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Técnicas y éjércicios dé Réspiracion.

Existe la creencia, en la filosofía hindú, de que cada hombre nace con un


número determinado de respiraciones, y cuando se termina la última muere. De
ahí se deduce que si alguien quiere alargar su vida tendrá que respirar profunda y
lentamente.

Esa es una sabia filosofía, si queremos sanarnos y alargar nuestra vida


tenemos que reaprender a respirar, haciéndolo lenta y profundamente. La
respiración es un reflejo de nuestra propia vida; el hombre que vive
superficialmente, respira superficialmente; el hombre que vive profundamente, con
plenitud, respira profundamente, con plenitud. El primero acabará padeciendo más
enfermedades psíquicas y físicas que el segundo. Los ejercicios de Chi Kung y Tai
Chi son principalmente ejercicios de respiración, cada movimiento corresponde
con una inhalación o con una exhalación, de ahí la importancia de aprender a
hacerlos lo más lentamente posible.

Respirar es vivir, una de las muchas acepciones que


tiene la palabra chi es aliento, viento. El primer contacto
con el chi (energía vital), fuera del cuerpo de la madre es
con nuestra primera inhalación, esa es nuestra primera
fuente de energía, y nos acompañará en nuestra vida
hasta la última exhalación. Cuando respiramos, respira cada célula de nuestro
cuerpo, respiran los huesos, respira cada tejido, cada órgano, nuestro cerebro,
nuestro sistema nervioso, etc. El oxigeno es transportado por la sangre para que
llegue a cada célula, y el chi es transportado por los canales o meridianos que
circulan por el cuerpo como una red invisible. Cuando estos canales se obstruyen,
se bloquea la energía y puede causar fatiga, irritabilidad, dolores de cabeza, mala
digestión, y a la larga todo tipo de trastornos y enfermedades. Una correcta
respiración profunda puede evitar que la energía se estanque; además de dar un
masaje a los órganos, por el movimiento del diafragma; depura la corriente
sanguínea; estimula las secreciones de hormonas y mejora el sistema inmunitario.

En las tradiciones orientales, la respiración, el aire, es un sinónimo de energía.


Ya hemos visto que chi es aliento o viento, además de energía. En tibetano la
palabra lung es viento y también es energía.

Pero no es lo mismo, por ejemplo, la energía del aire en una ciudad o en el


campo. La energía del aire depende de la proporción de iones negativos y
positivos que contenga el aire. El polvo, el humo y productos químicos diversos
adoptan en el aire la forma de grandes iones polimoleculares de carga positiva,
estos neutralizan a los iones negativos, privando al aire de su vitalidad. En el
campo la proporción de iones negativos y positivos es de tres a uno, y en la ciudad
contaminada puede ser de un ion negativo por quinientos iones positivos. En los
lugares cerrados con sistemas de calefacción o aire acondicionado, disminuye la
proporción de iones negativos. Por este motivo es normal que una persona
trabajando en un despacho, en una oficina o en una cadena de montaje, se
encuentre mucho más agotada que otra persona que ha trabajado las mismas
horas en el campo.

Antiguamente no se conocía esto pero


los médicos, cuando alguien estaba muy
agotado o se estaba restableciendo de una
enfermedad, le recomendaban pasar una
temporada en las montañas. Ahora se sabe
que el chi más potente se encuentra en las
grandes altitudes, donde la radiación solar y
cósmica es mas intensa, y los vientos constantes y las corrientes de agua cargan
la energía de la tierra.
Igualmente, los árboles están cargados
de una energía muy buena, incluso cada
especie tiene unas cualidades de chi
diferentes que pueden ayudarnos a
restablecer nuestras carencias, dicen que
pasear por un bosque de pinos ayuda a
fortalecer el sistema nervioso y alarga la vida. Caminar por el bosque respirando
profundamente nos revitaliza. Los chinos siempre hacen chi kung al aire libre,
normalmente en parques donde hay grandes árboles. Estos son los pulmones de
las grandes ciudades.

Otra cosa a tener en cuenta es el tipo de calzado y la ropa que usamos.


