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Hospers, J., Introducción al Análisis Filosófico, Vol. 2, Madrid: Alianza, 1976.

Capítulo 6
ALGUNOS PROBLEMAS METAFÍSICOS
Distinción entre metafísica (lo que es) y epistemología (nuestro conocimiento de lo que es), relaciones y
aclaraciones respecto de las diversas maneras de acceso a “lo general”.
Ciencia / metafísica. Hechos empíricos / cuestiones fácticas no empíricas establecidas a través del ejercicio
del entendimiento.

SUBSTANCIA Y UNIVERSALES
El problema de la substancia. El mundo contiene muchas substancias (cosas) de muchas clases diferentes,
pero los constituyentes de estas diversas clases son relativamente pocos: hay aproximadamente un
centenar de substancias últimas o elementos a partir de las cuales se componen las demás. Las substancias
sufren cambios. El cambio transforma la substancia, el evento no. El cambio supone que una cosa persiste,
el evento no.
Cada substancia tiene características diferentes. Se pueden quitar algunas de estas características, sin
embargo seguirá permaneciendo la substancia. Pero, ¿qué sucede cuando quitamos todas las propiedades?
¿Persiste un algo? ¿La substancia soporta las propiedades y las hace existir o es que más bien llamamos
substancia al conjunto de propiedades que se diluye cuando éstas desaparecen? ¿La substancia es un
complejo de propiedades o las propiedades presuponen para su existencia una substancia? Este sin dudas
es un problema metafísico, insoluble por medios empíricos, y depende de establecer cuáles son las últimas
categorías que componen la realidad.

El problema de los universales.


Diferentes abordajes:
1. Tenemos muchas cosas que comparten una misma característica, por ejemplo las cosas que son
azules. Las cosas azules son particulares pero la propiedad de la azulez es un universal. Los
particulares existen en el espacio, la azulez, no. Un universal es algo que puede tener ejemplos.
2. Estas propiedades universales deben tener existencia. Así tenemos dos tipos de entidades en el
mundo: los particulares que poseen las propiedades, y las propiedades que tienen las cosas. ¿Cómo
podría ser una cosa azul si no existiese la azulez para que lo sea? El universal es una entidad
existente.
3. Los nombres propios se refieren a cosas particulares. Pero ¿a qué se refieren las palabras generales
(azul, perro, etc.)? Los universales son nombres de propiedades generales y por lo tanto deben
existir.

La teoría de los universales de Platón.


El problema de los universales fue introducido por Platón. El punto de vista platónico es a menudo llamado
“realismo” porque Platón sostenía que los universales existían realmente. Para Platón ningún particular
ejemplifica perfectamente un universal, sin embargo tenemos la idea del universal perfecto. Podemos ver
un círculo particular imperfecto y hacernos la idea de un círculo perfecto. Platón planteaba que no
podríamos reconocer un círculo particular si no supiésemos ya qué es un círculo perfecto, la conclusión
sería que de algún modo debe existir la circularidad perfecta, de la cual el particular es un ejemplo
imperfecto.
Pero ¿cuál es la relación entre universales y particulares? Tiene naturalezas muy distintas. Los particulares
existen en el espacio y en el tiempo pero los universales no. El reino de los universales es atemporal e
inmutable. Las dos tesis principales que Platón sostuvo en torno a la relación entre estas dos naturalezas
tan distintas son:
1) Arquetipo. Según el punto de vista que predomina en los primeros diálogos, la relación es como la
de un original con una copia o imitación. Relación Modelo/Copia. El problema es que, desde el
punto de vista de los universales, el modelo sigue siendo un particular, un particular perfecto que
se relaciona con otro particular pero imperfecto. Como teoría de los universales, el concepto de
imitación es meramente una metáfora.
2) Participación. En este caso el particular “participa en” el universal. Pero la palabra participación
trae muchos problemas. Las cosas particulares se encuentran “en” el universal. En todo caso la
cosa de la que se participa es tan particular como las cosas que realizan la participación.
Estas analogías no son buenas puesto que establecen relaciones entre particulares. La teoría de los dos
mundos se presenta inadecuada como teoría de los universales. Platón dejó a medias una formulación más
precisa:
3) La relación entre universales y particulares es distinta de cualquier otra relación. Se trata de la
relación de ejemplificación por casos. Un azul particular ejemplifica la azulez. Aquí el problema se
presenta con los términos relacionales: grande o pequeño son términos que no se atribuyen al
particular por sí mismos sino en relación a otras cosas. Se trata de propiedades relacionales.
Podríamos decir que hay particulares y universales y que éstos últimos se pueden dividir en 1)
propiedades y 2) relaciones.
Los universales no han de ser identificados, ni siquiera por analogía con ninguna cosa particular. No son
ideas mentales.
Tampoco hay que confundir la relación del universal con el particular con la relación género/especie. Ésta
última es la relación de un universal con otro dentro de la jerarquía de los universales.
De acuerdo con Platón, hay universales y tienen una existencia distinta de la existencia de los particulares.
Ciertamente, existirían incluso si no hubiese particulares que los ejemplificasen.
Concepto y universal. El concepto está en nuestras mentes, pero ese algo del cual es concepto no está en
nuestras mentes: ese algo es real para Platón, es el universal.

