OSAKA EN LA ANTIGUEDAD
HISTORIA PARA TURISTAS CURIOSOS
En el siglo XVII, Osaka era una de las ciudades más ricas y populosas del Japón y centro del
floreciente comercio del país. Sus ciudadanos se enorgullecían de sus recién construidos teatros,
puentes y canales, almacenes y lujosas mansiones. Allí acudían los jóvenes del país en busca de
fortuna y aventuras. Osaka era para todos como un poderoso imán.
Algunas tiendas vendían únicamente bandejas, bargueños y cajas para adornos del cabello,
confeccionadas con azabache y laca de oro. Otras se especializaban en cerámica: la delicada
porcelana vidriada de superficie finamente agrietada de la provincia de Satsuma, las suaves tazas
y teteras color verde manzana para la misteriosa ceremonia del té, o esbeltos floreros de un profundo
azul translúcido o marrón bruñido.
Los fabricantes de pipas y los estanqueros monopolizaban una calle entera. Tanto los hombres como
las mujeres fumaban en pipa. Eran unos instrumentos pequeños y graciosos, con un largo tallo de
bambú y una diminuta cazoleta metálica.
Los fabricantes de pipas desplegaban un gran ingenio; las adornaban con un tejón sonriendo con
las manos en el lomo, un dios del trueno inflando los carrillos, o un mono columpiándose de una rama.
El fumador llevaba su provisión de tabaco en saquitos bordados de cuero o de brocado, sujetos a la
banda del kimono por un fiador en un cordón de seda.
Otro accesorio indispensable para salir por la ciudad era el abanico, que no sólo refrescaba en los
días calurosos sino que también, según se decía, «atraía la suerte y ahuyentaba el mal».
Algunas de las tiendas más animadas de las calles principales vendían las populares ukiyo-e, «pinturas
del mundo flotante», impresas con bloques de madera en papel tosco de arroz hecho a mano. Estos
grabados representaban todo lo alegre, excitante o tópico, melancólico o fantástico que el artista
pudiese imaginar.
Una ciudad trasnochada, pues, poco atrayente para los nuevos ricos mercaderes del Japón, que
acudían a Osaka a divertirse. Ningún barco mercante europeo anclaba en la bahía de Osaka para
cargar sus sedas, pinturas y porcelanas. Tampoco navegaban por allí las embarcaciones de altura
japonesas. Sólo los pesados juncos costeros transportaban arroz y saké (bebida alcohóloica) a los
puertos locales y recibían a cambio arenques secos y algas del norte, o muñecas regionales y cestas
de hierba trenzada del sur.
A partir de 1636 se promulgaron varios decretos aislando el país del resto del mundo conocido. Se
prohibió bajo pena de muerte abandonar el país a todos los japoneses, y los que residían en el
extranjero fueron condenados a un exilio permanente. Se expulsó a todos los extranjeros, salvo unos
pocos comerciantes chinos y holandeses que. bajo severas restricciones, pudieron quedarse en un
islote costero de la bahía de Nagasaki.
Esta ruptura de relaciones del Japón con los europeos duró tres siglos. Se interrumpieron así unas
relaciones que habían comenzado casi un siglo antes, en 1542, cuando que tres navegantes
portugueses, desviados de su rumbo, alcanzaron Japón en un junco. Los emprendedores
comerciantes lusitanos, ya establecidos en Macao, siguieron a sus compatriotas y formaron colonias
comerciales.
Detrás llegaron no sólo los comerciantes españoles, holandeses e ingleses, sino también numerosos
misioneros dispuestos a convertir a los subditos del shogun al cristianismo. Los jesuítas, entre los que
destacó la incansable labor evangelizadora de san Francisco Javier, realizaron el mayor número de
conversiones, y el shogun comenzó a sospechar que su influencia religiosa era un reto a su propia
autoridad y atentaba contra la recién lograda unidad del Japón.
Como primera medida, el shogun prohibió la predicación del cristianismo. Después, ejecutó a
muchos misioneros y japoneses conversos. Finalmente fueron expulsados del país todos los «bárbaros
de cabello rojo», como denominaban los nativos a los europeos, salvo unos pocos comerciantes
holandeses encerrados en Nagasaki.
El shogun les permitió quedarse para disponer de una «ventana» secreta al mundo exterior. Algunos
letrados de confianza podían comunicarse con estos holandeses. Por lo demás, el Japón había
cerrado sus puertas a las ideas de otros países.
osaka en japon
El placer exuberante de vivir en Osaka se revela en este vendedor de juguetitos de papel y su posible
cliente de «pelo de estopa», bailando juntos alegremente.
