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CALOR Y TRABAJO

Introducción:

Ha llegado el verano y con él las altas temperaturas que algunos de nuestros trabajadores sufren en sus
centros de trabajo, en ocasiones por que son inherentes a la actividad realizada y en ocasiones por
carecer de instalaciones adecuadas. Ello hace que en el presente artículo haya considerado necesario
abordar: La regulación legal que existe al respecto en nuestro país; los problemas de salud que se pueden
derivar de unas altas temperaturas y por último las formas de prevenir los mismos.

Marco legal:

La regulación legal a la cuestión de las temperaturas en los centros de trabajo, viene establecida en el
Real Decreto 486/1997 de 14 de Abril, por el que se establecen las Disposiciones mínimas de seguridad
y salud en los lugares de trabajo y, si bien sin valor legal pero como ayuda para la interpretación del
mismo, tenemos también la guía técnica para la evaluación y prevención de los riesgos relativos a la
utilización de los lugares de trabajo. Entre la legislación especial destacar el Real Decreto 1826/2009,
de 27 de noviembre, por el que se modifica el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios,
aprobado por Real Decreto 1027/2007, de 20 de julio, en el que se regulan las condiciones de
temperatura en locales de uso administrativo, comercial y pública concurrencia.
La regulación contenida en dichas normas establece:

Unas temperaturas en los locales de trabajo de entre 17º y 27º para trabajos sedentarios y entre 14º
y 25º para trabajos ligeros.

La humedad relativa del ambiente estará entre el 30 y el 70% (una alta humedad puede dificultar la
sudoración que es uno de los mecanismos de defensa del cuerpo contra el calor, por otra parte una
humedad demasiado baja reseca las mucosas y dificulta la respiración a parte de favorecer también la
acumulación de electricidad estática).

La velocidad del aire a la que están expuestos los trabajadores no será superior a: 0,25
m/s en ambientes no calurosos; 0,5 m/s en trabajos no sedentarios en ambientes no calurosos y 0,75
m/s en trabajos no sedentarios en ambientes calurosos. En el caso de corrientes de aire
expresamente utilizadas para evitar el estrés en exposiciones intensas al calor o corrientes de aire
acondicionado, el límite será de 0,25 m/s en el caso de trabajos sedentarios y 0,35 m/s en los demás
casos.

Lo anterior sin perjuicio de lo dispuesto en relación a la ventilación de determinados locales en el


Real Decreto 1618/1980, de 4 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de calefacción,
climatización y agua caliente sanitaria que dice: la renovación mínima del aire de los locales de
trabajo, será de 30 metros cúbicos de aire limpio por hora y trabajador, en el caso de trabajos
sedentarios en ambientes no calurosos ni contaminados por humo de tabaco y de 50 metros cúbicos,
en los casos restantes, a fin de evitar el ambiente viciado y los olores desagradables.
En los locales de uso administrativo, comercial y de pública concurrencia habría que tener en cuenta,
además de lo anteriormente dicho, que en los recintos calefactados la temperatura del aire no será
superior a 21º y en los recintos refrigerados no será inferior a 26º.

Finalmente hay que tener también en cuenta lo que establece la Guía Técnica de pantallas de
visualización que interpreta el Real Decreto 488/1997 de 14 de abril, sobre disposiciones mínimas de
seguridad y salud relativas al trabajo con equipos que incluyen pantallas de visualización
(fundamentalmente ordenadores) y que establece que la temperatura operativa, que tiene en cuenta la
temperatura ambiental y la temperatura radiante del equipo, además de la velocidad del aire, debería
mantenerse entre 23º y 26º en verano y entre 20º y 24º en invierno. Mientras que la humedad
recomendada tendría que estar entre el 45% y el 65%.

¿Quiere decir lo anterior que no es legal mantener temperaturas más altas en los centros de trabajo
que las enumeradas anteriormente? No, de hecho la guía técnica de los lugares de trabajo dice al
respecto, en el punto 4 de su Anexo III

"A efectos de la aplicación de lo establecido en el apartado anterior deberán tenerse en cuenta las
limitaciones o condicionantes que puedan imponer, en cada caso, las características particulares del
propio lugar de trabajo, de los procesos u operaciones que se desarrollen en él y del clima de la zona
en la que esté ubicado. En cualquier caso, el aislamiento térmico de los locales cerrados debe adecuarse
a las condiciones climáticas propias del lugar."

Así pues si por las anteriores circunstancias no fuera posible conservar las temperaturas del local de
trabajo entre los límites previstos legalmente, lo que procedería sería la evaluación del riesgo de estrés
térmico a través de alguno de los procedimientos existentes, ya sea a través del índice WBGT que es el
que propone la propia Guía Técnica de lugares de trabajo, ya a través del más riguroso Indice de
Sudoración Requerida IRQ. Si dichos índices marcan una situación de riesgo para el trabajador se
adoptarán las medidas necesarias, de entre las que más adelante se enumeraran, para evitar de esta
forma que las condiciones de trabajo supongan un riesgo para el trabajador.

