones
qué los metasedimentos son totalmente estériles y
están, esencialmente, inalterados: la deposición de De acuerdo con la literatura citada, la Unidad de
las correspondientes lutitas y arenitas tuvo lugar Moeche representa litologías de fondo oceánico que
sobre las formaciones volcánicas, cuando ya lo esen- corresponden al techo de una unidad ofiolítica obdu-
cial de la actividad exhalativa se había terminado, lo cida sobre el margen continental de Gondwana
que se corresponde con una típica evolución de los (actual NO del Macizo Ibérico), intensamente defor-
modelos conocidos de yacimientos exhalativos vol- mada, dislocada y metamorfizada, durante el proceso
cano-sedimentarios (VMS). de colisión hercínica. Esta interpretación es también
Las deformaciones ligadas al posterior metamor- coherente con las observaciones realizadas en el pre-
fismo dinámico, relacionado con los cabalgamientos sente trabajo. El metamorfismo de dicha unidad en
hercínicos, habrían invertido el conjunto en la zona de facies esquistos verdes -clorita, actinolita, albita,
Piquito II, causando también dislocaciones e imbrica- cuarzo, epidota/clinozoisita, titanita y sulfuros son los
ciones entre las diferentes unidades y estructuras minerales más frecuentes-, dominantemente dinámi-
más complejas, además de una patente laminación co, contrasta con los grados más elevados
tectónica generalizada y una transposición de la (meso/catazonales) de las unidades del Complejo de
estratificación sedimentaria. Cabo Ortegal cartografiadas al Oeste (U. Superior) y
al Este (U. Somozas), de las que está separada por
cabalgamientos.
Mina Maruxa La Unidad de Moeche se compone esencialmente
de cloritoesquistos (metabasitas), con metasedimen-
Algunos rasgos difieren de la caracterización general tos filíticos subordinados y con diferenciaciones de
y apuntan, más bien, a procesos de metamorfismo cloritoesquistos cuarzo-piríticos, que constituyen el
térmico-metasomático, mostrando marcadas simili- encajante de la mineralización; en algunas zonas aflo-
tudes con algunas concentraciones metálicas de tipo ran masas importantes de serpentinitas. Aunque el
skarn. No hay datos precisos para valorar la impor- desmantelamiento erosivo del conjunto y la naturale-
tancia relativa de estos procesos en el conjunto de za de los contactos, casi siempre tectónicos, impiden
mineralizaciones de Maruxa. La única información observar las relaciones estratigráficas originales,
disponible sobre esta mina (PNAMPM, 1982) habla de puede inferirse la sección típica de una serie ofiolítica
una “banda de pirita cuprífera”, con unos 2 m de (Arenas, 1988), en cuyo techo (estratigráfico) se pre-
potencia y orientación N30ºE, 10ºNO (próxima a la de sentan las mineralizaciones sulfuradas.
Piquito II), explotada a lo largo de 550 m por cámaras Éstas pueden caracterizarse como concentracio-
y pilares. Ello sugiere que la mineralización era esen- nes exhalativas volcano-sedimentarias o VMS del
cialmente de tipo masivo, estratiforme y similar al grupo Cu-Zn (Lydon, 1988), intensamente deforma-
nivel masivo de Piquito II, por lo que el papel de das y metamorfizadas en facies esquistos verdes.
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Coexisten niveles de sulfuros masivos, de potencias vestigios de CO2, con temperaturas de homogeneiza-
decimétricas a métricas y superficies del orden de ción total de ~200-225ºC, resultando condiciones de
dimensiones 0,1-1 km2, con diseminaciones y vetillas captura estimadas sobre las isocoras en 325-350ºC y
o cuerpos lenticulares (cm a dm) en las rocas verdes. 2 a 2,5 kb, que se consideran representativas de las
La mineralogía es relativamente simple: pirita y cal- temperaturas y presiones metamórficas (epizonales).
