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Actividad 5 Ensayo: “Lex orandi, lex credendi”

Nos proponemos con el presente ensayo acercarnos a una sencilla reflexión sobre la antigua
frase que le da título: “Lex orandi lex credendi” la cual trascrita del latín al castellano
significa que “se ora como se cree y se cree como se ora”. Nos ocuparemos particularmente
de lo que refiere a la relación de esta afirmación con la Sagrada Liturgia.

En este sentido hemos de afirmar categóricamente que cada uno de los signos externos de
la liturgia, han de estar soportados en la comprensión y aceptación por la fe, de lo que cada
uno de ellos significa; de lo contrario se trataría de acciones estériles, huecas y totalmente
carente de sentido. Sin una fe bien formada, parte de la liturgia se reduciría a una acción
teatral, carente de profundo sentido y sin posibilidad de hacer trascender a los fieles a la
experiencia viva del Misterio de Cristo actualizado en cada celebración.

Para enriquecer esta reflexión es de gran ayuda remitirnos al Catecismo de la Iglesia


Católica, partiendo de decir que su estructura general está basada en cuatro capítulos: lo
que se cree, lo que se celebra, lo que se vive y o que se ora; la fe se hace autentica
celebración, lo celebrado debe ser llevado a la vida y la vida se convierte en permanente
oración. Así toda la vida de fe se convierte en un permanente ciclo que conduce a la
cristificación de la existencia.

En este sentido cuando con autorización de san Juan Pablo II fue presentado el Compendio
del Catecismo de la Iglesia Católica, se sintetizaba su contenido en estas líneas generales:

“El compendio se articula en cuatro partes que corresponden a las leyes


fundamentales de la vida en Cristo.

La primera, "La profesión de fe", sintetiza la "lex credendi", es decir, la fe que


profesa la Iglesia Católica basándose en el Símbolo niceno-constantinopolitano que,
"proclamado constantemente en las asambleas cristianas -dice el arzobispo-
mantiene viva la memoria de las verdades principales de la fe".

La segunda, "La celebración del misterio cristiano", presenta los elementos


esenciales de la "lex celebrandi", ya que "el anuncio del Evangelio encuentra
efectivamente su respuesta privilegiada en la vida sacramental donde los fieles
experimentan y son testigos (...) de la eficacia salvífica del misterio pascual".

"La vida en Cristo" es la tercera parte, dedicada a la "lex vivendi": "el compromiso
de los bautizados de manifestar en sus acciones y decisiones éticas la fidelidad a la
fe profesada y celebrada".

Por último, "La oración del Señor: Padre Nuestro", aborda la "lex orandi", la vida
de oración, siguiendo para el diálogo con Dios, la plegaria que Jesús mismo nos
enseñó”.
En este mismo sentido años después Benedicto XVI en su Exhortación Apostólica
postsinodal Sacramentum Caritatis, ha afirmado:

El Sínodo de los Obispos ha reflexionado mucho sobre la relación intrínseca entre fe


eucarística y celebración, poniendo de relieve el nexo entre lex orandi y lex
credendi, y subrayando la primacía de la acción litúrgica. Es necesario vivir la
Eucaristía como misterio de la fe celebrado auténticamente, teniendo conciencia
clara de que « el intellectus fidei está originariamente siempre en relación con la
acción litúrgica de la Iglesia ».[105] En este ámbito, la reflexión teológica nunca
puede prescindir del orden sacramental instituido por Cristo mismo. Por otra parte,
la acción litúrgica nunca puede ser considerada genéricamente, prescindiendo del
misterio de la fe. En efecto, la fuente de nuestra fe y de la liturgia eucarística es el
mismo acontecimiento: el don que Cristo ha hecho de sí mismo en el Misterio
pascual. (N. 34).

Vemos pues como el Misterio Pascual de Cristo se hace cercano y comprensible al creyente
que lo vive a la luz de la fe recibida en la Iglesia desde su Bautismo. Así cada acción
litúrgica le permite ser beneficiario de la gracia que cada Sacramento imprime al alma.

Con la claridad que nos aportan las anteriores líneas sobre el sentido profundo y la gran
relación existente entre lo que se confiesa creer, lo que se ora y lo que se celebra en la
liturgia, cabe plantear una pregunta puntual:

¿Existe real conciencia en los fieles practicantes sobre el significado de los ritos
litúrgicos y su trascendencia e implicación en la vida?

Muchas respuestas pueden surgir; unas desde ópticas más optimistas podrán llevarnos a
reconocer que ciertamente luego del Vaticano II se ha avanzado significativamente en este
sentido y cada Iglesia Particular hace ingentes esfuerzos desde sus áreas de liturgia,
catequesis y pastoral.

Otros con una mirada que puede oscilar entre el realismo y el pesimismo, dirán que estamos
aún lejos de un punto ideal de formación de nuestros fieles en lo que refiere a la necesaria
relación entre lo que se cree, lo celebrado y lo vivido. Tendrán situaciones puntuales para
afirmar que en muchos aspectos se podría aplicar a nosotros aquello que dice el Señor por
medio del profeta: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de
mí”. (Is. 29, 13). Esto debido a la falta de coherencia, a la posible separación entre fe y
vida, al anti testimonio de muchos de nosotros los católicos practicantes, cuando en
ocasiones nuestro modo de vivir dista de lo que decimos creer y también de lo que
celebramos.

Queda abierta la reflexión, nos corresponde a cada uno desde su orilla aportar cuanto le sea
posible para contribuir eficazmente a mejorar los aspectos que se identifiquen como
débiles. La academia, la catequesis, la pastoral, las experiencias de pequeña comunidad,
entre otros, podrán hacer aportes significativos para que la vivencia autentica de la fe,
llegue a tocar las esferas de la vida real y se pueda lograr que cada bautizado sea un buen
cristiano y por tanto un buen ciudadano.
Referencias Bibliográficas:

Iglesia Católica. (1993). 1° ed. Catecismo de la Iglesia Católica (899). Ciudad del
Vaticano.

Juan Pablo II, Carta Apostolica Mane Nobiscum Domine. 07 octubre 2004, recuperado de
https://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_letters/2004/documents/hf_jp-
ii_apl_20041008_mane-nobiscum-domine.html, en octubre 30 de 2018.

Santa Biblia: Biblia de Jerusalén Nueva Edición Manual. (2009). Bilbao: Desclee de
Brouwer.

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