MATRICULA 14-17779
Tras la derrota en el pleno, los panistas amagaron una vez más con el veto de Fox, y en
todos los tonos sus opositores reviraron que el mandatario no tiene esa facultad. Desde
la tribuna, Pablo Gómez, del PRD, sostuvo que el presidente no tiene más que aceptar
la votación del pleno: "¡Obedece u obedece!"
El miércoles negro para el panismo, forjado al inicio del día desde el Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación, donde se ratificaron los triunfos del PRI en los
estados de Veracruz, Oaxaca y la ciudad de Tijuana, y alcanzó el vértice en San Lázaro,
donde el grupo de mayoría coyuntural integrado por las bancadas de PRI, PRD, PT,
Convergencia y PVEM -este último reculó del apoyo brindado al PAN el domingo por la
noche- consiguió la aprobación del decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación
(PEF) 2005, a pesar de las advertencias de los panistas del veto presidencial.
Y es que a lo largo del día las dudas sobre el contenido del decreto se agudizaron,
porque la sesión, que estaba contemplado reiniciar a las 12, fue postergada por Manlio
Fabio Beltrones, quien ordenó aplazarla tres horas más con el argumento de que la
Comisión de Presupuesto le envió corregido el documento a las 10:45 para imprimirse,
y esa labor llevaría por lo menos tres horas a los talleres de impresión del órgano
legislativo.
Tal circunstancia produjo dos efectos. Los panistas aprovecharon para denunciar de
nueva cuenta que fueron objeto de la exclusión y del mayoriteo a manos del bloque
coyuntural de cinco fracciones parlamentarias, y por lo tanto no quedaba otro camino
que el veto de Vicente Fox, y entre corrillos se difundió la especie que señalaba al PRI
de maniobrar en espera de los resultados del tribunal electoral, para endurecer su
postura según el voto de los magistrados.
De inmediato, los panistas José González Morfín y Juan Molinar Horcasitas exigieron al
presidente de la mesa que decretara un nuevo receso de tres horas, como solicitó a las
13 su coordinador, Francisco Barrio Terrazas, con objeto de darle tiempo a todos los
legisladores de conocer el documento, que en ese momento ya había sido repartido
entre las curules.
Beltrones aceptó haber recibido la solicitud de Barrio Terrazas y propuso al pleno votarla
y éste la desechó. De esa forma, los panistas fueron objeto de las prácticas que ellos
habían instrumentado con otras fuerzas políticas, sobre todo con el Revolucionario
Institucional, la de avasallar a sus adversarios.