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CRISTIANISMO Y FILOSOFÍA

Entre el pensamiento cristiano y el del mundo helénico se observan grandes diferencias, por ejemplo: -la teoría de la
creación, -la concepción de la Historia como un desarrollo temporal sucesivo dirigido por Dios hacia el fin de los
tiempos…Además, los cristianos defienden que el contenido de los Testamentos no es filosófico sino un mensaje de
salvación revelado.
A pesar de estas y otras diferencias, el deseo de trasmitir el mensaje cristiano impulsará a diversos autores a buscar a
diversos autores a buscar el modo en que este mensaje pueda hacerse comprensible para los demás hombres. Esto
hará que, cuando el cristianismo empieza a extenderse, a partir del siglo II:
• Recurra tanto a la terminología como a los medios y métodos que se usan en la sociedad en que está
inmerso.
• Se produzca un acercamiento del cristianismo a la filosofía.

RELACIONES FE-RAZÓN
Una vez que el cristianismo acepta la necesidad de la filosofía, se plantea uno de los problemas que reaparecerá
constantemente a lo largo de la historia de la filosofía cristiana: las relaciones entre la fe y la razón. El núcleo de este
problema está en saber si para el cristiano, que parte de la revelación, es suficiente la fe o necesita además de una
explicación o clarificación de los contenidos de la revelación por medio de la razón. Las respuestas a esta cuestión se
pueden resumir de la siguiente forma:
• La fe basta para el cristiano. La razón no tiene nada que hacer en este terreno. (Tertuliano: “Credo quia
absurdum”)
• No hay que distinguir entre los enunciados de la razón y de la fe, sino que son dos elementos
complementarios por medio de los cuales llega el hombre al conocimiento de la verdad. El supuesto de esta
postura está en creer en la existencia de una sola verdad, que se manifiesta tanto por la razón, como por la
fe. Esta postura será sustentada por San Agustín, quien afirma que la razón y la fe colaboran en aclarar la
verdad cristiana. Y también por San Anselmo.
• La razón y la fe pertenecen a dos dominios distintos, cada una tiene su propio campo de actuación. Esta
postura será la base para el establecimiento de la distinción entre filosofía y teología, entre la explicación
filosófica y científica del mundo y la explicación religiosa y teológica.

MOVIMIENTOS FILOSÓFICOS CRISTIANOS

1. Patrística. (S.II-S.VIII). La tarea que realizó la patrística fue la de iniciar la construcción de un pensamiento
cristiano a partir del pagano. Entre los Padres de la Iglesia hay una valoración positiva de la filosofía en
cuanto preparación para el cristianismo Se la considera como capaz de ayudar a una mejor comprensión de
la fe. El principal representante de la patrística latina fue San Agustín.

2. Escolástica. Normalmente se suele utilizar el término “escolástica” para designar la Filosofía cristiana
medieval, la especulación teológico-filosófica de autores cristianos que se cultivó y desarrolló en las escuelas
y en las universidades medievales. Los temas que más preocupan a estos autores son: Dios, el ser y los
seres, la naturaleza, el hombre, la distinción esencia-existencia, acto-potencia y el problema de los
universales. Se suelen distinguir las siguientes etapas o periodos:

• Periodo de formación. Hasta el siglo XII. Autores: Boecio (s.VI); san Isidoro de Sevilla (siglo VII);
Escoto Eriúgena (siglo IX); San Anselmo (siglos XI-XII)
• Periodo de transición. Siglo XII. Destacan Averroes y Maimónides.

• Periodo de apogeo. Siglo XIII. Autor más representativo: Santo Tomás. Otros: Siger de Bravante,
San Alberto Magno, San Buenaventura, Roger Bacon y Duns Scoto.

• Periodo de decadencia o crisis. Siglo XIV. Destacan Guillermo de Occam, Juan Buridán y Nicolás
de Oresme.

