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01 DERECHO CIVIL 1

Dr. GIOVANNY RUEDA PERDOMO


CORPORACION GENERAL SANTANDER
1. Nacimiento de las Personas.

La existencia biológica del ser humano comienza con la concepción; pero la personalidad solo se
otorga a los seres humanos que nazcan vivos (Art. 90 C. C.).

La mayoría de los ordenamientos jurídicos actuales han adaptado esta regla general, y solo
excepcionalmente en algunos ordenamiento se establece que la personalidad comienza con la
concepción.

LA PERSONALIDAD en sentido jurídico, se constituye por un conjunto de atributos o cualidades


que se predican de los seres humanos.

El ser humano es persona en cuanto es miembro de un orden jurídico y está gobernado por sus
normas jurídicas; el hombre totalmente aislado de la sociedad es apenas un ser humano, pero no
es persona.

CONDICIONES DEL NACIMIENTO DEL SER HUMANO:

Es necesario precisar las condiciones del nacimiento del ser humano, ya que únicamente los
nacidos vivos gozan de personalidad jurídica.

1.- Para el Código Civil, el nacimiento se verifica cuando el ser humano se ha separado
completamente de su madre (Art. 90 C. C.)

a) No interesa distinguir cómo se realiza la separación del ser humano del vientre materno, pues si
es expulsado mediante parto espontáneo, como si lo es por operación cesárea, o es separado
prematural, se considera nacido para efectos de la personalidad.

b) Se discute en la doctrina si la simple expulsión del ser humano es suficiente para considerarlo
nacido, o si se requiere el rompimiento del cordón umbilical que une el feto al vientre materno.

Para algunos autores, no se requiere que el cordón umbilical haya sido roto, pues consideran
como esencial "los síntomas reveladores de la vida independiente de la madre", para otros en
cambio, el nacimiento solo se verifica cuando el cordón umbilical ha sido roto, pues la ley exige
"separación completa del vientre materno", y tal separación completa no existe antes del
rompimiento del mencionado cordón umbilical.

2.- El ser humano debe haber vivido una vez realizada la separación completa del vientre materno,
"un momento si quiera" (Art. 90 parágrafo 2). No se requiere que pueda continuar viviendo.

Se exige pues, que el ser humano haya nacido vivo, ya que los nacidos muertos no alcanzan a
gozar de personalidad jurídica. Nacen muertos en primer lugar, los que mueren en el vientre
materno; en segundo término, los que perecen antes de estar completamente separados de la
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madre, y finalmente los que no sobreviven a la separación "un momento si quiera" (Art. 90
parágrafo 2)

En consecuencia, cuando alguien pretende que un niño muerto no alcanzó a ser persona por no
haber sobrevivido un momento si quiera a la separación del claustro materno, le corresponde
suministrar la prueba de que murió antes de la separación. En la citada prueba se da grande
importancia a la docimasia respiratoria, es decir, al comienzo de la actividad respiratoria (prueba
de los pulmones), la prueba consiste en determinar si el aire alcanzó a entrar hasta los pulmones,
es decir, si respiró. Esta prueba no excluye la de los testigos.

3.- Finalmente, se exige que el nacido con vida sea un ser humano, requisito hasta cierto punto
superfluo, pues por definición estamos tratando del nacimiento de los seres humanos.

Para Savigny, son seres humanos los que presentan los signos característicos de la humanidad,
apreciables exteriormente, no ha de ser según la frase Romana un monstrum.

Estos signos característicos de humanidad han sido interpretados en el derecho Argentino en el


sentido de que al nacido no le falten los órganos necesarios de un ser humano. Así los acéfalos (sin
cabeza), los acardianos (sin corazón) etc. no gozan de personalidad, pues no se les considera seres
humanos que puedan tener una vida extrauterina autónoma.

El Código de Napoleón exige, para otorgar personalidad, que el ser humano nazca vivo y viable. La
viabilidad se refiere a que el nacido pueda continuar viviendo, es decir, que tenga aptitud para la
vida humana.

En todo caso, es suficiente decir que nuestro código no exige ninguno de los dos requisitos.