Nosotros no sólo respiramos por la nariz o la boca, la piel también respira. Y la
coronilla, las palmas de las manos y las plantas de los pies son como puertas
abiertas a la energía. Si llevamos calzado y ropa aislante nos estamos cerrando a
la energía. Tenemos que acostumbrarnos a llevar ropas y zapatos hechos con
materiales naturales, aunque hoy día es bastante difícil encontrar ropa que no esté
hecha con tejido sintético o mezcla. También podemos aprovechar cuando
estemos en la playa, en el campo o en un parque para descalzarnos y cargarnos
de energía yin de la tierra, a la vez que nos descargamos de energía estancada,
que la tierra atraerá como un imán.

BREVE EXPLICACIÓN DE LA ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE LA RESPIRACIÓN

Dennis Lewis, en su libro El Tao de la Respiración Natural, aconseja como


primer ejercicio, leer el capítulo que habla de la anatomía de la respiración,
"mientras visualizas y sientes en ti los distintos mecanismos descritos y ves qué
puedes aprender de tu propio proceso respiratorio". En realidad el hacernos más
conscientes de nuestro cuerpo y su funcionamiento es una forma de darnos
cuenta de comportamientos incorrectos, a veces aprendidos, de los que no somos
conscientes, pero que podemos corregir con un poco de atención. La energía que
se obtiene de los alimentos y la energía que se obtiene del aire, en medicina
tradicional china, se considera chi de fuego.

La célula, para obtener la energía que contienen los alimentos, debe


quemarlos mediante el oxígeno del aire. La glucosa al combinarse con el oxígeno,
se descompone en anhídrido carbónico y agua, desprendiendo energía. Esta
captación y utilización del oxígeno, y la producción y eliminación al exterior del
anhídrido carbónico, constituyen en esencia una de las funciones básicas de la
vida: la respiración.

En un organismo pluricelular como es el hombre, cada célula respira como un


ser unicelular, pero el oxigeno del aire hay que llevárselo hasta su entorno
inmediato, y esto lo hacen los glóbulos rojos. De modo inverso el anhídrido
carbónico es captado en la proximidad celular y llevado por la sangre hacia el
exterior. Es vital que la sangre entre en contacto con el aire para captar el oxigeno
necesario y, a su vez, eliminar el anhídrido carbónico. Este contacto se lleva a
cabo en los pulmones.

Los pulmones son como unos grandes depósitos de aire, constituidos por
millones de "saquitos microscópicos", que periódicamente se llenan y se vacían.
Cuando se llenan de aire puro rico en oxígeno, éste pasa a la sangre, cuya
hemoglobina lo fija, al propio tiempo la hemoglobina desprende el anhídrido
carbónico, que pasa al saquito, y este aire viciado es expulsado al exterior.

La entrada de aire por la nariz o la boca, se llama inspiración, y la


expulsión espiración, ambos movimientos de aire constituyen la respiración
externa. La combustión de los alimentos en el seno interno de la célula, es la
respiración interna. En realidad respiramos para que cada ser unicelular, que
forma nuestro cuerpo, pueda respirar.
Aunque podemos respirar por la
boca, la nariz es el órgano más
adecuado para esta función. Las
cavidades nasales tienen como
misión acondicionar el aire que va a
parar a los pulmones, y antes de
llegar al interior del delicado tejido
pulmonar, el aire debe ser calentado,
humedecido y limpiado de partículas
extrañas.

Las cavidades nasales, como vía específica de conducción del aire


respiratorio, y la cavidad bucal como vía accesoria, confluyen en un espacio
común, en una encrucijada, que es la faringe. Pero un poco más abajo, el
conducto faríngeo da origen a dos vías: el esófago, que conduce los alimentos
ingeridos hasta el estómago; y por delante de él, la laringe, por la que circula el
aire que luego sigue por la tráquea y luego por los bronquios.

La laringe como puerta de acceso a los pulmones, cumple la misión especial


de ser un "portero vigilante", que debe impedir la entrada a cualquier sustancia
que no sea aire; la tos tiene por misión impedir que cualquier sustancia exterior se
introduzca en las vías respiratorias inferiores.

La laringe conecta, hacia abajo, sin solución de continuidad, con la tráquea.


Ésta es un tubo de unos dos centímetros de diámetro, que se mantiene siempre
abierto y permeable al aire. La tráquea tiene una longitud de unos doce
centímetros y su final viene señalado por la división en dos ramas, prácticamente
simétricas, que son los dos bronquios principales, cada uno va destinado a un
pulmón.

