ISBN: 978-607-9136-78-9
Prefacio......................................................................................... 7
Introducción................................................................................. 11
Metodología de la ingeniería
en comunicación social............................................................... 45
Apuntes generales sobre su programa
metodológico: el diagnóstico, el diseño
de la intervención social y la aplicación
técnica de la intervención
Jesús Galindo Cáceres
La teoría fundamentada:
Una aplicación práctica................................................................81
David Oseguera Parra
7
Prefacio
8
Cicilia M. Krohling Peruzzo
9
Prefacio
10
Introducción
11
Introducción
12
Ma. Guadalupe Chávez Méndez / Karla Y. Covarrubias Cuéllar
13
Introducción
14
Ma. Guadalupe Chávez Méndez / Karla Y. Covarrubias Cuéllar
15
El desarrollo de cibercultura
en proyectos de conocimiento:
hacia una comunidad emergente
de investigación1
Introducción
1
Una primera versión de este texto apareció en Cremona (Coord., 2007).
17
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
18
Jorge A. González Sánchez
Figura 1
Cuatro condiciones de la investigación
Objetivos
Tiempos
Recursos Equipo
19
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
2
La imposición de agrupación forzada e impuesta desde arriba para orga-
nizarse en cuerpos académicos en medio de una estructura que privilegia
la competencia por estímulos individuales ha generado más ficciones
burocráticas en la primera y peiperismo productivista por la otra, sin
embargo esto parece no haber sido la solución, como plantea Acosta
(2006): “El trabajo científico y el trabajo académico suelen ser producto
de asociaciones libres entre individuos que comparten intereses comu-
nes en torno a objetos disciplinares específicos. Resultado de ello es la
aparición de grupos de investigación científica que ‘irradian’ actividades
como la docencia o la difusión entorno a sus trabajos y conocimientos.
El problema para el caso mexicano es que en buena parte de nuestras
universidades, el origen es la docencia y la formación profesional, no
la ciencia, lo que ha dado como resultado configuraciones académicas
muy diversas, pero generalmente alejadas del prototipo europeo o
norteamericano que dio lugar a los cuerpos científicos o académicos
que forman la base pesada de los modelos de Research Universities que
parecen estar en el fondo del modelo de cuerpos académicos que se ha
pretendido imponer en México”.
3
Cfr. González (2008).
20
Jorge A. González Sánchez
Formas y contenidos
Partamos de un importante supuesto:
Las formas sociales en que nos organizamos para generar co-
nocimiento quedan inscritas en el producto mismo del cono-
cimiento. Estas formas son componentes preconstruidos so-
bre la manera y el sentido común de cómo organizarse, las
cuales se originan en la experiencia y la trayectoria de vida de
cada uno de los elementos participantes.
Si no las intervenimos, es decir, si no hacemos nada
respecto a su transformación, esas formas de organización en
nuestra vida cotidiana, salvo casos particulares, suelen ser im-
perceptiblemente verticales, heterónomas y con diversos gra-
21
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
22
Jorge A. González Sánchez
4
Por ejemplo, la críptica e inexpugnable experiencia de lectura y apropia-
ción frustrada o fragmentaria de textos académicos por el gran público.
5
Cfr. Cirese, A. (1984).
6
Cfr. De Souza Silva (2012).
7
Cfr. Salomon (1997) y Cole (1995, 25-54); así como la obra colectiva de
Wertsch, et al. (1997).
23
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
Estimulación básica
Técnicamente consiste en lograr la expansión de la Zona de
Desarrollo Próximo (ZDP)8 de cada uno de los participantes y
del colectivo mismo. Dentro de su propia especificidad o dis-
ciplina, cada elemento relacionado del conjunto aumenta el
rango de problemas que puede resolver con ayuda de la expe-
riencia de los demás.
Una vez asumido e iniciado este ciclo de estimulación,
el proceso se vuelve permanente y si se logra la constitución
activa del nodo,9 cualquier incremento de la ZDP de cualquie-
ra de los elementos, redunda en la mejora de la capacidad co-
lectiva para resolver problemas conocidos e inéditos.
El grupo en formación incrementa sensiblemente su
capacidad de diferenciación e integración de los objetos y las
experiencias registrables; aumenta sus niveles de capacidad
para la generación, almacenamiento y procesamiento de in-
formación, así como también su destreza para establecer re-
laciones de segundo orden entre diferentes niveles de fenó-
menos.10
Para que la ayuda de los demás pueda ser integrada en
este proceso expansivo de la capacidad cognoscitiva de cada
miembro del grupo, se requiere asumir y aumentar conscien-
temente la intensidad y calidad de las relaciones que confor-
man la estructura del grupo.
8
Cfr. Vygotski (1993 y 2007).
9
Un nodo es una totalidad orgánica interconectada que opera como
subsistema en una red abierta.
10
El efecto de conocimiento sólo se puede lograr cuando se pasa de las
relaciones intra-objetuales (determinación de las características y las
propiedades) a las inter-objetuales (las relaciones y estructuras mediante
las que comprendemos dichas especificidades) y de ahí a las relaciones
trans-objetuales, es decir, cuando se construye la posibilidad de estable-
cer relaciones de relaciones (esclarecer los procesos) con la información
generada. Cfr. Piaget y García (1982), y García (2000).
24
Jorge A. González Sánchez
Conectividad creciente
De las diversas discusiones disciplinarias contemporáneas so-
bre sistemas complejos, tomamos el término conectividad
para designar la construcción, mantenimiento y expansión
de los vínculos entre todos los elementos estimulados de un
sistema concreto. Justo como funcionan las redes neuronales,
y en otra escala los ecosistemas;11 su factor constructivo es el
incremento de la densidad de los contactos que ligan a cada
participante con los otros, frente a un elenco de situaciones
por resolver.
La conectividad de un grupo aumenta cuando se incre-
menta el número y la calidad de las relaciones, así como las
interacciones significativas entre sus miembros. La conectivi-
dad se hace más densa cuando las relaciones entre ellos son
de ida y vuelta, dialógicas.
Todas las relaciones unidireccionales desarrollan, des-
de luego, algún tipo de conectividad; sin embargo, ésta es me-
nos densa y por lo mismo más débil frente a perturbaciones
intensas. Esta cualidad hace energéticamente muy costoso el
mantenimiento del sistema.
El efecto de configuración de una red opera de forma
positiva cuando adquiere propiedades que no derivan de la
suma de los elementos. En ese momento, comenzamos a te-
ner un nodo, es decir, un sistema integrado y abierto con ma-
yor resiliencia para reconfigurarse creativamente, es decir,
más inteligentemente frente a obstáculos o situaciones inédi-
tas.
Mientras mayor es la conectividad que se genera en un
equipo cuyos miembros permanecen en un proceso de esti-
mulación constante, menos se requiere la presencia de un po-
der externo que in-forme al grupo. Por el contrario, mientras
menor sea la conectividad y la estimulación, ese mismo equi-
po estará pidiendo a voces la presencia de un poder externo
25
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
que les marque una línea, los configure y los mantenga uni-
dos. Por esta razón, mantener un equipo dentro de una forma
aferente o unidireccional, reduce al mínimo la retroalimen-
tación, y con ello subutiliza o cancela el uso no definido pre-
viamente de la inteligencia potencial de los elementos que lo
constituyen. Gran parte de la vida social acontece en estos en-
tornos más controlados y sordos, o por lo menos muy lentos
para procesar perturbaciones no definidas con anterioridad.
Un equipo así es, además de predecible y obediente,
muy cómodo para darle órdenes y evaluar su estricto cumpli-
miento. Sin embargo, toda la ventaja de tener un mando único
frente a una tarea compleja se convierte de inmediato en de-
bilidad, precisamente porque su conectividad es poco densa.
Cualquier falla en el circuito aferente de la información
puede generar un colapso o una solución inadecuada.
Quizá para una clase particular de problemas a resol-
ver, ésta pueda ser una estructura eficiente, pero cuando en-
frentamos la necesidad de construir un equipo de investiga-
ción cuya primera tarea sea “investigar qué es lo que hay que
investigar” —como bien enseña García (2000)— la forma so-
cial de una estructura con alta densidad y horizontalmente
distribuida, como nos indica la operación del sistema nervio-
so de los mamíferos superiores y los bio-ecosistemas, parece
ser evolutivamente más exitosa.
Por la densidad de sus vínculos, esta forma de organi-
zación resulta mucho más flexible y adaptable frente a un ran-
go mayor de problemas y retos; asimismo, hace posible que
las diferentes potencialidades presentes en la relación del gru-
po logren establecer acuerdos comunes.
Consistencia expansiva
El tercer momento del proceso de construcción de una red in-
teligente para hacer investigación se genera cuando el grupo
se propone conscientemente la tarea de integrar creativamen-
te las diferencias que constituyen su propia fuerza. La identi-
26
Jorge A. González Sánchez
Cultura de comunicación
Para desarrollar la cultura de comunicación del grupo, es de-
cir, aumentar la capacidad para coordinar acciones colectivas,
en paralelo a estos tres momentos del proceso de construc-
ción de la red inteligente, hemos encontrado que se necesitan
diseñar y establecer tres modalidades de intervención cons-
ciente sobre la forma social de organización del grupo.
Este aspecto es crucial pues requiere intervenir la for-
ma de organizarse para:
• Suscitar las diferencias, a partir del reconocimiento y
explicitación de las diversas potencialidades y caren-
cias de cada uno de los componentes. Esto implica lu-
char activa y reflexivamente contra una fuerte doxa que
convierte toda diferencia en desigualdad, la cual debe
ser unificada, reducida o, bien, eliminada sin más. Una
27
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
De la conceptualización a la experiencia
Hasta aquí me detengo con algunos de los elementos del len-
guaje conceptual que hubo que poner en operación para con-
formar, a partir de un conjunto de personas, un equipo de in-
vestigación y aspirar a generar una comunidad emergente de
investigación.
13
Tik es un sufijo mayense que significa “nosotros”. Cfr. Lenkersdorf (1999,
77 y sigs.).
28
Jorge A. González Sánchez
29
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
30
Jorge A. González Sánchez
31
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
La estrategia de construcción
de una red inteligente
Lo primero en este proceso de volvernos grupo era plantear
las bases de una estructura, tanto individual como colectiva,
de escucha autodeterminante.
A diferencia de las formas de expresión de la ciencia
que estudia los procesos de la naturaleza (física, química, bio-
logía), dentro del dominio de las ciencias que dan cuenta de
los fenómenos y procesos humanos y sociales (como la socio-
logía o antropología) el arte de la exuberancia discursiva suele
ser extremadamente socorrido. Esa característica, a pesar de
ser o parecer discursivamente impecable, no nos ha resulta-
do la más adecuada para conformar equipos de investigación.
Por ello, hay que entender que investigamos para co-
municar y en ese sentido si descubrimos algo es para mos-
trarlo a los demás, y si logramos entender algo, entonces po-
demos explicarlo a otros. Para este fin, al menos para efectos
del entrenamiento del equipo, esta verborrea no es la más
aconsejable; por el contrario, hay que practicar y aprender co-
lectivamente una forma de expresión de las ideas que en la
búsqueda de la mínima expresión significante pudiera facili-
tar el diálogo crítico y riguroso. Y así, comienza cada partici-
pante, por distinguir el tipo de trabajo que tiene que realizar.
Dentro de la lógica de los procesos permanentes de es-
timulación, conectividad y consistencia antes expuesta, había
que imaginar y discutir un problema práctico; es decir, una si-
tuación del mundo que acarrea costos y consecuencias igual-
mente mundanas que no queremos seguir pagando. En la di-
mensión de los costos de dicho problema estriba la relevancia
del mismo.17
17
La propuesta de trabajar explícitamente con estas categorías viene de
Booth, Colomb y Williams (2003). Hay una traducción al castellano de la
primera edición con el ingente y mercadotécnico título Cómo convertirse
en un hábil investigador. Barcelona, Gedisa, 2001.
32
Jorge A. González Sánchez
33
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
Figura 2
Proceso de investigación
Respuesta Pregunta
de investigación de investigación
Problema
de investigación
encuentra una define un
Fuente: Booth, Colomb y Williams (2003).
19
Cfr. Booth, Colomb y Williams (2003, 58).
34
Jorge A. González Sánchez
35
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
21
González, Amozurrutia y Maass (2007, 335-336).
22
A saber: Área de interés, tópico o tema, problema práctico, pregunta de
investigación y problema de investigación.
36
Jorge A. González Sánchez
37
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
Figura 3
Cuatro sistemas presentes en la actividad de investigación
SIG
SIS
SIE OE SIC
38
Jorge A. González Sánchez
Bourdieu (2001).
23
García (2000).
24
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El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
40
Jorge A. González Sánchez
41
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
42
Jorge A. González Sánchez
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43
El desarrollo de cibercultura en proyectos de conocimiento...
44
Metodología de la ingeniería
en comunicación social
Introducción
45
Metodología de la ingeniería en comunicación social
En la cuarta parte se presenta el tránsito que parte del
diagnóstico de problemas al diseño de soluciones. Y la segun-
da etapa general del programa metodológico de la ingeniería
en comunicación social trae consigo la figura de la interven-
ción como un ejercicio que parte de un buen diagnóstico, que
posee su propio y complejo campo problemático de la deci-
sión sobre dónde, cuándo y por qué intervenir.
La quinta parte presenta la tercera etapa del programa
metodológico, que va del diseño de la intervención a la aplica-
ción técnica. Se presentan, además, algunos elementos de la
figura técnica de organización, construcción y creación social;
es decir, la aplicación técnica de la intervención. Finalmente
se exploran y discuten las complejas relaciones entre la inge-
niería, la moral y la política.
El proyecto Ingeniería en comunicación social se inició
oficialmente en enero de 2009 en la Universidad Interconti-
nental (UIC), dentro del programa perteneciente al posgrado
en comunicación, y continúa en el año 2010 en la Beneméri-
ta Universidad Autónoma de Puebla, dentro del proyecto Altos
estudios en Comunicación Estratégica. El antecedente dentro
de la propia UIC es, por una parte, el trabajo de Jesús Galin-
do: “Ingeniería social en formación de academias de investi-
gación”, de los años 1996 y 1997 en la Escuela de Comunica-
ción; y por otra, el trabajo de Norma Macías y Diana Cardona,
a partir de la propuesta de Jesús Galindo, sobre la figura cons-
tructiva de la comunicometodología.
En otro contexto, la ingeniería en comunicación social
tiene antecedentes diversos, sobre todo la propuesta: “Inge-
niería social para configurar estrategias de atención a las cul-
turas populares urbanas” (2001). En los últimos años han apa-
recido textos sobre ingeniería en comunicación socialpara los
proyectos: Deporte y ciudadanización, así como el de Gestión y
promoción cultural de una cultura ciudadana.
Se trata de ensayar una síntesis metodológica sobre la
trayectoria de estos últimos años, a partir de los dos proyectos
mencionados —cerrados en una primera etapa— y de otros
46
Jesús Galindo Cáceres
tres más en desarrollo: Cibercultura y servicios de redes sociales
en el ciberespacio, Comuniconomía de las relaciones familiares e
Ingeniería en comunicación social y comunicación estratégica. Así
pues, en las próximas páginas se presentará un apunte metodo-
lógico de cómo operar un modelo general de ingeniería en co-
municación socialcon algunas de sus variantes.
47
Metodología de la ingeniería en comunicación social
Entre más cosas seamos capaces de observar y dar
cuenta de ellas, más poderosa será nuestra mente en el jue-
go de la relación entre sistema bío-psíquico-social y entorno.
La ciencia nos ayuda a observar al mundo, pero también nos
ayuda a observar cómo lo observamos. Hay muchos tipos po-
sibles de observación, algunos los encontramos en formas
culturales diversas, otros los ha sintetizado la ciencia y su re-
flexión constructiva, otros más nos esperan en el camino de
nuestro desarrollo como seres que observan y se observan ob-
servando.
La información y la observación van de la mano, la in-
formación es el objeto de pensamiento en que la observación
científica se concentra. De ahí se distinguen otras operaciones
tales como el registro, la descripción, sistematización, análi-
sis, organización y la síntesis en conocimiento de lo observa-
do. Ésta es una configuración de operaciones sobre las cuales
se construye un programa metodológico que inicia su cami-
no observando algo, y lo culmina sintetizando el conocimien-
to sobre eso.
El método, la metodología y la tecnología de investiga-
ción trabajan sobre información observada. La cultura de in-
vestigación se compone de las formas en que configuramos
nuestra operación básica de la observación para sintetizar co-
nocimiento, sentido enriquecido sobre algo, lo cual siempre
es una configuración que parte del mundo de la acción y re-
gresa allí mismo con más recursos y conocimientos. Éste es el
punto clave del discurso que asocia a la ciencia con la ingenie-
ría, y por tanto, a la ciencia de lo social y a la ingeniería de lo
social, a la ciencia de la comunicación social y a la ingeniería
en comunicación social.
El propósito de la ingeniería en comunicación social
parte de la misma figura sencilla de Piaget y su psicogénesis,
en un proyecto que apunta hacia una sociogenética de la co-
municación social. Vivimos en configuraciones sociales que
pueden ser descritas y entendidas desde un espacio concep-
tual de la comunicación; desde esta perspectiva somos confi-
48
Jesús Galindo Cáceres
guraciones de comunicación social y a través de ellas convi-
vimos, nos asociamos, luchamos, colaboramos, competimos,
construimos y destruimos. Es posible, entonces, un proyecto y
un programa de trabajo científico que permita observar cómo
sucede esto, con todas sus implicaciones y variaciones. Si esto
es posible, gracias a una propuesta científica sobre la comuni-
cación social: la comunicología, también es posible aprender
de este sentido enriquecido para hacer lo mismo con la ven-
taja del conocimiento sobre ello, o intervenirlo para modificar
lo que hacemos, y así obtener en ello ventajas de diversos ti-
pos, lo cual representa el espacio constructivo de una ingenie-
ría en comunicación social.
En este apunte aparecen dos componentes que requie-
ren un comentario más por el momento: uno es la matriz
que permite entender a la vida social como comunicación,
desde la comunicación, construida como figura de comunica-
ción; mientras que el otro componente permite pretender ha-
cer algo con dicho conocimiento. En un caso estamos ante la
pregunta por la posibilidad y la intención constructiva de una
ciencia de la comunicación: la comunicología; y en el segun-
do, estamos ante la pregunta por la posibilidad y la intención
constructiva de una ingeniería social desde la comunicación:
la ingeniería en comunicación social.
La comunicación es concepto y objeto, pero también
es una cosmología. Es decir, resulta posible estudiar diversos
asuntos desde el punto de vista de un concepto de comunica-
ción, se pueden estudiar algunos asuntos como objetos de co-
municación y también es posible percibir todo desde una lógi-
ca (nombrada comunicológica). En el caso de la comunicación
objeto, tenemos una historia de buena parte del siglo veinte
que muestra el interés en esta perspectiva, por ejemplo, los
estudios sobre los llamados medios masivos de comunicación
o los estudios sobre aquello denominado comunicación inter-
personal. La sistematización del conocimiento sintetizado, en
este sentido, es una tarea posible y actual.
49
Metodología de la ingeniería en comunicación social
Por otro lado está la veta propiamente comunicológica.
La pregunta es si resulta posible percibir un ámbito de fenó-
menos y asuntos desde una perspectiva de la comunicación.
La respuesta es: sí. La cibernética y la semiótica tienen ensa-
yos en ese sentido. La comunicación se convierte entonces en
un punto de vista constructivo, por ejemplo de todo lo que tie-
ne que ver con figuras de simbiosis, semiosis, intercambio, in-
teracción y complejidad. Por otra parte, se puede llegar a un
nivel de teoría general que permita construir todo fenómeno
posible desde un espacio conceptual de comunicación, cuyo
nivel de abstracción permita un gradiente hacia la concreción
de diversos estamentos de configuración fenoménica relati-
vos a la comunicación.
Así, es posible que la psicología, la química o la socio-
logía, estudien asuntos de comunicación y se analicen des-
de sus respectivos puntos de vista. También pueden aparecer
ciertas teorizaciones de la comunicación que permitan obser-
var y entender todo lo que sucede en cierto ámbito de configu-
ración desde algún punto de vista de la comunicación, como
en ciertas perspectivas cibernéticas o semióticas. Igualmen-
te, es posible construir una epistemología de la comunicación
desde la cual todo fenómeno pueda ser entendido como asun-
to pertinente de un esquema general constructivo de la comu-
nicación, como es el caso de la comunicología.
Desde este espacio de posibilidades, existen diversas
ingenierías en comunicación social también posibles. Así, por
ejemplo, los estudios sobre efectos de los medios de difusión
masiva tienen una parte que permite conocer algo o mucho
de cómo ciertos medios impactan en sus públicos y audien-
cias, pero al mismo tiempo permiten conocer qué es lo que
hace falta hacer para tener más y mejor efecto.
Los estudios sobre efectos de los medios son ciencia
y al mismo tiempo parte de una ingeniería en comunicación
masiva, proveen de información y conocimiento para que los
medios sean más eficaces en sus propósitos, como en el caso
de la publicidad y la propaganda, o de la industria del entre-
50
Jesús Galindo Cáceres
tenimiento. Pero también, proponen información y conoci-
miento para que los públicos y audiencias hagan algo con los
medios además de lo que éstos se proponen, como los ensa-
yos de trabajo en la construcción de audiencias críticas y acti-
vas. La ciencia de los estudios de efectos de la comunicación
masiva tiene elementos para una ingeniería en comunicación
masiva con diversos énfasis y aspectos. El cómo pueden suce-
der es el tema de la ingeniería en comunicación social de este
ámbito de estudios.
Por otra parte está la comunicología social, que observa
todo fenómeno social desde una perspectiva sistémica y cons-
tructivista. Aquí se ensaya incluir a todo tipo de conocimien-
to sobre la comunicación en cualquier sentido, y todo tipo de
conocimiento sobre lo social en cualquier sentido, ordenada
y organizadamente desde una perspectiva constructiva de lo
social en un concepto sistémico de la comunicación. Por tan-
to, una ingeniería en comunicación social, armada desde esta
perspectiva, puede intervenir en cualquier configuración de lo
social desde una perspectiva de comunicación. Esto supone
un trabajo en diversos niveles de aquello que es conceptual-
mente comunicación social, y una labor, en distintas magni-
tudes, sobre lo que es técnicamente (desde un punto de vista
constructivo) la comunicación social, para poder operar en la
praxis de una propuesta de ingeniería social.
El proyecto Ingeniería en comunicación social tiene
como requerimientos básicos el trabajo conceptual y técnico
constructivo con la comunicación social. Por una parte, el de-
sarrollo de una ciencia de la comunicación necesaria; y por
el otro, el impulso de una ingeniería que necesita desarrollo
científico, pero también la precisión sobre cuáles son las téc-
nicas operativas de construcción, creación y administración
de la comunicación.
Las pautas de observación permiten metodológicamen-
te llegar a la síntesis de un conocimiento sobre la vida social,
conformado por el espacio conceptual de la comunicación;
así como las formas concretas que hasta hoy han sido sinteti-
51
Metodología de la ingeniería en comunicación social
zadas para construir la vida social desde la perspectiva de la
comunicación, así como los programas metodológicos para
sintetizar nuevas y mejores formas técnicas de configuración
de la vida social desde la comunicación. De un lado yacen la
teoría y los conceptos y del otro las técnicas y las operacio-
nes concretas.
52
Jesús Galindo Cáceres
sión–Encuesta estadística–Grupos focales. Hay algunos otros
que también tienen un cierto prestigio y aprobación genera-
lizada, como la secuencia Entrevista en profundidad–Etnogra-
fía–Entrevista a profundidad, o la de Historiografía–Historia de
vida–Entrevista en profundidad. Y hay otras secuencias, algu-
nas que se han repetido de investigación en investigación, de
investigador en investigador y otras que sólo han sido aplica-
das en alguna ocasión y esperan ser probadas una vez más
para mostrar su eficiencia. Las ciencias sociales se construyen
sobre la operación de estos programas metodológicos.
En el caso de la ingeniería social, el programa metodo-
lógico general de la ingeniería también tiene una versión pro-
pia. La secuencia general del programa metodológico de la
ingeniería Diagnóstico–Diseño, se subdivide en otras opera-
ciones hasta completar la guía sobre la cual se trabaja. Como
sea, la forma frecuente sigue siendo el diagnóstico del proble-
ma y el diseño de las soluciones, a lo cual se puede agregar
una tercera macro operación que completa la secuencia, la
aplicación de la solución, figura que tiene sus propios elemen-
tos de configuración, dependientes en parte del diseño de so-
luciones, pero sobre todo dependientes del contexto de la ac-
ción social, de la vida social en donde la solución se aplica.
Por tanto, la secuencia completa del programa metodológico
de la ingeniería social sería: Diagnóstico de problema–Diseño
de solución–Aplicación técnica de la solución.
Exploremos la primera parte de la secuencia, el diag-
nóstico de problemas. Esta primera gran operación de la in-
geniería en comunicación socialsupone una mirada sobre un
campo específico de la vida social para observar cómo está
compuesta y cuál es su organización. El diagnóstico se mue-
ve sobre una dimensión espacio-temporal, referida al presen-
te, de lo cual se puede dar cuenta: es lo que aparece ante la
percepción del ingeniero. En ese momento aparece el primer
juicio sobre la situación observada, que depende en forma di-
recta de las condiciones de aproximación al objeto problema-
tizado.
53
Metodología de la ingeniería en comunicación social
La situación del diagnóstico depende en principio de la
situación antecedente, cómo se llegó a buscar un diagnóstico
(prediagnóstico). Este parámetro del trabajo del ingeniero es
clave. Las situaciones que detonan la posibilidad de un diag-
nóstico pueden ser de diversos tipos. Por una parte, el inge-
niero se aproxima al escenario objeto por su propia iniciativa,
por el interés de intervenir en alguna situación social. Éste es
un caso extraño pero posible, por ejemplo en condiciones de
trabajo académico. Lo normal es llegar al lugar como respues-
ta a una demanda, y éste es el caso más común por el perfil
profesional del ingeniero, experto en diagnóstico y solución
de problemas, y por tanto, actor demandado por individuos,
empresas, aparatos, todos necesitados de su servicio. La de-
finición de esta situación no es menor, la ingeniería social es
sobre todo un servicio profesional calificado.
El ingeniero actúa cuando es llamado para hacerlo; en
principio no tendría por qué actuar de otra manera, si lo hicie-
re es por un interés fuera de lo profesional, por razones mora-
les o políticas. En general, estamos hablando de un oficio pro-
fesional dentro de un espacio social de oferta y demanda de
esa calificación. Digamos que por ahora no sucede así, pues
el título de ingeniero social no circula como tal dentro del es-
pacio social pero la situación sí existe. Sucede cuando alguien
contrata a un terapeuta, a un mediador de conflicto, a un ex-
perto en propaganda o publicidad, a un estratega de diversos
tipos, con la finalidad de que intervenga en alguna configura-
ción social. El diagnóstico es, por tanto, efecto de una deman-
da profesional, aunque puede ser efecto de una demanda de
otro tipo.
En el caso de la ingeniería en comunicación social, la
demanda supone un primer diagnóstico por parte del deman-
dante. Quien contrata los servicios de un ingeniero social tie-
ne algún tipo de problema por el cual pide ayuda profesional.
Con esta primera configuración problemática el ingeniero so-
cial responde a la demanda y explora la situación para asociar
lo que sucede con el problema que detona el servicio profe-
54
Jesús Galindo Cáceres
sional. En este segundo momento puede suceder que la confi-
guración diagnosticada coincida en parte o por completo con
lo observado por el demandante, pero puede suceder que no
sea así, que el problema sea otro, de índole distante y distinta
de lo que el demandante percibió como problema en un prin-
cipio. Como sucede con la demanda de un paciente a un mé-
dico. De ahí que el diagnóstico técnico del ingeniero sea de
tal manera que le permita identificar un espacio problemáti-
co, si es que lo hay.
