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La argumentación

Autora: Angeles Manjarrés Riesco.


Elaborado a partir de:
Elder L., Paul, R., 2002. Foundation for Critical Thinking
http://www.criticalthinking.org/.
García Damborenea R., 2008. Uso de razón.
http://www.usoderazon.com/

Dedicación: 3,5 horas

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Índice
La argumentación..............................................................................................................1
1. Componentes y modelos de argumentación.............................................................4
1.1 Componentes fundamentales de una argumentación.........................................5
1.1.1 Identificación de propósito, preguntas y cuestiones clave.........................5
1.1.2 Argumentación...........................................................................................5
1.2 Componentes de un argumento..........................................................................6
1.2.1 Premisas .....................................................................................................6
1.2.2 Sistemas de razonamiento..........................................................................7
1.2.3 Conclusiones.............................................................................................10
1.3 Modelos de argumentación..............................................................................10
1.3.1 Argumentación de cuestiones conjeturales..............................................10
1.3.2 Argumentación de cuestiones nominales.................................................10
1.3.3 Argumentación de cuestiones de valoración............................................11
1.3.4 Argumentación de cuestiones de deliberación.........................................12
1.3.5 Argumentación de cuestiones de enjuiciamiento.....................................12
2. Criterios de evaluación de una buena argumentación.............................................14
2.1 Criterios primarios ..........................................................................................15
2.2 Criterios específicos.........................................................................................16
2.2.1 Propósito y preguntas...............................................................................16
2.2.2 Cuestiones clave.......................................................................................16
2.2.3 Premisas ...................................................................................................17
2.2.4 Perspectivas..............................................................................................19
2.2.5 Marco conceptual.....................................................................................20
2.2.6 Razonamiento...........................................................................................20
2.2.7 Conclusiones ............................................................................................21
Bibliografía.................................................................................................................22
Apéndice: Diagramas de argumentos y modelos de argumentación .........................23

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1. Componentes y modelos de argumentación

En un ejercicio didáctico tipo ensayo o debate, se plantean preguntas acerca de una


materia controvertida. El primer paso en la realización del ejercicio consiste en entender
claramente estas preguntas e identificar las cuestiones clave subyacentes, a la luz de los
objetivos de aprendizaje. A continuación se argumenta sobre estas cuestiones en base a
la información disponible en el material de la asignatura y recursos personales que
podrán ser observaciones, conocimientos, experiencias o reflexiones propias. La
argumentación implicará, según los casos, realizar valoraciones, emitir juicios, proponer
soluciones…
En esta sección se describen los componentes fundamentales de una argumentación
(identificación de propósito, preguntas y cuestiones clave, y argumentación propiamente
dicha), los componentes de un argumento (premisas, sistemas de razonamiento y
conclusiones), y los modelos de argumentación básicos (argumentación de cuestiones
de conocimiento y de acción). Se trata prácticamente de un resumen de la obra “Uso de
la razón” (García Damborenea R., 2008: http://www.usoderazon.com/). Se recomienda
recurrir a esta fuente en caso de dudas, ya que es profusa en ejemplos muy ilustrativos,
y para la consulta del significado de las diferentes falacias citadas a lo largo del texto.
1.1 Componentes fundamentales de una argumentación
1.1.1 Identificación de propósito, preguntas y cuestiones clave
Toda argumentación tiene un propósito, una meta u objetivos que se desean lograr con
ella, y se plantea unas preguntas suscitadas por ese propósito. El primer paso en toda
argumentación es clarificar el propósito y centrar las cuestiones que subyacen a las
preguntas en coherencia con él.
Una cuestión es un asunto discutible que requiere detenido y extenso estudio. Existen
básicamente dos tipos de cuestiones:
a) Las cuestiones básicas o de conocimiento. A su vez pueden ser de tres tipos:
• conjeturales, cuando se discuten hechos que no son patentes y sus
circunstancias;
• nominales, si se disputa sobre el nombre;
• evaluativas, que se refieren a la valoración (lo que está bien o mal, conviene o
perjudica).
b) Las cuestiones de acción. Responden principalmente a dos modelos:
• la deliberación sobre qué hacer; no pueden resolverse sin repasar antes las
cuestiones de conocimiento en cada una de las alternativas disponibles;
• el enjuiciamiento de una responsabilidad; obligan a tocar cuestiones
conjeturales de nombre y de valoración.

1.1.2 Argumentación
Nuestros conocimientos provienen de la observación directa o de una articulación de
razonamientos que se originan en una observación directa. Las observaciones directas,
no precisan de razonamientos para sostenerse: sólo pueden probarse por la vía
experimental (observaciones percibidas personalmente) o por un argumento de
autoridad (observaciones percibidas por alguien a quien se otorga crédito).
Razonamiento es la operación mental de la que surgen los argumentos. Un argumento
consiste en aportar una serie de razones o premisas (proposiciones que se aducen en
favor de otras) con el propósito de justificar o sostener una conclusión.

Todo argumento consiste pues en fundamentar una verdad en otra o en varias. Ante una
proposición dudosa se presentan una o más proposiciones que no ofrecen dificultad
alguna y se hace ver que la conclusión viene a decir lo mismo que las incontestables o
se deriva lógicamente de ellas. Un argumento tiene por tanto tres componentes
principales: premisas, conclusión, y sistema de razonamiento que justifica la validez de
la conclusión en base a las premisas y comienza por la exposición de las premisas o la
conclusión según convenga. Lo más frecuente es adelantar la conclusión y sostenerla
después con las razones. Cuando en un razonamiento no se exponen todos los
componentes por considerarlos obvios (o porque no interesa exponerlos) se habla de
entinema. La virtud del entimema está en su vivacidad. Su defecto consiste en lo bien
que disfraza las falacias y en los equívocos que pueda generar entre los no iniciados en
el asunto que se debate.

