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La revolucionaria teoría de Bruce Lipton: Científico

afirma que pensamientos curan más que los


remedios
Este biólogo celular norteamericano unió en sus estudios ciencia y espíritu y plantea con fuerza
su visión sobre la energía vital del ser humano.
Bruce Lipton, un biólogo celular estadounidense de 70 años, causó en el año 2006 un pequeño remezón en el
mundo científico tras lanzar su libro “La biología de la creencia”, que sería declarado uno de los mejores
libros científicos de ese año y que tenía la particularidad de que su línea de investigación era una suerte de
unión entre ciencia y espíritu. A grandes rasgos, Lipton planteaba lo siguiente: lo que condiciona a todo
organismo vivo es su “entorno” físico y energético, y no su carga genética, como afirma la síntesis evolutiva
moderna. Además, la «cooperación» era la base de la evolución para la supervivencia, y no un acto
competitivo entre los organismos más fuertes; y, finalmente, los seres humanos, como organismos vivos, no
estaban determinados por sus genes, sino condicionados por el entorno y sobre todo por sus «creencias», lo
que los convertía en dueños absolutos de su destino.

El doctor Lipton explicó en su libro que “nos han hecho creer que el cuerpo es una máquina bioquímica
controlada por genes sobre los que no podemos ejercer ninguna autoridad. Eso implica que somos víctimas de
una situación. No elegimos estos genes, los recibimos al nacer y ellos programan lo que sucederá. Yo ya
trabajaba con las células en los años 60 y fui un pionero porque en esa época había muy poca gente trabajando
en ello. Y un experimento que hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Cogí tres grupos de
células y las puse en tres placas, y cambié el medio de crecimiento y los componentes del medio ambiente en
cada una de ellas. Luego verifiqué que en una de las placas se formó hueso, en otra músculo y, en otra, células
liposas. ¿Qué fue lo que controló el destino de cada una de ellas si eran genéticamente idénticas? Eso
demuestra que los genes no lo controlan todo, es el ambiente. El ser humano es el que controla, dependiendo
de cómo lee el ambiente, de cómo su mente lo percibe. La conclusión es que no estamos limitados por
nuestros genes, sino por nuestra percepción y nuestras creencias”.

El científico agregó que “cuando tú crees que los genes controlan tu vida tienes una excusa para considerarte
una víctima. Hay enfermedades que sí, en efecto, son causadas por un gen, pero estas enfermedades equivalen
a menos del 2% de los malestares que sufre la población mundial. La mayoría de la gente viene a este mundo
con genes que deberían permitirles vivir una vida feliz y saludable. Las dolencias más comunes actualmente,
como la diabetes, los problemas del corazón y el cáncer, son el resultado de la interacción entre múltiples
genes y sobre todo de los factores medio ambientales y no son el resultado de un único gen como se ha venido
sosteniendo. Por eso se cree que la mayoría de las enfermedades tienen una causa genética o hereditaria y que
por tanto no podemos hacer nada para defendernos de ellas o para curarnos. Las personas viven en un
constante miedo esperando el día en que sus genes actúen contra ellos y se enfermen mortalmente. El cáncer
es un buen ejemplo de esto”.

Uno de los planteamientos del biólogo molecular que más llamaron la atención en la comunidad científica fue
que las células de nuestro cuerpo tenían una especie de memoria. “Las células aprenden a través de la
experiencia, de su contacto con el medio que las rodea, y luego guardan una memoria que les permite
adaptarse mejor y anticiparse a los cambios. Es decir, las células son inteligentes. ¡Esta memoria incluso se
mantiene intacta en las células de los órganos que se han donado!”.

La farsa de los medicamentos


El científico dedicó parte de su libro a abogar por un nuevo tipo de medicina, una que tenga en cuenta el poder
de la energía y su capacidad para curar. “Nos dan medicamentos para la enfermedad, pero la mayoría de las
veces causan más problemas que beneficios. La medicina basada en la farmacología no entiende cómo está
interrelacionada toda la bioquímica del organismo. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en mi
cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino que afecta a muchas otras cosas a la vez.
Son los llamados “efectos secundarios”. Pero, en realidad, estos efectos no son secundarios, sino directos.
Según recientes estadísticas en EE.UU., ¡los fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Hay
algo que no funciona en la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología, pero está matando
a mucha más gente de la que ayuda”.

Bruce Lipton agrega que “si miras dentro del átomo, hay electrones, protones, neutrones. ¿Y qué hay dentro?
Energía. La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la newtoniana. La
mente es energía. Cuando piensas transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química.
Esto, por supuesto, es muy inconveniente para las empresas farmacéuticas mundiales, porque si se aceptara
este postulado no podrían vender sus productos. Las propias creencias se convierten en un campo energético,
una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Por lo demás, así es
como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las
manos… pero eso no puede vender y por eso la medicina y las empresas farmacéuticas no quieren ir por ese
camino. Saben que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo
puede matar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química
que generará cáncer”.

El poder de la mente humana para la autocuración


El Dr. Lipton advirtió en un capítulo de su obra, eso sí, que vivir en un entorno sano no significaba
necesariamente que podíamos curarnos de algunas enfermedades en forma automática. “No es tan fácil,
porque la mente interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un
entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo enfermar. Y esto nos sirve
para entender cómo funciona un placebo. Si cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, si tomo una
píldora porque creo que me va a traer salud, ésta supuestamente me mejora y me sana, pero la píldora podría
ser de azúcar. Y la píldora en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo llamamos
pensamientos positivos y efecto placebo”.

El biólogo molecular detalla que la mente humana actúa de manera muy particular, pues “si cierro los ojos, los
abro y veo a alguien a quien amo, entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en
mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células. Por eso, quien se enamora se siente tan
bien. Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés, que frenan el crecimiento
del cuerpo y apaga el sistema inmunitario. Por eso cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas. Y debo decir
que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas.
Las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer, y, una vez que se
apaga el sistema inmunitario, proliferan”.

El poder del subconsciente humano

Bruce Lipton afirma también en su libro que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente,
y que la personalidad y la salud de los individuos se conforma como un «aprendizaje» en el vientre materno y
en la niñez hasta aproximadamente los seis años. “El subconsciente es millones de veces más poderoso y más
importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo, pero no lo
podemos controlar. Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis
años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por
tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer,
tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida. Es decir, los
niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se “programa” su subconsciente.
¡Qué gran responsabilidad para los padres! Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos
de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer, aunque su genética sea diferente. Si te enseñaron a maltratar
tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es
una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.”

Energía vital que se transfiere


El doctor Bruce Lipton, al contrario que otros colegas de su especialidad, también sostiene que la energía vital
de un ser humano no necesariamente muere con la muerte física, dando pie a fenómenos como la
reencarnación. “Para explicar esto de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas
captan y reproducen un programa televisivo de Bruce. Esos receptores recogen esa transmisión. Si estoy
viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Pero si otro
ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. Esto
explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí.
Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula me cambió la vida entera. La
pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad? ¿Por qué tenemos un espíritu y un cuerpo? Y la
respuesta vino de mis células: si sólo existiera el espíritu, ¿Cómo sé a qué sabe el chocolate? Y sí sólo tengo
una parte física y no una parte espiritual, ¿Cómo puedo experimentar y emocionarme con una puesta de sol?
¿Y cómo voy a sentir cuando estoy enamorado? La lección más importante de todo esto es que estar vivo es
un regalo, y que hay que experimentar alegría por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el
mundo estará más sano”.

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