Aquí es en donde la comunicología entra en juego para
el perfil profesional de la ingeniería en comunicación social.
Lo que el ingeniero diagnostica comunicológicamente depen-
de de lo que puede observar a partir del espacio conceptual
analítico de la ciencia de la comunicación social. Como ve-
remos después, ésta no es la única fuente de su observación
para el diagnóstico, pero en esa primera presentación de la
operación general del programa metodológico, es clave el do-
minio de la situación concreta desde el punto de vista de la co-
municología. Y será a partir de ello que el ingeniero puede di-
señar después un gradiente de solución.
La comunicología, ciencia posible de la comunicación,
propone un enfoque cosmológico de lo social a partir de las fi-
guras del sistema de información y el sistema de comunica-
ción. Con éstos se construye todo el aparato inicial científico
de percepción del mundo. Los dos tipos de sistemas se aso-
cian en cinco dimensiones, tres configuraciones y dos ten-
dencias. Las dimensiones son la expresión, la interacción, la
difusión, la estructuración y la observación. Las tres configu-
raciones son: la teórica básica, que implica a las dimensiones
de interacción y difusión; la metodológica, que implica a las di-
mensiones de expresión y estructuración, y la epistemológica,
que implica a la observación. Por último, las dos tendencias
son la de dominación y colaboración. Desde esta triple orga-
nización constructiva es posible armar un esquema de la vida
social y, por tanto, de cualquier fenómeno o ámbito de lo so-
cial así observado.
55
Metodología de la ingeniería en comunicación social
La comunicología está configurada en cinco dimensio-
nes: la expresión, la difusión, la interacción, la estructuración
y la observación. Las dos centrales son la difusión y la interac-
ción, cada una referida a la configuración de sistemas de in-
formación y sistemas de comunicación.
En la difusión, los sistemas de información se relacio-
nan en un solo sentido fundamental: un sistema actúa sobre
el otro y lo pone en su forma. En la interacción, los sistemas
de información se afectan mutuamente, variando con ello sus
formas mediante ese tipo de acción. Tanto difusión como in-
teracción configuran tipos de sistemas de comunicación, se-
gún la relación entre sistemas de información. La expresión y
la estructuración son dimensiones más metodológicas, una se
refiere al momento en que se percibe el dato, al momento de
la observación cuando se constata que algo aparece y es regis-
trado. En ese sentido es expresión del movimiento constante
de los sistemas de información y comunicación, obtenido en
un momento de observación. La estructuración sería la obser-
vación del movimiento cuando se está llevando a cabo, lo que
supone que los sistemas de información y comunicación ob-
tenidos en un registro expresado están en actividad y trans-
formación, flujo que los llevará a un momento de expresión
similar o muy distinto. Expresión y estructuración se refieren
a dos fases distintas de observación, la que captura un esta-
do, un resultado, un producto, y la que observa un proceso,
un flujo, un movimiento; siempre en relación a los sistemas
de información y comunicación. La observación es la quinta
dimensión, la epistemológica, que oscila entre las otras cuatro
en la configuración del tiempo y espacio del acontecimiento,
movimiento por registrar, por entender, por apreciar. Es esta
quinta dimensión la que se refiere a un segundo orden, desde
una perspectiva sistémica cibernética.
Las dos tendencias elementales completan el esquema.
Cuando un sistema de información busca poner en su forma a
otro sistema de información, la tendencia elemental que apa-
rece expresada es la de un sistema de comunicación difusión-
56
Jesús Galindo Cáceres
dominación. Cuando dos sistemas de información buscan al-
terar sus mutuas formas coordinadamente para beneficio de
ambos se tiene una tendencia elemental expresada en la for-
ma de un sistema comunicativo interacción-colaboración. En-
tre la difusión y la interacción hay un juego gradiente de do-
minio a colaboración que se especifica según la circunstancia
en particular que se esté observando.
La comunicología observa y construye visiones estruc-
turadas de las expresiones de vida social, movimiento donde
da cuenta de las operaciones que las constituyen y configu-
ran en procesos de estructuración. La ingeniería en comuni-
cación social parte de esta información para intervenir en la
vida social dentro de un programa metodológico básico de
diagnóstico situacional y diseño de intervención. Es decir, se-
gún las tendencias, procesos y configuraciones observadas,
puede actuar en el sentido de acentuar alguna de las tenden-
cias, procesos y configuraciones, o en el sentido de reducirlas
o mantenerlas. De esta manera, ciencia e ingeniería se com-
plementan.
Con estas formas de ciencia e ingeniería de la comuni-
cación, la promoción cultural, por ejemplo, puede analizar si-
tuaciones, sintetizar esquemas de conocimiento sobre ellas,
e intervenir en algún sentido. La ciencia y la ingeniería de la
comunicación la empoderan como agente constructivo de la
cultura. El punto es que la cultura aquí se percibe como sis-
tema de información y de comunicación. En primer lugar se
retoma el concepto más amplio y rico de cultura proveniente
de las ciencias antropológicas; posteriormente a ese concepto
se le sitúa la forma de las visiones comunicológicas de la difu-
sión y la interacción a través de los sistemas de información
y comunicación operantes. La semiótica es otra buena aliada
en dicho trabajo, la pragmática en particular es una fuente im-
portante, lo mismo que la memética y la crucial termodinámi-
ca. El resultado es que la promoción cultural adquiere un es-
tatus de ingeniería en comunicación social, dada su vocación
de intervención en las formas culturales.
57
Metodología de la ingeniería en comunicación social
El diagnóstico pone a operar la mirada comunicológica
en donde se encuentra el aparente problema que causó la de-
manda del servicio profesional. El ingeniero hace una lectura
del espacio situacional de donde proviene la demanda, y sin-
tetiza su juicio sobre lo que está sucediendo desde un punto
de vista comunicológico. El segundo movimiento es el tempo-
ral, cuya función radica en estructurar. El ingeniero, después
de percibir la expresión de los sistemas de información y co-
municación, se configura en forma de difusión o interacción
y hace una hipótesis sobre la tendencia presente para consti-
tuir y organizar las relaciones sistémicas desde la perspectiva
de la dominación y la colaboración. Pero falta el complemen-
to central del diagnóstico, es decir, observar el proceso de es-
tructuración en el tiempo, sólo así puede identificar fielmente
las diversas tendencias presentes.
El trabajo sobre la estructuración lo realiza el ingeniero
en dos partes. Primero del presente hacia el pasado, buscan-
do identificar las configuraciones de los sistemas de informa-
ción y comunicación en el pasado, por lo menos en dos o tres
momentos. Con ello, puede observar trayectorias, señalando
los elementos que aparecen y desaparecen en los dos o tres
momentos previos al actual, y así señalar tendencias de cola-
boración o dominación.
La segunda parte del trabajo la realiza el ingeniero
apuntando hacia el futuro, haciendo la hipótesis de lo que se
observó que, según en la reconstrucción del pasado, puede se-
guir sucediendo o no hacia el futuro. Cuando este trabajo de
estructuración está completo, el diagnóstico también lo está.
La ciencia ha ayudado a la ingeniería a observar y concluir so-
bre lo que ha pasado y que ha llevado a lo que pasa, y sobre
lo que pasará según lo que ha pasado y pasa.
La ingeniería en comunicación social parte de la figu-
ra constructiva de la ingeniería social, observar qué es lo que
une o separa a la gente y, en el caso de la comunicación so-
cial, cómo es que la puesta en común une o separa a las per-
sonas. De este conjunto simple de operaciones constructivas
58
Jesús Galindo Cáceres
de la comunicación social, la ingeniería en comunicación so-
cialconstruye sus observaciones para diagnóstico, para preci-
sar qué es lo que está tensando al sistema social, sea éste de
la magnitud que sea hacia un movimiento metabólico que lo
empodere y le permita seguir adelante, o que lo debilite y lo
ponga en dirección a su descomposición, o lo tense y lo con-
duzca a una situación de posible colapso.
Estos tres resultados pueden ser diagnosticados como
convenientes para el sistema en cuestión o no, y pueden ser
diagnosticados como estados convenientes o no, para la eco-
logía sistémica en la cual el sistema objeto observado está en
relación.
59
Metodología de la ingeniería en comunicación social
una mirada teórico-metodológica que permita percibir, regis-
trar y organizar la información proveniente de la situación
concreta que se está observando para problematizar e inter-
venir, es decir, la comunicología social y, por otro, la experien-
cia sistematizada en casos, lo cual permite una vía más rápida
para enfocar al caso concreto a partir de casos previos simila-
res. Esto supone una ruta que culmina en la comuniconomía,
esto es, la configuración estándar de problemas y soluciones
en modelos que se construyen en tipificaciones de problemas
identificados prototípicos y ciertas soluciones también típicas
asociadas a ellos.
En la primera configuración opera junto con la comu-
nicología, una guía metodológica específica del diagnóstico,
aquello de las trayectorias y tendencias. Comunicología y guía
metodológica se complementan en la operación del diagnós-
tico. La teoría permite ver algo que tiene sentido y a partir de
lo cual se podrá concluir sobre la descripción y configuración
constructiva del sistema, observadas en las relaciones entre
sistemas de información y sistemas de comunicación que lo
constituyen. La guía metodológica permite una dimensión de
estructuración comunicológica; es decir, cómo se ha construi-
do en el tiempo el sistema observado, cuáles son las tenden-
cias constructivas hacia el futuro. Teoría y metodología se en-
lazan en este marco general de los componentes básicos de la
operación diagnóstico.
La operación diagnóstico tiene entonces un esquema
de trabajo general para ser aplicado a cualquier caso particu-
lar en cualquier condición y circunstancia. Éste es el camino
básico para diagnosticar tensiones y tendencias (problemas).
Pero en forma complementaria está la experiencia previa con
casos particulares sistematizados. A lo largo de la operación
de la ingeniería en comunicación social, en ciertos ámbitos
de acción el proceso ha ido aprendiendo. El propio sistema
de conocimiento de la ingeniería va ordenando el curso de su
operación en diversos casos. Así, por ejemplo, en el ejercicio
de trabajo del Grupo hacia una Ingeniería en comunicación
60
Jesús Galindo Cáceres
social(GICOM), el deporte, la promoción cultural y las relacio-
nes familiares son objetos de trabajo. Después de un tiempo
del ejercicio de trabajo, en diversos casos, el sistema de cono-
cimiento en cada uno de estos ámbitos desarrolla aprendiza-
je, con lo cual los futuros casos que aparezcan dentro de estos
ámbitos tendrán más información previa sistematizada para
operar en el ejercicio de observación diagnóstico. Este fenó-
meno de aprendizaje es clave para el desarrollo de todo el pro-
grama de trabajo.
Otro curso ejemplar posible es el trabajo con empresas
medianas en la Universidad Intercontinental, en el posgrado
en comunicación interpersonal. Después de dos años y cua-
tro generaciones, han aparecido ciertos casos en forma regu-
lar que permiten enfocar los nuevos casos similares con mejo-
res condiciones de observación y análisis para el diagnóstico
y el resto del programa metodológico.
En estos años han sido típicos los casos asociados a
intervención social por medio de páginas interactivas o re-
des sociales en la internet, o los casos de intervención en la
estructura organizacional de medianas y pequeñas empresas
con un perfil familiar o semiprofesional. Actualmente es po-
sible en estos tres tipos de casos avanzar más rápido en el
diagnóstico gracias al aprendizaje. Esta figura de la sistemati-
zación de información en casos es deseable y necesaria para
progresar en el programa general de trabajo.
Entre la propuesta teórico-metodológica general y la
sistematización de casos en ámbitos específicos de configu-
ración social, se construye el perfil de acción deseable de la
operación diagnóstico inicial, figura principal de un progra-
ma metodológico general de cualquier ingeniería en comuni-
cación socialen construcción. Necesitamos avanzar en ambos
frentes, tanto en la construcción teórico-metodológica gene-
ral, como en la sistematización de casos particulares en ámbi-
tos específicos de la configuración social.
Respecto a la intención de observación para el ejercicio
diagnóstico aparecen dos grandes dimensiones. La primera
61
Metodología de la ingeniería en comunicación social
ya se ha presentado en las páginas anteriores, el diagnóstico
en un sentido teórico metodológico general, y el aprendizaje
a partir de la sistematización de casos. La segunda correspon-
de a la situación concreta por observar. Lo primero que apa-
rece como importante es el tamaño del sistema por observar,
la ponderación sobre la cantidad, la calidad de la información
disponible por obtener, así como los recursos disponibles para
actuar en el espacio y el tiempo.
El tamaño del sistema por observar parte de una deci-
sión constructiva, donde se delimita la figura básica del siste-
ma por observar. Dependiendo de esta decisión, la configura-
ción interna del sistema aparece con un nivel de complejidad
en su estructura y organización; lo mismo sucede con las rela-
ciones ecosistémicas, las relaciones con los sistemas fuera del
sistema por observar.
Esta relación tocante a lo interior y exterior es la clave
para iniciar el trabajo de diagnóstico; por ejemplo, una pare-
ja de jóvenes pueden ser el sistema base para observar, por
tanto, las familias, los amigos, los vecinos, los compañeros de
escuela o del trabajo, son el contexto que afecta y es afecta-
do por el sistema de pareja de jóvenes. Pero si el sistema para
ser observado son las dos familias, cambia la configuración de
sistema-contexto, así como la configuración dentro y fuera del
sistema. Y si la base de observación es la pareja en la vida so-
cial pública, entonces la familia es contexto.
La perspectiva de sistemas permite muchos juegos
analíticos, y si a esto agregamos la configuración comunico-
lógica de la información, comunicación y comunión, las po-
sibilidades analíticas se complejizan. Aún falta la dimensión
temporal, el juego de las relaciones sistémicas en el pasa-
do y hacia el futuro. La decisión es clave, y puede partir de
la guía teórico-metodológica y la sistematización de casos, o
de la situación concreta del estudio, las condiciones de un
contrato de servicio profesional de ingeniería, las condicio-
nes subjetivas de los demandantes del servicio, la primera
exploración de la situación problemática. Es decir, la deci-
62
Jesús Galindo Cáceres
sión sobre el sistema básico de observación es clave, y de-
pende de diversos criterios, algunos teórico-metodológicos y
otros prácticos.
El ingeniero depende, en principio, de la cantidad y ca-
lidad de información disponible con las cuales llevará a cabo
el análisis de diagnóstico. Si esa información es suficiente y
de buena calidad, las condiciones del diagnóstico serán ópti-
mas; pero si esa información es insuficiente y de mala cali-
dad, las posibilidades de un buen diagnóstico se reducen. Por
tanto, la guía a priori de información es muy importante, así
como contar con un buen apoyo teórico complementario y es-
pecífico, que ayude al enfoque teórico–metodológico–comuni-
cológico general, y contar con un buen sistema de información
proveniente de los análisis de caso.
Si tenemos este esquema inicial como guía de percep-
ción y registro, en consecuencia, todo se facilita. Ante este
tipo de recursos, que pueden ser escasos, contamos con la
ayuda de dos herramientas, entre otras, para construir los sis-
temas de información necesarios y deseables: la etnografía y
la semiótica. Con una damos cuenta de todo lo que compone
y organiza al sistema observado y su contexto, tanto en el pre-
sente como en su trayectoria. Y con la otra sistematizamos la
información etnográfica en las figuras de los sistemas de in-
formación y los sistemas de comunicación de la propuesta co-
municológica. Si además tenemos otras ayudas sociológicas
o psicológico-sociales, aún mejor. La ingeniería en comunica-
ción social tiene una trama teórico-metodológica general con
relación compleja y complementaria con una retícula multi-
disciplinaria y transdisciplinar.
Y respecto a la tercera parte de la operación sobre lo
concreto, destaca la evaluación de los recursos disponibles
para actuar en el espacio y en el tiempo. Un ingeniero nun-
ca actúa solo, siempre forma parte de un equipo. El perfil de
ese equipo es también muy importante, está conformado por
especialistas en diversos campos, además de compartir un
mismo concepto sobre la propuesta general de trabajo. Este
63
Metodología de la ingeniería en comunicación social
equipo sería el primer eslabón de la cadena de recursos dis-
ponibles para actuar en el tiempo y el espacio.
A partir del equipo se define todo lo demás, que se or-
dena en las condiciones de trabajo del diagnóstico en ruta crí-
tica y bitácora. Se puede hacer mucho si se tiene el programa
de trabajo necesario y suficiente para ello. Eso tiene costos de
diverso orden que alguien tiene que pagar. Éste es el horizon-
te de límites más claro para hacer el trabajo diagnóstico, con
quién y con qué contamos, para cuánto tiempo, y para actuar
en qué situaciones por observar. El tema es estratégico, se po-
drá hacer lo que alcance a hacerse con lo que se tiene.
La tensión del caso concreto es un asunto muy delicado,
también tiene una configuración de aprendizaje. Según el caso
será el marco del caso; es decir, según los límites y condiciones
de trabajo serán las posibilidades de trabajar y los resultados.
Éste es un pequeño cosmos por sistematizar y esquematizar.
Necesitamos avanzar en las condiciones generales y particula-
res del diagnóstico desde una perspectiva tanto administrativa
como constructiva.
64
Jesús Galindo Cáceres
en ese punto no hay mayor juicio que la información misma or-
denada en trayectorias, tendencias y tensiones.
En general, estos son los escenarios resultantes del
diagnóstico. Por una parte, el movimiento de configuración
de los sistemas de información y los sistemas de comunica-
ción en trayectorias y tendencias y, por otra parte, la tensión
entre ellos. Visto así, aparece una configuración sistémica que
indica cómo están las cosas en el sistema observado. De este
estatus técnico viene la operación última del diagnóstico, que
es al mismo tiempo la primera del diseño de soluciones o de
la intervención.
Esta última operación identifica las tendencias que fa-
vorecen o desfavorecen ciertos escenarios futuros, y las ten-
siones entre sistemas que promueven una y otra posibilidad;
es decir, en este momento el ingeniero está en el punto más
crítico de su oficio, esto es, decidir qué será favorecido hacia
el futuro y que será inhibido o desfavorecido, con el resulta-
do del aumento o la disminución de ciertas tensiones, que lle-
van a escenarios futuros deseables que son el objetivo de la
intervención, es decir, la acción diseñada por el ingeniero so-
cial para promover éste y no aquel escenario en cierto senti-
do y no en aquel otro.
Así que vamos por partes. Primero el final del diagnós-
tico: lo que aparece ahí es un retrato de la situación actual del
sistema observado, con un apunte de las trayectorias que lo
trajeron a esta situación presente, y otro apunte de las ten-
dencias probables hacia el futuro. La información se configura
en la forma del discurso comunicológico, como forma general
apoyado en otras formas no tan generales de otros discursos
que pueden ser antropológicos, sociológicos, psicológico-so-
ciales, cibernéticos, semióticos, lingüísticos, incluso económi-
co-políticos; éstas son las fuentes científico-históricas de la co-
municología, según el trabajo del GUCOM. Así pues, el primer
asunto que lleva al diseño de la intervención, del ensayo de
solución de algún problema es este retrato de configuración
sistémica y dinámica.
65
Metodología de la ingeniería en comunicación social
A manera de apunte ejemplar, podríamos mencionar
el caso de una investigación sobre museos, desde la perspec-
tiva de la promoción y la gestión cultural. El esquema en jue-
go es el siguiente:
• Hay un Sistema de Información (si) museográfica que
coincide con el de información al público, configuran-
do un sistema de comunicación y difusión congruente.
El museo pretende ciertos efectos, y el público es afec-
tado en ese sentido con una disposición positiva. El pú-
blico es de cierta categoría social e ilustración cultural,
dato que sabemos por el trabajo sociológico de apoyo.
El museo se percibe a sí mismo como un sistema de
información dedicado a la afectación de ese público y
todo es, por tanto, adecuado en buena parte. Ésta es la
hipótesis de trabajo, pero puede ser que el museo no
sepa bien lo que hace, para qué lo hace y quién es el
afectado.
• Existen otros públicos, sistemas de información alter-
nos que entran en contacto con el sistema de informa-
ción museo (si-museo). El efecto del museo sobre esos
públicos no es un verdadero Sistema de Comunicación
(sc); para el si-museo esos públicos no existen en su ac-
ción de difundir; si algún efecto tiene su acción sobre
ellos es sin intención. Estos no-sistemas de comunica-
ción permean la mayor parte de las situaciones en el
museo, lo cual puede o no saberlo el museo.
• También tenemos al si-público, el cual nunca entra en
contacto con el si-museo, lo que configura una cantidad
mayor de no-sc real. El museo sólo se está comunican-
do con un si-público, y no con muchos si-no públicos
para el museo.
• El punto es que el ingeniero social quiere diagnosticar
con precisión la situación e intervenir ampliando el nú-
mero de Sistemas de Comunicación-museo, por lo me-
nos a los si-público que sí asisten al museo, pero no son
parte del sc-museo. Es decir, el ingeniero-promotor-ges-
66
Jesús Galindo Cáceres
tor cultural tiene un objetivo para su intervención, par-
te de un problema pre diagnosticado, situación que ter-
mina de configurar y ajustar en el diagnóstico técnico.
• El ingeniero hace el diagnóstico trabajando sobre la ló-
gica museográfica y museológica de tipos de construc-
ción de museos, como propuesta general, y tipos de pú-
blicos. El ingeniero identifica ciertas lógicas de museo
como sistemas de comunicación que históricamente el
concepto museo ha construido. Identifica a este museo
como observado particular, ejemplo de una o varias de
esas formas museográficas históricas. Para ello se apo-
ya en el marco conceptual específico de la historia de la
museografía y museología, en la sociología del museo
y en la semiótica del museo y sus públicos.
• Por otra parte, el ingeniero diagnostica con precisión los
tipos de público, actual e históricamente, del museo ob-
servado. Lo identifica como si-diverso. Para ello se apo-
ya en etnografías del público (actual e histórico) del mu-
seo observado, así como en un marco conceptual su-
plementario de apoyo sociológico y psicológico social.
• El ingeniero completa su diagnóstico armando su es-
quema de si; por una parte el si-museo identificado en
el análisis histórico-conceptual de la historia de los mu-
seos, por la otra los si-públicos del museo identificados
por el trabajo etnográfico, sociológico y semiótico. Iden-
tifica el sc-difusión operada con cierto éxito (hipótesis
inicial), y los sc-difusión que no están operando pero es-
tán presentes como posibilidad en el si-museo observa-
do (de acuerdo a la hipótesis inicial).
• El diagnóstico deviene en diseño de intervención. El in-
geniero decide desfavorecer ciertos aspectos del sc-difu-
sión operante para favorecer otros. La pretensión con-
siste en que esta operación tenga como efecto que apa-
rezcan los otros sc difusión que no existen en este mo-
mento, y que no desaparezca el sc difusión que sí exis-
te en este momento. Para ello, el diagnóstico técnico le
67
Metodología de la ingeniería en comunicación social
permite identificar esas tendencias, así como la mag-
nitud de las tensiones que provocan y qué las provoca.
Se trata de actuar, en lo posible, de invertir la menor
cantidad de energía para obtener la mayor cantidad de
modificación posible. Éste siempre será el primer esce-
nario de un ingeniero; a partir de aquí, los costos em-
piezan a aumentar en diversos sentidos.
• El diseño se pone en operación técnica. Ésta es la últi-
ma configuración del programa metodológico de la in-
geniería social. En este caso el ingeniero propone so-
cioanálisis de los públicos que asisten al museo, grupos
de discusión con diversos tipos de expertos, además de
otras operaciones técnicas. Como resultado, el museo
responde a los públicos que no estaba atendiendo y, sí
estaban asistiendo, no deja de atender al público que
siempre había atendido, e inicia programas para traer
a nuevos públicos al museo, y nuevos programas para
llevar el museo a nuevos públicos, con un sc-difusión
empoderado y extendido con nuevas tecnologías de in-
formación y comunicación.
Este ejemplo muestra, en parte, lo que aquí se ha afir-
mado: el diagnóstico permite al ingeniero decidir sus cursos
de acción hacia alguna meta deseable. En el caso referido al
museo, el ingeniero tenía en un principio una idea de lo que
era y de lo que sucedía. Éste propone la investigación como
una tarea que al museo no le cuesta, como un proyecto desde
fuera. El ingeniero tiene un prediagnóstico relativo a que algo
no anda bien con el museo, pues gasta mucho para los resul-
tados que obtiene y, al parecer, no atiende por igual a toda la
gente que acude. Ésta es una impresión del ingeniero, quien
desea que el museo tenga mayor efecto sobre los públicos que
acuden y sobre aquéllos que no. El ingeniero gestiona el pro-
yecto, trabaja su diagnóstico y lo muestra al museo. El asunto
no es sólo que el trabajo esté bien hecho sino que convenza
al museo de su utilidad. El ingeniero realiza bien su trabajo y
convence al museo. No todo lo que propone es aceptado por
68
Jesús Galindo Cáceres
el museo, pero sí una buena parte, sobre todo el concepto ge-
neral de la propuesta. De ahí se inician programas para cam-
biar al museo y el ingeniero es contratado para ello. El traba-
jo general de ingeniería en comunicación social es un éxito.
Otro hubiera sido el escenario si el museo pide el pro-
yecto, con la carga de intenciones, compromisos y responsa-
bilidades que esto conlleva. Aquí se ve con claridad cómo la
labor técnica es independiente de la situación política o sub-
jetiva de la configuración del sistema observado, en este caso,
la ejecución del programa metodológico y el contexto políti-
co-moral de las autoridades y personal del museo. Pero una
cosa es que estos dos ámbitos siempre estén en tensión y aso-
ciados en formas diversas, algunas favorables y otras no tan-
to a la visión técnica del ingeniero. Entre el ingeniero y el sis-
tema observado hay diversas situaciones posibles, las cuales
se pueden complicar aún más cuando existe un tercero que
es afectado por esa relación: puede ser el que pide la investi-
gación o el que recibe el efecto directo de su ejercicio, como
los públicos posibles o una asociación civil de públicos de mu-
seos.
Aquí aparece la necesidad de un nuevo tipo de si que
establezca los tipos de demandas, los tipos de relaciones po-
sibles entre ingeniero y sistema observado, y los tipos de re-
laciones posibles entre ingeniero, sistema observado y ecolo-
gía social asociada.
El ingeniero social sobre el que este programa meto-
dológico está actuando tiene una peculiaridad sobre otros po-
sibles ingenieros sociales, su compromiso ecológico. Todo
proyecto o programa de trabajo incluye los efectos sobre el
contexto —interesen o no a los clientes, sean políticos, agen-
tes privados, poblaciones o individuos—. Así pues, tenemos
todo un mundo de aspectos por considerar en el ámbito de la
acción práctica de la ingeniería social, además de los propios
del oficio técnico. El ingeniero social vive en una matriz so-
cial, por tanto, también debe ser un experto en cómo su oficio
se relaciona con los sistemas de información y comunicación
69
Metodología de la ingeniería en comunicación social
de la ecología donde se mueve en forma profesional. A esto
se le denomina aplicación técnica, y forma parte de la última
operación del programa metodológico general.
70
Jesús Galindo Cáceres
vención, todo puede pasar si tal tendencia o tensión se ven
afectadas en el proceso mismo de los acontecimientos. En
este juego analítico algunos escenarios totales parecen más
consistentes que otros.