Aprendieron a gozar de las sutiles armonías del teatro no, de la misteriosa música de corte y de la
poesía haiku, una forma nueva y en boga de verso libre encadenado de diecisiete sílabas. Entre los
que utilizaron dicha versificación descuella el poeta peregrino, Matsuo Basho, que nació en 1644. A
menudo, los poetas haiku celebraban las bellezas fugaces de la naturaleza en un modo original y
cuidadosamente observado.
Por ejemplo.
Abandonando la casa de un amigo
Sale la abeja
De lo más hondo de los pistilos de la peonía
¡Oh, tan a su pesar!
En algunas ocasiones, los sentimientos personales del poeta crean la poesía:
La frescura.
¡Qué frescor se siente
Al descansar al mediodía,
Al tener una pared bajo mis talones!
Osaka En La Antiguedad
El teatro:A todos los habitantes les gustaba el teatro. Acudían a ver a los famosos onnagata, actores
entrenados desde la niñez para representar a la perfección los papeles femeninos.
El joruki y el kabuki
Había dos clases de teatro a las que asistían todos los habitantes: el joruki (teatro de marionetas) y el
kabuki. Osaka alcanzó especial renombre por su teatro de marionetas. Los «actores» medían dos
tercios de la estatura normal y estaban fabricados con mucho detalle, bellamente ataviados y
maquillados.
A menudo, para actuar las marionetas necesitaban de los servicios de tres personas: un titiritero y dos
ayudantes. Estos dos las manejaban con tanta habilidad que cada miembro se movía por separado.
Los títeres gesticulaban con manos y pies, e incluso movían los ojos y alzaban las cejas. Posaban con
coquetería, libraban feroces duelos y y «hablaban» en tonos agudos y melódicos, emitidos por los
titiriteos.
Chikamatsu Monzaemon, el más famoso dramaturgo japonés, dedicó parte de su ilustre carrera
como escritor a un teatro de marionetas de Osaka, y muchas de sus mejores piezas tienen como
tema los dramas domésticos de los tenderos y sus familias en la ciudad.
El kabuki era una mezcla apasionante y vigorosa de danza y espectáculo, música y mimo, parodia
y tragedia. Comenzó a rivalizar con el teatro de marionetas y finalmente lo deshancó. Muchas de
las obras de Chikamatsu se representaron entonces en una escena giratoria de kabuki, con espacio
suficiente para acomodar los decorados más intrincados, tales como el castillo feudal de sillería de
Osaka, los juncos en un mar tormentoso, o las calles iluminadas con farolillos del barrio de placeres.
A la escena del kabuki sólo tenían acceso los hombres, y los papeles femeninos los representaban
unos actores llamados onnagata.
Algunas de las obras eran comedias domésticas, «obras de gente común» como se las llamaba.
Otras trataban de las salvajes disputas entre los diferentes clanes guerreros que habían dividido el
país en el pasado. En éstas eran personajes de importancia los jactanciosos y valientes samurais, que
a menudo se enfrentaban a un conflicto de lealtad pero estaban siempre dispuestos a morir en
defensa de sus señores, y las damas de la nobleza, que apuñalaban a sus enemigos o se
envenenaban para salvar el honor de su clan.
Una representación de k-abuki duraba casi un día entero y, por ello, era una buena excusa para
convertirlo en un día de fiesta. Familias enteras de ciudadanos de Osaka reservaban un
compartimiento del teatro para presenciar la función. Durante los numerosos descansos, picaban
arroz frío y pescado crudo, que comían con los famosos palillos.
Bebían saké (cerveza de arroz), fumaban en sus diminutas pipas y conversaban. Si tenían hambre
después de la representación, se dirigían a los puestos de la puerta del teatro, donde se vendían
tazones de fideos calientes con sopa de pescado, pasteles rosados de pasta de alubias, almejas
recién hervidas o castañas asadas.
Toda esta actividad daba lugar a escenas vivaces y llenas de colorido que algunos de los artistas
ukiyo-e representaban en sus grabados. Los puestos y las casas de té, bajas y sin pared exterior,
brillaban con farolillos de papel rojo, blanco o anaranjado que se balanceaban en la brisa
vespertina, y las avenidas sin pavimentar donde se encontraban rebosaban de gente. Aparte de los
que se dirigían al teatro, había grupos alegres que volvían de una travesía río arriba en barcazas
abiertas, de una excursión de todo el día a los jardines de los santuarios cercanos, o de un paseo por
una colina de especial belleza para presenciar el orto de la luna llena.