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SANTO TOMÁS (1225-1274)

Nace en Roccasecca, cerca de Nápoles el año 1.225. De origen noble, ingresa en la orden de
los dominicos el año 1.245. Estudió en la universidad de Nápoles y amplió estudios en París y
en Colonia, donde en 1252 inicia su labor docente que continuará en la Universidad de París.
Mantuvo una polémica intelectual con los franciscanos y con los averroístas latinos. Murió en
1.274.
Teólogo-filósofo del siglo XIII, es el máximo representante de la escolástica cristiana. Es
fundamentalmente teólogo. Hace filosofía en cuanto que busca la fundamentación racional de
aquello que acepta previamente por a fe. Ahora bien, se esfuerza por defender y señalar con
precisión la autonomía de la razón en campos que le asigna como propios, distinguiendo
aquello que sólo se puede conocer mediante la revelación y aquello que puede lograrse con la
sola razón. En su obra es muy importante la presencia de Aristóteles. Sistematiza, corrige y da
nuevas perspectivas al pensamiento aristotélico, desde su fundamental óptica cristiana,
Incorpora también elementos de otras fuentes (platonismo, estoicismo…).
Santo Tomás pretendió la elaboración de un sistema teológico-filosófico que conciliara la
autoridad de Aristóteles con la teología cristiana. Para conocer directamente a Aristóteles
encargó una traducción de todas sus obras a Guillermo de Moeberke. El estudio directo de
Aristóteles le llevó a afirmar que las incompatibilidades que se habían venido manteniendo
entre la filosofía aristotélica y la filosofía cristiana eran falsas y no encontraban base en las
obras del filósofo responsabilizando de las mismas a Averroes y a otros comentaristas árabes.
Santo Tomás consiguió un gran prestigio al unir la autoridad doctrinal de Aristóteles con la fe
cristiana. La repercusión de la síntesis teológico-filosófica que logró fue enorme en todo el
pensamiento cristiano. A partir del siglo XIV la Suma Teológica es el libro de texto en todas las
universidades y escuelas católicas.

Filosofía y teología en Santo Tomás


Según Sto. Tomás la filosofía se debe ocupar del conocimiento de las verdades naturales, que
pueden ser alcanzadas por la luz natural de la razón; y la teología se ocupará del conocimiento
de las verdades reveladas, de las verdades que sólo puede ser conocidas mediante la luz de la
revelación divina. Reconoce a la filosofía, que es el ámbito propio de aplicación de la razón, un
objeto y un método propio de conocimiento. No obstante, Tomás de Aquino acepta la existencia
de un terreno "común" a la filosofía y a la teología, que vendría representado por los llamados
"preámbulos" de la fe (la existencia y unidad de Dios, por ejemplo). En ese terreno, la filosofía
es útil a la teología y, en ese sentido, Sto. Tomás se refiere a ella como la "criada" de la
teología. Si surgen conflictos entre lo que descubre el entendimiento y lo que enseña la
revelación, dice, serán solo aparentes, salvo que la razón haya rebasado su campo propio y
haya querido introducirse en lo que está reservado exclusivamente a la fe. En estos casos es la
teología la que sirve de “norma negativa” a la filosofía”. O bien le advierte que el método
racional ha sido mal usado puesto que ha llegado a falsas afirmaciones; o bien que ha entrado

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en un campo en el que solo la revelación proporciona un conocimiento adecuado y, por tanto,
su estudio queda reservado a la teología.
Para Santo Tomás el mensaje de la revelación es inteligible precisamente porque se dirige al
hombre. Ahora bien, esta inteligibilidad es diferente según las verdades de que se trate: unas
son inteligibles y demostrables racionalmente; otras, aun siendo inteligibles no son
demostrables y, por tanto, no son cognoscibles naturalmente, sino mediante la revelación.

(Relaciones entre fe y razón


Santo Tomás defiende la autonomía de la razón y afirma la capacidad del hombre para captar el universo y sus leyes a
partir del esfuerzo intelectual. Ahora bien, según él, esto no significa que haya dos verdades, ya que en realidad solo
existe una única verdad, a la que se puede acceder por caminos distintos pero convergentes. Afirma que el objeto final
de todo conocimiento es Dios, y que a Dios podemos llegar mediante la revelación y mediante la razón - que por su
propio esfuerzo y posibilidades puede acercase, a través del conocimiento de las cosas, hasta Dios como fuente de
esos seres)

Obras: la parte principal de su obra está contenida en las dos Sumas: Suma contra los gentiles
y Suma teológica, en esta última se puede encontrar el grueso de su obra y constituye la
exposición más acabada de todo su pensamiento. La Suma contra gentiles es quizá su obra
más genuinamente filosófica, en tanto que en ella intenta fundamentar sus ideas en
argumentos con una sólida estructura racional.