El bronquio derecho, antes de penetrar en el pulmón se divide en tres ramas:


son los tres bronquios secundarios, y cada uno conduce el aire a cada uno de
los lóbulos en que se divide el pulmón derecho. Estos bronquios secundarios se
subdividen a su vez, en varios bronquios terciarios. El bronquio principal
izquierdo se divide sólo en dos bronquios secundarios, puesto que el pulmón
izquierdo posee sólo dos lóbulos; estos se subdividen, igualmente, en bronquios
terciarios.

Las últimas ramificaciones bronquiales se denominan bronquiolos, son unos


finos tubitos aéreos que distribuyen y regulan la entrada y salida del aire. Los
millones de bronquiolos respiratorios dan paso, cada uno de ellos, a varios
conductos alveolares. Cuando el aire llega tan profundamente debe hallarse
completamente limpio.

Los alvéolos, en
número aproximado
de 300 millones, y que
constituyen el destino
final del aire inspirado
en los pulmones, son
unos sacos diminutos
de paredes finísimas,
que se llenan de aire
durante la inspiración
y se colapsan
quedándose vacíos durante la espiración. Tan tenue resulta el espesor de las
células alveolares que el oxígeno y el anhídrido carbónico pasan a través de ellas
con toda facilidad. Cada alvéolo se halla envuelto por una tupida malla de vasos
capilares. Tales vasos poseen una finísima pared de células endoteliales, también
fácilmente permeable por los gases, que se hallan en íntimo contacto con las
paredes del alvéolo, esto facilita el intercambio de gases entre la sangre, que
circula por los capilares, y el aire del exterior que ha penetrado en el alvéolo.
Los pulmones son unos órganos distensibles y elásticos que se hallan
encerrados herméticamente en el interior de la caja torácica, la cual, gracias a la
acción de diversos músculos, es capaz de dilatarse y retraerse. Del mismo modo a
como actúa un fuelle, al dilatarse la caja torácica disminuye la presión del interior,
y el aire, empujado por la presión atmosférica reinante en el exterior, penetra
hasta que la presión se iguala. La posterior reducción del volumen del fuelle hace
aumentar la presión interior, lo cual origina la expulsión del aire.

La caja torácica se halla constituida por un esqueleto óseo y cartilaginoso


que le da una considerable y necesaria consistencia. Este esqueleto lo forman una
columna de doce vértebras, que es la porción dorsal o torácica de la columna
vertebral. Articuladas a cada vértebra hay dos costillas, una a cada lado. Las
veinticuatro costillas limitan un espacio sensiblemente cónico, cerrado por delante,
mediante cartílagos costales y un hueso vertical denominado esternón. La
articulación de las costillas con la columna vertebral y con el esternón es de tal
naturaleza que cuando se levantan hacia arriba y hacia fuera el volumen interior
aumenta. Ese levantamiento es producido por la acción de un conjunto de
potentes músculos, como son los pectorales, que cuando se contraen levantan las
costillas. La caja torácica se halla cerrada por abajo mediante una lámina
muscular que, cuando está relajada, tiene forma de cúpula y que se
denomina diafragma, el cual se contrae al mismo tiempo que los otros músculos
respiratorios. El diafragma es el músculo más importante para los ejercicios de
respiración, y de su buen uso depende el respirar de una forma eficiente y por
consiguiente una buena salud. Este músculo tan especial, se encuentra unido a
las costillas inferiores y a la espina lumbar, pero no se inserta en ningún hueso, se
inserta en su propio tendón central situado bajo el corazón. Por su situación, este
músculo se ve afectado por las posturas del cuerpo, sobre todo por la espina
dorsal, por los músculos que le rodean y por los órganos del cuerpo, por lo tanto,
está afectado por nuestras actitudes y emociones.

