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Guía práctica para la introducción

de los sólidos dirigida por el bebé


(actualizada en junio de 2008)

Introducción
Para iniciar la introducción de los sólidos teniendo en cuenta la perspectiva del bebé
hay que entender las razones por las cuales esta aproximación es lógica y segura. El
primer apartado de este documento explica los principios fundamentales y
subyacentes en los que se apoya este método para la introducción de la alimentación
complementaria. La última sección, lo que debes y no debes hacer, ofrece una guía
rápida de los puntos fundamentales. Siguiendo estas instrucciones, aumenta la
probabilidad de que tanto los padres como el bebé disfruten de la transición hacia las
comidas sólidas y, además, se contribuye a asegurar el bienestar del bebé.

La mayoría de los bebés están preparados para comenzar a experimentar con los
alimentos sólidos alrededor de los seis meses de edad. Los padres de los bebés
prematuros (menos de 37 semanas de gestación), o de los que tengan alguna
enfermedad o trastorno que pueda afectar su capacidad para manejar comida con
seguridad o para digerir algún tipo de alimentos, deben consultar con su pediatra
sobre el momento más apropiado para la introducción de los sólidos y sobre la
idoneidad o no de usar la alimentación complementaria a demanda (ACD) como único
método.

Fundamentos de la alimentación complementaria guiada por el bebé


1. Lactancia materna como la base de la alimentación autónoma
Se recomienda lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida
del bebé. La lactancia materna ofrece la base ideal para la alimentación autónoma del
bebé con sólidos, ya que los niños amamantados se alimentan a su propio ritmo. ¡¡De
hecho es imposible obligarlos a comer más rápido o más despacio!! Además,
controlan su ingesta de nutrientes y fluidos, acortando o alargando cada tetada. Por
otro lado, y teniendo en cuenta que el sabor de la leche materna varía en función de la
dieta de la madre, la lactancia materna prepara al bebé para aceptar nuevos sabores.

Los bebés saludables y normales alimentados con lactancia materna son muy capaces
de gestionar el proceso de introducción de sólidos, siempre que cuenten con el apoyo
adecuado por parte de sus padres. Aunque la capacidad de alimentarse de manera
autónoma que caracteriza a la lactancia materna es la que sostiene la teoría de la
ACD, muchos padres que han alimentado a sus bebés con biberón han descubierto
que este método también funciona con sus hijos. La única diferencia significativa es la
necesidad de asegurarse de ofrecer al bebé otras bebidas, además de la leche.

2. Entender las motivaciones del bebé


Este enfoque para la introducción de los alimentos sólidos ofrece al bebé la
oportunidad de descubrir todo lo que la comida puede ofrecer, como parte del proceso
de exploración del mundo que le rodea. Para ello, el bebé aprovecha su deseo de
explorar, experimentar e imitar las actividades de los demás. Si se permite que el bebé
establezca el ritmo de cada comida, y se insiste en el juego y la exploración más que
en el propio acto de comer, la transición hacia las comidas sólidas tendrá lugar de una
manera muy natural. El cambio resultará fácil porque la motivación del bebé para
avanzar en el proceso es la curiosidad y no el hambre.

© Gill Rapley, 2008


Traducción de Eloísa López (http://maternidaddiferente.blogspot.com/)
No es necesario que los momentos de la comida coincidan con las tetadas. De hecho,
si pensamos en la lactancia y la alimentación complementaria como dos actividades
separadas, el proceso será más relajado y se convertirá en una experiencia agradable
tanto para los padres como para el bebé.

3. ¿No se ahogará?
Muchos padres se preocupan por la posibilidad de ahogamiento. Aún así, hay indicios
que hacen pensar que si los bebés controlan lo que se llevan a la boca tienen menos
riesgo de atragantarse que cuando son alimentados con una cuchara. Esto se debe a
que los bebés no son capaces de mover intencionadamente la comida hacia la
garganta hasta después de haber desarrollado la habilidad de masticar. Y no
desarrollan la habilidad de masticar hasta después de haber aprendido la habilidad
que les permite alcanzar y agarrar cosas. La capacidad de agarrar objetos muy
pequeños se desarrolla aún más tarde. Así, un bebé muy pequeño no puede aumentar
el riesgo de atragantamiento porque es incapaz de llevarse cosas pequeñas a la boca.
Sin embargo, si alimentamos al bebé con la cuchara, estamos instándole a que sorba
la comida hasta el fondo de la boca, aumentando el riesgo de atragantamiento.

