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La Desnutrición es el Rostro Humano del Capitalismo en Guatemala
I. Introducción.
A lo largo del documento, desde el análisis de la determinación social del proceso salud-
enfermedad, se hace el esfuerzo por generar el interés necesario para que por medio de la
discusión y la confrontación de ideas se llegue a establecer, que las raíces sistémicas
(históricas, económicas, políticas y sociales) que determinan la existencia, desarrollo y
reproducción de la desnutrición al menos, según el desarrollo histórico de Guatemala, hoy
se puede asegurar que el capitalismo guatemalteco atrasado expresado en el modelo
económico vigente y agotado, no solo determina la causalidad de la desnutrición, sino que a
su vez le da vida a su reproducción, con lo que como consecuencia permanente también
determina la inviabilidad de Guatemala como país.
Para los efectos de orden práctico se presentan inicialmente las aproximaciones para
establecer la magnitud del problema, en ese sentido se debe entender que se tiene
conciencia y claridad en el hecho de que lo que se describe es solamente un panorama
general de la problemática pues la misma para poderla presentar de una manera más
completa, precisa y sobre todo más amplia en su magnitud y alcances, se requiere de otro
tipo de esfuerzos y dedicación para su elaboración y presentación.
En la misma fuente se resalta que el peso del cerebro al nacer equivale al 25% de su peso,
al cumplirse el primer año de vida el cerebro adquiere el 50% de su peso, alcanzando el
75% cuando se cumple el segundo año de vida, llegando a adquirir el 90% al cumplirse el
tercer año quedando por alcanzar el 10% restante a partir de los cuatro años.
La magnitud del problema nutricional en Guatemala fue establecido con mayor precisión
en 1968 a través de la Encuesta Clínico Nutricional de Centro América desarrollas por el
Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá INCAP, organismo perteneciente a la
Organización Panamericana de la Salud OPS, el cual a su vez pertenece a la Organización
Mundial de la Salud de las Naciones Unidas. Esta encuesta identificó, que la población de
cero a cinco años en Guatemala padecía de algún grado de desnutrición, la cual afectaba al
81.6% de la niñez correspondiente a ese grupo etario, correspondiéndole: al grado I el 51%
o sea la niñez que deambula y trabaja en las calles, esquinas, cruce de vías, carreteras,
caminos y veredas, conocida como el niño delgado, quien en Guatemala es parte del
paisaje, al grado II el 25%, este grado de avance le corresponde al niño con desnutrición
más avanzada, hecho que lo obliga a demandar atención médica por cualquier complicación
de la desnutrición que sufra y al grado III el 5.6% o sea el más grave, por lo tanto como
consecuencia de este grado de deterioro de su situación nutricional está condenado a morir
por desnutrición, como causa básica o fundamental. La encuesta también identificó como
enfermedades nutricionales a las anemias por falta de hierro, la hipovitaminosis A, la
hiporiboflavinosis y el bocio endémico.
Dentro de ese contexto, en Guatemala más de la tercera parte de recién nacidos a término, o
sea los que son producto de embarazos de nueve meses de gestación tienen un peso y una
talla al nacer inferior al establecido dentro de los parámetros aceptados por las Naciones
Unidas. En ese sentido se señala que existen publicaciones que mezclan esta realidad al
confundirlos con quienes nacen de manera prematura.
Paradójicamente y con la carga de ironía que esto conlleva, es a partir de los programas
clientelares y demagógicos, que hoy impulsan los gobiernos, los hambreadores del pueblo a
partir de los negocios privados y monopólicos de la producción, distribución, mercado y
consumo de alimentos de origen animal y vegetal, son los principales beneficiados de
programas como el de “hambre cero y las bolsas seguras” pues ellos le venden al gobierno
a gran escala todos los productos alimenticios que los programas consumen. El gobierno a
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su vez como ya se señaló prioriza el uso clientelar y manipulador de esos programas, en vez
de impulsar el desarrollo económico y social que el país necesita para alcanzar el buen
vivir.