Esta definición depende de la cantidad y calidad de in-
formación con la que se cuenta para hacer el diagnóstico. Por
tanto, aparecen varios escenarios totales posibles, unos más
probables que otros. De este gradiente de posibilidades parte
la decisión sobre la intervención, la confección del diseño de
intervención que habrá de resolver en su ejecución algún pro-
blema, o grupo de problemas identificados desde el prediag-
nóstico y el diagnóstico.
Sobre este gradiente de posibilidades se montan los
escenarios totales deseables e indeseables del diseño de in-
tervención. Es decir, al principio el ingeniero sólo favorece-
rá alguna parte del gradiente, y desfavorecerá otras, apoyan-
do ciertas tendencias y bajando la intensidad de otras. En el
primer esquema de este marco de decisiones, algunos esce-
narios totales posibles requieren poca energía e intervención
para establecerse como forma real del sistema observado ha-
cia el futuro. Es decir, con poca intervención se puede impul-
sar un escenario que de cualquier manera tiene mucho a su
favor para suceder. Lo que el ingeniero hace, en este caso, es
ayudar a realizar lo que pueda suceder con alta probabilidad,
a través de la intervención. Para el ingeniero esta situación re-
sulta ideal; pero, a partir de ésta, vienen las demás hasta lle-
gar a las más costosas y complicadas.
Así, por ejemplo, una adolescente es llevada al ingenie-
ro social para ser corregida en su conducta, según los padres.
El ingeniero diagnostica la situación y concluye que la madre
debe modificar sus horarios a lo largo del día, y con ello todo
se ordena en beneficio de lo que la adolescente desea, los pa-
dres desean, el novio y los amigos desean, y los vecinos y fa-
miliares desean.
Ésta es una modificación sutil que traerá los cambios
deseados por todos, mayor armonía, desaparición del nivel de
71
Metodología de la ingeniería en comunicación social
conflicto con el que los padres llegaron a solicitar el servicio
profesional. La modificación que identifica el ingeniero es una
buena opción a partir del diagnóstico técnico. De ello puede
resultar que la madre acepta el cambio y con el tiempo se da
cuenta de que era lo mejor, pero también puede suceder que
no acepte ese cambio y exija otros, y el asunto se complica.
En el primer escenario técnico todo es simple y econó-
mico; en el segundo, los costos aumentan y es necesario rea-
lizar una multitud de cambios. El segundo escenario es el que,
en forma subjetiva, les gusta más a todos los participantes en
la ecología social del sistema, pero hay una forma moral que
no acepta el primer escenario y, por tanto, tensa la solución
hacia el segundo.
El punto clave es saber qué se desea que suceda des-
de la intervención. Este punto es muy delicado, el ingeniero
social colabora con fuerzas sociales para promover ciertos es-
cenarios y desfavorecer otros. La pregunta inmediata es: ¿en
verdad puede hacerlo? Y después de esta pregunta técnica
viene la pregunta ética: ¿debe hacerlo? Las respuestas a estas
dos preguntas tienen una primera configuración por separa-
do, y una segunda configuración integrada. Veamos.
La primera configuración presenta el tema en la sepa-
ración de un asunto técnico de uno ético. Analicemos los dos
temas por separado.
Desde este punto de vista, la respuesta a la capacidad
del ingeniero en intervenir con éxito al movimiento social de-
pende de sus competencias y capacidades para diagnosticar,
así como para diseñar intervenciones y ejecutarlas con éxito.
En este sentido, el asunto técnico tiene un espacio de ensayo
y error muy grande aún y, por otra parte, una probada eficien-
cia en ciertos protocolos.
En el caso del diagnóstico hemos enfatizado todos los
recursos que se requieren para su buena ejecución, en ese
sentido hay protocolos que ya tienen probada su eficiencia,
pero otros aún están bajo prueba, como el protocolo analíti-
co mismo desde la comunicología. Para el diseño de interven-
72
Jesús Galindo Cáceres
ción, el espacio de decisión está definido por la intención con
la cual se demanda al caso particular para ser observado e in-
tervenido. Y en el caso de la aplicación técnica, la situación es
nuevamente de recursos y competencias.
Como puede apreciarse, el diagnóstico y la aplicación
técnica del diseño de intervención tienen un aspecto estricta-
mente técnico que puede ser resuelto con estudio y sistema-
tización. En el caso de las decisiones sobre la intervención, el
asunto es otro, ahí sí opera en gran medida el espacio ético-
político y profesional del ejercicio como oficio de la ingenie-
ría social.
La decisión de intervenir en sí misma, siendo parte de
un programa metodológico técnico, es el tema ético-político
de la ingeniería social. Antes de la demanda del servicio pro-
fesional de un ingeniero social, existe un escenario ético-polí-
tico de relaciones morales y poder. En esa arista social actúa
la ingeniería social. Es decir, no hay acción de ingeniería in-
dependiente de intereses políticos y de coartadas ético-mora-
les. Esta claridad es necesaria para no mezclar aspectos téc-
nicos con aspectos de subjetividad social o de estructuración
contextual de la operación técnica de la ingeniería. Entonces
lo que queda es una configuración ética propia del oficio. Por
una parte, los límites naturales de la propia vida social en la
cual el ingeniero se mueve de manera profesional, pero por
otra, los límites que como gremio puede proponerse a sí mis-
ma la ingeniería social.
En el ejemplo presentado, él sabe en forma técnica lo
que conviene al sistema en economía de movimiento y ener-
gía, pero esa solución no es aceptada en forma moral por el
sistema observado. El ingeniero se ve en la disyuntiva de ajus-
tar su oficio a la coerción moral, o manipular la situación ha-
cia lo que técnicamente le parece más adecuado.
El peso del contexto social queda ahí como algo con lo
cual el ingeniero tiene que negociar, acordar, mediar e inclu-
so intervenir desde sus propias líneas de dirección y conduc-
ta. Lo que debe poseer, y es conveniente que forme parte del
73
Metodología de la ingeniería en comunicación social
equipaje básico de su formación, es esa configuración de lí-
neas de dirección y conducción de su comportamiento, por
decisión propia, o por configuración acordada desde algo que
puede llamarse ética profesional, ética científica, o ética so-
cial-ecológica.
No actuar para dañar a alguien con conocimiento de
causa es una de esas líneas del código ético al cual estamos
haciendo referencia. Impedir el daño colateral es otra. No
colaborar con el daño a cualquier actor social involucrado
directa o indirectamente en su acción profesional es otra lí-
nea más. Y así, también en forma positiva, colaborar siem-
pre para el enriquecimiento de la cultura de información y
comunicación hasta los límites de lo posible y lo prudente,
en el marco de las primeras líneas mencionadas. Colaborar
en la promoción de una sociedad de comunicación o una co-
munidad de comunicación, dentro de los mismos límites de
lo prudente.
Éstos son dos grupos de líneas de comportamiento de
los posibles capítulos de ese libro de códigos de ética profe-
sional. Éste es un tema aún por desarrollar en forma comple-
ta, aunque requiere ajustes constantes según la discusión mis-
ma sobre sus componentes.
Queda entonces pendiente la integración de los dos
ámbitos básicos de composición del oficio: el técnico y el éti-
co-político. Podríamos apuntar hacia lo que en el mundo de
la epistemología genética —una parte del curso constructivis-
ta de todo el programa sobre la ingeniería social aquí presen-
tado— se denominan niveles de complejidad moral. Los nive-
les bajos son egoístas y con un sentido de justicia, cercano o
asociado al ojo por ojo, diente por diente. En niveles interme-
dios aparecen formas morales asociadas a la ley, tal y como
sucede en buena parte de las sociedades occidentales. Y en
los niveles superiores de desarrollo genético-moral se encuen-
tran formas de decisión que van más allá de los códigos y nor-
mas; los actores éticos en esos últimos niveles de configura-
ción cognitiva moral asumen que el bien común es superior
74
Jesús Galindo Cáceres
al bien individual, y que este último debe ser cuidado por el
bien común en un sentido recíproco donde el bien individual
cuida del bien común.
El código de ética que proponemos aquí se ubica en los
niveles intermedios, pero aspira a los superiores, que corres-
ponderían también a lo que se le denomina comunidad de co-
municación, en la tipología social comunicológica.
Queda como último tema un apunte sobre los recursos
técnicos que tenemos en este momento para la aplicación:
técnica del diseño de intervención. La ingeniería social es un
sistema de conocimiento en proceso como propuesta en el si-
glo XXI, pero antes de esta iniciativa hay un gran número de
prácticas que pueden ser ahora incorporadas a su acervo y
competencia. Lo mismo sucedió con las otras ingenierías sin-
tetizadas en el siglo XX, ya que además de la construcción pro-
pia de sus conceptos de operación y organización, empren-
dieron la tarea de sistematizar todo lo que en el pasado podría
recuperarse como operación técnica constructiva, aunque to-
davía no existiera el concepto de ingeniería. Desde este punto
de vista, la ingeniería social y la ingeniería en comunicación
social tienen mucho qué hacer.
El tema de la aplicación técnica es el mismo de la ra-
cionalidad de la intervención social en un sentido histórico.
En el proyecto Hacia una ingeniería en comunicación social, he-
mos identificado en principio algunas áreas de aplicación téc-
nica que en forma histórica nos muestran el poder de la inter-
vención social. En un sentido macro-social, la propaganda y
la publicidad, el proselitismo político y el religioso, la merca-
dotecnia, la economía de mercado, la industria del entreteni-
miento, la industria cultural, la ingeniería industrial, el trabajo
con redes sociales, las técnicas de desarrollo de comunidad,
el trabajo social. Y, en un sentido micro-social, las terapias, las
técnicas en formación de grupos, la propuesta del desarrollo
humano, el análisis institucional, el socio-análisis, la investiga-
ción de la acción-participativa, la praxiología, la socio-praxis,
la comunicación en organizaciones.
75
Metodología de la ingeniería en comunicación social
Es decir, hay muchas formas contemporáneas de inter-
vención social que pueden ser sistematizadas como figuras
de aplicación técnica debido a su eficiencia probada. Todas
ellas se deben a diversas intenciones y marcos constructivos,
pero todas han probado que modifican el curso de la vida so-
cial. Por tanto, es importante para la ingeniería social reto-
marlas y ordenarlas con criterios constructivos tipificados ge-
nerales, partiendo, por ejemplo, de principios de clasificación,
semejanzas y diferencias operativas, procesando la informa-
ción hasta llegar a un esquema más organizado de operacio-
nes constructivas lógicas, que pongan en forma sistematiza-
da a todas estas aplicaciones ahora presentes y a la mano,
pero que por ahora carecen de principios de selectividad y je-
rarquía comunes a todas ellas. Y a todo esto faltaría agregar
todas las técnicas etnometodológicas y comunicometodológi-
cas, así como las aplicaciones técnicas de intervención eficaz
que provienen del conocimiento popular, de los usos y cos-
tumbres, de la cultura.
El trabajo pendiente, en este sentido, es construir un
sistema de información sobre las aplicaciones técnicas. El ca-
mino por recorrer es largo, pero la intención ahí está y el pro-
ceso de sistematización ha comenzado. Partiendo del trabajo
del Grupo de Acción en Cultura de Investigación (GACI), sabe-
mos que hay tecnologías de investigación, observación-cien-
cia y tecnologías de acción-intervención. El GACI clasificó a las
segundas en dos partes: las aplicaciones que se configuran a
partir de una demanda de servicio profesional, y las aplicacio-
nes que se configuran a partir de una intención de interven-
ción desde una voluntad política, religiosa o económica. Des-
pués vienen otros criterios de clasificación. El proyecto de la
ingeniería en comunicación socialha retomado este trabajo
y lo desarrolla en este momento dentro del programa del GI-
COM.
De esta forma se culmina el programa metodológico de
la ingeniería en comunicación social. Primero el prediagnósti-
co, después el diagnóstico, luego el diseño de la intervención
76
Jesús Galindo Cáceres
y, por último, la aplicación técnica del diseño de intervención.
La intención era presentar un bosquejo general del programa
de trabajo del GICOM, vendrán después otros apuntes más es-
pecíficos de cada asunto aquí presentado, además de ejem-
plos y experiencias sistematizadas.
77
Metodología de la ingeniería en comunicación social
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79
La teoría fundamentada:
una aplicación práctica
Introducción
81
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
Al finalizar el siglo XX, la difusión de esta metodología
—según Strauss y Corbin (1994)— parece crecer de modo ex-
ponencial en cuanto a la cantidad de proyectos de investiga-
ción, las clases de fenómenos estudiados, su extensión geo-
gráfica y las disciplinas implicadas (por ejemplo: educación,
enfermería, psicología, y sociología, entre otros). Hoy en día,
la difusión de los procedimientos de la teoría fundamentada
también ha alcanzado las subespecialidades de las disciplinas
científicas, en las cuales no se previó su aprovechamiento, un
ejemplo de ello son los estudios de la gerencia de negocios, de
la comunicación, la adaptación de computadoras para el uso
de discapacitados físicos y la teoría fundamentada, que pro-
pone un modelo teórico para la epistemología de la produc-
ción del conocimiento.
Nuestro objetivo académico es presentar, de modo di-
dáctico y resumido, el enfoque metodológico de la teoría
fundamentada y su aplicación a un caso específico de la cul-
tura mexicana de fines del siglo XX. Conforme al plantea-
miento original de sus fundadores, Glaser y Strauss (1967),
haremos una síntesis de tres aspectos centrales de la teoría
fundamentada: a) elementos de la teoría, b) muestreo teóri-
co y c) método comparativo constante. Con el estudio y prác-
tica de esta investigación, el lector podrá entender cómo se
generó la teoría social y sus bases, como fruto de una reali-
zación conjunta de recolección, codificación y análisis com-
parativo de datos.
82
David Oseguera Parra
Para el pragmatismo, una teoría no es la formulación
de algún aspecto descubierto de una realidad preexistente
“ahí afuera”, sino una interpretación hecha desde una cierta
perspectiva indagada o adoptada por un investigador; en ese
sentido se dice que la verdad es representada (Strauss y Cor-
bin, 1994, 279). Herbert Blumer, principal personaje del inte-
raccionismo simbólico, sostenía que para poder comprender
la acción del actor, el investigador debe observar el mundo
desde el punto de vista de los sujetos que estudia:
Debemos ser capaces de tomar el rol de
otros. Esta toma de rol es una interacción. Es una
interacción simbólica porque es posible sólo por
los “símbolos significativos”, esto es, el lengua-
je y otras herramientas simbólicas, que los seres
humanos compartimos y a través de los cuales
nos comunicamos. Sólo a través del diálogo po-
demos ser conscientes de las percepciones, sen-
timientos y actitudes de los demás e interpretar
sus significados. De ahí el término de interaccio-
nismo simbólico (Crotty, 1998, 75. En: Sandín,
2003, 64).
Un referente esencial de la teoría fundamentada es su
época histórica. En el lapso que cubre el segundo y tercer
cuarto del siglo XX, destacaron sucesos mundiales de gran
envergadura: la crisis capitalista de 1929, el surgimiento del
Estado-Benefactor en los Estados Unidos, la Segunda Guerra
Mundial, la intervención militar estadounidense en Vietnam,
etcétera. Sin duda, el rasgo predominante fue la consolidación
de los Estados Unidos como potencia hegemónica mundial
pero, a la vez, en el mismo periodo se observaron las respues-
tas sociales: los movimientos estudiantiles de 1968, los movi-
mientos pacifistas y por la igualdad (los black panthers, el lide-
razgo de Martin Luther King, etcétera).
Otro referente de la teoría fundamentada fue el clima
intelectual y académico predominante a mediados del siglo
XX, sobre todo en la América anglosajona. En el campo de la
teoría social, destaca en los Estados Unidos la figura de Talcott
83
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
Parsons (en el llamado estructural-funcionalismo), cuyo pen-
samiento —permeado indudablemente bajo la influencia de
Max Weber— resultará extraviado en un sendero neopositivis-
ta y preso de un formalismo teórico esterilizante. Así, Parsons
toma las ciencias físico-naturales como el modelo universal
de conocimiento científico1 y postula una función descripti-
va, no explicativa, de la teoría.2 Ante este posicionamiento del
estructural-funcionalismo, el interaccionismo simbólico toma
un camino contrario, y autores como Glaser y Strauss (1967)
se oponen explícitamente a la burocratización y elitismo de la
investigación social que propugnan personalidades como Par-
sons y Merton, aunque evitando posiciones poco rigurosas en
el método, tal como la de Wright Mills (con La imaginación so-
ciológica, 1959).
De las propuestas que hicieran Glaser y Strauss (1967)
hace más de cuatro décadas, dos se han aceptado amplia-
mente por los investigadores sociales de ahora: la validez y
la importancia de las técnicas cualitativas, así como la com-
plementación entre enfoques cualitativos y cuantitativos. Sin
embargo, aún falta mucho por reflexionar y escribir sobre los
métodos que los investigadores usan de manera efectiva para
sus estudios sobre la sociedad y la cultura, y también sobre los
esfuerzos hacia la generación de teoría, al mismo tiempo que
se desarrolla una investigación.
1
“Lo que necesitamos no es una ciencia que se haya purificado de la
infección teórica, sino una ciencia que se aproxime lo más posible a
un equivalente desempeñado por el análisis matemático en la física”
(Parsons, 1967, 197).
2
Según Parsons, todo lo que puede hacer la deducción a partir de la
teoría es ayudarnos a verificar mutuamente diferentes grupos de datos,
extrayendo sus respectivas implicaciones recíprocas. Así, el auxilio de
la teoría —según esta perspectiva— es de tipo técnico, correspondiente
a procedimientos de manejo de datos. Al cotejar estas consideraciones
con el juego de variables-patrón (pattern-variables), podemos confirmar
el sesgo formalista de la teoría parsoniana, evidente en el sistema social,
ya que en ella los conceptos pierden contenido real desde su inicio,
cuando se establecen las variables dicotómicas con un alto grado de
generalidad (Oseguera, 2008, 147-150).
84
David Oseguera Parra
La teoría fundamentada:
estrategias para la investigación social3
Desde el inicio, los autores advierten al lector que sólo en-
contrará posiciones, contraposiciones y ejemplos, en lugar
de procedimientos exactos. Esto nos lleva a valorar los textos
metodológicos que posteriormente produjeron ambos autores
por separado, donde afinan mucho más su planteamiento ori-
ginal (Strauss y Corbin, 1990; Glaser, 1978).
Otro rasgo importante de su obra es su espíritu demo-
crático; en la tarea de descubrir teoría fundamentada, aspiran
a estimular desde los estudiantes que están elaborando su te-
sis hasta los profesores retirados: “esperamos contribuir a lo-
grar la igualdad de esfuerzos en la generación de teoría” (Gla-
ser y Strauss, 1967, 7).
También es notoria la apuesta que hacen los autores
por la vía inductiva, pues sostienen que uno de los criterios
para evaluar la utilidad de una teoría es saber cómo fue ge-
nerada; en ese sentido, afirman que “será una mejor teoría
según el grado en que haya sido desarrollada inductivamen-
te a partir de la investigación social”4 (Glaser y Strauss, 1967,
5). Por otra parte, sabemos que la teoría fundamentada es lo
opuesto de las teorías lógico-deductivas, pero extrañamos en
3
En esta sección hacemos una brevísima síntesis con acotaciones perso-
nales de la introducción y los capítulos 2, 3 y 5, de la obra pionera de
Glaser y Strauss: The discovery of grounded theory: strategies for qualitative
research, editada por Aldine de Gruyter en 1967.
4
Sin embargo, los autores hicieron modificaciones posteriores más rea-
listas y equilibradas sobre este aspecto inductivista. Comentan Strauss
y Corbin (1990) que algunos investigadores pretenden haber usado
métodos de la teoría fundamentada, ya que sus estudios son inductivos.
Esto es una burda simplificación, debida a los propósitos retóricos de la
versión original (1967) y del énfasis de sus autores en la necesidad de
teorías sustantivas fundamentadas; así, Glaser y Strauss sobreestima-
ron los aspectos inductivos y respectivamente subestimaron bastante
el acervo teórico (fundamentado) existente, y la enorme ventaja de los
investigadores entrenados que están sensibilizados teóricamente.
85
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
el texto la mención explícita del nombre “teoría fundamenta-
da” (grounded theory).
En el capítulo dos, al referirse a la teoría formal, los au-
tores usan la palabra fundamentada como un adjetivo necesa-
rio “para resaltar (…) que la teoría formal a la que nos refe-
rimos, tiene que ser comparada con las ‘grandiosas’ teorías
generadas a partir de hipótesis y especulaciones acerca de los
‘deberes’ de la vida social” (Glaser y Strauss, 1967, 33).
Glaser y Strauss advierten que el énfasis exagerado
de la sociología predominante sobre la verificación de teoría
ha conducido a olvidar el descubrimiento de conceptos e hi-
pótesis, y afirman que debe incluir claras y suficientes cate-
gorías (o conceptos) e hipótesis que puedan ser verificables,
manejables, en estudios cuantitativos y de fácil comprensión
para científicos sociales de cualquier corriente, incluso para
gente común. Cabe advertir que desde sus inicios, la sociolo-
gía no ha sido considerada como una disciplina de fácil en-
tendimiento para la generalidad de las personas (Durkheim,
1978).
En el apartado dos (reveladoramente titulado Generar
teoría), Glaser y Strauss nos proponen el análisis comparativo
como una estrategia para generar teoría social; la cual consi-
deran aplicable a objetos o unidades sociales de cualquier ta-
maño (desde el hombre y sus roles hasta las más amplias re-
giones del planeta). Resulta interesante que Glaser y Strauss
(1967) reconozcan los antecedentes del análisis comparativo
entre los clásicos de la sociología (Weber y Durkheim) y los
antropólogos (sin precisar cuáles).
Como el análisis comparativo ha tenido múltiples usos
en el pensamiento social, Glaser y Strauss (1967) hacen una
revisión de los diversos propósitos de éste, para precisar el
uso que ellos le dan para elaborar la Teoría Fundamentada
(TF). A continuación se muestra una breve lista al respecto:
• Determinar si la evidencia inicial es verdadera: uso ne-
cesario en la TF, pero no en sí mismo.
86
David Oseguera Parra
• Establecimiento de generalizaciones empíricas: está im-
plicada en la TF. Pues ayuda a ensanchar la teoría (apor-
tando mayor poder explicativo y predictivo).
• Especificar una unidad de análisis. Debe subordinarse
al propósito de generar teoría.
• Verificar la teoría. Debe trascenderse la mera prueba de
hipótesis y también es vital probar teoría fundamenta-
da y no solamente la lógico-deductiva.
• Generar teoría. La generación de nuevas teorías debe
desarrollarse sistemática e intencionalmente a partir de
los datos de la investigación.
Es interesante encontrar en Glaser y Strauss (1967) una
referencia explícita a la obra clásica de Kuhn (La estructura de
las revoluciones científicas, 1962), quien estableció que una
teoría sólo puede ser remplazada por otra mejor, y que la evi-
dencia y la evaluación no la destruyen, tan sólo la modifican.
Al respecto, ellos sostienen que este descubrimiento básico
se aplica mejor a las teorías fundamentadas que a las lógico-
deductivas. Según nuestros autores, el problema de estas últi-
mas es su origen o fundamento viciado: “se basan en hipóte-
sis a priori, en el sentido común y en especulaciones teóricas
de eruditos. Por ello, esas teorías resultan especulativas, no se
ajustan ni sirven para explicar o predecir con rigor” (Glaser y
Strauss, 1967, 29).
Si formulásemos la siguiente pregunta a Glaser y
Strauss: ¿Qué tanta masa de datos y de qué clase se requiere
para generar teoría? Nos sorprendería su respuesta y hasta al-
gún extremista de la medición nos reprobaría:
Como la evidencia precisa no es tan im-
portante, entonces tampoco lo son el tipo de evi-
dencia y el número de casos. Un solo caso puede
indicar una propiedad o categoría conceptual ge-
neral, unos cuantos casos más pueden confirmar-
las (Glaser y Strauss, 1967, 30).
Esta posición metodológica, consistente en que el so-
ciólogo no está forzado a conocer todos los hechos ni a elabo-
rar una perfecta descripción del tema o área, coincide con el
87
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
planteamiento de Kosik sobre la totalidad concreta: ésta es el
todo estructurado y dialéctico donde puede ser comprendido
racionalmente cualquier hecho.
Para generar una buena teoría sustantiva,5 Glaser y
Strauss defienden la posibilidad de estudiar un área empíri-
ca sin ninguna teoría preconcebida que nos imponga determi-
nada relevancia abstracta, en forma de conceptos e hipótesis
(véase el esquema de relaciones entre elementos metodológi-
cos). Por tanto, resulta mejor permitir a los conceptos e hipó-
tesis sustantivas emerger por su propia cuenta, facilitando al
investigador indagar cuál es (si es que la hay) la teoría formal
que podrá ayudarlo a generar una teoría sustantiva. Es aquí
donde Glaser y Strauss advierten sobre el uso apriorístico de
categorías de Parsons o Merton, con cuya influencia sociológi-
ca siempre estuvieron debatiendo (como ya lo vimos previa-
mente).
5
Por teoría sustantiva, Glaser y Strauss entienden la que es desarrollada
en un área sustantiva o empírica de la investigación sociológica: como
el trato entre grupos étnicos, la educación profesional, la delincuencia,
las organizaciones profesionales, etcétera.
88
David Oseguera Parra
de mayor nivel, mejor integradas, surgen en los periodos tar-
díos del proceso conjunto de recolección-codificación-análisis
comparativo de los datos. Es importante considerar que tanto
las categorías como las propiedades mantienen una vida in-
dependiente de la(s) evidencia(s) que las formó; y una razón,
entre otras, es que las categorías y sus propiedades surgen de
los datos, pero no son el dato en sí mismo (véase nota siete
del pie de página).
6
Esta postura inicial de Glaser y Strauss será modificada después. Véase
primera nota.
7
Lo de analítico reside en que los conceptos sean suficientemente gene-
ralizados para designar características de entidades concretas, pero no
las entidades en sí mismas; mientras que lo sensibilizador consiste en
que el concepto ofrezca una imagen significativa, que les permita a los
lectores remitirse a sus propias experiencias.
89
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
uno, además de una considerable muestra de datos relaciona-
dos con la categoría.
¿Cómo definir las hipótesis de la teoría fundamenta-
da y en qué etapa se generan? Las hipótesis son en relaciones
generalizadas entre las categorías, así como entre éstas y sus
propiedades. Es conveniente considerar que éstas (llamadas
también relaciones generalizadas o sistemáticas) se descu-
bren con frecuencia durante la fase de investigación de cam-
po y en vivo (el investigador literalmente observa que esas re-
laciones están aconteciendo, constata que son parte de la vida
real).
¿A dónde lleva la formulación de hipótesis? Hasta inte-
grar un marco teórico central, posterior a un periodo inicial
donde las categorías y sus propiedades nos parecen desvincu-
ladas, y hasta determinado momento en que se escribe la teo-
ría y se publica, aunque de ningún modo significa un punto fi-
nal, pues la generación de teoría es un proceso sin fin.
La integración del marco teórico resulta mejor cuando
emerge del mismo modo que los conceptos y sus propieda-
des. Por ello, la aplicación de un modelo formal, ya existen-
te o de nueva creación, debe aparecer cuando se han agota-
do las posibilidades de integraciones sustantivas emergentes.
Llegados a ese punto, se puede adoptar un marco integrador
de final abierto que admita nuevas categorías, propiedades y
sus respectivas relaciones recíprocas. A continuación se pre-
senta un esquema con ejemplos de los dos tipos de teoría que
Glaser y Strauss (1967) han planteado.