Las conclusiones de un argumento pueden ser necesarias o categóricas (lo contrario es


imposible), probables (lo contrario puede ocurrir, pero es menos probable) o posibles
(lo contrario es igualmente posible). Una conclusión puede argumentarse de forma
directa ofreciéndose las razones a su favor, o de forma indirecta argumentándose que
cualquier conclusión alternativa es equivocada o menos preferible (por eliminación en
una disyuntiva o por reducción al absurdo). Refutar es rechazar un argumento por ser
falaz o no resultar concluyente. Una refutación puede efectuarse por varios caminos:
contradicción, concesión aparente (reconociendo que el argumento es parcialmente
válido), retorsión (dando la vuelta a un razonamiento del propio argumento) y
reducción al absurdo.
Una argumentación es un conjunto de argumentos que persiguen una misma finalidad
(sostener la misma conclusión). Los argumentos que componen una argumentación
pueden exhibir diferentes sistemas de razonamiento (básicamente, inductivo,
deductivo o abductivo) y se articulan típicamente entre sí mediante la suma (un
conjunto de argumentos planteados desde diversos puntos de partida convergen, es
decir, coinciden en la misma conclusión) y el encadenamiento (un conjunto de
argumentos se suceden en una cadena donde la conclusión de cada argumento sirve de
premisa para el que lo sigue hasta alcanzar una conclusión definitiva).

Existen diferentes modelos de argumentación específicamente orientados al


discernimiento de los distintos tipos de cuestiones enunciados en la sección anterior
(modelos de argumentación de cuestiones conjeturales, nominales, etc.).

1.2 Componentes de un argumento


1.2.1 Premisas
Al exponer las premisas de un argumento, con frecuencia éstas no son evidentes y se
han de respaldar para que no quede duda de su solidez. La exposición de premisas tiene
pues comúnmente dos partes: su descripción y la argumentación que las respalda.
Lo habitual es que se necesiten dos o más premisas para justificar una conclusión.
Abundan, sin embargo, los argumentos en los que basta con una. Se les llama
inmediatos porque no precisan nada que medie entre el dato y la conclusión. Los más
habituales son aquellos razonamientos de sentido común que se apoyan tácitamente en
el principio de no contradicción, o en relaciones. El resto de los razonamientos exigen
por lo menos dos premisas (aunque no se expongan), es decir, son mediatos. Por otro
lado, cuando una afirmación carece de sostén suficiente se dice que expresa una
opinión.
Se distinguen dos tipos de premisas: datos y garantías. En una argumentación, los
datos y garantías considerados dependen fuertemente de la perspectiva o punto de
vista adoptado. La perspectiva (“lugar desde el que se mira”; incluye lo que se mira y la
manera en que uno lo ve) es un elemento esencial de una argumentación del que es
importante ser muy consciente para poder evaluar el alcance y la validez tanto de las
premisas explícitas como de las implícitas.
Datos o segunda premisa
Se denominan aquí datos a las observaciones que conducen a la conclusión. Los datos
son razones que nacen de la observación, sea propia o ajena, sistemática o casual, es
decir, lo que se ve, lo evidente, lo que ofrecen los sentidos, los testimonios, las
estadísticas, la opinión de expertos solventes, y, en general, todo lo que está basado en
la percepción o la experiencia. Tradicionalmente conforman la segunda premisa o
premisa fáctica (recoge hechos particulares), también llamada premisa menor, porque
ocupa el segundo lugar en los esquemas de razonamiento y porque sus afirmaciones son
de ámbito reducido. Apoyan directamente la conclusión.
Garantías o primera premisa
Garantía es aquello que justifica el paso de los datos a la conclusión. Las garantías se
denominan también primeras premisas o principios porque constituyen la base, el
origen, la razón fundamental de cualquier argumento. Se utilizan habitualmente como
garantías, no tanto la experiencia directa, como las evidencias (conocimiento
incondicionalmente cierto, necesariamente válido), y las “buenas razones”, principios
generales o hechos bien fundados empíricamente (en base a datos objetivos) que se dan
por ciertos ya sea a nivel consciente o inconsciente: generalizaciones, creencias,
definiciones, axiomas, principios, modelos, leyes, normas, valores, jerarquías de
valores, objetivos, conocimientos procedentes de una autoridad en la materia...
Habitualmente se entiende que las garantías no se tienen que defender en el contexto de
la argumentación, y muchas veces no se expresan explícitamente. Es en ellas donde
empieza realmente la argumentación. En una argumentación reflexiva, la consciencia de
las garantías implicadas da necesariamente profundidad al razonamiento.
Las garantías en parte subyacen en el marco conceptual en que se expresa la
argumentación, siendo por tanto este marco conceptual otro elemento importante que
debe ser objeto de reflexión y cuidado.

