LA PUBLICIDAD
1. PUBLICIDAD FORMAL
Las certificaciones son expedidas con la firma del registrador y constituyen la única
forma de acreditar fehacientemente el contenido de los asientos del Registro o de los
documentos archivados o depositados en él (art. 23.1 Ccom y 77.2 RRM). Se solicitan
mediante escrito entregado directamente, enviado por correo o trasmitido por telecopia o
por comunicación electrónica (art. 23.4 Ccom, art. 77.3 RRM y 227 LH), debiendo el
Registrador, en estos últimos casos, remitir por correo la certificación solicitada (art. 77.3
RRM) o, a elección del interesado, en los términos que reglamentariamente se dispongan,
expedirla en formato electrónico (art. 227 LH).
Tratándose del RMC, la petición se efectuará por escrito, según modelo oficiala
presentar en el mismo Registro, si bien puede ser solicitada por correo o telemáticamente
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y se expedirá en cualquiera de estas dos formas. Ahora bien, esta publicidad formal tiene
un alcance limitado ya que el Registrador no puede expedir certificaciones sobre tales
informaciones, salvo las relativas a las denominaciones, sino solo notas informativas (art.
382 RRM), que cursará dentro del plazo de 24 horas, indicando lo que de los asientos de
los Registros Mercantiles territoriales consta en el RMC, el Registro Mercantil territorial
donde se encuentra inscrito el empresario o la entidad a que se refiera y el BORME en el
que se hayan publicado (arts. 28 y 29 O. 30 de diciembre de 1991). Por eso, en las notas
que expida, debe advertir acerca de las limitaciones de la información que facilita (art.
382.1 RRM). No obstante, respecto de los datos contenidos en la Sección de
denominaciones, el RMC tiene plena competencia.
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conveniente advertir que la publicación determina sólo el momento de la oponibilidad,
pero su contenido se rige por la inscripción, de tal manera que no se podrá alegar el
desconocimiento de datos cuya publicidad no se exige, pero constituyen el contenido de
la inscripción. En este sentido hay que interpretar la norma que permite al tercero de
buena fe invocar el contenido de la publicación frente al de la inscripción, si aquel le fuera
más favorable (art. 21.3 Ccom).
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II. EL REGISTRO MERCANTIL
La publicidad legal es uno de los elementos del estatuto jurídico del empresario,
gracias a la cual el mercado puede tener conocimiento de los datos más significativos de
la actividad de aquel. De hecho, el que el público en general (empresas, ciudadanos,
administraciones públicas) tenga a su alcance suficiente información acreditada sobre
quién es el empresario, sus apoderados, administradores, contabilidad, domicilio, etc.,
favorece la seguridad del tráfico mercantil.
El Registro Mercantil sigue un sistema de hoja personal, es decir, se abre una hoja
por cada empresario. Al igual que los padres proceden a la inscripción del nacimiento de
sus hijos en el Registro Civil, los empresarios cuando comienzan su actividad deben
inscribirse en el Registro Mercantil. El Registro Mercantil es un registro de empresarios
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y de ciertos hechos y actos relativos a los mismos. En resumen, es un registro de personas
y de actos.
El Registro Mercantil tiene por objeto (artículo 2 del Reglamento del Registro
Mercantil):
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1.- La inscripción de los empresarios y demás sujetos establecidos por la ley y de
los actos y contratos relativos a los mismos.
2.- La legalización de los libros que obligatoriamente deben llevar los empresarios
con arreglo a la ley (artículo 16.2 del Código de Comercio y artículos 2 y 329 a 337 del
Reglamento del Registro Mercantil).
Los libros que obligatoriamente deben llevar los empresarios por imperativo legal
se legalizarán en el Registro Mercantil de su domicilio (artículo 329.1 del Reglamento
del Registro Mercantil). Éstos tendrán que ser presentados a legalización antes de que
transcurran los cuatro meses siguientes a la fecha de cierre del ejercicio, normalmente
con anterioridad al 30 de abril si se cierra a 31 de diciembre (artículo 333.2 del
Reglamento del Registro Mercantil). La legalización tendrá lugar mediante diligencia y
sello dentro de los quince días posteriores al de su presentación (artículo 335 del
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Reglamento del Registro Mercantil). La diligencia, formada por el registrador, se
extenderá en el primer folio del libro.