La teoría de los universales de Aristóteles


Aristóteles negó que existiera un segundo ámbito fuera de los particulares en los que se encuentren los
universales. El realismo de Platón, en este sentido, está equivocado. El mundo de las ideas es una ficción
metafísica. Incluso, si se aceptase este segundo reino sería no de universales sino de superparticulares más
perfectos. Sin embargo, Aristóteles también era realista por lo que respecta a los universales: éstos existen
realmente igual que los particulares fuera de nuestras mentes. El universal es una propiedad común a un
cierto número de casos, a los que llegamos a partir de un proceso de abstracción realizado sobre los
particulares. No podría haber universales sin particulares, como no podría haber particulares sin
universales. Son dependientes lógicamente entre sí. Los universales existen sólo en las cosas, no
previamente a las cosas. Para Aristóteles el universal es algo idéntico en todos los particulares en que se
da.

Teorías nominalistas.
El nominalismo extremo es la posición según la cual sólo los particulares existen, y todo lo que una clase de
cosas tienen en común es el nombre que le damos. Un universal es sólo un nombre y lo que nombra es
sólo un particular o una colección de particulares.
Tal nominalismo está descartado por las siguientes razones:
1) Cuando decimos “azul” a diferentes cosas no estamos hablando de las cosas en sí mismas sino
acerca de cierta propiedad de las cosas que no es idéntica con la cosa misma (el traje azul no es
idéntico al azul). Hay que distinguir entre las cosas y sus propiedades.
2) No es cierto que todo lo que los diferentes perros tienen en común es el nombre “perro”, sino que
tienen “propiedades” en común, aquellas propiedades que hacemos definitorias de la clase. Estas
propiedades existen en realidad, no sólo en nuestras mentes.
NO PODEMOS DESHACERNOS DE LAS PROPIEDADES SUSTITUYÉNDOLAS POR NOMBRES.
Imagenismo. Otros nominalismos remplazan el nombre por la imagen diciendo que hay muchos
particulares pero en nuestra mente existen los universales a través de imágenes. Pero con este ejemplo
volvemos a lo mismo. Se necesita conceptualizar la imagen, y cuando la conceptualizamos ya estamos
hablado de las propiedades comunes. El nominalismo que dice que sólo hay imágenes, está equivocado,
hay más que imágenes en nuestra mente cuando usamos las palabras: hay conceptos.
Conceptualismo. Representado por Locke. Un universal no sería un nombre, ni una imagen, sino un
concepto. En la realidad sólo habría particulares, pero en nuestra mente hay conceptos. Las palabras
generales son nombres de conceptos, pero éstos se dan en nuestras mentes y no en la naturaleza, en ella
hay sólo particulares. ¿Pero de qué son conceptos los conceptos? Pues de las propiedades comunes.
Volvemos a las propiedades realmente existentes. Sin propiedades comunes no hay conceptos posibles.

