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la práctica clínica de la autoestima, es importante aclarar que una autoestima débil no es como un tumor
que “se extrae” y se soluciona el problema.

Más bien, una pobre autoestima hace metástasis en la persona, se expande afectando a varias o todas las
áreas de su vida, haciendo más o menos mella en función de la gravedad del problema.

Por eso, es importante entender la baja autoestima como un problema global, imposible de separar del
funcionamiento general de la persona (sus emociones, sus pensamientos, su conducta, sus opiniones, sus
relaciones, sus hábitos, sus motivaciones y proyectos…).

¿Cómo saber si mi paciente tiene una baja autoestima? Signos de alerta

En algunas ocasiones la falta de autoestima se hace totalmente evidente en el discurso del paciente, cuando
éste es peyorativo e insultante hacia sí mismo (“soy un inútil”, “es normal que nadie me quiera”, “odio mi
cuerpo”…).

Sin embargo, otras veces la falta de autoestima es mucho más sutil y tendrás que estar alerta para captar los
pequeños detalles que te indiquen que la autoestima es un tema pendiente en tu paciente.

• Esta forma de dañar su propio cuerpo está relacionado con el autocastigo que comentábamos antes,
propio de la baja autoestima, sentir que no merece la pena dedicarse esos cuidados.

• No cuida su imagen o se preocupa excesivamente por ella. Éste es un punto controvertido porque
una imagen descuidada no es necesariamente signo de baja autoestima (puede ser por otras causas
diferentes). Aún así, la estética es al fin y al cabo, nuestra cara externa ante los demás.

Si te llama la atención la imagen descuidada de tu paciente (higiene dudosa, pelo despeinado, ropa
manchada…) te recomiendo explorar la autoestima física de tu paciente. Y, ¡ojo!, muy importante: una
imagen muy cuidada, no es tampoco garantía de una autoestima sana. A veces, ocurre incluso todo lo
contrario, las personas con una autoestima muy pobre intentan compensar con una estética perfecta en cada
mínimo detalle, llegando a convertirse en una obsesión en algunos casos.

Comparto contigo algunas de las conductas que hacen saltar mis alarmas:

Tiene la costumbre de compararse con los demás, a menudo ensalzando las cualidades o habilidades de
otras personas (bien con cierto matiz de envidia o bien con pesar por sentirse inferior, menos válido) y
menosprecia las propias.

Para tu paciente, un éxito sólo es válido cuando otra/s persona/s se lo reconocen o halagan. Si nadie se
entera, o si los demás no lo consideran un logro, es como si no hubiera existido.

De manera repetida elige relaciones (amistades, parejas…) que son claramente dañinas para sí mismo/a.
Una frase que me gusta mucho, dice “recibimos el amor que creemos merecer”.

Le resulta excesivamente difícil tomar decisiones. La sensación es que “nunca da el paso”, busca excusas, lo
alarga, lo evita, se pone impedimentos o limitaciones para evitar decidir.

Es muy influenciable por la opinión de los demás y se mueve constantemente en búsqueda de la aprobación
externa, tanto de los seres más queridos como de la sociedad en general.

“Autoboicotea” sus propios planes. A veces da la sensación de que necesita “autocastigarse”, no suele
permitirse el disfrute, ni el placer por el placer.

Siempre prioriza otras cosas antes que a sí mismo: el trabajo, los hijos, la pareja, la familia, las labores del
hogar, las amistades… En ese caos de prioridades, por unas cosas o por otras, las necesidades de la persona
siempre quedan en último lugar y, por consecuencia, insatisfechas.
No cuida su salud (ni parece importarle). Por ejemplo: tiene una conducta alimentaria perjudicial, hábitos
destructivos (dormir poco, fumar, beber, drogarse), no sigue recomendaciones médicas o ni siquiera acude al
médico, etc. Sin embargo, la salud no es un tema que parezca preocuparle, “de algo habrá que morirse”
decía un paciente mío.

Cuando tu paciente habla de su pasado se enfoca en los fracasos, en aquello que le ha salido mal, en lo que
no pudo conseguir, en lo que le criticaron… Le cuesta hablar o directamente no tiene en cuenta sus éxitos, o
los aspectos positivos de su pasado y su presente.

Su comunicación no verbal transmite inseguridad: voz muy bajita o casi inaudible, no mira a los ojos al
hablar, se expresa con nerviosismo…

Cómo trabajar la autoestima en Consulta paso a paso

A continuación conocerás cuáles son los 6 pasos fundamentales para trabajar la autoestima en la consulta.

