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Fecha: 18 de Noviembre de 2018

Título del Sermón: Ve y pide vasijas prestadas de todos tus vecinos

Versículo Bíblico: 2Reyes 4:1~7

2Re 4:1~7 1Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó
a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo
era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos
míos por siervos. 2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué
tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una
vasija de aceite. 3 É l le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos
tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. 4 Entra luego, y enciérrate tú y tus
hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
5
Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos
6
le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. Cuando las vasijas
estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo:
No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. 7 Vino ella luego, y lo contó
al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus
acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.

En la vida nos encontramos con varios problemas, de las cuales algunas


no las podemos resolver con nuestras propias fuerzas. En la palabra de
hoy podemos ver que una mujer fue junto a Eliseo. El marido de la mujer
había muerto, y sus dos hijos fueron llevados como esclavos por la deuda
que tenían, por lo que ella fue por ayuda junto al profeta.

1. Las dificultades que llegan a la vida

Cuando las dificultades llegan a la vida hay personas que se desesperan


como también hay personas que buscan una solución. La historia de hoy
ha ocurrido en la escuela de teología de Eliseo. Eliseo tenía una escuela,
hoy en día de teología, y junto a él estaba un hombre temeroso de Jehová
que enfermó y murió. Esta familia tenía mucha deuda, deuda de hospital
y deuda que habían prestado de sus vecinos.

El acreedor tomó a sus dos hijos inclusive por siervos por la deuda que
tenían. La mujer estaba pasando por mucho miedo. Ella sin saber qué
hacer, fue junto a Eliseo pidiendo su ayuda.

2. Dios resuelve los problemas

Eliseo luego de escucharla le dijo: “¿ Qué puedo hacer por ti? Dime todo
lo que tienes en tu casa”. La mujer le respondió: “No tengo nada, solo una
vasija de aceite”. Al escuchar la respuesta de la mujer, Eliseo le ordenó
que vaya y pida vasijas prestadas a todos sus vecinos, muchas vasijas
vacías, y que luego se encierre con sus hijos y vayan llenando las vasijas
con aceite, llenándolas una a una.

Aquí, nosotros debemos recordar lo que Eliseo le dijo a la mujer:


“Declárame qué tienes en casa”. Dios quiere satisfacer nuestras
necesidades y resolver nuestros problemas. Así, como Eliseo se
manifestó con la mujer de su discípulo, Dios quiere actuar y obrar con lo
que nosotros tenemos y hacernos prosperar.

Si Dios nos pregunta ¿ Qué tienes?, nosotros debemos responder “Tengo


sueños”. Aunque no tengamos ni poseamos nada, si tenemos sueños,
Dios nos va a enseñar la manera y forma de hacer realidad nuestros
sueños. Si vemos en salmos 81:10, dice:

Sal 81:10 Abre tu boca, y yo la llenaré.

Dios nos ama a cada uno, y quiere obrar grandemente en nosotros.

Muchas personas dicen que a Dios no le importa nuestros problemas


materiales, pero no es así, Dios está muy interesado a cerca de nuestros
problemas. Dios envió comida y todo lo que necesitaba al pueblo de Israel
mientras estaba en el desierto. Por lo tanto, aunque sean pequeño o
grande los problemas, tenemos que tener sueños, esperanzas y fe. Si
tenemos fe y creemos que lo que no hay se hará realidad, Dios obrará
para solucionarnos cada situación.

3. Dios nos llena en abundancia

Dios es un Dios que nos llena en abundancia. Jesús alimentó a cinco mil
hombres con cinco panes y dos peces, realizando un gran milagro. La
multitud se había reunido para escuchar hablar a Jesús, y ellos ya
empezaban a tener hambre, por lo que Jesús le dijo a sus discípulos que
miren a su alrededor qué había. Andrés trajo delante de Jesús panes y
peces de un muchacho, y Jesús tomando los cinco panes y dos peces
alimentó a cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, y hasta sobró
12 canastas más.

Si creemos en Dios y le aceptamos a Jesús como Salvador, y si le


buscamos y clamamos en oración, Dios obrará de tal forma que todo lo
que hagamos y tengamos, prosperará.

Por lo tanto, aunque no tengamos nada, presentémonos delante de Dios


con nuestros sueños. Cuando Dios le bendijo a Abraham le dijo: “Alza
ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur,
y al oriente y al occidente, porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu
descendencia para siempre”. Y siguió bendiciéndole: “Y haré tu
descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el
polvo de la tierra, también tu descendencia será contada”.

Por lo tanto, con la ley del mirar, miremos y proclamemos por nuestros
labios, pues eso se volverá en poder. No debemos quejarnos ni criticar
sin ni siquiera mirar. En primer lugar debemos soñar y creer que ese
sueño se hará realidad. Si oramos con nuestros sueños, eso se convertirá
en fe, y al proclamar “yo tengo fe”, Dios nos dirá: “Se hará conforme a tu
fe”.

Nosotros como cristianos debemos experimentar muchas respuestas de


nuestras oraciones por parte de Dios. Si experimentamos milagros
podremos entender más y mayor cosas. Nosotros debemos saber,
conocer y entender la espiritualidad de la cuarta dimensión. Si soñamos,
creemos y proclamamos palabras productivas y constructivas, nuestros
sueños se harán realidad, por lo que no debemos decaer ni mucho menos
retroceder. “Ve y pide prestadas vasijas vacías de tus vecinos” quiere
decirnos que no debemos desanimarnos ni desesperarnos, pues Dios
llenará todas las vasijas, todas aquellas que nosotros no las podemos
llenar, Dios la llenará. Por lo tanto, si venimos en oración ante Dios con
todas nuestras vasijas vacías, Dios se encargará de llenarlas. No solo las
llenará sino hará que paguemos todas nuestras deudas y nos dará aún
más para que gocemos de su bendición y abundancia.

Debemos experimentar grandes obras y milagros en nuestras vidas y


crecer en nuestra fe. La alimentación de los cinco mil fue por la fe que
tenían al traer los cinco panes y dos peces delante de Jesús. Dios nunca
abandona al que tiene fe. Si tan solo tenemos una fe como el grano de
una mostaza, Dios mirará nuestra fe y nunca no nos abandonará.
Oremos: Dios, Padre. Gracias te damos por guiarnos hasta el
día de hoy. Gracias por mostrarnos el camino ante cualquier
problema o circunstancia de la vida. Ayú danos a vivir como
buenos y verdaderos cristianos en este mundo, y más que nada
teniendo solo fe en ti de que estarás en todo momento a
nuestro lado. Todo esto te lo pedimos en el nombre de
Jesucristo. Amén.

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