1.2.2 Sistemas de razonamiento


Para argumentar correctamente se necesitan reglas que aporten rigor a los
razonamientos. Los recursos lógicos y el esqueleto de los razonamientos constituyen un
corto repertorio coincidente en todas las disciplinas. Básicamente existen tres tipos de
razonamiento:
- Razonamiento inductivo: parte de hechos que parecen semejantes en
algo para alcanzar conclusiones que generalizan dicha semejanza.
- Razonamiento deductivo: se apoya en una regla general y en un caso al
que puede serle aplicada.
- Razonamiento abductivo o hipotético: trata de imaginar la mejor
explicación para unos hechos.
En general, los argumentos basados en la experiencia u observación se expresan mejor
inductivamente y se sostienen mostrando los casos individuales. Los argumentos que se
amparan en leyes, reglas, definiciones, u otros principios ampliamente aceptados se
expresan mejor deductivamente, mostrando que se puede aplicar la ley, la regla o la
definición, al caso de que se trate. Los argumentos que dan cuenta de informaciones
fragmentarias o de signos, no tienen mejor camino que la hipótesis, y se defienden
aportando razones que hagan plausibles las conclusiones.
Como se mencionó previamente, las observaciones directas se prueban mediante la vía
experimental o por un argumento de autoridad del observador. Cualquier otra
conclusión que no esté al alcance de la observación requerirá un razonamiento de
alguno de los tipos anteriores, que se explican con detenimiento a continuación.
Razonamiento inductivo
Inducción significa prestar atención a un cierto número de hechos particulares
observados, como fundamento de una afirmación general. Mediante la inducción se
convierte en regla (se generaliza) aquello que se ha observado en los casos aislados.
La inducción opera en dos circunstancias:
1. Ante la experiencia de sucesos repetidos (argumento de generalización).
2. Al percibir que se repiten ciertas relaciones entre las cosas (argumento de
asociación): una cosa viene de otra (argumento causal); una cosa es señal de otra
(argumento de indicios).
Una inducción es completa cuando permite afirmar algo con precisión (todo S es P;
todo S, menos S4 y S5, es P). Una inducción es concluyente cuando carece de
excepciones o éstas son conocidas. Para negar la afirmación basta con mostrar que no se
verifica en algún caso particular.
Una inducción es incompleta cuando es imposible ser preciso, porque se ignora cómo
se comportan las excepciones (todo S es probablemente P; una parte de todos los S es
probablemente P). Concluyen con un mayor o menor grado de probabilidad. Lo que se
afirma no se sabe si será aplicable a un cierto individuo determinado. Estas inducciones
son admisibles cuando se basan en datos ciertos, suficientes, y representativos. A
diferencia de lo que ocurre en las inducciones completas, las inducciones probables no
se pueden refutar aportando excepciones puesto que éstas se dan por supuestas. Para
refutarlas es preciso demostrar que las excepciones son tan frecuentes como los casos
que la respetan.
La diferencia entre inducciones completas e incompletas es muy clara pero en la vida
cotidiana pueden producirse equívocos por la forma de hablar. Únicamente por el
contexto en que se produce la afirmación puede deducirse si la inducción pretende ser
categórica o plausible.
Las generalizaciones son normalmente incompletas: se elaboran intuitivamente partir de
cualquier experiencia, sea ésta muy rica o muy pobre. Se da por supuesto que la
naturaleza es constante en sus manifestaciones y no se supone lo contrario salvo que
futuras experiencias desengañen. En ocasiones un solo ejemplo fundamenta una
generalización cuando se trata de un caso típico (todo S es P por ser S).
Las falacias que comúnmente acompañan a las generalizaciones son: generalización
precipitada, conclusión desmesurada, secundum quid, casuística y embudo.
Razonamiento deductivo
La deducción es una forma de inferencia que de lo general conocido extrae
consecuencias para lo particular desconocido. El razonamiento deductivo opera según
diferentes casos:
1. Existe una regla:
a) Aplicable al caso. Todo A es B, Z es A -> Z es B. Puede ser de distintos tipos:
generalización, ley de la naturaleza, definición, norma legal, norma moral,
norma prudencial, relación causal conocida, indicio conocido… Este tipo de
argumento puede presentarse en forma condicional (argumento condicional).
b) No aplicable al caso. Todo A es B, Z no es B -> Z no es A. Al constatarse el
incumplimiento de una regla se alega un silencio significativo (argumento Ex-
silentio).
Existen también dos maneras incorrectas de resolver una deducción, en las que se
olvida la existencia de otras posibilidades a las que el argumento no se refiere. En
definitiva, el argumento es correcto o falaz según que la segunda premisa cuente o
no con el amparo de la primera para saltar a la conclusión. Esta circunstancia sólo se
da en dos situaciones: cuando el caso dudoso pertenece al mismo grupo al que se
refiere la regla y cuando no presenta las características que señala la regla.
2. No existe regla (ni aplicable ni no aplicable).
a) La mente busca una regla que afecte a algo similar (argumento de analogía).
b) Se examinan los contrarios (argumento por los contrarios o analogía inversa).
Se alega que en el supuesto contrario, que es conocido, ocurre lo contrario.
Un razonamiento deductivo concluyente parte de premisas ciertas y alcanza
conclusiones necesarias. Un razonamiento deductivo presuntivo, parte de premisas
probables o presumibles y alcanza conclusiones del mismo carácter. A esta variedad
corresponden casi todos los argumentos deductivos. Si la primera premisa es probable,
pero la segunda no ofrece dudas, entonces la conclusión será más o menos probable en
la misma medida que lo sea la primera premisa. Si la segunda premisa es también
dudosa, la conclusión resultará más dudosa que ambas. A partir de un juicio probable no
se puede afirmar nada sobre los casos individuales.

