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Anam Cara: Concepción celta de

la amistad

10 Domingo Mar 2013

Posted by @solitalo in Cultura Celta, Solange Marín

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alma, alma gemela, ambivalencia, amigo, anam cara, arraigo, camaradería profunda,
celtas, Colaciones, confesor, dualismo, gaélica, imaginación, Juan Casiano, pertenencia,
reconocimiento, simbolismo, transfiguración, vínculo indisoluble

La concepción celta de la amistad encuentra su inspiración y plenitud en la sublime idea


del anam cara. Anam es la palabra gaélica que significa «alma»; cara es «amigo». De
manera que anam cara significa «alma gemela, amigo espiritual e íntimo». Anam cara era
una persona a quien uno podía revelar las intimidades ocultas de la vida. Esta amistad era
un acto de reconocimiento y pertenencia. Cuando se tenía un anam cara, esa amistad
trascendía todas las convenciones y categorías. Los amigos espirituales estaban unidos de
una manera antigua y eterna.

El viaje humano es un acto continuo de transfiguración. Afrontados con amistad, lo


desconocido, lo anónimo, lo negativo y lo amenazante nos revelan poco a poco su secreta
afinidad. El ser humano, en tanto que artista, está siempre activo en esta revelación. La
imaginación es la gran amiga de lo desconocido. Invoca y libera constantemente el poder
de la posibilidad. Por consiguiente, no se ha de reducir la amistad a una relación
excluyente o sentimental; es una fuerza mucho más extensa e intensa.
El pensamiento celta no era discursivo ni sistemático. Pero en sus especulaciones líricas
los celtas dieron expresión a la sublime unidad de la vida y la experiencia. El pensamiento
celta no estaba lastrado por el dualismo. No dividía lo que propiamente ha de estar unido.
La imaginación celta expresa la amistad interior que abarca como un todo la naturaleza,
la divinidad, el mundo subterráneo y el mundo humano.

El dualismo que separa lo visible de lo invisible, el tiempo de la eternidad, lo humano de


lo divino, les era ajeno. Su sentido de la amistad ontológica generaba un mundo empírico
impregnado de una rica textura de alteridad, ambivalencia, simbolismo e imaginación.
Para nuestra separación dolorosa, la posibilidad de esta amistad fecunda y unifícadora es
el don de los celtas.

La tradición celta posee una hermosa concepción del amor y la amistad. Una de sus ideas
fascinantes es la del amor del alma, que en gaélico antiguo es anam cara, «Anam»
significa «alma» en gaélico, y «cara» es «amistad». De manera que «anam-cara» en el
mundo celta es el «amigo espiritual».

En la iglesia celta primitiva se llamaba anam cara a un maestro, compañero o guía


espiritual. Al principio era un confesor a quien uno revelaba lo más íntimo y oculto de su
vida. Al anam cara se le podía revelar el yo interior, la mente y el corazón. Esta amistad
era un acto de reconocimiento y arraigo. Cuando uno tenía un anam cara, esa amistad
trascendía las convenciones, la moral y las categorías. Uno estaba unido de manera
antigua y eterna con el amigo espiritual. Esta concepción celta no imponía al alma
limitaciones de espacio ni tiempo. El alma no conoce jaulas. Es una luz divina que penetra
en ti y en tu otro. Este nexo despertaba y fomentaba una camaradería profunda y especial.
Juan Casiano dice en sus Colaciones que este vínculo entre amigos es indisoluble:

“Esto, digo, es lo que no puede romper ningún azar,


lo que no puede cortar ni destruir ninguna porción de tiempo o espacio;
ni siquiera la muerte puede dividirlo”.

En la vida todos tienen necesidad de un anam cara, un «amigo espiritual». En este amor
eres comprendido tal como eres, sin máscaras nipretensiones. El amor permite que nazca
la comprensión, y ésta es un tesoro invalorable. Allí donde te comprenden está tu casa.
La comprensión nutre la pertenencia y el arraigo. Sentirte comprendido es sentirte libre
para proyectar tu yo sobre la confianza y protección del alma del otro.

Pablo Neruda describe este reconocimiento en un bello verso: «Eres como nadie porque
te amo». Este arte del amor revela la identidad especial y sagrada de la otra persona. El
amor es la única luz que puede leer realmente la firma secreta de la individualidad y el
alma del otro. En el mundo original, sólo el amor es sabio, sólo él puede descifrar la
identidad y el destino.

El anam cara es un don de Dios. La amistad es la naturaleza de Dios. La idea cristiana de


Dios como Trinidad es la más sublime expresión de la alteridad y la intimidad, un
intercambio eterno de amistad. Esta perspectiva pone al descubierto el bello
cumplimiento del anhelo de inmortalidad que palpitaba en las palabras de Jesús: «Os
llamo amigos».
Jesús, como hijo de Dios, es el primer Otro del universo; es el prisma de toda diferencia.
Es el anam cara secreto de todos los individuos. Con su amistad penetramos en la tierna
belleza y en los afectos de la Trinidad. Al abrazar esta amistad eterna nos atrevemos a ser
libres. En toda la espiritualidad celta hay un hermoso motivo trinitario. Esta breve
invocación lo refleja:

“Los Tres Sacrosantos mi fortaleza son,


que vengan y rodeen mi casa y mi fogón”.

Por consiguiente, el amor no es sentimental. Por el contrario, es la forma más real y


creativa de la presencia humana. El amor es el umbral donde lo divino y la presencia
humana fluyen y refluyen hacia el otro.

Extracto de: John O’Donohue. “Anam Cara: Libro de la Sabiduría Celta”.

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