Las mujeres se ataviaban para estas excursiones con sus kimonos más ricamente bordados, y de sus
moños altos de pelo negro brillante colgaban adornos de rojo y oro. Los hombres vestían ropas de
tonos más oscuros, a menudo forradas de seda. Para obtener las monedas de los transeúntes en
busca de placer que gastaban sin tino, músicos ciegos tocaban sus flautas melancólicas, los
saltimbanquis realizaban acrobacias y las adivinadoras atraían a la clientela desde sus sombrías
barras.
Gente estrafalaria
No puede sorprender que uno de los pocos occidentales que contemplaron la Osaka del siglo XVII
dijera que era considerada la ciudad más bulliciosa, amante de las diversiones y despreocupada
del país.
Este viajero, de nombre Engelbert Kaempfer, era un médico instruido que sirvió a la Compañía
Holandesa de las Indias Orientales y que en 1692 viajó de Nagasaki a Yedo celosamente vigilado por
la guardia del shogun. Según él, los japoneses consideraban Osaka como «un teatro universal de
placeres y diversiones». Se ven juegos a diario, tanto en lugares públicos como privados. Los
charlatanes, los prestidigitadores que realizan algún número artístico y toda clase de gente
estrafalaria que tiene algún animal monstruoso o poco común que exhibir o animales amaestrados
para hacer números de circo, acuden allí de todos los lugares del Imperio, con la seguridad de
obtener mayor provecho que en ningún otro lugar.
1. Otro aspecto de la ciudad alegre y hacinada. Se trata de una cerería; los empleados sumergen
las mechas en cera fundida, el cajero suma con el abaco y el propietario y su familia comadrean
con los clientes.
2. Soldados japoneses en 1668; van armados con mosquete europeo, así como con arco, lanza y
espada.
3. Las aguas de la bahía iluminadas por farolillos, siempre atestadas de pequeñas embarcaciones
de recreo.
Fuente Consultada:
Colección La LLave del Saber – Pasado y Presente del Hombre – Tomo I – Editorial Plancton
“CITAS RELEVANTES”
Por Dr. Arq. Guillermo Tella, Doctor en Urbanismo y Martín M. Muñoz, Tesista de Urbanismo
Osaka es la segunda ciudad más importante de Japón. Forma parte de la región de Kansai y constituye el
núcleo de un área metropolitana que concentra a 18 millones de habitantes. Está ubicada en la isla de Honshu
-la principal del archipiélago japonés- y cuenta con uno de los puertos y centros industriales más importantes
del país. Al mismo tiempo, conforma el área urbana denominada Keihanshin, que engloba a esta ciudad y a
las vecinas de Kobe y Kioto.
La ciudad central alberga a una población de 2.9 millones de habitantes dentro de una superficie de 222
kilómetros cuadrados. Sin embargo, esta cifra aumenta en horas diurnas a 3.7 millones, lo cual confirma su
posición como centro económico y de mando de la economía japonesa. El gobierno local cuenta con
facultades de actuación usualmente reservadas al nivel de gobierno de las prefecturas, como ser: la
educación pública, el bienestar social, el sistema sanitario, las licencias de comercio y el planeamiento
urbano. El gobierno de la prefectura retiene, no obstante, su autoridad sobre cuestiones de mayor escala y
alcance.
Recuperado de: http://www.plataformaurbana.cl/archive/2013/04/03/miradas-sobre-osaka-propuestas-de-
regeneracion-del-territorio/
Se espera que la tendencia a la densificación edilicia en los distritos del área central se prolonguen dado que
el fenómeno de concentración demográfica está operando como contracara de la declinación poblacional
de los barrios de la periferia metropolitana. De modo que se produce un rejuvenecimiento del centro de Osaka
frente al envejecimiento de los suburbios. Esto habla, además, de las preferencias de los grupos de población
económicamente activa que valoran los actuales polos de atracción de vida urbana de los centros.
El programa de Renacimiento Urbano de las zonas designadas para tal proceso de renovacion del tejido
urbano cuenta con proyectos de usos mixtos (en los que las unidades habitacionales pueden acompañarse
con oficinas, viviendas, tiendas comerciales y otros equipamientos) a la vez que se flexibilizan los indicadores
del factor planta-área (FAR) y promueven la dotación de espacio público libre abierto en las áreas centrales.