Razonamiento abductivo o formulación de hipótesis


La abducción ofrece la mejor explicación de fenómenos aislados. Infiere a partir de
reglas de experiencia, es decir, generalizaciones difusas fruto de experiencias
comunes. Aunque las premisas de estos razonamientos sean ciertas, la conclusión no se
sigue de ellas. Sin embargo, todas juntas parecen sugerir una conclusión con más fuerza
que otras posibles. En un argumento hipotético, a diferencia de lo que ocurre en las
deducciones, la conclusión no aparece prefigurada en las premisas, pero es compatible
con ellas. Datos adicionales podrán confirmarla o deshacerla, pero desde la posición en
que se formula, no existe explicación mejor para el conjunto de datos disponible. Las
reglas de experiencia indican que es razonable pensar así porque así suelen ser las cosas
en determinadas circunstancias.
La fuerza de un razonamiento hipotético depende de tres factores:
1. Que explique bien el fenómeno, en razón de una o varias reglas de experiencia
plausibles.
2. Que no exista una explicación mejor para el mismo fenómeno.
3. Que nada en las circunstancias del caso impida que se cumpla la presunción.
La abducción, en la práctica, puede ser tan convincente como la deducción o la
inducción.
En ocasiones la fuerza de una conclusión hipotética débil puede verse acentuada por la
existencia de las denominadas reglas de prudencia. En presencia de estas reglas, en
determinadas circunstancias una posibilidad remota puede cobrar más fuerza que otras
alternativas. Las reglas de prudencia son aquellas normas del buen vivir a las que se
recurre cada día como base práctica para tomar precauciones y actuar de una manera
segura. Fundamentan la acción prudente. Operan como una variedad de norma. Señalan
cómo se debe actuar en caso de riesgo en prevención de que una amenaza se confirme.
Una regla de prudencia no se puede violar sin una buena razón que lo justifique.
El paradigma de las inferencias hipotéticas es el argumento del signo o del indicio,
arma principal de toda conjetura. Permite presumir racionalmente si algo ha ocurrido, si
es posible, si es fácil, si existen motivos.

1.2.3 Conclusiones
Según la fuerza con que se afirmen, las conclusiones de un argumento pueden ser
necesarias o contingentes (probables o posibles). En todo caso han de matizarse
explicitando las correspondientes salvedades y las condiciones en que el argumento
sería refutable, sus excepciones. Si consta de estos dos componentes, se dice que el
argumento está protegido ante refutaciones. Una argumentación suele completarse con
el análisis de las implicaciones de las conclusiones obtenidas.

1.3 Modelos de argumentación


Según el tipo de cuestión abordada, se utilizará típicamente el correspondiente modelo
de argumentación de entre los que a continuación se describen.

1.3.1 Argumentación de cuestiones conjeturales


La cuestión conjetural es previa a cualquier otra, considera exclusivamente los hechos,
sin entrar en otras consideraciones. La argumentación puede surgir alrededor de los
hechos en sí o de sus circunstancias: quién, cuándo, cómo, con qué medios, por qué.
Se argumenta en términos de probabilidad, basados en indicios (hechos conocidos que
sugieren la existencia de otro con el que mantienen una relación causal, de coexistencia,
de sucesión o de semejanza) y en motivos (causas para hacer algo; los motivos básicos
son dos la obtención de un bien y la evitación de un mal): porque existen, o no, indicios
o motivos; porque el hecho es posible y muy probable. En el mismo grado en que se den
estas condiciones se estima que una explicación es verosímil.
Es posible todo lo que, habiendo voluntad, puede ocurrir porque no está reñido con las
leyes de la naturaleza, no es absurdo, cuenta con los medios adecuados y no tropieza
con obstáculos infranqueables. En las cosas posibles interesa su probabilidad y su
facilidad.

1.3.2 Argumentación de cuestiones nominales


La cuestión nominal se plantea cuando el desacuerdo radica en el nombre aplicable a
hechos que no se discuten. El instrumento principal para la defensa y el rechazo de las
denominaciones es la definición, que puede ser informativa y argumentativa. La
cuestión nominal puede referirse a una definición en sí o a su aplicación a un caso dado.
Una definición indica las características distintivas (causas, efectos, fines, condiciones,
forma, materia, ejemplos, etc.) necesarias para delimitar unívocamente un concepto.
Se pueden refutar tanto las definiciones como su aplicación a un caso dado. Una
definición se rechaza porque traiciona el concepto, por los inconvenientes que acarrea,
porque expresa una contradicción, porque altera la idea contraria, porque es
exageradamente flexible…La aplicación de una definición se rechaza cuando pesan más
las diferencias que las semejanzas con lo definido; para probar esto se recurre al uso
establecido (diccionarios, sinónimos, etimología), a sus contrarios, a las consecuencias
indeseables que se derivarían de su aceptación…

1.3.3 Argumentación de cuestiones de valoración


En las cuestiones de valoración, la controversia se produce sobre el juicio que merecen
las acciones pasadas, presentes o futuras. Se valora la calidad de las cosas con un doble
criterio: utilidad y licitud.
- Utilidad (argumento pragmático): los hechos o intenciones se evalúan por sus
efectos prácticos (en razón de ventajas e inconvenientes); apela a valores materiales.
Actúa en dos pasos:
1. Enumeración de las consecuencias.
2. Ponderación de las favorables frente a las desfavorables.
Se replica:
• Porque no se han calculado bien las consecuencias.
• Porque no se valoran las consecuencias del mismo modo.
- Licitud (argumento moral): las acciones se juzgan en razón de si respetan o quiebran
normas morales o legales. Se replica:
• Por no ser el principio relevante para el caso.
• Porque no lo viola.
• Porque lo contrapesan otras consideraciones, bien sean pragmáticas o morales.
No es posible sostener una valoración sin considerar las circunstancias del hecho, con lo
que surgen cuestiones especificas: la cuestión del quién lo ha hecho o lo propone, la
cuestión del cuándo se ha hecho o se pretende hacerlo, la cuestión del cómo se ha hecho
o se pretende hacerlo, la cuestión del dónde se hizo o se pretende hacer, y la cuestión
del para qué se ha hecho o se propone y con qué medios. Una vez delimitada la cuestión
al hecho o a alguna de sus circunstancias, se aplican los criterios de utilidad y licitud: si
conviene hacer esto, hacerlo así, hacerlo ahora, etc (p.e.: no era conveniente hacerlo en
aquél momento), si es justo hacerlo, hacerlo así, etc. (e.:fue inmoral hacerlo de esa
manera.).
Con facilidad se cae en el error de tratar las cuestiones de valoración como si fueran
cuestiones de hecho. No es lo mismo discutir cómo son las cosas o cómo ocurren los
fenómenos, que razonar sobre cómo debe juzgarse algo, o qué se debe escoger para
lograr un fin. Es preciso tener en cuenta que:
1. Ningún juicio de valor ofrece una verdad incontestable. Todos son relativos y
todos son discutibles.
2. Los valores forman jerarquías, cuyas prioridades fundamentan la mayor parte
de las discusiones. No se argumenta a favor o en contra de un determinado valor,
sino a favor o en contra de su prioridad.
3. Las cuestiones de valoración son cuestiones de grado. Las cosas son buenas o
malas hasta cierto punto. De aquí que, con frecuencia, las mejores soluciones
sean combinaciones en mayor o menor grado de las propuestas enfrentadas.