El sistema “moderno” no ha sido capaz de generar dentro del contexto del desarrollo de las
fuerzas productivas del país al proletariado agroindustrial, en ese sentido hay que señalar
que la mayor parte de la fuerza de trabajo contratada para esta actividad económica
solamente trabaja en las épocas de cosechas o sea en las zafras azucareras (éstas duran
solamente seis meses al año) como cortadores y cargueros de la caña de azúcar, y las
condiciones de trabajo apenas cubren el salario mínimo de ley y sobre todo la desprotección
en materia de protección y seguridad social pues éstas son casi inexistentes para ellos y sus
familias, o sea que las hijas e hijos de estos trabajadores están desprotegidos, además en los
últimos años a los trabajadores temporales cubiertos por la seguridad social se les ha
aumentado de manera significativa el tiempo “mínimo” para el uso de sus prestaciones para
entrar a la situación de retiro.
El identificado como “atrasado” conserva y opera dentro del sistema feudal de producción
sobre la base del colonato de origen colonial, sustentado en las relaciones de trabajo que
aún se rigen dentro de las relaciones colonizador – colonizado, en donde el patrono
(heredero del colonizador) impone el monto y la forma de pago por el trabajo, ya sea que
éste se de en dinero en efectivo por debajo del salario mínimo, o bien en especie, el mozo
colono (el colonizado) tiene que aceptar cualquier modalidad de pago, pues además se le
asigna un pequeño terreno dentro de la finca para vivir y poder sembrar granos básicos para
su sobre vivencia. En este sistema como parte de los resabios coloniales y feudales el hecho
de poder vivir dentro del territorio de la finca, no en pocas ocasiones al mozo colono y a su
familia se les considera por el finquero como parte del patrimonio de la finca, o sea
propiedad del patrón.
Ante esa situación la misma SESAN señala la falta de presupuesto (dejando intactas las
raíces estructurales) para enfrentar y resolver la problemática, hecho que se agravará al no
ser aprobado el presupuesto de ingresos y egresos del Estado pare el año 2014. Sin
embargo, contrastando con la situación dentro de las gestiones de ampliación
presupuestaria que el organismo ejecutivo presenta al organismo legislativo, actualmente ni
siquiera se mencionan las necesidades y exigencias que la situación nutricional de
Guatemala y sobre todo, que la misma demanda las intervenciones estatales del caso, para
que al menos sirvan de paliativos iniciales para superar la cruda realidad.
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El modelo económico neoliberal implantado, agudiza el uso irracional y despiadado de la
fuerza de trabajo casi a expensas de la población indígena para el trabajo exclusivamente
agrícola, sobre la base del modelo agroexportador que se impone. Este modelo, como ya se
ha señalado con anterioridad sobre la base de sus raíces coloniales, ha generado sus propias
condiciones de continuidad, las cuales ya en los primeros cincuenta años de la recién
fundada República de Guatemala, y sustentada en la acción represiva del también recién
fundado Ejército Nacional (heredero histórico del ejército de ocupación español), da los
saltos cualitativos correspondientes, y para el efecto ejecuta los primeros despojos y
expropiaciones de tierras en la Boca Costa del Pacífico pertenecientes a los pueblos
indígenas, hecho que da origen en 1871, ya en la llamada “vida independiente”, a la
continuidad de las prácticas coloniales concretadas sobre la base de los despojos de tierras y
desplazamientos masivos de población indígena a tierras sin vocación agrícola, en donde
son confinados como reserva de mano de obra barata, especialmente para su uso en las
épocas de cosecha de los productos destinados a la agroexportación.
Los grupos oligárquicos haciendo uso pleno del Estado para el logro de sus objetivos, y con
las mismas actitudes de sumisión coloniales y a través de los diferentes gobiernos títeres,
entregan de manera irracional e incondicional a las grandes empresas transnacionales
extractoras de materias primas como la explotación minera y petrolera, a las generadoras y
distribuidoras de energía eléctrica con fines casi exclusivos para la exportación energética,
y sobre todo amplían la frontera agrícola para la producción y exportación de materias
primas para la producción de combustibles en los países industrializados, y de manera
solapada, oscura, antipatriótica e ilegal, además entregan el uso de la totalidad de la
capacidad instalada con la que el país cuenta en materia portuaria a las empresas
transnacionales que operan en el país, quienes para el efecto del éxito de sus operaciones
han conseguido que se privatice hasta la soberanía de las playas y las aguas territoriales,
en ese sentido, el caso de la empresa estatal “Empresa Portuaria de Puerto Quetzal” que
opera en las costas del pacífico es más que elocuente.