Aunque el diafragma deje de


funcionar podemos seguir respirando,
pero lo que hace que nuestra
respiración sea sana y eficaz es el
movimiento rítmico del diafragma. Este
músculo separa la cavidad torácica de la abdominal. Cuando inhalamos los
pulmones se expanden, empujando el diafragma hacia abajo, perdiendo su forma
de cúpula, y si lo hacemos de forma completa masajea directa o indirectamente: el
estómago, el hígado, el páncreas, los intestinos y los riñones, reavivando todas
sus funciones. En la exhalación el diafragma se relaja hacia arriba, ayudando a
expeler el aire utilizado (el 70% de los residuos del organismo se eliminan a través
de los pulmones, sólo el 30% se elimina a través la orina, las heces y la piel).
Cuando exhalamos completamente, el diafragma masajea el corazón y los
pulmones. El Dr. A. Salmanoff considera al diafragma como un segundo corazón:
"El número de movimientos por minuto del diafragma es una cuarta parte de los
del corazón. Pero su poder hemodinámico es mucho mayor que el de las
contracciones cardíacas, porque la superficie de bombeo es mucho mayor y
porque su capacidad impulsora es superior a la del corazón".

Es importante mantener una buena postura de la columna vertebral (véase


artículo Mantenernos saludables cuidando la columna) para poder respirar
plenamente, pero también una buena respiración ayuda a mantener sana y en
buena posición la columna. También para algunos ejercicios respiratorios es
preciso tener unos músculos abdominales que no estén demasiado flácidos y
puedan contener la respiración, sin embargo unos abdominales demasiado
trabajados, es decir a la moda, que no dejen descender al diafragma provocará
una excesiva elevación de las costillas y, por lo tanto, una respiración deficiente.
Esto nos obligará a respirar más aprisa, lo que puede derivar en una
hiperventilación, para evitar esto, obligará al cuerpo a ensanchar la caja torácica y
a elevar las clavículas. Esta forma de respirar supone un mayor esfuerzo muscular
y una menor absorción de oxigeno en cada inhalación. Expandir la porción
superior del pecho y elevar los hombros puede ser una medida de emergencia
eficaz cuando tenemos problemas respiratorios, como cuando sufrimos de asma o
enfisema. Pero una respiración sana es una respiración profunda, y cuando
respiramos profundamente el abdomen se expande hacia fuera, lo que ayuda al
diafragma a moverse hacia abajo, y permite que los pulmones se expandan más.

Según Dennis Lewis: "Una respiración


sana supone una interacción armoniosa no
sólo entre los músculos de las costillas, el
abdomen y el diafragma, sino también entre
varios otros músculos del cuerpo, entre los
que se encuentran los extensores de la
espalda, que nos mantienen en posición vertical en relación con la gravedad, y los
músculos psoas, que conectan las vértebras de las áreas torácica inferior y lumbar
con la pelvis y los huesos de los muslos, y participan en la flexión tanto de la
cadera como de la espina dorsal. Una tensión innecesaria en los músculos de los
hombros, el pecho, el vientre, la espalda o la pelvis _ ya sea causada por
emociones negativas, estrés físico o psicológico, traumas, heridas, o una postura
defectuosa_ incrementa el nivel de dióxido de carbono en nuestra sangre e
interfiere en la coordinación respiratoria. Además, estimula en exceso nuestros
nervios sensoriales, un hecho que, como veremos más adelante, ejerce una
influencia poco saludable sobre nuestro funcionamiento general."
RESPIRACIÓN Y EMOCIONES

La respiración es un nexo de unión entre el cuerpo y la mente. Y está


controlada por el sistema nervioso autónomo, el cuerpo no puede depender de
que nos acordemos de respirar, aunque nosotros sí podemos voluntariamente
modificar la respiración, que es lo que hacemos con los ejercicios respiratorios. En
concreto, la respiración, está controlada por el núcleo vago de la médula oblonga,
que es el tejido nervioso que cubre la parte inferior del cuarto ventrículo cerebral,
situado cerca de donde la columna se une al cráneo, transmitiendo impulsos a los
nervios de la médula espinal para que trabaje el diafragma y los demás músculos
implicados en el proceso de la respiración.

El sistema respiratorio está conectado con los nervios sensoriales del cuerpo,
de tal manera que cualquier alteración influye directamente en nuestra respiración.
Una emoción desagradable o una sensación dolorosa puede acelerar nuestra
respiración y hacerla más superficial e incluso pararla momentáneamente; por el
contrario una emoción placentera alargará y hará más profunda nuestra
respiración. Observando la respiración podemos darnos cuenta de cómo las
distintas emociones la modifican.
El centro de respiración hace su trabajo basándose en el equilibrio
ácido/alcalino de la sangre. Desde el punto de vista de la salud, la sangre debe de
ser ligeramente alcalina. A veces la sangre está demasiado ácida debido al
esfuerzo físico, al estrés o a ciertas emociones. Para contrarrestar esta acidez, el
centro de respiración incrementa automáticamente el ritmo respiratorio, lo que
permite aumentar el oxigeno necesario y expeler el exceso de anhídrido
carbónico. La acidez respiratoria siempre coincide con un exceso de anhídrido
carbónico en sangre.

