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Factores formadores de suelos

Resumen Libro “Principios de Edafología” con énfasis en suelos argentinos (Ing. Agrónoma Marta
Conti) – Editorial Facultad Agronomía (2da. Edición) - Cap. 3: “Formación y Desarrollo de suelos” – Factores
formadores de Suelo (Ing. Agrónoma Carla Pascale), pág. 117-129.

2.1 Material original

Jenny (1941), definió los materiales originales como “estado del sistema suelo en el
tiempo cero de su formación”.

De esta definición se desprende, que un suelo previo o una masa de roca meteorizada,
podría ser “material original”.

La roca madre es el soporte y el marco de los procesos de alteración.

Las propiedades de los materiales originales de los suelos están estrechamente


emparentadas con las propiedades que de ellos derivan. Por lo tanto, muchas de las
características de los suelos son heredadas, como por ejemplo la cantidad y tipo de
arcilla, la textura y algunas características químicas.

Según Gerasimov (1965), las rocas se clasifican del siguiente modo:

1- Macizas cristalinas.

2- Sedimentarias:

2.1. Consolidadas.

2.2. No Consolidadas.

Rocas macizas cristalinas

Comprenden las rocas ígneas y metamórficas. Se encuentran formadas por


materiales diversos que se originan a partir de que se cristaliza el magma.

De acuerdo al predominio de materiales ácidos o básicos, distintas serán las


tendencias en la formación del suelo. Las de origen básico se descomponen más
fácilmente que las ácidas. Aquellas rocas que sean ricas en bases: Fe, Al, Mg, Ca; Na y
K darán lugar a suelos más fértiles, ya que darán lugar a suelos de textura fina
(arcillosos). En las mismas condiciones, el material de carácter ácido, origina una
granulometría más gruesa y de menor fertilidad.

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Rocas sedimentarias consolidadas

Estas rocas provienen de la acumulación de residuos de desintegración, y


descomposición de otras rocas, sedimentos químicos y biológicos.

Los agentes de meteorización actuarán sobre los cementantes, obteniéndose


material suelto sobre el que continuará la transformación.

Rocas sedimentarias no consolidadas

Como formadoras de suelos, son éstas las de mayor importancia. A partir de ellas,
el proceso de formación del suelo será más rápido, pues se parte de un material más
suelto de gran superficie atacable, generalmente no han sufrido diagénesis y la textura
del suelo es muy similar a la del material del cuál proviene.

En la Región Pampeana, el loess es el material original preponderante.

Fig. 1. Fases de alteración de roca madre

2.2. Clima

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Fig. 2. Zonas climáticas mundiales
El clima es uno de los factores de formación más importante, que permite
caracterizar en forma global los procesos de descomposición.
Su principal efecto se debe a la acción de las precipitaciones y temperatura. La
acción de estos dos agentes se refleja en la meteorización de las rocas y la
descomposición de la materia orgánica.
Debe tenerse en cuenta que el clima no es invariable, los climas cambian con el
tiempo aún dentro del ciclo de formación de algunos suelos.

Precipitaciones
Cuando ocurre una precipitación, no toda el agua entra en el suelo. Parte se pierde
por evaporación, transpiración de las plantas, escurrimiento, etc.… Es el agua que entra
en el suelo y su movimiento la que determina la diferenciación de horizontes y ciertas
propiedades de los suelos.
A medida que aumentan las precipitaciones, se produce un mayor lavado de sales
solubles y poco solubles como los sulfatos y carbonatos, y son arrastrados a una mayor
profundidad. Hay una mayor acidez en los suelos por una mayor concentración de iones
hidrógeno.
El contenido de arcilla aumenta conforme lo hacen las lluvias.

El efecto importante debido al aumento de precipitaciones es el que se produce en


la vegetación: un aumento en la vegetación se traduce en un mayor aporte de materia
orgánica y nitrógeno de los suelos.

Temperatura
En cuanto al aumento de temperatura, conforme a la Ley de Vant’ Hoff, por cada
10º C de aumento de temperatura se duplica la velocidad de reacción química.
La descomposición de la materia orgánica tendrá una velocidad variable en función
de la temperatura. En general los suelos de climas fríos tendrán mayor acumulación de
materia orgánica que los de climas cálidos.
Por efecto de la temperatura sobre el agua, disminuye la viscosidad y la tensión
superficial, hay mayor facilidad de lixiviación.