1.3.4 Argumentación de cuestiones de deliberación


Se trata de una argumentación mixta que se ocupa de la acción y en la que intervienen
las tres cuestiones básicas.
En cada uno de sus pasos, se argumenta con los criterios conocidos: posible, útil, justo
Cuando se defiende una propuesta se ha de probar:
1. Que existe un problema: derivado de la situación, grave e inminente.
2. Que se dispone de un plan: eficaz y factible (ataca al problema en su raíz, es
realizable y no carece de objeciones morales).
3. Que el plan ofrece ventajas verosímiles, probables y significativas, amén de
otras indirectas.
4. Que no conlleva inconvenientes: imprevistos, importantes o que pesen más
que los beneficios.
5. Que no existe otro camino más ventajoso.
Para argumentar el rechazo de una propuesta, basta con rechazar justificadamente
cualquiera de los puntos.
Las falacias más directamente asociadas a la deliberación son: el argumento de la
“pendiente resbaladiza”, la confusión de deseos y realidad, y la falacia “ad
consequentiam”.
Ninguna elección puede aspirar a constituirse en solución única, perfecta o definitiva.
Todas tienen inconvenientes y todas se basan en lo preferible. Con frecuencia la mejor
solución es una mezcla de propuestas contrarias.

1.3.5 Argumentación de cuestiones de enjuiciamiento


Con frecuencia, el análisis del pasado da lugar a argumentaciones mixtas en las que
intervienen las tres cuestiones básicas. Una forma peculiar la ofrece la argumentación
sobre responsabilidades, cuyas cuestiones son:
1. Si el responsable intervino en los hechos. Se trata de una cuestión conjetural
para determinar el grado de participación y su importancia.
2. Si transgredió alguna normativa, en que se intenta calificar la participación en
razón de la obligación incumplida.
2. Si lo que se hizo tiene justificación. Es una valoración. Se discute si estuvo
bien realizado un hecho de suyo censurable, o se puede excusar:
a) Se justifica
• Apelando a las ventajas obtenidas.
• Invocando el derecho o la moral.
• Alegando el mal menor.
b) Se alegan excusas para disculpar a la persona cuyo acto no admite
justificación:
• Transfiriendo la culpa.
• Pretextando condiciones irresistibles.
• Atribuyendo los hechos al azar.
• Apelando a la ignorancia.
Cuando ni siquiera hay lugar para las excusas, quedan dos recursos: la petición de
perdón y el rechazo del acusador.
Si procede castigar al responsable, se trata de una deliberación.
2. Criterios de evaluación de una buena
argumentación
A continuación se enuncian los criterios que debe seguir una buena argumentación. La
primera subsección se refiere a los criterios primarios o transversales de una
argumentación, es decir, a aquellos que deben verificar todos los componentes de una
argumentación. Las siguientes secciones tratan los aspectos específicos de los diferentes
componentes, haciendo énfasis en los criterios primarios que en cada caso son
particularmente pertinentes.

El contenido de esta sección se basa también parcialmente en (García Damborenea R.,


2008: http://www.usoderazon.com/), y principalmente en (Elder L., Paul, R., 2002:
http://www.criticalthinking.org/).
2.1 Criterios primarios
Los criterios primarios que debe seguir una argumentación se resumen en lo siguiente:
- Corrección gramatical-sintáctica; uso correcto de términos.
- Conceptualización (utilización de un marco de conceptos o ideas abstractas que
resuman y organicen los datos manejados) adecuada.
- Claridad; frente a ambigüedad y confusión. Las ideas se exponen, desarrollan,
detallan, ejemplifican e ilustran en múltiples contextos.
- Precisión hasta el nivel necesario de detalle.
- Exactitud, rigor; frente a vaguedad y difusión.
- Relevancia (relación con el asunto). Distincción entre aspectos centrales y
periféricos, entre lo permanente y lo cambiante.
- Significado, importancia. Consideración de aspectos de entidad e interés.
- Profundidad. Consideración de complejidades e interrelaciones múltiples; frente
a la superficie o apariencia y las visiones simplistas.
- Capacidad de análisis (distincción y separación de las partes de un todo hasta
llegar a conocer sus principios o elementos) y síntesis (composición, compendio
de un todo por la reunión de sus partes).
- Completitud. Inclusión de todos los aspectos relevantes e importantes
involucrados.
- Amplitud, alcance. Carácter general frente a particular; contemplación de
múltiples puntos de vista.
- Flexibilidad.
- Comprensibilidad. El significado es asequible.
- Coherencia, lógica. Las partes tienen sentido juntas. No hay contradicciones.
- Factibilidad, realismo.
- Equidad, imparcialidad, en caso de conflicto; frente a distorsiones y sesgos.
- Justificabilidad, al servicio de la verdad; frente al servicio personal o unilateral.
- Veracidad, certidumbre; frente a errores y distorsiones.
- Uso de ejemplos, analogías y metáforas útiles para la comprensión, profundas,
relevantes y pertinentes; Clarificación de cuestiones e ideas conectándolas con
otras ya bien establecidas, con la realidad.
- Autocrítica. Reconocimiento de los límites del análisis: la propia ignorancia,
estrechez de miras, contradicciones…
2.2 Criterios específicos
2.2.1 Propósito y preguntas
Principio básico: Para argumentar bien, deben entenderse claramente el propósito de la
argumentación y las preguntas planteadas, y deben ser razonables.

