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HISTORIA
DE
LA CIUDAD D E SEVILLA.
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HISTORIA
DE LA
IIüDAD DE SEVILLA
PUIBLOS IMPORTANTES
D E Sü P R O V I N C I A ,
H A S T A N U E S T R O S DÍAS.
D. JOAQUÍN GUIOHOT,
ACADÉMICO D E NÚMERO DE L A SEVILLANA D E B U E N A S L E T R A S Y CRONISTA
DE LA CIUDAD Y DE S U PROVINCIA.
T O M O III.
SEVILLA.
Imp. de GIRONES Y ORDUÑA, Lagar 3 .
1878.
Es propiedad de su Autor.
HISTOEIA DE LA CIUDAD DE SEVILLA.
LIBRO QUINTO.
PERÍODO AFRICANO.
CAPÍTULO I.
los pueblos, todas las razas que, desde el dia que recibieron
el falso evangelio de Mahoma, vienen confesándolo y profe-
sándolo ciega, y obstinadamente.
Nos sentimos inclinarlos en favor del segundo extremo
de la proposición, en el supuesto de que los.árabes españoles,
que se mofaban descaradamente del Coran, procediendo iló-
gicamente, no se hubieran cristianizado cada dia más y más,
hasta abjurar enteramente de aquel libro ó rapsodia que
condena al hombre y la sociedad á la inmovilidad,y al quie-
tismo enervante y embrutecedor.
DE SEVILLA. 25
CAPÍTULO II.
—448—14.)
DE SEVILLA. 69
mos prisioneros nos dijeron que eran ochenta veces mil hom-
bres á caballo, y que de los de á pié no sabian fijar el nú-
mero ni aun por aproximación.
CAPÍTULO III.
(1) No sólo se deduce así del contexto déla narración, sino que
su autor lo afirma, como más adelante veremos.
DE SEVILLA. 91
CAPÍTULO I.
Reinado d e D . Alfonso X.
con D.a Beatriz, hija natural de D. Alfonso, volvió éste sus ar-
mas contra el reyezuelo de Tejada, que se negaba á cumplir
las condiciones del vasallaje que le impusiera D. Fernando III.
Bastó una corta campaña para que quedase incorporado ala
corona de Castilla aquel Estado, poblado de lugares y alque-
rías en gran número, cuyo rey se rindió á partido y pasó al
África.
Entretanto que sus capitanes realizaban esta fácil em-
presa, el Sabio monarca continuaba sin levantar mano la obra
laboriosa del repartimiento—empezada por el rey su pa-
dre—de toda la incalculable riqueza inmueble que abando-
naron los moros. Con ella hubieron de quedar pingüemente
dotados y pagados los príncipes de la familia real de Casti-
lla; algunos infantes de Aragón y de Portugal; los arzobispos
y obispos que asistieron á la conquista de Sevilla; no pocas
religiones, monasterios y conventos; las órdenes militares; los
rico-hombres, caballeros é hidalgos; el Común de Sevilla; m u -
chos caballeros franceses é italianos; la gente de mar que vino
en la flota cristiana; en fin, cuantos contribuyeron en alguna
manera al éxito de tan memorable empresa, que forma épo-
ca señaladísima en la historia de España.
Á este tiempo pertenece el suceso del pretendido divor-
cio, por causa de esterilidad, intentado por D. Alfonso con su
esposa la reina D.a Violante de Aragón, con quien se casó en
1246. El célebre analista Gerónimo de Zurita lo refiere; nues-
tro Zúñiga lo afirma, y dice: «Ya comenzaba á echarse de
menos la piedad y religión de San Fernando;» Garibay lo con-
firma, si bien se abstiene da toda calificación; Mariana lo acep-
ta como verdad incuestionable, y lo condena.... Y, sin em-
bargo, está completamente desmentido por el Marqués de Mon-
déjar en sus Memorias sobre Alfonso el Sabio, obra publi-
cada en 1 7 7 7 , en la que prueba que la reina D . Violante dio
a
DE SEVILLA. 167
(1) Garibay.
(2) Nacieron de este matrimonio los infantes D. Alonso y don
Fernando de la Cerda.
DE SEVILLA. 179
tencia se refirieron por escrito las causas que para ella habian
precedido; y entonces maldijo al infante D. Sancho su hijo,
diciendo que lo sometia y ponia debajo de la maldición de
Dios y de su ira, y que estuviese sujeto á ella como impío,
parricida, rebelde, inobediente y contumaz. Tras esto declaró
que le. desheredaba y privaba de cualquier derecho que t u -
viese y le podia competer en la sucesión de sus reinos y se-
ñoríos, como á hijo ingratísimo, y que tanto habia degene-
rado; y porque no pudiese suceder en ellos después de su
muerte, ni otro por él en su lugar, le condenaba en aquella
sentencia.»
