Matilde Lina
Género: Originalmente la obra se compuso en forma de “Paseo Vallenato”, pero este
arreglo de Henry Mikail Char, se estructura en forma de “Mambo”.
El Vallenato: Perteneciente a la región del Atlántico Colombiano. Su base rítmica está
conformada por cinco variantes: El son, el paseo, el merengue, la puya y la tambora.
Los tres primeros han sido los más comunes, mientras que los otros dos apenas han
quedado reducidos a su exposición en festivales y presencias populares en poblaciones.
El Paseo: Nació en los cantos de vaquería desplazados a pequeñas poblaciones llamadas
sitios de paso, donde se descansaba de la jornada laboral o se detenía para continuar el
camino hacia otros pueblos más grandes para la celebración de las fiestas patronales. Su
temática permaneció ceñida durante años a la nostalgia y la descripción de los hechos,
pero en este ritmo se cambiaron canciones melancólicas y humorísticas que hablaban de
trabajo. En el paseo se repetían las dos primeras líneas del canto como si se tratara de un
llamado a distancia.
A comienzos del siglo las parrandas se volvieron más habituales y comenzaron a formarse
conjuntos musicales llamados colitas, porque alargaban las fiestas y estaban conformados
por caja, guacharaca y una gaita de madera. Aunque las colitas interpretaban todos los
ritmos, una de ellas presentó una formación peculiar al incluir al acordeón.
El paseo tuvo por medio del nuevo instrumento una forma de interpretarse donde canto y
música compartían el mismo papel dominante. La introducción de los temas se alargó
Y a la parte vocal se le agregó una sección coral alternada con improvisaciones del
cantante y también del acordeonero. En torno al instrumento se establecieron duelos de
interpretación y canto que se llamaron piquerías.
El Mambo: Es, junto con conga y bongó, un nombre bantú (propio de la cultura bantú
proveniente de África) que se le da a los instrumentos musicales utilizados en rituales
religiosos. Mambo significa la conversación con los dioses, y en Cuba se refiere a una
canción sagrada de Congos, cubanos de origen bantú, en la que se mezclan
armónicamente las lenguas bantú, español y yoruba.
No se sabe a ciencia cierta quién fue el creador de este género. Sin embargo, lo que sí
está claro es que la palabra “Mambo” aparece a finales de la década de los años 30,
(siglo XX) en la Habana, Cuba , y que fue el pianista, contrabajista y compositor
Orestes López junto con su hermano Israel 'Cachao' López quienes utilizaron por
primera vez este término en el título de un danzón de 1938, interpretado por la gran
orquesta de charangas Las Maravillas de Arcaño, dirigida por Antonio Arcaño. Ellos
enriquecieron la parte final de la canción con una variación acelerada y alegre del
tradicional danzón en la que incorporaron un estribillo o montuno sincopado, y sobre el
cual Arcaño improvisó variaciones de flauta de larga duración. Igualmente, se le
agregó a la percusión una tumbadora que marcó definitivamente el nacimiento del
ritmo nuevo o danzón Mambo, cuya parte movida fue denominada por algunos
Sabrosura, por otros Diablo y por la mayoría Mambo.
Más tarde en la ciudad de México, el Mambo se hizo popular con Dámaso Pérez Prado y
Beny Moré, y luego en el resto del mundo a mediados de la década de 1950. Dámaso
revolucionó este ritmo y lo hizo muy pegajoso con arreglos jazzísticos y con una orquesta
al estilo Big band, donde todos se movían y contagiaban a los asistentes en las
presentaciones, especialmente en televisión y en las películas que estaban de moda para
esa época.
Lo bueno de este género fue que el Rey del Mambo utilizó otra clase de instrumentos, de
fuerte sonidos disonantes agudos y graves, piano tierno, acogedora percusión y unas
breves letras, a manera de coro para que se lucieran los metales y unos cortes precisos
para hacer los gritos y aullidos africanos que lo distinguieron en sus arreglos. Lo
interesante es que también va acompañado del baile que es de una gran alegría
energética que permite que las parejas muestren toda una gran versatilidad de pasos y
figuras coreográficas. Con el tiempo Pérez Prado combinó su mambo con el rock, el twist,
chachachá, entre otros, no tuvieron igual impacto pero algunos temas sobresalieron como
Patricia, Cerezo Rosa.
El Compositor.
Leandro Díaz Duarte. Nació en Hato Nuevo, La Guajira en 1926. Es una de las grandes
figuras del vallenato. Ciego de nacimiento, es considerado como un compositor de fina
sensibilidad, de verso fácil y casi perfecto, que le canta a la mujer, a la naturaleza y a las
penas. Domina el paseo, el son, el merengue y la puya. Recibió el premio anhelado de una
casa propia y ha sido condecorado por el Departamento del Cesar y La Guajira. Sus obras
más difundidas son: Matilde Lina, La diosa coronada, La primavera, La gente de Tocalmo,
Mi pueblo, El que da lo que tiene y La loba ceniza.
“Dios se demoró tanto haciéndome los ojos del alma, que se olvidó de los del cuerpo”.
Leandro Díaz.
El Arreglista.
Henry Mikail Char Muvdi. Nació el 12 de Febrero de 1964 en Cartagena. En 1986 se graduó
cono Ingeniero Civil de la Universidad de los Andes y en 1987 obtuvo en la Universidad de
Illinois, su maestría en Ingeniería. En 1993 se fue a estudiar Composición y Arreglos
Musicales al Berklee College of Music, en Boston. Entre las distinciones que ha recibido
figuran el Premio Anual del Departamento de Arreglos de Berklee y la mención de honor
en el Concurso de Música Popular de la Alcaldía de Bogotá.
En la quinta convocatoria de los Premios Nacionales de Cultura, un jurado compuesto por
Eduardo Carrizosa, Guillermo González y León Cardona concedió el Premio Nacional de
composición en la modalidad de conjunto instrumental a su obra Matilde Lina.
REPUBLICA DE COLOMBIA
MINISTERIO DE CULTURA
Dirección de Artes
Área de Música
Premios Nacionales de Cultura. 1996