Marco histórico, sociocultural y filosófico

Santo Tomás es un pensador del siglo XIII, época caracterizada por el resurgimiento cultural de
Europa, gracias al auge de las ciudades y del comercio. Florece el arte gótico, que se
expresará, entre otras manifestaciones, en magníficas catedrales; se fundan las primeras
universidades y aparecen las órdenes mendicantes.
En este tiempo comienzan a consolidarse las grandes monarquías europeas, destacando el
reino de Francia. La estructura de la sociedad sigue siendo feudal, si bien, el desarrollo de las
ciudades propicia la aparición de la clase burguesa. Cobra fuerza el ideal político-religioso de
una cristiandad universal que dará origen a enfrentamientos entre las posturas del imperio y del
papado.
Desde otra perspectiva, las Cruzadas y gracias a la labor de la Esuela de Traductores de
Toledo, los intercambios culturales entre el mundo islámico y el cristiano se ven favorecidos.
Esto hizo posible la introducción en Europa de las obras de Aristóteles y de su comentarista
árabe Averroes. Dichas obras fueron criticadas por los pensadores que continuaban la tradición
agustiniana, y asimiladas por otros, bien en la versión radical del averroísmo latino- que sería
declarado herético-, bien en la versión moderada y compatible con la fe propuesta por Santo
Tomás.

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En el siglo XIII la escolástica alcanza su apogeo. Entre otros factores que lo favorecieron
destacan:
• Nuevos descubrimientos y nuevas traducciones de libros, especialmente de
Aristóteles.
• La creación de las universidades, nacidas de la agrupación de las antiguas
escuelas.
• La creación de las dos grandes órdenes mendicantes: dominicos y franciscanos.
En este siglo predominan las siguientes corrientes:
• El agustinismo filosófico y el agustinismo científico: San Buenaventura, Roger
Bacon.
• El aristotelismo averroísta: Siger de Bravante.
• El aristotelismo cristiano: San Alberto, Santo Tomás.

Líneas principales del pensamiento de santo Tomás:

• Dios-el Ser- y los seres creados. Elabora una teoría de la realidad que intenta
establecer con claridad cuál es la diferencia entre. El estudio de Dios por medio de la
razón (Teología natural) es la parte de la filosofía en donde Tomás de Aquino
manifiesta mayor originalidad.
• El hombre.
• El conocimiento.
• La Ética.

El ser –Dios- y los seres creados


La teoría de la realidad de Santo Tomás es el resultado de una reflexión sobre lo que supone
la idea de creación. Tiene una visión del mundo jerarquizada y considera a Dios como principio
y fin de todo lo demás. El es el Ser, los demás seres lo son en razón de Él.

Dios: el estudio de Dios por medio de la razón (Teología natural) ocupa un lugar destacado
en la obra de Tomás de Aquino. Es la parte de la filosofía que elaboró más profundamente y
en la que manifiesta mayor originalidad. Entre sus objetivos destacan el intento por demostrar
la existencia de Dios y por determinar su esencia.

• Existencia de Dios.
Tomás de Aquino considera que es preciso demostrar la existencia de Dios ya que no es
un dato de evidencia inmediata para la razón (la evidencia solo seria posible si tuviéramos
una noción adecuada de la esencia divina). Esta demostración, según él, deberá partir de