1. Delimita el Problema de tu Paciente

Las 5 áreas fundamentales de la autoestima son estas:

1. Física
2. Social
3. Familiar
4. Emocional
5. Académica/Laboral

Lo primero que debes hacer es averiguar dónde está el problema y delimitarlo.

¿La baja autoestima está afectando a todas las áreas de la vida de tu paciente o sólo a algunas? ¿Tal vez se
focaliza únicamente en una de las áreas?

También es importante que explores la manera en que el problema de baja autoestima está afectando a tu
paciente.

¿De qué manera interfiere en su vida?

2. Encuentra el origen de la baja Autoestima

Nada viene de la nada.

El siguiente paso para trabajar con la autoestima de tu paciente es que comprendas por qué esa persona
tiene baja autoestima.

Siempre hay un porqué, o más bien, un conjunto de factores que le han llevado a este punto.

Para encontrar el origen de la baja autoestima, es necesario que explores a fondo su infancia y su
adolescencia.

Es en estas etapas cuando vamos construyendo nuestra propia identidad, en función de lo que nos dicen
nuestros padres que somos y de lo que nosotros mismos vamos descubriendo.

Frecuentemente, un problema de autoestima tiene origen en unos padres que, por unos motivos u otros
(excesivo trabajo, enfermedad, pocas habilidades parentales, estrés…), no han estado lo suficientemente
disponibles para sus hijos, especialmente como una figura de cariño y protección.

Así, si no aparece otra persona que le aporte esa seguridad y ese amor (otro familiar, un maestro, un
hermano…), el niño aprende a convivir con esa limitación de afecto que él mismo no es capaz de aportarse,
porque con esa edad la necesita de otras personas externas que le cuiden.

El niño crece y se hace adulto, pero el patrón sigue funcionando de la misma manera.
quien necesito que me quiera no siento que me quiera lo suficiente, ni yo tampoco lo hago (no me han
enseñado a hacerlo), por lo tanto, busco ansiosamente en los demás que me aprueben de la forma que sea,
para cubrir así mi propia carencia.

Aquí tienes algunas ideas de preguntas que puedes trabajar con tu paciente para explorar el origen de su
baja autoestima, adaptándolas a tu propio estilo:

¿Hay algún hecho significativo que marcara tu infancia o adolescencia?

Situaciones como bullying, separación paterna, emigración, violencia doméstica, abusos…

¿Qué relación tenías de niño y adolescente con tu madre? ¿Y con tu padre?

Explorar si era una relación de apoyo, donde las figuras paternas están disponibles y se forma un apego
seguro, o por el contrario, son figuras que provocaron inseguridad e inestabilidad.

¿Qué críticas hacían tus padres sobre ti?


Algunas de esas críticas el niño las introyecta, es decir, las “traga sin masticar”, definiéndose a sí mismo en
base a esas críticas que recibió en la infancia.

¿Cómo te transmitían tu madre y tu padre el cariño que sentían por ti?

Invita al paciente a que exprese de forma concreta esos gestos de amor, ya sean palabras, hechos, detalles,
etc. A menudo encontrarás en el paciente falto de autoestima que estas muestras de amor fueron muy
limitadas, o no fueron suficientes.

¿Cómo te describirías a ti mismo cuando eras niño? ¿Y cuándo eras adolescente?

Profundizar tanto en las características de personalidad como en su desempeño en las diferentes áreas de la
vida de un niño: escolar, familiar, social, artística, deportiva…

Si llegas a la conclusión de que tu paciente tuvo una infancia sana, sin acontecimientos excesivamente
desestabilizadores y con un afecto estable por parte de sus figuras paternas, ya tienes una pista importante:
el problema es reciente.

En ese caso, tendrás que explorar dónde está el origen, cuándo fue que comenzó a desconfiar de sus propias
capacidades y valía personal: ¿tal vez un trabajo que le sobrepasaba? ¿unos estudios en los que no se sentía
capaz? ¿una pareja que le menospreciaba? ¿una amistad dañina?… Cuanto más reciente sea el problema
que ha socavado su autoestima, menos enraizado estará.

3. Abrir la Caja de Pandora de los Pensamientos y Emociones


Para poder hacer espacio a los pensamientos y emociones nuevas, primero hay que sacar las viejas, que
están ocupando demasiado espacio.