90
David Oseguera Parra
Cuadro 1
Elementos de la teoría
91
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
codificación y el análisis, y bajo control de la teoría emergen-
te. Dado que al inicio no hay aún teoría emergente, el analis-
ta tiene opción a un marco parcial de conceptos locales, que
no son más que las diversas formas en que las personas nom-
bran unas pocas características principales de las estructuras
y procesos que forman parte de la situación que se estudiará.
Con ayuda de esas categorías a priori, el investigador
descubrirá muchos más conceptos locales, y muy probable-
mente se deshará de esos términos anticipados, ya que sus
conceptos estarán referidos al problema en sí y no a las diver-
sas situaciones. En el segundo paso del muestreo teórico, la
incipiente teoría orienta los pasos siguientes, donde el inves-
tigador es guiado por los vacíos en la teoría y las preguntas
de investigación que se hacen con los avances iniciales (por
ejemplo, hay que buscar una situación adicional y con algún
contraste respecto a las que ya hemos estudiado).
El sociólogo debe tener la sensibilidad teórica necesa-
ria para conceptualizar y formular una teoría mientras emer-
ge de los datos. Existen dos fuentes de esa sensibilidad: su
personalidad (sus actitudes y carácter) y su capacidad profe-
sional (la perspicacia cognitiva en su área de estudio). Desde
el comienzo, la sensibilidad teórica del investigador estará en
continuo desarrollo, para lo cual deberá preguntarse frecuen-
temente: ¿Qué hace esta teoría? ¿Cómo es concebida? ¿Cuál
es su posición general? ¿Qué tipo de modelos utiliza?
Ambas fuentes de la sensibilidad teórica del sociólogo,
constituyen también un bagaje teórico con el cual puede in-
tentar la generación de su propia teoría, pero a condición de
que exista ajuste y relevancia del bagaje con los datos. Así,
una teoría fundamentada tenderá a mezclar los conceptos e
hipótesis que emergen de los datos, con aquellos que posee el
investigador y que se muestran útiles.
Entonces, ante cualquier nivel de la teoría (sustantiva o
formal) las interrogantes del muestreo teórico serán: ¿A cuá-
les grupos o subgrupos nos enfocaremos en nuestra próxima
recolección de datos? ¿Y con qué propósito teórico? En breve:
92
David Oseguera Parra
¿Cómo selecciona el científico los múltiples grupos de compa-
ración? Puesto que las posibilidades de comparación son infi-
nitas, las elecciones de los grupos deben seguir criterios teó-
ricos, y éstos son los de propósito y relevancia teórica, no de
circunstancias (como el tiempo, dinero y acceso a los grupos).
¿Cuáles grupos comparativos nos conviene seleccionar
en la teoría fundamentada? El criterio primordial aquí es su
importancia teórica para el posterior desarrollo de conceptos
emergentes. El científico debe seleccionar los grupos que con-
tribuyan a generar propiedades o atributos, a vincularlos con
las categorías y a éstas entre sí. Las comparaciones son con-
ceptuales: se utilizan evidencias diversas o similares, pero si-
guiendo el eje en las mismas categorías y propiedades con-
ceptuales, y no en las evidencias mismas. Por tanto, el análisis
comparativo se beneficia mucho de la intercambiabilidad de
indicadores y propicia un amplio abanico de indicadores per-
tinentes para los conceptos y sus propiedades.
Un aspecto que Glaser y Strauss (1967) no advierten
—o al menos de modo suficiente— es la elegibilidad apropia-
da de los grupos de comparación constante. El problema que
enfrentamos es que ellos proponen dos retos simultáneos: es-
tablecer grupos de comparación a escala internacional o mun-
dial y, a la vez, registrar en la teoría generada los matices dis-
tintos de las diversas culturas y grupos sociales estudiados.
En este sentido: ¿cómo estar seguro de que los ele-
mentos que está uno eligiendo en distintos países, culturas
y épocas históricas son comparables entre sí? ¿Cómo saber
qué comparar y qué no; es decir, manzanas con manzanas,
no manzanas con plátanos? ¿Cómo enfrentar la polisemia del
habla y lenguaje al hacer trabajo de campo y recoger uno de
los diversos diálogos, trozos de discurso social, etcétera? Cree-
mos que éstos son auténticos desafíos que en el orden epis-
temológico se plantean frente a nuestras capacidades cien-
tíficas para usar correctamente esta metodología general de
construir teoría social a partir de la investigación. Por nuestra
parte, en un anexo ofrecemos al lector un ejemplo de grupos
93
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
de comparación e indicadores seleccionados en el estudio de
la formación de cultura alimentaria.
Durante la investigación, debemos mantener claro
nuestro propósito (lo que equivale a ser constante en los
objetivos), para evitar sesgos provenientes de la recolec-
ción de evidencia. La aplicación de un control teórico sobre
la elección de grupos de comparación es más difícil que es-
cuetamente recolectar datos de un conjunto anticipado de
grupos, ya que la elección dinámica exige análisis e inves-
tigación.
Por lo tanto, el científico debe delimitar claramente los
tipos básicos de grupos a comparar, y con ello controlará sus
efectos en el alcance de la población y en el nivel conceptual
de su teoría. La comparación más simple se hace entre gru-
pos diferentes con el mismo tipo sustantivo, originando su
teoría sustantiva respectiva. En cambio, el alcance de la teoría
aumenta al comparar diversos tipos de grupos dentro de di-
ferentes grupos mayores y esa generalidad puede crecer si se
comparan distintas regiones o distintos países. En definitiva:
mediante la elección concienzuda de los grupos comparativos
podemos determinar —con control cuidadoso— el alcance de
una teoría sustantiva o formal.
Cuando el propósito del investigador es la teoría formal
o general, seleccionará grupos sustantivos diferentes; esto lo
llevará a comparar grupos que lucían incomparables en el ni-
vel sustantivo, pero que en el nivel general son conceptual-
mente comparables. Un ejemplo que dan Glaser y Strauss
(1967) al respecto es el de Goffman (1963), quien comparó
grupos aparentemente no comparables cuando generó su teo-
ría del estigma (en su teoría, Goffman trabajó a partir de las
interacciones en un grupo en el que se encuentra un sujeto es-
tigmatizado social o históricamente).
Otro ejemplo, más cercano al lector mexicano o de ha-
bla hispana, es la teoría de los cautiverios de mujeres, genera-
da por Lagarde (1988) y escrita a partir de literatura feminista
y de las notas de un prolongado trabajo de campo en hoga-
94
David Oseguera Parra
res, conventos, hospitales siquiátricos, cárceles y espacios de
las sexoservidoras. Apenas a dos décadas de haberse presen-
tado como tesis de doctorado, el texto de Lagarde (que ronda
las mil páginas) ha sido un auténtico éxito académico, y re-
vela las potencialidades de acudir a comparar grupos (de mu-
jeres en su caso) bajo condiciones de vida y trabajo aparen-
temente muy distintos y hasta opuestos entre sí, pero cuyas
bases de comparación tienen que ser explicitadas en un alto
nivel conceptual.
El investigador, sobre todo si trabaja dentro de gran-
des escalas de medición, también puede crear sus propios
grupos, “siempre y cuando recuerde que son un artefacto
[…] y que no tienen las propiedades de un grupo natural”
(Glaser y Strauss, 1967, 52). Aquí pueden resultar útiles los
procedimientos de la heurística. Con el agrupamiento de
unidades de investigación que facilitan los dendrogramas, es
posible hacer un análisis comparativo entre los objetos em-
píricos o unidades de investigación (Espinoza Velasco, 1998,
479 y 502).
Es importante recordar que el papel fundamental de
los procedimientos heurísticos es sugerir hipótesis y que todo
resultado estadístico debe ser defendido con argumentos pro-
pios del área de donde proceden los datos. Estos argumen-
tos pueden aportarse desde la perspectiva de la generación
de teoría a partir de los datos, o sea, que la heurística (con el
uso de la matemática y la computadora) puede servirnos para
descubrir nuevas categorías, sus atributos y sus relaciones re-
cíprocas, en una escala de cientos o miles de unidades u ob-
jetos empíricos (véase al respecto nuestra experiencia en el
estudio de la cultura alimentaria, expuesta al final de este ar-
tículo).
¿Por qué seleccionar grupos comparativos? Glaser y
Strauss (1967) plantean la siguiente pregunta: ¿Por qué la
comparación de grupos vuelve teóricamente más relevante el
contenido de los datos, que cuando sólo selecciona y compa-
ra datos? La razón es que la comparación de grupos, además
95
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
de ayudar a controlar las escalas de generalidad conceptual y
poblacional, también proporciona una simultánea maximiza-
ción o minimización tanto de las diferencias como de las simi-
litudes de los datos referidos a las categorías que se estudian,
y este control sobre similitudes y diferencias es vital para des-
cubrir la teoría fundamentada.
Lo anterior es así porque la comparación de tantas di-
ferencias y similitudes en los datos como sea posible, tien-
de a forzar al investigador a que genere categorías, sus pro-
piedades y sus interrelaciones (véase el análisis comparativo
más adelante). Pero el sociólogo debe proceder primero con
la minimización de diferencias y luego hacer la maximización
(conforme al tipo de teoría que pretende generar, sustantiva
o formal y a los requerimientos que hayan surgido en el pro-
ceso científico).
Al minimizar las diferencias entre los grupos de com-
paración, se aumenta la posibilidad de recolección de muchos
datos similares en una categoría dada, mientras se localizan
diferencias importantes. Esas similitudes de los datos ayudan
a verificar la existencia de esa categoría, al probar que cuenta
con las evidencias efectivas para subsistir. Además, el minimi-
zar tales diferencias también apoya el descubrimiento de un
conjunto particular de condiciones bajo las cuales existe una
categoría. Por otra parte, esa misma operación de minimizar
contribuye también a establecer las propiedades básicas de
una categoría mediante el hallazgo de las similitudes de los
datos y de algunas diferencias importantes.
Un ejemplo de Glaser y Strauss (1967) de grupos com-
parativos con mínimas diferencias son las guardias hospitala-
rias en las secciones de geriatría y enfermería, donde se des-
cubrió que la edad es la propiedad básica del cálculo de la
pérdida social en pacientes moribundos. Resulta importante
establecer primero un marco básico de categorías y sus pro-
piedades teóricas, para luego proceder con la maximización
de diferencias de los grupos.
96
David Oseguera Parra
Por el camino contrario, al maximizar las diferencias
entre los grupos de comparación, se eleva la posibilidad de
recolección de una diversidad de datos referidos a una ca-
tegoría, mientras se siguen descubriendo similitudes básicas
entre los grupos. Las semejanzas que aparecen entre los di-
versos grupos aportan las uniformidades de alcance más ge-
neral dentro de la teoría —como seguramente ocurre en los
estudios ya citados de Goffman y Lagarde—. Y mientras el
investigador intenta comprender la multiplicidad de diferen-
cias entre los grupos, tiende a desarrollar las propiedades de
las categorías de modo veloz y pleno. El sociólogo no debe li-
mitarse a buscar casos negativos en una categoría, sino inda-
gar en torno a las máximas diferencias entre grupos de com-
paración, para cotejarlos con base en las múltiples diferencias
y similitudes importantes que pueda hallar en sus datos. Un
ejemplo de maximización de diferencias es la búsqueda de
grupos ubicados en diferentes organizaciones, regiones, ciu-
dades o países, donde el investigador se verá impulsado a
cuestionarse dónde podría haber encontrado las mismas di-
ferencias en sitios más próximos al punto de partida de su in-
vestigación.
¿Cómo seleccionar grupos de comparación? Lo prime-
ro que el investigador tiene que considerar es que debe ac-
tuar como un activo y selectivo buscador de datos teórica-
mente relevantes, no como un redactor de monografías (con
una gran masa de datos de todo tipo). En tal carácter, el inves-
tigador debe analizar frecuentemente los datos para que, por
el interés de su teoría emergente, se dirija hacia los sitios es-
tratégicos de su pesquisa. Al seleccionar grupos por su impor-
tancia teórica, surgen dos cuestiones: ¿Cuántos grupos debe
elegir? ¿En qué monto se debe recoger datos de un solo gru-
po? Responder ambas preguntas implica la noción de satu-
ración teórica. En cuanto al número de grupos, el sociólogo
incluye tantos grupos viejos y nuevos como lo requieran las ca-
tegorías que está generando, esto quiere decir que de antema-
no no puede precisar el número de grupos a comparar, aun-
97
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
que sí esperar que tratará con una multiplicidad de grupos y
situaciones.8
El criterio para decidir cuándo parar en el muestreo de
grupos relacionados con las categorías es la saturación teórica
de éstas. Saturación significa que no se encuentran más datos
por medio de los cuales el investigador pueda desarrollar las
propiedades de una categoría; es decir, se encuentran ejem-
plos similares una y otra vez sobre las propiedades de una ca-
tegoría dada. Entonces, el investigador debe cambiar de rum-
bo y buscar grupos que extiendan lo más posible la diversidad
de los datos, y confirmar así que la saturación se basa en la
mayor selección de datos posibles para una categoría. Esto se
logra maximizando las diferencias en los grupos, lo cual incre-
menta las variaciones de los datos relativos a una categoría.
En definitiva, los criterios para juzgar la saturación son
una mezcla de los límites empíricos de datos, la integración y
la densidad de la teoría, así como la sensibilidad teórica del in-
vestigador. Cuando una categoría se satura, entonces se debe
ir hacia otra categoría y sus respectivos grupos comparativos, e
intentar su saturación. Ahora bien, la profundidad a la que debe
colmarse una categoría depende de la importancia teórica de
ésta: sólo las categorías esenciales, que tienen mayor poder ex-
plicativo, deben ser saturadas lo más posible. Con el paso de su
labor de descubrimiento e integración de categorías y sus pro-
piedades, el investigador reconocerá cuáles necesitan de más o
menos saturación y cuáles pueden relegarse.
En el muestreo teórico se pueden usar diversas clases
de datos y distintas técnicas de recolección de datos. Los dife-
rentes tipos de datos equivalen a puntos de vista distintos con
los cuales puede entender las categorías y sus propiedades. A
esos puntos de vista, Glaser y Strauss (1967) les llaman “por-
ciones de datos”, con ellas proponen una relación flexible ba-
sada en la teoría. Las diferentes maneras de aproximarse a
una categoría que entraña el uso de varias porciones, dan im-
8
Lo de viejos y nuevos se refiere a la temporalidad de la relación del in-
vestigador con los grupos de comparación.
98
David Oseguera Parra
pulso a que el investigador genere propiedades, ya que éste
intenta comprender las diferencias entre las distintas porcio-
nes de datos, con base en las condiciones en que fueron re-
colectadas.
Este intento debe basarse en la comprensión teórica
del investigador acerca de la categoría y sus propiedades bajo
diversas condiciones. Cuando diferentes porciones de datos
son usadas por el análisis comparativo, el resultado será una
equilibrada visión de las evidencias. Esto es así porque duran-
te las comparaciones, las disposiciones de la diversidad de
personas (actores se acostumbra decir hoy) y técnicas de in-
vestigación, tienden a reconciliarse, mientras que el investiga-
dor descubre las causas subyacentes de las variaciones. Así,
las diversas porciones de datos deben considerarse como di-
ferentes modos de conocimiento que deben ser explicadas e
integradas teóricamente.
¿Cuánto tiempo requiere una investigación de teoría
fundamentada? Esta cuestión la dejan abierta Glaser y Strauss
(1967), pues señalan que depende del modo en que emerja
la teoría, puede ser muy rápido en algunos puntos y en otros
demandar largos lapsos de gestación. Lo que el científico pue-
de prever es el tipo de teoría (sustantiva o formal) a generar,
así como indicar las áreas geográficas donde estudiará cier-
tos grupos, anticipando cierto plazo para las etapas de traba-
jo de campo.
Además, resulta útil indagar aspectos operativos como:
¿Cuándo y con qué frecuencia ocurren las situaciones a in-
vestigar? ¿Cuáles son los mejores momentos (hora, día, mes)
para hallar a las personas que serán muestreadas, o para obte-
ner los datos necesarios? ¿Son lapsos predecibles o no?
Pero también se pueden retomar diversos consejos
prácticos que al respecto hacen Glaser y Strauss (1967):
Por la salud de los científicos, todas las in-
vestigaciones requieren descanso durante la re-
colección de datos. En la teoría fundamentada, el
riesgo de no descansar será la recolección de una
gran masa de datos de dudoso valor teórico.
99
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
Se requiere ánimo tranquilo durante la ge-
neración de teoría, especialmente durante las
etapas iniciales del proyecto, cuando se requiere
de más tiempo para la labor conjunto de recolec-
ción, codificación y análisis de datos.
La generación de teoría durante la recolec-
ción de datos, requiere de tiempos y lugares es-
pecíficos y apropiados para la reflexión sobre los
avances obtenidos.
El investigador aprenderá a equilibrar el
tiempo entre la recolección, la codificación y el
análisis. Al inicio se demorará más en la prime-
ra actividad, al final se ocupará mayormente en
la última.
El Método Comparativo Constante (MCC) constituye un
análisis innovador de los datos, al combinar la codificación
con la elaboración teórica (figura 1). El propósito primordial
del MCC es generar teoría sumamente sistemática, al usar ex-
plícitamente los procesos de análisis y codificación. Cabe ad-
vertir que el MCC se debe usar conjuntamente con el Mues-
treo Teórico (MT), ya sea para la recolección de nuevos datos o
para datos previamente recolectados. Al depender de las ha-
bilidades y de la sensibilidad del analista, el MCC no garantiza
por sí mismo (como ofrecen los métodos verificacionistas con-
vencionales) que dos investigadores llegarán a los mismos re-
sultados si trabajan independientemente (en virtud de la im-
parcialidad o neutralidad del científico). En contraste, el MCC
está diseñado para ayudar al investigador con la disciplina su-
ficiente para la generación creativa de teoría. Así, el MCC no
puede ser.
100
David Oseguera Parra
Figura 1
Ciclo de trabajo del Método Comparativo Constante
1
Comparación
de incidentes aplicables
en cada categoría 2
Integración
de categorías
y sus propiedades
4
Redacción
de teoría
3
Delimitación
de teroría
101
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
cíficos. A diferencia de la inducción analítica (otro tipo general
de análisis cualitativo), este método no se plantea absoluta-
mente indagando la universalidad ni la prueba de las causas
sugeridas. Además de causas, el MCC inquiere consecuencias,
dimensiones, tipos, procesos, etcétera, y requiere de la satu-
ración de datos (más adelante aclaramos este propósito) y no
de considerar todos los datos posibles.
Glaser y Strauss (1967) describen al MCC en cuatro eta-
pas que se traslapan en su operación: a) la comparación de
incidentes aplicables a cada categoría, b) la integración de ca-
tegorías y sus propiedades, c) la delimitación de teoría, y d) la
redacción de la misma. Las primeras etapas permanecen ac-
tivas, simultáneas al análisis implicado en las dos últimas eta-
pas, hasta que el estudio es terminado (véase figura 1).
102
David Oseguera Parra
compararse con incidentes previos codificados en la misma
categoría, en el mismo y en diferentes grupos. Aunque Glaser
y Strauss (1967) confían en la memoria personal para hacer
esta comparación entre datos previamente codificados en una
categoría y los recién codificados, hay que reconocer las facili-
dades que brindan los programas de cómputo de datos cuali-
tativos (ver adelante lo relativo a ellos, en especial el Atlas-ti).
La comparación constante de incidentes, desde el ini-
cio de un estudio, comienza a darnos frutos en términos de
la teoría fundamentada; así, se comienzan a descubrir propie-
dades teóricas de las diferentes categorías de análisis. Como
describen Glaser y Strauss (1967):
El analista comienza a pensar en términos
de una amplia gama de tipos de la categoría, sus
dimensiones, las condiciones bajo las cuales es
minimizada, sus mayores consecuencias, su rela-
ción con otras categorías y sus otras propiedades.
Por ejemplo, al comparar constantemente los in-
cidentes acerca de las reacciones de las enferme-
ras ante la pérdida social de los pacientes mori-
bundos, nos dimos cuenta que algunos pacientes
son considerados como una gran pérdida social,
y otros como una baja pérdida social, y que los
cuidados que se les brindan están ligados a es-
tas valoraciones. También observamos que algu-
nas características que establecen este “grado de
pérdida” se ven inmediatamente (ocupación, es-
tatus y educación). Esta observación nos llevó a
darnos cuenta de que el grado de pérdida social
puede variar al conocer nuevas características
del paciente. Al estudiar los grupos comparativos,
también pudimos apreciar bajo qué condiciones
—por ejemplo los tipos de hospitales— podemos
encontrar grupos de pacientes con diferentes gra-
dos de pérdida social.
Entre las categorías y propiedades que se van gene-
rando, el investigador reconocerá dos tipos: las que él mis-
mo ha construido (en el caso de Glaser y Strauss, la pérdida
103
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
social o la valoración de la pérdida); y las que han sido de-
rivadas del habla empleada por las personas en las circuns-
tancias estudiadas (por ejemplo: la compostura o la conduc-
ta profesionalmente correcta de las enfermeras). Conforme
se va avanzando con el MCC, el investigador advertirá la pro-
pensión prevaleciente en ambos tipos de categorías. Las de-
rivadas del lenguaje de las situaciones singulares tenderán a
ser clasificaciones comunes empleadas para conductas y pro-
cesos que deben ser explicados, mientras que las construidas
por el investigador tenderán a ser explicaciones. A continua-
ción se muestran algunos ejemplos de las primeras categorías
(ofrecidas por Glaser y Strauss, 1967): delincuencia, justicia,
estigma, consultación, consolación, contracepción, etcétera.
Avanzando en la codificación de incidentes para las dis-
tintas categorías, el investigador enfrentará dilemas entre la
meditación de nociones teóricas y la codificación y compara-
ción de nuevos incidentes. Al respecto, se debe aplicar la se-
gunda regla básica del MCC: dejar de codificar y registrar en
un memorándum (o nota analítica) sus ideas.9 Esto debe fun-
cionar como una pausa en la rutina de trabajo, en la cual el
investigador debe aprovechar reflexivamente la “frescura ini-
cial de sus nociones teóricas”, así como guiar sus ideas ha-
cia las conclusiones más lógicas soportadas en sus datos, y
no en la especulación. Será muy útil que, con frecuencia, ela-
boremos notas o memorandos y codifiquemos copias de las
notas de investigación de campo. Escribir una nota analítica
sobre una nota de campo nos proporciona una ilustración in-
mediata para una idea y queda apartado el incidente seleccio-
nado para la propiedad más importante de las distintas cate-
gorías creadas.
Los tiempos de trabajo para la codificación y el análi-
sis conjuntos son muy variables, dependiendo de la importan-
cia del material, la saturación de las categorías, la emergen-
9
Según Alvarez-Gayou (2003), los memorandos sirven para registrar las
reflexiones del investigador, los cambios decididos y sus causas, dudas
e interpretaciones, así como previsiones de los pasos futuros.
104
David Oseguera Parra
cia de nuevas categorías, la etapa de elaboración de teoría y
el ánimo del investigador. Cuando se trabaja con un equipo
de investigación, es conveniente discutir las nociones teóricas
con uno o más compañeros, lo cual favorece la generación de
ideas teóricas adicionales, y comprobar en forma cruzada sus
avances registrados. Ahora, con las ideas más claras y la teo-
ría emergente registrada, el investigador retorna a los datos
para seguir codificando y comparando constantemente.
Resulta importante agregar aquí las innovaciones en la
codificación, que introdujo uno de los fundadores del méto-
do (Glaser, 1978). Éste distingue entre códigos sustanciales y
códigos teóricos; los primeros categorizan los datos, mientras
que los segundos lo hacen con las relaciones entre códigos
sustanciales, constituyendo hipótesis que luego conformarán
la armazón de la teoría. Por su parte, Strauss y Corbin (1990)
añadieron la matriz condicional, definida como una red de
condiciones interrelacionadas, causas y efectos; relacionada
con un fenómeno en particular.
En la matriz, el procedimiento general es preguntar:
¿Cuál es la influencia del género (por ejemplo), o el poder, o la
clase social sobre el fenómeno bajo estudio? ¿Cómo se mani-
fiesta esa influencia, por quiénes, cuándo, dónde, con qué con-
secuencias y para quiénes o para qué? (Strauss y Corbin, 1994).
Esta matriz se puede visualizar como:
Sistema de círculos, uno adentro del otro,
cada nivel correspondiendo a los diversos aspec-
tos del mundo. En los anillos externos se sitúan
esas características condicionales más distan-
tes de la acción o la interacción; mientras que
los anillos internos pertenecen a esas caracterís-
ticas condicionales referidas más cercanamente
con una secuencia de acción/interacción (Strauss
y Corbin, 1994, 275).
Los niveles incluyen condiciones que van desde lo in-
ternacional a través de lo nacional, comunal, organizacional,
institucional, grupal e individual, hacia la acción referente a
un fenómeno. En cualquier estudio dado, las condiciones en
105
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
todos los niveles tienen relevancia, pero justo el cómo requie-
re ser rastreado. Ante esta situación, Strauss y Corbin (1994,
275) aconsejan que “el investigador necesita completar las
características condicionales específicas para cada nivel que
pertenezca al área de la investigación elegida”, sin olvidar el
nivel particular donde éste se localiza.
106
David Oseguera Parra
meras para encarar al impacto en su compostura profesio-
nal de una paciente moribunda con alta pérdida social, como
una mamá con varios hijos. En este ejemplo, la comparación
constante ahora fructifica en la integración de las categorías
y de sus propiedades relacionadas, con ello, estamos de lle-
no en la generación de teoría (en el caso de Glaser y Strauss,
La pérdida social en pacientes moribundos), donde el analista
se ve forzado a definir algunos significados teóricos referidos
a cada comparación.
Cuando los datos son recolectados por medio del mues-
treo teórico, se juntan la recolección y el análisis, y el analista
lleva a su máxima expresión los patrones in vivo de la integra-
ción en los mismos datos. Las preguntas orientan la recolec-
ción de los datos para llenar lagunas y hacer crecer la teoría,
lo cual constituye también una estrategia de integración de
categorías y propiedades.
Delimitación de la teoría
Esta etapa sucede en dos niveles: la teoría y las categorías.
Primero, la teoría cristaliza, solidifica, mientras los cambios
que experimenta la teoría resultan cada vez menores, en tan-
to que el analista compara los siguientes incidentes con las
propiedades de una categoría. Las modificaciones posterio-
res tienen la finalidad más importante de todas: la reducción.
Por ésta se entiende que el analista puede descubrir uniformi-
dades en el conjunto original de categorías o en sus propieda-
des, y así, puede reformular su teoría con un número menor
de conceptos de mayor nivel. Esto reduce su nomenclatura y
hay una consecuente generalización.
Con base en el esfuerzo anterior, el investigador está
cerca de alcanzar dos condiciones muy importantes en el ni-
vel teórico: 1) sobriedad en las variables, su formulación, y 2)
alcance mayor en su aplicabilidad. Glaser y Strauss (1967) ci-
tan como ejemplo de reducción el siguiente:
107
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
Decidimos elaborar nuestra teoría añadien-
do estrategias detalladas, utilizadas por las enfer-
meras para mantener su compostura profesio-
nal, mientras cuidaban a sus pacientes, los cuales
eran de un distinto grado de pérdida social. Des-
cubrimos que cuando las enfermeras hablaban
entre sí, coincidían en que era mejor la muerte
para el paciente, ya que si vivía, quedaría en un
constante dolor o con daño cerebral, lo que lo
haría inútil socialmente. Por medio de la reduc-
ción de la terminología, descubrimos también
que nuestra teoría podía ser generalizada, así se-
ría pertinente al cuidado de todos los pacientes
(no sólo los moribundos) por todo el equipo mé-
dico (no sólo las enfermeras).