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lo que conocemos más inmediatamente, las cosas creadas, cuya naturaleza es
proporcionada a la nuestra. Es partidario, pues, de una demostración a posteriori. (Es
crítico con los intentos de demostrar la existencia de Dios mediante argumentos a priori
como el famoso argumento ontológico de San Anselmo). Rechaza la validez del
argumento ontológico afirmando que supone un salto del orden ideal al orden real: una
cosa es que exista la idea de Dios y otra cosa es que exista en la realidad, fuera de la
mente.
Las vías
A los argumentos metafísicos que prueban la existencia de Dios, Tomás de Aquino los
denominó vías. En la Suma Teológica formuló cinco que se conocen con los siguientes
nombres: 1) vía del movimiento; 2) vía de la eficiencia; 3) vía de la contingencia; 4) vía de
los grados de perfección; 5) vía de la finalidad. En su elaboración confluyen: -elementos de
las doctrinas patrísticas y escolásticas; -la concepción platónica de los grados de bien y
perfección con su concepción de la participación; -el conocimiento de las obras de
Aristóteles y de sus comentaristas árabes (Avicena y Averroes) y judío (Maimónides).
La sistematización de las vías tiene dos fundamentos: a) un fundamento gnoseológico, que
es la teoría del conocimiento propuesta por Aristóteles, según la cual todo nuestro conocer
tiene su base y su punto de partida en la experiencia; b) un fundamento ontológico, que es
el principio de causalidad eficiente, según el cual la efectuación y la causación son los dos
polos indiscutibles de la realidad.
Estructura argumentativa: en todas las vías, santo Tomás procede de la misma manera,
pudiendo apreciarse en la argumentación cuatro momentos esenciales: a) un punto de
partida (hechos comprobados por la experiencia sensible: el movimiento, la causalidad, la
contingencia de los seres, los grados de perfección y la tendencia a un fin de los diferentes
seres); b) aplicación del principio de causalidad a cada uno de estos hechos, formulado de
acuerdo con la formalidad de que se parte (- todo lo que se mueve es movido por otro; - no se da ni es
posible que una cosa sea causa de si misma, por lo que toda cusa subordinada es causada por otra; - es
imposible que los seres contingentes hayan existido siempre, han de ser causados por un ser necesario; - el más
y el menos se atribuye a las cosas según su diversa proximidad a lo máximo. Toda perfección graduada es
participada y, por tanto, causada; - lo que no conoce, no tiende al fin a no ser por alguien que conozca, es decir, el

orden al fin es causado por un ser inteligente) ; c) a estas formulaciones del principio de causalidad
sigue, en cada una de las vías, la afirmación de la imposibilidad de un proceso infinito en la
serie de causas actual y esencialmente subordinadas ( -en la serie de motores móviles no se puede
proceder al infinito; - no se puede prolongar indefinidamente la serie de cusas eficientes; - no es posible aceptar
una serie indefinida de cosas necesarias; - en la serie de participantes y participados es imposible el proceso al

infinito; - en la serie de inteligencias ordenadoras no se puede proceder al infinito ); d) el término de las vías.
En la terminación del proceso aparece por conexión necesaria y como conclusión la
existencia de una Causa primera bajo distintos atributos (- Primer Motor Inmóvil; - Causa
Eficiente Primera; - Ser Necesario por sí; - Ser Perfectísimo;- Inteligencia Primera
Ordenadora). Todos estos atributos pertenecen a un mismo Ser Subsistente, que es Dios.
Por eso los términos de las vías son idénticos materialmente, pero se distinguen
formalmente, como las demostraciones de que son términos. Estas primacías son atributos

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significados comúnmente por la palabra Dios según el uso que de ella hacen los hombres,
de donde se sigue la conclusión complementaria: Dios existe.

• La esencia divina.
Una vez demostrada la existencia de Dios, Tomás de Aquino se plantea establecer su
esencia, determinar qué es Dios. Por vía de la causalidad atribuye a Dios todas las
perfecciones que se encuentran en las criaturas, que son sus efectos. Por otro lado niega
que se den en Dios todos los defectos con que dichas perfecciones se realizan en las
criaturas y por último eleva al infinito las perfecciones atribuidas a Dios.
La propiedad primaria de Dios (constitutivo formal) de la que se derivan todas las otras
consiste en que Dios es el único ser en el que se identifican esencia y existencia, es el ser
que existe por si mismo. Del constitutivo formal de Dios dimanan los restantes atributos,
que divide en entitativos (dicen cómo es Dios: simplicidad, perfección, infinitud,
inmutabilidad, eternidad, unicidad)) y operativos (dicen como actúa: inteligencia, justicia,
misericordia…).