Ahora, del vientre de una mujer solo nacen seres humanos; los signos característicos de
humanidad de que habla Savigny, serían un requisito necesario si el vientre de una mujer pudiera
concebir seres con vida distintos de los humanos.

LA CONCEPCIÓN DE LOS SERES HUMANOS:

Si al ser humano se le otorga personalidad, es decir, si se le considera sujeto de derechos solo a


partir del nacimiento, ¿cual es la situación jurídica de los simples concebidos? ¿se les considera
como un simple objeto?

Primera concepción: Los juristas romanos consideraban el feto como un miembro o parte de la
madre, con lo cual se negaba que el feto fuera una cosa. Concepción que en todo caso permitía
dar protección jurídica al concebido.

En efecto el concebido (nasciturus) gozaba de la protección jurídica que se le daba al cuerpo


mismo de su madre, y así podían sancionarse los hechos ilícitos provenientes de cualquier persona
que lesionara o impidiera la gestación normal del concebido.

Segunda concepción: En ciertos casos se asimilaba el concebido al infante ya nacido, con el fin de
otorgarle una personalidad diferente de la personalidad de la madre.
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El Código Civil acoge estas dos concepciones romanísticas, la primera de las cuales se encuentra
consagrada en el artículo 91 del C.C. El juez en consecuencia, tomará a petición de cualquier
persona, o de oficio, las providencias que le parezcan convenientes para proteger la existencia del
no nacido, siempre que crea que de algún modo peligra.

Y la segunda concepción la consagra el artículo 93 del C.C. en donde se asimila la criatura que está
en el vientre materno al infante nacido, con el fin de otorgarle ciertos derechos.

La constitución de 1991 consagró la protección de la mujer en estado de embarazo (art. 43 C.N.);


también la legislación laboral otorga importantes beneficios a la mujer embarazada.

El artículo 343 del Código Penal, castiga con penas severas el aborto.

ANTICIPACIÓN DE LA PERSONALIDAD:

El artículo 93 del C.C. representa una franca excepción a la regla que establece que la personalidad
solo comienza con el nacimiento. Es el caso de Los Hijos Póstumos,que son aquellos cuyo padre
muere estando simplemente concebidos; tienen derecho a recibir la porción hereditaria que les
correspondería si hubiesen nacido antes de la muerte del padre.

La ley llama a heredar al hijo póstumo bajo la condición de que nazca con vida.

Si no alcanza el concebido a ser persona, es decir, ha nacer con vida, se reputará no haber existido
(como persona) jamás; si alcanza a nacer con vida, entrará el recién nacido en el goce de dichos
derechos, como si hubiese existido al tiempo en que se defirieron, o sea, el día de la muerte del
padre.

El póstumo hereda directamente a su padre o lo representa.

La primera hipótesis se da en este caso: muere el padre y deja un hijo nacido y uno concebido. Así
los bienes del padre se dividen en dos porciones: una que recoge el nacido y otra que le
corresponderá al concebido si nace con vida; si no nace con vida, todos los bienes los recogerá el
otro hijo. La segunda hipótesis, osea, la representación, puede darse en la sucesión de los
hermanos, como cuando un hermano es el único heredero y muere antes del causante, pero deja
un hijo nacido y otro concebido; en este caso el artículo 1043 del C.C. permite que los hijos
representen a sus padres.

Ahora bien, el concebido puede representar a su padre en caso de nacer con vida; si nace muerto,
solo el hijo no póstumo ejercerá todos los derechos por representación.

El artículo 1019 parágrafo 3 del Código Civil autoriza las asignaciones a personas que al tiempo de
abrirse la sucesión no existen, pero se espera que existan. Es el caso de el legado dejado al primer
hijo de determinado matrimonio; ese legado valdrá y lo recogerá el primer hijo que nazca con
vida, aunque no estuviera concebido al abrirse la sucesión del causante y caducará si pasa el
tiempo indicado por el artículo, es decir, a los treinta años. Con la Ley 50 de 1936 se acortó dicho
término a veinte años, pero a partir de la Ley 791 del 27 de diciembre de 2002 las prescripciones
veintiarias del Código Civil se redujeron a diez años.
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Concluyendo lo anterior, se dice que la personalidad del ser humano comienza con el nacimiento,
pero tal principio tienen una importante excepción en relación con los hijos póstumos ya que
estos se les considera como personas inclusive antes de su nacimiento.