El texto de esta sentencia, con fecha del dia señalado, se
lee en la Crónica del rey Alfonso, á título de primer testa-
mento del Rey.
Tan tremenda imprecación, formulada con público cere-
monial, fué sancionada por el papa Martin IV, inmediato su-
cesor de Nicolás III, á instancia y suplicación del rey don
Alfonso. Dio el papa censuras (Zúñiga) contra todos los que
no obedeciesen á D. Alfonso, y nombró por ejecutores al Ar-
zobispo de Sevilla, al Dean de Tudela de Navarra y al Arce-
diano de Santiago, los cuales pusieron entredicho en todos
los lugares que obedecían á D. Sancho, y dieron sentencia
de excomunión y suspensión contra algunas personas ecle-
siásticas. «Para obviar esto—dice Garibay (1)—ordenaron el
infante D. Sancho y algunos caballeros de matará cualquiera
que intimase ó trajese tales censuras, y después apelar de
ellas. Pero con todo eso, procediendo los jueces por m a n -
dado del Papa, se puso entredicho general en todos los rei-
nos, excepto en los pueblos que obedecian al rey D. Al-
fonso.»
CAPÍTULO II.
D. S a n c h o IV EL BRAVO y D. F e r n a n d o IV EL EMPLAZADO.
uno, y cada uno por sí, á tiempo que nos eran muncho me-
nester, y que se non quisieron partir de Nos, maguer que su
tiempo ya habian cumplido; por ende somos tenudos, Nos,
y los otros Reyes que después de Nos vernan, de les facer
muncho bien y muncha merced, y de gelo galardonar,» etc.
Entre los muchos privilegios que en este año de 1311
despachó el rey D. Fernando en Sevilla cuéntase uno que
dice haber visto Ortiz de Zúñiga, dado á los oficiales y mone-
deros de la casa de la moneda de esta Ciudad, eximiéndolos de
pechos y gabelas por respeto á su importante ocupación; y co-
mo carecieran en aquel entonces de casa fija, dióles el Rey una
parle del antiguo alcázar, que parece fué el que se llamó Adar-
ve del Infante de Molina, junto al postigo de las Atarazanas.
El 23 de Agosto de este mismo año nació en Salamanca
el infante D. Alonso, primogénito y sucesor de D. Fernando
IV, suceso que dice nuestro analista regocijó á Sevilla, en
medio de la horrible calamidad que entonces la afligia, según
se refiere en escritos antiguos, que dicen así: «La era de mil
trescientos cuarenta y nueve (1311) fué de grandes dolencias
é calamidades en Sevilla, ca murió mucha gente é l a m a s era
doliente é mal guarida de fiebres; é fallecieron munchos por
mengua de cura é de mantenimiento, por la hambre que ende
habia, á que non se esperaba de remediar, ca el año era es-
téril é no nacia cosecha para mantenerse la tercia parte de
las gentes, é la laceria de las monedas para traer pan de
allende era muy grande; é á este tiempo nació en Salamanca
el infante heredero D. Alonso, é se ficieron grandes gracias
á Dios, é Sevilla se alegró con la nueva que trajo un trotero
(correo) por mandado de la reina D.a Constanza, é cogió sus
albricias, que le mandó dar el Concejo, é fueron mandade-
ros (procuradores) á Salamanca, donde nació el Infante,
con recabdos.»
DE SEVILLA. 243
CAPÍTULO III.
D . Alfonso XI.
(l) Zúñiga.
LE SEVILLA. 283
CAPÍTULO TV.
D o n P e d r o I d e Castilla (1).
(1) Ayala.
292 HISTORIA
último, puso sus reales ante los muros de Toledo, que le cer-
ró obstinadamente sus puertas.
Entretanto D. Pedro, en quien parecía haberse extingui-
do, aun después de su espléndido y decisivo triunfo de Ná-
jera, aquel valor sin par y aquella proverbial energía que tanta
celebridad dieron á las dos primeras apocas de su reinado,
permaneció inactivo en Sevilla, mientras que el audaz usur-
pador iba sumando ciudades y voluntades á su causa; hasta
que la noticia de haber alzado pendones la de Córdoba por
D. Enrique le sacó- de su inexplicable inacción y le obligó
á marchar con un cuerpo de ejército sobre la ciudad rebel-
de, á la que puso sitio, que tuvo al fin que levantar, regre-
sando á Sevilla si no vencido desalentado.
