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Sumario

PÁGINA

Presentación ..............................................................................................................1

Tomemos en serio nuestra seguridad personal


Licda. Maribelle Bustillo Piedra ..................................................................................3

Antijuridicidad y antinormatividad
Dr. Henry Issa El Khoury ............................................................................................9

Algunas reflexiones en torno al procedimiento abreviado


Lic. Miguel Angel García Martínez .............................................................................25

El arrepentido y la justicia penal. Antecedentes de la figura


y breve referencia a la legislación costarricense
Lic. Guillermo Sojo Picado .........................................................................................33

La culpabilidad como base de la responsabilidad penal


Lic. Eddie Alvarado Vargas ........................................................................................61

La tortura. Lic. Francisco Fonseca Ramos


Licda. Zulay Rojas Sánchez, Lic. Víctor Vargas Villalobos ........................................95

Los derechos del donador vivo en el ordenamiento jurídico costarricense


Licda. Hellen Jüttner Retana ......................................................................................147

La intoxicación alcohólica.
Lic. Douglas Iván Rivera Rodríguez, Lic. Randall Quesada Garita ...........................159

La responsabilidad del médico derivada del fenómeno de la mala praxis.


Licda. Silenne Castro Vindas, Lic. Willy Escalante Quirós ........................................203
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la que da lugar a la aplicación del principio in dubio pro reo,


sino aquella que deriva de la prueba o de elementos de convic-
ción, etc.), pero si toda la prueba (en nuestro hipotético caso las
tres versiones de posibles testigos en juicio) establece que el
imputado fue el autor del hecho y, aparte de eso, en forma libre
y voluntaria el acusado los admite, no se observa obstáculo al-
guno para que el juez forme su convicción de certeza y tenga
por demostrada su culpabilidad. (A fin de cuentas si bien es
cierto no es posible tener por demostrada la culpabilidad del
acusado contando tan solo con su aceptación del hecho, es lo
cierto que dicha aceptación, nada lo impide, también puede en-
trar a formar parte de los elementos de convicción o pruebas en El arrepentido y la justicia penal.
su contra, nótese que, por ejemplo, al indiciado, al ser indagado, Antecedentes de la figura y breve
se le informa que lo que diga puede ser incluso utilizado en su
contra, si decide declarar, art. 92 del Código Procesal Penal).
referencia a la legislación costarricense
Concluimos que esa “moda” o “creencia” generalizada de que
no se puede utilizar en forma válida para tener por demostrada
la culpabilidad, por parte del juez de sentencia, en el procedi-
miento abreviado, no tiene razón de ser. Lastimosamente no
conocemos, pese a que esa práctica generalizada se nos informa Lic. Guillermo Sojo Picado
es corriente, un caso concreto en el que se haya presentado el Fiscal Unidad Especializada en Casación
correspondiente recurso de casación.

1. INTRODUCCIÓN

Pretende este ensayo plantear algunos tópicos de interés, tanto


doctrinarios, prácticos, y legislativos con relación al tema del
llamado “testigo de la corona”.

El tema propuesto, reviste particular importancia, ante la co-


yuntura y el nacimiento de nuevas formas delictivas. La llama-
da criminalidad organizada, en las modalidades de narcotráfico,

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sustracción de vehículos, el secuestro, y en otras latitudes los aceptación de cargos. Mecanismos en su momento cuestionados
actos de terrorismo, plantean la necesidad o conveniencia de la y cuestionables y que hoy resurgen en el abanico de medios pa-
utilización del testigo de la corona para investigar estos delitos, ra la investigación de hechos delictivos.
al igual que otros mecanismos en la investigación delincuencial,
y que de algún modo entran en contacto con las garantías pro- De modo que este tema plantea, o sirve como punto de partida
cesales. para considerar sí los sistemas procesales como el costarricense
no están llevando a la legislación positiva institutos cuestiona-
El tema no es nuevo, tiene antecedentes aún remotos, v.g. en el dos como la confesión o la aceptación de cargos, bajo el premio
mismo libro de Beccaria “De los Delitos y de las Penas” se le al sometido a proceso de una reducción de la pena, con la con-
menciona de modo breve.1 Algunos autores hablan de los servi- siguiente perdida de vigencia de los derechos constitucionales.
cios que en su momento prestó a la Inquisición, 2 época en que
al delator se le asignaba valor como medio de prueba. Conviene Este ensayo, pretende ser una reflexión -en modo alguno ex-
plantear que en la línea de un derecho penal eficaz, existe un haustivo- a los fines de pensar si institutos como el uso de la de-
regreso a procedimientos en su momento usados por los siste- lación, bajo la forma del llamado testigo de la corona, chivato,
mas inquisitivos, tales como la confesión del imputado, o la o delator encuentran legitimidad en un sistema democrático, o
si por el contrario, deben los sistemas procesales ir abandonan-
1 Véase: Beccaria, Cesare. De los Delitos y de Las Penas. Traducción de
do tales mecanismos en cuanto puedan implicar un renuncia o
Juan Antonio de las Casas. Editorial Alianza. Madrid. 1995., p.p. 99- 100). lesión a principios de primer orden como el no autoinculparse o
Al autor nacional Llobet opina que es correcta la tesis de que Beccaria declarar en contra de sí mismo.
rechaza el testigo de la corona. Afirma Llobet lo siguiente: Beccaria ex-
presa dudas con respecto al testigo de la corona, resultando que la fal-
ta de claridad con que se expresa por ellas mismas, ha llevado al algu-
Igualmente planteamos si la utilización de testigos de la corona,
nos a mencionarlo como un ejemplo del rechazo del testigo de la coro- no implica como tal una violación al debido proceso, y en espe-
na, mientras otros dicen que propugna por una amplia regulación del cial al derecho que tiene el imputado de contradecir la prueba
mismo. La primera opinión debe estimarse como la correcta, ya que de cargo. En nuestro sistema procesal existen antecedentes de la
como se verá en el texto que se transcribe a continuación, Beccaria da
argumentos inicialmente en contra del testigo de la corona, para luego utilización del arrepentimiento, en los casos de la legislación
dar otros a favor del mismo, pero cuando parece que se inclina por es- antinarcóticos, y en el Código Procesal de 1996, según tendre-
tos últimos a condición de que la impunidad al cómplice delator se es- mos ocasión de constatarlo en el desarrollo del presente ensayo.
tablezca en una ley general, hace referencia a los remordimientos que
le da aceptar ello”. (Llobet Rodríguez, Javier. Garantías y Sistema Penal.
Releyendo hoy a Cesare Beccaria. Primera Edición San José Costa Rica. Es evidente que la orientación en materia de política criminal
Litografía Mundo Gráfico S. A. 1999. p.p. 248- 249). en Costa Rica, sobre todo aquella que dimana de los sectores
2 Para un estudio del tema de la delación y los arrepentidos en la inqui- político–electorales propugnan una mayor intervención en los
sición véase: Reyes Alvarado, Yesid: Arrepentidos y “testigos secretos”. derechos de los ciudadanos, vía las intervenciones telefónicas,
Remembranzas de la Santa Inquisición. En Temas de Derecho Penal, p.p.
375 a 390. Igualmente consúltese: Quintanar Diez. La Justicia Penal y los
mayor aumento de penas en delitos como la reciente reforma
denominados “arrepentidos”. Publicaciones del Instituto de Criminología sobre el delito de secuestro, etc., y que bien encuadra dicha
de la Universidad Complutense de Madrid. Editoriales de Derecho perspectiva del problema criminal en lo que Hassemer denomi-
Reunidas. 1996. P.p. 29-35