Ocurre que las personas con baja autoestima suelen tener un diálogo mental constante, generalmente
no exteriorizado, a veces incluso inconsciente, en el que se reprochan a sí mismos, se critican, se insultan, se
recuerdan su falta de valía, se burlan, etc.

Este “automachaque” no es visible para los demás, pero es un hilo musical permanente en la en la cabeza
de tu paciente.

Son los llamados pensamientos automáticos negativos. Son automáticos precisamente porque resultan
incontrolables para el paciente.

Él no decide ponerlos en marcha, sino que simplemente “están ahí desde siempre” y no se sabe muy bien por
qué.

El objetivo de este tercer paso es que tu paciente se haga consciente de estos pensamientos
automáticos negativos que tiene constantemente sobre sí mismo.
Para eso, pídele que se observe. Sin intentar cambiar nada, ni intentar frenarlos. Simplemente, que esté atento
a cuándo su mente pone en marcha este “hilo musical”: qué cosas se dice a sí mismo, cómo se las dice (con
qué tono, qué palabras usa), ante qué situaciones…

Esta primera toma de conciencia es un paso fundamental e imprescindible.

Para solucionar un problema es necesario conocerlo a fondo, introduciéndonos en el “núcleo duro” del
malestar.

Ejercicio para Casa: Registro de Pensamientos Automáticos Negativos


Proponerle al paciente que compre una libreta y que cada vez que se detecte teniendo
un discurso automático negativo hacia sí mismo, lo apunte. El registro debe contener
los siguientes datos:

Fecha

Situación (¿Qué ha pasado? Por ejemplo, se me quema la comida)

Pensamiento (¿Qué he pensado? Por ejemplo, pienso “soy un inútil, con 32 años y
no sé ni freír un huevo”)

Emoción (¿Qué he sentido? Por ejemplo, siento enojo hacia mí mismo por no haber
estado más atento. Ojo: no confundir sensaciones o sentimientos con pensamientos.
Cuando el “siento” va seguido de un “que”, no estamos hablando de una emoción sino
de un pensamiento. Por ejemplo, “siento que no valgo para nada” no es una emoción,
es un pensamiento. Una emoción sería: “me siento impotente”)

Conducta (¿Qué hago? Por ejemplo: tiro la comida quemada y me quedo sin comer,
ya da igual, se me ha quitado el hambre).

Ejercicio en Terapia: Darle rienda suelta al demonio


Es importante que realices este ejercicio sólo con personas que observas que ya
tienen previamente un diálogo destructivo hacia sí mismas, aunque no lo
exterioricen.

Ejercicio en Terapia: Darle rienda suelta al demonio


Es importante que realices este ejercicio sólo con personas que observas que ya
tienen previamente un diálogo destructivo hacia sí mismas, aunque no lo
exterioricen.

No es recomendable realizarlo con personas que no tienen previamente ese


“automachaque”, porque entonces, las estarías invitando erróneamente a
focalizarse en su parte más negativa.

Comienza diciéndole a tu paciente que todos tenemos una especie de “demonio” en


un lado del brazo que dice cosas negativos sobre nosotros mismos, sobre nuestros
aspectos más negativos y que comenta nuestra vida cotidiana haciéndonos sentir
mal. Incluso aunque a veces pensemos que no es del todo cierto lo que este demonio
está diciendo, ese pensamiento está ahí presente.
Este ejercicio consiste en “darle rienda suelta al demonio”. Debes ser tú quien lance
inicios de frases para que tu paciente los complete libremente, como si fuera este
“demonio interno” quien contestara.

Cuantos más finales aporte a cada frase, mejor. Pídele al paciente que intente
contestar ajustándose a la realidad de los pensamientos que normalmente tiene en
su vida cotidiana, sin exagerar ni tampoco minimizar.

Algunos de los inicios de frases que puedes lanzarle para que complete son éstos,
más los que se te ocurran a ti:

 “Soy (un/una)…”
 “Me molesta de mí…”
 “Me doy rabia cuando…”
 “Siempre me he comportado como…”

Este ejercicio funciona porque es una forma, para ti como terapeuta, de explorar qué
es lo peor que corre por la mente de tu cliente. Le dará pie a hablar y a profundizar
en temas como la culpa, el miedo, o el rencor.

Para el paciente también será útil exteriorizar todo aquello que normalmente
funciona como un “machaque sordo”. Poner en palabras estos pensamientos y
decirlos en voz alta es, en sí mismo, un primer paso que impacta.

