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En relativamente poco tiempo la educación básica en el Perú ha conseguido cubrir, en términos de asistencia, a la mayor

parte de la población en edad escolar. Más de 95 de cada 100 personas de las nuevas generaciones culmina la primaria
y cerca de 85 de cada 100 culminan la secundaria. Esto último ha implicado una creciente presión sobre la educación
pos-secundaria que se ha canalizado a través de la educación superior que tiene dos variantes: no-universitaria y
universitaria. Según la información más reciente disponible para el conjunto de la educación superior, en el 2008
postularon a una vacante poco más de 600 mil personas y fueron admitidas poco más de la mitad. El número de
postulantes de ese año excede largamente el número de egresados de 5° año de secundaria del año anterior. Esto indica
que hay una demanda de educación superior no cubierta y que año tras año se ve incrementada pues el volumen de los
admitidos es inferior al número de egresados de la secundaria.
Por el lado de la oferta, en el 2011 había más de un centenar de universidades en funcionamiento y algunas más en
proceso de constitución. Un año antes, en el 2010, había alrededor de 1,100 instituciones de educación superior no
universitaria. Si bien el número de instituciones de este tipo supera al de las universidades, en términos de matrícula, las
universidades concentran la mayor de la misma. En las últimas 3 décadas, sino un poco más, el número de instituciones
de educación superior ha crecido muy rápidamente pero más rápido ha crecido el sector no universitario.
Estas figuras podrían ser alentadoras pues así como la cobertura de la educación básica ha mostrado importantes logros,
podríamos decir que la expansión de la cobertura en la educación superior es un resultado deseable. Sin embargo, la
evidencia de algunos estudios muestra que habría un importante subempleo por calificación particularmente presente
entre las personas con educación superior (Herrera 2006). Por otro lado, otros trabajos han mostrado que los retornos
económicos de invertir en educación superior no solamente son bajos sino que pueden ser hasta negativos (Yamada
2006). Todo esto configura una educación superior cuya calidad en conjunto puede estar siendo puesta en tela de juicio.
Una rápida mirada del marco institucional sugiere una gran debilidad para la regulación de la oferta de este nivel
educativo.
Código JEL: I23, I28
Palabras clave: Perú, educación superior, educación universitaria, educación superior no universitaria
Fecha de publicación:
Diciembre, 2013

La inercia educativa, por José Carlos Saavedra

“El acceso a la educación superior [en el Perú] aún es muy desigual”, señala el socio de Apoyo Consultoría

Redacción EC20.10.2018 / 08:30 am

Hoy en día, uno de cada cuatro trabajadores peruanos cuenta con educación superior completa. Si bien la
proporción suena baja si se compara con países desarrollados, es alentadora si se toma en cuenta el rápido
aumento en el acceso a este nivel educativo observado la última década. Hoy, un joven promedio de 26
años tiene una probabilidad de tener educación superior que es cuatro veces la que tenían sus padres.

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Este es uno de los cambios sociodemográficos más importantes del Perú en las últimas décadas. Pero como
todo promedio, esta tendencia esconde diferencias importantes que se deben tomar en cuenta para seguir
empujando el coche en la dirección correcta.
La primera es que el acceso a la educación superior aún es muy inercial y desigual, porque depende mucho
del nivel educativo máximo alcanzado por los padres. Por ejemplo, si bien el 26% de trabajadores en el Perú
cuenta con educación superior, dicho porcentaje se reduce a 17% si solo consideramos al grupo de
trabajadores cuyos padres no culminaron la primaria. En contraste, ese porcentaje aumenta a 55% si solo
consideramos a los trabajadores cuyos padres cuentan con educación superior. Es decir, tener padres
educados multiplica por tres la probabilidad de que una persona acceda a educación superior.

La segunda es que los ingresos esperados de un trabajador con educación superior parecen depender
también de las condiciones iniciales de la familia. El trabajador peruano con educación superior gana, en
promedio, S/15 por hora, pero ese ingreso esperado también está marcado por el nivel educativo de los
padres. Si estos no culminaron la primaria, el ingreso esperado es de S/11, mientras que ese ingreso
esperado salta hasta S/24 si sus padres cuentan con educación superior. Es decir, tener padres educados
duplica el ingreso esperado por tener educación superior completa.

