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Asignatura: Cristianismo y Educación Profesor: Benjamín Troncoso V.

Taller de Análisis de Documentos

Nombres____________________________________________________________________Ptje.___Nota____

El hombre : ser relacional

08.01 (...) "Es cierto que la esencia fué entendida muchas veces como una entidad separada, a la cual la existencia hace pasar del estado de
posibilidad al de realidad. Esta posición difícilmente puede ser defendida. Pero la cosa es muy distinta si concebimos la esencia como el centro de
una red de relaciones. El hombre es lo que es en virtud de las innumerables relaciones que tiene consigo mismo, con el universo material, con los
otros seres humanos y con Dios. Al decir que el hombre es un animal racional, se sintetizan estas relaciones en una fórmula corta y práctica. Cuando
retenemos en la mente el verdadero significado de esta fórmula, nos parece que no puede objetarse la noción tradicional de esencia, ni dejar de
considerarla como un instrumento del pensamiento de apreciable utilidad."

(Donceel, J.F., Antropología Filosófica, Ed. Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1969 p.16)

08.02 (...) "Que la responsabilidad y la conciencia forman una unidad, integran la totalidad del ser humano, es algo que puede ser
comprendido ontológicamente. Partiremos, a este propósito, de la afirmación de que todo ser es siempre, sustancialmente, un-ser-otro. En efecto,
todo lo que podamos destacar en lo existente (1) dentro de la restante plenitud del ser sólo podrá delimitarse por el hecho de ser, en cada caso,
diferenciable. Sólo mediante la referencia de un ser a otro ser podemos constituir ambos. Lo previo es siempre la relación del ente como "siendo otra
cosa que". Ser=ser otro, es decir "ser otro que", por lo tanto, relación; en rigor, sólo la relación "es". De aquí que podamos también formular el
pensamiento de este modo: todo ser es un ser-en-relación".

(1) El ser no es ninguna excepción: "es" -igualmente- "diverso de" la nada.

(...) "Porque pertenece a la esencia del hombre el ser también abierto, "abierto al mundo" (Scheler, Gehlen y Portmann). Porque ser hombre
significa, por sí mismo, estar orientado hacia más allá de sí mismo. La esencia de la existencia humana se encuentra en su autotrascendencia, por así
decirlo. Ser hombre significa estar, desde siempre, orientado y dirigido a algo o a alguien, estar dedicado a un trabajo al que se enfrenta un hombre, a
otro ser humano al que ama, o a Dios a quien sirve..."

(Frankl, Victor, Psicoanálisis y Existencialismo, De la Psicoterapia a la Logoterapia, Breviarios Fondo de Cultura Económica, México, 1978
p.23-24 y 51 respectivamente; ver tb. p.125; Fizzotti, E., De Freud a Frankl, p.174-176)

08.03 "El fenómeno fundamental de la autoexperiencia humana es que nos hallamos de antemano en medio de una realidad, en medio de las
cosas y de los hombres con los que tratamos, que influyen en nosotros y con los que estamos en múltiples relaciones. Nuestra existencia está referida
al mundo, tanto al mundo de las cosas y de los objetos como, ante todo y sobre todo, al mundo humano y personal. Por ende, nuestra existencia
concreta está condicionada y determinada de múltiples formas. Tiene dadas unas posibilidades, pero también está sujeta a ciertas limitaciones.

Esto se aplica a nuestra misma vida corporal biológica, que pertenece a este mundo de cosas, está sometida a sus leyes físicas y químicas,
aparece en el mundo como consecuencia de un proceso vital y está regida por unas leyes biológicas y fisiológicas como toda forma de vida que existe
en el mundo. Así, nuestra vida corporal está orientada hacia el mundo como hacia nuestro espacio vital; hacia las cosas del mundo que nos
proporcionan alimento, vestido y habitación, que nosotros aprehendemos, usamos y manipulamos para poder vivir y subsistir como hombres.