Como terapeuta, es importante que juegues con la reestructuración


cognitiva para ayudar al paciente a darse cuenta de la irrealidad de esos
pensamientos, la falta de sentido o de justificación concreta para pensar de
esa manera.

Éstas van a ser sesiones complejas para el paciente y también para ti


como profesional, porque como terapeuta tendrás que gestionar de forma
adecuada los ataques que el paciente va a desplegar hacia sí mismo,
procurando que no se vayan de las manos y se conviertan en algo
contraproducente.

Un consejo: no dejes que tu propio miedo a perder el control de la situación te haga


cortar al paciente, interrumpirle, suavizar la situación, consolarle o ninguna otra
conducta que pretenda aplacar su emoción por evitar tu propio malestar.

4. Trabajar con las Fortalezas


El paciente con baja autoestima se desenvuelve fácilmente por el terreno
de lo negativo sobre su persona: sus defectos, carencias, errores, críticas.

Sin embargo, les suele resultar complicado cambiar el foco hacia lo


positivo: cualidades, éxitos, habilidades, gustos.

Cuando la terapia ya está un poquito más avanzada, ésta va a ser la clave: trabaja
poquito a poco, para que la persona aprenda a verse con unos ojos diferentes.
El principal objetivo de esta fase de la terapia es que la persona aprenda a
tratarse desde el respeto y desde el amor a sí mismo,,cambiando su
diálogo mental, hasta hacerlo más suave y cariñoso.

Para eso, lo primero que debes hacer es lograr que el paciente realmente
recupere ese amor por sí mismo que, o bien ha perdido, o bien nunca ha
tenido.

Para que una persona se quiera a sí misma, de forma auténtica y realista, tiene que
conectar con aquellas partes que le gustan de sí misma, con las cosas que se le dan
bien, con los logros que admira de sí misma, con los momentos de bienestar en
soledad. De esa forma, el cariño surgirá de forma natural y no impuesta.

Piensa en aquellas personas a las que más quieres. ¿Por qué las quieres?

Les tienes cariño porque te gusta cómo son, admiras lo que hacen, porque te
aporta bienestar compartir tiempo con ellas.

Quererse a uno/a mismo no debe ser una imposición: “tienes que quererte
porque eres el único que va a estar ahí toda tu vida”. Eso está muy bien, pero,
¿cómo querer a alguien a quien rechazo? ¿Cómo quererme a mí mismo, si no
me gusto?

Ejercicio para Casa: Test de Fortalezas


Una forma de explorar las fortalezas personales es rellenar de forma online un
cuestionario muy completo, el Cuestionario VIA de fortalezas personales.

https://www.authentichappiness.sas.upenn.edu/es/testcenter

Los resultados de este cuestionario dan pie al trabajo posterior en terapia y son
realmente útiles para que tu paciente introspeccione y comience a conocerse a sí
mismo en su lado más positivo.

Ejercicio en Terapia: Mi lado bueno


Este ejercicio lo puedes realizar en terapia y consta de los siguientes pasos:

1. Cualidades + Habilidades

Tu paciente debe realizar una lista, lo más amplia posible, de:

(1) sus cualidades (características positivas de su personalidad y de su aspecto


físico)

(2) sus habilidades, es decir, lo que se le da bien hacer. Pueden ser cosas muy
sencillas y cotidianas, no hacen falta grandes virtudes superheroicas ni grandes
dotes.
En función de las resistencias que tengan, para algunos pacientes va a ser más
complicado que para otros realizar estos listados.

Nunca caigas en la manipulación del paciente cuando éste dice “no se me ocurre
nada”, “no tengo cosas buenas”, “nada se me da bien”. No des el ejercicio por
acabado, ni pases a lo siguiente, hay que sostener esos primeros momentos de
blanco mental.

Si le resulta muy difícil, sugiérele que recurra a otras personas cercanas para que
le ayuden a elaborar los listados. Incluso tú mismo, como terapeuta, puedes aportar
alguna cualidad positiva que ves en tu paciente y quieres recalcar.

También puedes recurrir a momentos pasados de su vida en los


que tu paciente se sentía mejor.

A menudo los pacientes dicen cosas como “yo cuando era joven era
muy echada para adelante, pero ahora todo lo contrario”, “antes de
perder el trabajo yo era muy divertido, siempre estaba haciendo bromas,
pero ahora ya no soy así”. Yo siempre les digo que si en algún momento
de su vida fueron algo, esa virtud está ahí, en alguna parte de ellos, ¿o
acaso fueron poseídos por otra persona? Sólo hay que rescatar y
desenterrar esas virtudes que nos hemos ido dejando por el camino.