Parece que el desarrollo general del bebé mantiene el ritmo de su capacidad para
manejar la comida con la boca, y para digerirla. Un bebé al que le cuesta llevarse
comida a la boca probablemente no está muy preparado para comerla. Por eso, es
importante resistir la tentación de “ayudar” al bebé que se encuentra en esa situación.
Es el propio desarrollo de las distintas habilidades implicadas en el acto de comer lo
que asegura que la transición hacia la alimentación sólida se produce al ritmo
adecuado, manteniendo el riesgo de ahogamiento en niveles mínimos.

Inclinar al bebé o tumbarlo para alimentarlo con sólidos es peligroso. Un bebé que
manipula comida siempre debe estar sentado en posición erguida. De este modo,
facilitamos que la comida que todavía no es capaz de tragar, o que no desea tragar,
caiga fuera de su boca.

Seguir los deseos y el ritmo del bebé a la hora de introducir la alimentación


complementaria no significa dejar de lado las reglas de seguridad que nos dicta el
sentido común. Es muy improbable que un bebé pequeñito pueda lograr agarrar un
cacahuete, por ejemplo, pero los accidentes pueden ocurrir, sea cual sea el modo en
que es alimentado el bebé. Las reglas normales de seguridad para la prevención de
accidentes durante las comidas y el juego también se deben seguir cuando la
transición hacia las comidas sólidas es dirigida por el bebé.

4. Asegurar una correcta nutrición


Si se permite que los bebés se alimenten por sí mismos, suelen aceptar una amplia
variedad de comidas. Probablemente, esto se debe a que, cuando seguimos este
método, permitimos al bebé centrarse en muchos otros aspectos además del sabor;
también perciben la textura, el color, el tamaño y la forma. Además, ofreciéndoles los
alimentos por separado o de tal modo que ellos mismos puedan separarlos, les
permitimos aprender sobre las diferencias entre los distintos sabores y texturas. Y si
les dejamos rechazar cualquier alimento que no parezca gustarles, contribuimos a
que, en el futuro, sigan estando dispuestos a aceptar nuevos alimentos.

Los principios generales de una alimentación saludable para niños se aplican también
a los bebés que están gestionando su propio proceso de introducción de sólidos. Por
eso, deben evitarse las comidas rápidas y los alimentos con azúcar o sal añadidos.
Aún así, cuando un bebé supera los seis meses de edad, no hay necesidad de
restringir los alimentos que se le deben ofrecer (a menos que haya antecedentes
familiares de alergias o alguna enfermedad relacionada con el sistema digestivo). Son

© Gill Rapley, 2008


Traducción de Eloísa López (http://maternidaddiferente.blogspot.com/)
ideales las frutas y verduras, combinadas con otros alimentos cocidos ligeramente
para que estén lo suficientemente blandos como para masticarlos. Al principio, es
mejor ofrecer la carne en trozos grandes, para que puedan experimentar con ella y
chuparla; una vez el bebé puede coger y soltar puñados de comida, la carne picada es
una buena opción (Nota: los bebés no necesitan dientes para morder y masticar; ¡Con
las encías se apañan bastante bien!).

Tampoco es necesario cortar la comida en trocitos diminutos, ya que los bebés más
pequeños no serían capaces de cogerlos. Una buena medida para valorar el tamaño y
la forma en la que se deben preparar los alimentos es el propio puño del bebé, aunque
hay que tener en cuenta un dato muy importante: los bebés más pequeños no pueden
abrir el puño intencionalmente para soltar objetos. Esto implica que manejarán mejor la
comida con forma de palito o que tenga un asa incorporada (como el tallo de un trozo
de brócoli). De este modo, pueden masticar el trozo que sobresale de su mano y
descartar el resto después –normalmente cuanto tratan de alcanzar la siguiente pieza
de comida que atrae su interés. A medida que sus habilidades mejoran, aprovecharán
más la comida.

5. ¿Y las bebidas?
El contenido en grasa de la leche materna aumenta al final de la tetada. Un bebé
amamantado reconoce este cambio y usa este conocimiento para controlar su ingesta
de líquidos. Si tiene sed, tenderá a succionar poco tiempo, quizás de ambos pechos,
mientras que si tiene hambre prolongará la toma durante más tiempo. Gracias a ello,
los bebés amamantados a demanda no necesitan beber nada más, ni siquiera en
verano.

Este principio también se puede aplicar al periodo de transición hacia la comida


normal, siempre que el bebé siga siendo amamantado a demanda. Se le puede
ofrecer un vaso de agua durante las comidas como parte de la exploración, pero no
hay necesidad de preocuparse si no quiere beber nada.

