Grabado de Camilo Minero Nace en el departamento de
San Miguel el 29 de diciembre de 1863, Muere en San Salvador el 22 de septiembre de 1955 su nombre completo es: Francisco Antonio Gavidia Guandique. Es tomado como el fundamentador de nuestra literatura. Gavidia llena una época, marca una etapa. Practicó todos los géneros literario, y en todos aportó una visión enriquecedora de nuestra realidad. Con Gavidia tenemos algunos de los fundamentos para insistir en la búsqueda de lo nuestro; él tiene cierta profundidad que no encontramos en autores antes de él o contemporáneos suyos. Descubrió el alejandrino francés y lo enseñó a Rubén Darío (Nicaragua), quien lo incorporó al verso escrito en español y lo llevó a sus últimas consecuencias. Su espíritu buscador lo llevaba por todos los rumbos de la literatura, por lo que algunos afirman que su obra es un tanto dispersa. Su diversidad es de riquezas no de fragmentación, es un todo que muestra la dedicación de un hombre preocupado por fundamentar una expresión cultural salvadoreña. Para ello estudió el pasado prehispánico y colonial del país en su contexto centroamericano así como el de nuestra América. Aparte de su labor poética, participo en actividades periodisticas- literarias y se preocupó por la educación; publicó numerosos ensayos de aspecto educativo; en 1932 es declarado "Salvadoreño Meritísimo" por la asamblea legislativa.
Algunas de sus obras son:
· Versos (poesía), 1885. · Ursino (teatro), 1886. · Júpiter (teatro), 1889. · El Encomendero 1901. · Historia Moderna de El Salvador, 1917. · Cuentos y Narraciones, 1931. Alberto Masferrer
Nació el 24 de Junio de 1868 en Tecapa (hoy
llamado Alegría), departamento de Usulutan, en el oriente de la República de El Salvador, murió el 4 de septiembre de 1932 en San Salvador. Su nombre era: Vicente Alberto Masferrer Mónico. Maestro de Maestros para unos, polemista, orador y periodista; pensador y defensor de la clase trabajadora para otros. Fue su vida una acción constante, discutido y querido, atacado y defendido, su labor siempre fue seguida con interés, jamás pasó desapercibida. Fundó el periódico "Patria" (1928-1930) en el que planteó lo mejor de su pensamiento y desarrolló su accionar para que El Salvador tuviese una verdadera democracia, social, económica y política. A los veinticuatro años publicó su primer libro llamado PÁGINAS. Desempeño varios cargos públicos desde Archivero de la Contaduría mayor de la nación, pasando por redactor y Director del Diario Oficial hasta Cónsul en Costa Rica y Bélgica Su salud fue muy endeble, un período de su vida lo pasó en silla de ruedas. Pero su espirítu era de pelea, formidable periodista que sirvió desde su visión vitalista del Minimun Vital en el partido Laborista del Ingeniero Arturo Araujo, a quien ayudó a llegar a la presidencia de la República, pero éste y sus allegados en el gobierno, no cumplieron con su palabra en favor del pueblo, lo que permitió que el caldo de las injusticias, se agitara más y estallaran los levantamientos populares de enero de 1932; las matanzas con que fueron ahogados estos levantamientos por el general Maximiliano Hernández Martínez, afectó a Masferrer, que se sentía culpable por sus prédicas en el Minimun Vital. Algunas de sus obras son: · El Ensayo Sobre el Destino · Las Siete Cuerdas de la Lira · El Dinero Maldito o La Calle de la Muerte · El Minimum Vital Claudia Lars
Su verdadero nombre fue Carmen Brannon Vega. Nació en
Armenia en 1899 y murió en San Salvador en 1974. Claudia Lars pertenece a la estirpe de las grandes poetas de nuestra América. A esa lírica femenina (no por feminista, sino hecha por mujeres plenas) que sacó a la poesía latinoamericana de su postración mojigata, fruto de la sensiblería ochocentista; cantaron al amor con giros eróticos estupendos, con limpia inocencia invocaron la fertilidad de su cuerpo, su fecundación, el goce de vivir, madres que esperaban un mañana alegre para sus hijos: materna pasión que las convertía en tierra que esperaba la semilla de una nueva vida. Estas mujeres poetas son: Juana de Ibarborou (uruguaya), Alfonsina Storni (argentina), Delmira Agustini (uruguaya) y la chilena Gabriela Mistral (premio Nobel de Literatura, 1945). Gabriela en Chile, como Claudia en nuestro país, no ha tenido -entre las mujeres- quienes las acompañen plenamente en la búsqueda del espíritu poético de nuestras gentes, lo esencial de estos países. No tienen continuidad en otras voces femeninas. Claudia Lars escribe una poesía transparente, sin que deje de ser profunda; a veces su maestría formal la gana y olvidamos su mensaje, pero en cada poema suyo se encuentra a un poeta manifestando vivencias, abriendo caminos antes inéditos para nuestra sensibilidad, comunicando un estado de gracia nunca antes de ella ni después encontrado en la poesía escrita por mujeres en El Salvador.
Algunas de sus obras son:
· Estrellas en el Pozo, (1934). · Romances de Norte y Sur, (1946). · Donde Llegan los pasos, (1953). · Fábula de una Verdad, (1959). · Tierra de Infancia, (1959). o El Día de la Cruz · Presencia en el Tiempo, (1960). · Girasol, (1961). · Sobre el Ángel y el Hombre, (1962). · Del fino Amanecer, (1964). · Nuestro Pulsante Mundo (apuntes sobre una nueva edad), (1969). · Poesía Ultima, (1972).