Hoy día se tiende a respirar de forma muy superficial, debido a la ansiedad y a


las prisas de la vida cotidiana. La ansiedad nos hace respirar de forma superficial,
pero también el acostumbrarnos a respirar habitualmente de forma superficial nos
lleva a sufrir ansiedad y otros problemas. Esta respiración rápida y superficial, que
en un momento determinado nos puede ayudar a contrarrestar la acidez de la
sangre, puede convertirse en hiperventilación, como resultado hacemos que
disminuya en exceso el nivel de anhídrido carbónico en sangre; en consecuencia
las arterias, incluyendo la carótida que va al cerebro, se contraen y esto es causa
de un menor flujo de sangre en el cuerpo. En este caso cuanto más oxigeno
absorbamos en los pulmones con este tipo de respiración, menos oxígeno le
llegara al cerebro y a todas las células del cuerpo, entonces se disparará el
sistema nervioso simpático, que produce más adrenalina, y nos pone tensos,
ansiosos e irritables, además reduce nuestra capacidad de pensar con claridad. La
hiperventilación crónica está íntimamente ligada a nuestras ansiedades,
aprensiones y miedos.

El sistema nervioso simpático y parasimpático son antagonistas. El simpático


estimula la actividad física a expensas de las funciones vitales básicas, puede
salvarnos la vida en caso de peligro, pues nos mantiene en guardia, por el
aumento de adrenalina en sangre, aumentando el ritmo cardiaco y respiratorio.
Mientras que el parasimpático calma el cuerpo y la mente y estimula las funciones
básicas.
El hacernos más conscientes de nosotros mismos, estando atentos a las
sensaciones del cuerpo y a la respiración (práctica de samata-vippasana), nos
permite mantener nuestro sistema nervioso más equilibrado, sin estas
alteraciones. Las emociones aflictivas, si son muy recurrentes terminan
produciendo enfermedades físicas, pero estando atentos a nuestras sensaciones
estas emociones se transformarán, no son más que energía, y ya sabemos que la
energía no se destruye sólo se transforma.

Por otra parte una respiración profunda y prolongada, relajará nuestro sistema
nervioso, por la estimulación del sistema nervioso parasimpático, que influirá en
nuestras emociones, haciendo que sintamos menos irritabilidad.

TIPOS DE RESPIRACIÓN Y EJERCICIOS

Existen dos tipos de respiración, teniendo en cuenta la mayor duración de la


entrada o salida del aire en el cuerpo, cuando la inspiración es más larga que la
espiración acumulamos más energía, esta es una respiración energizante o
revitalizadora. Cuando la espiración es más larga que la inspiración, el cuerpo se
está desintoxicando, estamos ante una respiración limpiadora o desintoxicante.
Estos dos tipos de respiración se dan de forma involuntaria en el bostezo,
respiración energizante; y en el suspiro, respiración limpiadora.

Según el vientre se expanda hacia fuera o se meta hacia adentro al inspirar,


tenemos la respiración abdominal y la respiración abdominal inversa o taoísta,
de las que hablaremos a continuación.
Para hacer los ejercicios:

Lo ideal sería poder hacerlos al aire libre: en la montaña, en el campo o en el


mar, e incluso en un parque. Si nada de esto es posible procuraremos que el lugar
donde lo hagamos esté bien ventilado. No se debe hacer al aire libre cuando hace
frío, niebla o está lloviendo.

Antes de realizar cualquier ejercicio respiratorio es conveniente hacer


un ejercicio de relajación. Después comenzaremos con el ejercicio respiratorio
teniendo en cuenta que tiene que ser algo natural, sin esfuerzo, no es necesario
que las instrucciones para el ejercicio las hagamos de forma exagerada, además
la técnica se va adquiriendo con el tiempo. Si llevamos años respirando de forma
superficial no tenemos que pretender respirar totalmente desde la primera
inhalación, es mucho mejor ir poco a poco sin forzar y lo mismo cuando tengamos
que retener el aire o cerrar algún esfínter, todo esto se hace suavemente,
adaptando el ejercicio a la preparación física de cada persona. Es mucho mejor
ser constantes con la técnica yendo poco a poco, que querer en dos días hacer
todos los ejercicios.

