Anda di halaman 1dari 9

See

discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/258052733

Arqueología de cambio social en la region de


Chalchihuites

Conference Paper · October 2013

CITATIONS READS

0 123

2 authors:

Patricia Olga Hernández Espinoza Guillermo Córdova Tello


Instituto Nacional de Antropología e Historia Instituto Nacional de Antropología e Historia
40 PUBLICATIONS 55 CITATIONS 5 PUBLICATIONS 0 CITATIONS

SEE PROFILE SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

La conformación sociodemográfica de la población de Sonora. Análisis diacrónico de su dinámica


demográfica View project

All content following this page was uploaded by Patricia Olga Hernández Espinoza on 26 May 2014.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Ponencia presentada en el
Primer Congreso Latinoamericano de Ciencias Sociales, Universidad de Zacatecas,
Zacatecas, Zac., 14 de octubre de 2011.

Arqueología del cambio social en la región de Chalhihuites en la época


prehispánica
Estela Martínez Mora
DEA-INAH

Guillermo Córdova Tello


DEA-INAH

Patricia Olga Hernández Espinoza


ENAH-INAH
Introducción

La complejidad social de la cultura Chalchihuites ha sido identificada como una

sociedad organizada a nivel cacicazgo, que fue impulsada desde el exterior (por

Teotihuacan) y no corresponde a un desarrollo local propio (1). Partiendo de éste

supuesto general, nos hemos interesado en investigar el proceso de transformación de

las estructuras política y social desde los primeros asentamientos sedentarios de la

región y el grado de transformación y complejidad que experimentaron. Este enunciado

ha sido abordado desde una perspectiva regional, mediante trabajos de prospección,

excavación y diversos análisis de laboratorio y gabinete.

Para abordar el estudio de la organización de las sociedades que poblaron la

región de Chalchihuites en la época prehispánica nos basamos en el enfoque teórico de

Allen Johnson y Timothy Earle (2) publicado en su libro intitulado La evolución de las

sociedades humanas: desde los grupos cazadores-recolectores al Estado Agrario.

Partimos de la idea que la complejidad de los grupos que se asentaron en esta región

se da como consecuencia del proceso de intensificación de la producción, que a su vez

es el resultado positivo entre el crecimiento de la población y el desarrollo tecnológico.

La solución a los problemas de incremento poblacional se da entonces, con el

surgimiento de líderes que dirigen la economía política, y crean una integración


  1  
político-económica más amplia, volviéndose poco a poco gobernantes cada vez más

poderosos (3).

En este sentido, hemos podido documentar en las investigaciones que hemos llevado

a cabo en la región son 3 niveles de integración socioeconómica:

1. Aldeas (organizadas a nivel familiar)

2. Poblados (organizados nivel de la colectividad intergrupal)

3. Centros locales (jefaturas a nivel de entidades políticas regionales), además de

áreas de extracción minera (a cielo abierto y grupos de minas). De los cuales

hemos registrado cuatro aldeas, diecisiete poblados, tres centros locales y diez

áreas de extracción (3).

La complejidad social en la región de Chalchihuites prehispánico

Aproximadamente para el 200 d.C. podemos encontrar en la región de

Chalchihuites los primeros sitios sedentarios, estos grupos estaban asentados en aldeas

organizadas a nivel familiar. Estos lugares pueden ser identificados en superficie por

presentar vestigios arquitectónicos visibles en superficie, como cimientos de cuartos ya

que están constituidos por áreas habitacionales, concentraciones cerámicas de tipos

monocromos y cerámica de la fase Canutillo. Representan a una población rural,

sencilla y poco numerosa, con una sociedad esencialmente igualitaria regida por las

cabezas de familia y son básicamente agricultores de temporal. Estos sitos se ubican

principalmente en las laderas de lomas bajas, y siempre asociados a fuentes de agua

como ríos permanentes (3).

El material arqueológico lítico y cerámico es abundante. De esta fase hemos

recuperado importantes piezas de lapidaria asociada a los entierros recuperados. Es

posible que la actividad minera prehispánica se llevara a cabo en el lecho de los ríos,

  2  
donde se podían apreciar a simple vista los recursos que requerían para su vida

cotidiana (3).

Posteriormente, alrededor del 300 d.C. se empiezan a observar que el número de

sitios aldeanos crece y algunos de estos se vuelven más complejos, a este tipo de sitios

les hemos denominado poblados. Estos consisten en asentamientos extensos que

presentan un área central con arquitectura cívica religiosa y tienen concentración de

viviendas a su alrededor. Se caracterizan por la diversidad de funciones públicas que se

realizan en su interior. En general, este tipo de asentamientos están ubicados en valles

amplios sobre una planicie aluvial con suelo profundo que podría soportar una gran

población dependiente de la actividad agrícola de temporal (producción de bienes

básicos) y cercanos a algún grupo de minas, por lo que los podríamos asociar a esta

actividad económica (materia prima para producción de bienes de prestigio). Estos

asentamientos cuentan con una densidad de población más alta que las aldeas (3).