La teoría de la similitud o parecido. ¿Tendremos que volver a Aristóteles y admitir que su posición es la
correcta, que no hay universales aparte de los particulares, que los universales son propiedades comunes
y que estas propiedades comunes existen en realidad? Podemos aceptar estas tres proposiciones, pero
debemos dudar respecto de que las propiedades se encuentren de manera idéntica en cada una de las
cosas. Podemos decir en todo caso que en la realidad sólo hay entes similares: innumerables particulares
tienen propiedades en común pero no en el sentido de idénticamente presentes, sino en el de ciertas
similitudes discernibles que les permiten estar incluidas en el mismo concepto. Tenemos entonces el
concepto de la azules, aunque las cosas azules no son idénticamente azules. Todas las cosas azules son
similares entre sí en el color, lo que las hace azules es justamente que son similares, no hay un universal
idénticamente presente en todas ellas.
¿Pero es el parecido un universal? Es un universal relacional, pero universal al fin. Aunque todos los
particulares no comparten una propiedad que esté idénticamente presente en todos ellos, comparten otra
propiedad, el parecido.
“Podemos clasificar las cosas, no sobre la base de una propiedad tal, sino sobre la base de una o de un cierto
número de similitudes que estas cosas tienen entre sí. La azulez es un universal, en el sentido de que varias
cosas son suficientemente similares entre sí como para ser llamadas “azules”: y la similitud también es un
universal, en el sentido de que diversas cosas son similares entre sí de diversas formas”.
“En la realidad hay cosas particulares y sus propiedades (en este sentido podemos hablar de universales),
pero cuando hablamos de cosas diferentes que poseen una propiedad común, no tenemos por qué implicar
con ello que haya una propiedad idénticamente presente en todas las cosas a las cuales implicamos la misma
palabra. Más bien hay suficientes similitudes entre ellas como para darnos el derecho a usar una misma
palabra para describirlas. Estas similitudes están realmente “ahí afuera”, no son producto de nuestras
mentes”.

MATERIA Y VIDA
Entre la vastedad de objetos inorgánicos que pueblan el universo hay unos notoriamente diferentes: los
organismos vivientes. Los distinguen los siguientes aspectos: 1) la materia de que están compuestos está
constantemente cambiando; se asimila nueva materia y se expele la vieja persistiendo la forma del
organismo hasta que éste muere perdiendo su forma característica; 2) La forma cambia hasta que alcanza
su madurez, un organismo crece; 3) un organismo se reproduce, produciendo otros organismos de la misma
clase o especie que él; 4) y los animales desarrollan diversos grados de actividades de impresión-reacción,
responden a estímulos de diferentes maneras aprehendiendo de la experiencia.
Quizá el rasgo más notable de la conducta de los seres vivos es la CONDUCTA TELEOLÓGICA o finalista, la
conducta parece estar orientada a algún fin, animada por algún propósito. Los seres vivos se comportan de
manera de mantenerse vivos y, si no es posible, de mantener vivos a sus descendientes para la
perpetuación de la especie. Los organismos se comportan como si tuviesen el propósito consciente de
sobrevivir.
La pregunta filosófica aquí es ¿hay una fuerza vital especial, o élan vital, presente en los seres vivos, que
hace que su conducta sea diferente de la de los seres no vivos? ¿los seres vivientes son meras máquinas
complicadas? ¿hay en ellos un nivel superior de existencia más allá de lo físico y lo químico? ¿son reducibles
los fenómenos biológicos a la física y la químicas? Ante estas preguntas tenemos dos puntos de vista
distintos: el MECANICISMO y el VITALISMO. El mecanicismo destaca la continuidad y el parecido entre seres
vivientes y no vivientes; el vitalismo la discontinuidad y diferencia. Formas de la controversia:
1. La presencia de élan vital que no está presente en seres no vivos. No tiene sitio, pues ninguna
observación ha revelado su lugar ni se espera que lo haga. Es algo que no podrá ser descubierto
por el método científico empírico, pero que no obstante existe, y su existencia explica las notables
diferencias entre seres vivos y no vivos.
Este criterio no resiste el análisis científico.
Se puede responder: el élan es una realidad aunque no del tipo que el método científico permite
descubrir.
El científico puede aplicar entonces la navaja de Occam “No multiplicar las entidades sin
necesidad”. Si la vida es un misterio agregar el élam nos conduce a dos misterios.
Los vitalistas en este caso sólo parecieran agregar una palabra al misterio.
2. Emergencia. Los vitalistas afirmas que las características de los seres vivos son emergentes en tanto
que el mecanicismo lo niega. Dos elementos se combinan para formar algo con propiedades
notoriamente diferentes. Se pueden determinar las características del tercer elemento nuevo a
partir de las características de los elementos primarios. Si no podemos predecir esto estamos ante
elementos emergentes. En base a un conocimiento completo de los elementos previos podríamos
predecir las características emergentes de sus combinaciones, lo que NO es predictible sobre la
base de nuestro conocimiento de la física y la química es la CONDUCTA TELEOLÓGICA.
Entonces, si las proposiciones acerca de las totalidades no pueden ser deducidas de sus elementos
constituyentes, las propiedades del todo son emergentes; si pueden ser deducidas, estas
propiedades no son emergentes.
3. Reductibilidad. La controversia del emergente se convierte en la controversia acerca de la
reductibilidad. ¿Es reducible la biología a la física y la química? Si lo es, el mecanicismo es
verdadero, y si no, es verdadero el vitalismo. En verdad el problema está en que las ciencias no son
reductibles unas a otras. La irreductibilidad no es sólo peculiar a los organismos. Dentro de las
teorías físicas y química son posibles ciertos procesos de reductibilidad, la pregunta es si podrá en
un futuro reducirse la biología a la química y la física. No lo sabemos, pero es posible. La parte que
resiste a la reducción es nuevamente LA CONDUCTA TELEOLÓGICA.

