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En este aspecto hemos de decir que, como tantas veces se ha repetido por la jurisprudencia, el delito de

lesiones y el de homicidio en grado de tentativa (antes delito frustrado), contienen la misma estructura
objetiva, distinguiéndose únicamente por el elemento subjetivo de la intencionalidad. Como este
elemento subjetivo pertenece al propio pensamiento e intimidad de las personas, a no ser que el sujeto
activo de la acción lo confiese, ha de ser inferido de la actividad externa realizada, tanto antecedente
como concomitante o consiguiente y, sobre todo, de la peligrosidad del arma empleada en la agresión,
de los lugares anatómicos en que se produjeron las lesiones y también de las consecuencias más o
menos graves que se causaron.

El Recurso de Nulidad Nº 558-2012-Lima del veintiuno de mayo del dos mil doce considera que el animus
necandi es el elemento esencial para determinar el grado de culpabilidad por la infracción penal, en
tanto en cuanto, determina que el agente ha queridhhhhhho matar a la víctima, no obstante ese
propósito criminal constituye un presupuesto subjetivo que tendrá que ser inferido de los elementos
objetivos o de hechos anteriores, coetáneos y posteriores a la comisión del evento delictivo prueba de
indicios; que se ha establecido en la jurisprudencia y doctrina comparada, aquellos supuestos que
permiten deducir la intención del sujeto, entre los que se pueden anotar: i) las relaciones entre el autor y
la víctima; ii) la personalidad del agresor; iii) las actitudes o incidencias observadas o acaecidas en
momentos precedentes al hecho, particularmente si mediaron actos provocativos, palabras insultantes y
amenazas de males; iv) la dirección, el número y la violencia de los golpes; v) las circunstancias conexas
de la acción [fundamento jurídico 3].

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