También podrán ser sellados los libros a través de perforación mecánica de los
folios, o por cualquier otro procedimiento que garantice la autenticidad de la legalización
(artículo 334 del Reglamento del Registro Mercantil).
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el cargo o no pueda cumplir sus funciones, los administradores y cualquier socio podrán
solicitar del registrador mercantil del domicilio social la designación de la persona o
personas que deban realizar la auditoría.
Por otro lado, el Registro Mercantil también podrá nombrar uno o varios expertos
independientes para la elaboración de un informe sobre aportaciones no dinerarias. En la
constitución o en los aumentos de capital de las sociedades anónimas, las aportaciones no
dinerarias, cualquiera que sea su naturaleza, habrán de ser objeto de dicho informe que
tendrá que ser elaborado por expertos independientes con competencia profesional,
designados por el registrador mercantil del domicilio social (artículo 67.1 de la Ley de
Sociedades de Capital).
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normales de mercado en el momento dela firma del acuerdo, así como las demás
menciones que, en su caso, prevea la normativa aplicable (artículo 71 bis 4).
1. EL PRINCIPIO DE TIPICIDAD.
En el Registro Mercantil únicamente serán inscribibles los sujetos y los actos
determinados por la Ley y por el Reglamento del Registro Mercantil (artículos
16.1 del Código de Comercio y 2 a) del Reglamento del Registro Mercantil).
Así pues, el catálogo de sujetos y actos inscribibles es una relación cerrada o
numerus clausus.
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podrá pedir la inscripción de ningún documento en el Registro Mercantil ni
aprovecharse de sus efectos legales.
3. EL PRINCIPIO DE ROGACIÓN.
El procedimiento de inscripción se inicia, por regla general, a instancia de
parte y no de oficio por el registrador. Quien presente un documento
inscribible en el Registro Mercantil será considerado representante de quien
tenga la facultad o el deber de solicitar la inscripción (artículo 45.1 del
Reglamento del Registro Mercantil). Con todo, existen algunos casos en los
que el registrador debe proceder a la práctica de ciertos asientos sin necesidad
de previa solicitud del interesado (artículos 145 y 238 del Reglamento del
Registro Mercantil).
5. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD.
Las inscripciones registrales se practicarán previa calificación registral. La
calificación registral está en manos del registrador quien debe controlar la
legalidad y la validez de todos los documentos que acceden al Registro, así
como la capacidad y legitimación de quienes los otorguen o suscriban
(artículos 18.2 del Código de Comercio y 6 del Reglamento del Registro
Mercantil). De este modo, podrá ser positiva, lo que conducirá a la inscripción;
o negativa, lo que impedirá la misma al ser apreciados defectos formales o
materiales. Si la calificación es negativa, contra ésta podrá interponerse
recurso gubernativo mediante escrito dirigido al registrador ante el que se
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presentó el título en el que se solicite la reforma, en todo o en parte, de la
calificación expresando las razones en que se funda el recurrente (artículos
66.1 y 69.2 del Reglamento del Registro Mercantil). Tras dicho recurso si el
registrador se mantiene total o parcialmente en su decisión, cabrá recurso de
alzada en el plazo de un mes ante la Dirección General de los Registros y del
Notariado. La resolución dictada al respecto por dicho órgano pondrá fin a la
vía administrativa y después, si la controversia continúa, habrá de acudirse a
la vía judicial para dirimir la cuestión.
6. EL PRINCIPIO DE LEGITIMACIÓN.
El contenido del Registro Mercantil se presume exacto y válido. Los asientos
del registro están bajo la salvaguarda de los Tribunales y producirán sus
efectos mientras no se inscriba la declaración judicial de su inexactitud o
nulidad (artículos 20 del Código de Comercio y 7 del Reglamento del Registro
Mercantil). Así pues, la calificación positiva del registrador se estima legal en
tanto el tribunal competente no aprecie lo contrario. Con todo, la inscripción
no convalida los actos o contratos nulos de pleno derecho.