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na un derecho penal contundente.1 Por último, aunque sobre El ensayo parte en primer lugar de una exposición del instituto
ello habremos de hacer alguna reflexión, los autores hablan de en diversas épocas y legislaciones, en particular la italiana que
“testigo de la corona”, términos que no son pacíficos, ni pro- por su situación política ha permitido el desarrollo a través de la
piamente esa denominación conlleva una connotación jurídica, denominada legislación de emergencia, sin que se trate de un
siendo usada fundamentalmente en el derecho anglosajón. estudio de derecho comparado, y cuyo propósito es conocer aun
de modo breve el enfoque que se la dado al instituto en otras la-
Otros mencionan que términos como “el arrepentido” tampoco titudes. En segundo lugar, el ensayo expone la escasa regula-
es comprensivo de la totalidad del fenómeno, pues en strictu ción del testigo de la corona en Costa Rica, sus antecedentes le-
sensu el delator de la banda no se arrepiente; hablan -algunos gislativos e hipótesis en que se aplica en la legislación vigente,
otros- de “la colaboración del cómplice”, o de arrepentimiento en particular la legislación de drogas, así como en el Código
post delictual. Uno de los problemas fundamentales que plantea Procesal Penal de 1996.
también la utilización del colaborador, y que en nuestro sistema
carece de regulación, es lo relativo a la posterior situación de En tercer lugar, se exponen algunos aspectos prácticos de la fi-
dicho personaje, una vez que esa colaboración ha sido efectiva, gura. Debe indicarse que la jurisprudencia sobre el instituto en
pues se corre ya en la praxis judicial el riesgo de ofrecer rega- estudio es escasa, dado la novedad de la figura en nuestro dere-
lías difíciles de cumplir, ni en nuestro medio se cuenta con los cho positivo, y se ha centrado especialmente en aspectos relati-
recursos del caso, para implementar nuevos domicilios, identi- vos a la potestad de los convenios del Fiscal con el arrepentido,
dades, o la dotación de pasaportes para viajar al exterior. En es- como una manifestación del principio dispositivo de la acción
to se debe ser prudente a los fines de no caer en situaciones o penal que rige en el Código Procesal Penal, el respeto a esas
expectativas nunca cumplidas, que podrían ir minando la credi- negociaciones y la efectividad de la colaboración prestada co-
bilidad de un instituto ya de por sí cuestionado, pero que el or- mo condición necesaria para aplicar el criterio de oportunidad.
denamiento reconoce, y cuya regulación es escasa. Debe aclararse que este ensayo, no se ocupa, de institutos como
el agente encubierto, el delito experimental, el agente provoca-
dor, ni el llamado arrepentimiento activo en la tentativa, que
tienen un contenido diverso a la temática del arrepentido.
1 “Un miope entendimiento de lo que se considera un derecho penal
eficaz, puede ser a la larga contrapruducente. Las experiencias habidas 2-ANTECEDENTES DE LA FIGURA
en los “deficits de funcionamiento” del moderno Derecho Penal y con el
llamado “derecho penal simbólico” enseñan que una mejor contun-
dencia de los instrumentos jurídicos penales (“more of the same” ) no
2.1. En el llamado derecho premial
siempre ha mejorado su idoneidad en la solución de los proble-
mas…Actualmente estamos viviendo una dramatización de la violencia El uso de la delación no es una herramienta novedosa, ni se
y la amenaza. Ante esta situación se está elaborando una política cri- adscribe únicamente a los modelos jurídicos del sistema conti-
minal que tiende a hacer del derecho penal, endureciéndolo y estruc-
turándolo, un instrumento de direccionismo estatal…”. Véase sobre el
nental europeo, sino que también tiene acogida en el sistema
punto: Hassemer, Winfried. El Destino de los Derechos del Ciudadano en angloamericano.
un Derecho Penal Eficaz. En Revista de la Asociación de Ciencias Pena-
les de Costa Rica N- 8..p. 9.

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Encuentra su antecedente histórico- filosófico en el llamado de- 2.2. Precedentes en el derecho romano
recho premial y en la función promocional del derecho. Mon-
tesquieu, en su célebre obra el Espíritu de las Leyes, afirmó que En el derecho romano sustantivo y procesal aparece la función
los llamados premios no comportaban efectos positivos en una promocional. En palabras de Luraschi, se tiende a derogar el
República,1 y por su parte Beccaria, en su obra “De los Delitos principio de igual posición de los cómplices frente a la pena y
y de las Penas”, afirmó que la recompensa a la virtud constituye se tendía a mitigar la sanción para aquellos que hubieren toma-
un buen remedio contra los delitos, pero criticó con dureza la do parte menos activa.8 En los delitos políticos se contemplaba
posibilidad de extender semejantes recompensas a los delatores la concesión de importantes atenuaciones de la pena, o incluso
de los propios cómplices, indicando que ello sería autorizar la su impunidad, siendo que en ocasiones el arrepentido, que se
traición aún entre los propios delincuentes.5 hubiere separado de la asociación criminal y hubiere colabora-
do de algún modo, con los órganos del Estado, obtenía ex lege
Se afirma que modernamente existe un retorno al derecho pre- un premio, u otra ventaja económica o jurídica. Existía igual-
mial, específicamente al derecho penal premial, destacando en mente en Roma la práctica de premios para los que asumieran
este sentido el estudio de Jiménez de Asúa “La recompensa la tarea de acusadores o delatores, cuando asumían la carga de
como prevención general: el derecho premial”.2 Otros autores sostener la acusación públicamente. 9
como García Pablos de Molina sugiere que la función promo-
cional del derecho penal está relacionada con una política penal 2.3. En el derecho canónico y en el proceso inquisitorial
intervencionista, y que la función del derecho penal no es o no
debería ser “promocional” sino “mínima” “subsidiaria” y En el derecho canónico el arrepentimiento adquiría relevancia
“fragmentada”. 7 jurídica. Ejemplo de ello es el caso de que tal arrepentimiento,
seguido de la confesión espontánea, implicaba un trato indul-
gente tanto procesal como en la posible conmutación de penas
1“Es regla general que la prodigalidad de recompensas en una monar-
más graves por otras más leves, pudiéndose llegar al perdón.
quía y en una república es signo de decadencia, porque prueban que Afirma el autor Manuel Quintanar Díez, que –de ordinario – en
sus principios se han adulterado, se han corrompido, que la idea del el derecho canónico, no bastaba a los fines de ganar la exclu-
honor ha perdido su poder, que la calidad del ciudadano importa po- sión de la pena, el simple arrepentimiento, sino que se pedía la
co” Cfr. Montesquieu. Del Espíritu de la Leyes. Editorial Porrúa. México.
1998. 47. denuncia del delito o de los propios cómplices. La Inquisición o
5 Cfr. Nota 1.
2 Cfr. Quintanar Díez, Op. Cit. p. 3. futuro de las mismas a veces parezca incierto y hubieran sido más efi-
7 Así indica García Pablos de Molina lo siguiente: “Desde un punto de caces otros resortes, menos espectaculares de naturaleza no penal”. La
vista político criminal, la función promocional da lugar a inevitables pro- función promocional del derecho- en tesis de García Pablos- da lugar a
cesos de neocriminalización en determinados sectores sociales y esferas una política penal intervencionista. García Pablos de Molina, Antonio,
de actividad: en el ámbito económico y fiscal, en el ecológico- am- citado por Quintanar Díez. Op. Cit. p. 12
biental, en las relaciones familiares y laborales, en el consumo y calidad 8Luraschi. G, Diritto premiale, precedenti romanistici. p p. 75- 76 citado
de vida, etc. Surgen, así, nuevas figuras de delito e incriminaciones lla- por Quintanar Díez. Op. Cit. p. 4.
madas ante todo, a demostrar la precavida actitud del legislador ante
las necesidades del momento y el cambio social, aunque a menudo el
9 Ibídem, p. p. 24.25