Riesgos de las altas temperaturas para la salud del trabajador:

El principal riesgo que las altas temperaturas representan para el trabajador es el riesgo de estrés
térmico que puede tener unas consecuencias extremadamente graves para el trabajador afectado
pudiendo llegar, si no se actúa rápidamente, a la muerte del mismo.
En primer lugar debemos conocer que la situación de estrés térmico depende de factores como el calor
metabólico producido, la dureza del trabajo realizado y de las posibilidades que tiene el cuerpo de
intercambiar calor con el medio ambiente que le rodea a través de los mecanismos de que dispone para
hacerlo y que depende de variables como la temperatura ambiente, la humedad del mismo, velocidad
del aire, vestimenta, etc. De forma que cuando el calor no se puede intercambiar con el ambiente, o se
intercambia en cantidades inferiores a las necesarias, las temperaturas del cuerpo aumentan
produciéndose la situación de estrés térmico.
Ante una situación de estrés térmico es importante el reconocimiento inmediato de sus síntomas, tanto
por parte de los trabajadores como por parte de los mandos intermedios, para poder actuar frente al
mismo rápidamente, antes de que se produzca una crisis irreversible. Los principales síntomas son:
sensación de calor, apatía, capacidad de atención, percepción y memoria disminuidas, irritabilidad
y en los casos más avanzados: nauseas, vértigo o mareo, interrupción del sudor, bajadas de tensión,
pulso cardíaco acelerado y desorientación o confusión.

Otras dolencias relacionadas con el calor son:

 La erupción cutánea que se caracteriza por la existencia de erupciones en la piel con picores
intensos y molestias que impiden descansar y trabajar bien.
 Calambres debido a la perdida de sales a través de la sudoración.
 Síncope por calor se produce cuando se esta de pie e inmóvil en un sitio caluroso durante mucho
tiempo por falta de riego al cerebro.
 Deshidratación por perdida de líquidos a través del sudor.
 Agotamiento por calor.

Medidas preventivas a adoptar:

Entre las medidas preventivas a adoptar para evitar los daños anteriores, tenemos:

 Informar y formar a los trabajadores sobre los riesgos, efectos y medidas preventivas.
Adiestrarles en el reconocimiento de los primeros síntomas de las afecciones del calor en ellos
mismos y en sus compañeros y en la aplicación de los primeros auxilios.
 Aclimatación del trabajador. Un trabajador no aclimatado tiene más posibilidades de sufrir
dolencias relacionadas con el calor por lo que habrá controlar especialmente a los trabajadores
de nueva incorporación o a aquellos que vienen de una ausencia prolongada (alrededor de 3
semanas). Dichos trabajadores necesitan un régimen de pausas mayor que el de los trabajadores
no aclimatados que se ira reduciendo gradualmente hasta que el trabajador se aclimate
completamente (el proceso puede durar entre 7 y 14 días).
 También son más vulnerables al estrés térmico los trabajadores con enfermedades
cardiovasculares, respiratorias, enfermedades de la piel, enfermedades de las glándulas
sudoríparas, diabetes, insuficiencia renal, enfermedades gastrointestinales, epilepsia y
enfermedades mentales son más vulnerables frente al estrés térmico por calor, por lo que no
deberían trabajar en condiciones de calor extremo.
 Disponer de sitios de descanso frescos, cubiertos o a la sombra, y permitir a los trabajadores
descansar cuando lo necesiten y especialmente en cuanto se sientan mal.
 Proporcionar agua fresca y aleccionar a los trabajadores para que la beban con frecuencia.
 Modificar procesos de trabajo para eliminar o reducir la emisión de calor y humedad y el
esfuerzo físico excesivo. Proporcionar ayuda mecánica para disminuir este último.
 Reducir la temperatura en interiores favoreciendo la ventilación natural, usando
ventiladores, aire acondicionado, etc.
 Organizar el trabajo para reducir el tiempo o la intensidad de la exposición: establecer
pausas fijas o mejor permitir las pausas según las necesidades de los trabajadores; adecuar los
horarios de trabajo al calor del sol; disponer que las tareas de más esfuerzo se hagan en las
horas de menos calor; establecer rotaciones de los trabajadores, etc.
 Evitar comer mucho y las comidas grasientas; comer fruta, verduras; tomar sal con las comidas
(esto último salvo problemas de hipertensión).
 No tomar alcohol (cerveza, vino etc.) ni drogas. Evitar bebidas con cafeína (café, refrescos de
cola, etc.) y también las bebidas muy azucaradas.
 Usar ropa de verano, suelta, de tejidos frescos (algodón y lino) y colores claros que reflejen el
calor radiante. Proteger la cabeza del sol (mejor con sombreros de ala ancha).

Primeros auxilios ante el estrés térmico:

En los casos de estrés térmico es extremadamente importante actuar con rapidez de ahí la importancia
de instruir a los trabajadores y los mandos intermedios en el pronto reconocimiento de los síntomas del
mismo. Ante un trabajador que muestra síntomas de estrés térmico actuaremos de la siguiente forma:

 Alejaremos al trabajador del calor.


 Llamaremos a los servicios de emergencias, comunicándoles los síntomas que sufre el
trabajador y cualquier otra información que nos puedan solicitar.
 Comenzamos maniobras de enfriamiento como tumbarle en lugar fresco, aflojarle o quitarle
la ropa, envolverle en una tela o manta empapada en agua y abanicarle o sumerjirle en una
piscina con agua fría. El trabajador estará vigilado continuamente hasta la llegada de los
servicios de emergencia.

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