En ese sentido vale recordar que a inicios de la década de los años setenta del siglo pasado
el Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO estableció que
el valle del Polochic, (extensión territorial ubicada al norte del país en los departamentos de
Alta Verapaz e Izabal) potencialmente podría ser el gran productor de granos básicos para
la alimentación de Centro América: paradójicamente hoy ese mismo valle es uno de los
escenarios principales de la ampliación de la frontera agrícola con fines exclusivamente
agroindustriales, y sobre todo escenifica uno de los puntos con mayor conflictividad social
del país siendo a su vez una de las zonas sumidas en la extrema pobreza con la consecutiva
presencia de la desnutrición.
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Este hecho en la realidad guatemalteca se expresa en el bajo crecimiento real de la
economía del país, la persistencia de formas de acumulación de capital sobre la base de la
imposición de los privilegios descritos, el inexistente aporte del modelo al desarrollo
económico, social y político del país, el hecho de que las remesas traducidas en divisas que
envían al país las y los migrantes expulsados por la realidad (y que por eso obligadamente
abandonan la patria por falta de oportunidades), sea superior a las divisas que generan las
exportaciones tradicionales y no tradicionales y estas, las remesas a su vez representen más
del 10% del PIB, la no satisfacción de las necesidades básicas de la población guatemalteca
como el uso pleno de los derechos humanos de segunda generación como lo son el acceso a
la: educación, salud, vivienda digna, alimentación y nutrición según los requerimientos y
necesidades mundialmente aceptados, en síntesis que el “buen vivir” hace que cada día sea
una meta lejana para Guatemala, son los signos reales del agotamiento ya descrito.
Siempre sobre la base de la especulación de precios sobre la canasta básica alimentaria fue
evidente la tolerancia cómplice del gobierno, al justificar a través de los ministerios de
Economía y el de Agricultura Ganadería y Alimentación el alza significativa de los precios
de la carne vacuna, a través de asumir de que el contrabando de la misma para su
exportación clandestina era incontrolable. Es de señalar que el precio final de esos
productos alimenticios subió en el mercado hasta tres o cuatro veces sobre el precio que
tenían antes del supuesto contrabando.
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La situación descrita se hace más compleja pues especialmente en las exportaciones por la
vía marítima existe la categoría de “contenedores fuera de manifiesto”, así como las
restricciones de comprobación de contenidos a los contenedores refrigerados. Esta
dinámica de las exportaciones e importaciones en general y de alimentos en particular es
una de las determinantes de la escasez de alimentos como oferta en el mercado interno de
alimentos para el consumo nacional.
En cualquier país del mundo que no sea Guatemala, el hecho de encontrar alguna relación
entre represión y desnutrición se correspondería a un ejercicio estéril y por lo tanto fuera de
lugar. Sin embargo las consecuencias desestabilizadoras que conlleva el tipo de represión
en contra del pueblo que se sigue aplicando en Guatemala principalmente sobre la
población campesina, sí crean en su seno las condiciones de desestabilización e inseguridad
económica, social y política, las cuales por las consecuencias ocasionadas por los
desplazamientos y desarraigos, éstos inciden directamente sobre la situación de
alimentación y nutrición y sobre las características inherentes al desarrollo del proceso de
salud y enfermedad que sufren las comunidades desalojadas, desplazadas y desarraigadas.
En tiempos de paz la modalidad represiva que se aplica como parte de las garantías que el
Estado le da a la imposición de los intereses y privilegios de las clases dominantes, y sobre
todo en cuanto a las que se corresponden frente al agotamiento del modelo económico
descrito, para los efectos de su prolongación en el tiempo la represión vuelve a ser uno de
los pilares fundamentales de esas garantías, pues hay que recordar que el mismo para su
implantación e imposición inicial contó dentro de sus componentes estratégicos con la
represión en contra del pueblo, y sobre todo, cuando consideraron que las luchas políticas y
sociales desarrolladas a partir de la lucha armada lo ponían en riesgo.