Esto no debe ser así: si queremos llegar a ser una sociedad que ofrece igualdad de oportunidades a sus
ciudadanos, tenemos que asegurarnos de que las condiciones de partida, como la educación de los padres,
el lugar de nacimiento, la lengua materna o el grupo étnico no sean tan determinantes del futuro de las
personas.

Algunas acciones claves para alcanzar este ideal tienen que ver con que los colegios públicos ofrezcan
educación de calidad, con que se fortalezca el sistema de financiamiento de la educación superior (de
manera que el acceso dependa del mérito y no de la capacidad de pago de los padres) o con procurar que
la oferta educativa cumpla con condiciones mínimas de calidad y que la población pueda diferenciar entre
buenas y malas alternativas. En ese sentido, el cierre de la primera universidad por parte de la Sunedu –por
no cumplir con las condiciones básicas de calidad– es una buena noticia.

Presentan diagnóstico de la situación de la calidad de la educación superior en el Perú

En sesión plenaria del SINEACE, fue presentado el último estudio “Educación Superior en el Perú: Retos
para el Aseguramiento de la Calidad” que estuvo a cargo de Juan Castro de la Universidad del Pacífico,
Mario Rivera y Gustavo Yamada del Consejo Nacional de Educación y que fue realizado a solicitud del
Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa – SINEACE.

El estudio abordó un análisis sobre la educación superior y su papel en el siglo XXI, el marco legal e
institucional y una revisión completa sobre el acceso y la calidad de la educación superior en el Perú. Su
principal fuente de información ha sido la Encuesta Nacional de Hogares – ENAHO 2010.

La principal conclusión de este estudio señala que la calidad de la educación superior es muy heterogénea
con un límite inferior bajo y esto se debe principalmente a que las instituciones de educación superior no
tienen incentivos ni recursos suficientes para invertir en calidad.

Los retos que propone la presente investigación para el aseguramiento de la calidad de la educación
superior son seis : Generar confianza en el proceso de acreditación permitiendo la diversidad de
soluciones; proveer información para la toma de mejores decisiones, por ejemplo, a los padres de familia
para que manejen el concepto de calidad; ofrecer incentivos directos para la mejora continua no sólo en la
educación superior, sino también en la educación básica regular para que no haya frustración en los
jóvenes; mejorar la equidad sin comprometer la calidad; propiciar un sistema integrado de educación
superior que preste atención especial a la formación de técnicos; e institucionalizar la articulación con la
sociedad que se debe traducir en la atención de las necesidades reales del país.
Sobre la problemática encontrada en el acceso a la educación superior la investigación confirma que el
Perú tiene una tasa de matrícula cercana al promedio de la región latinoamericana. Mientras el promedio
se encuentra en una tasa del 37.2% el Perú está en 36.1%.

Además, afirman que el 40% de los jóvenes no matriculados indican que la razón principal guarda relación
con problemas económicos. Así también, desde los resultados en el mercado de trabajo, en el año 2010 el
35% de los jóvenes entre 24 y 45 años se encuentran subempleados, lo cual invita a preguntar qué tan
pertinente es la educación superior en el país.

En relación a los docentes universitarios, la mitad de docentes no tiene producción intelectual y sólo el
10% tienen un posgrado en el extranjero. Desde la perspectiva de los usuarios de la educación, sólo el
35% de los profesionales jóvenes se encuentra satisfecho con la elección de sus carreras.

Con respecto a los factores que determinan la decisión de seguir estudiando son dos los temas que
interesan a los jóvenes: aprobar el examen de ingreso, exámenes de grado y el esfuerzo que significa
estudiar el mismo que radica en la importancia que el hogar le da al tema educativo.

Esta investigación representa un importante punto de partida para impulsar de manera decidida la calidad
de la educación superior en el Perú.

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junio 27, 2018

o Afirma presidente de Hcéres, Michel Cosnard, en taller organizado con el Sineace.

“Sin calidad, no hay confianza, sin confianza, no hay acuerdos”, sostuvo el presidente del Consejo Superior de la
Evaluación de la Investigación y de la Educación Superior (Hcéres) de Francia, Michel Cosnard, al iniciar su
disertación en el taller organizado por el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la
Calidad Educativa (Sineace).