7. EL PRINCIPIO DE FE PÚBLICA.
Los derechos adquiridos por terceros de buena fe en virtud de acto o contrato
que resulte válido con arreglo al contenido del Registro no se verán
perjudicados por la declaración de inexactitud o nulidad de los asientos
registrales (artículo 8 del Reglamento del Registro Mercantil).
8. EL PRINCIPIO DE OPONIBILIDAD.
Este principio es una consecuencia del principio de legitimación. El Registro
Mercantil es un registro público dotado de publicidad legal, es decir, el
contenido del registro se considera conocido por todos, con independencia de
que sea así efectivamente. En función de esta presunción legal, los actos
sujetos a inscripción serán oponibles a terceros de buena fe desde su
publicación en el Boletín Oficial del Registro Mercantil (artículos 21 del
Código de Comercio y 9 del Reglamento del Registro Mercantil).
Este Boletín se publica desde 2009 en formato electrónico y recoge los
extractos o resúmenes de los actos inscritos en el Registro pues su
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transcripción literal resultaría poco operativa. Por tanto, el conocimiento
exacto de la inscripción extractada y publicada requeriría de posterior consulta
del Registro Mercantil mediante nota simple informativa o certificación de los
asientos.
9. EL PRINCIPIO DE PRIORIDAD.
Inscrito o anotado preventivamente en el Registro Mercantil cualquier título,
no podrá inscribirse o anotarse ningún otro de igual o anterior fecha que resulte
opuesto o incompatible con él. En consecuencia, el documento que acceda
primeramente al Registro será preferente sobre los que accedan con
posterioridad (artículo 10 del Reglamento del Registro Mercantil). Se cumple
la máxima prior tempore potior iure.
De ahí que, mientras que las certificaciones firmadas y selladas por el registrador
son el único medio para acreditar de manera fehaciente el contenido del Registro, las
notas simples informativas o meras copias del contenido de los asientos, aunque son
despachadas con mayor celeridad y a menor coste, carecen de esta facultad. Finalmente,
a estos efectos es importante tener presente que las únicas certificaciones que emitirá el
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Registro Mercantil Central son las correspondientes a su Sección de denominaciones
(artículo 23.3 del Código de Comercio).
6. EL CIERRE REGISTRAL
La hoja personal del empresario abierta en el Registro Mercantil puede ser cerrada
por el registrador con carácter provisional si aquel no cumple con sus deberes legales. El
supuesto más común es el cierre por falta de depósito de las cuentas anuales. De hecho,
transcurrido un año desde la fecha del cierre del ejercicio social sin que se haya practicado
en el Registro el depósito de las mismas, el registrador no inscribirá ningún documento
presentado con posterioridad a aquella fecha, hasta que, con carácter previo, se proceda
al depósito.
La misma reflejará la imagen fiel del patrimonio del empresario y será recopilada
directamente por él o por otras personas debidamente autorizadas. Así pues, se trata de
un verdadero deber legal cuyo cumplimiento recae en manos del empresario.
Ahora bien, la ley no solamente impone el repetido deber sino también la forma
concreta de la llevanza. Mientras el Código de Comercio reúne las reglas generales sobre
llevanza de contabilidad, cada tipo societario tiene sus normas concretasen materia
contable (por ejemplo, los artículos 253 a 262 de la Ley de Sociedades de Capital).
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En efecto, la contabilidad se rige por el Real Decreto 1514/2007, de 16 de
noviembre, por el que se aprueba el Plan General de Contabilidad, el Real Decreto
1515/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el Plan General de Contabilidad
de Pequeñas y Medianas Empresas y los criterios contables específicos para
microempresas, otras normas de inferior rango y las resoluciones del Instituto de
Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), estas últimas no vinculantes pero de gran
interés por su naturaleza aclaratoria. De este modo, el Plan General de Contabilidad
persigue que todos los empresarios (los individuales y los sociales) elaboren su
contabilidad de manera homogénea basándose en la normalizada denominación de cada
cuenta.
Sucede, sin embargo, que en función del tamaño los deberes de llevanza de
contabilidad varían, el empresario individual, las pequeñas y medianas empresas o los
grandes grupos de sociedades no tienen las mismas obligaciones contables.
