En este ensayo se plantea que los artefactos tecnológicos que están disponibles en
la esfera artística del arte contemporáneo tienen relación con el proceso de creación
de la obra, lo cual implicaría, ver al artista dentro de la esfera a la que pertenece, al
contrario de pensar al artista como un individuo aislado que hace la producción de
su obra en un espacio fuera de las relaciones sociales de producción e intereses.
Tomaré para ejemplificar algunas de las exposiciones vigentes en el Museo
Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC).
Para develar estas preguntas comenzaré por proponer una suerte de análisis
comparativo de la crítica alrededor del hacer del científico como generar
conocimiento a partir de vestigios que supone el compromiso epistemológico y
ontológico derivado del Positivismo Lógico, de racionalidad científica en la época
moderna.
Dicha crítica es realizada por autores que proponen el estudio de la CTS (Ciencia,
tecnología y sociedad) donde se plantea que “la interpretación científica depende de
su contexto (histórico, social, cultural o político) y está sujeta a los intereses y
valores predominantes” (Arribas, R., Camacho, A., Fernández, E., González, J.,
Gordillo, M.,).
Además, Bloor, D., (1998) establece que existe un vínculo entre las ideologías
sociales y las teorías del conocimiento como una consecuencia completamente
típica y natural en la que vivimos y pensamos. Donde las ideologías sociales
estructuran nuestros conceptos y es casi imposible evitar que las empleemos
continuamente como metáforas implícitas. Sus temas y sus maneras nos son tan
familiares que las ideas que tomamos de ellas nos parecen meras evidencias, pues
forman parte sin que nos demos cuenta, de las propias ideas de las que hemos de
servirnos para poder pensar. El filósofo cree dedicarse a un puro análisis de
conceptos interesado sólo por sus significaciones estrictas o el que piensa que se
limita a sacar maneras conclusiones lógicas en realidad no es sino actor que pone
en escena una parte de las experiencias acumuladas por su época.
Para entender los fenómenos de interacción entre los actores de una disciplina,
podemos realizar una comparación entre los contextos de cada esfera, pensando
que éstas, cuentan con paradigmas inherentes al desarrollo tecnológico, que a su
vez dictan una pauta para toda innovación.
Si tenemos en cuenta que “el arte nunca está solo: para que haya arte no es
suficiente que haya artistas, es necesario que la gente disfrute recibiendo las obras,
que las acciones sean objeto de observación, de discernimiento y de juicios que
argumenten esta actividad específica, instituciones que le den cuerpo y visibilidad”
(Alzuru, P., 2007, pp. 14). Lo que nos lleva a pensar que la relación del artista-
público, es bidireccional, puesto que el artista pertenece no sólo a una comunidad
de arte contemporáneo de la cual sustrae sus producciones artísticas, que tendrán
como sustento dicha tradición, sino a su vez se inscribe en las instituciones como el
MUAC donde existen cierto tipo de relaciones de interés y discursos que pasan a
formar parte de la visibilidad del arte contemporáneo exhibido en dicho museo.
Lo cual concuerda con la tesis propuesta por Cetina. K. K., (2005) donde plantea
que los productos de la ciencia son construcciones contextualmente específicas que
llevan las marcas de la contingencia situacional y de la estructura de intereses del
proceso por el cual son generados, y que no pueden ser comprendidos
adecuadamente sin un análisis de su construcción. Es decir, lo que ocurre en el
proceso de construcción no es irrelevante para los productos que obtenemos tanto
para la ciencia como para el arte contemporáneo, cuando vemos la estructuración
interna mediante los procesos de producción, independientemente de la cuestión de
su estructuración externa por la vía de alguna coincidencia o no coincidencia con la
realidad. Además, si los objetos científicos son selectivamente extraídos de la
realidad, se los puede deconstruir, cuestionando las selecciones que incorporan. Si
los hechos científicos son fabricados, en el sentido de que son derivados de
decisiones, pueden ser defabricados imponiendo decisiones alternativas. AI mismo
tiempo, las selecciones de trabajos anteriores constituyen un recurso que permite
que la investigación científica ocurra: proporcionan las herramientas, los métodos y
las interpretaciones de los cuales un científico puede servirse en el proceso de su
propia investigación, (Cetina. K. K., 2005, pp. 63-64). Al igual que el régimen
estético del arte –o el horizonte estético, como prefiere llamarlo Perniola– es el
tejido sensible, la red de nuevas relaciones entre el “arte” y la “vida” constituido a la
vez por las invenciones artísticas, los nuevos lenguajes que no cesan de aparecer
sin necesidad de asesinar a los lenguajes clásicos y las mutaciones en la
percepción y en la sensibilidad ordinarias (Alzuru, P., 2007 pp. 15).
Una curaduría consiste en escoger a los artistas y las obras que conformarán una
exposición, hace la definición conceptual de un proyecto expositivo y concibe el
proyecto científico de una exposición, que se traduce en un guion museológico, que
será la ruta de guía para el trabajo de otras actividades como la museografía, la
gestión de exposiciones, el registro, la conservación, etc. Las exposiciones
temporales reclaman hoy en día gran parte del esfuerzo de investigación curatorial,
a veces en detrimento de exposiciones permanentes, como resultado de las
demandas de producción de ofertas de una programación por públicos ávidos de
novedad, y de las diferencias en costos de producción de una exposición
permanente y una temporal (Santos, J. M., Córdova, G. M., López,S. C., Ariza, A.
R., Acevedo, G., 2012. pp. 20).
Por ejemplo, en la exposición de Axiomas para la Acción del artista mejicano Carlos
Amorales, si bien, la exposición es una suerte de retrospectiva de su carrera, la
producción de cuarenta y cinco mil mariposas de papel, que pueden estar exhibidas
en diferentes partes del mundo al mismo tiempo, no se hubiera logrado de no ser
por los avances tecnológicos que le permiten producir en poco tiempo mariposas de
papel con cortes finos a partir de un diseño en digital. Así como pasa en el ámbito
científico, garantizar tener instrumentos cada vez más sofisticados o escasos
permiten que se dé una suerte de innovación en la obra de arte como tal, sin
embargo, me podría aventurar a decir que parte del discurso del autor cuando
comenta que no le interesa la conservación de las mariposas, esté vinculado a la
relación que tiene con la “facilidad” de producción de su obra, cosa que no pasa en
otras de sus piezas exhibidas en la misma sala, las cuales son instrumentos
musicales llamadas ocarinas, están compuestas de cerámica y su tiempo de
elaboración es más extenso, con las cuales si se tiene la indicación de conservación
y preservación de la obra.
De lo cual deriva, una de las críticas más fuertes al arte contemporáneo: si todo
puede ser arte, entonces nada es arte. Es decir, más allá de las innovaciones
tecnológicas básicamente todo puede ser arte contemporáneo.
Referencias.
dianaleila.luna@gmail.com