2. Ejemplificar y concretar

Pídele a tu paciente que elabore uno o dos ejemplos concretos para


cada una de las cualidades que enumeró antes y en los que se vea
reflejada esa virtud.

Concretar siempre es importante para bajar a la tierra y no quedarte en


el terreno mental, que es tan ambiguo.

Por ejemplo, una cualidad que la gente dice muy a menudo “soy muy
amiga de mis amigos”. ¿Qué es ser muy amiga de mis amigos? Nadie
lo sabe.

Concretar esa cualidad en ejemplos claros y cotidianos, te ayudará a


clarificar la ambigüedad.

Por ejemplo, “cuando mi amiga Marta me dice que necesita hablar, yo


dejo lo que estoy haciendo y la llamo”, “soy buena guardando los
secretos de mis amigos”, “se me da bien pararme y escuchar a mis amigos, sin
juzgarles”.

3. Elaborar un perfil
Tu paciente ha de elegir o tiene que elegir las tres cualidades principales y las tres
habilidades principales que le definen, aquellas con las que se siente más
identificado, las que más le gustan, las que más se cree, las que más utiliza en su día
a día, aquellas a las que le puede sacar mayor partido.

Esas tres cualidades y tres habilidades esenciales son seis herramientas que va a
llevar debajo de su brazo en cada decisión y en cada paso cotidiano.

Ejercicio en Terapia: Recuperar el Amor propio


Ésta es la parte contraria y que complementa el ejercicio de “dar rienda suelta al
demonio”. Consiste en que el paciente complete estas frases:

 “Me gusta ser…”


 “Valoro de mí…”
 “Me quiero porque…”
 “Me siento bien cuando yo (hago, digo, pienso)”…

5. Pasar a la Acción
Recuerda finalizar siempre la terapia con un paso a la acción. En esta fase
terapéutica final, el objetivo es que tu paciente empiece a tratarse con más
cariño.

Esto significa aprender a reconocer sus propias necesidades,


necesidades que dependan de sí mismo y no de los demás o del entorno
y aportárselo de forma autónoma.

Para ello, es importante que tu paciente se plantee estas dos preguntas:

 ¿Qué necesito?
 ¿Cómo me lo puedo dar?

Ejercicio en Terapia: Planning de Momentos Agradables


Este ejercicio consiste en invitar al paciente a (re)descubrir y recopilar todo
aquello que le gusta hacer, todo aquello con lo que disfruta, desde cosas troncales
en su vida hasta pequeños placeres.

Por ejemplo: “me gusta tocar la guitarra”, “disfruto cocinando mis platos favoritos”, “un
pequeño placer es llegar a casa, descalzarme y ponerme música un rato”.

Es perfectamente válido que el paciente tenga momentos agradables o pequeños


placeres compartidos con otras personas (“tomarme un café con mi amiga”, “jugar
con mi hijo”, etc.), y son muy importantes en la lista, aunque también es necesario
que algunos de esos momentos agradables sean en soledad, sin depender de nadie
ni nada externo, más que de sí mismo.

Logra que el paciente elija aquellos puntos de la lista que vea más viables o que
le apetezcan más y que los introduzca en su vida cotidiana, a través de un
planning de actividades agradables.
Estas actividades o pequeños placeres tienen que tener la misma importancia que las
obligaciones, decidiendo cuánto tiempo al día o a la semana quiere dedicarse a
aportarse bienestar.

Cuando la persona comienza a dedicarse el tiempo, el cariño, el respeto y el


placer que realmente se merece, la autoestima se ve fortalecida, y con ella el
bienestar, el optimismo y la salud mental.

Ejercicio en Terapia: Las 3 Metas


Una forma de lograr que tu paciente coja las riendas de su propia vida
es ayudarlo a elegir tres metas realistas y que las ponga en marcha en su vida a
corto plazo.

Es interesante que estas metas sean de diferentes áreas de la vida (social, personal,
hábitos, salud, laboral, académica…). Estas metas tienen que tener las siguientes
características:

 Realistas (objetivos accesibles y viables, no simplemente sueños o


idealizaciones)
 Muy bien definidas (qué es exactamente lo que me propongo conseguir)
 Concretas (qué cosas concretas voy a hacer para conseguirlo, qué pasos voy
a seguir)

En este punto, enfoca la terapia hacia esos objetivos propuestos orientando y


ayudando a tu paciente para los alcance, ya que le aportarán bienestar a su
vida y fortalecerán su autoestima.

