UOIGESIUMLWOD-SO Dike3. El papel del dispositivo
‘Las determinaciones fisiolégicas y psicoldgicas, tal como aca-
bamos de exponerlas, de la relacién del espectador con la ima-
gen, no bastan, evidentemente, para describir completamente esta
relacién. Esta se encuadra, ademas, en un conjunto de determi-
naciones que engloban e influyen en toda relaci6n individual con
las imagenes. Entre estas determinaciones sociales figuran, en
especial, los medios y técnicas de produccién de las imagenes,
su modo de circulacién y, eventualmente, de reproduccién, los
lugares en los que ellas son accesibles, los soportes que sirven
para difundirlas. El conjunto de estos datos, materiales y orga-
nizacionales, es lo que entendemos por dispositivo. Recuperando
asi, pero desplazandolo de entrada, el sentido conferido a este
término por importantes estudios de principios de los afios seten-
ta a propésito del cine, sobre los cuales volveremos al final del
capitulo.144 LA IMAGEN
I. LA DIMENSION ESPACIAL DEL DISPOSITIVO
L1. Espacio plastico, espacio espectatorial
Ya hemos insistido, en los capitulos precedentes, en que mirar
una imagen es entrar en contacto, desde el interior de un espacio
real que es el de nuestro universo cotidiano, con un espacio de natu-
raleza fundamentalmente diferente, el de la superficie de la imagen.
La primera funci6n del dispositivo es la de proponer soluciones con-
cretas a la gestion de ese contacto contra natura entre el espacio
del espectador y el espacio de la imagen, que calificaremos como
espacio plastico (justificaremos este término en el capitulo 5,1.2).
Los elementos propiamente pldsticos de la imagen (represen-
tativa o no) son los que la caracterizan en cuanto conjunto de
formas visuales, y los que permiten constituir esas formas:
— la superficie de la imagen y su organizacion, lo que se lla-
ma tradicionalmente su composicién, es decir, las relaciones geo- j
métricas mds o menos regulares entre las diferentes partes de esta _
superficie;
— la gama de los valores, ligada a la mayor o menor lumino-
sidad de cada zona de la imagen, y el contraste global que hace
nacer esta gama;
— la gama de los colores y sus relaciones de contraste;
— los elementos grdficos simples, especialmente importantes
en toda imagen «abstracta»,
— la materia de la imagen misma, en cuanto que da h
a la percepcion, por ejemplo en la forma de la «pinceladay
pintura, o del grano de la pelicula fotografica, etc.
Estos elementos son los que hacen la imagen; con ellos ha d
habérselas el espectador en primer lugar.
1.1.1. Espacio concreto, espacio abstracto
Ese es, pues, el primer dato de todo dispositivo de i
se trata de regular la distancia psiquica entre un sujeto espe
y una imagen organizada por el juego de los valores pla
teniendo en cuenta el hecho fundamental de que uno y ot
estan situados en el mismo espacio; que hay, para emplear i
presion de André Michotte a propésito del cine, una segregat
de los espacios respectivamente pldstico y espectatorial.
EL PAPEL DEL DISPOSITIVO 145
Ya hemos considerado esta relacion y la hemos descrito segin
uno de sus aspectos mds importantes, el de la percepcidn en la
imagen por parte del espectador de un espacio representado (es
decir, de un espacio tridimensional ficticio, imaginario, pero re-
ferible al espacio real por ciertos indicios de analogia). Podemos
ahora afiadir un eslabon a esta relacion: en la imagen, el especta-
dor, en efecto, no percibe solamente el espacio representado, per-
cibe también, en cuanto tal, el espacio plastico que es la imagen.
Hasta cierto punto es lo que expresaba la nocidn de «doble reali-
dad» introducida en el capitulo primero, pero sdlo hasta cierto
punto, puesto que esta nocién dice que, en la percepcidn del es-
pacio representado, cuenta también la percepcion de la superfi-
cie. Ahora bien, se trata de afiadir ahora que, espacio representa-
do o no, el espectador ha de habérselas también con el espacio
plastico. Para comprender mejor los aspectos espaciales del dis-
positivo que vamos a describir a continuacién (y especialmente
el marco), habria, pues, que completar el capitulo sobre el espec-
tador con un aspecto suplementario que diese cuenta de esta ca-
pacidad, del sujeto que mira, de entrar en relacién directamente
con un espacio plastico. Es lo que ha intentado hacer, a lo largo
de varias obras, el socidlogo ¢ historiador del arte Pierre Fran-
castel.
Francastel ha analizado extensamente, en la relacién con la
imagen, lo que se deriva de la construccién activa de un espacio
imaginario, y no insistiremos en ello. Su originalidad consiste en
haber acentuado igualmente el otro aspecto, el de la construccién
de un espacio material, «concreto», en relacién directa con los
valores plasticos de la imagen. Para él, el espacio imaginario se
apoya en una concepcion abstracta del espacio que es la del adul-
to occidental normal. Existen, en cambio, otras relaciones con
el espacio, antes incluso del encuentro con las imagenes, relacio-
nes basadas en una concepcién menos: abstracta, menos rigida-
mente estructurada por la geometria perspectivista, y a propésito
de las cuales utiliza Francastel la palabra topologia. A decir ver-
dad, la topologia no es otra cosa, en matematicas, que el estudio
de las relaciones espaciales ¢ incluye, entre otras, la cuestion de
Ja perspectiva, pero Francastel toma la palabra en la acepcién es-
pecializada que le habian dado, en los afios cuarenta, algunos psi-
edlogos como Henri Wallon, a propésito de la aprehensién del
espacio por parte del nifio. Se trataba, para Wallon, de insistir
en que el nifio aprende a conocer el espacio progresivamente y
que, antes de tener de él una vision global, «perspectivizable»,