Durante esta actividad académica, denominada Taller de “Fortalecimiento de los mecanismo de garantías de la
calidad de la educación superior”, explicó que la calidad solo se consigue luego de evaluarla bajo estándares. “La
obligación de las universidades es asegurar una formación académica o profesional y demostrar su calidad con
sus acreditaciones”, aseveró el investigador francés.

Cosnard expuso sobre el sistema de aseguramiento de la calidad de la educación en Francia y, por la tarde abordó la
evolución de la enseñanza y los retos de la internacionalización en la educación superior.

En este taller participan jefes de calidad de universidades públicas y privadas, especialistas del Ministerio de
Educación y delSineace, como parte del Acuerdo específico de cooperación en el marco del acuerdo N° 008-2016
MINEDU, que en la víspera suscribió el Sineace con su par francés.

Al cierre, el director de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior Universitaria del Sineace, Sandro
Paz Collado, enfatizó en que la investigación es un reto para la universidad privada.

“Hay universidades que sirven para investigar y Europa nos ha demostrado que se da con mayor énfasis en
posgrado, así también debemos mejorar en los esquemas de movilidad de estudiantes y universidades”, resaltó.

Para el segundo día del taller se presentará la secretaria técnica de Hcéres, Nelly Dupin, quien abordará la
formación y fortalecimiento de capacidades de los pares evaluadores y sobre la capacitación de expertos.
Cabe señalar que la agencia acreditadora francesa Hcéres es miembro de la Asociación Europea de agencias de
aseguramiento de calidad, conformado por 50 organismos de acreditación y durante tres años trabajará con Sineace
en el fortalecimiento de las universidades peruanas.

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REDACCIÓN GESTIÓN / 12.04.2018 - 01:51 PM
Nuestro mundo está solo al comienzo de un ciclo de disrupción masiva a largo plazo. La globalización es un factor
determinante, pero las nuevas tecnologías están diseñadas para generar aún más cambios. No es una exageración
comparar el cambio que se avecina con la llegada de la electricidad. Pronto veremos desaparecer categorías de trabajo
completas; millones de personas ya se sienten abandonadas y privadas de sus derechos.

La educación es la herramienta clave para enfrentar los desafíos futuros. Las economías del futuro estarán basadas en
el conocimiento. Es por eso que debemos utilizar la educación para ayudar a las personas a aprovechar esta ola de
cambios y brindarles las habilidades que necesitan para los nuevos empleos del siglo XXI.

Sin embargo, nuestro mundo tiene un problema: la mayoría de los sistemas educativos se desarrollaron para las
necesidades del siglo XX. La educación superior, por ejemplo, no está diseñada para proporcionar las habilidades
necesarias para la disrupción que se avecina; y, lo que es peor, el costo de la matrícula y los materiales del curso se han
convertido en una importante barrera de acceso.

Si desea una prueba de que el sistema no funciona, pregunte si aquellos que se gradúan realmente tienen las
habilidades que nuestras economías necesitan. O si las habilidades con las que se gradúan les permiten enfrentar con
confianza la pesada deuda asociada con la obtención de un título.

REDACCIÓN GESTIÓN / 28.12.2017 - 03:25 PM


En Perú no todos pueden acceder a educación superior. De los jóvenes entre 17 y 24 años, el 42.7% accede a
educación superior, lo que representa a 1.9 millones de jóvenes, según datos del Minedu al 2016.

Para Andrés Velarde, rector de la Universidad Privada del Norte (UPN), quienes tienen menos probabilidad de
instrucción profesional son los estudiantes de áreas rurales y escuelas públicas, señaló
Indicó que la clave para contar con profesionales exitosos es reforzar las competencias y habilidades blandas en los
estudiantes, además de brindar soporte y orientación constante desde el ingreso y durante toda su vida universitaria.
Agregó que la formación de competencias permite al estudiante conocerse mejor y ser consciente de su nivel de
desarrollo profesional.
“Los egresados sabrán cómo establecer metas individuales, mantener relaciones laborales efectivas, apoyar las
decisiones del equipo, etc.”, indicó.
La UPN obtuvo el licenciamiento institucional por la Superintendencia Nacional de Educación Superior (Sunedu) en
el presente año y tiene una vigencia de seis años.

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