Criterios primarios destacables: claridad, significado, factibilidad, coherencia,


justificabilidad.

Criterios específicos:
1. Si el propósito no parece claro, hay que intentar formularlo de forma clara y
precisa.
2. Deben analizarse y evaluarse los supuestos implícitos en las preguntas.
3. Deben identificarse las preguntas adicionales que subyacen a las preguntas.

2.2.2 Cuestiones clave


Principio básico: Las cuestiones planteadas deben ser abordables, claras y
correctamente comprendidas.

Criterios primarios destacables: claridad, precisión, significado, factibilidad,


relevancia.

Criterios específicos:
1. Las cuestiones clave, fundamentales e importantes, deben identificarse y
comprenderse claramente, identificando qué las conecta con el propósito y las
preguntas planteadas. Deben distinguirse de las cuestiones triviales e
irrelevantes.
2. Para cada cuestión, se debe determinar el tipo básico de cuestión de que se
trata (de conocimiento o acción, conjetural, deliberativa…).
3. Las cuestiones deben caracterizarse y catalogarse de manera clara y precisa, a
la luz del propósito de la argumentación. No hay que confundir cuestiones de
diferente carácter (económico, político…) y deben señalarse las cuestiones
interdisciplinarias.
4. Las cuestiones complejas han de dividirse en subcuestiones. Debe señalarse y
desentrañarse la complejidad antes de empezar la argumentación.
5. Han de identificarse las cuestiones que subyacen a las cuestiones, y las
cuestiones interdisciplinarias.
6. Ha de reconocerse si se trata de cuestiones abordables, de cuestiones de un
único tratamiento correcto y respuesta definitiva, o de cuestiones de opinión o
que requieren razonamiento desde más de un punto de vista. Se ha de prestar
atención especial a las cuestiones particularmente controvertibles.
7. Si procede la consideración de múltiples puntos de vista en conflicto, ha de
evaluarse cuál o cuáles son preferibles.
8. A lo largo de la argumentación se ha de cuidar que no se desvíe de las
cuestiones, y que al tratar las diversas cuestiones se guarde el orden que la lógica
reclama. No se ha de cometer la falacia de eludir la cuestión.
2.2.3 Premisas
Principio básico: El razonamiento es solamente tan sólido como los datos y las
garantías en que está basado.

Criterios primarios destacables: claridad, coherencia, relevancia, completitud,


factibilidad, veracidad.

Criterios específicos:
1. Las premisas deben ser sólidas, sostener las conclusiones de manera
convincente.
2. Deben aportar base suficiente para sostener las conclusiones, particularmente
en el caso de las generalizaciones, en los argumentos causales y en las pruebas
de indicios que no admiten conclusiones válidas con pocos casos o a partir de
anécdotas personales. En otros casos, por ejemplo en los argumentos morales y
en las deliberaciones, es más difícil señalar cuándo un argumento reúne
suficiente base para sostener una conclusión, porque ninguno lo consigue de
forma absoluta. En estos casos lo que se ha de procurar es acumular muchos
argumentos que, por distintos caminos (por distintas razones), abunden en la
misma conclusión.
3. Es aceptable o admisible cualquier premisa que: ofrezca datos objetivos;
exprese un conocimiento común o personal, un testimonio incontrovertido, el
informe incontrovertido de un experto; recoja la conclusión de un argumento ya
aceptado o pueda probarse porque cuenta con un respaldo sólido. Por el
contrario, son inaceptables las siguientes premisas: un juicio que esté en
contradicción con la evidencia, con otro juicio bien fundado, con una fuente
creíble, con el propio conocimiento, o con otras premisas del mismo argumento;
un juicio dudoso que no lleve respaldo, un juicio confuso, ambiguo o
ininteligible; un juicio idéntico a la conclusión o basado en un supuesto
cuestionable; un juicio que olvide alternativas. Con estas premisas inaceptables
surgen las falacias de: ambigüedad, petición de principio, composición,
división, “continuum”, olvido de alternativas, confusión de deseos y
realidad, etc.
4. Cuando se tomen como premisas opiniones expertas ha de reconocerse que
tampoco los expertos son infalibles (no caer en dogmatismos). Hay que
considerar adecuadamente si los expertos están de acuerdo o si disienten. En este
último caso, la opinión del experto no puede adoptarse sin argumentación. Es
aceptable como premisa la constatación de que los expertos consideran que no
hay evidencias (premisas suficientes) en ningún sentido para pronunciarse sobre
una cuestión.
5. Ha de evitarse el razonamiento viciado donde se consideran ciertas premisas y
no se quieren ver otras que no conducen a las conclusiones preconcebidas.
6. Ejemplos de premisas irrelevantes son las falacias de ataque personal, de
pista falsa, populista, genética, non sequitur, en general (todas aquellas en que
la conclusión no se sigue de las premisas).
7. Han de contemplarse todas las posibles premisas o al menos reflejar
consciencia de su incompletitud.
8. Se han de tener en cuenta también para la identificación de premisas aquellas
cuestiones relacionadas que también son pertinentes y no son obvias a primera
vista.