Sólo el hombre está abiertamente orientado hacia el entorno humano. De su comunidad surge el individuo y en ella crece de forma humana.
Aprende el lenguaje de esa comunidad, adopta sus costumbres y participa de su espíritu y cultura. Todo esto marca de forma decisiva a la existencia
humana individual que está por ende ligada a todo ello y condicionada por ese mundo, y tanto más cuanto mayor es el grado de cultura y civilización.
La orientación y relación mutua resultan por lo mismo tanto más estrechas. La vida del individuo se entrelaza con el complejo montaje relacional del
acontecer social y cultural del mundo humano histórico. A través de todo esto se configura también aquello que nosotros experimentamos como
nuestra vida propia y personal, es decir, nuestra vida íntima, y que designamos como vida espiritual. Esa vida esta esencialmente condicionada por
nuestro mundo. El nacimiento y crecimiento espiritual, la madurez y el despliegue del hombre, están referidos al mundo que nos rodea. Lo que yo
soy, lo que experimento y entiendo como yo mismo, es el resultado de un constante intercambio entre yo y mi mundo. Esto quiere decir, en primer
término, que obtenemos de nuestro mundo los contenidos de nuestro conocimiento. Estamos relacionados con el mundo, salimos en cierto modo de
nosotros mismos al mundo -para incardinarlo en la interioridad de nuestra conciencia. Vivimos en un constante intercambio e interrelación entre el
dentro y el fuera. Sólo en la relación con el otro, en la salida hacia el otro y en la asunción del otro dentro de nosotros mismos; es decir, en la
supresión de la alienidad (Andersheit) del otro, incorporándolo al contenido de nuestro propio mundo cognitivo, logramos la realización y
enriquecimiento de nuestro ser personal. En consecuencia, la ley de nuestra vida espiritual podría calificarse como una dialéctica entre el dentro y el
fuera; mas no en el sentido de que primero se dé un puro dentro desde el que irrumpimos en el mundo, sino sólo en el sentido de que siempre estamos
fuera, pero justamente en cuanto que nos realizamos a nosotros mismos en lo otro y desde eso otro alcanzamos y configuramos nuestro propio mundo
espiritual.

Sin embargo, jamás estamos determinadospor nuestro mundo de una forma meramente pasiva. No somos sólo un objeto del mundo, sino también
sujeto del mundo. Tenemos un mundo concretamente humano sólo en la medida en que nos lo ganamos y realizamos de un modo activo.El propio
conocimiento no es una aceptación meramente pasiva; exige más bien la propia compleción y esfuerzo, el enfrentamiento personal y una toma de
posición crítica. Sólo así conseguimos formar nuestro mundo de conocimientos.

Pero no somos únicamente seres conocedores; nos es esencial asimismo el querer y el actuar con relación al mundo. Con nuestra acción
intervenimos en la realidad exterior definiéndola y conformándola. Nuestros propios pensamientos y planes, nuestros objetivos y decisiones los
realizamos y objetivamos por una acción libre en la obra que realizamos en el mundo.

De este modo la interioridad del espíritu se manifiesta en la exterioridad del mundo mediante la obra objetiva, expresión concreta e imagen
sensible del espíritu humano. El mundo de las cosas se hace un mundo humano que el hombre configura y monta con una actuación humana dándole
un sentido nuevo. La naturaleza se eleva al rango de cultura. Uno de los rasgos esenciales del hombre es que no vive, ni puede vivir, en la inmediatez
de una naturaleza dada, sino en la mediación de naturaleza a cultura. Por su propia naturaleza el hombre es un ser cultural. Y ha de transformar su
mundo hasta hacer de él un mundo de cultura. Sólo así podrá convertirse en el espacio vital humano.