6. Finalizar la Terapia
¿Cómo sabrás cuándo finalizar la terapia? Cuando veas en tu paciente los
rasgos de una autoestima sana.

Una persona con la autoestima sana…

 Demuestra en su comunicación no verbal (rostro, gestos, tono de voz,


forma de expresarse, etc.) que se siente satisfecha con su vida.
 Habla con tranquilidad tanto de sus logros y cualidades, como de
sus defectos y puntos a mejorar.
 Es capaz de dar y de recibir halagos y otros gestos positivos
 Está abierto a las críticas constructivas y es capaz de reconocer sus
propios errores, dejando a un lado comportamientos perfeccionistas.
 Transmite serenidad, naturalidad y espontaneidad.
 Siente apertura y motivación ante nuevas experiencias.
 Sabe cómo aportarse momentos de placer y lo hace con frecuencia.
 Tiene capacidad de disfrutar de la alegría y el bienestar y también se
permite las emociones negativas.
 Su diálogo mental no es destructivo sino positivo, se envía mensajes
de ánimo y aprecio.
 Se comunica de una manera asertiva con los demás.
 Prioriza sus necesidades antes que la aprobación de los otros.

Consideraciones finales sobre el Trabajo de la


Autoestima en Consulta
 La autoestima no es algo unidireccional. El “cómo me siento” afecta a
“cómo me comporto” (“como me siento poco atractiva, no quiero quedar
con chicos”). Pero también funciona a la inversa: el “cómo me comporto”
afecta a “cómo me siento” (“si quedo con chicos a los que les gusto, me
sentiré más atractiva”). Por eso, una buena forma de aumentar la
autoestima de tus pacientes es animarles a hacer algo diferente que se
convierta en un refuerzo positivo para ellos.

 Tener un buen vínculo terapéutico o alianza con tu paciente es un


aspecto clave para que la terapia con los problemas de autoestima
tenga éxito. El cariño y la aceptación que tú sientas hacia tu paciente,
es algo que se transmite. Contar con ese cariño le va a dar seguridad y
le ayudará a quererse a sí mismo un poco más. Desde mi punto de
vista, si tú como terapeuta no llegas a ver la parte positiva de tu paciente
y no le aprecias por quién es, será imposible que le ayudes a mejorar su
autoestima.

 ¡No caigas en las trampas que el paciente se pone a sí mismo! El


paciente se pone trampas como estas: explicaciones, argumentos,
excusas, justificaciones… que pueden sonar muy lógicas, pero a
menudo no son realistas. Por ejemplo, “como comida chatarra porque no
tengo tiempo de cocinarme nada”, cuando realmente está utilizando ese
tiempo, por ejemplo, en ver la tele, y puede redistribuirse de una forma
más adecuada. Cree siempre lo que dice tu paciente, pero siempre
siendo consciente de que su forma de ver las cosas es una perspectiva.
Tú estás ahí para aportar un punto de vista diferente.

 Para trabajar con la autoestima de tus pacientes es muy


importante que tengas bien trabajada tu propia autoestima. ¡Los
psicólogos y terapeutas también somos personas! Para poder ayudar a
nuestros pacientes hace falta un trabajo de crecimiento personal muy
extenso. Aquí tienes claves para mejorar tu autoestima.
https://gananci.com/como-subir-mi-autoestima/

Infografía sobre cómo trabajar la autoestima en


consulta
Aquí tienes la infografía que resume los 6 pasos fundamentales que has de
seguir para trabajar con la autoestima en tu consulta. Para descargar esta
inforgrafía y todas las demás DESCARGAS GRATUITAS, pulsa sobre la
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¿Tienes alguna duda o sugerencia o hay alguna cosa que no haya


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olvidar? Déjame un comentario en este mismo post y te prometo que te
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durante una terapia? Hacer terapia es algo complejo y sobre todo al principio, cuando aún
no se tiene experiencia. Si […]

 Autor/a
Acerca de Estefania Mónaco
Soy Psicóloga General Sanitaria, pero no soy sólo mi titulación. Soy mis
pasiones: escribir, hacer terapia, leer, divertirme, aprender, viajar. Soy mis
proyectos: ser terapeuta Gestalt, investigar, doctorarme. También soy mi
alegría, iniciativa y esfuerzo. Mi intención es llegar a ti a través de la palabra.
Mi ilusión, aportarte algo… y con ello, crecer como persona y como
profesional.

https://gananci.com/como-subir-mi-autoestima/

¿Cómo mejorar la autoestima?