DURACIÓN DE LA GESTACIÓN DEL SER HUMANO:

Entre la concepción del ser humano y su nacimiento transcurre determinado tiempo. Nuestro
Código Civil en su artículo 92, presume de derecho que la concepción precede al nacimiento no
menos de 180 días y no mas de 300 días, lo que indica que la gestación de un ser humano en el
vientre materno oscila entre un mínimo y un máximo.

La presunción de derecho no admite prueba en contrario (artículo 66 parágrafo 4 del Código Civil).

En consecuencia, si se aplica de manera exegética esta norma, no podría reconocerse por un juez
que determinada gestación humana sobre pasó los 300 días o no alcanzó el mínimo de 180 días,
aún cuando los conocimientos actuales de la biología y otras ciencias médicas han acreditado que
los términos del artículo 92 no corresponden a la realidad científica; por esta razón debe
entenderse que se trata de una presunción simple o legal o relativa. En este mismo sentido se
pronunció la Corte Constitucional mediante sentencia C-004 del 22 de enero de 1998.

Entonces los jueces pueden dejar de aplicar esta presunción, si existe la plena prueba de una
duración mayor o menor de la gestación, tal y como lo consideró la Corte Constitucional en dicha
sentencia.

En el curso del siglo XX, las ciencias médicas se han preocupado por esta cuestión, para lo cual
dispone de métodos mas seguros y perfeccionados que aquellos con que contaron los antiguos.
Las conclusiones son claras: ha habido gestaciones del ser humano que han superado amplia
mente el término de 300 días y gestiones que no han alcanzado el mínimo de 180 días.

A lo expuesto debe agregarse que la moderna ginecología dispone hoy de procedimientos para
adelantar o retrasar el parto "dentro de márgenes bastantes considerables", sin peligro para la
madre ni para el hijo.

En efecto, por motivos médicos puede posponerse el parto a fin de que el nuevo ser nazca en las
mejores condiciones posibles; de aquí que quien normalmente debía nacer a los 290 días, puede
nacer a los 305 días o más. Igualmente se cuentan ahora con los recursos de incubadoras, en
donde se coloca al niño que no ha terminado normalmente su gestación en el vientre materno, es
decir, antes de cumplir los 180 días de fecundación, hoy día pueden llegar a nacer con vida y vivir.

APLICACIONES DE LA PRESUNCIÓN DEL ARTÍCULO 92 DEL CÓDIGO CIVIL:

Deben mencionarse las siguientes:

1.- En relación con los hijos póstumos, no se permitirá que se atribuya al padre muerto un hijo
nacido después de 300 días de ocurrido el deceso.
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2.- Tampoco se aplica la presunción de paternidad al nacido una vez transcurridos 300 días
después de la disolución del matrimonio por nulidad o divorcio (artículo 220 del Código Civil)

3.- El artículo 214 del Código Civil establece que "el hijo que nace después de expirados los 180
días subsiguientes al matrimonio, se reputa concebido en él y tiene por padre al marido.

4.- No puede decretarse la paternidad extramatrimonial de hijos nacidos después de 300 días
posteriores a aquel en que cesaron las relaciones sexuales de la madre con el presunto padre, ni
de los nacidos antes de cumplirse los 180 días contados desde aquel en que comenzaron tales
relaciones (Ley 75 de 1968 artículo 6 ordinal 6)

5.- Tampoco decretaran los jueces la paternidad extramatrimonial en relación con el hombre que
violentó, raptó o sedujo a una mujer, si el nacimiento se produce luego de transcurridos 300 días a
partir de aquel en que se realizó la violencia, rapto o seducción, suponiendo desde luego que no
hubo relaciones sexuales en el tiempo intermedio (Ley 75 de 1998, artículo 6 ordinal 1 y 2).

Todo lo anterior se aplica a menos que exista prueba biológica que determine la paternidad o al
menos que el supuesto padre lo haya reconocido como suyo por hechos positivos (trato, ayuda,
etc.).

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