Todo lo que pertenece al mundo cultural en el sentido más amplio opera a su vez informando al hombre: empezando por las formas de vida
más simples, las costumbres y los usos que se dan en cualquier comunidad humana, por primitiva que sea, hasta el conocimiento científico del
mundo, su configuración artística, su dominio técnico, pasando por la explicación filosófica de la realidad y su interpretación religiosa. Aquí entra
asimismo el campo todo de la vida social, económica y política, las formas todas de la convivencia y colaboración humanas. No solamente
configuran las circunstancias externas de los hombres que pertenecen a un determinado marco cultural histórico, sino que influyen en sus formas de
pensar, en su ideología y modos de representación, en sus convicciones y valoraciones; con otras palabras, influye en la totalidad de la imagen que el
hombre tiene de sí mismo en el mundo histórico concreto.

La unidad y totalidad de este armazón dialéctico de relaciones entre hombre y mundo no deben perderse nunca de vista ya han de constituir el
horizonte general, si es que pretendemos analizarla con mayor detalle en sus aspectos concretos y en sus estructuras fundamentales".

(Coreth, Emerich, ¿Qué es el hombre? Esquema de una antropología filosófica, Ed. Herder, Barcelona, 1978 p.83-86)

08.04 "En la parte segunda hemos considerado al hombre, llamado por Cristo a seguirle, en su propio ser, con sus caracteres esenciales,
prestando especial atención a sus facultades morales (capacidad para conocer el bien, libertad y conciencia) y a su actividad (sentimientos y
acciones). Debemos ahora delinear sus deberes morales. Estos están determinados por su propio ser -en el que se comprende también su elevación a
la gracia- y por todo aquello que puede solicitar su actividad-, o sea el objeto (o fin) de sus sentimientos y acciones: Dios, el prójimo, la comunidad,
su misma persona, el mundo."

(Häring, Bernhard, La Ley de Cristo, Ed. Herder, Barcelona, 1965 tomo l p.259)

08.05 "Si toda la creación está llamada por vocación hacia Dios, a fin de formar con él una radical unidad dentro de la riqueza de las
diversidades (Dios seguirá siempre siendo Dios, y la creatura siempre creatura), con mucha más razón lo estará el hombre, punto culminante de la
creación. ¿Cuál es la vocación última del hombre? ¿A qué futuro está llamado? El hombre está llamado a ser totalmente él mismo, por la realización
de todas las capacidades latentes en su naturaleza. Está constituído como nudo de relaciones dirigido hacia todas las direcciones, hacia el mundo,
hacia el otro y hacia el Absoluto".

(Boff, Leonardo, El destino del hombre y del mundo, Ed. "Sal Terrae", Santander España, 1985 p.33)

08.06 "El hombre es un ser abierto al mundo. Todos los animales irracionales tienen un ambiente limitado, que es el ambiente de su
percepción. Su acción es circunscrita. En cambio, el hombre posee la capacidad de extenderse más allá de su ambiente inmediato. Puede penetrar con
su pensamiento y su acción en otros ambientes mediante la inteligencia, la fantasía, el lenguaje y la observación. Puede utilizar sus múltiples
posibilidades. El hombre es esencialmente, ónticamente, abierto al exterior, por lo que se ha dicho que no tiene ambiente, sino mundo, una esfera de
acción que se extiende más allá de unos estrechos límites topográficos. Y por querer extenderse a tan amplio ámbito, es el hombre teórico nato o,
cuando menos, "teorético".

La pedagogía debe conceder especial atención a la compenetración del niño con otros ambientes y otras esferas. Es interesante a este respecto desde
muy pronto el papel social y familiar. Más tarde, entrará la mente del niño en relación con otras esferas de interés mediante el estudio geográfico de
su comarca y su región, los conocimientos profesionales, la formación profesional y la historia, que le conducirán de su contorno inmediato al mundo
lejano. En el pensamiento teórico, en el pensamiento que prevé, que va más allá del momento presente, de lo que nos muestra el ambiente inmediato,
se halla el estímulo que invita a penetrar en más amplias esferas, a pasar del ambiente al mundo. Debe destacarse especialmente a este respecto la
función del juego, en particular de los juegos de fantasía y las distracciones que facilitan el conocimiento de otros ámbitos, como las biografías, el
cine, la radio, la televisión, las novelas, etc.".
(Henz, Hubert, Tratado de pedagogía sistemática, Ed. Herder, Barcelona, 1968 p.134-135)

08.07 "Antropología y Humanismo Cristianos

El profesor cristiano es a la vez un ser humano -un hombre (antropos) y un cristiano. Su misión específica es formar a sus alumnos -que son seres
humanos- y a la vez orientarlos en su formación cristiana.