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Según Jenny, los aumentos de temperatura van acompañados por cambios de
color en los suelos.
Los suelos formados bajo influencia de clima frío presentan una coloración oscura,
los de zonas intermedias pardos y finalmente los de clima cálido tonalidades rojizas o
amarillas.
Las combinaciones de temperaturas y precipitación tienen influencia directa sobre
el lavado de suelos, principalmente en lo que concierne al lavado de bases y arcillas,
que está regido por lo que Duchaufour denomina drenaje climático, es decir la
diferencia entre pluviometría y evapotranspiración.

D=P-E
Donde; D = drenaje climático
P = precipitaciones
E = evapotranspiración

Henin y Aubert (1945), han demostrado que el lavado de los coloides minerales
para un drenaje comprendido entre 90 y 200 mm es mínimo. Está comprobado, que el
drenaje estacional, es el único indicador válido sobre la importancia del lavado ligado al
clima.
La combinación del drenaje climático (mm) y la temperatura (º C) define grandes
tendencias en lo que concierne a posibilidades de formación de diferentes grupos de
suelos, Tal como se esquematiza a continuación:

TºC

LATERÍTICO
ESTEPA
PRADERA

20

PODSOL

4
90 mm 200 mm D mm
2.3. Organismos

Fig. 3. Bacterias, hongos típicos y especies de invertebrados

Fig. 4. Bacterias, hongos e invertebrados del suelo

Bajo esta denominación está involucrada la comunidad biótica a la que pertenecen


la vegetación natural y los cultivos, la población microbiana y la micro y mesofauna que
habita sobre la superficie.

Existe una íntima relación entre la vegetación y las propiedades de los suelos.
Pero, a su vez, las características de la vegetación natural reflejan la suma de los
factores climáticos en los que crece.

La vegetación actúa de cuatro modos diferentes:

a- Por el microclima que favorece: hay diferencia entre una formación de bosque
y una pradera. El bosque proporciona sombra y humedad.

En el caso de las praderas, la temperatura del suelo es mayor y en consecuencia


es menor la humedad ambiental.

b- Por la profundidad del enraizamiento: la profundidad es mayor en los árboles,


lo que favorece la lixiviación y el lavado de los elementos coloidales. Sin embargo, esto
se atenúa considerablemente por efecto del follaje.

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La vegetación herbácea, con enraizamiento superficial, provoca un lavado menos
acentuado. Debido a su masa radicular, posee abundante incorporación de materia
orgánica, dando lugar a horizontes húmicos (A) de mayor espesor que el bosque.

c- Por la naturaleza del humus que se origina: el humus es el nexo entre el


mundo orgánico o biológico y el mundo inorgánico, permitiendo que el mundo vivo
pueda modificar las propiedades del mundo mineral en un sentido determinado.

La vegetación al descomponerse y mineralizarse, da origen al humus de suelo,


agente fundamental de la edafogénesis.

En lo que concierne a la vegetación herbácea, los residuos de las leguminosas son


más ricos en nitrógeno que las otras familias, por lo tanto se descomponen más
rápidamente. Con respecto a la vegetación arbórea, las hojas de los árboles de hoja
caduca se descomponen más rápidamente que los de hoja perenne. De estas últimas
las resinosas (coníferas) que proporcionan al suelo un material ácido y por lo tanto
agresivo.

d- Por la protección más o menos eficaz contra la erosión: el bosque protege


mejor el suelo contra la erosión que la pradera y la estepa; los suelos desnudos son los
más expuestos a la erosión.

2.4. Relieve

Fig. 5. Esquema sobre los distintos tipos de relieve 6


(geomorfología) que dan origen a los suelos.
El relieve es la conformación de la superficie de la Tierra, sobre la que se
desarrolla el suelo.

Los principales elementos del relieve se relacionan con la pendiente, cuyos


parámetros son: gradiente (ángulo de pendiente), longitud, forma (cóncava, convexa o
plana) y disposición 8 regular, irregular, o simétrica) y la orientación.

La orientación de la pendiente influye sobre la temperatura de los suelos creando


muchas veces microclimas. En el Hemisferio Sur las pendientes ubicadas hacia el Norte
reciben mayor insolación que las orientadas hacia el Sur.

La infiltración y la permeabilidad, determinan, en parte, el drenaje interno del suelo.


Cuando ambas son constantes, la mayor o menor cantidad de agua que drena en el
perfil depende de la pendiente, de modo tal, que cuanto mayor es el gradiente de la
misma, mayor es el escurrimiento y por lo tanto la posibilidad de erosión, pudiendo ser
decapitado la parte superior del perfil de suelo.

2.5. Tiempo

2.6. Acción antrópica

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