MENTE Y CUERPO
A. ACONTECIMIENTOS MENTALES Y FÍSICOS
Materia – vida – mente. En sucesión histórica, la mente sigue a la vida. Lo mismo que la vida no aparece
en nuestro planeta hasta que la materia inorgánica no ha adoptado formas de gran complejidad, la
mente no surge hasta que la materia orgánica no ha alcanzado un grado de complejidad aún mayor,
incluyendo órganos sensoriales, nervios y cerebros.
Los seres vivos siguen siendo materiales aunque su materia sea orgánica. Sin embargo, aunque para
que se den las mentes se precisa de condiciones orgánicas, materiales, la mente misma no lo es. Aquí
tenemos un abismo más ancho entre la vida y la mente que entre la materia inorgánica y la vida.
Nuestra primera tarea será mostrar que existe lo mental en oposición a lo físico.
Acontecimientos mentales. Cuando alguien oye un sonido significa que algo exterior a su cuerpo
sucede, las ondas sonoras causas que las partículas de aire golpeen el tímpano y que por un complejo
sistema llegue a la parte del cerebro llamado centro auditivo. Si no hay estímulo, usted no oye nada.
Estos son acontecimientos físicos.
Llegados al cerebro se produce la sensación auditiva. Esto es “algo nuevo bajo el sol”. Es algo diferente
de las cosas que pasaron en el complejo proceso. Es un acontecimiento mental, es un percatarse, un
estado de conciencia.
Diferencias entre acontecimientos físicos y mentales:
1. Las cosas físicas, los sucesos y los procesos se localizan en el espacio. Los procesos sensoriales y
neuronales asociados a la sensación tienen lugar en el interior de la cabeza de una persona. Uno
podría observar la estimulación del centro auditivo, pero podríamos ver u oír la sensación. ¿dónde
está la sensación? LOS ACONTECIMIENTOS MENTALES NO SON ESPACIALES, LOS
ACONTECIMIENTOS FÍSICOS SON ESPACIALES. LOS ACONTECIMIENTOS MENTALES NO TIENEN POR
LO TANTO EXTENSIÓN.
2. Los objetos físicos, los sucesos y los procesos son PÚBLICAMENTE OBSERVABLES; pero los
acontecimientos mentales sólo pueden ser EXPERIMENTADOS POR UNA PERSONA. La experiencia
de verde es personal.
Nuestro conocimiento de otras mentes. El conocimiento de lo que sucede en otra mente ser realiza
siempre por inferencia. No puedo experimentar su dolor, sólo inferir que usted tiene dolor a partir de
la observación de su conducta o la escucha de sus palabras. A mi propio dolor lo siento directamente.
Hay una diferencia enorme entre mi dolor y el conocimiento de su dolor. Además, no puedo comprobar
lo acertado de mi inferencia acerca de la experiencia de otro. No hay modo de verificar la proposición.
Es más ¿qué motivos tendría yo para no inferir que usted es un computador muy sofisticado entrenado
para tener la sintomatología del dolor?
Observaciones:
1. Se podría decir que cuando hablo acerca de mi dolor estoy hablando acerca de mi dolor, pero
cuando hablo acerca de su dolor sólo estoy hablando acerca de su conducta.
2. Conocer que usted tiene un dolor no es lo mismo que experimentar su dolor. Pero puesto que no
puedo experimentar su dolor ¿cómo sé que usted lo sufre?
3. Tengo que ir más allá de su conducta. También tenemos indicios neurofisiológicos que mostrarían
si usted está haciendo teatro, pero ¿cómo sabemos que esos indicios se corresponden con la
sensación dolor? No por ser inferencial, el conocimiento deja de ser conocimiento. Se trataría, al
menos, de una creencia bien fundada. De lo contrario tendríamos que negar una uniformidad
obvia.
La falacia reduccionista. Tenemos entonces que los estados de conciencia, por muy interrelacionados que
puedan estar con los procesos cerebrales, no son lo mismo. Cuando dos cosas se dan justas existe una gran
tentación de intentar reducir el uno al otro. Esta es la falacia reduccionista: los pensamientos no son sino
impulsos electroquímicos, el dolor no es otra cosa que estímulo de las terminaciones nerviosas. DECIR QUE
LA CONCIENCIA ES POR COMPLETO DEPENDIENTE DE LA ACTIVIDAD CEREBRAL ES MUY DISTINTO DE DECIR
QUE LA CONCIENCIA ES LA ACTIVIDAD CEREBRAL. Formas de la falacia:
Materialismo. La palabra materialismo es usada a menudo para referirse a la tesis según la cual todo es
material y no hay nada mental. Todo es materia no hay mente. Qué significa esto: a) no hay mente, hay
estados mentales / entonces no sería materialista; b) no hay acontecimientos mentales / esto es absurdo;
c) hay pensamientos, sensaciones, etc. pero no son estados mentales, son hechos de la naturaleza. Pero
¿no hay sucesos suficientemente diferente a los físicos como para que merezcan otro nombre? Hay sucesos
que no se localizan en el espacio ni son públicos (características de lo físico). Llamar físicas a estas cosas
sería engañoso. Sin embargo COMUNMENTE SE USA LA PALABRA MATERIALISMO PARA NOMBRAR LA TESIS
DE QUE LA VIDA MENTAL ES DEPENDIENTE DE COSAS FÍSICAS Y NO EXISTIRÍA SIN ELLAS. O de que las
personas sólo se interesan por cosas materiales. No nos interesan esos usos.
Conductismo. Psicología que sólo se guía por las conductas sin tener en cuenta los estados internos. Aquí
también se escapa la experiencia.