Los seres creados


Dios, que es causa eficiente, ejerce esta causalidad de modo eminente en el acto creador.
La creación consiste en la producción total del ser. Dios produce todo el universo de la
nada absoluta. De la nada de sí mismo y de la nada de una materia o sujeto preexistente.
A diferencia del neoplatonismo, para Santo Tomás el mundo creado, aunque procede de
Dios, no es Dios. Mientras que en los seres creados esencia (aquello por lo que algo es lo
que es y no otra cosa) y existencia (el hecho de que las cosas sean, existan) son distintas,
con distinción real, en Dios se identifica esencia y existencia. Los seres creados son
contingentes, su existencia no depende de ellos mismos, en cambio Dios es el Ser
Necesario, el ser a cuya esencia pertenece el existir. Entre los seres creados Tomás de
Aquino distingue entre las sustancias inmateriales (los ángeles) y las sustancias
compuestas (los seres materiales). Para explicar los seres materiales recurre a la teoría
hilemórfica de Aristóteles, según la cual estos están constituidos por materia y forma; y a
los conceptos también aristotélicos de acto y potencia para explicar el cambio.

Antropología tomista
Tomás de Aquino adopta la concepción aristotélica del hombre, aunque introduce
modificaciones para ponerla de acuerdo con las creencias básicas del cristianismo: la
inmortalidad del alma y la creación. Afirma que el hombre es una sustancia compuesta de
cuerpo y alma (es una unidad hilemórfica). El cuerpo es la materia y el alma, la forma.
El alma es el principio radical de vida y de toda operación vital, regula todas las funciones del
"hombre" y determina su corporeidad, “nos hace nutrirnos y sentir y movernos localmente, (así)
como también entender”

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Aunque el alma está destinada a ser forma sustancial del cuerpo y sólo unida a él podemos
hablar de “hombre” completo, dada la necesidad de explicar la inmortalidad del alma, afirma
que puede existir independientemente del cuerpo.
Según Tomás de Aquino, en el alma existen ciertas facultades que le pertenecen como tal, y
que no dependen para nada de su relación con el cuerpo mientras que otras pertenecen al
compuesto "hombre" y no pueden ser ejercidas sin el cuerpo. La intelección es una facultad
que le pertenece al alma incluso en su estado de separación del cuerpo, en cuanto tiene como
objeto de conocimiento no los cuerpos, sino el ser. Las facultades o potencias del alma puede
ser clasificadas en tres grupos jerárquicamente relacionados: las facultades o potencias
vegetativas, las sensitivas y las racionales. En sus funciones vegetativas el alma se ocupa de
todo lo relacionado con la nutrición y el crecimiento. En sus funciones sensitivas el alma regula
todo lo relacionado con el funcionamiento de los sentidos externos, así como la imaginación y
la memoria, actividades que se corresponde en las funciones del alma vegetativo de los
animales. En sus funciones racionales santo Tomás distingue como facultades propias del alma
el entendimiento (agente y paciente) y la voluntad, con la que trata de explicar el deseo
intelectual, quedando el sensitivo explicado por las funciones sensitivas del alma. A pesar de
que todas ellas proceden de la misma alma racional, se pueden distinguir "realmente" entre sí,
dado que tienden a aplicarse a distintos objetos (para Sto. Tomás, la definición de una facultad
o de la ciencia viene dada por el objeto al que se aplica, su objeto formal).
(La voluntad: por su misma naturaleza la voluntad está orientada al bien en general, es decir, la
felicidad, la beatitud. ¿Quiere eso decir que el "hombre" está inevitablemente determinado en
su comportamiento? No, dice Sto. Tomás, ya que el "hombre" dispone del libre albedrío para
elegir su conducta. El libre albedrío no es algo distinto de la voluntad, sino la voluntad misma
en el ejercicio de la elección de los medios para conseguir su fin, la capacidad por la que un
"hombre" es capaz de juzgar libremente, en cuanto a la elección de los medios que le permiten
alcanzar el fin de su conducta)

Conocimiento

El hecho de que el hombre sea cuerpo y alma y que ésta se halle supeditada al cuerpo en esta
vida determina la forma del funcionamiento del entendimiento (vinculado a los sentidos). Lo que
el entendimiento conoce más inmediatamente es la esencia, el ser de las realidades sensibles,
la forma, lo inmaterial. Pero este conocimiento se inicia y tiene su origen en los sentidos. (Los
objetos del conocimiento suscitan la actividad de los órganos de los sentidos, sobre los que
actúan, produciendo la sensación). Con los datos que proporcionan los sentidos, la imaginación
y la memoria producen imágenes sensibles ("phantasma") de las sustancias, y sobre esas
imágenes actúa el entendimiento agente, que elabora los conceptos. Esto lo logra gracias a un
proceso complejo llamado abstracción que consiste en separar intelectualmente lo universal.