En ese sentido la situación actual del modelo económico neoliberal y sobre todo para
garantizar su sobrevivencia, los grupos de poder recurren de manera urgente y desesperada
a la implementación y ejecución de esta modalidad represiva en tiempos de paz, a través de
la alianza público - privada en materia represiva, constituida por el Ejército de Guatemala,
la Policía Nacional Civil y los aparatos de seguridad privada que como empresas privadas
(grupos armados) brindan servicio de seguridad a la llamada iniciativa privada.
Esta modalidad represiva salta a la luz pública en tiempos del gobierno de Oscar Berger
cuando en el mes de febrero de 2004 la fuerza pública con respaldo de los aparatos de
seguridad privados ejecutan un desalojo violento y represivo en contra de familias
campesinas que habitaban tierras que aparentemente pertenecían la familiares del Señor
Presidente de la República en la Costa Sur guatemalteca.
Ya en el gobierno de Álvaro Colom también desde sus inicios, en Febrero del 2008 se
desalojaron campesinos que habitaban con la correspondiente autorización municipal en
una finca de propiedad de la Municipalidad de Livingston (departamento de Izabal), pero
que una persona individual reivindicaba ser la propietaria de la misma. Este desalojo
también represivo a pesar de la neutralización mediática, públicamente se conoció con los
resultados obtenidos, como las capturas de dirigentes campesinos, la persecución de parte
de la fuerza pública a la población campesina desalojada, el abandono a su suerte de la
población desalojada, y el no esclarecimiento sobre la legitimidad o no de la parte
demandante pues ésta nunca demostró la certeza jurídica sobre dicha propiedad en el
Registro de Identificación Catastral RIC; lo cierto es que esta acción también se ejecutó con
plena impunidad.
A finales de Agosto del 2009 los habitantes históricos de la Comunidad las Nubes del
Municipio de El Estor (departamento de Izabal) fueron desalojados por las fuerzas de
seguridad privada de la Compañía Guatemalteca de Níquel CGN contando para el efecto
con la presencia y anuencia de la Gobernadora Departamental de Izabal, así como con el
resguardo perimetral de la acción del desalojo a cargo de elementos de la Policía Nacional
Civil destacados según su naturaleza para el resguardo de la seguridad pública del
municipio de El Estor.
Los resultados reportados dan cuenta de un maestro del municipio muerto, la destrucción de
viviendas, siembras, templos y áreas de uso comunal, el desalojo y desplazamiento de la
población. A la gobernadora mencionada el gobierno de Colom solamente la cambió de
empleo y mediáticamente el hecho tuvo una cobertura discreta.
A mediados de Marzo del año 2011 en el municipio de Panzós del Departamento de Alta
Verapaz también al norte del país, se ejecutó el desalojo de catorce comunidades
campesinas (alrededor de 700 familias) que habitaban en terrenos que los dueños del
Ingenio Chabil Utz Aj reivindicaban como propios; este extremo no lo pudieron demostrar
los supuestos dueños, ya que el informe del Registro de Identificación Catastral RIC
demostró lo contario, sin embargo el desalojo se ejecutó “dentro de la ley” con la
participación de fuerzas combinadas de la Policía Nacional Civil, el Ejército de Guatemala
y los aparatos de seguridad privada del ingenio.
El resultado del desalojo según documentales audio visuales elaborados in situ por
organizaciones campesinas fueron: un campesino muerto, varios heridos, persecución y
desplazamiento de la población campesina, destrucción de viviendas, quema y destrucción
de siembras y cosechas pertenecientes a la población desalojada, repitiéndose así las
técnicas de la tierra arrasada usadas en su momento por la contrainsurgencia; dentro de los
documentales se encuentran evidencias de conversaciones telefónicas entre el gerente del
ingenio y el Ministro de Gobernación de ese entonces.