El primer gran paso para mejorar tu autoestima es reestructurando tus pensamientos.
Los pensamientos negativos, que usualmente se adquieren en tu tierna infancia, son los grandes culpables de
tu baja autoestima. La solución para deshacerte de estos pensamientos, es reprogramando tu mente.
Existen diferentes técnicas para lograrlo, pero una de las más conocidas es la Programación Neuro
Lingüística (o PNL), que implica repetir algo muchas veces hasta creértelo.
Otra de las técnicas esenciales es desechar actitudes que no te convienen, y suplantarlas por cosas que te
formen y que construyan una mejor versión de ti mismo.
También los hábitos destructivos, como los vicios, las relaciones enfermizas, el alcohol y las drogas, influyen
en tu autoestima. Podrás creer que necesitas estas cosas para sentirte mejor, pero la verdad es que estás
destruyendo tu vida y hundiéndote más en el foso del que quieres salir.
El daño que te haces puede ser irreparable. Pero estás a tiempo de hacer un cambio real en tu vida; donde
las cosas positivas reinen, y la tristeza y la amargura sólo sean un mal recuerdo.
Transformar tu vida es una decisión. Tienes la posibilidad de elegir entre sentirte mal, y mejorar; poco a poco
y paso a paso.
El siguiente método que descubrirás te ayudará a cortar el camino, y a comprender que tienes la
OBLIGACIÓN de quererte. Mañana será muy tarde.
Aprende a aumentar tu autoestima con 7 pasos útiles que puedes empezar fácilmente
Los siguientes pasos podrían sonarte complejos, pero la verdad, es muy fácil empezar a subir tu autoestima.
Solo debes tener una actitud positiva; no seas tan severo contigo, y empieza hoy a trabajar en la mejor
versión de ti mismo.
Renuncia a tu pasado y a los sentimientos que te esclavizan y recuerda; HOY ES EL PRIMER DÍA DEL RESTO
DE TU VIDA.

Paso 1. Renuncia a todos tus demonios


Los popularmente llamados demonios, son los pensamientos negativos que te atormentan. Puede ser algo
que hayas hecho en el pasado, que te deja una gran carga de conciencia. O puede ser algo que te hicieron y
aun no puedes superar. También puede ser algo que te mantienes haciendo, y sabes que no te hace bien;
porque te hunde.
Estos demonios, siendo grandes culpables de tus pensamientos negativos, son responsables de tu baja
autoestima. Como anteriormente te comenté; si no apartas todos estos pensamientos negativos subir tu
autoestima será difícil.
Todos tenemos nuestros demonios. De hecho, durante muchos años un demonio me acechó, y no fue hasta
que le di la espalda y me obligué a superar mis traumas que pude mejorar mi autoestima.
Los demonios son cadenas que te retienen y no dejan que saques tu máximo potencial. Por esto, debes
renunciar a ellos, y empezar a vivir una vida en plenitud; en acorde con pensamientos positivos que llenen
tu espíritu y mente, con una nueva y mejor actitud.
Paso 2. Confía en tus capacidades
Esta es una de las claves más importantes para subir tu autoestima. Como bien sabes tienes que ser
positivo y más cuando se trata de tus capacidades.
Conozco a muchas personas que no confían en sí mismos; y me ha impresionado que en realidad son muy
capaces (grandes profesionales y personas de bien), pero la desconfianza en si mismos, trunca su camino al
éxito.
Tu tienes muchas capacidades, aunque las ignores. La verdad sea dicha, tu eres responsable de hacerlas
florecer y creer en las posibilidades que tienes.
Haz una prueba; Si quieres ser realmente bueno en algo, comienza tu día viéndote al espejo y repite esta
afirmación: soy talentoso, confío en mis capacidades, puedo lograr todo lo que me proponga.
Repite esto todos los días y empieza a ver cambios en tu autoestima. No importa a lo que te dediques; si no
confías en tus capacidades no habrás empezado antes de haber fracasado.
Paso 3. No te compares con nadie
Me costó mucho tiempo darme cuenta de esto. No todos tienen el mismo ritmo para hacer las cosas, ni la
misma experiencia, ni las mismas condiciones.
No puedes condenarte porque fulano hace algo mejor que tú, ni sentirte mal porque otros tienen más cosas
que tú. Compararte con otras personas será nefasto y muy negativo para tu autoestima. Porque la vida no
se mide en qué tanto tienen los demás, o si son mejores que tu.
Pero por otro lado, las referencias son buenas para impulsarte. Por ejemplo… “¿Como quién te gustaría ser?”.
Pero no lo veas como una competencia. Este tipo de comparaciones son cuchillo para tu garganta.
Está bien admirar a otros, pero cuando dejas que los pensamientos negativos se apoderen de tu admiración,
esta admiración se transformará en envidia. Y este es uno de los sentimientos negativos que más afectan
tu salud mental.
Por esto, cuando quieras subir tu autoestima, recuerda que las comparaciones son malas: todos somos
únicos y diferentes.