Las pymes llevan una contabilidad abreviada, es decir, basada en criterios más
ligeros.
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2. LOS LIBROS, SU LEGALIZACIÓN, CONSERVACIÓN Y
EXHIBICIÓN
El Código de Comercio exige la llevanza de dos libros obligatorios para todos los
empresarios: el libro Diario y el libro de Inventarios y Cuentas anuales, ambos de carácter
contable.
El libro Diario registrará día a día las operaciones relativas a la actividad dela
empresa (artículo 28.2 del Código de Comercio). Es un libro que detalla de manera
meticulosa todas y cada una de las operaciones diarias realizadas por el empresario.
Por su parte, tanto las sociedades anónimas como las sociedades comanditarias
por acciones harán lo mismo, pero en un libro-registro de acciones nominativas donde
inscribirán las sucesivas transferencias de las acciones, con expresión del nombre,
apellidos, razón o denominación social, en su caso, nacionalidad y domicilio de los
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sucesivos titulares, así como la constitución de derechos reales y otros gravámenes sobre
aquellas (artículo 116 de la Ley de Sociedades de Capital).
Aun así, el empresario además podrá llevar cualesquiera otros libros. En dicho
caso, se trataría de libros potestativos, como, por ejemplo, el libro Mayor que suele ser
comúnmente elaborado para agrupar las operaciones en cuentas separadas.
Por contra, los libros de llevanza obligatoria deben ser legalizados para evitar su
manipulación y salvaguardar su veracidad. La legalización de libros se realiza, como ya
se ha adelantado al referirnos al Registro Mercantil, por el registro que en función del
domicilio corresponda a cada empresario. Es importante tener claro que cuando el
registrador legaliza un libro no se dedica a comprobar el contenido del mismo, es decir,
a constatar si la contabilidad se ha llevado bien o mal, sino que intenta prevenir la
alteración futura de éstos. Máxime cuando, la contabilidad no prueba por sí misma la
realización de una operación contable.
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posible la sustitución de los folios y deberán tener el primer folio en blanco y los demás
numerados correlativamente y por el orden cronológico que corresponda a los asientos y
anotaciones practicados en ellas.
Los espacios en blanco deberán estar convenientemente anulados (artículo 333 del
Reglamento del Registro Mercantil).
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representantes legales de los trabajadores tengan derecho a su examen directo. Incluso,
podrá también decretarse la exhibición cuando la persona a quien pertenezcan tenga
interés o responsabilidad en el asunto en que proceda la exhibición.
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Las mismas serán formuladas expresando los valores en euros. Deberán ser
redactadas con claridad y mostrar la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera
y de los resultados de la empresa (artículos 34.2 del Código de Comercio y 254 de la Ley
de Sociedades de Capital). Toda sociedad dominante de un grupo de sociedades estará
obligada a formular las cuentas anuales consolidadas (artículo 42 del Código de
Comercio).
Los cinco documentos que componen o comprenden las cuentas anuales son:
El estado que refleje los cambios en el patrimonio neto del ejercicio (ECPN), que
recopilará los cambios sufridos por este valor contable (artículo 35.3 del Código de
Comercio).
El estado de flujos de efectivo (EFE), que pondrá de manifiesto los cobros y los
pagos realizados por la empresa, con el fin de informar acerca de los movimientos de
efectivo producidos en el ejercicio (artículo 35.4 del Código de Comercio).
Es de suma importancia tener presente que los anteriores documentos forman una
unidad. Las cuentas anuales son únicas a pesar de la pluralidad de documentos que las
integran. El informe de gestión y el informe de auditoría no forman parte de las cuentas
anuales.
Las cuentas anuales deberán ser firmadas por el propio empresario, si se trata de
persona física; por todos los socios ilimitadamente responsables por las deudas sociales,
si la sociedad es personalista; y por todos los administradores de la sociedad. Los
firmantes responderán de su veracidad. En la antefirma se expresará la fecha en que las
cuentas se hubieran formulado (artículo 37 del Código de Comercio).
a) que el total de las partidas del activo no supere los cuatro millones de euros;
b) que el importe neto de su cifra anual de negocios no supere los ocho millones
de euros;
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Podrán formular cuenta de pérdidas y ganancias abreviada las sociedades que
durante dos ejercicios consecutivos reúnan, a la fecha de cierre de cada uno de ellos, al
menos dos de las circunstancias siguientes:
a) que el total de las partidas de activo no supere los once millones cuatrocientos
mil euros;
Las sociedades que pueden formular balance abreviado podrán elaborar memoria
abreviada (artículo 261 de la Ley de Sociedades de Capital).