copirita son los sulfuros más frecuentes, con esfaleri- Finalmente, en cuanto a la exploración minera, se
ta muy subordinada y escasas galena, pirrotina, mar- constata que las mineralizaciones cupríferas difícil-
casita, hematites, magnetita, etc., aunque en una mente podrían tener interés económico, en las condi-
mina (Maruxa) hay composiciones excepcionales: ciones de la minería actual del cobre. Como ocurre en
magnetita, estilpnomelana y hematites pueden ser general con las concentraciones sulfuradas en dorsa-
muy abundantes, linneita frecuente, etc. Existen les oceánicas actuales, los tonelajes son modestos
numerosos yacimientos análogos, afectados por dis- (orden de dimensiones 0,1-1 mt), aunque se han
tintos grados metamórficos, desde Troodos (Chipre, medido leyes elevadas localmente (hasta 10 a 30%
apenas modificado) hasta Suljitelma (Noruega) o los modal de calcopirita). No obstante, los datos presen-
más cercanos del Complejo de Órdenes, cerca de tados ponen de manifiesto la existencia de varios
Santiago de Compostela (Fornás, Arinteiro, Bama), metalotectos de interés para la exploración de meta-
en facies anfibolitas. les preciosos, oro y, particularmente, elementos del
La geometría original está, en general, transpues- grupo del platino (EGP), condicionados por la movili-
ta por la intensa laminación tectónica o por la esquis- dad de estos metales en fluídos hidrotermales liga-
tosidad milonítica. Contribuye a ello la abundante dos al metamorfismo dinámico. Su presencia es
actividad hidrotermal, con fenómenos de transferen- conocida en litologías ultramáficas de la Unidad
cia por disolución muy notables sobre pirita, la cual, Superior (Monterrubio et al., 1992; Moreno et al.,
a diferencia de calcopirita, no ha superado la transi- 2001).
ción frágil-dúctil. En Piquito II la estratigrafía original
está invertida; en Barqueira, verticalizada e intensa-
mente deformada por episodios tardíos; en Maruxa Agradecimientos
se observan fenómenos térmico-metasomáticos
superpuestos que modifican parcialmente las textu- Los autores agradecen a los Profs. R. Arenas (UCM) y
ras y producen asociaciones de skarn locales. Pero en J.R. Martínez Catalán (U. Salamanca) la información
todos los casos -y, en general, en los demás indicios geológica facilitada; al Dr. Santiago del Barrio (Jefe
de la Unidad de Moeche- puede reconstruirse la geo- del Departamento de Mineralurgia, IGME) la prepara-
metría original típica de los depósitos volcano-sedi- ción mecánica de muestras y ensayos de flotación de
mentarios citados, con una zona de raíz (stockwerk) y sulfuros para los análisis isotópicos de azufre (reali-
otra exhalativa estratiforme, representadas por las zados en el Laboratorio de Isótopos Estables,
diseminaciones y el nivel masivo de meta-piritita, res- Facultad de Ciencias, Universidad de Salamanca,
pectivamente. Los datos geológicos, petrológicos, bajo la dirección del Prof. Clemente Recio); a los Dres.
mineralógicos, geoquímicos, isotópicos y estructura- J. A. Martín Rubí (Laboratorio Tres Cantos, IGME) y H.
les obtenidos coinciden en esta interpretación, que J. Bernhardt, Zentrales Elektronenmikrosonde
implica un modelo genético similar al de las minera- Laboratorium, Ruhr Universität Bochum (Alemania),
lizaciones actualmente en formación en fondos oceá- los análisis realizados por DRX y microsonda electró-
nicos, en relación con la circulación hidrotermal sub- nica, respectivamente; a J. García Bellés, a E. Coz y a
marina y su descarga en black smokers, bien J. Riaza, la colaboración en el tratamiento digital de
documentadas por investigaciones recientes. El espa- imágenes y del texto. Se agradece igualmente la cola-
ciamiento observado entre los distintos grupos mine- boración de la Dirección de Minas/Consellería de
ros (fig. 1) refleja las dimensiones originales de las Industria de la Xunta de Galicia para la visita a las
celdas convectivas en la corteza oceánica, más o minas estudiadas y su desmuestre. Y la de la Dra. T.
menos dislocadas por la deformación hercínica. Moreno (Univ. Cardiff, RU) y otro supervisor anóni-
Los únicos fluídos que actualmente pueden estu- mo, por sus comentarios y aportaciones a la mejora
diarse son los relacionados con el metamorfismo y del texto. La instrumentación utilizada ha sido finan-
deformación hercínicos. La petrografía y microtermo- ciada con ayuda de los proyectos GR92-0135, UE95-
metría de inclusiones fluídas indica fluídos acuosos, 0007 y UE98-0027 del Ministerio de Educación y
densos (F~0,8), moderadamente salinos (~8% en Cultura (MEC), España y Proyecto FEDER de la UE
peso NaCl equiv), en los que no se han observado (1999).
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