Ante este hecho y sustentada en los tratados internacionales sobre los derechos humanos de
la población desalojada, de los cuales Guatemala es signataria, la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos dictó medidas cautelares y de resarcimiento en favor de la población
desalojada, medidas que las autoridades responsables sobre esa materia en el gobierno de
Colom, así como, en buena medida la Procuraduría de Derechos Humanos de ese entonces
no realizaron las diligencias correspondientes. En lo que lleva de gobierno Otto Pérez no se
han concretado integralmente las medidas establecidas por ese organismo internacional.
En ese sentido se hace necesario resaltar que el incremento de tropas del Ejército de
Guatemala y la dislocación de las fuerzas castrenses desde ese entonces, se concentra en las
zonas establecidas como de alta conflictividad social pues es precisamente en esas zonas
en donde se están imponiendo los proyectos de extracción petrolera, minera, los
correspondientes a la generación de energía eléctrica y la ampliación de la frontera agrícola
con fines agro industriales y otros mega proyectos; por lo tanto el incremento de tropas, su
ubicación e intervención no van dirigidos al combate a la narcoactividad, sino al resguardo
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territorial de los intereses económicos de las empresas transnacionales que operan en las
regiones bajo resguardo del Ejército Nacional, el cual participa combinadamente con la
Policía Nacional Civil y los aparatos de seguridad privados que le brindan protección a
las diferentes empresas en referencia.
Sobre la base de lo señalado hay que resaltar que en esas vastas regiones del país
precisamente es en donde se encuentran según los mapeos epidemiológicos las más altas
tasas de incidencia y prevalencia de desnutrición en la niñez, la que de acuerdo a sus
características clínicas y epidemiológicas sufren las y los adolescentes y las y los adultos.
En ese sentido es necesario insistir que la agresión y violencia de la acción represiva de
manera directa aplicada en contra del pueblo que la sufre en términos generales se centra
en la población mayoritariamente adulta, y los efectos inmediatos al desalojo represivo
como la destrucción de siembras y viviendas, así como la implantación en tiempos de paz
del terror afectan a la totalidad de integrantes de las familias campesinas, las cuales en su
composición cuentan en su seno con un promedio mínimo de tres a cuatro niñas y-o niños
menores de cinco años.
También son factores determinantes: los bajos salarios pues el salario mínimo no cubre el
costo de la canasta básica de alimentos, así como el hecho de que al ritmo de incremento
salarial establecido por diferentes gobiernos lleva a que en Guatemala escasamente cada
veinte años se pueda duplicar ese salario mínimo, las condiciones de trabajo para la
población sobre explotada, y como ya se señaló anteriormente la política especulativa de
precios principalmente los alimenticios que con plena impunidad y bajo el proteccionismo
del Estado imponen los grandes expendedores y distribuidores nacionales y
transnacionales, así como la tolerancia cómplice para el contrabando para la exportación de
alimentos de origen animal, el cual no solo disminuye la disponibilidad de los mismos para
el consumo nacional, sino que es una de las causalidades y a la vez excusa para la subida
exagerada e incontrolada de los precios, por lo tanto la plena inexistencia de la seguridad
alimentaria.
Para los efectos de orden práctico se identifica: La situación sanitaria del país y el precario
saneamiento ambiental como: los servicios públicos de agua potable, disposición de
excretas y otros desechos, la falta de vivienda digna. También son condicionantes la
situación educativa en Guatemala el presupuesto del Estado para la educación escasamente
llega al 3.5% del PIB, la falta de fuentes de trabajo de la totalidad de la población
económicamente activa solamente el alrededor de la tercera parte tiene trabajo permanente,
la falta de condiciones y recursos para mantener grados aceptables de equilibrios psico-
sociales tanto a nivel individual como en el colectivo.
El alto índice de ruralidad del país y las precarias condiciones de vida del medio urbano
hacen que la gran mayoría de la población guatemalteca no tenga condiciones psico-bio-
sociales para su sobrevivencia. En algunos medios urbanos focalizados en algunas zonas de
las principales ciudades del país escasamente el 10% de la población tiene condiciones de
vida aceptables y un 5% tiene condiciones de vida del primer mundo.