B. LA RELACIÓN ENTRE LO MENTAL Y LO FÍSICO


1. Interaccionismo. Se causan mutuamente. Mente y cuerpo interaccionan por medio del cerebro. El
cerebro, que es físico, es el eslabón entre los estados físicos y los estados mentales. El problema
es que si bien se pueden rastrear todo el conjunto de procesos físicos, ¿qué pasa cuando llegamos
al cerebro? ¿Cómo pasamos al estado mental como resultado de un suceso cerebral? Esto no
puede ser localizado y es más complejo aun cuando sucede al revés a través de la volición por
ejemplo. Gran parte de la dificultad brota de un concepto de causalidad indebidamente estrecho.
Si usted supone que A no puede causar B sin que A actúe sobre E, le ocasionará desasosiego la
causalidad mente cuerpo y cuerpo mente. Pero, ¿por qué tiene que ser toda la causalidad de la
especie “actuar sobre”? incluso en la física hay casos de causalidad que no implica un actuar sobre,
p. e. la gravitación del planeta respecto del sol. Sucede aunque no podamos explicarlo.
2. Paralelismo psicofísico. No hay relación causal entre la mente y la materia, como si los dos tipos de
sucesos ocurrieran a lo largo de sendas paralelas sin tocarse jamás. Para cada suceso mental hay
un suceso físico que le corresponde en el cerebro. Pero lo inverso no es verdadero: hay sucesos
físicos son correlato mental. No niega la relación sino que niega la causalidad. Lo que casusa un
suceso físico es siempre otro suceso físico. Sin embargo, cuando se dan sucesos físicos en la corteza
cerebral entonces se dan los sucesos mentales como un tipo de acompañamiento corriente de
ellos. Pero lo físico no causa lo mental. Tampoco un suceso mental causa uno físico. La cadena de
sucesos cerebrales es acompañada correlacionalmente por una cadena de sucesos mentales. Si
algún punto de la cadena se suspende en uno u otro lado, todo queda en suspenso. M1-p1, m2-
p2, etc. son condiciones necesarias mutuas. No sería esto una relación causal y el paralelista un
tozudo al no querer reconocerla? Todo indica que el paralelismo no puede sostenerse una vez que
hemos entendido que la causalidad se puede predicar de casos que no parecen tener una relación
física directa.
3. Epifenomenalismo. La mente no es sino un epifenómeno del cuerpo. su relación es como la del
humo con la locomotora, o la sombra con la persona. Los movimientos de la persona causan los
movimientos de su sombra pero no al revés. Lo físico causa lo mental pero lo mental no lo físico.
Hay una relación causal en una sola dirección. Esta tesis combina todas las dificultades de los
puntos de vista anteriores. Los argumentos que valen para afirmar la causalidad de lo físico sobre
lo mental, bien podrían valer en el sentido inverso. Y todo argumento que vaya en contra de la
causalidad de lo mental sobre lo físico puede valer en el sentido contrario.
El rasgo que hace al epifenomenalismo más difícil de acepar es que, si la mente nunca afecta al
cuerpo, se está obligado a opinar que el curso completo de los sucesos del mundo físico habría sido
exactamente el mismo que ahora, incluso si no hubiesen existido mentes. El epifenomenalista no
tiene problema con esto, podríamos llegar a nuestro mundo complejo aún cuando no tuviéramos
conciencia de ello. El hecho es que sí hay sucesos mentales que acompañan a los físicos-cerebrales.
