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¿Qué es un inversor y por qué es

imprescindible para aprovechar la energía


solar?

Para aprovechar la luz del sol para generar energía limpia que abastezca el hogar, los
paneles fotovoltaicos por sí solos no serán suficientes. Y es que, cualquier kit solar
necesitará, al menos, otra pieza clave: el inversor. Baterías de almacenamiento al margen,
que serán también necesarias cuando se pretenda contar con suministro las 24 horas, una
instalación doméstica sin inversor sencillamente no podrá dar uso a la energía captada.
Para qué sirve el inversor de una instalación solar.
¿Buscas que tu ordenador, tu televisión o tu frigorífico funcionen con electricidad
obtenida de la energía del sol? Entonces, necesitas un inversor en tu instalación
doméstica. ¿Por qué? Porque, como se avanzaba, para que cualquier dispositivo
electrónico funcione es imprescindible que la energía que generan las placas solares pase
de corriente continua a corriente alterna, que es con la que funcionan los
electrodomésticos, dispositivos electrónicos, etc.

Para que esa conversión sea posible, cualquier instalación solar por grande o pequeña que
sea necesitará de un inversor que, eso sí, puede ser de distintos tipos en función de varias
variables. Entre ellas, una fundamental es si la instalación solar es con conexión a la red
eléctrica o fuera de la red.

Tipos de inversor disponibles.


Sin ánimo de ser excesivamente técnicos, entrar en el tipo de inversores disponibles es
necesario para que, quien se esté planteando pasarse a la energía solar, cuente al menos
con nociones básicas del que se puede ajustar más a sus necesidades.

Por ello, al margen de las alternativas de mayor tamaño, y de las distintas clasificaciones
que se pueden hacer de los inversores en función de su potencia, funcionamiento o de la
configuración del sistema, entre otras, para uso doméstico habría que arrancar con una
distinción de partida: están, de un lado, los inversores para instalaciones sin conexión a la
red y aquellos para kits conectados.

Así, para instalaciones fuera de la red, estaríamos ante inversores autónomos con
conexión a los paneles fotovoltaicos y a las baterías para el almacenamiento doméstico.
Así, el inversor tomaría la energía del banco de baterías para, de ahí, convertirla para el
consumo en el hogar.

En el caso de instalaciones solares que estén conectadas a la red eléctrica, los inversores
pasarían a ser interactivos, para operar como cerebros de la gestión de la energía que, en
función de las necesidades, aportarían energía para el consumo de los paneles, de la red
o, en caso de que estén incluidas en la instalación, de las baterías.

Dentro de esta segunda tipología, los más comunes para uso doméstico son los inversores
en cadena o inversores string. Destacan por ser equipos centralizados que convierten la
energía captada para su aprovechamiento. Entre sus contras, que, si un panel no está
suficientemente expuesto al sol o funciona de forma deficiente, esa será la potencia del
inversor.
Junto a la alternativa anterior están los microinversores, que se conectan a un único panel
y que, por tanto, ofrecerían una solución descentralizada que mitigaría los problemas del
inversor string. Sin embargo, suelen ser más costosos que los anteriores.

Por último, estaría lo que se conoce como optimizador de energía. En este caso, de lo que
se trata es de un inversor tipo híbrido que toma lo mejor de uno y lo mejor de otro. Es
decir, opera con los paneles de forma individualizada si bien, a diferencia del caso
anterior, la energía se sigue gestionando de manera centralizada.

Ubicación del inversor y potencia.

Respecto a la primera cuestión, no hay una única respuesta. Sin embargo, lo ideal sería
que el inversor se sitúe en un lugar de fácil acceso para poder mantener el dispositivo
pero que, a su vez, no esté al alcance de quienes pudieran enfrentar riesgos con su
manipulación, como los menores.

Al margen de lo anterior, hay que tener en cuenta a la hora de colocarlo su cercanía con el
cuadro eléctrico, así como con los paneles solares. Además, este dispositivo suele
calentarse, por lo que cualquier opción que pase por encajonarlo en algún área en la que
el calor, en vez de disiparse, se acumule, no será recomendable. Precisamente por lo
mismo, si se había previsto su colocación junto a alguna fuente de calor, lo mejor será
descartar esta idea.
Además de lo anterior, habrá que tener en cuenta otros aspectos, como el ruido que
puede generar este equipo en su funcionamiento. Por ello, un salón, un dormitorio o
alguna zona anexa a los anteriores tampoco será lo más confortable para los habitantes
de la vivienda.

Para terminar, un último aspecto que siempre inquieta. Además, no es raro que lo haga,
puesto que es crucial para el funcionamiento y aprovechamiento óptimo de una
instalación doméstica.

¿Qué tamaño de inversor necesito?

Pues aquel cuya potencia se ajuste a tu sistema solar fotovoltaico. Este no es un asunto
fácil. No obstante, es esencial, puesto que quien estime por lo bajo no contará con energía
suficiente para satisfacer sus necesidades de consumo. Por ello, antes de dar cualquier
paso, sopesa bien la medida de tus paneles y de tu inversor. Si tienes dudas, aquí puedes
consultar cómo calcular el tamaño de tu instalación solar para que se ajuste exactamente
a lo que esperas de ella.

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