Estos ejercicio se pueden hacer de pie en la postura wu chi o sentado en


cualquier postura de meditación.

Después de hacer el ejercicio de relajación o de estar un rato observando tu


respiración, comienzas el ejercicio vaciando los pulmones con una espiración
profunda, poniendo la intención en sacar el aire de los pulmones. Después de
esto la inspiración viene sola.

1. RESPIRACIÓN ABDOMINAL

Inspiras por la nariz de forma natural llevando tu atención al vientre, como si


tuvieras que llenar un recipiente con líquido, deja que lentamente se vaya llenando
el vientre (se ve que el vientre sale hacia afuera), la parte inferior de la espalda, el
tórax y las clavículas. En este punto los hombros tienden a encorvarse y el cuello
a contraerse. Hay una pequeña retención. Acto seguido viene la espiración y la
relajación, sin hacer ningún esfuerzo, soltando el aire despacio en orden inverso al
de la inspiración. Si tu estado de animo está un poco alterado o te encuentras mal
por algún motivo puedes espirar por la boca, pero cuando te encuentres relajado y
cómodo será más natural que espires por la nariz, pero tú mismo sentirás que es
mejor en cada momento.

Durante la práctica estaremos atentos a la respiración, no dejando que se


haga de forma automática porque sino volveremos a la respiración superficial. Nos
haremos conscientes de las cuatro fases de la respiración: Inhalación, retención,
exhalación y pausa. No tenemos que forzar la retención ni la pausa que hay
después de la exhalación, más bien se trata de hacernos conscientes del proceso
completo.

El reducir el número de inspiraciones y espiraciones a menos de la mitad,


incrementa notablemente el rendimiento respiratorio, ahorra esfuerzo al corazón y
conserva la energía vital.

Este ejercicio lo podemos hacer 20 minutos al día, y deberíamos de respirar


así durante el día siempre que nos acordemos y tengamos ocasión de hacerlo,
porque en realidad es un reaprender a respirar. Es la forma natural y sana de
respirar. Si solamente hacemos este ejercicio a diario ganaremos en calidad de
vida y en longevidad, como decíamos al principio del
artículo.

1.1. EJERCICIO DE RELAJACIÓN

Podemos hacer el ejercicio anterior de pie, partiendo


de wu chi. Subimos las manos estirando los brazos por
encima de la cabeza, al espirar bajamos las manos
desde la cabeza al vientre por delante del cuerpo con las
palmas hacia abajo, al mismo tiempo que bajamos
levemente el cuerpo doblando un poco las rodillas, al
inspirar volvemos a subir los brazos, y el cuerpo,
haciendo un semicírculo a cada lado del cuerpo.
1.2. EJERCICIO DE TONIFICACIÓN

Este ejercicio es como el anterior, pero al espirar,


bajamos igualmente el cuerpo como en el ejercicio
anterior y, hacemos un semicírculo con los brazos que
están extendidos por encima de la cabeza, los vamos
bajando a la vez que vamos soltando lentamente el aire.
Al inspirar subimos las manos por delante del cuerpo con
las palmas hacia arriba, a la vez que subimos el cuerpo.

1.3. EJERCICIO EQUILIBRANTE

Partiendo de wu chi, al espirar bajamos las manos y un poco el cuerpo


doblando levemente las rodillas, como en el ejercicio de relajación, con las palmas
hacia abajo, como empujando la energía hacia abajo, vamos bajando las manos
desde la cara al vientre. Al inspirar subimos un poco el cuerpo, sin estirarlo, a la
vez que subimos las manos con las palmas hacia arriba, como queriendo subir la
energía, desde el vientre hasta la cara. Tenemos cuidado de no subir los hombros
al subir las manos.

En los dos ejercicios 1.1 y 1.2, estamos haciendo un semicírculo con los
brazos, en el relajante las manos bajan por delante del cuerpo al espirar, y en el
tonificante suben por delante del cuerpo al inspirar. En el 1.3, las manos se
mueven sólo por delante del cuerpo.