A continuación se enuncian criterios específicos de cada uno de los tipos principales de


premisas (datos y garantías).

Datos
Criterios primarios destacables: relevancia, imparcialidad, precisión.

Criterios específicos:
1. Los datos relevantes han de recogerse y evaluarse usando ideas abstractas
para interpretarla de forma efectiva.
2. Debe verificarse la precisión de los datos.
3. Se debe distinguir entre los distintos tipos de datos disponibles: hechos,
información, experiencias, investigaciones, evidencias…
4. El análisis e interpretación de los datos han ser críticos, asumiendo que
muchas veces hay una realidad distinta de cómo se presenta.
5. Se debe expresar con precisión la medida de la ignorancia de posibles datos
relevantes para la cuestión, y saber detectar cuándo los datos disponibles
resultan insuficientes y/o conflictivos para poder responder a una cuestión.
6. Debe exhibirse tolerancia ante la ambigüedad, saber manejar datos confusos y
sacar conclusiones útiles para la argumentación a partir de ellos.
7. Se deben buscar activamente datos en contra de la opinión personal o
conclusión a priori más probable.
8. Cuando los datos no ofrecen apoyo suficiente a una conclusión surgen falacias
como la afirmación gratuita, la generalización precipitada o la falsa causa.

Garantías
Criterios primarios destacables: justificabilidad

Criterios específicos:
1. Todas las garantías base de una argumentación se han de hacer conscientes; se
deben enunciar las que no resulten obvias y evaluar la justificación de las que
sean de dudosa aceptación. Si se usan supuestos cuestionables deben tratarse los
problemas a ellos inherentes.
2. Para cada garantía explícita en la argumentación, ha de quedar claro de qué
tipo de garantía de se trata: evidencia, principio …
3. Se han de distinguir claramente los supuestos razonables y justificables, dadas
la situación y la evidencia. Deben distinguirse los de común aceptación de los
que proceden de la propia perspectiva y experiencia.
4. El egocentrismo consiste en la tendencia humana a ver todo en el mundo en
relación con uno mismo y, el sociocentrismo, con la tendencia a ver todo en el
mundo en relación al grupo a que se pertenece (familia, grupo de compañeros,
clubes, grupos religiosos, países…). Tienen como efectos observar al mundo en
función de cómo sirve al individuo o al grupo, y la rigidez de pensamiento, la
pretensión de mantener las propias creencias tanto irracionales como racionales.
Como protección ante las tendencias egocéntricas, se ha de prestar especial
cuidado en identificar las propias creencias falsas, ideas equivocadas, prejuicios,
ilusiones, mitos, tendencias y distorsiones… Como protección ante las
tendencias sociocéntricas y de conformismo con los estándares de grupo, se
deben cuestionar las reglas sociales, tabúes convenciones, estereotipos,
imágenes comunes…
5. Se debe asimismo cuestionar si una verdad es tal o ha sido establecida a
fuerza de propaganda, penetrar a través de máscaras y fachadas.
6. Las garantías basadas en conocimientos personales han de cuestionarse,
suspendiéndose los juicios emitidos acerca de asuntos que se desconocen. Sólo
se debe opinar en relación al grado de pericia que se posea en el tema (si bien la
propia pericia bien acreditada no puede valer como argumento en sí, puede
servir para aportar experiencias a favor de los argumentos).
7. La firmeza en la exposición de fuertes convicciones personales, cuando sea
pertinente, no contradice la apertura de mente, la flexibilidad frente a la rigidez
de fanatismos (convicción de que nuestras creencias son absolutamente ciertas)
o dogmatisnos (apego a unas creencias supuestamente establecidas por una
autoridad no discutible y que por tanto finales y fijas no sometibles a
razonamiento adicional). En definitiva, se ha de valorar en su justa medida la
solidez de las ideas.
8. No se debe dudar en disentir abiertamente del punto de vista principal siempre
que la razón y la evidencia lo requiera. No se ha de suponer que los puntos de
vista dominantes son verdaderos y los discrepantes falsos, pero tampoco ha de
suponerse lo inverso.
9. Debe cuidarse en no caer en el escepticismo excesivo que consiste en afirmar
que ningún conocimiento es realmente cierto. Ciertas ideas tienen el rango de
conocimiento y no de opiniones cuestionables. Tampoco en el relativismo que
consiste en considerar cualquier opinión igualmente aceptable y cualquier
conocimiento igualmente cierto.

2.2.4 Perspectivas
Principio básico: Para razonar bien, deben identificarse aquellos puntos de vista
relevantes para el asunto y adoptarlos con empatía.

Criterios primarios destacables: flexibilidad, imparcialidad, claridad, amplitud,


relevancia.