Paso 4. Reconoce tus debilidades sin complejos


Jacques-Bénigne Bossuet, el sacerdote francés del siglo XVI, dijo algo que me parece importante
compartirte: “La más temible de todas las debilidades es el temor a parecer débil”.
Si crees que tener debilidades es de perdedores, no podrías estar más equivocado. Las debilidades son las
características que nos hacen más humanos. Está bien, a nadie le gusta ser minimizado, ni que le
nombren sus debilidades.
Por esto, la mayoría de las personas, cuando les recuerdan en qué son débiles, se llenan de ira y se ponen a
la defensiva.
No te dará tanta tristeza ser débil, sino parecerlo. Por ello, debes reconocer tu mismo tus debilidades, y
verte en el espejo. Saber que eres humano y puedes mejorar. Así, fortalecerás tu autoestima y te querrás a
ti mismo a pesar de los complejos.
Paso 5. Utiliza tu tiempo en cosas importantes
No hay mejor cosa que sentirse útil.
Si dedicas tu tiempo a cosas realmente relevantes, puedes marcar la diferencia en el mundo. Ser productivo
y poner tu grano de arena para hacer de tu entorno un lugar mejor no es tan difícil.
Por esto, para subir tu autoestima debes ser una pieza útil en el rompecabezas que representa la sociedad.
Por ejemplo, si inviertes tu tiempo en cosas que realmente valen la pena, como una obra de caridad, o
contribuyes como una pieza fundamental en la sociedad, te sentirás mejor contigo mismo.
Tu trabajo o estudios pueden jugar un rol importantísimo en esta cruzada por ser útil para la sociedad.
Así que cada vez que te sientas triste, o poca cosa, recuerda que puedes contribuir con tu grano de arena
en cosas realmente útiles para tu entorno.
Paso 6. Ayuda a los demás desinteresadamente
Además de aprender a contribuir con la sociedad, tienes el deber moral de ayudar a las personas que te
rodean sin esperar nada a cambio.
La influencia de ayudar a los demás en tu mente es sustancial. Porque si ayudas y te haces indispensable en
un círculo social, tu autoestima será estimulada.
Fíjate, el escritor León Tolstoi lo decía. “Ayudar a los demás es ayudarte a ti mismo”. Por esta razón en
decenas de culturas el ayudar a los demás es tan importante para ellos.
Está científicamente comprobado que ayudar a los demás tiene un montón de beneficios para tu salud. Y uno
de ellos es influir positivamente en tu autoestima, aportándote seguridad y confianza en ti mismo.

Paso 7. Cuida tu cuerpo, mente y alma


El séptimo paso para mejorar tu autoestima es vital. Algunos dicen que es el más importante. Un viejo
maestro de las tradiciones orientales me lo dijo.
“Si cuidas tu mente, cuerpo y alma; harás un cambio en ti que te rendirá los frutos que deseas”. Por
ejemplo, tu mente es como una hoja en blanco; por esto debes cuidar qué tipo de información y contenidos le
metes. Lo mismo ocurre con tu cuerpo y con tu espíritu. No puedes meterles chatarra, porque terminarás
enfermo.
Por esto tienes el imperante deber de cuidar tu cuerpo, mente y alma, y hallar el importante equilibrio
entre estos tres elementos.
Imagina que tu cuerpo, mente y alma son las tres patas de una mesa. Si alguna de las 3 falla, la mesa se cae. La
mesa es tu persona, ¿acaso quieres terminar en el piso? Estas tres patas deben sostener tu actitud y ser
pilares de tu autoestima.
Sigue los anteriores 7 pasos infalibles para mejorar tu autoestima
Ya que conoces la clave para subir tu autoestima, aplica estos siete pasos; un día a la vez. Así verás resultados
que te ayudarán a quererte más, sentirte más importante, y a mejorar tu estado sentimental. Ser feliz es
posible si pones de tu parte.

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