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Santo Oficio extendió el perdón inclusive a delitos de lesa ma- clarar?. Sin duda alguna, ya que cuando declara actúa en cali-
jestad divina y de herejía, siendo requisito esencial para recibir dad de testigo, no de acusado, y como tal testigo se le escucha.
la gracia el arrepentimiento y la confesión. Se aceptaba en el Pero un cómplice nunca declara fácilmente, por tanto sea cual
Manual del Inquisidor de Nicolau Eymerich, la utilización de fuere su condición, se le puede torturar para obligarle a decir
delatores, pero a favor de ellos se tomaban previsiones, tales la verdad, pero no se le torturará si declara espontáneamente.
como la no publicidad de sus nombres, dados los peligros que En esta pregunta el concepto de complicidad se entenderá en
podían correr. Transcribiendo parte del Manual del Inquisidor su más amplia acepción”. 10
de Eymerich, en lo que interesa al uso de la delación como for-
ma para el descubrimiento de la verdad, se indica: La Inquisición aceptó la delación, especialmente para perseguir
a los herejes, aceptando tales testimonios, y bajo la presión de
“31- Puede el Inquisidor aceptar las delaciones y testimonios excomulgar a quienes no delataran la herejía, pudiendo la causa
de ex comulgados o de cómplices del acusado?. Si. Excomulga- ser iniciada de oficio por el inquisidor.
dos y cómplices son testigos válidos en el procedimiento inqui-
sitorial. XVI- Para que el delito de herejía no cuente con nin- En este sentido, señala Yesid Reyes Alvarado que en la inquisi-
guna posibilidad de quedar impune, a nadie, sea cual fuere su ción “se convino incluso en considerar válidas las afirmacio-
delito, se le considerará nulo el testimonio. No hay ambigüedad nes de los llamados testigos falsos, siempre que ellas fueren
alguna en esto. Solo se plantea una pregunta:¿ si dos preceden- desfavorables al acusado, “de suerte que si un testigo falso re-
tes de dos testigos dignos de crédito bastan para condenar a un trata su primera declaración favorable al acusado, se atende-
hereje, se atribuirá el mismo valor a dos deposiciones hechas rán los jueces a la segunda. Esta es ley peculiar del proceso
por dos testigos ex comulgados infames, etc.? ¡Grave pregunta contra los herejes, porque en los tribunales ordinarios la pri-
debatida por los doctores desde hace mucho tiempo!. En la mera declaración es valedera. Nótese que la segunda declara-
práctica, se admite en todas partes que si dos testigos menos ción vale en cuanto es un perjuicio del acusado, que si le fuese
idóneos bastan para justificar la tortura, no bastan para con- favorable se ha de atener el juez a la primera”. También en de-
denar al acusado. Por tanto, que nadie sea entregado al brazo fensa de la fe se dispuso mantener en secreto los nombres de los
secular ni declarado relapso fiando únicamente en dos testigos declarantes, los cuales no debían publicarse…11 Las anteriores
de esta calidad. Pero más de dos declaraciones de ex comulga- breves referencias hacen ver que el uso del testimonio del cóm-
dos o de cómplices, a las que se añadiesen algunos indicios, plice, delator, o partícipe del delito, no es un mecanismo proce-
bastarían para justificar la condena. Concluyendo: para la tor- sal nuevo, ni es tampoco una herramienta recientemente inven-
tura basta con dos deposiciones, sea cual fuere la calidad de tada para el “combate de la delincuencia”, sino que sus encuen-
los testigos. Para la condena, aunque en último extremo basta- tra resabios en los procesos seguidos durante la inquisición. De
ría una deposición normal secundada por la declaración de un
excomulgado, conviene exigir la declaración de dos testigos 10Cfr. Eymerich, N. El Manual del Inquisidor. 1983 p. p. 249- 250 citado
dignos de crédito. Los cómplices – o irregulares- citados para por Quintanar Díez. Op. Cit. p.p 30 - 31
declarar tienen que prestar juramento como los testigos regu- 11Cfr. Reyes Alvarado, Yesid. “Arrepentidos” y “testigos secretos” : Re-
lares.¿ Pero hay que exigir juramento al cómplice citado a de- membranzas de la Santa Inquisición. En: Temas de Derecho Penal. Bue-
nos Aires. Editorial Ad Hoc. S:R. L. p 376 a 390.