En el nivel de las categorías también opera una reduc-
ción en la lista original de las mismas para codificar, esto vuel-
ve más selectivo y enfocado el análisis y la codificación. Una
facilidad más del trabajo que reduce la codificación y com-
paración, proviene de la saturación teórica. Ésta ocurre des-
pués de que un investigador ha codificado incidentes para la
misma categoría ciertas veces, es decir, aprender a recono-
cer rápidamente si el próximo incidente aplicable señala a un
nuevo aspecto o no (en este último caso, como sólo añade vo-
lumen a los datos, ya no se codifica).
¿Cuál es el volumen de datos idóneo según el MCC? La
respuesta se basa en la reducción de la teoría, así como la de-
limitación y saturación de categorías. Como apreciamos atrás,
el universo de datos a recolectar depende de la reducción de
la teoría y el punto en que se alcance la saturación teórica de
categorías, que puede implicar suspensión o retorno a la pes-
quisa de datos (conforme al muestreo teórico).
108
David Oseguera Parra
Redacción de la teoría
En esta última etapa, el investigador tiene datos codificados,
una serie de notas (apuntes) analíticas y una teoría en cons-
trucción (cuyo contenido está dado por las categorías gene-
radas). Un investigador puede comunicar sus resultados me-
diante una publicación (libro o artículo) cuando esté seguro de
contar con un marco analítico constituido por afirmaciones
muy razonables y que la forma de su comunicación esté al al-
cance de las personas interesadas en el tema.
¿Cómo se comienza a redactar la teoría? Lo primero es
ordenar las notas o apuntes analíticos en cada categoría, ana-
lizarlas en conjunto y resumirlas. A estas alturas, podemos
volver a los datos codificados si es necesario para aclarar de-
terminado punto, llenar algún hueco en la teoría para hallar
ilustraciones y ejemplos o los datos precisos que sustenten
una hipótesis.
El MCC hace posible lograr teorías complejas que estén
muy de acuerdo con sus datos (por ello el calificativo de fun-
damentada —grounded— asignado por Glaser y Strauss al es-
tilo de investigación propio de la generación de teoría), ya que
ese método fuerza al investigador a incluir una diversidad de
datos. Esta manera de comparar es contraria a codificar para
obtener pruebas crudas, donde las codificaciones sólo estable-
cen si un incidente señala o no unas cuantas propiedades de
la categoría que está siendo utilizada.
Éste es un método inductivo de generación teórica;
para que tenga éxito requiere de investigadores esforzados
en obtener uniformidades y diversidades fundamentales, ade-
más de emplear conceptos más abstractos para explicar las
diferencias entre los datos. Que un investigador pueda arribar
a teorías sustantivas o formales, dependerá de sus puntos de
partida: de datos en bruto o con una categoría social abstrac-
ta. Aquí la cuestión es que el investigador debe estar alerta del
nivel de generalidad con que arranca, en relación al nivel que
quiere alcanzar.
109
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
10
El texto analizado es la tesis defendida por David Oseguera Parra en la
Universidad Autónoma Metropolitana, en México, para obtener el gra-
do de Doctor en Antropología Social. Reconocemos que fue algo difícil
elaborar esta sección del capítulo, ya que se trataba de revisar un texto
propio, lo cual vuelve más complejo explicitar la forma en que se aplicó
el muestreo teórico y la comparación constante, así como los resulta-
dos obtenidos justamente con ello. Podría decir que eso equivale a que
uno se aplique a sí mismo una psicoterapia. Quizá esto sea también
un procedimiento doloroso de autoconciencia cognitiva en el quehacer
científico.
110
David Oseguera Parra
Ofertas Culturales y sus Públicos (focyp),11 ya que el autor pre-
tendió rediseñar ciertos conceptos previos para trazar un pano-
rama plausible (con sentido) sobre la evolución histórica de los
gustos alimenticios.
¿Qué tan claro fue el investigador en relación a la teo-
ría utilizada y sus alcances cognitivos? En la primera parte los
conceptos son pocos, prestados y al servicio de una descrip-
ción minuciosa de procesos y situaciones. Esto queda claro
en el apartado Encuentro del sistema de abasto con los públi-
cos consumidores (pp. 103 y ss.), cuyo título suena muy fami-
liar, pero esclarecer esa evolución no resultó una tarea senci-
lla. Se requirió un rompimiento del sentido común, además
de reconocer la influencia de los cambios históricos del siste-
ma de abasto en la construcción de los gustos alimenticios co-
lectivos. En palabras del autor: “trazar un cuadro de recuerdos
que nos permita advertir el contraste entre lo que somos y lo
que fuimos”. En esto fueron especialmente útiles los testimo-
nios orales de tres generaciones de colimenses que vivieron
durante el siglo XX.
Así, se buscó poner en perspectiva histórica tanto su
herencia cultural como sus aprendizajes de viejas y nuevas
prácticas de adquisición de víveres. Resultó especialmente útil
el cotejo de la organización doméstica (siguiendo pautas de
género y edad) de las familias con la modernización de los es-
tablecimientos comerciales de abasto (públicos y privados).
Es muy apreciable la lucidez de los testimonios con que
las mujeres (con oficio exclusivo de amas de casa) refieren
el encuentro entre las nuevas ofertas de abasto ante las ne-
cesidades y deseos de las familias. Otro resultado valioso de
este cotejo entre datos cartográficos y testimonios familiares
111
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
fue captar los aprendizajes de los colimenses sobre las nue-
vas formas para ser consumidor: la elaboración de específicas
razones y criterios a elegir entre unos y otros establecimien-
tos comerciales (por ejemplo, no faltó quien sopesara crítica-
mente ventajas y desventajas de cada tipo de comercio local:
tianguis, tienda de autoservicio, mercado público municipal y
tienda gubernamental).
En este mismo apartado, fue muy importante estar
abierto a reconocer y comprender la peculiar interacción en-
tre los sistemas de abasto (el cambio dinámico sobre todo
desde los años setenta del siglo xx) y las familias colimenses
en tanto que públicos consumidores. Se reconocieron así, no
sólo nuevas prácticas culturales de consumo sino la percep-
ción reflexionada de las mismas. Al cotejo de cartografías e
historias de vida se debió añadir las informaciones relativas a
los cambiantes contextos políticos, económicos y sociales de
la ciudad y la región.
En el apartado Establecimientos de venta de alimentos
preparados y la formación de públicos de comida extrahogar, se
analizó sistemáticamente la evolución de cuatro cateorías de
tales negocios durante cuatro periodos del siglo xx. Se compa-
ró el número de establecimientos registrados por cada catego-
ría en determinado lapso, con las cifras de las demás catego-
rías, buscando elementos de comprensión de los cambios en
los contextos socioeconómicos (de cada periodo), así como
en ciertas actitudes referidas a los hábitos de comer fuera de
casa entre la población local. Una influencia importante de
este análisis es que en la cultura alimentaria de Colima suce-
de un cambio sin ruptura: entre los años cuarenta y sesenta,
la comida se comienza a generalizar y legitimar como parte
del ámbito público, aunque bajo pautas del privado (sazón fa-
miliar).
¿Qué tan amplia fue la base de datos en la historia oral
y cómo se aplicó el análisis comparativo? En la formación y
transformación de gustos alimenticios en el siglo xx, se recu-
rre a las historias de vida de cinco familias colimenses y tres
112
David Oseguera Parra
integrantes de cada una de ellas, correspondientes a sendas
generaciones sucesivas, con datos de dos campos culturales
(del proyecto focyp): alimentación y abasto.
Primero se procede a analizar los datos biográficos bá-
sicos de cada generación, ponderando los años de vida, sus
distintos orígenes (urbano-rurales), lugares de residencia, es-
colaridad, ocupaciones y experiencias de vida. Segundo, se
revisa sistemáticamente el tipo de platillos y bebidas acos-
tumbradas en los episodios sucesivos de comida, así como los
lugares de consumo (en casa o fuera de ella) y sus significados
culturales (como la comida en casa, un ritual de encuentro fa-
miliar o motivo de conflicto entre hermanos ante la escasez
de la comida, el prestigio de la carne en el consumo alimen-
tario, etcétera).
Se sistematizan las reflexiones que las personas de la
segunda generación (entre 31 y 70 años) elaboran sobre di-
versos aspectos del patrón alimenticio (variedad, frescura y
procesamiento, sabor e higiene). En general, se trata de cote-
jar si en sus prácticas y representaciones, las sucesivas gene-
raciones siguen o se apartan de la tradición culinaria regional.
También se coteja estadísticamente al público consu-
midor fuera de casa, en la ciudad de Colima, con el registra-
do en ciudades de su rango (100-200 mil habitantes) y se evi-
dencia que: a finales del siglo xx, la ciudad de Colima presenta
menor grado de apertura a comida extrahogar (menos exter-
nalizada o del ámbito público), respecto tanto de platos de co-
mida rápida (como tacos o hamburguesas) como de diversas
clases de establecimientos gastronómicos.
Con lo anterior se concluye que a lo largo del siglo xx,
en las tres generaciones de colimenses analizadas, ocurre un
cambio sin ruptura en la tradición culinaria regional. Podría-
mos decir que esto es una matización de lo que generalmen-
te ocurre con la modernización de las sociedades durante el
siglo xx; en este caso la comida, como institución social, tien-
de a diluirse, y esto se agudiza particularmente con la globa-
lización.
113
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
12
Diccionario de la lengua española, 22 ed. Consultado el 12 de mayo
de 2011. Disponible en: www.wordreference.com/es/en/frames.
asp?es=heurística.
114
David Oseguera Parra
¿Qué tipo de datos y en qué monto se utilizaron? En
esta segunda parte del estudio, los datos provienen de una en-
cuesta realizada sobre una muestra de 118 familias de la ciu-
dad de Colima. A diferencia de las otras dos partes, en ésta la
escala de datos aumenta considerablemente, lo que nos llevó
a tomar en cuenta la utilidad de la heurística, y en particular
el procesamiento matemático de los datos, pero siempre con-
servando una apertura metodológica. La muestra se distribu-
yó en tres estratos de ingreso (bajo, medio y alto):13 el 50% se
destinó al primer estrato y el resto se repartió en partes igua-
les entre los otros dos estratos.
¿Cómo se procedió al análisis comparativo de los gru-
pos? Se siguió un doble sendero. Primero, un manejo des-
criptivo más o menos sencillo, donde examinamos el com-
portamiento alimentario colimense, en cinco dimensiones:
comensalidad, extensión de la dieta, estructura de la comi-
da principal, tradicionalidad del menú e ingredientes alimen-
ticios con sus implicaciones nutricionales.
En cada una de estas dimensiones, se trata de ver cómo
se comporta el total de las familias. Por ejemplo, en el caso de
la comensalidad familiar, se analizó cuáles porcentajes y nú-
mero de familias alcanzaban distintas proporciones (magni-
tudes relativas) en la convivencia durante las comidas. En las
demás dimensiones se analizó cómo el conjunto de familias
(118) se diferenciaba con relación a cada variable. La informa-
ción se ordenó y presentó mediante cuadros de doble entra-
da. En todas las dimensiones hubo que realizar una revisión
de los datos singulares y su posible reordenamiento para una
mejor agrupación de las familias respecto de cada una de las
dimensiones mencionadas.
Un caso ejemplar de esta codificación es la estructu-
ra de la comida del mediodía, donde la rigurosa reagrupación
generó seis clases incompletas y dos completas de estructu-
ra ideal de la comida. Otro caso interesante es la tradicionali-
más de $10,000.
115
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
dad del menú, pues los datos de la encuesta son codificados
en clases de comidas y tipos de platillos (estos últimos según
su arraigo en el gusto de la población colimense): tradiciona-
les frecuentes, tradicionales poco frecuentes y foráneos.
En segundo lugar, en vez de analizar al total de familias
de la muestra como un sólo conjunto, mediante un procedi-
miento heurístico de mayor complejidad, seguimos los plan-
teamientos de Espinoza (1998). El proceso de datos ahora se
enfocó solamente a cuatro dimensiones que consideramos
más significativas entre las prácticas alimenticias de las fa-
milias colimenses: comensalidad, extensión, tradicionalidad
y estructura. Cada una de éstas se codificó en la escala del 1
al 10 para poderlas procesar matemáticamente y evitar ses-
gos por la escala de los datos originales.
Con el método heurístico se compararon las familias
en sus comportamientos referidos a cada una de las cua-
tro dimensiones. Esto se hizo con los métodos de clasifica-
ción jerárquica: a) calculando el coeficiente de disimilaridad,
b) construyendo dendrogramas con los métodos de clasifica-
ción jerárquica (de conexión simple, completa y promedio) y
c) con el análisis de correspondencia. De lo anterior se confi-
guraron siete grupos, como las familias que entre sí guardan
mayor semejanza, en ellos se compararon los comportamien-
tos alimenticios (agregando posteriormente la comparación
descriptiva del consumo nutricional y de los datos sociode-
mográficos).
Esto permitió establecer una secuencia expositiva que
exhibe o revela un orden descendente de mayor a menor
complejidad en las prácticas alimenticias (véase gráfica 1 de
los anexos). Con el vínculo entre atributos socioeconómicos y
demográficos y el comportamiento alimenticio (en las cuatro
variables referidas), fue posible realizar comparaciones siste-
máticas entre los diferentes grupos y arribar con ello a nue-
vas inferencias de tipo más general (Espinoza, 1998, 194).
Para el procesamiento de los datos se contó con un programa
de manejo de bases de datos (Access) y un programa especí-
116
David Oseguera Parra
fico para la clasificación jerárquica y el análisis de correspon-
dencia (Ucinet).
Hay que advertir, con Espinoza (1998, 501), que hay
un empleo reiterativo de la clasificación jerárquica en un en-
foque heurístico, pues bien es cierto que “sólo una buena cla-
sificación (jerárquica) puede construirse cuando se ha hecho
una adecuada selección de los objetos y de las variables con
las que aquellos se describen”; pero del mismo modo es ver-
dad lo contrario, “la selección adecuada de las variables impli-
ca también la del nivel de agregación de las mismas. Con fre-
cuencia, un conjunto de variables adecuadas es resultado de
la aplicación exitosa de los métodos de clasificación”. Enton-
ces, hay que recordar: que la clasificación es jerárquica cuan-
do los métodos empleados para un conjunto de elementos da-
dos construyen un dendrograma y que como consecuencia de
la clasificación jerárquica se impone a los datos una estructu-
ra para descubrir la que les es propia y por tanto, en el uso de
diversos métodos, debe ir acompañado de la evaluación de
los dendrogramas y de los coeficientes de disimilaridad. Pero
hacer esto exige al investigador el empleo de sus capacidades
de análisis y síntesis, pues todo resultado “debe ser defendido
con argumentos propios del área de la que provienen los da-
tos”, y el papel fundamental de estos métodos de análisis es
sugerir hipótesis (Espinoza, 1998, 503).
¿Qué resultados hubo con el análisis heurístico del con-
sumo habitual de las 118 familias colimenses? ¿Cuál es su
proximidad con la teoría fundamentada? Responderemos en
forma concisa y breve. Analizar las prácticas alimentarias por
grupos posibilitó una comprensión más concreta de los com-
portamientos alimentarios de las familias colimenses, que
conformarlos en una visión de conjunto de la población. De
igual modo, la comparación de las familias por su compor-
tamiento, en las cuatro dimensiones citadas, permitió apre-
ciar que la configuración de grupos de familias no se basa de
modo directo en escalas de ingreso o gasto doméstico.
117
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
De este modo, confirmamos una idea inicial básica: las
tendencias de consumo no pueden equipararse con las capa-
cidades adquisitivas y, por ende, no puede trazarse un para-
lelismo entre habitus y condiciones económicas definidas, es-
pecíficamente. Mediante el proceso heurístico de los datos de
encuesta configuramos siete grupos de familias que guardan
mayor semejanza entre sí, en tales grupos es detectable la ins-
trumentación de diversas estrategias familiares, mediante las
cuales se satisfacen las necesidades alimentarias: jugar con el
tiempo y el espacio, el oficio culinario aplicado a platillos y be-
bidas, la composición del menú, la elección de ingredientes,
su combinación, repetición o variación, etcétera, son algunas
de las formas de lidiar con las diversas restricciones, disponi-
bilidades y libertades, entre otras, presentes en el campo ali-
mentario.
Un buen ejemplo de esto es el grupo D; el cual, pese
a su débil situación económica y las restricciones de tiempo
(con hogares de jefatura femenina, hogares ampliados y uni-
personales) advierte un cierto virtuosismo en muchos hogares
durante el desayuno y la comida de la tarde, además de lograr
un alto ejercicio de tradicionalidad y comensalidad. Por ello,
nos referimos a ese modo de comer como “medio rico, esfor-
zadamente” (Oseguera, 2003, 219).
118
David Oseguera Parra
tragones anónimos, etcétera, sino descubrir qué ocurre con la
remodelación identitaria y los cambios de regímenes alimen-
ticios. Se conocía que, en la escala individual, ocurren cam-
bios drásticos en el sistema de creencias, cuando las personas
operan modificaciones sustanciales en su alimentación coti-
diana. Faltaba indagar en distintas expresiones sociales del
cambio alimentario.
El uso del enfoque teórico de la conversión religio-
sa (con Berger y Giménez, s.f.), sirvió como modelo general
para estudiar los procesos ocurridos entre vegetarianos, tra-
gones anónimos, narcisistas y enfermos crónico-degenerati-
vos (véase cuadro 1 de los anexos). Estos cuatro grupos de
población expresan la adopción (repentina o gradual, parcial
o completa, definitiva o provisional) de comportamientos ali-
mentarios distintos a los propios (generados por su habitus).
Estuvimos más interesados en distintas teorías sustantivas,
aunque todas ellas referidas a los cambios identitarios y ali-
menticios.
La teoría tiene un alcance limitado, ya que en esta pes-
quisa partimos de dos supuestos muy generales: 1) la existen-
cia de diversos gustos alimenticios correspondientes a otros
tantos grupos que confrontan sus nociones sobre la salud y lo
sagrado en espacios locales definibles como frentes cultura-
les y 2) que la apropiación de determinados comportamien-
tos alimenticios por grupos específicos responde a modelos
de conversión donde se redefinen tanto las identidades como
las estructuras de plausibilidad de los individuos. La validez de
ambos se confirmó con el análisis de los datos recogidos por
medio de las entrevistas cualitativas y las historias de vida.
Vale la pena aclarar que sí llega a verificarse la tipología de Gi-
ménez relativa a la mutación.
Lo interesante e innovador del enfoque empleado en
esta tercera parte es que proporciona una visión procesual
que contrasta con la distributiva (mediante encuestas) de es-
tudios británicos apoyados con encuestas entre consumidores
de alimentos (dietas y concepciones alternativas).
119
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
Al comparar los cambios identitarios entre vegetaria-
nos y tragones anónimos, estos últimos se nombran a sí mis-
mos por su modo compulsivo de comer. Con los enfermos
crónico-degenerativos se encontró que no hay una reorien-
tación específica de gustos alimenticios sino una lucha por la
vida puesta en riesgo por enfermedades mentales, además
de que la reconstrucción de la identidad entre tales enfermos
atraviesa por dos momentos clave: 1) diagnóstico inicial y 2)
reelaboración de posibilidades de sobrevivencia y trazo de
planes de vida de corto plazo, transitorios o precarios. En sín-
tesis, los cambios identitarios no traen aparejados cambios
alimenticios definidos. Más bien, entre los enfermos crónico-
degenerativos experimentan cambios identitarios en corres-
pondencia con sus específicos quebrantos de salud y sus te-
rapias de tratamiento. En el caso de los narcisistas, la revisión
de sus consumos alimenticios habituales, nos aclaró que ellos
no son un grupo que se distinga por “claras reglas prescripti-
vas de un régimen de alimentación”, pero comparten prácti-
cas y representaciones culturales.
Pese a la falta de reconocimiento de los entrevistados,
ellos habían asumido por un lapso apreciable hábitos alimen-
ticios ligados a motivaciones estéticas, de manera tal que el
cambio de régimen se inspira en el logro de una figura o ima-
gen corporal estética. En definitiva, entre los narcisistas no ocu-
rre una conversión (mutación de sus círculos sociales y quie-
bre profundo de sus nociones), pero sí diversas adaptaciones
al ethos posmoderno del individualismo hedonista (Lipovetski).
La teoría no es muy densa, pues se mantiene el esquema cla-
sificatorio sobre la conversión y se utilizan otros conceptos en
cada uno de los distintos grupos (por ejemplo, enfermos cróni-
co-degenerativos o los narcisistas) que sirven de apoyo.
¿Qué tipo de datos son utilizados y en qué capacidad
en relación a la teoría? Son doce tipos de datos: rasgos socio-
demográficos (edad, escolaridad, ocupación), duración de la
trayectoria, tipo de régimen alimenticio, medios de conocer
y aprender, motivos y causas del cambio alimentario, logros,
120
David Oseguera Parra
dificultades, esfuerzos, contexto micro-social, entorno social,
modus vivendi y nivel organizativo. De entre todos, el tipo de
régimen alimenticio es muy importante, aunque sus vínculos
con la teoría son variables (por ejemplo: vegetarianos con re-
lación a narcisistas).
Los datos más interesantes son la percepción que los
entrevistados tienen sobre sus motivos y logros en sus pro-
cesos de cambio, así como su modus vivendi (o autoconcepto
de sí mismo). Otros datos tales como dificultades, esfuerzos,
contexto microsocial y entorno social, son complementarios
de los antes citados. Las trayectorias de cambio alimenticio
(tca) tienen gran relevancia en sus momentos iniciales, por lo
que las clases de datos correspondientes al régimen alimenti-
cio, motivos, logros y modus vivendi, son muy indispensables
y efectivos con relación a la teoría.
Existe un grado de integración parcial en la teoría, pues
sólo en dos de las cuatro clases de tca se aplica y se verifica el
esquema de conversión de identidades y estructuras de plau-
sibilidad (entre vegetarianos y tragones anónimos); en los de-
más, hay ajustes parciales.
¿Qué tan claros somos en cuanto al tipo de teoría que
utilizamos? Intentamos una regular ubicación inicial de los dis-
tintos enfoques teóricos, reconociendo que su aplicación pue-
de estar circunscrita a aspectos más o menos específicos de
los fenómenos estudiados. En ocasiones no llega lejos la cla-
ridad, pues la enunciación del concepto no se continúa en la
verificación, o ésta no tiene suficientes datos (volumen) para
equivaler a una verificación detallada.
Es posible que la categoría de tca se hubiera podido tra-
bajar mejor, para convertirse en un auténtico concepto de teo-
ría fundamentada, en un germen fructífero de una teoría sus-
tantiva del cambio alimentario. Una teoría que se ubica en un
espacio intermedio entre los contextos micro-sociales y los
amplios entornos sociales, referida a las acciones personales
deliberadas y sostenidas de transformación de sus gustos ali-
menticios y sus identidades culturales.
121
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
122
David Oseguera Parra
• Abrir en cualquier momento los documentos consti-
tutivos del proyecto (unidades hermenéuticas, según el
Atlas-ti).
• Mostrar las citas señaladas, los códigos asignados y los
memorandos redactados.
• Elaborar diagramas que organizan las relaciones entre
códigos, familias o árboles de códigos.
Conclusiones
La teoría fundamentada es un enfoque general para investiga-
ciones orientadas a la elaboración de la teoría social, basada
en la práctica conjunta de recolección, codificación y análisis
comparativo de datos. Aunque inicialmente se le asoció ínti-
mamente con el inductivismo, la codificación y los datos cua-
litativos, actualmente representa una opción atractiva e im-
portante de investigación.
Pese a la popularidad que ha alcanzado, no es un enfo-
que de manejo simple, debido a lo inusual de su modus ope-
randi, la escasez de manuales y programas de cómputo en
lengua castellana, así como al sesgo cortoplacista del contex-
to institucional de investigación en México. Sin embargo, la
apuesta por un enfoque de investigación que garantiza la ge-
neración de teoría sustentada en los datos, no es desdeñable
en un medio intelectual más acostumbrado a copiar teorías y
seguir modas foráneas.
123
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
Bibliografía
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124
Anexos
Tabla 1
Grupos de individuos con trayectorias de cambio alimentario. Comparación de aspectos biográficos
125
David Oseguera Parra
ecologista.
126
Tipo de Rasgos Duración Tipo de régimen Medios de Motivos y Logros
grupo sociodemográficos de la o patrón conocer y causas
trayectoria alimenticio aprender del cambio
alimentario
Logros físicos:
reducción de
obesidad, alejar
Obesidad, riesgo de otras
enfermedades enfermedades
Plan de
y dolencias relacionadas
alimentación:
Edad promedio: 46 derivadas del y control de
rige criterios de
años. sobrepeso. adicciones.
preparación de
Escolaridad: unos de Búsqueda de Logros
alimentos y el
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
127
David Oseguera Parra
Tabla 2
128
Grupos de individuos con trayectorias de cambio alimentario. Comparación de aspectos biográficos
129
David Oseguera Parra
130
Tipo de Dificultades Esfuerzos Contexto micro- Entorno Modus Nivel
grupo de la personales social social vivendi organizativo
trayectoria
Disciplina
Denominador Gran sostén
personal para
común: con el emocional de Preocupación Conciencia de
continuar
menor descuido familia, amigos y específica vida marcada Oscilan entre la
Enfermos tratamientos.
se arriesga la compañeros de sobre otros negativamente necesidad y la
crónico- Disposiciones
vida. trabajo: vital y enfermos y de resistencia a la
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
degenerativos psicológicas
Bajo nivel definido. como ellos. protagonismo organización (en
y terminales favorables para
inmunológico. Apoyo Imagen crítica en sus propias Sida y diabetes).
sortear penas
Tratamientos económico u optimista. vidas.
físicas y morales.
agobiantes. familiar.
Ejercicio diario.
Tipo de Dificultades Esfuerzos Contexto micro- Entorno Modus Nivel
grupo de la personales social social vivendi organizativo
trayectoria
Control estricto
de consumo
de calorías y
grasofobia.
Comer con
Heterogeneidad
parsimonia, Situación de
de dificultades,
higiene y otredad en
según el
otros hábitos los espacios Evaluación
contexto micro-
convencionales familiares o Imagen crítica positiva en el
social. No se agrupan
Narcisistas de la laborales. de la sociedad: logro de sus
Extrañamiento ni participan en
alimentación Apoyos y razonada o propósitos de
ante verduras y organizaciones.
moderna. estímulos. superficial. vida.
pan integral.
Práctica Conflictos o
Riesgo de
sistemática tensiones.
anorexia.
de ejercicio o
deportes.
Abstinencia
de cigarros y
bebidas.
Fuente: Oseguera (2003, 318-319).
131
David Oseguera Parra
La teoría fundamentada: una aplicación práctica
Gráfica 1
Orden de comportamientos alimentarios
Comen rico
y habitualmente A
C D E
F Comen pobre,
aunque habitualmente
132
El grupo de discusión:
técnica de investigación
con utilidad práctica
Introducción
133
El grupo de discusión. Técnica de investigación con utilidad práctica
A manera de presentación
En el contexto de producción de la sociedad de consumo de
tradición española, Jesús Ibáñez desarrolla la fundamentación
epistemológica del grupo de discusión y el análisis del lengua-
je en un ambiente dominado por la investigación cuantitativa
que opera con base en técnicas cuya lógica es obtener repre-
sentatividad estadística de los fenómenos sociales; por ejem-
plo, la encuesta (Ortí, 1998, 90).
El interés de Ibáñez por difundir la investigación cuali-
tativa en España comulga con su forma de pensar y construir
teoría social de segundo orden (profundidad en el nivel inter-
pretativo). Su intención: recuperar el papel del sujeto en la in-
vestigación de la realidad social, como paso necesario para
producir el retorno del sujeto a la vida social.