Poco tiempo después los leales defensores de Toledo, ator-
mentados por los rigores del hambre, enviaron mensajeros
al Rey pidiéndole socorro, por no poder tener más tiempo
contra D. Enrique. D. P e d r o se lo prometió, y al efecto con-
vocó en hueste á los caballeros de Castilla y Galicia que se
le mantenían fieles. Reunidos que fueron en Alcántara, lugar
donde los habia citado, el Rey salió de Sevilla con propósito
de descercar á Toledo. Mas antes de emprender la marcha
dejó nueva memoria de su singular piedad religiosa, haciendo
merced á las monjas del convento de San Leandro, y su aba-
desa D . Lorenza, de unas casas principales sitas en la co-
a
CAPÍTULO V.
(1) Zúñiga dice haber visto esta carta entre los papeles de don
Gonzalo Argote de Molina.
TOMO I I I . 41
HISTORIA
CAPÍTULO V I .
TOMO I I I . 46
362 HISTORIA
CAPÍTULO VII.
L O S R E Y E S C A T Ó L I C O S .
TOMO I I I .
386 HISTORIA
sarios para c o n t i n u a r la g u e r r a .
Noticioso Muley H a c e n de la retirada del ejército cris-
tiano de A l h a m a , volvió sobre la plaza, y esta vez con
n ú m e r o de artillería para batir sus murallas (20 de Abril.)
E s t a s e g u n d a t e n t a t i v a fué t a n desgraciada como la p r i -
m e r a p a r a el sultán, que hubo de l e v a n t a r de n u e v o el
sitio, viendo rechazados todos sus ataques por el valiente
c a p i t á n D i e g o de Merlo y la corta g u a r n i c i ó n q u e t e n i a á
TOMO I I I . 51
402 HISTORIA
CAPÍTULO VIII.
de Colon.—Reedificación de l a Alhóndiga.—Terminan l a s
obras de l a Catedral.—Peste en Sevilla.—Inundación.—
Hundimiento del cimborrio de l a Catedral.—La fiesta del
Obispillo.—Muere D. Fernando el Católico.
TOMO I I I . 57
450 HISTORIA.
(1) Z ú ñ i g a A de S .
TOMO I I I . 59
466 HISTORIA.
LLA, Q U E LLEGÓ" Á V A L E R L A H A N E G A
DE T R I G O A T R E S D U C A D O S , (1) P A R A A Y U
DA Y R E M E D I O D E L O QUAL E L MUY
I L U S T R E SEÑOR DON FRANCISCO H E N
RIQUEZ DE RIBERA A D E L A N T A D O MA
Y O R D E A N D A L U C Í A , DIO A L P Ó S I T O D E
ESTA ALHONDIGA GRAN CANTIDAD D E
TRIGO, CON NOMBRE D E VENDIDO A
CIENTO DIEZ M A R A V E D Í S , (2) D E L O Q U A L
MONTÓ L A GRACIA, Y SUELTA QUE HIZO
GRAN SUMA D E DUCADOS.
TOMO I I I . 6 1
482 HISTORIA.
casi m i l a g r o s o de n o h a b e r ocasionado v í c t i m a s el h u n d i -
m i e n t o del cimborio de la c a t e d r a l , acaecido p r e c i s a m e n t e
el dia de la fiesta de los I n o c e n t e s . Al efecto, puesto de
acuerdo con el Dean y Cabildo eclesiástico redactó el si-
g u i e n t e e s t a t u t o , q u e se e n c u e n t r a e n el a n t i g u o libro de
l a R e g l a del coro, e x i s t e n t e e n el A r c h i v o , y que dice así:
C A P Í T U L O IX.
rey D. Pedro I de C a s t i l l a .
DB SEVILLA.