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ahí que su utilización sea siempre objeto de polémica, como Igualmente la legislación italiana en el Código Penal, prevé, la
tendremos ocasión de verificarlo. atenuación de la pena para el partícipe, que disociándose de los
demás, - como por ejemplo en los casos de secuestro -, tenga
2.4. En el derecho italiano respecto de la autoridad un comportamiento disociativo colabo-
rativo, dejando en manos del juez el pago del premio por la de-
En el derecho italiano, y en particular en el penal, se registran lación, en este caso la aplicación de la atenuante.
una serie de disposiciones que acentúan su carácter premial,
tanto contenidas en el Código represivo y en la llamada legisla- En lo que hace a la denominada legislación de emergencia, para
ción de emergencia surgida a partir de los años ochenta y que combatir el fenómeno del terrorismo, pero que se ha extendido
aún permanece vigente. Esta legislación de emergencia surge en al combate de otros delitos, tales como el tráfico de estupefa-
Italia dadas las condiciones socio - políticas y en especial ante cientes, la mafia, y la corrupción, se acepta el uso del arrepenti-
el resurgimiento del fenómeno del terrorismo. do y que procesalmente significa la reducción de pena para los
que confiesen y colaboren con la acusación. Sin embargo, se
En este sentido Muñoz Conde nos ilustra cuando dice: “El caso afirma que pronto ocurrieron arbitrariedades, pues ya el pago
de Italia es conocido, en donde surge la figura del “pentito” o del precio por las colaboraciones y confesiones, no alcanzaron
de los “pentiti”, de los arrepentidos, sobre todo a partir de fi- únicamente la reducción de la pena, sino en peligrosos connu-
nales de los años setenta, cuando por ejemplo, en 1978 hubo bios, como la cancelación de imputaciones, liberaciones antici-
2785 atentados terroristas (uno de ellos nada más y nada me- padas, falta de ejercicio de la acción penal, y hasta favoreci-
nos que el secuestro y posterior asesinato de uno de los políti- mientos de fugas al exterior con pasaportes falsos para así sus-
cos más carismáticos e importantes de la democracia cristiana, traer al arrepentido del juicio oral.
Aldo Moro). Naturalmente, la angustia que en aquel momento
planeaba en ese país con decenas de atentados a la semana, y Respecto de las consecuencias sobre las garantías del imputado
centenares de atentados al cabo del año, llevó la creación de y el acceso a la verdad, sobre esta legislación de emergencia
una “legislazione d” emergenza”, de una legislación excepcio- comenta Quintanar Diez, lo siguiente: “Era, pues evidente que
nal en la que, entre otras cosas, se introduce la figura del este género de legislación contribuyese en gran medida a la
“arrepentido”, la figura del colaborador que se aparta de la desnaturalización, distorsión y degeneración del clásico proce-
organización criminal que, delatando y confesando podía, de so penal respetuoso de las garantías constitucionales del impu-
algún modo, ayudar eficazmente a la lucha contra la criminali- tado. La carga de la prueba ya no recaía sobre la acusación.
dad organizada en el ámbito terrorista” 12. Se impuso la vigencia del método policiaco de acoso y presión
de los imputados y ensalzamiento del espía y del soplón con el
premio el colaborador”.13

12Cfr. Muñoz Conde, Francisco. Los Arrepentidos en el caso de la Crimi-


nalidad o Delincuencia Organizada. Artículo publicado en La Criminali- 13 Para un exposición detallada de las diversas leyes de emergencia
dad Organizada ante la Justicia. Serie Derecho N- 63. Publicaciones de que plantean en Italia el tema del arrepentimiento, así como las diver-
la Universidad de Sevilla. Imprenta A. Pinelo 1996. P. sas críticas que la doctrina le ha planteado al instituto, cfr. Quintanar

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En Italia ha ocurrido una progresiva evolución al uso de la sico- Si embargo, no quiere decir que la aplicación de criterios de
fancia, como técnica en la averiguación de no exclusivamente oportunidad fuese una temática desconocida. Así, en la legisla-
delitos de terrorismo, sino que posteriores legislaciones, por ción especial, relativa a narcotráfico y delitos conexos, eran po-
ejemplo, la Ley N- 162 del 26 de junio de 1990, la extiende a la sibles algunos supuestos atenuados del principio de oportuni-
materia de drogas, y mediante decreto- ley del 13 de mayo de dad, y los llamo atenuados porque no se excluía del todo el lla-
1991, se intenta su introducción a delitos tales como la corrup- mamiento a juicio, esto aún en el supuesto de rebajo de la pena
ción de funcionario público. En Italia, crítico del testigo de la cuando existiera colaboración con la investigación.
corona ha sido Ferrajoli, quien se ha opuesto a la práctica de
obtener la colaboración de los imputados, y aún se ha pronun- Así, por ejemplo, la derogada Ley N- 7233 del 8 de mayo de
ciado por al conveniencia de negar valor procesal alguno al 1991, establecía la posibilidad de un convenio entre el colabo-
comportamiento del imputado, inclusive a los fines de la deter- rador y el Ministerio Fiscal, en el caso de que se prestara cola-
minación de la pena.14 boración con este tipo de delitos. En efecto, esa Ley regulaba en
el artículo 35 lo siguiente: “El Ministerio Público podrá ofre-
2.5. En la legislación costarricense cer, a los autores, coautores, instigadores y cómplices de los
delitos contemplados en esta ley que, en caso de que se solicite
2.5.1. En la Ley derogada N- 7233 del 8 de mayo de 1991 sobre sentencia condenatoria en su contra, pedirá que se consideren,
la materia de drogas y en Código de Procedimientos Penales a su favor el perdón judicial, o la concesión del beneficio de
de 1973 ejecución condicional de la pena, si fuera procedente: cuando
proporcionaran espontáneamente, información que contribuya
Conviene puntualizar que en nuestra legislación con el Código esencialmente al esclarecimiento de los delitos tipificados en
de Procedimientos Penales de 1973, con respecto a la promo- los artículos 16, 17, 18, párrafos primero, tercero, y sexto, y
ción de la acción penal regía, por lo menos teóricamente ha- 19, párrafo primero de esta ley, o de sus autores, más allá de
blando, el principio de indisponibilidad, en la clásica concep- su personal participación en ese delito o, cuando el autor pu-
ción kantiana, a todo delito le debía corresponder una pena. No siera, en conocimiento de las autoridades, lo que él supiera so-
existía autorización a los sujetos procesales para disponer del bre los planes de comisión de los delitos ya mencionados, ha-
proceso penal, dado el eminente carácter público que tutela 15. ciéndolo con tiempo suficiente para impedir la comisión” 16 17.

Díez. Op. Cit. p.p. 101- 182. Anota el autor que el balance no es del to-
do positivo en una legislación en que se premia el comportamiento de- 16 Los artículos 16, 17, 18, y 19 de la citada ley hacían referencia a los de-
lativo y colaboracionista. litos de tráfico internacional de drogas, legitimación de capitales, al de-
lito de distribución, fabricación, elaboración, y demás verbos típicos, de
14 Cfr. Ferrajoli, Luigi. Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal. drogas sin autorización legal, y al favorecimiento de evasión de perso-
Prólogo de Norberto Bobio. Editorial Trota S.A. 1995 p.p. 609- 610. nas ligadas con el narcotráfico o actividades conexas.
15Respecto de los principios procesales que regían el sistema procesal 17 La jurisprudencia de la Sala Tercera sobre tales convenios indicó:
anterior en Costa Rica con el Código de Procedimientos Penales de
“…las pruebas que resulten de los convenios fiscales, siempre que se in-
1973, véase Castillo Barrantes, Enrique. Ensayos sobre la Nueva Legisla- corporen por los medios legalmente previstos por la ley procesal, deben
ción Procesal. Segunda Edición San José, Juritexto. 1992 p.p. 45 a 52. ser valorados por el tribunal en estricta conformidad con las normas del