Los grandes proveedores de estos programas son: los que mantienen el monopolio de la
comercialización de granos básicos, el monopolio del proceso productivo y de
comercialización del azúcar y del aceite como alimentos para el consumo humano, la
incaparina (suplemento nutricional de alto contenido de nutrientes y micronutrientes), y
otros componentes de lo que hoy se llama bolsa segura.
Sobre esa base se debe señalar que precisamente desde hace varios años encontraron que a
expensas de la situación descrita la cual tiene sus efectos más dramáticos e inhumanos en
la desnutrición, ellos como clase dominante se aprovechan de la situación, no solo como ya
se señaló, para enriquecerse a expensas de esta realidad, sino además persiguen conseguir
objetivos políticos como por ej: el de pasar de victimarios a solidarios, de hambreadores a
benefactores, así como los objetivos diversionistas en cuanto a la magnitud del problema,
sus raíces, su causalidad y por lo tanto borrar las huellas históricas de su responsabilidad
como clase dominante, y sobre todo para desorientar, desubicar y confundir principalmente
a las capas medias, la intelectualidad y las y los profesionistas y tecnócratas, a las
juventudes y a las víctimas del sistema.
Como ya se señaló los más ricos de Guatemala encontraron otra buena fuente de
enriquecimiento a través de estos programas, y sus operadores comerciales y políticos
como en su momento lo fue la UNE y ahora el PP, a través de la corrupción como constante
en todo el proceso se acumulen los capitales correspondientes aunque estos para sus
impulsores y operadores sean jugosas migajas, las cuales por migajas que sean les
representan grandes ganancias, y sobre todo consigan dividendos políticos sobre la base del
clientelismo, la demagogia, la manipulación y la compra de la conciencia cívica de la
población que vive en la pobreza y la pobreza extrema y sobre todo a la que sufre en su
seno la desnutrición.
Otro aspecto que debe quedar muy claro es que la responsabilidad final de la erradicación
de la desnutrición por su propia naturaleza constitucional como RECTOR DEL BIEN
COMÚN le corresponde al Estado, responsabilidad que abarca todo el proceso que la
misma conlleva. Lo señalado no quiere decir que la sociedad en general, y dentro de ella
particularmente las clases sociales que detentan el poder económico, político y el control
social sobre la población no tengan responsabilidades que cumplir dentro de este proceso,
así como otros componentes de la sociedad guatemalteca.
No está demás señalar que la magnitud y alcances de lo que se debe de hacer tiene que
sustentarse en que en todo el accionar implícito en la erradicación de la desnutrición, el
“lucro implícito en toda acción e intervención empresarial privada” debe descartarse
totalmente como componente de las dinámicas propias a las diferentes intervenciones que
esta gran tarea nacional exige. En ese sentido la participación privada debe darse dentro
del marco de acción que se establezcan en las estrategias y políticas que el Estado emita,
como resultado de un proceso de elaboración, construcción y concreción lo más
participativo y representativo posible entre el mismo Estado y la sociedad en general.
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Retomar y cumplir la agenda de la paz.
c) Hacer realidad los esfuerzos políticos necesarios para evitar que el cumplimiento de la
agenda se dé exclusivamente bajo el manto partidista pues las circunstancias históricas así
lo exigen, o sea que el cumplimiento de la agenda debe hacerse para dar cumplimiento a
los compromisos de Estado, establecidos en los acuerdos de paz componentes de la Paz
Firme y Duradera.
f) Dentro del contexto señalado hay que tener claro que contener la magnitud del daño ya
instalado no lleva implícito la erradicación de la desnutrición, la cual se logrará hasta que
las causas estructurales señaladas sean superadas a nivel nacional. Sin embargo ésta gran
tarea histórica lleva su tiempo para hacerse realidad, por lo tanto la simultaneidad como
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elemento táctico de incidencia estratégica para contener el incremento de la magnitud del
daño de la desnutrición, al aplicarse con eficiencia y eficacia crea las condiciones
epidemiológicas para que cuando llegue el momento de la incidencia nacional de las
transformaciones estructurales que la erradicación de la desnutrición exige, el impacto
como producto de su complementariedad estratégica tenga los resultados que la viabilidad
de Guatemala como país esencialmente la historia exige.