Es en esta época cuando comienza la extracción minera propiamente dicha ya que

en 1965 Kelley y Weigand mandan a datar una tea de ocote que obtuvieron del interior

de una mina con tiro horizontal, la cual dio un fechamiento de 380 d.C. Por lo que

podemos inferir que para esta época la gente había empezado a perforar la capa de

caliche que le antecede al conglomerado que explotan. El material arqueológico es

abundante y diverso; presentan una excesiva cantidad de tiestos decorados y

monocromos; además de metates, morteros, hachas, mazos, puntas de proyectil,

cuchillos, raspadores, raederas, y otras herramientas hechas de hueso animal.

Generalmente estos asentamientos se localizan en las riveras de los ríos San Antonio y

Colorado y presentan arquitectura hidráulica como muros de contención para impedir la

inundación del asentamiento cuando el río crecía (4, 5).

  3  
Posteriormente estas sociedades experimentaron un cambio en la complejidad

social, en este momento podemos observar que el número de poblados crece

considerablemente y presenta una nueva etapa constructiva, la cual pudimos observar en

el sitio arqueológico de Pajones, asentado en el valle del río San Antonio y en el sitio de

El Bajío ubicado en el valle del río Colorado. Pensamos que la centralización de varios

aspectos como la producción de los bienes básicos, la explotación de los productos

minerales y la producción de bienes de prestigio hace que se integren, quizá por un

sistema ideológico, en un sistema mayor las aldeas y a los poblados a través de varias

jefatura representada por parte de Alta Vista, Pedregoso y Moctehuma formando una

heterarquía1. Estas tres jefaturas (Alta Vista, Moctehuma y Pedregoso) ahora son las

encargadas de controlar la explotación de los grupos de minas en los valles de los ríos

Colorado y San Antonio, así como de la producción de los bienes de prestigio y su

intercambio tanto al interior como al exterior de la región, estos asentamientos también

tienen que brindar seguridad ante los ataques de vecinos conflictivos que pelearon por

sus recursos (3).

A partir del siglo VII se produjo el máximo desarrollo en la región de

Chalchihuites, para esta época, la población se había incrementado aun más y el número

de asentamientos a lo largo de los valles de los ríos Colorado y San Antonio dan cuenta

de un desarrollo exitoso, sustentado en una economía basada en la agricultura de

temporal y una explotación minera a gran escala. Es el momento en el que llegan a su

máximo desarrollo de complejidad social sitios como Alta Vista, Moctehuma y

Pedregoso. Estos emplazamientos son extensos, presentan un área central con

arquitectura monumental y en los casos de Moctehuma y Pedregoso está presente la


                                                                                                                       
1
Dentro de las heterarquías la organización regional se basa en un grupo de elites de jefes, con frecuencia
considerados descendientes de los dioses, que se encuentran separados social y ritualmente. La unión
entre el sistema económico en desarrollo y la estratificación social creciente es clara. Así los jefes llegan a
dominar tanto la economía como lo social y político. Estas distintas jerarquías se asocian con diferentes
fuentes de poder, haciendo que las heterarquías sean políticamente más descentralizadas (6).

  4  
arquitectura defensiva. Se caracterizan por la diversidad de funciones públicas. Tienen

viviendas en su entorno con materiales de construcción de mejor calidad. En general,

son asentamientos ubicados en lugares elevados como lomas o mesas con el dominio

visual de la región (3).

Las heterarquías nos dan muestra clara de que se trata de sociedades

estratificadas basada en un acceso desigual a los medios de producción. El control de

los jefes se traduce en una amplitud para manipular la economía, de tal manera que de

ella se derive un excedente susceptible de ser invertido (2).

En la integración de la entidad política regional emergen claramente definidos a

nivel local y regional puestos de liderazgo que son ocupados por miembros de una elite

hereditaria. Los jefes, siempre en busca de ingresos, intentan expandir su control

territorial mediante conquistas. La competencia que se da es intensa, tanto dentro de la

jefatura por los cargos políticos como entre las jefaturas por el control de los recursos

que producen excedentes. Las ceremonias legitiman el liderazgo y el control de la elite

gobernante (2).

Una de las diferencias más notables es el tamaño de la población y la presencia

de una unidad política. Con las jefaturas se dan los inicios de construcciones a gran

escala. Estos monumentos dan constancia de una organización central de la fuerza de

trabajo y de la función de un lugar como centro político y ceremonial a escala regional

(2).