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Sin embargo, el legislador fue reticente en conferir un poder mo los supuestos contenidos en el artículo 22 de ese cuerpo le-
dispositivo de la acción al Fiscal en esos supuestos, pues hacía gal.
depender los beneficios indicados cuando el juez de juicio así lo
decidiera en sentencia. En lo que interesa al tema del testigo de la corona, o de los de-
nominados arrepentidos, en el inciso b- párrafo primero de ese
No pocos problemas se generó en la praxis judicial, pues supe- numeral, se establece la posibilidad de prescindir de la acusa-
ditaba el premio a la colaboración a lo que decidiera el juez, y ción cuando “Se trate de delincuencia organizada, criminali-
no tanto el Fiscal. Inclusive no existía, del todo claro, como dad violenta, delitos graves o de tramitación compleja, y el
tampoco lo existe hoy, un procedimiento establecido para con- imputado colabore eficazmente con la investigación, brinde in-
cretar desde el punto de vista procesal, la forma del acuerdo, al formación esencial para evitar que continúe el delito o se per-
punto de que ello llevó al Ministerio Público en su momento a petren otros, ayude a esclarecer el hecho investigado u otros
girar algunas instrucciones del modo de documentar tales conexos o proporcione información útil para probar la partici-
acuerdos, así como si debían constar o no en el proceso o expe- pación de otros imputados, siempre que la conducta del cola-
diente.18 borador sea menos reprochable que los delitos punibles cuya
persecución facilita o cuya continuación evita”.
2.5.2 En el Código Procesal de 1996
Esta norma introduce la colaboración o delación del miembro
Con la entrada en vigencia del Código Procesal Penal de 1996, de la organización que preste servicios para esclarecer los he-
no existe una indisponibilidad de la acción penal, sino que esta chos, u otros conexos, sin embargo, es también una norma que
puede estar sujeta a criterios de oportunidad reglados, tales co- contiene algún grado de desconfianza legislativa en la función
del Fiscal, pues no solo atempera el supuesto de aplicación de
correcto entendimiento humano. No obstante, a pesar de que el do- criterio de oportunidad al aval del Fiscal Superior Jerárquico,
cumento en que conste lo pactado constituye el instrumento idóneo como un control a lo interno del ente acusador, pero en definiti-
para acreditar la negociación, por si mismo no puede desplegar efica-
cia alguna en el plenario, pues su valor queda sujeto a la efectividad de
va la decisión la toma el Juez en el tanto la solicitud, siempre
la colaboración esperada. En la especie, la consideración que hizo el que se den los supuestos de aplicación que la norma enuncia,
tribunal del citado acuerdo, fue a todas luces impertinente. Primero depende de lo que decida el juzgador.
porque al no realizarse el debate, los encartados no pudieron declarar
todas las circunstancias útiles para esclarecer los hechos, y por lo tanto,
si el Fiscal no demostró la efectividad de la colaboración, aquéllos no
Existe una discusión en sede de tribunales, sobre la injerencia
estaban en condiciones de beneficiarse de ninguna ventaja sustantiva. que pueda tener el juez en la aprobación de un criterio de opor-
Debe recordarse, que en estos supuestos el órgano jurisdiccional ha de tunidad, y si ello es resorte exclusivo del Fiscal, y en concreto
ser un activo garante de la legalidad, que caso a caso, y sin que pueda
de una determinada línea político-criminal que deberá provenir
sustituir al Fiscal en la apreciación de la conveniencia de la persecu-
ción penal, debe constatar -que al menos para la Fiscalía respectiva – del Fiscal General 19 o si también el juzgador debe controlar los
en convenio la cumplido con las expectativas programadas”. Sala Ter-
cera Voto 392- de las 9:04 horas del 9 de abril de 1999.
19Sobre el particular la Ley Orgánica del Ministerio Público, en su artícu-
18 Cfr., al respecto: Ministerio Público. Fiscalía de Narcotráfico. Boletín N- lo 25 inciso a- le asigna al Fiscal General como uno de sus deberes y
2. Febrero de 1995 atribuciones, diríamos una de las de mayor responsabilidad e implica-

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pedidos de sobreseimiento cuando se hacen con fundamento en tes, modos todos ellos de investigación de este tipo de delitos
algún supuesto en que proceda la oportunidad. Somos del crite- sobre estupefacientes o conexos.
rio que si el pedido de sobreseimiento que hace el Fiscal es, -
tanto desde el punto de vista del fondo como procesalmente En lo que interesa a la delación de parte del miembro de la or-
procedentes -, el juzgador debe aprobarlo sin que sea posible ganización hacia otros integrantes de la banda, el artículo 13 de
inmiscuirse en la línea político criminal del Ministerio Público. la referida ley señalaba lo siguiente: “Los fiscales del Ministe-
rio Público, podrán ofrecer, a los autores y participes de los
2.5.3 En anterior Ley N- 7786 del 30 de abril de 1998 y que re- delitos contemplados en esta ley que en caso de que solicite, en
formada por la vigente del N- 8294 del 26 de diciembre del su contra, sentencia condenatoria, ellos pedirán considerar en
2001 denominada “Ley Sobre estupefacientes, sustancias psi- su favor el perdón judicial o la reducción de hasta la mitad de
cotrópicas, drogas de uso no autorizado, legitimación de capi- las penas establecidas en los delitos previstos en la presente
tales y actividades conexas” ley, o la concesión del beneficio de ejecución condicional de la
pena, si esto fuere procedente, cuando proporcionen espontá-
En lo que a la legislación anterior sobre narcoactividad, el ar- neamente información que contribuya esencialmente a esclare-
tículo 4 de la Ley 7786 publicada en la Gaceta del 15 de mayo cer delitos realizados por narcotráfico”.
1998, establecía lo siguiente: “Es deber de todas las personas
colaborar con la prevención y la represión de los delitos y el El Ministerio Público, podrá ofrecer los beneficios citados antes
consumo ilícito de drogas y demás sustancias citadas en la ley. de celebrarse la audiencia preliminar”. La norma era muy gené-
El Estado está obligado a procurar la seguridad y las garantías rica, no fijaba un procedimiento al respecto, ni asignaba crite-
para proteger a quienes brinden la colaboración mencionada rios para ir estableciendo la esencialidad de la información
en este artículo, incluso los programas de protección a testigos, brindada, aspectos sobre los que deberían existir algunos pará-
que estarán a cargo del Ministerio de Seguridad Publica”. metros concretos.

Esta norma es de interés, en cuanto contemplaba la colabora- En lo atinente a la nueva legislación vigente que es la Ley 8204
ción en materia de drogas para los ciudadanos, lo que vino - en según La Gaceta N- 8 del 11 de enero del 2001, se mantiene –
cierto sentido - a modificar las reglas sobre la denuncia de he- con pocas cambios más cosméticos que esenciales, el anterior
chos delictivos, e introduce la figura relacionada con el testigo numeral 4 de la Ley 7786 del 30 de abril de 1998, e igualmente
de la corona y la protección de testigos. Igualmente, en los ar- el numeral 13 de cita sin mayores cambios. La reforma que se
tículos 10, 11, 12 y 13 de la citada ley se introducen supuestos hace en esta última y vigente Ley en la materia de narcoactivi-
tales como los agentes encubiertos 20, colaboradores, informan- dad, no regula, como era deseable algunos aspectos del instituto
a que alude estas notas. Sobre este último extremo este ensayo
pretende enunciar algunos de estos parámetros.
ciones para la sociedad “Determinar la política general del Ministerio
Público y los criterios para el ejercicio de la acción penal”.
20Para un estudio detallado de la infiltración policial, que debemos
aclarar es un supuesto diverso del arrepentido, véase al respecto: Gas-
cón Inchausti, Fernando. Infiltración Policial y “agente encubierto”. Granada España. Editorial Comares. 2001.