Su conocimiento teórico y metodológico sobre las fun-
ciones de las técnicas de investigación que no hacían más que
manipular la información del sujeto y, por ende, la incidencia
de los fenómenos (como lo hace la encuesta) propició que Ibá-
ñez diseñara una nueva estrategia técnica y metodológica que
permitiera la participación activa del sujeto y le otorgara liber-
tad para expresar su opinión sobre el sentido de las acciones
vinculadas a su vida cotidiana.
El sentido de Ibáñez en implementar una técnica como
la del grupo de discusión, es mostrarle a la comunidad cien-
tífica y académica la importancia de estudiar fenómenos so-
ciales desde una perspectiva estructural y dialéctica en la que
el individuo exprese su capacidad reflexiva y se convierta en
protagonista y operador de su propio discurso.
134
Ma. Guadalupe Chávez Méndez
135
El grupo de discusión. Técnica de investigación con utilidad práctica
El campo semántico
Este aspecto es de vital importancia porque define el discur-
so producido en el entorno de conversación, sin que necesa-
riamente haya sido impuesto por la instancia investigadora. El
campo semántico determina los elementos lógicos y semánti-
cos que se plantean sobre un tiempo concreto del aquí y aho-
ra en el que se instituye el grupo.
Canales y Peinado (1994, 312) señalan al respecto:
Cada campo semántico supone la reorgani-
zación de los elementos y de sus relaciones, res-
pecto de otros campos semánticos de mayor ge-
neralidad en los que pueden estar inscritos.
136
Ma. Guadalupe Chávez Méndez
137
El grupo de discusión. Técnica de investigación con utilidad práctica
1
Cabe señalar que decidí trabajar con una técnica de investigación cuyo
objetivo no es buscar sino encontrar.
2
Debe entenderse como la manifestación de emociones y sentimientos:
afectos, nostalgia, soledad, compañía, amor y desamor.
3
Léanse como aquellas acciones que implican entretenimiento y diver-
sión.
138
Ma. Guadalupe Chávez Méndez
Los detonadores
Al constituirse el eje que dispara la situación discursiva, los
detonadores son indispensables para generar conversación,
ya que en éstos recae la provocación del discurso.
Los detonadores constituyen la única herramienta que
el moderador utiliza para intervenir en la situación del discur-
so (siempre y cuando juzgue conveniente hacerlo), y su impor-
tancia radica en la medida en que motivan a hablar al grupo.
Sin su existencia, los sujetos reunidos no sabrían la especifici-
dad de su conversación. A su vez, resultan indispensables pues
guían el rumbo y la dirección del acto de conversar; son media-
dores del espacio y tiempo de la situación discursiva.
El criterio para construir detonadores es guiado por la
forma de pirámide invertida que resulta al colocar en orden
de importancia el total de detonadores; en otras palabras, se
parte del detonador principal (con el que se espera que fun-
cione toda la sesión) y en caso de que no resultase así, se con-
tinúa la provocación del discurso al usar los detonadores alter-
nativos necesarios.
4
Debe entenderse como el proceso de implicación entre el sujeto cognos-
cente (el que conoce) y el objeto cognitivo (lo que se conoce). En este
sentido, el proceso de conocimiento es un ejercicio dialéctico; es decir,
de relación mutua entre sujeto-objeto y viceversa. Sobre la construcción
y proceso de conocimiento véase a Piaget y García (1983).
139
El grupo de discusión. Técnica de investigación con utilidad práctica
140
Ma. Guadalupe Chávez Méndez
141
El grupo de discusión. Técnica de investigación con utilidad práctica
Variables sociodemográficas
142
Ma. Guadalupe Chávez Méndez
Postproducción: el encuentro
con uno mismo, más allá de los cinco sentidos
Decidí nombrar así a este apartado porque es el espejo que
refleja la imagen física y mental del investigador al realizar el
ejercicio de interpretación y análisis de la información obte-
nida. Enfrentar esta tarea requiere que el analista del discur-
so agilice y aumente la participación de los cinco sentidos
en los procesos de visualización (fruto de una imaginación
despierta) implicados en la forma de pensamiento que se crea
cuando se piensa o visualiza algo; puede imaginarse como
una idea que surge de quien analiza, y cuya estructura es la
de un canal privilegiado por el que la energía fluye con más
libertad en busca de la creatividad. A ello se debe que sea
importante activar intensamente el hemisferio derecho del
cerebro.
De la forma de ondas que emane el pensamiento del
analista dependerá el resultado de la configuración de la rea-
lidad que éste represente, con base en el discurso expresado
por los participantes en la situación de conversación.
144
Ma. Guadalupe Chávez Méndez
145
El grupo de discusión. Técnica de investigación con utilidad práctica
5
Sugerido, aplicado y empíricamente probado por Jesús Galindo (1992,
183).
6
Contémplese la estrategia usada para transcribir, descrita en el apartado
correspondiente. Para efectos de este artículo y respetar su extensión,
la transcripción fue editada, pero el contenido completo puede consul-
tarse en Chávez, 2007 (78-100). Véase la transcripción, como ejemplo
concreto (ignorándose —por ahora— los textos en cursivas que destacan
partes del discurso, así como los paréntesis y los números registrados
entre corchetes) en el anexo 1. Identificar el texto que registra consenso
discursivo requiere paciencia y mucha concentración, porque implica
leer y releer el material transcrito las veces que el analista juzgue nece-
sario hacerlo (quien debe considerarse árbitro de la selección que haga
del mismo). Este esfuerzo complejo es muestra de que el consenso no
se encuentra ordenado progresivamente sino en forma fragmentada
(diversificado o distribuido por todo el texto: de principio a fin). En ese
sentido está obligado a viajar o recorrer el material transcrito con boleto
de ida y vuelta, constantemente. El analista sugiere colorear o subrayar el
consenso identificado. Véase nuevamente el anexo 1 y póngase atención
en el texto en cursivas, porque muestra el consenso que identifiqué de
este grupo en particular.
7
Entiéndase como la explicitación de acuerdos obtenidos a través de la
participación discursiva de los cinco integrantes que conformó cada
grupo.
146
Ma. Guadalupe Chávez Méndez
8
Es responsabilidad del analista (siempre y cuando los participantes no
hayan estructurado gramaticalmente bien su discurso) construir enun-
ciados con una estructura gramatical lógica y coherente. Respetándose
siempre el sentido o la intención del discurso emitido por el grupo.
La identificación de objetos (encasillados) y de los predicados respectivos
(numerados en orden cronológico) se indican en el anexo 2 de este trabajo.
Con el objeto de mostrar la sección específica del texto de donde se
extrajo la lista de juicios lógicos, remito a ver el discurso señalado entre
paréntesis y con numeración del anexo 1.
9
Construir este esquema requiere que el analista posea grandes
dosis de energía creativa además de competencia en la sistema-
tización y el análisis de información. También debe confiar mu-
cho en su trabajo, encontrarle un sentido útil al esquema que
está configurando. Jamás deberá dudar de las decisiones tomadas
en el proceso de la construcción del mismo; y debe reflexionar
siempre por qué tomó ese camino y cómo llegó al resultado final.
En el anexo 3 se muestra un ejemplo concreto de un esquema lineal.
Los números pequeños ubicados afuera de cada recuadro o casilla,
respectivamente, refieren al objeto o predicado (según sea el caso) que
está siendo implicado (que no necesariamente tienen que remitirse
textualmente; es decir, tal como se encuentran estructurados en el lis-
tado de juicios lógicos mostrado en el anexo 2; aunque la derivación sí
resulte de ese listado).
10
Como ejemplo concreto de la construcción de un esquema multiarti-
culado véase el anexo 4. Los números pequeños situados a un lado de
la figura ovalada infieren a los objetos y predicados que inspiraron al
analista para construir la representación abstracta del discurso del grupo.
147
El grupo de discusión. Técnica de investigación con utilidad práctica
Consideraciones finales
El hecho de que el investigador se convierta en un experto
en el conocimiento, reflexión y aplicación de la(s) técnica(s)
usada(s) en la generación de conocimiento científico sobre lo
social, satisface —desde mi opinión— una de las necesida-
des más urgentes que exige el pensamiento social contempo-
ráneo.
Trabajar configuraciones de información que involu-
cren formatos horizontales (abiertos) significa aprender en la
marcha de lo que se hace. Apropiarse de una técnica de inves-
tigación en particular, desarrollarla y participar en su proceso
de operación, permite que el investigador construya la reali-
dad con base en su propia mirada, y no la ajuste a partir de
las miradas que otros ya construyeron. No es que esta última
actividad sea despreciable, sino que constituye una alternati-
va metodológica más, cuya estrategia limita la generación de
nuevos conocimientos al no moverse del plano de la repeti-
ción de discursos ya enunciados por otros.
Al optar por construir conocimiento que vaya asociado
a la acción misma de lo que se hace, desaparece el interés por
trabajar con técnicas configuradas con base en un diseño ce-
rrado, sobre una repetición de patrones de acción o esquemas
de diseño que reflejen formas prescritas de trabajo que se
aplican en forma repetida y sin variar el formato de diseño; en
su lugar, parto de la idea de que las únicas posibilidades que
existen se abren en la acción misma de lo que se construye.
Trabajar desde la perspectiva horizontal significa, entonces,
hablar de otro tipo de configuración reflexiva sobre lo social,
donde el paradigma orientado al resultado de los datos sóli-
dos y representativos ya no es suficiente; necesitamos otras
148
Ma. Guadalupe Chávez Méndez
149
El grupo de discusión. Técnica de investigación con utilidad práctica
Bibliografía
Canales, M. y Peinado, A. (1994). Grupos de discusión. En: Delgado, J. M.
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Piaget, J. y Rolando, G. (1983). Pisicogénesis e historia de las ciencias. Méxi-
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Ma. Guadalupe Chávez Méndez
Anexo 1
Moderador: Ma. Guadalupe Chávez Méndez
Transcriptor: Ma. Guadalupe Chávez Méndez
Clave del grupo: 230798/aadm/gdl/h/cm/p
Adulto-hombre
MODERADOR: Yo soy Lupita Chávez, antes que nada me da mu-
cho gusto que estén aquí, para mí es muy importante el he-
cho de que hayan venido. Siéntanse como en su casa, por eso
es la situación así, de mesa redonda. Yo estoy aquí para mo-
derar, no esperen que les esté haciendo preguntas para po-
der dialogar. Se trata de que ustedes mismos platiquen y dia-
loguen acerca de un tema, que es La música, pero lo que me
interesa es que platiquen acerca de la relación o el vínculo, el
sentido que pudiera tener la música en su vida cotidiana. Pue-
de empezar el que sea, es de ustedes el espacio, yo estoy aquí
de incógnita y no esperen que esté interviniendo constante-
mente. No se trata de pregunta-respuesta sino de que constru-
yan un diálogo.
Quien quiera iniciar y hablar en el momento que lo
considere pertinente, lo puede hacer; es de ustedes el espacio
y bienvenidos.
VOZ DE “e”: En lo particular, la música para mí, es un
factor que influye para mi bienestar (casi todo lo hago con mú-
sica, si estoy trabajando, si estoy estudiando, si estoy lavando el
carro, o lo que sea; siempre estoy escuchando música [1]). (Es
una forma de hacerme pasar más ligero el rato y me gusta mu-
cho escuchar música, de hecho cuando estoy deprimido me gus-
ta escuchar música [2]). Porque a veces me saca de esa depre-
sión, o me sume más, pero sin embargo, la siento, la disfruto,
la gozo; y también, en estados en que estoy muy alegre, tam-
bién me gusta mucho bailar. La música me despierta, esa mú-
sica guapachosa, me hace sentir vivo, me hace sentir con la
alegría de seguir adelante.
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sea que, misteriosamente, tiene mucho que ver (la situación que
estés viviendo, tu estado de ánimo [35]), y también hacia dónde
quieres ir ese día.
VOZ DE “e”: Sí, porque a veces estás deprimido, y como
que uno es un poquito masoquista, como que andas triste por-
que te enojaste con la novia o equis, en vez de decir, bueno pues
me voy a poner algo más alegre. No. Te pones una música que te
llegue, una así, hasta para echarte un tequila y demás. Ahora sí,
hasta a llorar te pones; porque (la música te envuelve de tal for-
ma que yo siento que a tus sentimientos [20]) los abre más, por-
que (hay música que te llega más a ti en lo personal, que la sien-
tes más afín [21]), y ya sea que salgas ahí, y te pongas tu solo a
oír la música. Te llega y te pones más deprimido. (La música lo-
gra, a veces, inmiscuirte más todavía en lo que es una depresión
[22]).
VOZ DE “b”: [...] De repente estoy trabajando, y (me re-
cuerda a ciertos momentos de mi vida [23]). Cambia inmedia-
tamente mi situación. Yo siento que la música, es un pretex-
to, más que nada.
VOZ DE “e”: (De hecho es una relación, como que la vas
vinculando con la forma cómo quieres [25]).
VOZ DE “b”: (Sí, de la forma como quieres, en determina-
da manera [25]). Que quieres ir al fondo pues le das por ese
lado, y si te quieres salir te vas por otro, es tu decisión al fi-
nal de cuentas.
VOZ DE “e”: Pues sí, pero qué es lo que pasa, yo creo que
a todos nos ha pasado que andamos deprimidos y tristes. Dices,
“qué onda: los invito a oír mariachi”, o “los invito a un bar”. Y re-
sulta que, ese es un bar donde hay tríos, hay esas cosas: casi toda
la música es romántica, o esas cosas. Cuando andas deprimido,
no le dices a tus cuates: ¿oye?, vamos a una disco. En la disco va
a haber más relajo y todo, pero es diferente [...]
VOZ DE “a”: No sé si les haya pasado que algunas veces
(traes un estado de ánimo... y llegas a una tienda de discos, ves
un disco y dices... este disco, qué padre. Llegas a tu casa, lo po-
nes dos veces, y a los tres días dices: “cómo es posible que haya
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Anexo 2 LIJULO 1
1. La música
1. Acompaña la realización de actividades diarias (estudiar,
trabajar).
2. Es una forma de pasar el tiempo más ligeramente.
3. Forma parte de la vida del ser humano.
4. Establece relación con muchos sentimientos.
5. Aunque no la escuches, la traes siempre contigo, en tu
cabeza giran ritmos y sonidos.
6. Se disfrutan todos los aspectos de la vida diaria.
7. Es importante todos los días.
8. Está presente dentro y fuera del auto.
9. Aunque sea tranquila o suave es inadecuada para reali-
zar actividades que requieren de concentración, como
la lectura, o algún trabajo específico.
10. Para que guste, tiene que ir acorde con lo que se quie-
re oír en determinados momentos, porque de lo con-
trario molesta.
11. Es hermosa, independientemente del género que sea.
12. Si la escuchas todo el día, puedes perder la noción del
placer que te provoca escucharla en momentos deter-
minados.
13. Sin estar físicamente presente, recrea el ritmo de la vida.
14. Está dentro de ti, la llevas dentro.
15. Puede prescindir del espacio físico, pero no de la mente.
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2. La música de banda
26. Lastima los oídos.
27. No se soporta.
28. Pone de malas.
29. Ocasiona que uno se aleje del lugar donde se toca.
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El grupo de discusión. Técnica de investigación con utilidad práctica
6. El contexto social
39. Lleva a escuchar ciertos tipos de música.
8. Las radiodifusoras
43. Te repiten las mismas canciones.
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15 15
14 Del cuerpo Manifiesta llevar consigo ritmos
El sujeto la y sonidos
15
lleva dentro
De la mente 46
Anexo 3
Es importante y casi
13 no la escuchamos
47
13 Sin estar La música
Recrea el ritmo vital físicamente Su sonido no se compara
en vivo
presente con la grabadora
Se disfruta más en el 48
4 20 ambiente que rodea
LA MÚSICA ES
Establece relaciones Que se abren el concierto
IMPORTANTE
con muchos sentimientos mediante la música
PORQUE: Hay géneros que 21
le gustan más
Positivo
19 Existen géneros con 21
11
Es una expriencia sensible la que es afín
que produce placer Independientemente
del género musical 21 39
7 Cada uno surte Consecuencia del
del que se trate
diferentes ambiente y la
Importante en todos los días afectos sociedad
6 37
Se disfruta en todos los Negativo Algunos géneros
aspectos de la actividad diaria producen
26 Condiciona a 34 desesperación
Lastima los oídos escuchar 38
El estado anímico
Algunos géneros
27 del sujeto determinado
resultan
Es insoportable tipo de música
completamente
El grupo de discusión. Técnica de investigación con utilidad práctica
28 absurdos
Pone de mal humor La música
29 de banda
Hce que uno se aleje del lugar donde se toca
ESLI 1
Anexo 4 ESMU 1
Esquema multiarticulado
(representación de la mentalidad del grupo)
1,8
La música es importante en la
realización de actividades cotidianas
2,3
La música da sentido a la
vida a través del
5,13 5,16
Ritmo Sonido
5,6,7,14,15,17,20,23,25
El sujeto la lleva
consigo
11,19,21
El sujeto experimenta
sensibilidad, gusto y placer
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Hacer etnografía: una estrategia
metodológica y práctica
para construir sentido
a la realidad social observada
Karla Y. Covarrubias
Introducción
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1
Entre los investigadores participantes estuvieron Ana Josefina Cuevas
Hernández, Aideé C. Arellano Ceballos, Ana I. Zermeño Flores, Vanessa
Aideé Ramírez Vázquez y Juan Carlos Daza Sanabria. En la segunda parte
del proyecto (en 2005) se integraron Ana B. Uribe Alvarado, Gabriela del
Carmen González González, Oscar Newton y Francisco Espinoza. Todos
investigadores de la Universidad de Colima. Además participaron los
estudiantes Leslie Xóchitl Galina Hummel, Zoila Cárdenas Flores, Alethia
Castro Machuca, Ma. Magdalena Díaz Vega, Hindeliza Elías Guzmán, Ale-
jandra Escobar Vadillo, Adriana Fermín Ramírez, Rodrigo Mayoral, Belia
Méndez Guerrero, Silvia Judith Montoya Solórzano, Lorenzo Montejano
Chávez, Luis Miguel Orozco Brizuela, Kristhian Adrián Ortiz Arellano,
Guadalupe Isabel Otero Ortiz, José de Jesús Paz Dávila, Diana Selene
Peña Vélez, Marcia Karina Rodríguez Figueroa, Javier Romo Hernández,
Wendy Milene Tintos Arroyo, María del Carmen Valdovinos Deniz, Marco
Tulio Venegas Trujillo, Norma Josefina Verdín González, Alma Aída Virgen
Cerrillos, José Francisco Zamorano Manríquez, Blanca Noemí Sánchez
López, Zitenia Guadalupe Carrillo Ponce, Gladis Victoria Araujo Flores,
Carlos Servando Aguirre Velásquez, Rosa María Alonso González, María
Alejandra Arias Martínez, Andrés Barajas Thomas, Erika Nayely Barrios
Valle, Mirna Hetzemanil Bonós Rodríguez y Teresa Abigail Camacho
Olmos. En 2010 la Universidad de Colima publicó el libro: La percepción
social de la pobreza urbana en Colima. Una aproximación interdisciplinaria.
Puede bajarse en texto completo de su página web: http://www.ucol.mx/
publicacionesenlinea/index.php?pub=ver&id=194&ti=libro.
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2
Este esfuerzo reflexivo, comprensivo y explicativo está publicado en
el libro de Covarrubias, K.; Díaz, G.; Andrés, R.; Morán, N. y Galván, J.
(2012). Genealogías comparadas. La transformación del habitus educativo
en cuatro familias oaxaqueñas a lo largo del Siglo xx. México: Universidad
Mesoamericana y Universidad de Colima.
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Karla Y. Covarrubias
Conclusiones
La investigación cualitativa es referida muchas veces como in-
vestigación etnográfica. De acuerdo con Geertz (1989), esta
última consiste en lanzarnos a una desalentadora aventura,
cuyo éxito sólo se vislumbra a lo lejos; en este tipo de inves-
tigación no se trata de convertirnos en nativos, tampoco de
imitarlos, sino de conversar con ellos y escucharlos, una cues-
tión que en realidad plantea todo un reto. El etnógrafo debe
saber cuándo hablar y cuándo guardar silencio para escuchar
atentamente.
La etnografía está en el campo de las acciones de los
otros, en sus espacios naturales, al mismo tiempo que está en
el campo reflexivo del investigador, por eso la etnografía re-
presenta un espacio de inclusión. Se hace etnografía para ob-
servar a otros, diferentes al investigador; lo reflexivo surge en
este proceso de observación, cuando el investigador se mira a
sí mismo con relación a los otros.
La etnografía es, por excelencia, el campo de la reflexi-
vidad del investigador cualitativo, ya que las relaciones tan di-
rectas y cercanas con la realidad (el etnógrafo está dentro de
su realidad de estudio) en su interacción social-natural obser-
vada, tocan sus fibras internas. Este contacto humano es lo
que funda el principio de su reflexividad.
De esta manera, y en un sentido casi sublime, hacer et-
nografía es establecer contacto humano con los otros y con
uno mismo a partir de esos otros, mediante una estrategia ri-
gurosa (llamémosle metodología o método), que demanda re-
flexividad constante para conocer y aprender de las diferen-
cias culturales de esos otros.
En concreto, lo que he intentado retratar en este capí-
tulo es que hacer etnografía implica una dedicada tarea de ar-
tesanía intelectual (Mills, 1993). La calidad de su conocimien-
to proviene de usar, de manera pertinente, las cualidades del
propio investigador, así como otras cualidades que éste pue-
de ir desarrollando durante su oficio y formación académi-
191
Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir...
192
Karla Y. Covarrubias
Bibliografía
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co: Universidad de Colima y Editorial Praxis.
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Karla Y. Covarrubias
Anexo 1
Gramática elemental de la vida cotidiana
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Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir...
Anexo 2
Fichas etnográficas: salud, religión, recreación, educación,
servicios públicos, servicios y comercios, y organizaciones
ciudadanas
Ficha topográfica de Salud 1. Colonia
Datos generales
4. Nombre del lugar 7. Registro de salubridad
5. Inicio de actividades (dd/mm/aa) 8. Registro fiscal
6. Horarios
9. Dirección 10 . U b i c a c i ó n e n l a c o l o n i a
Marcar la ubicación del lugar en el mapa, en el cuadro blanco. Escribir en el mapa las calles,
según corresponda, y llenar el resto de la información que se solicita.
Calle Núm.
Colonia
Municipio
Código postal Tel.
Propietario
11. Propietario 16. Función que desempeña
12. EEstado
12 t d civil
i il 17. Nú
17 Núm. dde dependientes
d di t
13. Edad 18. Tiempo que dedica al negocio
14. Escolaridad 19. Otras actividades que realiza
15. Salario que percibe 20. Ocupación principal
Empleados
En cada recuadro, rellenar con el número que corresponda, según las opciones que se ofrecen en cada apartado. Si la respuesta no se encuentra entre las opciones,
escribirla en la parte de observaciones.
Empleados: A B C D E F G H I J K
21. Relación con propietario
(1) Hijo/a, (2) Conyuge, (3) Familiar, (4) Ninguna, (5) otra ¿Cuál?
22. Edad
(1) Menos de 15, (2) de 15-18, (3) de 18-25, (4) de 26-30, (5) de 31-60, (6) Más de 60
23. Escolaridad
(1) Sin instrucción, no sabe leer o escribir, (2) Primaria incompleta, (3) Primaria completa, (4) Educación media incompleta, (5) Educación media completa, (6)
Educación media superior incompleta, (7) Educación media superior completa, (8) Educación técnica incompleta, (9) Educación técnica completa, (10) Educación
superior incompleta, (11) Educación superior completa, (12) Posgrado incompleto, (13) Posgrado completo, (14) Curso de capacitación incompleto, (15) Curso de
capacitación completo, (16) Otros ¿Cuáles?
24. Estado civil
(1) Soltero/a, (2) Casado/a o unión libre, (3) Divorciado/a o separado/a, (4) Viudo/a
25. No. de dependientes
(1) Ninguno, (2) de 1-3, (3) de 4-6, (4) más de 7
26. Puesto que desempeña
(1) Médico, (2) Enfermería, (3) Recepción/secretaria, (4) Administrador, (5) Contador,
(6) Chofer /mensajero, (7) intendente/cocinero, (8) Otro ¿Cuál?
27. Salario que percibe (en salarios mínimos)
(1) Hasta $35.00, (2) Hasta $110.00, (3) Hasta $190.00, (4) Hasta $260.00, (5) Más de $261.00
28. Tiempo que trabaja
(1) Menos de 2 hrs, (2) De 2 a 4 hrs, (3) De 4 a 6 hrs, (4) De 6 a 8 hrs, (5) Más de 8 hrs, (6) Otro ¿Cuál?
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Karla Y. Covarrubias
Infraestructura
31. Condición de los espacios
Espacio
Puertas y ventanas
Muebles y equipos
Anuncio
Otros aspectos
34. Pacientes a la semana
35. Ubicación
42. O b s e r v a c i o n e s
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Salud
Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir...
Datos generales
4. Nombre de la organización religiosa
5. Tipo de inmueble 10. Núm. promedio de miembros
6. Inicio de actividades (dd/mm/aa) 11. Perfil de los asistentes
7. Horarios de culto 12. Registro de gobernación
8. Prácticas que se realizan durante la sesión de culto
9. Estructura organizacional 13. Registro fiscal
14 . D i r e c c i ó n 15. U b i c a c i ó n e n l a c o l o n i a
Marcar la ubicación del lugar en el mapa, en el cuadro blanco. Escribir en el mapa las
calles, según corresponda, y llenar el resto de la información que se solicita.
Calle Núm.
Colonia
Municipio
Código postal Tel.
Responsable
16. Nombre 17. Edad:
18. Cargo 19. Tiempo en el cargo
20. Estado civil 21. Escolaridad
22. Actividades que realiza 23. Tiempo que dedica a la organización religiosa
24. Salario que percibe 25. Núm. de dependientes
26. Otras actividades que realiza 27. Actividad principal
Empleados
En cada recuadro, rellenar con el número que corresponda, según las opciones que se ofrecen en cada apartado. Si la respuesta no se encuentra entre las
opciones, escribirla en la parte de observaciones.
Empleados: A B C D E F G H I J K
28. Relación con el responsable
(1) Hijo/a, (2) Conyuge, (3) Familiar, (4) Ninguna, (5) otra ¿Cuál?
29. Edad
(1) Menos de 15, (2) de 15-18, (3) de 18-25, (4) de 26-30, (5) de 31-60, (6) Más de 60
30. Escolaridad
(1) Sin instrucción, no sabe leer o escribir, (2) Primaria incompleta, (3) Primaria completa, (4) Educación media incompleta, (5) Educación media completa, (6)
Educación media superior incompleta, (7) Educación media superior completa, (8) Educación técnica incompleta, (9) Educación técnica completa, (10) Educación
superior incompleta, (11) Educación superior completa, (12) Posgrado incompleto, (13) Posgrado completo, (14) Curso de capacitación incompleto, (15) Curso
de capacitación completo, (16) Otro ¿Cuál?
31. Estado civil
(1) Soltero/a, (2) Casado/a o unión libre, (3) Divorciado/a o separado/a, (4) Viudo/a
32. Núm. de dependientes
(1) Ninguno, (2) de 1-3, (3) de 4-6, (4) más de 7
33. Puesto que desempeña
(1) Párroco, (2) Seminarista, (3) Sacerdote, (4) Monaguillo, (5) Pastor, (6) Ministro,
(7) Anciano, (8) Guía espiritual, (9) Religioso/a, (10) Otro ¿Cuál?