Los bebés alimentados con leche de fórmula necesitan un enfoque ligeramente


diferente, ya que los biberones tienen la misma consistencia durante toda la toma, por
lo que hay menos posibilidad de saciar la sed. Para garantizar un aporte de líquidos
suficiente, sólo hay que estar pendiente de ofrecer al bebé agua con cierta frecuenta
una vez ha comenzado a comer pequeñas cantidades de los alimentos ofrecidos.

Si continuamos ofreciendo lactancia a demanda durante el periodo de introducción de


la alimentación complementaria, dejamos en manos del bebé la decisión de cómo y
cuándo reducir sus tomas de leche. A medida que ingiere mayor cantidad de alimentos
durante las comidas familiares, se “olvidará” de pedir alguna toma o tomará menos
cantidad de leche en cada toma. No es necesario que su madre tome esas decisiones
por él.

© Gill Rapley, 2008


Traducción de Eloísa López (http://maternidaddiferente.blogspot.com/)
Lo que DEBES y NO DEBES hacer en la alimentación complementaria a
demanda

1. DEBES ofrecer a tu bebé la posibilidad de participar siempre que la familia esté


comiendo. Puedes comenzar a hacerlo tan pronto como el bebé muestre
interés en observarte mientras come, aunque no es probable que esté
preparado para llevarse comida a la boca hasta que tenga seis meses.

2. DEBES asegurarte de que tu bebé está sentado con la espalda erguida


mientras experimenta con la comida. Al principio, puedes sentarlo en tu regazo,
mirando hacia la mesa. Una vez que empieza a desarrollar la habilidad de
coger comida, casi con toda probabilidad será capaz de mantenerse solo
sentado, con un soporte mínimo, en una trona.

3. DEBES comenzar ofreciéndole alimentos adaptados al tamaño de su puño,


preferiblemente en forma de palitos (o con un “asa”). Siempre que sea posible
–y que los alimentos sean adecuados para el bebé-, ofrécele la misma comida
que al resto, para que se sienta integrado en la experiencia familiar.

4. DEBES ofrecerle alimentos variados. No es necesario limitar su acceso a la


comida, igual que tampoco lo haces con los juguetes.

5. NO DEBES meter prisa al bebé. Permítele que haga las cosas a su propio
ritmo. Es especialmente importante que evites la tentación de “ayudarle”
poniendo comida en su boca.

6. NO DEBES esperar que el bebé coma nada durante los primeros intentos. Una
vez haya descubierto que sus nuevos juguetes saben bien, comenzará a
masticarlos y, después, a tragarlos.

7. NO DEBES aspirar a que el bebé se termine cada trozo de comida, sobre todo
al principio. Recuerda que todavía no ha desarrollado la habilidad de alcanzar
la comida que está dentro de su puño.

8. DEBES volver a ofrecerle más adelante la comida que ha rechazado. Los


bebés cambian de opinión y pueden aceptar alimentos que en un primer
momento rechazaron.

9. NO DEBES dejar al niño solo mientras come.

10. NO DEBES ofrecer comidas que suponen un riesgo evidente, como frutos
secos.

11. NO DEBES ofrecerle comida rápida, platos preparados o alimentos a los que
se haya añadido azúcar o sal.

12. DEBES ofrecerle agua en un vaso o taza, pero no te preocupes si no muestra


interés. En especial, los bebés amamantados probablemente seguirán
obteniendo todos los líquidos que necesitan del pecho durante algún tiempo.

13. DEBES estar preparado para el caos y el desorden. Un plástico bajo la trona
protegerá el suelo o la alfombra y facilitará la limpieza. También te permitirá
volver a ofrecer al bebé los alimentos que se hayan caído, disminuyendo la
cantidad de comida desperdiciada. (¡Te sorprenderá positivamente descubrir lo
rápido que el bebé aprende a comer manchando menos!).

© Gill Rapley, 2008


Traducción de Eloísa López (http://maternidaddiferente.blogspot.com/)
14. DEBES continuar amamantando a tu bebé a demanda, durante todo el tiempo
que quiera. Es probable que cambie el patrón de las tomas a medida que come
más.

15. Si tienes antecedentes familiares de intolerancia, alergias alimentarias o


trastornos digestivos, DEBES consultar a tu pediatra antes de comenzar.

16. Finalmente, ¡DEBES disfrutar viendo como tu bebé aprende a comer y


observando cómo desarrolla su habilidad con las manos y la boca durante todo
el proceso!

© Gill Rapley, 2008


Traducción de Eloísa López (http://maternidaddiferente.blogspot.com/)

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