2. RESPIRACIÓN ABDOMINAL INVERTIDA

Esta práctica de respiración es una práctica taoísta muy antigua, y se


aconseja no practicarla hasta que no se domine bien la respiración abdominal,
pues es muy importante que al inspirar se llenen los pulmones y el diafragma baje
porque sino la energía se estancará y el ejercicio puede generar diversos
problemas, como dolor en el pecho, diarrea, incremento del ritmo cardiaco o de la
presión arterial. Como su nombre indica invierte los movimientos naturales del
abdomen al respirar, es decir, se contrae al inspirar y se expande al espirar, y este
aire que se comprime en el abdomen al inspirar se aprovecha en chi kung, o en
distintas artes taoístas, para dirigir esa energía a donde sea necesario.

Comienza como siempre vaciando completamente tus pulmones y respira por


la nariz lenta y profundamente, pero en vez de dejar que el abdomen se expanda
ve metiéndolo hacia dentro con la inspiración. Haz una pequeña retención y
espira. Durante la espiración ve relajando gradualmente el abdomen y deja que se
expanda hacia fuera. Una pausa, y comienza otro ciclo.

Durante toda la práctica debes de dejar tu atención en el tan tien inferior,


debajo del ombligo, aunque parte de tu atención también tiene que estar en el
resto del cuerpo, para que no haya tensiones innecesarias.

Le puedes dedicar unos 10 minutos diarios a esta práctica, empezando poco a


poco. Empiezas haciendo las respiraciones que te resulten cómodas y luego vas
aumentando el tiempo hasta llegar a un mínimo de 10 minutos.

LOS TRES CERROJOS

PRIMER CERROJO, HUIYIN: Para localizar este punto tenemos que


concentrarnos en la zona del perineo. Toda esta zona, que es la parte más baja
del tronco, está formada por un entramado de músculos, entre los que se
encuentran dos diafragmas, el urogenital y el diafragma pélvico. Con la edad y con
las respiraciones profundas, estos músculos
pueden relajarse y hacer que se escape el chi. El
punto huiyin se encuentra en la zona del perineo
por dentro del cuerpo y es el punto donde nacen
dos de los canales más importantes del cuerpo, el
Vaso Gobernador y El Vaso Concepción.
Para aplicar este cerrojo tenemos que contraer el perineo, primero como si
nos estuviéramos orinando, así cerramos también el esfínter anal, luego tenemos
que subir un poco más hasta cerrar el segundo esfínter anal. Esto se va haciendo
poco a poco según se vaya terminando de inspirar.

Los beneficios terapéuticos que se obtienen están relacionados con los


órganos y funciones de los órganos de esta región, previene y cura las
hemorroides causadas por el estancamiento de sangre, y ayuda a mantener en su
sitio a los órganos del cuerpo.

SEGUNDO CERROJO, ABDOMINAL: Sería como la cuarta pared para


mantener la presión abdominal y que no se escape el chi, otra sería el diafragma
superior, otra los diafragmas inferiores, y la otra la columna y los músculos de la
espalda.

Para realizar este cerrojo, cuando los pulmones estén llenos, el diafragma
extendido, y aplicado el primer cerrojo, contraemos hacia dentro la pared
abdominal, concretamente la parte de debajo del ombligo. Esto empujará los
órganos abdominales hacia dentro y hacia arriba.

Para realizar el cerrojo abdominal sería necesario tener unos músculos


abdominales fuertes pero flexibles, es decir, no tipo tabla, que como ya hemos
dicho antes dificultaría una correcta respiración, pero sí que tuvieran un cierto
tono, para ello sería bueno realizar algunos ejercicios abdominales, como los que
se recomiendan en el artículo "Mantenernos saludables cuidando la columna" o
los que a ti te gusten.

TERCER CERROJO, CUELLO: Para aplicar el cerrojo del cuello, se han de


contraer los músculos de la garganta y cerrar la glotis, lo que se consigue
tragando saliva, luego se encoje ligeramente la barbilla en dirección a la garganta,
manteniendo el cuello lo más derecho posible. Esto cierra la garganta y estira la
parte posterior del cuello.