Tanto en cuanto hombre como en cuanto educador, el maestro cristiano debe tener un concepto claro del hombre y de sus valores
trascendentales, como una concepción clara de lo que significa ser y actuar como cristiano; sólo así podrá tener seguridad al analizarse a sí mismo y
para orientar el proceso educativo de sus alumnos, en todas sus dimensiones y en todos sus aspectos.

Hay una imagen del hombre que procede de la Fe, la que podemos extraer de la lectura de la Sagrada Biblia, de la predicación de Ntro. Señor
Jesucristo. Es la imagen cristiana del hombre; en ella se fundamenta una antropología cristiana y ella sirve para dar e indicar metas de un humanismo
cristiano.

Al iniciar estas reflexiones, nos parece oportuno dividir el tema en las tres indicaciones que nos presenta Hans Urs Von Balthasar en su libro
"El problema de Dios en el hombre actual".

"En el hombre nos dice Von Balthasar, hay una triple relación de verdad: la Relación Horizontal con el que se encuentra con él a su lado..., la
Relación Hacia Abajo con el cosmos, sobre la base de su propia corporeidad... y la Relación orientada Hacia Arriba, hacia el Absoluto".

(Departamento de Educación Episcopado de Chile (DECH), Antropología cristiana, Santiago de Chile, 1976 p.3; ver p. 4-14)

08.08 "¿Qué objetivos asignan a la educación los grandes pedagogos modernos?

Goethe: Respeto a lo que es superior a nosotros, a lo divino; también a lo que está bajo nosotros, a la tierra que nos nutr, nos da alegría y
dolor; a lo que es como nosotros, al prójimo. De aquí nace el respeto primordial, el respeto a sí mismo, porque el hombre puede considerarse a sí
mismo como lo mejor que ha surgido de Dios y la naturaleza. Pero sin presunción ni egoísmo, que rebajarían su dignidad."

(Henz, Hubert, Tratado de pedagogía sistemática, Ed. Herder, Barcelona 1968 p.45)

08.09 "El hombre como ser relacional.

Es tan compleja y rica esta consideración del ser humano que, desde ella, podría ser elaborada toda la Antropología. La relación humanan es
la relación de un ser inteligente y por ello tiene una finalidad conocida y querida. Esta relación es libre, se enriquece en el compromiso, se consolida
en la fidelidad, adquiere sentido por el amor.

La paradójica realidad de ser a la vez pobre y rico, carente de perfección, pero poseedor de un dinamismo esencial hacia ella, constituye al
hombre como un ser en relación a tres niveles diferentes:

Relación con los otros seres humanos, sus iguales.

Relación con el mundo del cual es solidario y el cual trasciende.

Relación con el Ser Absoluto, su causa y fin.

Los niveles de relación se enriquecen en el hombre comenzando por los establecidos con su mundo, para pasar a la relación personal con
otros tú y culminar en el Tú Divino, causa y sentido de las anteriores relaciones".

(López Escalona, Sara, El hombre como problema y misterio, Ed. Paulinas, Stgo. de Chile, 1984 p.57, ver p.57-70; ver tb. López Escalona,
Sara, Comunicación y Libertad, Ed. Paulinas, Stgo. de Chile, 1984 p.7-52; López Escalona, Sara, Antropología y Educación, Ed. Paulinas, Stgo. de
Chile, 1982 p.97)
Lea comprensivamente los textos presentados y responda las interrogantes planteadas:

1.- Según los autores: ¿ cuál es la relación entre Cristianismo y persona humana? 15pts.

2.- ¿ Por qué el hombre es un ser relacional? 15pts.

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