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(La consecuencia de este planteamiento es la necesidad de tomar como punto de partida la
experiencia sensible en todo conocimiento. También en el conocimiento de las cosas divinas,
por lo que Sto. Tomás adoptará el método "a posteriori" en su demostración de la existencia de
Dios a través de las cinco vías.

Ética
La Ética tomista es teleológica y considera que Dios, principio de todas las cosas, es también
su fin último, el Bien Supremo. La felicidad, dice Tomás de Aquino, se consigue alcanzando
ese fin, lo que sólo será posible cuando, en la otra vida, logremos la visión beatífica de Dios.
Con respecto a las normas morales que deben regir nuestra conducta afirma que es Dios
mismo quien orienta todas las cosas hacia Él. Dios gobierna el mundo mediante la “ley eterna”,
la cual se encuentra participada en las criaturas como “ley natural”. Para el hombre, pues, la
conducta moral recta se ha de basar en la interpretación y aplicación racional de la ley natural.
La ley natural, pues, emerge de la ley eterna (divina). Al ser dada por Dios es universal,
inmutable y evidente. Existe en todos los seres, pero solo el hombre, dotado de entendimiento,
puede conocerla y orientar su conducta de acuerdo con ella para lograr su fin y conseguir la
felicidad. Las leyes naturales son básicamente tres: por ser sustancia, el hombre tiende a
conservar su propia existencia; por ser animal, tiende a procrear y por ser humano, tiende a
conocer la verdad y a vivir en sociedad, organizándose según ciertas reglas.
Además de la ley natural, los hombres crean leyes positivas. La ley positiva es el nomos, es
decir, el acuerdo o convención humana. Como es creación del hombre es contingente,
particular y mutable. Esta ley, según Tomás de Aquino, debe respetar el contenido de la ley
natural y especificarlo.

(WEBDIANOIA:

Ética: Sto. Tomás está de acuerdo con Aristóteles en la concepción teleológica de la naturaleza y de la conducta del
hombre: toda acción tiende hacia un fin, y el fin es el bien de una acción. Hay un fin último hacia el que tienden todas
las acciones humanas, y ese fin es lo que Aristóteles llama la felicidad. Santo Tomás está de acuerdo en que la
felicidad no puede consistir en la posesión de bienes materiales, pero a diferencia de Aristóteles, que identificaba la
felicidad con la posesión del conocimiento de los objetos más elevados (con la teoría o contemplación), con la vida del
filósofo, en definitiva , santo Tomás, en su continuo intento por la acercar aristotelismo y cristianismo, identifica la
felicidad con la contemplación beatífica de Dios, con la vida del santo, de acuerdo con su concepción trascendente del
ser humano.

En efecto, la vida del hombre no se agota en esta tierra, por lo que la felicidad no puede ser algo que se consiga
exclusivamente en el mundo terrenal; dado que el alma del hombre es inmortal el fin último de las acciones del hombre
trasciende la vida terrestre y se dirige hacia la contemplación de la primera causa y principio del ser: Dios. Santo
Tomás añadirá que esta contemplación no la puede alcanzar el hombre por sus propias fuerzas, dada la desproporción
entre su naturaleza y la naturaleza divina, por lo que requiere, de alguna manera la ayuda de Dios, la gracia, en forma
de iluminación especial que le permitirá al alma adquirir la necesaria capacidad para alcanzar la visión de Dios.

La felicidad que el hombre puede alcanzar sobre la tierra, pues, es una felicidad incompleta para Sto. Tomás, que
encuentra en el hombre el deseo mismo de contemplar a Dios, no simplemente como causa primera, sino tal como es
Él en su esencia. No obstante, dado que es el hombre particular y concreto el que siente ese deseo, hemos de
encontrar en él los elementos que hagan posible la consecución de ese fin. Santo Tomás distingue, al igual que
Aristóteles, dos clases de virtudes: las morales y las intelectuales. Por virtud entiende también un hábito selectivo de la
razón que se forma mediante la repetición de actos buenos y, al igual que para Aristóteles, la virtud consiste en en un
término medio, de conformidad con la razón. A la razón le corresponde dirigir al hombre hacia su fin, y el fin del hombre

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ha de estar acorde con su naturaleza por lo que, al igual que ocurría con Aristóteles, la actividad propiamente moral
recae sobre la deliberación, es decir, sobre el acto de la elección de la conducta.