34. Salario que percibe (en salarios mínimos)
(1) Hasta $35.00, (2) Hasta $110.00, (3) Hasta $190.00, (4) Hasta $260.00, (5) Más de $261.00
35. Tiempo que trabaja
(1) Menos de 2 hrs, (2) De 2-4 hrs, (3) De 4-6 hrs, (4) De 6-8 hrs, (5) Más de 8 hrs, (6) Otro ¿Cuál?
36. Tipo de contratación
(1) De base/plaza, (2) Por horas/fijas, (3) eventual, (4) Otro ¿Cuál?
37. Otras actividades que realiza
(1) Trabaja en un empleo con mejores condiciones, (2) Trabaja en un empleo
con peores condiciones, (3) Cuida a su familia, (4) Estudia, (5) Otro ¿Cuál?
198
Karla Y. Covarrubias
Infraestructura
38. Condición de los espacios
Espacio
Puertas y ventanas
Muebles y equipos
Anuncio
46. O b s e r v a c i o n e s
Religión 199
Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir...
Datos generales
4. Nombre del lugar 7. Registro de salubridad
5. Inicio de actividades (dd/mm/aa) 8. Registro fiscal
6. Horarios
9. Dirección 10 . U b i c a c i ó n e n l a c o l o n i a
Marcar la ubicación del lugar en el mapa, en el cuadro blanco. Escribir en el mapa las
calles, según corresponda, y llenar el resto de la información que se solicita.
Calle Núm.
Colonia
Municipio
Código postal Tel.
Propietario
11. Propietario
11 16. Núm.
16 Núm de dependientes
12. Estado civil 17. Tiempo que dedica al negocio
13. Edad 18. Actividades que realiza
14. Escolaridad 19. Otras actividades que realiza
15. Salario que percibe 20. Ocupación principal
Empleados
En cada recuadro, rellenar con el número que corresponda, según las opciones que se ofrecen en cada apartado. Si la respuesta no se encuentra entre las
opciones, escribirla en la parte de observaciones.
Empleados: A B C D E F G H I J K
21. Relación con propietario
(1) Hijo, (2) Conyuge, (3) Familiar, (4) Ninguna, (5) otra ¿Cuál?
22. Edad
(1) Menos de 15, (2) de 15-18, (3) de 18-25, (4) de 26-30, (5) de 31-60, (6) Más de 60
23. Escolaridad
(1) Sin instrucción, no sabe leer o escribir, (2) Primaria incompleta, (3) Primaria completa, (4) Educación media incompleta, (5) Educación media completa, (6)
Educación media superior incompleta, (7) Educación media superior completa, (8) Educación técnica incompleta, (9) Educación técnica completa, (10) Educación
superior incompleta, (11) Educación superior completa, (12) Posgrado incompleto, (13) Posgrado completo, (14) Curso de capacitación incompleto, (15) Curso de
capacitación completo, (16) Otros ¿Cuáles?
24. Estado civil
(1) Soltero/a, (2) Casado/a o unión libre, (3) Divorciado/a o separado/a, (4) Viudo/a
25. Núm. de dependientes
(1) Ninguno, (2) de 1-3, (3) de 4-6, (4) más de 7
26. Puesto que desempeña
200
Karla Y. Covarrubias
Infraestructura
31. Condición de los espacios
Espacio
Puertas y ventanas
Muebles y equipos
Anuncio
Otros aspectos
34. Ubicación
40. O b s e r v a c i o n e s
201
Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir...
Datos generales
4. Nombre de la escuela
5. Inicio de actividades (dd/mm/aa) 9. Registro de salubridad
6. Horarios 10. Registro fiscal
7. Nivel educativo 11. Registro ante la SEP
8. Tipo de escuela
12 . D i r e c c i ó n 13 . U b i c a c i ó n e n l a c o l o n i a
Marcar la ubicación del lugar en el mapa, en el cuadro blanco. Escribir en el mapa las
calles, según corresponda, y llenar el resto de la información que se solicita.
Calle Núm.
Colonia
Municipio
Código postal Tel.
Propietario
14. Nombre
15. Estado civil 19. Núm. de dependientes
16. Edad 20. Tiempo que dedica a este espacio educativo
17. Escolaridad 21. Otras actividades que realiza
18. Salario que percibe 22. Ocupación principal
Empleados
En cada recuadro, rellenar con el número que corresponda, según las opciones que se ofrecen en cada apartado. Si la respuesta no se encuentra entre las
opciones, escribirla en la parte de observaciones.
Docentes: A B C D E F G H I J K
23. Relación con propietario
(1) Hijo, (2) Conyuge, (3) Familiar, (4) Ninguna, (5) otra ¿Cuál?
24. Edad
(1) Menos de 18, (2) de 18-25, (3) de 26-30, (4) de 31-60, (5) Más de 60
25. Escolaridad
(1) Sin instrucción, no sabe leer o escribir, (2) Primaria incompleta, (3) Primaria completa, (4) Educación media incompleta, (5) Educación media completa, (6)
Educación media superior incompleta, (7) Educación media superior completa, (8) Educación técnica incompleta, (9) Educación técnica completa, (10) Educación
superior incompleta, (11) Educación superior completa, (12) Posgrado incompleto, (13) Posgrado completo, (14) Curso de capacitación incompleto, (15) Curso
de capacitación completo, (16) Otro ¿Cuál?
26. Estado civil
(1) Soltero/a, (2) Casado/a o unión libre, (3) Divorciado/a o separado/a, (4) Viudo/a
27. Núm. de dependientes
(1) Ninguno, (2) de 1-3, (3) de 4-6, (4) más de 7
28. Puesto que desempeña
(1) Director, (2) Administrador, (3) Contador, (4) Secretaria, (5) Docente, (6) Asesor técnico,
(7) Chofer o mensajero, (8) Intendente, (9) Vigilante, (10) Otro ¿Cuál?
29. Salario que percibe (en salarios mínimos)
(1) Hasta $35.00, (2) Hasta $110.00, (3) Hasta $190.00, (4) Hasta $260.00, (5) Más de $261.00
30. Tiempo que trabaja
(1) Menos de 2 hrs, (2) De 2-4 hrs, (3) De 4-6 hrs, (4) De 6-8 hrs, (5) Más de 8 hrs, (6) Otro ¿Cuál?
31. Tipo de contratación
(1) De base/plaza, (2) Por horas/fijas, (3) eventual, (4) Otro ¿Cuál?
32. Otras actividades que realiza
(1) Trabaja en un empleo con mejores condiciones, (2) Trabaja en un empleo con peores
condiciones, (3) Cuida a su familia, (4) Estudia, (5) Otro ¿Cuál?
202
Karla Y. Covarrubias
Infraestructura
33. Condición de los espacios
Espacio
Puertas y ventana
Muebles y equipos
Anuncio
Otros aspectos
36 Ubicación
38. Alumnos
39. Docentes
44. O b s e r v a c i o n e s
203
Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir...
7. Energía eléctrica
8. Agua entubada
9. Drenaje
204
Karla Y. Covarrubias
22. O b s e r v a c i o n e s
205
Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir...
Datos generales
4. Nombre del lugar 7. Horarios
5. Inicio de actividades (dd/mm/aa) 8. Registro de salubridad
6. Localización física 9. Registro fiscal
10. D i r e c c i ó n 11. U b i c a c i ó n e n l a c o l o n i a
Marcar la ubicación del lugar en el mapa, en el cuadro blanco. Escribir en el mapa las
calles, según corresponda, y llenar el resto de la información que se solicita.
Calle Núm.
Colonia
Municipio
Código postal Tel.
Propietario
12. Propietario 17. Funciones que realiza
13. Estado civil 18. Núm. de dependientes
14. Edad 19. Tiempo de dedicación
15. Escolaridad 20. Otras actividades que realiza
16. Salario que percibe 21. Ocupación principal
Empleados
En cada recuadro, rellenar con el número que corresponda, según las opciones que se ofrecen en cada apartado. Si la respuesta no se encuentra entre las
opciones, escribirla en la parte de observaciones.
Empleados: A B C D E F G H I J K
22. Relación con propietario
(1) Hijo, (2) Conyuge, (3) Familiar, (4) Ninguna, (5) Otra ¿Cuál?
23. Edad
(1) Menos de 15, (2) de 15-18, (3) de 18-25, (4) de 26-30, (5) de 31-60, (6) Más de 60
24. Escolaridad
(1) Sin instrucción, no sabe leer o escribir, (2) Primaria incompleta, (3) Primaria completa, (4) Educación media incompleta, (5) Educación media completa, (6)
Educación media superior incompleta, (7) Educación media superior completa, (8) Educación técnica incompleta, (9) Educación técnica completa, (10) Educación
superior incompleta, (11) Educación superior completa, (12) Posgrado incompleto, (13) Posgrado completo, (14) Curso de capacitación incompleto, (15) Curso
de capacitación completo, (16) Otros ¿Cuáles?
25. Estado civil
(1) Soltero/a, (2) Casado/a o unión libre, (3) Divorciado/a o separado/a, (4) Viudo/a
26. Núm. de dependientes
(1) Ninguno, (2) de 1-3, (3) de 4-6, (4) más de 7
27. Actividad que desempeña
206
Karla Y. Covarrubias
Infraestructura
32. Condición de los espacios
Espacio
Puertas y ventanas
Muebles y equipos
Anuncio
Otros aspectos
35. Ubicación (flujos)
43. O b s e r v a c i o n e s
207
Servicios y Comercio
Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir...
3. Descriptor
Pobreza y familias colimenses: percepción
y respuestas
Datos generales
4. Nombre de la organización
5. Tipo de organización 8. Horarios
6. Orientación de la organización 9. Registro de gobernación
7. Fecha de fundación (dd/mm/aa) 10. Registro fiscal
11 . D i r e c c i ó n 12 . U b i c a c i ó n e n l a c o l o n i a
Marcar la ubicación del lugar en el mapa, en el cuadro blanco. Escribir en el mapa las
calles, según corresponda, y llene el resto de la información que se solicita.
Calle Núm.
Colonia
Municipio
Código postal Tel.
Representante
13. Nombre 18. Tiempo que dedica a la organización
14. Estado civil 19. Salario que percibe
15. Edad 20. Núm. de dependientes
16. Escolaridad 21. Otras actividades que realiza:
17. Actividades que realiza 22. Actividad principal:
Empleados
En cada recuadro, rellenar con el número que corresponda, según las opciones que se ofrecen en cada apartado. Si la respuesta no se encuentra entre las
opciones, escribirla en la parte de observaciones.
Empleados: A B C D E F G H I J K
23. Relación con propietario
(1) Hijo, (2) Conyuge, (3) Familiar, (4) Ninguna, (5) Otra ¿Cuál?
24. Edad
(1) Menos de 15, (2) de 15-18, (3) de 18-25, (4) de 26-30, (5) de 31-60, (6) Más de 60
25. Escolaridad
(1) Sin instrucción, no sabe leer o escribir, (2) Primaria incompleta, (3) Primaria completa, (4) Educación media incompleta, (5) Educación media completa, (6)
Educación media superior incompleta, (7) Educación media superior completa, (8) Educación técnica incompleta, (9) Educación técnica completa, (10) Educación
superior incompleta, (11) Educación superior completa, (12) Posgrado incompleto, (13) Posgrado completo, (14) Curso de capacitación incompleto, (15) Curso
de capacitación completo, (16) Otros ¿Cuáles?
26. Estado civil
(1) Soltero/a, (2) Casado/a o unión libre, (3) Divorciado/a o separado/a, (4) Viudo/a
27. Núm. de dependientes
(1) Ninguno, (2) de 1-3, (3) de 4-6, (4) más de 7
28. Actividad que desempeña
208
Karla Y. Covarrubias
Infraestructura
33. Condición de los espacios
Espacio
Puertas y ventanas
Muebles y equipos
Anuncio
Otros aspectos
36. Ubicación (flujos)
43. O b s e r v a c i o n e s
209
Organizaciones Ciudadanas
Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir...
Anexo 3
Árbol de taxonomías
Nacionales
Extranjeros
Responsable
Pasajeros
Irresponsable
Actores Chofer
Atento
Cobrar
Desatento
Espacio Conversar
Tema de la película
Conducir
Acciones Tema libre
Cobrar
Bien
Comer
Mal
Viaje en Libros en manos
autobús Alimentos sanos
Objetos Alimentos
Alimentos insanos
Audífonos
Matutino
Acontecer Vespertino
Nocturno
Tiempo
210
Ficha de apoyo para la observación y registro con ejemplo
211
Karla Y. Covarrubias
212
Modelos educativos Modelo educativo
catequístico
Disposiciones cognitivas Campo educativo
Usuarios culturales
Sujetos Modelo educativo
Familia sociales Socialista
Anexo 5
García Plnacho
Modelo educativo
modernista
López Bourguet
Historia de Primera, segunda,
Genealogía familias en Relato de tercera, cuarta y
Oaxaca en familia Saldivar Martínez quinta generación
el siglo XX Transformación de la
trayectoria educativa
Cruz Esperón
Habitus educativo
Por el rol cultural que impulsan las Se observa el doble rol cultural
mujeres al interior de sus familias en mujeres (estudiantes y amas
Mapa conceptual articulado
de casa)
Habitus educativo
Por la generación de nuevas
expectativas de vida de En la transformación de la
Estudian sólo los varones generaciones subsecuentes trayectoria educativa se
observa la lucha por mantener
los estudios en los hombres y
Nivel básico de estudios Por la generación de procesos de mujeres
movilidad social
Hacer etnografía: una estrategia metodológica y práctica para construir...
Analfabetismo en mujeres
La entrevista cualitativa:
una perspectiva práctica
desde la investigación social
Ana B. Uribe
Introducción
213
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
214
Ana B. Uribe
215
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
216
Ana B. Uribe
1
No tengo inconveniente en afirmar que se puede usar de forma indistinta
la expresión entrevista a profundidad y entrevista cualitativa, de hecho
en algunos textos académicos se utilizan como sinónimos, pero prefie-
ro utilizar el término entrevista cualitativa porque lo respalda el propio
marco de referencia teórico y conceptual de la investigación cualitativa.
217
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
219
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
220
Ana B. Uribe
221
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
222
Ana B. Uribe
Tensión
Tal como menciona Spradley (1979), las entrevistas etnográfi-
cas comienzan con un sentido de incertidumbre por lo desco-
nocido, tanto para los investigadores consagrados como para
los principiantes, para los entrevistadores y para los entrevis-
tados; hay desconfianza en ambos, los entrevistados temen
no cumplir con las expectativas. Una forma de eliminar la ten-
sión, al menos en los investigadores, es ceder la palabra al en-
trevistado en los primeros momentos y comenzar la conver-
sación con preguntas descriptivas.
Cuando sugiero a los estudiantes que ellos redacten sus
preguntas para el entrevistado, la mayoría comienzan redac-
tando un guión de preguntas muy amplio que incluye cues-
223
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
224
Ana B. Uribe
Exploración
Esto se refiere a un proceso de descubrimiento de lo que el
entrevistador y el entrevistado desean, es un tiempo para co-
menzar a escuchar, probar y observar. Representa la búsque-
da de indicios para revelar dudas. Aquí se comienza a expe-
rimentar el sentido de compartir, existe buena voluntad por
explorar un territorio nuevo, por dialogar. Spradley (1979) cita
tres importantes principios que influyen en esta fase:
• Repetir. Aunque parezca redundante recordarle al en-
trevistado qué queremos saber de él, repetir constan-
temente nuestro foco central.
• Reafirmar. Lo que dice el informante para entender su
propio lenguaje.
• No preguntar por significados, sino por el uso.
Cooperación
Tanto el etnógrafo como el informante ya conocen un poco
más de lo que esperan uno del otro, hay conocimiento recí-
proco y expectativas comunes, existe cierto grado de gozo e
interés por el diálogo, los informantes pueden incluso corre-
gir al entrevistado en alguna contradicción de sus preguntas.
Participación
Tanto el entrevistado como el entrevistador conocen los roles
que juegan en el diálogo, la participación indica un grado de
avance mayúsculo en éste, los informantes colaboran en las
preguntas que les hace el investigador, en la información que
proporcionan en este nivel, lo cual sirve mucho al investiga-
dor para el análisis. Cuando se entrevista más de una vez a
la misma persona se notará un diálogo sin la menor tensión.
En mi experiencia como entrevistadora, he observado
que estas fases no siempre son iguales sino que cada entre-
vista es única; lo importante aquí es lograr un máximo grado
de participación y pasar rápidamente los momentos de ten-
sión para alcanzar una cooperación y diálogo fluidos. Cuando
225
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
227
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
228
Ana B. Uribe
229
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
230
Ana B. Uribe
El no decir
Es importante cuidar la forma de hablar y hacer preguntas,
por ello una primera recomendación es no utilizar frases muy
largas que impidan la comprensión del interlocutor ni em-
plear lenguajes especializados, sobre todo para quienes no
ejercen como médicos, abogados o figuras en el ejercicio de
la política, por ejemplo.
De igual manera, hay que estar atentos a las palabras y
los gestos sin conexión de nuestros entrevistados, pues algu-
nas veces los rostros se contradicen con lo que expresan las
palabras, y en ese sentido ayuda mucho el arte de la observa-
ción. Las barreras del lenguaje son bastante comunes duran-
te la situación de entrevista, particularmente cuando los en-
trevistados quieren expresar ideas y no lo pueden hacer, ya
sea por nerviosismo, porque no hay suficiente rapport o por-
que no encuentran las palabras adecuadas para hacerlo. Ante
esta situación encontramos frases pausadas, sin conclusión,
que quizás se puedan inferir más por las expresiones del ros-
tro, los movimientos de la cabeza o manos de los informan-
tes, que por lo que realmente dice su discurso. Por ejemplo:
“Uhhh…, no sé… usted me entiende… cómo le digo..., no sé
cómo decirlo, pues… esas cosas”.
231
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
232
Ana B. Uribe
Reafirmar/repetir
Es muy útil recurrir a la repetición de las ideas de lo que dijo el
informante, sobre todo para reafirmar sus argumentos. Como
bien menciona Spradley (1979), la repetición, lejos de parecer
redundante, ayuda a recordarle al entrevistado qué es lo que
nos interesa saber de él, además de que refuerza el tema de
investigación desde su propia voz.
La sugerencia es mostrar interés y formular preguntas
en función de lo que él mismo ha dicho. Por ejemplo: “Lo que
menciona, su experiencia de vida en el campo agrícola, es de
singular importancia porque reafirma que sus problemas de
salud son consecuencia de todo el trabajo duro que ha estado
realizando por años”.
Aclarar/ejemplificar
Una forma sencilla de aclarar contradicciones o discursos va-
gos es pedirle al informante que lo aclare él mismo; si te-
233
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
Confrontar/Contradecir
La contradicción es evidente en los discursos, con frecuencia
nos contradecimos en lo que pensamos y decimos, y no nos
damos cuenta hasta que otra persona lo dice, por ello es im-
portante en las entrevistas permanecer atentos a la presencia
de las contradicciones del informante. Algunas veces, al ini-
cio, las personas tienen una posición y un punto de vista so-
bre el tema en cuestión, pero a la mitad de la entrevista, cuan-
do avanzó el rapport, ese punto de vista da un giro completo
y aparecen nuevos argumentos o inclusive hasta contrarios.
Si hay evidencias de conflicto de ideas es importante
pedirle al informante que los aclare. Por ejemplo: “Hace unos
momentos tenía una opinión opuesta con la forma desenfre-
nada en que los jóvenes consumen drogas, opinaba que de-
ben ir a la cárcel sin compasión; ahora indica que es impor-
234
Ana B. Uribe
Juego de roles
Para evitar expresar sus verdaderos sentimientos, los entrevis-
tados suelen hablar en tercera persona, narran situaciones don-
de aparecen personajes con historias singulares, algunas veces
dolorosas, pero por la forma de narrarlo pareciera que el prota-
gonista es el mismo entrevistado, aunque aún no hay suficiente
confianza para expresarlo desde la experiencia propia.
Muchas veces, para evitar decir algo doloroso o vergon-
zoso transfieren el rol y hablan, también, desde una narrativa
en tercera persona, como si otros hubieran vivido esas histo-
rias. En dichas circunstancias hay que estar atentos al entre-
vistado en los modos de expresión de su cuerpo, su cara, sus
silencios, y preguntarle directamente qué hubiera hecho él en
esta situación que narra como si fuera de una tercera persona.
Con ello podemos saber qué es lo que está pensando, pues
aun cuando lo narre en tercera persona, recuperaremos los
puntos de vista del informante.
Una narrativa al respecto podría ser:
Ellos, al cruzar al otro lado […] iban con
una mujer joven en el carro, luego llegó la migra
y la muchacha salió corriendo del carro […], el
oficial la alcanzó y luego se quiso pasar con ella
[…]. Me contó mi amigo que todos se quedaron
callados con lo de la muchacha […], luego los de-
portaron.
En esta historia, el entrevistado era el que vivió las cir-
cunstancias pero no hubo el rapport suficiente para inferir que
fue él quien presenció la violencia contra una mujer en con-
textos de migración. Más bien, habla de una experiencia que
un amigo le contó, pero en el contexto de la entrevista es po-
sible deducir que él mismo vivió esa historia.
El trabajo de Taylor y Bogdan (1996, 125-126) alude a
uno de los problemas de las entrevistas cualitativas, particu-
larmente, que las personas tienden a exagerar sus éxitos y a
235
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
236
Ana B. Uribe
237
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
238
Ana B. Uribe
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239
La entrevista cualitativa: una perspectiva práctica desde la investigación social
240
Ana B. Uribe
241
Análisis de contenido: propuesta
metodológica y un ejemplo
de su aplicación en el análisis
de la cobertura electoral
de noticieros de televisión
en México
Introducción
243
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
1
Este ensayo es la sistematización de la aplicación del análisis de con-
tenido a la cobertura del proceso electoral de medios de comunicación
en México realizado en la Academia Mexicana de Derechos Humanos
(Acosta, 1998) y de la participación en el diplomado de técnicas de
investigación en cultura, sociedad y comunicación, impulsados por el
doctor Jesús Galindo Cáceres.
244
Miguel Acosta Valverde
2
En este texto, para mejorar la lectura, las palabras datos y atributos se
asumen como sinónimos.
245
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246
Miguel Acosta Valverde
247
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
3
Los otros sectores de investigación son: análisis del control (¿quién?),
análisis de los medios de comunicación o soportes (¿por qué canal?),
análisis de la audiencia (¿a quién?) y análisis de los efectos (¿qué efecto?).
Véase Mattelart y Mattelart (1997, 30-32)
248
Miguel Acosta Valverde
4
Esta investigación, escrita en 1941, estudia los cambios y condicionantes
de la conducta de los votantes en la elección presidencial norteamericana
del año previo (Moragas, 1993b, 44).
249
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
5
Esta propuesta de análisis de contenido, indudablemente, puede ser
aplicada a otros temas de interés del lector, en las más diversas disci-
plinas sociales; solamente se recomienda comprender y seguir la lógica
del método propuesto.
250
Miguel Acosta Valverde
6
Para Laurence Bardin (1986, 32), el análisis de contenido designa “un
conjunto de técnicas de análisis de comunicación que tienden a obtener
indicadores [cuantitativos o no] por procedimientos sistemáticos y obje-
tivos, los cuales describen el contenido de los mensajes permitiendo la
inferencia de conocimientos relativos a las condiciones de producción/
recepción [variables inferidas] de estos mensajes”. Si bien, esta defini-
ción recupera la importancia de la inferencia, se pueden extender las
críticas de Krippendorff a las definiciones anteriores. Otras opiniones
pueden leerse en Tinoco (1993, 31-34).
251
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
7
Una inferencia es una ilación, la cual es entendida como el “enlace del
consiguiente con sus premisas” (Cáceres, 1994, 462).
252
Miguel Acosta Valverde
8
Queda en el tintero abordar elementos para establecer la validez y
fiabilidad de los atributos obtenidos, pero se puede consultar una guía
práctica de análisis de contenido que esboza los pasos que se pueden
seguir para realizar una investigación siguiendo la propuesta de Krippen-
dorff, incluyendo los elementos no considerados (1990, 250-268).
253
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
254
Miguel Acosta Valverde
El manual de código
Es la piedra fundamental de esta propuesta de aplicación de
análisis de contenido; es el hilo conductor del protocolo, la he-
rramienta que define cómo los elementos de la realidad van a
ser recuperados y reestructurados para que adquieran sentido
ante nuestros ojos. El manual de código define las coordena-
das a través de las cuales observaremos el universo de nues-
tro interés; es construido a partir de los objetivos y desempe-
ña un papel crucial en las etapas subsecuentes del análisis.
El manual de código consiste en una lista organizada
y sistematizada de los aspectos del fenómeno que deseamos
analizar; en el proyecto, el investigador estableció aquellos
elementos que le interesan, cada uno de los cuales se convier-
te en un aspecto a estudiar; al precisarse en el instrumento
de análisis, se transforman variables. Así, cuando definimos
cada aspecto del fenómeno, simultáneamente establecemos
qué valores esperamos encontrar, con lo que el catálogo de
opciones se abre notablemente ante el investigador.
255
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
9
Un ejemplo de la complejidad que puede adquirir un manual de conte-
nido se puede apreciar en Aguayo, 1998; tal instrumento le permitió el
análisis de 6,903 artículos publicados por el diario The New York Times,
el cual constó de 215 variables (Aguayo, 1998:311-320).
256
Miguel Acosta Valverde
Variables físicas
Hacen referencia a la forma en que la información es presen-
tada por el medio informativo analizado; estos atributos recu-
peran criterios desarrollados por el periodismo, que nos ayu-
dan a ubicar la importancia que un medio da a las noticias, así
como a identificar el tipo de cobertura que realiza. Algunos de
los aspectos físicos considerados de la forma en que se pre-
senta la información son: nombre del medio informativo, fe-
cha de la nota, lugar en que ésta se genera (se puede conocer
la ubicación geográfica a partir de ciudades o municipios), du-
ración o extensión dedicados a la información (esto es, tiem-
po medido en segundos en medios electrónicos, o espacio
medido en alguna de las diversas posibilidades que existen
en medios impresos); forma en que se presenta la informa-
ción (mediante la caracterización del tipo de género periodís-
tico de la nota); tipo de autor de la nota (si se trata de repor-
tero, enviado especial, corresponsal, editorialista, etcétera); y
finalmente de qué manera se obtiene la información (traba-
jo reporteril, entrevista, conferencia de prensa, por ejemplo).
Estas variables se adecuan a la naturaleza del tipo de medio
informativo (prensa escrita, radio, televisión e inclusive la in-
ternet); en el caso de un noticiario de televisión, otros atribu-
tos relevantes en el análisis son, por un lado, la medición del
tiempo en que el auditorio escucha de viva voz a los candida-
tos y dirigentes (tiempo de voz e imagen) y, por el otro, el es-
tudio de las imágenes presentadas, que abunda en los planos
utilizados al presentar la nota.10
10
El análisis de la televisión es interesante en tanto que da cuenta de una
información que debe construir un lenguaje que sea atractivo al espec-
tador. En ese sentido, “los noticiarios hacen uso de diversos mecanis-
mos. Éstos pueden ser el uso diferenciado de planos y de imágenes de
archivo, grabadas o en directo sobre determinada información” (Cruz,
1997, 12). Un recuento de los planos y su intencionalidad se localiza
en la misma obra (pp. 14-18).