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3- ASPECTOS RELEVANTES DEL TESTIGO DE LA 3.2. Posiciones a favor y en contra del testigo de la corona
CORONA
Hemos reseñado que el mecanismo hacia la colaboración con la
3.1. Concepto justicia, a los fines de delatar a quienes pertenecen a la banda,
especialmente en aquellos supuestos de crimen organizado -
Con los vocablos “arrepentido”, colaborador de la justicia, concepto este último que tampoco está exento de polémica - ha
cómplice-colaborador, testigo de la reina, testigo de la corona, recibido diverso tratamiento en los autores, particularmente hoy
arrepentimiento post delictual, chivato, "pentiti", en principio se en que se debaten las tesis del abolicionismo, garantismo, dere-
utilizan para designar el fenómeno objeto de estas notas. Sin cho penal mínimo, y una pronunciada corriente hacia el eficien-
embargo, no son términos pacíficos ni del todo coincidentes. tismo en el “combate “de la criminalidad 22.
Así respecto del término “arrepentido”, derivado el italiano
“pentiti”, si bien es de uso reiterado, se señala que dicho con- El mismo Cesare de Beccaria en su memorial obra “De los De-
cepto “… obedece más, al poder de los medios de comunica- litos y de las Penas ya indicaba: “Algunos Tribunales ofrecen
ción que a un lenguaje estrictamente jurídico, que sin embargo, impunidad al cómplice de un grave delito que descubriere los
se ve influido por aquel. Nunca el vocablo arrepentido ha for- otros. Este recurso tiene sus inconvenientes y sus ventajas. Los
mado parte de la literalidad de nuestros tipos penales, y ello inconvenientes son que la nación autoriza la traición, detesta-
sin importar que la regulación estuviera en el Código Penal o ble aún entre los malvados; porque siempre son menos fatales
en Leyes Especiales. Bastaría relatar las normas que han aco- a una sociedad los delitos de valor que los de vileza, por cuanto
gido esta manifestación del Derecho Penal Premial, para co- el primero no es frecuente, y con solo una fuerza benéfica que
rroborar lo que decimos, y es que desde la primera de aquellas, lo dirija conspirará al bien público; pero la segunda es más
se ha aludido más a la nota de disociación, delación, o colabo- común y contagiosa, y siempre se reconcentra en sí misma.
ración, que a la de arrepentimiento” 21.
22 En Costa Rica, sobre esto se ha dicho: “Especial referencia merece
Sugiere el término alguna confusión con el llamado arrepenti- en este listado, por supuesto, el tema de la función simbólica del Dere-
miento activo en la tentativa, con la diferencia de que en esta el cho Penal, la cual, entre otras cosas ha permitido una amplia autoriza-
ción legislativa para que los órganos de investigación del Estado pue-
cese de la actividad delictiva es anterior al hecho, mientras que dan hacer uso de mecanismos tecnológicos de observación y recopila-
en el supuesto de la colaboración es post delictiva, y en asocio ción de datos de los ciudadanos, con el fin de alcanzar objetivos tales
del Estado en espera de la recompensa procesal: no acusación, como la “eficiencia” y “funcionalidad” de la administración de justicia
penal. lo que ha generado naturalmente enormes disfunciones para el
rebajo de la pena, perdón judicial. Los términos testigo de la co- Estado de Derecho y una situación casi insoportable para el régimen de
rona, tienen su antecedente histórico en el proceso de consoli- garantías del Estado de Derecho”. Véase Chirino Sánchez, Alfredo. La
dación de las monarquías y en que el Rey ejercía un control so- “criminalidad organizada” como un nuevo topos de la política de segu-
bre los actos considerados delitos. ridad y orden. Algunas consideraciones sobre los cambios procesales
surgidos del ímpetu de esta política. Articulo publicado en Principio de
Oportunidad y Persecución de la Criminalidad Organizada. (Problemas
prácticos e ideológicos de un proceso penal “eficiente”). San José Cos-
21Cfr. Campos Moreno, Juan Carlos. Arrepentimiento Post Delictual. Va- ta Rica. Ediciones Jurídicas Areté. Primera Edición Mundo Gráfico. p. p.
lencia España. Editorial General de Derecho. 1995 p. 55. 153- 154.

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Además de esto, el tribunal hace ver su propia incertidumbre y poder de disposición para obtener de cualquier modo la cola-
la flaqueza de la ley, que implora el socorro de quien la ofende. boración de los imputados. La única forma de erradicarla sería
Las ventajas son evitar delitos importantes, y que siendo mani- la absoluta prohibición legal de atribuir alguna relevancia pe-
fiestos los efectos, y ocultos los autores atemoricen al pueblo. nal al comportamiento procesal del imputado, incluso a los fi-
Contribuye también a mostrar que quien es falto de fe con las nes de la determinación judicial de la pena dentro de los límites
leyes, esto es, con el público, es probable que lo sea con un legales, prohibición que, a largo plazo, acabaría por convertir-
particular. Pareciérame que una ley general, la cual promete se en una regla de deontología profesional de los magistrados.
impunidad al cómplice manifestador de cualquier delito, fuese El legislador italiano, sugestionado por los peores aspectos de
preferible a una especial declaración en un caso particular; la experiencia americana ha elegido, en cambio, el camino
porque así evitaría las uniones con el temor recíproco que cada opuesto, legitimando la negociación, primero con las leyes de
cómplice tendría de revelarse a otro, y el tribunal no hará atre- emergencia sobre los “arrepentidos” y, después, con mayor
vidos los malhechores, viendo estos en caso particular pedido amplitud, con la reciente reforma del código de procedimiento
su socorro. Semejante ley debería acompañar la impunidad con penal. El resultado, como haré ver en los apartados 45 y 54, es
el destierro del delator… Pero en vano me atormento para des- inevitablemente, la corrupción de la jurisdicción, la contami-
truir el remordimiento que siento, autorizando con las leyes sa- nación policial de los procedimientos y de los modos de inves-
crosantas, con el monumento de la pública confianza, y con la tigación y de juicio, y la consiguiente perdida de legitimación
base de la moral humana, la traición y el disimulo. ¡Qué ejem- política o extrema del poder judicial”.24.
plo sería para una nación si se faltase a la impunidad prometi-
da, arrastrando al suplicio, por medio de doctas cavilaciones, Otros autores ven en el uso de los arrepentidos bondades como
en vergüenza de la fe pública, a quien ha correspondido al mecanismo para llegar a la verdad, más sin embargo, impulsa-
convite de las leyes!”. 23 dos quizás por el logro de mayor eficiencia y un combate fron-
tal al crimen, no señalan los peligros que pudieren existir en el
No es Beccaria un partidario del testigo de la corona, al contra- manejo de tal instituto y aún el nacimiento de posibles disfun-
rio, lo combate dado que ello implica - a su juicio- fomentar la ciones como los “falsos arrepentidos”. Autores que se ocupan
traición, aún entre delincuentes. Modernamente otros autores de materia de drogas ven en la delación una herramienta de bas-
son también contrarios al uso de este tipo de instrumentos. Co- tante utilidad.25 Igualmente autores que se pronuncian por la ne-
mo lo expone Ferrajoli en su obra “Derecho y Razón” al pun-
tualizar lo siguiente: “Por desgracia, la práctica de la contra- 24 En este sentido Ferrajoli, Luigi. Op. Cit. p.p,. 609-610.
tación y el intercambio entre confesión y delaciones por una
25 Así afirma un autor lo siguiente: “En una primera aproximación el
parte e impunidad y reducciones de pena por otra, ha sido arrepentido es una técnica de investigación que emplean las autorida-
siempre una tentación recurrente en el derecho penal; de la le- des para obtener información sobre los integrantes, funcionamiento,
gislación y, y más todavía de la jurisdicción por la tendencia de etc., de una organización dedicada al tráfico ilícito de estupefacientes ;
los jueces y sobre todo de los instructores de hacer uso de su por ello se no presenta como una novedosa técnica de investigación
con que contará el juez para desbaratar a este tipo de delincuencia
organizada. A su vez, la figura del arrepentido permite penetrar en el
corazón mismo de la organización, ya que el arrepentido es precisa-
23- Cfr. Cesare de Beccaria. Op. Cit. p. p. 99- 100. mente, uno de sus integrantes, por lo que conoce detalladamente la