Con todos estos cierres el cuerpo pude tender a contraerse y a subir los
hombros. Todo esto tenemos que ir haciéndolo, al principio, poco a poco, sin
miedo y sin mucha solemnidad, de forma divertida, dejándonos llevar por las
sensaciones del cuerpo, y casi como un juego. Si lo hacemos así no nos
tensaremos y obtendremos mejores resultados.

3. RESPIRACIÓN ABDOMINAL APLICANDO EL PRIMER CERROJO

Antes de hacer este ejercicio tienes que haber practicado, por lo menos, el
primer ejercicio y hacerlo sin esfuerzo.

Este ejercicio lo hacemos igual que el primero, y hacia el final de la inhalación


contraemos los esfínteres, retención y al exhalar vamos relajando los esfínteres,
pausa, y comenzamos otro ciclo.

4. RESPIRACIÓN INVERTIDA APLICANDO EL PRIMER CERROJO

Antes de hacer este ejercicio tienes que haber practicado los tres anteriores.

Es el mismo ejercicio de la respiración abdominal invertida, pero aplicando el


primer cerrojo como en el ejercicio anterior al final de la inhalación, y relajándolo
durante la exhalación.

5. RESPIRACIÓN PARA COMPRIMIR EL CHI

Antes de hacer este ejercicio tienes que realizar sin esfuerzo los anteriores.

Mantenemos la lengua apoyada en el paladar, detrás de los dientes


superiores. Comenzamos vaciando totalmente los pulmones. Después respiramos
por la nariz lenta y profundamente, y al finalizar aplicamos los tres cerrojos. Al
tragar saliva imaginamos que esta se dirige al tan tien inferior, después de una
pequeña retención, aflojamos con suavidad los tres cerrojos, a la vez que
comenzamos una lenta exhalación por la nariz. Al final hacemos una vigorosa
contracción abdominal, para sacar el último aire. La atención debe de estar en el
tan tien, sobre todo en la retención de la respiración, que es donde se comprime la
energía.

Al principio hacemos pocas repeticiones, y cuando consigamos hacerlo sin


esfuerzo podemos hacer 10 minutos o más. Puede ser un buen entrenamiento
para la práctica tibetana de Tummo (uno de los seis yogas de Naropa), y es
posible que este tipo de respiración esté basado en esa práctica.

6. RESPIRACIÓN DEL FUELLE

Es un ejercicio destinado a eliminar toxinas, a oxigenar la sangre y bajar su


acidez .

Como en el ejercicio anterior mantenemos la lengua en el paladar durante


todo el ejercicio. Comenzamos exhalando el aire totalmente con una vigorosa
contracción abdominal. Después los pulmones comenzarán a llenarse de forma
natural, y tenemos que hacer el esfuerzo de no permitir que se llenen más de la
mitad. Nos concentramos en vaciar totalmente el aire de los pulmones y no
hacemos ningún esfuerzo para inhalar, tampoco hacemos ninguna pausa ni
retención de la respiración. Hacemos esa secuencia de exhalación - inhalación, a
un ritmo de unas 20 respiraciones por minuto (acordándonos de no llenar los
pulmones a más de la mitad).

Al exhalar se escucha el ruido del aire que sale forzado, al meter


vigorosamente el vientre hacia dentro.

Esta práctica se puede hacer durante 2 ó 3 minutos, o algo más si tenemos


mucha práctica, cuando sintamos que necesitamos revitalizarnos . Cuando nos
sintamos cansados, mentalmente confusos o emocionalmente alterados. Este
ejercicio no se puede alargar por los peligros que puede entrañar la
hiperventilación, como ya se ha señalado anteriormente.

También podemos obtener los efectos revitalizantes y buscar el equilibrio


mental al hacer Las nueve rondas de purificación.

Es interesante darnos cuenta que la respiración es la unión de cada uno de


nosotros con la totalidad del planeta. Ese oxigeno que viaja por nuestras arterias,
es el oxigeno que han exhalado las plantas con su respiración. El aire que
respiramos es el mismo aire que respiran los demás seres: personas, animales,
plantas, muchas bacterias y otros microorganismos. A la vez el CO2 que
exhalamos es utilizado por las plantas en su respiración. Estos átomos están
continuamente pasando de un organismo a otro, ahora está en ti, luego en el
árbol, después en una bacteria, más tarde en una planta... y así continuamente.
Desde el punto de vista del planeta, de Gaia, la respiración es una y la misma,
como nosotros y nuestras células.

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