La misma razón que tiene que deliberar y elegir la conducta del hombre es ella, a su vez, parte de la naturaleza del
hombre, por lo que ha de contener de alguna manera las orientaciones necesarias para que el hombre pueda elegir
adecuadamente. Al reconocer el bien como el fin de la conducta del hombre la razón descubre su primer principio: se
ha de hacer el bien y evitar el mal ("Bonum est faciendum et malum vitandum"). Este principio (sindéresis) tiene, en el
ámbito de la razón práctica, el mismo valor que los primeros principios del conocimiento (identidad, no contradicción )
en el ámbito de la teórica. Al estar fundado en la misma naturaleza humana es la base de la ley moral natural, es decir,
el fundamento último de toda conducta y, en la medida en que el hombre es un producto de la creación, esa ley moral
natural está basada en la ley eterna divina. De la ley natural emanan las leyes humanas positivas, que sean aceptadas
si no contradicen la ley natural y rechazadas o consideradas injustas si la contradicen. Pese a sus raíces aristotélicas
vemos, pues, que Sto. Tomás ha conducido la moral al terreno teológico, al encontrar en la ley natural un fundamento
trascendente en la ley eterna.

La política

Respecto a la política santo Tomás se desmarca de la actitud adoptada por San Agustín al considerar la existencia de
dos ciudades, la de Dios (Jerusalén) y la terrestre (Babilonia), identificadas, respectivamente, con la Iglesia y con el
Estado pagano. La ciudad de Babilonia es considerada por San Agustín como el resultado de la corrupción del hombre
por el pecado original; mientras que la ciudad de Jerusalén, la ciudad celestial representaría la comunidad cristiana que
viviría de acuerdo con los principios de la Biblia y los evangelios. Las circunstancias sociales y la evolución de las
formas de poder en el siglo XIII, especialmente los problemas derivados de la relación entre la Iglesia y el Estado,
llevarán a Sto. Tomás a un planteamiento distinto, inspirado también en la Política aristotélica, aunque teniendo en
cuenta las necesarias adaptaciones al cristianismo.

Para Sto. Tomás la sociedad, siguiendo a Platón y a Aristóteles, es el estado natural de la vida del hombre. En cuanto
tal, el hombre es por naturaleza un ser social nacido para vivir en comunidad con otros hombres; pero ya sabemos que
Sto. Tomás asigna al hombre un fin trascendente, por lo que ha de reconocer un papel importante a la Iglesia en la
organización de la vida del hombre. Del mismo modo que había distinguido entre la razón y la fe y, aun manteniendo su
autonomía, concedía la primacía a la fe sobre la razón, por lo que respecta a la sociedad, aun aceptando la distinción y
la independencia del Estado y la Iglesia, aquél ha de someterse a ésta, en virtud de ese fin trascendente del hombre. El
Estado ha de procurar el bien común, para lo cual legislará de acuerdo con la ley natural. Las leyes contrarias a la ley
natural no obligan en conciencia (por ejemplo, las contrarias al bien común, o las dictadas por egoísmo). Las leyes
contrarias a la ley divina deben rechazarse y no es lícito obedecer las, marcándose claramente la dependencia de la
legislación civil respecto a la legislación religiosa.

Respecto a las mejores formas de gobierno, santo Tomás sigue a Aristóteles, distinguiendo tres formas buenas y tres
formas malas de gobierno que son la degeneración de las anteriores. Aunque la monarquía parece proporcionar un
mayor grado de unidad y de paz, Sto. Tomás tampoco descarta las otras formas de gobierno válidas, y no considera
que ninguna de ellas sea especialmente deseable por Dios.

http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Resumenes/SantoTomas-Resumen.htm

http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Resumenes/SantoTomas-Resumen1.htm

http://www.webdianoia.com/medieval/aquinate/aquino.htm

http://www.webdianoia.com/medieval/aquinate/aquino_filo.htm

http://www.cibernous.com/autores/taquino/index.html

Texto:

http://www.cibernous.com/autores/taquino/textos/texto1.html

Ejercicios:

http://www.webdianoia.com/medieval/aquinate/aquino_ejer.htm

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