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cesidad de dotar a los fiscales y jueces de instrumentos para no deja de generar problemas de tipo práctico según queremos
combatir los delitos de corrupción ha señalado la conveniencia evidenciar.
de que la legislación contenga este tipo de herramientas proce-
sales. 3.3 Hipótesis de procedencia

Es claro que la adopción en un sistema procesal del delator, El artículo 22 inciso b- párrafo primero del Código Procesal
responde la concreta fijación de la política criminal del Estado, Penal introduce la posibilidad de aplicar un criterio de oportu-
y el sistema costarricense ha optado por ello. Sin embargo, nidad “Cuando se trate de asuntos de delincuencia organizada,
conviene ser cautos ante su uso, pues sabemos de los no pocos criminalidad violenta, delitos graves o de tramitación comple-
problemas que su aplicación genera, pues quiérase o no el fiscal ja, y el imputado colabore eficazmente con la investigación,
está inmerso en una negociación con un sujeto que no necesa- brinde información esencial para evitar que continúe el delito o
riamente se ha “convertido” sino que siempre se relaciona con se perpetren otros, ayude a esclarecer el hecho investigado u
la organización criminal. 26 Es deci otros conexos, o proporciones información útil para probar la
participación de otros imputados, siempre que la conducta del
r, se trata de un intercambio de información de parte de un suje- colaborador sea menos reprochable que los hechos punibles
to ligado a la organización, inmerso todavía en ella, y que por cuya persecución facilita o cuya continuación evita”.
lo tanto, no solo puede – eventualmente - suministrar informa-
ción falsa, que pueda inclusive llevar posteriormente a una con- En primer lugar, se objeta la redacción de esta norma en cuanto
dena injusta. Es decir, la herramienta es útil en el combate del contiene indefiniciones, dejando al intérprete la tarea de llenar
crimen organizado, y delincuencia de cuello blanco, pero su uso de contenido en cada caso, su aplicabilidad. En primer término,
qué entendemos por “delincuencia organizada”, qué por “cri-
minalidad violenta”, o “delitos graves”, “tramitación compleja”
dinámica de la organización delictiva; de esta manera la autoridad ju- o todavía más imprecisos los términos “información esencial”,
dicial puede introducirse en la organización, desde su mismo interior”. “información útil” o bien “menos reprochabilidad de la conduc-
Véase EDWARDS, Carlos Enrique. El arrepentido, el agente encubierto y
la entrega vigilada. Buenos Aires. Argentina. Editorial Ad hoc S.R.L. Pri- ta”. Trataremos de enunciar de modo breve – dada la naturaleza
mera Edición. 1996, p.p. 31. de este ensayo – algunos de estos conceptos.
26 Así en Costa Rica, el Periódico al Día del viernes 5 de octubre del
2001 informaba lo siguiente: La Inspección Judicial investiga presuntas 3.4 Criminalidad organizada
anomalías e la liberación de dos universitarios italianos, capturados por
la policía el 31 de julio del 2000, con cuatro kilos de cocaína ocultos en
tablas de surf”. Más adelante agrega la nota periodística que “Tras la No existe propiamente un concepto de criminalidad organizada.
captura de los universitarios en el aeropuerto Juan Santamaría, los de- Algunos proponen no tanto una definición sino indicadores para
fensores, según ellos, negociaron con el Ministerio Público, un “criterio establecer cuando se está ante un fenómeno delicuencial de esa
de oportunidad”. De modo que el uso de delatores, en la forma del lla-
mado arrepentido, y que conlleva la aplicación de un criterio de opor-
naturaleza. No necesariamente el concepto debe asociarse con
tunidad, debe ser siempre para el fiscal de un cuidadoso manejo, pues fenómenos criminales como la mafia, los carteles de la droga, la
puede originar situaciones que puedan llegar a comprometer al funcio-
nario, y aún perjudicar la investigación que se lleva a cabo.

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cosa nostra, la camorra, etc., sino con determinadas característi- les. En caso de necesidad, mediante la utilización del control
cas. sobre un cierto territorio, con el fin de cometer las infracciones
penales planificadas, que vistas individual o colectivamente,
El término “mafia” apareció por primera vez en un texto sici- tienen que ser consideradas como delitos graves”. Dentro de la
liano de 1658, pero es en el siglo XIX se vuelve corriente en criminalidad organizada se incluyen también fenómenos como
Italia. En la actualidad se designa con esa palabra al grupo cri- el lavado de dinero, la corrupción, tráfico de influencias, infrac-
minal históricamente radicado en Italia, y a todo grupo caracte- ciones bursátiles, fraudes informáticos, piratería comercial.
rizado por su estructura cerrada, su violencia y su relación con
una población y un territorio. Desde el ángulo policial, algunos 3.5. Importancia y esencialidad de la información brindada
distinguen entre “criminalidad organizada” y “grupo o red cri-
minal”.27 El artículo 22 inciso b- párrafo primero del Código Procesal
Penal, establece también como uno de los supuestos para la
La Interpol también da su definición y dice que criminalidad aplicación de un criterio de oportunidad, el que la colaboración
organizada hace referencia a “una empresa o grupo de perso- sea eficaz, y útil, lo que no puede ser fijado de modo general,
nas organizadas para cometer hechos delictivos sin respetar sino caso por caso. Debemos decir que no cualquier dato del
las fronteras de los Estados, cuyo objetivo sea la obtención de delator autoriza su aplicación.
beneficios”28, definición circular y sin contenido, general y am-
bigua. El punto que genera alguna polémica, es el momento procesal
para valorar la información brindada, y los controles que el Mi-
El Grupo de Trabajo de Drogas y Delincuencia Organizada de nisterio Publico tenga para considerar su fiabilidad, pues no es
la Unión Europea, define criminalidad organizada como “Un de extrañar la existencia de falsos arrepentidos que tengan co-
grupo de dos o más personas, que participan en un proyecto mo finalidad desviar una investigación. Debe ser una informa-
criminal conjunto durante un periodo de tiempo prolongado o ción importante que tenga incidencia sobre el proceso, y que le
indeterminado con el fin de conseguir poder y obtener benefi- permita a la autoridad llegar a conocer los cabecillas de la orga-
cios y cuando la persona individual es responsable de la reali- nización, su funcionamiento, los elementos, bienes, recursos
zación de ciertas tareas dentro de la organización, mediante con que se cuenta para delinquir En definitiva datos que puedan
transacciones comerciales o actividades relacionadas con ne- llevar a su desmantelamiento.
gocios, mediante la utilización de la violencia o amenazas, me-
diante el empleo de influencias en la política, los medios de Suele ocurrir –y lo confirma la experiencia– que la información
comunicación de masas, el gobierno o las autoridades judicia- que se brinda, en muchas ocasiones no es nada significativa, o
bien estamos ante una coartada para desviar la investigación, o
27 Véase: Angel de Miguel, Bartolomé: Actuaciones Policiales en la Lu- bien se suministran datos que ya se conocen o se pueden obte-
cha Contra la Criminalidad Organizada. En La Criminalidad Organiza- ner por otros medios de prueba, sin que para ello sea necesario
da ante la Justicia. Publicaciones de la Universidad de Sevilla. Imprenta contar con delatores con los peligros que de todas maneras ello
Pinelo. 1997.. p.p- 135.
encierra. El delator debe ser objeto de un cuidadoso análisis