257
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
11
En la propuesta original realizada en la AMDH, esta variable se deno-
minaba actores políticos y sociales, y consideraba no sólo a los actores
políticos, sino también a todos y cada uno de quienes realizaban alguna
declaración o acción del proceso electoral, aunque no participaran di-
rectamente del proceso. En esta ocasión, para simplificar la exposición,
se dejan de lado, pero pueden localizarse ejemplos en la obra de Acosta
y Parra (1995, 21-22).
258
Miguel Acosta Valverde
Variables de tendencia
Este conjunto de propiedades de la cobertura electoral de los
medios de comunicación constituyen otro aspecto fundamen-
tal del análisis de contenido; nos permiten evaluar el trata-
miento que el medio, a través del reportero o de manera insti-
tucional mediante un editorial (no confundir con artículos de
opinión o columnas), dispensa a los candidatos y sus partidos
en términos de valoración positiva, negativa o neutral.
Para establecer el tipo de tendencia se determina cómo
el medio califica a los actores políticos activos: si se emiten
juicios elogiosos hacia el actor en cuestión, estamos en pre-
sencia de una tendencia positiva. En cambio, si el medio criti-
ca o descalifica al actor político nos encontramos frente a una
tendencia negativa. Finalmente, cuando sólo se describe la
acción o el planteamiento del actor político, sin emitir un jui-
cio a favor o en contra, estamos hablando de una tendencia
neutra (o informativa), característica que los manuales de pe-
riodismo consideran necesaria en una cobertura informativa
que procure la objetividad.
Indudablemente, es normal que los medios de comuni-
cación adopten una posición en torno a los planteamientos de
259
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
Variables de contexto
Son aquéllas que nos dan cuenta del conjunto de circunstan-
cias en las que se produce el mensaje o la acción, lo cual
permite aportar otros elementos que nos ayudan a comple-
mentar el análisis. Ilustran elementos complementarios de la
cobertura del medio hacia los diferentes actores políticos ac-
tivos, tales como los temas tratados por los candidatos, o los
sectores sociales a los cuales se acercaron para obtener su
apoyo; su análisis proporciona datos que ayudan a dotar de
contexto a la cobertura informativa del medio analizado para
cada actor político. Estas propiedades de contexto, amplían
notablemente el análisis y son útiles en los estudios académi-
cos más detallados de la cobertura de procesos electorales por
parte de los medios de comunicación.
Antes de continuar con la descripción del último tipo
de variable, es conveniente reiterar que los cuatro grupos de
variables enumerados hasta el momento analizan la forma
en que el medio informativo realiza la cobertura de procesos
electorales (esto es, describen cómo jerarquiza la información
de los diversos candidatos y partidos, la cual permite inferir
12
Se ha tendido a considerar apropiado en manuales de periodismo, que
las noticias deberían ser presentadas de manera objetiva, entendida
como la cualidad de presentar ambas caras de la moneda. Sin embargo,
en México esto no siempre se advierte en los medios de comunicación.
13
Otra virtud de este grupo de variables es que pueden convertirse en la
base de estudios cualitativos.
260
Miguel Acosta Valverde
261
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
14
Codificar significa “asignar símbolos iguales a respuestas iguales”, se-
gún Jarquín Sánchez (1992). Por ejemplo, se codifica cuando se asigna
un dígito igual, cada vez que se realiza una encuesta a un entrevistado
masculino.
262
Miguel Acosta Valverde
Codificación de la información
El siguiente paso es el procesamiento de la información, éste
requiere perfeccionar el procedimiento que se utilizará para
definir las unidades de análisis; la propuesta que se detalla
permite analizar las notas informativas que un noticiario pre-
senta sobre nuestro tema de interés. Para realizar este paso,
es necesario dar cuenta del método que se sigue para selec-
cionar el material a analizar.
El paso inicial consiste en determinar la unidad de aná-
lisis; para ello se define qué tipo de notas informativas serán
seleccionadas, aquéllas en las cuales el medio de comunica-
ción abordó el tema objeto de análisis; el investigador debe fi-
(1995, 9-22).
263
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
16
Indudablemente esta propuesta eleva el nivel de complejidad del análisis,
por lo que puede optarse por el uso de la categoría varios para realizar
un análisis general; la desventaja de esta propuesta es que se pierde
detalle en el análisis y la interpretación.
264
Miguel Acosta Valverde
265
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
El caso práctico
Se plantea, como caso práctico de aplicación de esta meto-
dología, el análisis de contenido sobre la cobertura de noti-
cieros televisivos de la campaña electoral, para renovar la
gubernatura del Estado de México en el proceso electoral del
3 de julio de 2011. Lo anterior resulta un caso oportuno para
revisar la pertinencia de las variables planteadas en páginas
previas.
El instrumento de análisis propuesto se apoya en la
experiencia de observación de las elecciones presidenciales,
realizada entre 1994 y 2000, dentro de la Academia Mexica-
na de Derechos Humanos. Tal experiencia consistió en eva-
luar la cobertura que los medios de comunicación electróni-
cos realizaron de las campañas electorales, especialmente a
candidatos y partidos políticos que participaron en los proce-
sos electorales desarrollados en ese periodo; su objetivo fue
propiciar condiciones equitativas y objetivas en la cobertura
de los medios analizados para inferir si efectivamente se res-
petaban dos de los atributos valorados por el Consejo General
del Instituto Federal Electoral, esenciales para un voto libre y
razonado. Todo esto fue posible a partir del diseño de una me-
266
Miguel Acosta Valverde
18
En trabajos previos del autor, se desarrolló la metodología de análisis
de contenido de la cobertura electoral de diversos procesos electorales:
véase Acosta y Parra (1995), Acosta, Martínez y Parra (1995), pero sobre
todo Aguayo y Acosta (1997, 45-66).
19
En el caso de la ciudad de México, se recibe la señal del canal 34 del
Sistema Mexiquense de Radio y Televisión, el cual podría ser incorporado
al análisis debido a que prácticamente alcanza toda la entidad.
267
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
20
El ensayo de Heriberto López Romo (Galindo, 1998, 33-73) nos ayuda
a entender y aplicar la técnica del muestreo.
21
Nos referimos a la Ley Federal de Radio y Televisión, su reglamento,
los diversos títulos de concesión o permisos de las televisoras, así como
los lineamientos generales propuestos por el Consejo General del IFE en
cada proceso federal electoral.
268
Miguel Acosta Valverde
El manual de código
Procedemos a elaborar el manual de código siguiendo los di-
versos tipos de variables propuestos en este documento. En el
caso de los atributos relacionados con la cobertura del medio,
se recuperaron aspectos como fecha de la nota, nombre de la
fuente y jerarquización de la nota, entre otras.
En cuanto a las variables relativas a los actores y los
partidos políticos, se incluyen las dos coaliciones y al partido
político que registraron candidato a la gubernatura del Esta-
do de México.22
Asimismo, se agregaron variables relativas al trata-
miento dispensado a los actores políticos activos: la tendencia
general de las voces citadas, la tendencia hacia los actores por
parte del medio, temas de campaña, los sectores sociales con
los que se reúnen los partidos y sus candidatos, y, finalmente,
la interacción entre candidatos y partidos.
El manual de código se organiza en tres columnas: la
primera es la enumeración de cada variable, donde utilizamos
letras del alfabeto con el fin de que coincidan con las colum-
nas de Excel. La segunda columna contiene una descripción
de las variables, así como las opciones que contiene cada una
en su interior (si aplica). Finalmente, en la tercera se anotan
los códigos que se utilizarán cuando dicho atributo aparezca.
269
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
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271
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
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Miguel Acosta Valverde
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Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
Codificación y procesamiento
de la información
A partir del manual de código se realizó el análisis y la codifi-
cación de las notas relativas al proceso electoral transmitidas
por los noticieros; se hizo una selección aleatoria de noticieros
de televisión emitidos desde la ciudad de México los días 26 y
27 de mayo, así como 1 y 3 de junio de 2011. Para detectar las
informaciones objeto de estudio, se grabaron en su totalidad,
sin eliminar los cortes comerciales; los noticieros analizados
fueron: El Noticiario con Joaquín López Dóriga, Las Noticias a
las 11, Las Noticias a las 23:30, Paralelo 23 y En 1 Hora, todos
transmitidos por Foro tv, así como Once Noticias (edición noc-
turna); en total, se analizaron siete noticieros de televisión.
El documento fuente fue un video que contiene las gra-
baciones de las emisiones de los dos noticieros seleccionados.
Para realizar el análisis se requería transformar las noticias se-
leccionadas en forma escrita; se utilizó una hoja de temas, en
la cual se anotaron datos básicos de identificación de la emi-
sión y cómo se desarrolló la emisión en lo relacionado con el
tema de análisis, esto constituye el principal registro escrito
de las características de las notas seleccionadas, y facilita la
identificación de errores derivados de la codificación de la in-
formación. Dicho formato nos proporcionó el tiempo total de
cada nota y el tiempo que se le permitió a cada candidato ex-
presarse de viva voz ante el auditorio. Se presentan a conti-
nuación las únicas notas detectadas:
274
Miguel Acosta Valverde
275
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
Suma de H Rótulos de
columna
Rótulos de fila Ávila Bravo Encinas Varios Total general
3OnceN 0:00:41 0:00:39 0:00:53 0:00:05 0:02:18
Total general 0:00:41 0:00:39 0:00:53 0:00:05 0:02:18
276
Miguel Acosta Valverde
Conclusiones
El análisis de contenido es una metodología que, al permitir
conocer los aspectos no conocidos por el analista de un fenó-
meno, ha desarrollado una forma particular de acercarse al
estudio de los fenómenos de comunicación simbólicos con-
tenidos en diversos tipos de documentos, no necesariamen-
te de naturaleza escrita. Es un método probado que ha gene-
rado resultados confiables y que puede adecuarse a diferentes
tipos de análisis; funciona como un paquete versátil que pue-
de contribuir a diversos tipos de propuestas de análisis y cam-
pos de las ciencias sociales.
Este paquete técnico coadyuva a establecer inferen-
cias, reconstruye los atributos que permiten reinterpretar la
realidad al situarlos en el contexto que les da sentido, lo cual
sustenta la toma de decisiones. Su potencialidad radica en la
serie de decisiones previas que ha de adoptar el investigador
para definir el objeto de estudio a ser analizado, que determi-
nará la construcción del manual de código.
Debido a que el análisis de contenido tiende a manejar
gran cantidad de información, requiere el uso de programas
de cómputo que le permitan sistematizar en poco tiempo los
277
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
24
Un ejemplo de análisis de contenido cualitativo se encuentra en Treviño y
Acosta (2007, 86-96), donde se analizaron los spots negativos, en contra
de diversos candidatos durante el proceso federal electoral de 2006 en
México, y que no respetaron los términos establecidos en la legislación
electoral en lo relativo a propaganda electoral, particularmente en contra
del entonces candidato del prd, Andrés Manuel López Obrador.
25
Se recomienda, además de revisar los textos metodológicos contenidos
en este libro, la obra de Galindo (1998).
278
Miguel Acosta Valverde
Bibliografía
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279
Análisis de contenido: propuesta metodológica y un ejemplo de su aplicación...
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medios en América y Europa. Sexta edición. México: Gustavo Gili.
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de 1988 para la presidencia de la República. Tesis para obtener el título
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rales de 2006 vistas por televisión. México: Propuesta Cívica.
280
Anexo
A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
1 1 27/05/2011 OnceN 1 Sin 5 0:00:05 0:00:00 0 5Cita Varios Neutra 3Neutro NA Otros
2 1 27/05/2011 OnceN 2 Sin 0 0:00:53 0:00:23 6 1Voz Encinas Neutra 3Neutro NA 1Economía Social 4Inseguridad 5Educación Salud
3 1 27/05/2011 OnceN 3 Sin 0 0:00:41 0:00:22 8 1Voz Ávila Neutra 3Neutro NA 1Economía Social Otros
4 1 27/05/2011 OnceN 3 Sin 0 0:00:39 0:00:19 7 1Voz Bravo Neutra 3Neutro NA 1Economía Social 5Educación Otros
281
Miguel Acosta Valverde
Aprendiendo a escribir a partir
del involucramiento emocional
Introducción
283
Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
284
Gabriela del Carmen González González
285
Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
286
Gabriela del Carmen González González
287
Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
288
Gabriela del Carmen González González
289
Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
290
Gabriela del Carmen González González
Elaboración de un esquema
Aparte del orden oracional, es necesario cuidar el orden gene-
ral de las ideas dentro del escrito y esto se facilita con la ela-
boración de un esquema, que básicamente debe ajustarse —a
grandes rasgos— a una introducción, un desarrollo y conclu-
siones, independientemente del tema que se vaya a tratar.
Los esquemas deben funcionar a manera de un esque-
leto que sostenga el escrito, por tanto, requieren de una es-
tructura interna, integrada por ideas principales e ideas se-
cundarias.
Construcción de párrafos
El planteamiento de las ideas se relaciona directamente con
la elaboración de párrafos. Cuando una persona se inicia en
la escritura, conviene que no elabore párrafos muy largos, de
291
Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
El prestigio lingüístico
A partir de una consideración sociolingüística, se puede ha-
blar del prestigio lingüístico, que indica las mejores formas ex-
presivas para comunicarse según el ámbito en que la persona
se desenvuelva; al escribir, generalmente, se apela a esta for-
ma de expresarse que asegura la aceptación de los miembros
de un determinado espacio social al que se dirige el escrito.
Relacionadas con el prestigio lingüístico, hay que con-
siderar la puntuación y la ortografía, ambas colaboran en la
292
Gabriela del Carmen González González
Estrategia metodológica
Como ya se expuso en la introducción, la metodología que
se propone en este artículo considera la habilitación en la es-
critura a través del involucramiento emocional. Esta manera
de trabajar es el resultado de muchos años de experiencia de
quien escribe, intentando facilitar el aprendizaje de la escritu-
ra a jóvenes alumnos de nivel superior. Al respecto, se consi-
dera conveniente hacer un poco de historia.
En esta labor ha jugado un papel muy importante la in-
tuición personal. Siempre resultó claro que compartir con los
alumnos lacónicamente los contenidos lingüísticos necesarios
para disponer de una base suficiente para escribir era una ta-
rea insuficiente, porque hacía las sesiones cansadas, tediosas
y no demasiado productivas.
Al paso del tiempo, se fueron encontrando caminos
que facilitaron la estructuración de una manera de trabajar los
cursos que involucrara a los alumnos con la tarea de escribir
de manera creativa, agradable, lúdica en ocasiones y princi-
293
Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
294
Gabriela del Carmen González González
Procedimiento
El procedimiento básicamente consiste en darles instruccio-
nes precisas para realizar una serie de ejercicios de escritura
y, al terminar de escribir, se les solicita que lean ante el grupo
lo que escribieron.
Los ejercicios que integran el curso están diseñados con
dos tendencias: una que ofrece los contenidos lingüísticos y
cognitivos necesarios para que los participantes escriban en
forma clara y precisa, adecuados a la situación comunicati-
va que se requiera; y otra, que propicia el autodescubrimien-
to, la liberación de bloqueos emocionales y el desarrollo per-
sonal. Estas dos tendencias se integran en una amalgama de
295
Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
Tomando conciencia
El primer ejercicio del curso-taller intenta mostrar a los parti-
cipantes la amplitud y flexibilidad de su esquema mental ver-
bal, es decir, el vocabulario que tienen disponible mentalmen-
te y la capacidad de manejarlo con agilidad.
296
Gabriela del Carmen González González
Capacidad asociativa
Este ejercicio busca mostrar a los participantes su capacidad
asociativa al interior del esquema mental verbal.
Instrucciones: Se les indica a los participantes que es-
criban todas las palabras que les vengan a la mente asociadas
con la palabra que les diga el instructor, sin importar el tipo de
asociación que hagan, ni sus razones para hacerla. Así, el ins-
tructor cuenta 1, 2, 3 y dice la palabra con la que van a asociar
las demás, cuenta un minuto y da la indicación de suspender;
también en este caso, los participantes cuentan las palabras
que escribieron e informan el número al instructor. Se pue-
de hacer el ejercicio unas tres veces para mostrar a los parti-
cipantes cómo la práctica incrementa rápidamente el número
de palabras asociadas.
297
Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
Rompiendo esquemas
Este ejercicio intenta que la persona se atreva a relacionarse
con su propia realidad desde una postura no habitual, en la
que tenga que pensarse a sí misma sin tomar en cuenta los
atributos humanos, disponiendo para ello de elementos de la
realidad circundante matizados con la imaginería personal,
con total libertad de asociación.
Instrucciones: Se indica a los participantes que escri-
ban en 5 renglones la respuesta a la pregunta ¿Qué soy? sin
usar absolutamente ningún rasgo humano, es decir, tienen
que responderla sin decir soy una persona…, soy un hom-
bre…, soy dedicado, trabajador…, soy depresiva…, tengo tan-
tos años, ninguna alusión a atributos humanos; por tanto, los
participantes tienen que hacer un esfuerzo por elegir, de algu-
na otra esfera de la realidad, elementos con los cuales descri-
birse a sí mismos.
Una vez que todos terminaron de escribir sus 5 líneas,
se les pide que uno a uno lean sus textos y, si emplearon ca-
racterísticas humanas para autodescribirse, se les hace notar
y se les solicita que lo intenten de nuevo, respetando las ins-
trucciones que recibieron. Cuando terminen, deberán leer su
texto corregido ante los demás participantes.
Se sugiere ampliar este ejercicio con las preguntas ¿De
dónde vengo? y ¿A dónde voy? en los mismos términos que la
primera parte, es decir, sin emplear atributos humanos. Esta
práctica puede ser muy productiva, ya que implica cuestiona-
mientos que ineludiblemente propician un autoanálisis pro-
fundo que inicia el trabajo del autodescubrimiento que se bus-
ca con esta manera de trabajar la escritura.
La necesidad de salir de la esfera cómoda de lo coti-
diano al pensarnos sólo desde la perspectiva de los atributos
humanos, causa una especie de desgarramiento interno que
298
Gabriela del Carmen González González
299
Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
300
Gabriela del Carmen González González
Dando instrucciones
La capacidad de indicar a otra persona cómo llevar a cabo al-
guna acción implica un orden lógico de los pasos a seguir y
muchas veces, en el ajetreo de lo cotidiano, algunos pasos se
olvidan, o se dan por hecho. Dada la importancia que tiene
para la escritura el control de la lógica de las ideas expuestas
en los textos, se proponen los siguientes ejercicios específicos
para este fin.
301
Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
Plenilunio
Instrucciones. Se les indica que escriban tres textos sobre el
plenilunio, cuya extensión varíe entre seis y ocho renglones,
con tres diferentes puntos de vista —de preferencia, muy di-
ferentes unos de otros—, a partir del ejemplo que se dio an-
tes (el del amanecer, que conviene explicarlo a los participan-
tes antes de este ejercicio).
Carta positiva
Instrucciones. Se sugiere a los participantes que escriban una
carta cuyos contenidos sean muy positivos, en la que exter-
nen sentimientos importantes hacia una persona en especial,
con la intención de que el destinatario comprenda y acepte el
contenido expuesto. Es necesario que el destinatario realmen-
te sea alguien que despierte profundos sentimientos positivos
en el participante, que aquello de lo que hable tenga funda-
mentos reales.
Carta negativa
Instrucciones. Se sugiere a los participantes que escriban una
carta con contenido altamente negativo, en la que reclamen,
exijan, ofendan o externen resentimientos importantes hacia
alguien, que sería el destinatario. Es conveniente que en este
ejercicio, el contenido de la carta emerja de una vivencia real
de la persona, que reviva las emociones negativas comprome-
tidas en la experiencia desagradable sobre la que va a escribir.
Una vez escritas cada una de las cartas, los participan-
tes deberán leerlas ante el grupo.
Elaborando esquemas
A partir de las explicaciones que se dieron en la sección de
presupuestos teóricos acerca del esquema, se proponen aquí
tres maneras de elaborarlos:
La araña
En el caso de la araña: se dibuja una araña con su panza, su
cabeza, su cola y ocho patas, en la panza se anota la idea prin-
cipal y en las patas las ideas secundarias. Para seguir este es-
quema, se plantea la idea principal al inicio del escrito y luego
se van desarrollando las secundarias una a una en apoyo a la
principal para reforzarla.
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Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
El árbol
En el esquema del árbol, se dibuja un árbol en el que su raíz
representa los conocimientos necesarios para escribir acer-
ca del tema elegido; luego, desde la raíz sube por el tronco
la idea central o principal que se va a desarrollar; las ramas
del árbol representan las ideas secundarias que reforzarán a
la principal. En las ramas habrán también hojas, flores y fru-
tas, éstas representan el cuidado estilístico que se aplica cuan-
do ya está redactado el cuerpo básico del escrito y sólo queda
acicalarlo, embellecerlo, pulirlo con acciones tales como cam-
biar una palabra por otra más adecuada, evitar las cacofonías,
mostrar más riqueza léxica, corregir cuestiones de sintaxis
para que se escuche mejor una oración, sustituir un conector
por otro, cambiar signos de puntuación, etcétera.
Este cuidado estilístico siempre se deja para el final, por-
que lo medular radica en el ordenamiento interno de las ideas
principales y secundarias, y su concatenación para lograr el es-
crito. Se hace esta aclaración porque hay personas que se po-
nen a escribir y privilegian el empleo de palabras rimbomban-
tes o términos interesantes, pero se olvidan de la estructura
conceptual del escrito y, entonces, automáticamente lo destru-
yen, porque lo único que trabajan es la cáscara, lo superficial;
por más bonito que suene e interesante que parezca, si la es-
tructura conceptual está débil, o no existe, el escrito no sirve.
El esquema numérico
Éste implica una mayor práctica en la planeación de escritos
y un mejor manejo de abstracciones, ya que solamente mar-
ca ideas principales y secundarias jerarquizadas con números
secuenciales, que implican en el autor un manejo más cons-
ciente de las ideas que quiere plasmar en el escrito, la interre-
lación entre ellas y su orden jerárquico.
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Gabriela del Carmen González González
Narración
En el desarrollo de la lengua, la primera que aparece es la na-
rración, cuando el niño empieza a preguntar ¿y qué más? ¿y
qué más? al estar conversando sobre algo. La secuencia narra-
tiva se da en el tiempo y se requiere de personajes o actores
y hechos enlazados por una relación de causalidad. General-
mente, en las narraciones hay una introducción, un nudo y
un desenlace.
Relatando a futuro
Con este ejercicio se pretende que el participante establezca
una prospectiva de su propia vida a una distancia de 10 o 15
años a partir de lo que está experimentando en el momento
presente y dé la visión de la realidad con que cuenta.
Instrucciones: Se les solicita a los participantes que es-
criban en una o dos páginas una crónica del día 10 de noviem-
bre de 2025 (puede ser cualquier otra fecha futura con dife-
rencia de 10 o 15 años de la actual) y que relaten todo lo que
piensen que van a hacer ese día desde que despierten hasta
que se acuesten, como si lo estuvieran viviendo. Al hacerlo,
tendrán que exponer dónde y cómo viven, con quién, a qué
se dedican, cómo se sienten; entre otros detalles posibles de
leerse entre líneas en la crónica. Una vez terminada la escritu-
ra leerán sus crónicas ante el grupo.
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Aprendiendo a escribir a partir del involucramiento emocional
Contando historias
Este ejercicio tiene el propósito de que el participante se iden-
tifique con un objeto, lo personifique y hable como si fuera él
al narrar su historia, para observar cómo casi insensiblemen-
te se da la proyección de los propios contenidos en el escrito.
Instrucciones: Se les solicita a los participantes que re-
laten en una o dos páginas, una de las posibles historias enca-
bezadas por las frases siguientes:
Soy una piedra que…
Soy una silla que…
Soy un espejo que…
Como requisito obligatorio, se les pide que se identifi-
quen con la piedra, la silla o el espejo, y hablen en el escrito
como si fueran ellos; necesitan ubicarse en la realidad de al-
guno de esos objetos y ver el mundo desde ahí. Una vez ter-
minado su relato, lo leerán uno a uno para compartirlo con
sus compañeros y, a continuación, se les solicita que intenten
identificar qué rasgos de la piedra, la silla o el espejo son par-
te de su propia personalidad; esta última parte del ejercicio
resulta muy enriquecedora, porque les hace tomar concien-
cia de la manera en que se proyectan al escribir, generalmen-
te sin darse cuenta; así, logran dar un paso más en su trabajo
de autodescubrimiento.
Descripción
En segundo lugar aparece la descripción, que se explica cómo
pintar con palabras; es decir, detallar aspectos de la realidad,
nombrarlos y ubicarlos en el tiempo y en el espacio, conside-
rando formas, tamaños, colores, texturas, etcétera, para obje-
tos físicos y características de todo tipo para lo abstracto.
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Describiendo espacios
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Argumentación
Luego aparece la argumentación, que es la que presenta ma-
yor complejidad, ya que implica un proceso mental que se ini-
cia con el planteamiento de un enunciado de tesis, idea base
que se pretende demostrar con una serie de argumentos o
ideas que la fortalezcan.
Se trata de un proceso lógico, integrado por una intro-
ducción, donde el enunciado de tesis1 es medular, seguida
por los argumentos y cerrada por la conclusión; entre la intro-
ducción y las conclusiones debe haber concordancia, porque
cuando no la hay, la estructura conceptual se quiebra y anula
la argumentación.
Según Rivano (1999, 13-14), la argumentación se aso-
cia directamente con dos fenómenos: la persuasión y la con-
vicción. El primero se recibe y el segundo, se obtiene de mane-
ra personal, es decir, que al ser persuadida, la persona adopta
un carácter pasivo, mientras que cuando opera la convicción,
el papel del convencido es activo. El mismo autor establece di-
ferencias entre persuadir y convencer, tal vez, la más determi-
nante es que el intento de convencer está mediatizado por la
razón, en cambio, la persuasión tiene como fin la acción, sin
hacer un uso protagónico de la razón.
Argumentando complejidades
Instrucciones: Se solicita a los participantes que se dispongan
a analizar máximas o expresiones de profundo contenido filo-
1
Un enunciado de tesis es una oración o un grupo de oraciones
estrechamente relacionadas, que exponen un postulado, el cual
se va a sostener y a desarrollar en detalle (García y Prieto, 1981,
198).
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Revisión de textos
Respetando formatos
Como parte final de este curso-taller, es conveniente que cada
participante elija algún tipo de documento que requiera escri-
bir con algún fin determinado, una vez que haya decidido so-
bre qué va a trabajar, tendrá que consultar sobre el formato al
que debe apegarse para escribir, a fin de cumplir con la nor-
matividad correspondiente.
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Conclusiones
A lo largo del presente artículo, se muestra una nueva mane-
ra de incursionar en la habilitación para la escritura donde
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Bibliografía
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cional, la lucidez mental y el despertar espiritual del ser humano del
siglo XX. Barcelona: Editorial Kairós.
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Fichas de autores del libro
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Metodología de investigación en Ciencias Sociales: aplica-
ciones prácticas, coordinado por Ma. Guadalupe Chávez
Méndez, Karla Y. Covarrubias y Ana B. Uribe, fue editado
en la Dirección General de Publicaciones de la Universi-
dad de Colima, avenida Universidad 333, Colima, Coli-
ma, México, http://www.ucol.mx. La impresión se termi-
nó en marzo de 2013 con un tiraje de 500 ejemplares.
Se utilizó papel bond ahuesado de 90 g para interiores y
sulfatada de 12 puntos para la portada. En la composi-
ción tipográfica se utilizó la familia ITC Usherwood. El ta-
maño del libro es de 22.5 cm de alto por 16 cm de an-
cho. Programa Editorial: Alberto Vega Aguayo. Gestión
administrativa: Inés Sandoval Venegas. Corrección: Au-
gusto Estrella Hernández. Diseño: Jaime Sánchez Her-
nández. Cuidado de la edición: Myriam Cruz Calvario.