Las cuentas anuales y, en su caso, el informe de gestión deberá ser revisados por
auditor de cuentas. Se exceptúa de esta obligación a las sociedades que durante dos
ejercicios consecutivos reúnan, a la fecha de cierre de cada uno de ellos, al menos dos de
las circunstancias siguientes:
a) Que el total de las partidas del activo no supere los dos millones ochocientos
cincuenta mil euros.
b) Que el importe neto de su cifra anual de negocios no supere los cinco millones
setecientos mil euros.
Las sociedades perderán esta facultad si dejan de reunir, durante dos ejercicios
consecutivos, dos de las circunstancias a que se refiere el párrafo anterior.
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El auditor de cuentas comprobará si las cuentas anuales ofrecen la imagen fiel del
patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la sociedad, así como, en su
caso, la concordancia del informe de gestión con las cuentas anuales del ejercicio (artículo
268 de la Ley de Sociedades de Capital).
Del mismo modo, todo empresario vendrá obligado a someter a auditoría las
cuentas anuales ordinarias o consolidadas cuando así lo acuerde el secretario judicial o el
registrador mercantil de su domicilio social si acogen la petición fundada de quien
acredite un interés legítimo. Antes de estimar la solicitud, el secretario judicial o el
registrador mercantil deberán exigir al solicitante que adelante los fondos necesarios para
el pago de la retribución del auditor. La sociedad únicamente podrá oponerse al
nombramiento aportando prueba documental de que no procede el mismo o negando la
legitimación del solicitante (artículo 40 del Código de Comercio).
Tras su verificación, las cuentas anuales se aprobarán por la junta general (artículo
272.1 de la Ley de Sociedades de Capital). La junta general resolverá sobre la aplicación
del resultado del ejercicio de acuerdo con el balance aprobado (artículo 273.1 de la Ley
de Sociedades de Capital).
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presentarán éstas para su depósito en el Registro Mercantil de su domicilio, dentro del
mes siguiente a su aprobación (artículo 365.1 del Reglamento del Registro Mercantil).
Por el contrario, los empresarios persona física no tienen este deber, pudiendo
proceder al depósito si lo estiman oportuno siempre y cuando se encuentren previamente
inscritos (artículo 365.3 del Reglamento del Registro Mercantil). Con todo existe una
excepción, el emprendedor de responsabilidad limitada deberá formular y, en su caso,
someter a auditoría las cuentas anuales correspondientes a su actividad empresarial o
profesional de conformidad con lo previsto para las sociedades unipersonales de
responsabilidad limitada. Así pues, tendrá que depositar sus cuentas anuales en el
Registro Mercantil. De hecho, transcurridos siete meses desde el cierre del ejercicio social
sin que se hayan depositado las cuentas anuales, el emprendedor perderá el beneficio de
la limitación de responsabilidad en relación con las deudas contraídas con posterioridad
al fin de ese plazo. No obstante, recuperará el beneficio en el momento de la presentación
(artículo 11 de la Ley 14/2013).
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Posteriormente, dentro de los tres primeros días hábiles de cada mes, los
registradores mercantiles remitirán al Registrador Mercantil Central una relación
alfabética de las sociedades que hubieran cumplido en debida forma, durante el mes
anterior, la obligación de depósito de las cuentas anuales. Si esa obligación hubiera sido
cumplida fuera del plazo legal, se indicará expresamente en cada caso. La lista será única
por cada Registro Mercantil, cualquiera que sea el número de registradores encargados
del mismo. El Boletín Oficial del Registro Mercantil publicará el anuncio de las
sociedades que hubieran cumplido con la obligación de depósito (artículo 370 del
Reglamento del Registro Mercantil).
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