ejercitación de las facultades intelectuales, es obvio que el trabajo intelectual que se realiza
en las Logias, a través del tiempo va haciendo que sus integrantes sean compenetrados de
determinados valores humanos que, si bien en parte ya pertenecían al bagaje cultural de
cada individuo al ingresar a la Institución, se han visto reforzados, pulidos y ampliados con el
aporte mutuo del trabajo en Logia, lo que se manifiesta en la inconfundible conducta del
masón, tanto privada como pública y en este sentido, cabe hablar de cultura masónica. La
cultura masónica está al alcance de cualquier persona de bien y con inquietudes que lo
capaciten para integrarse a un movimiento cultural en el que se busca el perfeccionamiento
del individuo por medio del debate de temas filosóficos, políticos, humanistas, etc., en este
sentido la Masonería no está limitada a supergenios o superdotados, los masones somos
hombres de la calle, trabajadores en las más variadas actividades a los que nos caracteriza
nuestro afán de mejoramiento moral, espiritual e intelectual tanto individual como colectivo
Queremos recordar también para finalizar, que el Ara es el lugar en el que efectuamos
nuestros juramentos, como manifestación visible de una energía invisible y trascendente.
Sobre ella, como imagen del centro espiritual, y en lo hondo de nuestro corazón, es que
hemos aceptado nuestros compromisos internos y hemos prometido cumplirlos, llevarlos a
cabo. Esto podría parecer ridículo a aquél que ignorase todo sobre el simbolismo o no
hubiera podido salir verdaderamente del mundo profano. Pero no lo es para los masones, los
que al comprender el símbolo y el rito en el interior de su corazón, los efectivizan, al
vivenciarlos. Por ese motivo es que son tan importantes los gestos rituales, ya que por medio
de ellos se renuevan las posibilidades que contienen, pues expresan con exactitud una
cosmogonía en movimiento, un cosmodrama, aunque se ignore esta circunstancia. Sin
embargo, es obvio comprender que cada vez que pasamos junto al Ara y lo saludamos, no
sólo estamos dando una muestra de respeto al símbolo en cuestión y a todo aquello que
llevamos dicho acerca de lo que él representa, sino que además renovamos ritualmente
nuestros compromisos y promesas masónicas,