Criterios específicos:
1. Antes de exponer las premisas de una argumentación ha de caracterizarse la
perspectiva adoptada: desde dónde se mira, cómo se ve, qué cosas se ignoran.
2. Desde la consciencia de que la perspectiva personal es única, dependiente de
innumerables factores y no elegida, se han de reconocer las diversas fuentes
potenciales del propio punto de vista y de los puntos de vista alternativos:
tiempo, cultura, religión, género, disciplina, profesión, compañeros, interés
económico, estado emocional, rol social, edad…, y reflexionar sobre el modo en
que condicionan la argumentación.
3. Se debe reconocer que existe algo de verdad en los puntos de vista que no son
los propios, y que el valor del punto de vista es independiente de su popularidad,
evitar el error de considerar el propio punto de vista como el único, o como el
único en su totalidad verdadero, correcto o enriquecedor.
4. Debe mostrarse un claro entendimiento de los diferentes puntos de vista
pertinentes a la cuestión que están considerando.
5. Debe buscarse una visión global de perspectiva amplia, el modo más flexible
y sin prejuicios de ver las cuestiones, evitando una mentalidad sociocéntrica y
egocéntrica.
6. En caso de existir perspectivas incompatibles, la argumentación debe
plantearse desde perspectivas alternativas de una manera imparcial y sin
prejuicios, considerándose puntos de vista que pudieran conducir a conclusiones
alternativas y realizando una crítica comparativa.

2.2.5 Marco conceptual


Principio básico: El razonamiento solamente puede ser tan claro, relevante, realista y
profundo como los conceptos que lo forman.

Criterios primarios destacables: claridad, relevancia, profundidad, exactitud.

Criterios específicos:
1. Se ha de tener consciencia y comprensión profunda de los conceptos clave
utilizados en una argumentación, seleccionarlos convenientemente, clarificar y
precisar su significado frente al de otros conceptos cercanos, y verificar la
aceptabilidad de los supuestos en ellos implícitos.
2. Los usos especiales e inusuales de los conceptos utilizados, que difieren de las
definiciones y comprensiones fundamentales acordadas, deben clarificarse
adecuadamente.
3. Se debe evitar el recurso común de asumir para los conceptos el tipo de
definición que mejor sirve a las conclusiones buscadas, en ocasiones mediante
tácticas manipulativas como la redefinición o reclasificación, el eufemismo, la
degradación o distorsión del nombre y su elusión.

2.2.6 Razonamiento
Principio básico: El razonamiento es solamente tan sólido como las inferencias que
realiza.

Criterios primarios destacables: claridad, lógica, justificabilidad, profundidad,


coherencia.

Criterios específicos:
1. Se ha de tener un claro entendimiento de las inferencias que se realizan y
comprobar su validez en función del esquema de razonamiento utilizado.
2. Se deben evitar las conexiones ilógicas, los razonamientos simplistas, y los
razonamientos fragmentados donde se saltan pasos esenciales o que no siguen
un hilo claro, ajustarse en lo esencial al modelo de argumentación que proceda
en función de las cuestiones tratadas.
3. No se debe confundir el razonar con establecer asociaciones no establecidas
por conexiones lógicas, o establecidas por conexiones lógicas irrelevantes, que
alejan de las cuestiones centrales. No se deben perder de vista las cuestiones
objeto de argumentación.

2.2.7 Conclusiones
Principio básico: El razonamiento es solamente tan sólido como las conclusiones a que
llega.

Criterios primarios destacables: claridad, lógica, justificabilidad, profundidad,


coherencia.

Criterios específicos:
1. Todas las conclusiones han de haberse razonado adecuadamente; no se deben
expresar como conclusiones ni preferencias subjetivas ni falacias comunes.
2. Las conclusiones debe matizarse:¿se trata de una conclusión segura, probable,
posible?, ¿se trata de una afirmación tajante o una mera hipótesis?, ¿caben
excepciones?, ¿ha de hacerse alguna salvedad referida a la fiabilidad de los
respaldos o los cambios en las circunstancias?...
3. La convicción de las conclusiones debe estar ajustada a las evidencias de que
se disponga.
4. Debe verificarse la coherencia entre conclusiones.
5. Es aceptable aventurar ciertas conclusiones siempre que se reconozca que se
está razonando por intuición
6. Deben contemplarse todas las posibles consecuencias y sus implicaciones
(distinguiendo claramente entre ambas y aportando respaldos para las últimas);
reconocer las cruciales frente a las que no lo son. Las implicaciones deben
llevarse hasta sus últimas consecuencias pero sin sobregeneralizar, sin
sobrepasar el punto que se pueda sustentar con datos y razonamiento.
7. Es importante proporcionar una buena síntesis de las conclusiones obtenidas.
8. Se deben reconocer las posibles cuestiones abiertas, los nuevos interrogantes
que plantean las propias respuestas.
9. Se debe admitir, si procede, que nuevas evidencias podrían cambiar las
conclusiones. Admitir el carácter provisional y tentativo de las conclusiones no
debe confundirse con el escepticismo o la falta de convicción o confianza en la
validez de la argumentación.
Bibliografía

Elder L., Paul, R., 2002. Foundation for Critical Thinking


http://www.criticalthinking.org/.
García Damborenea R., 2008. Uso de razón.
http://www.usoderazon.com/
Apéndice: Diagramas de argumentos y modelos de
argumentación
(de García Damborenea R., 2008: http://www.usoderazon.com/)
ARGUMENTOS POR ANALOGÍA
ANÁLISIS DE UN ARGUMENTO
ARGUMENTOS DE AUTORIDAD
ARGUMENTOS CAUSALES

ANÁLISIS DE UN ARGUMENTO CONDICIONAL


ARGUMENTO
EX CONTRARIO
ANÁLISIS DE UN DEBATE
ANÁLISIS DEL DILEMA
ANÁLISIS DE UN ARGUMENTO DISYUNTIVO EXCLUYENTE
ARGUMENTOS

DISYUNTIVOS NO EXCLUYENTES
GENERALIZACIONES
ARGUMENTOS DEL SIGNO
ARGUMENTOS
EX SILENTIO

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