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Como es conocido, la presión es el motor impulsor de la producción y su medición es esencial para

optimizar la recuperación de hidrocarburos; por lo tanto, todo fenómeno relacionado con ella, es
de interés en el mundo petrolero. Un fenómeno derivado de esta es el de los yacimientos
sobrepresionados o las presiones anormales en los yacimientos.

La identificación y estimación del perfil de presión, a lo largo del campo que se desea perforar a
través de un pozo, es una de las actividades claves a ser realizada durante la fase de su diseño, ya
que esto permite minimizar los riesgos durante la perforación y definir las profundidades de
asentamiento de las tuberías de revestimiento, con un menor nivel de incertidumbre, lo cual se
traduce en ahorro de tiempo y dinero.

Los métodos para la estimación del perfil de presión, antes de la perforación, son obtenidos por
datos de registros geofísicos de pozos perforados en las cercanías o de información sísmica, y su
evaluación están basados en la tasa de compactación de las arcillas. El nivel de compactación de
las arcillas tienen una respuesta específica sobre la porosidad, resistividad, densidad y tiempo de
tránsito (tiempo que tarda una onda en atravesar un pie de la formación).

Las formaciones de presión normal generalmente poseen una presión de poro equivalente a la
presión hidrostática del agua intersticial. En las cuencas sedimentarias, el agua intersticial
normalmente posee una densidad de 1,073 kg/m3 [8.95 lbm/galón americano], lo que establece
un gradiente de presión normal de 0.465 lpc/pie [10.5 kPa/m]. La desviación significativa con
respecto a esta presión hidrostática normal se conoce como presión anormal.

Las presiones superiores o inferiores al gradiente normal pueden ser perjudiciales para el proceso
de perforación.

La identificación de zonas de geopresión, se basa de información obtenida de pozos perforados y


de datos sísmicos, la cual requiere ser integrada dentro de un modelo geológico coherente, ya que
la misma se ve afectada por elementos y procesos geológicos, siendo determinante en el diseño
en el pozo, especialmente en las profundidades de asentamientos de las tuberías de
revestimientos.

Inicialmente, los sedimentos (que posteriormente darán origen al petróleo) depositados en las
desembocaduras de los ríos, se encuentran en un estado poco consolidado y no muy compactado,
y en consecuencia poseen una porosidad y una permeabilidad relativamente altas. Con el tiempo y
la compactación, conforme se deposita más sedimento, el agua connata procedente de los ríos y
que se encuentra presente en los poros, se mueve con mayor dificultad y el contacto entre los
granos soporta una carga sedimentaria cada vez más grande, lo que origina una reducción en la
porosidad. Si existe un conducto para que el agua salga, se mantiene el equilibrio en los espacios
porosos.

A medida que el petróleo y el gas migran en dirección ascendente, quedan entrampados


habitualmente debajo de las capas de baja permeabilidad o los sellos. Estos sellos pueden estar
constituidos por diversos tipos de rocas, incluyendo lutitas, lutitas calcáreas, areniscas bien
cementadas, ceniza volcánica litificada, anhidrita y sal.

La alta tasa de sedimentación en una cuenca es responsable de la presencia de estas lutitas (y


otros minerales) subcompactadas; en este proceso de subcompactación, donde no se ha
permitido el paso del flujo del fluido hacia niveles superiores, el fluido atrapado en el espacio
poroso, soporta parte de la sobrecarga ejercida por los sedimentos mas recientes, generando la
sobrepresión o geopresión.

La zona de geopresión es afectada tanto en magnitud, posición y configuración actual, por


elementos o procesos geológicos, tanto estratigráficos (cambio de facies) como estructurales
(fallas).

Causas de la presión anormal: el origen de estas presiones no se conoce en forma exhaustiva, el


desarrollo de la presión anormal se atribuye normalmente a los efectos de la compactación, la
actividad diagenética, la densidad diferencial y la migración de los fluidos. La presión anormal
implica el desarrollo tanto de acciones físicas como de acciones químicas en el interior de la Tierra.

Las condiciones de presión subnormales se generan frecuentemente cuando la cota de superficie


de un pozo es mucho más elevada que la capa freática del subsuelo o el nivel del mar.

Las presiones anormalmente bajas también se observan con frecuencia en los yacimientos
agotados. Se trata de yacimientos cuya presión original ha sido reducida como resultado de la
producción o de pérdidas. El fenómeno de agotamiento no es inusual en los yacimientos maduros
en los que se han producido volúmenes significativos de petróleo y gas sin la implementación de
programas de inyección de agua o de mantenimiento de la presión. Por el contrario, las presiones
anormalmente altas son características de la mayoría de las regiones productoras de petróleo. Las
sobrepresiones anormales siempre involucran una zona particular que se sella o aisla. La magnitud
de la sobrepresión depende de la estructura, el ambiente sedimentario y los procesos y tasa de
sedimentación.

Otra de las causas de la presión anormalmente alta es el levantamiento geológico y el


desplazamiento de una formación, que reubica físicamente una formación de presión más alta,
trasladándola de una profundidad a otra. Cuando una zona de presión previamente normal,
situada a gran profundidad, es desplazada por la actividad tectónica hacia una profundidad más
somera permaneciendo intactos los sellos, la presión resultante será anormalmente alta.

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