Sobre esta temática en este momento hay que señalar la existencia de políticas públicas
sobre la materia, sin embargo las mismas aun en el mejor de los casos si se cumplieran
(cuestión que no ha sucedido hasta la fecha), el marco de inspiración de las mismas carece
de una visión integral en correspondencia a las raíces históricas, económicas, sociales y
políticas de la problemática, por lo tanto el impacto de las políticas existentes ante la
realidad concreta siempre será superficial, parcial e insuficiente.
d. Política de empleo y trabajo digno que incluya la Política de Salarios para cubrir la
canasta básica, y sobre todo los embates de la inflación en general y la devaluación de la
moneda. En esta política deben establecerse las prestaciones y garantías laborales y
sobre todo la Protección Social a la población, en síntesis el respeto pleno a los
derechos, intereses de la clase trabajadora del país.
f. Reforma Educativa contenida en los acuerdos de paz la cual establece que ésta debe
tener sentido histórico con un profundo sustento cultural y de identidad nacional, por lo
tanto debe ser emancipadora, creadora, investigativa, generadora de actitudes críticas y
autocríticas. Esta reforma educativa debe extender los límites de su universo a cubrir,
por lo tanto este se debe ampliar para incluir en los planes correspondientes a la primera
infancia (de 0 a 6 años), sin descartar a la población en edad escolar en los niveles
educativos de primaria, básicos, diversificado y universitaria. En las políticas de
formación de docentes se debe crear la carrera magisterial para la educación y
atención especializada de la primera infancia.
La retoma de la agenda de la paz exige que la misma tenga como soporte a un gran pacto
nacional, como ya se señaló que el Estado guatemalteco como rector del bien común debe
ser el gran impulsor, articulador y conductor del mismo, y sobre todo el soporte principal
debe establecerse en la participación de la sociedad en general, en donde el único
compromiso que se adquiere con el país es la erradicación de la desnutrición.
El pacto mencionado debe cumplirse y ejecutarse, en ese sentido se hace indispensable que
dentro de la institucionalidad del Estado se hagan las readecuaciones necesarias para
conseguir la implementación de un sistema de coordinación y articulación
interinstitucional, en el cual deben establecerse los mecanismos, procesos y procedimientos
dentro del mismo Estado, como los correspondientes a la sociedad.
El sistema debe tener como propósito los grandes objetivos establecidos en la Política
Nacional de Nutrición y Alimentación, así como los establecidos en cada una de las
políticas complementarias descritas. Para el efecto se insiste que el compromiso de hacer
realidad la erradicación de la desnutrición es de urgencia nacional.
Como todo sistema este debe tener su estructura, sus dinámicas y procesos de
funcionamiento, desarrollo y proyección. Por lo tanto en una dimensión nacional
eminentemente participativa y representativa, como mínimo el sistema debe contemplar
tres grandes espacios y niveles de participación, ejecución y desarrollo así:
La funcionalidad y el desarrollo del desempeño del sistema debe establecerse sobre la base
de los requerimientos éticos y de solidaridad humana, y sobre todo de la puesta en práctica
de la conciencia nacional para que con el sustento de la eficiencia y eficacia en la
implementación y ejecución que las políticas exijan, la erradicación de la desnutrición sea
una realidad.
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ante esta situación y sobre todo la corrupción y las arbitrariedades implícitas en la ejecución
de los mismos.
Como ya se vio, el problema nutricional tanto desde el punto de vista histórico, político y
técnico debe tener un enfoque y tratamiento integral profundo, es decir que debe entrar a
resolverse desde sus raíces históricas y estructurales, o sea la concreción de grandes
reformas de carácter estructural, lo que requiere de voluntad política férrea expresada en la
vocación de servicio y de solidaridad que la erradicación de la desnutrición exige. El
enfoque y tratamiento político, técnico y profesional debe ser multidisciplinario con
pertinencia cultural y sobre todo enmarcado dentro las exigencias que la ética y la
solidaridad nacional exigen.
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