TOMO I I I . 66
522 HISTORIA
restitución de los a n t i g u o s ; se le m a n d ó r e n u n c i a r á la
g u a r d i a de honor de que se rodeaba en sus casas-palacios
y cuando se presentaba en público escoltada por la m i s m a
y precedida de maceros; borrar de sus escudos de armas
las i n s i g n i a s reales de que usaba y abusaba con excesiva
a r r o g a n c i a ; r e n u n c i a r á los rieptos ó desafíos, c o n m i n a n -
do con las penas de traición á todos los que tomasen
p a r t e en ellos, y a como actores, y a como testigos ó s i m -
ples espectadores, revocándose, finalmente, m u c h a s e n a -
j e n a c i o n e s de la corona; reforma económica que si de u n
lado perjudicó intereses m á s ó menos legítimos, del otro
duplicó, sin g r a v a m e n de los subditos, las rentas públicas
d u r a n t e el reinado de Doña Isabel, quien eximió de esta
m e d i d a los establecimientos de instrucción y de benefi-
cencia, y destinó v e i n t e miLlones de maravedises, proce-
d e n t e s de los primeros productos de este a r r e g l o , al so-
corro de las viudas y huérfanos de^ los que h a b í a n m u e r t o
e n la g u e r r a .
N o menos beneficiosas fueron para la prosperidad del
país las que hicieron las Cortes de aquel reinado para la
r e g u l a c i ó n del comercio y la reforma de la moneda, pos-
trado el primero y p e r t u r b a d a la acción de la s e g u n d a , á
r e s u l t a s de lo calamitoso de los reinados anteriores. Man-
dáronse cerrar las n u m e r o s a s casas de moneda autorizadas
por la corona y las que, en m a y o r n ú m e r o t o d a v í a ,
a c u ñ a b a n por c u e n t a de los particulares, sin autorización
a l g u n a , dejando solo abiertas cinco fábricas reales en p o -
blaciones elegidas con acierto.
A esta i m p o r t a n t í s i m a reforma acompañaron leyes y
p r a g m á t i c a s sanciones para facilitar las comunicaciones
interiores, mejorando los caminos y c o n s t r u y e n d o p u e n -
tes y canales, muelles, puertos y faros en las costas p a r a
526 HISTORIA
TOMO I I I . 67
530 HISTORIA
E n a q u e l p a r a E s p a ñ a feliz reinado., n a c i e r o n y e n n o -
blecieron la época en q u e vivieron Nebrija, V i v e s , Bos-
c a n , Garcilaso y otras m u c h a s l u m b r e r a s de la ciencia y
de las letras españolas, c u y a g l o r i a e n n a d a le cede á la
adquirida p o r sus d i g n o s rivales y c o n t e m p o r á n e o s , los
italianos. E n él t a m b i é n , es decir, e n la corte de aquellos
m e m o r a b l e s r e y e s , se educó Gonzalo de Córdoba, e n c u y a
escuela m i l i t a r se formaron—dice u n historiador e x t r a n -
j e r o — L e i v a , Pescara y aquellos g r a n d e s Capitanes q u é
con sus i n v e n c i b l e s l e g i o n e s pusieron á Carlos V e n s i -
t u a c i ó n de dar leyes á la E u r o p a e n t e r a d u r a n t e medio
s i g l o ; y en él, en fin, halló Colon medios p a r a descubrir
el n u e v o m u n d o , y abrir el c a m i n o de los g r a n d e s des-
c u b r i m i e n t o s y conquistas u l t r a m a r i n a s á Cortés, P i z a -
r r a , Balboa y M a g a l l a n e s .
Primus me circumdedisti...!
LIBRO QUINTO.
PERÍODO APBI0A2TQ.
CAPÍTULO I.
Páginas.
CAPÍTULO II.
CAPÍTULO III.
LIBRO SEXTO.
Que comprende desde la conquista de Sevilla hasta el entro-
nizamiento de la dinastía de Trastamara.
CAPÍTULO I.
Páginas.
CAPÍTULO III.
D. Alfonso XI 245
CAPÍTULO IV.
CAPÍTULO V I L
LOS E E Y E S CATÓLICOS.
Establecimiento de la Santa Hermandad en Sevi-
lla. —Reconciliación de los Ponces y los Guz-
manes.—Nace en Sevilla el Príncipe D. Juan.
Reformas económicas y administrativas.—Pri-
mer establecimiento de la Inquisición en Sevi-
Pesetas.
lia.—Desastre de la Ajarquía.—Conquista de
Ronda.—Guerra y conquista de Málaga.—
Conquista de Granada.—Fin de la dominación
musulmana en España.. . 399
CAPÍTULO VIII.
Colon.—Reedificación de la Albóndiga.—Ter-
minan las obras de la Catedral.—Peste en Se- "
villa.—Inundación.—Hundimiento del cim-
borrio de la Catedral.—La fiesta del Obispillo.
—Muere D. Fernando el Católico 422
CAPÍTULO IX.
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