Para ello se aplica la Ley Nacional de Renacimiento Urbano (diseñada para estimular el mercado inmobiliario)
con el fin de regenerar el territorio y con ello influir en el desarrollo de condominios, incrementar la población
residente y así transformar el estilo de vida urbana. Concomitantemente, el gobierno local se propone abrogar
la ley que excluye la radicación de industrias hacia la periferia para posibilitar que se instalen plantas en
sectores de la bahía de Osaka y así captar los beneficios externos de la inversión y su emplazamiento.
Por último, busca una colaboración estratégica entre industria-gobierno-universidad con el fin de acelerar el
desarrollo tecnológico. Recientemente cobró estado parlamentario la posibilidad de fusionar los 24 distritos
municipales de Osaka, los siete de la ciudad de Sakai y otras nueve municipalidades en territorio de la
prefectura de Osaka, en una única figura semejante a la de la metrópolis de Tokio, lo cual a su vez implicaría
la re-subdivisión interna de las ciudades en prefecturas. Este proyecto se conoce como Plan Osaka Metropolis.
Para ello, se establecen esquemas básicos de reconversión de la volumetría del tejido edilicio con el fin de
obtener del dominio privado la cesión para uso público de un espacio abierto a la circulación peatonal. Así,
el eje de la intervención de los proyectos se concentra en torno a los distritos designados por el gobierno
municipal y, con mayor atención, el denominado Bulevar Midōjuri.
Además, existe actualmente un proyecto insignia en este aspecto que supone la movilización del Distrito Norte
de la Estación Osaka: 24 hectáreas de terrenos de la playa de maniobras y cargas ferroviarias localizados en
el centro del área metropolitana de Osaka-Kobe-Kioto, el último predio de ubicación privilegiada en el
corazón de Osaka y que se espera catalice un proceso de regeneración urbana en la región. A tal fin, se
constituyó la Comisión de Planeamiento y Promoción del Distrito Norte de la Estación de Osaka, la cual, luego
de un proceso de estudio y llamado a concurso internacional de ideas, formuló, a través de un Comité de
Planeamiento Urbano, el Plan Básico del Distrito Norte en 2004.
La finalidad del proyecto será la construcción de un centro urbano que buscará asentar en el distrito de Kita-
Umeda a gran parte de las oficinas con actividades intelectuales y creativas (agrupadas como Capital del
Conocimiento) de las industrias más representativas de la región. Para mantener la vitalidad y atractivo de la
propuesta, se propone solventar la renovación constante de las funciones urbanas.
Otro sector en desarrollo para destacar es el del distrito Abeno, para el cual el gobierno preparó un plan
urbano que resalta la amalgama de equipamiento comercial y complejos de viviendas, junto con el
emplazamiento de establecimientos de la salud sobre la base de la cooperación industria-universidad. En
relación con la regulación del espacio público, en Osaka se destacan los Jardines del Castillo, junto con
numerosos parques y templos, que constituyen elementos históricos estructuradores de la trama urbana.
Un aspecto relevante de este plan es el redesarrollo de los frentes a los cursos de agua a lo largo de la ciudad
con el fin de restaurar su impronta original de urbe asociada al agua. Bajo el rótulo Osaka Metrópolis Acuática,
el plan de la ciudad promociona el transporte fluvial y crea un corredor acuático único, con el fin de
desarrollarlo para la actividad turística y como punto de reunión de actividades.
Con el fin de cualificar sectores emblemáticos de la ciudad en consonancia con los incentivos del programa
de Renacimiento Urbano, se lleva adelante la dotación de grandes espacios verdes públicos a la isla de
Nakanoshima, próxima al área central y situada en el río Okawa, haciéndola jugar con la presencia del curso
de agua. Se busca así potenciar el redesarrollo urbano del sector para oficinas de alto nivel, equipamiento
comercial y cultural, y viviendas exclusivas, dotándola de jerarquía internacional. Además, el gobierno busca
atraer visitantes a la mismas plasmando un programa de recorridos peatonales por la isla.
La importancia de los puentes en la conformación del escenario urbano de esta ciudad es tal que muchos
de los puentes fueron construidos con nombres específicos, y las áreas en torno a los mismos adquirieron tales
nombres por referencia traslativa. El patrón urbano sigue el modelo tradicional japonés de los barrios de casas
bajas, contenidas en un tejido edilicio denso, situación que se extiende a los suburbios estructurados a lo largo
del siglo XX en torno a las estaciones ferroviarias, cofundadoras de los primitivos núcleos por la venta de predios
en su derredor.
ARQUITECTOS CONTEMPORANEOS
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