4. La teoría del doble aspecto. Los sucesos cerebrales y mentales son dos aspectos de una substancia
subyacente. Dicha substancia sería incognoscible aunque no sus dos aspectos: el mental y el físico.
Parece que tratando de desembarazarnos de un misterio, hemos dado con otro. En vez de decir
que la correlación entre lo mental y lo físico son leyes últimas de la naturaleza, afirmamos la
existencia de una substancia que nadie ha corroborado.
5. La teoría de la identidad. Los estados mentales son idénticos a los estados físicos cerebrales. Se
trata en realidad del mismo suceso. Sin embargo ya demostramos la diferencia entre sucesos físicos
y mentales (espacialidad y publicidad).
Objeciones:
a) Objeción: Siendo que las palabras que describen sucesos físicos y sucesos mentales tienen
significados distintos, ¿cómo pueden ser las dos cosas idénticas? Respuesta: Los teóricos de la
identidad dirán que si bien esas palabras significan cosas diferentes, las mismas denotan o
podrían denotar las mismas cosas.
b) Objeción: “A no puede ser idéntico numéricamente a B, i hay cosas que podemos conocer de
A sin conocerlas de B y viceversa”. Respuesta: Podemos saber que algo es A aunque no
conozcamos que también denota a B. Una persona puede ser capaz de hablar acerca de sus
pensamientos, sentimientos y experiencias sensoriales sin saber nada de sus procesos
cerebrales, lo mismo que puede hablar de un rayo sin saber nada de elctricidad.
c) Objeción: Puede ser lógicamente posible que se den sucesos mentales sin que se den sucesos
físicos. ¿Puede ser posible lógicamente de acuerdo con la teoría de la identidad? Si hubiese
estados conscientes sin cuerpos esto refutaría al instante la teoría de la identidad. El
lógicamente posible que se den actos mentales sin que se den estados físicos. Lo que no se
puede sostener lógicamente es que se den estados mentales sin estados físicos y que al mismo
tiempo la teoría de la identidad sea verdadera.
d) Objeción: si X e Y son idénticos, entonces no podemos pronunciar ningún enunciado verdadero
sobre X que no sea también verdadero sobre Y. Pero sí podemos hacerlo. Respuesta: Los
teóricos de la identidad no esperan que cuando usamos una palabra mental podamos
sustituirla por una palabra física ya que no se trata de una identidad de significado sino de una
identidad empírica. Puedo esperar una postimagen sin saber cuál es el equivalente en el
proceso cerebral, como puedo afirmar la aparición de un rayo sin saber nada de descargas
eléctricas.
e) Objeción: Estamos de acuerdo en que las expresiones “lucero del alba” y “lucero vespertino”
no significan lo mismo, aunque ambas denotan el mismo objeto. Pero si el lucero del alba tiene
alguna característica que el lucero vespertino no tiene, o viceversa, entonces no pueden ser
idénticos numéricamente. Ahora bien, lo mental tiene características que lo físico no tiene, y
viceversa, si esto es cierto no pueden entonces ser idénticos numéricamente. (1. Un proceso
cerebral siempre se da en cierto lugar del cerebro. ¿se da ahí el suceso mental?/ 2. Un proceso
cerebral es un suceso observable públicamente, pero un dolor o un pensamiento es un suceso
privado. La experiencia del suceso mental es siempre privada, aun cuando pueda localizarla
con avances científicos.

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