drogas
Los delitos relacionados con el tráfico de sustancias estupefacientes y
prohibidas son uno de los más conocidos a nivel mediático y también de
los más comunes. Estos delitos pertenecen a los denominados “Delitos
contra la Salud Pública” y se encuadran entre los artículos 368 y 372
del Código Penal.
En primer lugar, conviene precisar que, aunque es habitual referirse a
estos delitos como tráfico de drogas, lo cierto es que existe un tráfico
legal de las mismas, nos referimos a los medicamentos que se usan
legalmente y bajo un estricto control por parte de las autoridades.
Mientras que el tráfico legal puede dar lugar a sanciones administrativas
e incluso penales por su mala dispensación o su alteración, en el tráfico
ilegal se castiga su elaboración, su ofrecimiento, su venta e incluso su
simple tenencia, cuando por las cantidades descubiertas se intuya que el
objetivo de las mismas no era el consumo si no la venta. De esta forma,
el Instituto Nacional de Toxicología y el Tribunal Supremo han señalado
que, como regla general, cuando la cantidad de droga incautada supere
la media de consumo de 5 días, se entenderá destinada a la venta y no
al consumo propio.
El mismo artículo prevé penas más leves según la gravedad del hecho y
las circunstancias personales del culpable, excepto si el delincuente
pertenece a una organización criminal o si se utiliza a ciertas personas
para cometer el delito.
* Honradez
El servidor público no deberá utilizar su cargo público
para obtener algún provecho o ventaja personal o a
favor de terceros. Tampoco deberá buscar o aceptar
compensaciones o prestaciones de cualquier persona
u organización que puedan comprometer su
desempeño como servidor público.
* Imparcialidad
El servidor público actuará sin conceder preferencias
o privilegios indebidos a organización o persona
alguna. Su compromiso es tomar decisiones y ejercer
sus funciones de manera objetiva, sin prejuicios
personales y sin permitir la influencia indebida de
otras personas.
* Justicia
El servidor público debe conducirse invariablemente
con apego a las normas jurídicas inherentes a la
función que desempeña. Respetar el Estado de
Derecho es una responsabilidad que, más que nadie,
debe asumir y cumplir el servidor público. Para ello,
es su obligación conocer, cumplir y hacer cumplir las
disposiciones jurídicas que regulen el ejercicio de sus
funciones.
* Transparencia
El servidor público debe permitir y garantizar el
acceso a la información gubernamental, sin más
límite que el que imponga el interés público y los
derechos de privacidad de los particulares
establecidos por la ley. La transparencia en el
servicio público también implica que el servidor
público haga un uso responsable y claro de los
recursos públicos, eliminando cualquier
discrecionalidad