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particular, pues no debe perderse de vista que se trata de nego- Se argumenta que este tipo de revisión sería excepcional, pues
ciar la impunidad a cambio de que no se ejerza la acción penal. este procedimiento procede in bonan partem y nunca contra el
imputado. Igualmente el funcionario fiscal debe establecer pa-
3.6. Posibles disfunciones de la prueba de arrepentidos rámetros que le permitan medir la credibilidad del colaborador,
de modo que no se caiga en un “enamoramiento” del delator,
En la práctica judicial, el uso de la técnica de colaboradores que dándole valor privilegiado a su dicho.
forman parte de la organización, puede generar, una serie de si-
tuaciones que es preciso evitar. Como lo puntualiza Quintanar 4- CONCLUSIONES
Díez con ejemplos, no es la primera vez que por la relación cer-
cana entre el colaborador, el juez, y el fiscal, puedan surgir pro- El tema de la colaboración post delictiva, testigo de la corona,
blemas e incluso posibles situaciones engorrosas como la extor- delator, cómplice - colaborador, chivato, términos con que se
sión o el chantaje 30. designa al sujeto que presta ayuda a la autoridad con el fin de
desestabilizar una organización criminal, o bien identificar a sus
Lo anterior por cuanto las autoridades, el Fiscal o el Juez, en- partícipes, es altamente complejo y difícil. Suscita una serie de
tran en una relación cercana, pudiendo llegarse a situaciones de problemas doctrinarios, y su manejo cotidiano es también deli-
comprometerse más allá de lo que legalmente es posible. Por cado. Permite plantear, y replantear enormes discusiones que
otra parte, surge la problemática de los falsos arrepentidos, que han ocupado a los penalistas de ayer y hoy.
tengan como finalidad desorientar el proceso, y a quienes se les
pueda inclusive conferir los beneficios, existiendo un fraude. Desde la preocupación por un derecho penal concebido como
Algunos inclusive para evitar este tipo de peligros, establecen la última ratio, garantizador de los derechos del ciudadano, hasta
posibilidad de plantear un “procedimiento de revisión“ contra el un derecho penal cuyo norte sea el eficientismo al costo de sa-
reo, en el tanto – por ejemplo- en Italia se han presentado decla- crificar esferas de libertad, pueden ser examinados a la luz del
raciones falsas de parte de arrepentidos, por lo que se ha pensa- recorrido histórico que ha tenido este tipo de prueba. Su manejo
do en la introducción del instituto de la revisión en contra del también se relaciona con aspectos de indudable contenido cons-
reo, para revocar aquellos beneficios concedidos en atención a titucional como la valoración de la prohibición de declarar con-
declaraciones falsas. tra sí mismo, y de paso coloca al juez al momento de valorar el
testimonio del delator, en la cuestión siempre actual de la sufi-
ciencia de una prueba de este tipo para la condena, o sí se re-
quieren otros elementos probatorios, problemática sobre la que
30 En Italia se relata un caso relacionado con el suicidio del Magistrado es preciso construir unos límites bien definidos.
Italiano Domenico Signorino, estrecho colaborador el Juez antimafia
Giovanny Falcone. Domenico Singorino se suicida, por cuanto un mafio- Elementos como los móviles que llevan al delator a brindar la
so “arrepentido” Gaspare Mutolo, lo acusó de connivencia con la Cosa
Nostra. Este lamentable hecho llevó - según indica Cobo del Rosal - a
información, la comprobación y efectividad de la misma, la po-
que el Primer Ministro de la República Italiana planteara la urgente ne- sible existencia de una venganza, sobre todo considerando que
cesidad de señalar que algo no estaba funcionado del todo bien con se trata de informaciones que provenientes de quien no está
esa forma de hacer justicia a través de pruebas de esta naturaleza.

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obligado a decir verdad, son cuestiones que deben el fiscal y el


juez considerar. Finalmente, debe reflexionarse, y considerar
las experiencias de otras latitudes, en que el testigo de la corona
se ha usado como herramienta en el combate del terrorismo, la
narcoactividad, y en general la llamada delincuencia organiza-
da.

Conviene discutir la conveniencia de que el sistema procesal


costarricense continúe la línea de la utilización de ese tipo de
herramientas, y otras que implican intervención en las liberta- La culpabilidad como base
des individuales, y que como en el caso del testigo de la corona
- algunos ya reseñados - se le objetan vicios formales y sustan- de la responsabilidad penal
ciales.

Es propuesta de este ensayo, la necesidad de que la legislación


regule, de un modo preciso, los diversos aspectos a que da lugar
el testigo de la corona, estableciendo parámetros, en puntos ta-
les como la valoración de la información que se brinda, la auto- Lic. Eddie Alvarado Vargas
ridad receptora de esas informaciones, de modo que se permita Fiscal de Grecia
un mejor control de ese tipo de prueba, para garantía del mismo
imputado y de la investigación que se lleva a cabo. Lo anterior
sin perjuicio de la casuística concreta.

Sean estas líneas, y el fin último de este ensayo, discutir en INTRODUCCION


nuestro medio institutos como el presente.
Ciertamente, el estrato de la culpabilidad, es trascendental en la
configuración del delito. Antes que ella, cobra relevancia la
constatación de la existencia de tipicidad de la conducta huma-
na y de su antijuridicidad con relación al ordenamiento. En un
proceso penal configurado bajo los lineamientos del derecho
penal democrático y republicano, pudiese ocurrir que la presen-
cia de antijuridicidad, sin delito, signifique, al menos, respon-
sabilidad civil. Empero la responsabilidad penal, solo podrá
concluirse mediando culpabilidad.

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