Un desarrollo agrícola eficiente, la caza recolección y la explotación de recursos

minerales les permitió cubrir las necesidades básicas de la población. Otro factor

importante de la economía chalchihuita fue la minería practicada intensivamente por

mineros conocedores del oficio, que desarrollaron y perfeccionaron la técnica de

  5  
explotación de los conglomerados, de acuerdo con las características geológicas de la

región, donde diferentes productos extraídos desempeñaron un papel substancial en el

proceso de intensificación de la producción y por tanto de la complejidad de la región.

Debe destacarse que la práctica de la minería, es decir, la actividad de detectar, excavar,

extraer minerales y producir bienes de prestigio, incluía una compleja cadena de tareas

debidamente organizadas por los grupos en el poder, que, en una sociedad estratificada,

eran los que programaban las distintas etapas de trabajo: designaba el sitio de

explotación, asignaba tareas, abastecía suministros y, lo más importante, recolectaba el

producto de la jornada para tasarlo, empacarlo y almacenarlo para su traslado de la mina

a los almacenes, para, posteriormente, producir el valioso producto en el intercambio de

bienes de prestigio mediante las complejas redes de comercio interregionales o a larga

distancia. Las jefaturas en la región de Chalchihuites, a excepción de Alta Vista, se

encuentran en la parte alta de los cerros, que permitían el control visual de la región. Es

claro que en este periodo (600 al 900 d.C.) hubo una marcada jerarquía en los

asentamientos de la región de acuerdo con su función. Así, había desde los grandes

centros de poder como Moctehuma, Alta Vista y Pedregoso, un orden y diseño bien

planificado, los poblados dedicados a la extracción y producción minera, hasta las

pequeñas unidades aldeanas asociadas a las labores agrícolas (3).

Alrededor del 800 d.C. Alta Vista está gobernada por una elite aparentemente

más fuerte que la de las otras dos jefaturas, y parece indicar una fuerte tendencia a la

centralización del poder político nuevamente hacia este sitio. Este patrón de

organización social tendiente a la centralización e incorporación en un solo sistema de

las otras jefaturas presenta los elementos estructurales necesarios para que, en

determinadas circunstancias económicas, ecológicas y procesuales, se hubiera podido

producir una transición prístina al Estado, pero estas condiciones no progresaron ya que

  6  
en las siguientes fases Calichal (900-950 d.C.) se interrumpe la extracciones de recursos

de las minas y la fase Retoño (950-100 d.C.) representan el abandono generalizado de la

región. En la desintegración sociopolítica de estos grupos debió intervenir una

acumulación de factores, dentro de los más importantes podemos señalar a los

fenómenos sociales por modificaciones en las estructuras internas de la sociedad, lo que

posiblemente ocurrió de forma gradual. Quizá también pudieron influir causas externas

o el posible descontento social interno ocasionado por el incremento de la desigualdad

social. Aun no tenemos indicios de los factores que motivaron el abandono del área de

interés(3).

De cualquier forma el sistema no brindó la seguridad necesaria para contrarrestar

posibles ataques provenientes del exterior, o no garantizó la seguridad productiva de

bienes básicos para asegurar la alimentación en épocas de crisis, o no logró implementar

un mecanismo redistributivo que equilibrara las diferencias crecientes entre los

individuos, etc. El registro arqueológico disponible muestra un abandono generalizado

de los grupos sedentarios, sectores importantes de la población originaria de la región

de Chalchihuites migraron hacia otros territorios(3).  

Referencias  bibliográficas

1. C. J. Kelley, Cátedra extraordinaria “Alfonso Caso y Andrade”, Instituto de


Investigaciones Antropológicas, UNAM, 1983.
2. A. Johnson, T. Earle, La evolución de las sociedades humanas. Desde los
grupos cazadores recolectores al estado agrario. (Editorial Ariel, Barcelona,
España, 2003).
3. E. Martínez Mora, La organización sociopolítica regional en la época
prehispánica en el valle del río Súchil, Zacatecas. Tesis de Maestría en
Arqueología, Escuela Nacional de Antropología e Historia (2007).
4. P. Weigand, “The Mines and Mining Techniques of the Chalchihuites Culture”.
American Antiquity 33: 45-61 (1968).
5. P. Weigand, en Mining and Minin Techniques in Ancient Mesoamerica. (1982),
vol. IV, pp. 87-134.

  7  
6. R. Ehrenreich, C. Crumley, J. E. Levy, Heterarchy and the Analysis of Complex
Societies. Archaeological Papers 6 (American Anthropological Association,
Washington, D. C., 1995).
 

  8  

View publication stats

Anda mungkin juga menyukai